Soy Eva, una cuarentona guapetona según me han dicho, con buen cuerpo que me ha costado mucho dinero y esfuerzo diario conseguir en el gimnasio, aunque con un poco de sobrepeso, soy rellenita pues como se dice coloquialmente, con sabrosas tetas y buena nalga, con un temperamento super cachondo.
Y siempre caliente, ya que estoy divorciada desde hace 5 años y soy muy miedosa para “ligar”, ya que por haber heredado entre otras cosas varios millones de pesos en efectivo, temo que me cortejen por mi dinero y no por mis escasos atributos.
Así que para calmar mis calenturas dependo casi totalmente de mis juguetes sexuales, de los cuales, debo de confesar poseo una considerable colección.
Vivo en Ciudad de México, en un precioso condominio horizontal ubicado al sur de la enorme ciudad, donde hemos conseguido una muy buena convivencia, ya que todos los propietarios somos + - de la misma clase social, claro, de los cuales hay unos nuevos ricos que siguen siendo nacos, ahora, nacos con lana. Pero dejemos la presentación y entremos en materia:
Hace pocos días, coincidí en la alberca con mi más querida vecina-amiga, Bea para todos, quien es todo un personaje que tengo que describir:
Es una chaparrita tabasqueña, simpática y ocurrente, “malhablada” con un marcado acento costeño de su tierra, que en el condo no es muy bien aceptada por su desenfadada sinceridad, con respecto a cualquier tema, acompañada siempre de sonoros calificativos, que la bola de mamones que se sienten hechos a mano y que nadie los merece reprueba, pero los cabrones lo hacen para “quedar bien” con sus “estiradas, pero con la indiscutible cualidad de tener mucho dinero” y celosas domadoras.
De hecho nuestra amistad nació y creció, por esa “chispa para expresarse libremente” que yo siempre aplaudí.
Para mí era simpática, ingeniosa y ocurrente y por ello la acepte mejor que nadie.
Y regresando a ese día, después de revisarme de pies a cabeza, ella dentro de su diminuto bikini y yo, con mi tradicional traje de “para el buen decir”. Anormalmente, me excité, aclarando que nunca me han gustado las mujeres, pero de ella emana pura y simple sexualidad, y en ese momento reconozco que se me antojó que ella me abrazara y besara.
¿Qué vas a hacer mañana?
¡Huy! Muchas cosas: llevar a mi perro con su veterinario, ir a La Europea a comprar vinos, licores y latería importada para la cena del sábado, a la que estás ya invitada, viene mi pedicurista y comer con mi hija.- yo
¡A la mierda con todo eso! Tu pinche perro se puede aguantar un día. Con tu muñeca comes todos los putos días.
Has una lista de lo que quieres comprar, mañana temprano, te mando al chofer para que vaya a La Europea. Y a la arregla-patas le cambias la cita para otro día.
¿Y qué más dispone vuestra excelencia?- yo
Tengo reservada una suite para nosotras en el hotel más chingón de Cuerna, para pasar el día muy consentidas. Y la noche, si se nos antoja. ¡Coño! Eso es lo que más necesitas mamacita: regalarte un día para ti y romper tu pinche y aburrida vida rutinaria.-Bea
¿A qué horas nos vamos!-yo, ya excitada.
Paso por ti a las 9 de la madrugada. Pero no lo comentes con nadie, ni con tu hija. Porque lo puede comentar. Recuerda lo chismosas que son tus pinches vecinas=amigas-Bea
Hice una pequeña maleta con mi traje de baño y todo lo necesario para peinarme y repintarme, más una muda de ropa, y sin saber por qué metí mi arnés con un largo y grueso consolador. Era la primera vez que estaríamos solas y extrañamente ello me excitaba, aún a mi desconcierto y angustia.
Nos alojaron en un búngalo impresionante, con un patio descubierto al centro, conteniendo un jacuzzi rodeado de flores de todos colores y 2 tumbonas acolchonadas.
Mientras yo recorría la suite, revisando la enorme recámara con una cama adoselada, el baño con el lavabo-tocador fuera de él, que tenía una pequeña cafetera con todo lo necesario para preparar café, oí a Bea que hablaba por teléfono con el gerente. Le pidió nos mandara las cartas de comida y bebida, amén de una buena cantidad de hielo, pero advirtiéndole lo hiciera con algún mensajero que no fuera pendejo, repito su sinceridad no tenía límite y con su picardía e ingenio todos o casi, le festejábamos su simpática manera de ser.
Dentro de la cocineta estaba empotrado un mini refrigerador con una buena variedad de refrescos y botanas baratas.
Eva, ¿donde carajos estás? ¡Ah! Y ya con tu pinche traje de baño de abuelita. Te lo vas quitando para que estrenes el que te compré, para que luzcas ese par de apetitosas tetas y la sabrosa cola que te arrastras.
Pero . . .
Sin peros mi reina, déjame gozarte con mis 5 sentidos, empezando por el de la vista.
¿Gozarme?
En ese momento llegó el mozo con lo solicitado, al cual Bea le ordenó destapara una botella del vino tinto que más me gusta, sacándola de su maleta, lo cual me enterneció y también le ordenó, le preparara una cuba con un ron jamaicano que sacó también de su maleta, y por último le pidió nos trajera servidas dos latas de angulas con galletas neutras para apreciarlas, y le avisara al Sr. Gómez (el gerente) que quería que solo él las atendiera durante su estancia, a la par que vi le entregaba un billete de $100.00 para asegurar un buen servicio. Hasta caravanas le hizo el muchacho, no sin admirar sus atributos.
¿Te parece bien que nos quedemos aquí en la suite? Estaremos más cómodas y podemos tomar el sol junto al jacuzzi, trae tu botella de vino, y no te preocupes de que se te acabe, te compré cuatro. Miseria no habrá.- remató.
Ella llevo su cuba, toallas para recostarnos y dos frascos de bloqueador solar.
Bea bajó el respaldo de las dos tumbonas, extendiendo una toalla en cada una y me ordenó:
Acostada boca abajo mamacita, te voy a cubrir con bloqueador todas tus sabrosas redondeces.
Debo de confesar que yo ya estaba super excitada previendo los propósitos de Bea, sintiendo mi humedad en el micro calzón que cubría mis partes, y ya llevaba media botella en el estomago, sin haber desayunado, o como diría alegremente Bea, ya estaba medio peda.
Prontamente la obedecí y me acosté. No pude evitar el provocarla con una pregunta:
¿Tú te has acostado con otra mujer?
🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤
continuara ..........................................................................
No sé qué cara puse porque conociéndola, supe que lo había notado, y lo confirmó al recibirme con:
Y siempre caliente, ya que estoy divorciada desde hace 5 años y soy muy miedosa para “ligar”, ya que por haber heredado entre otras cosas varios millones de pesos en efectivo, temo que me cortejen por mi dinero y no por mis escasos atributos.
Así que para calmar mis calenturas dependo casi totalmente de mis juguetes sexuales, de los cuales, debo de confesar poseo una considerable colección.
Vivo en Ciudad de México, en un precioso condominio horizontal ubicado al sur de la enorme ciudad, donde hemos conseguido una muy buena convivencia, ya que todos los propietarios somos + - de la misma clase social, claro, de los cuales hay unos nuevos ricos que siguen siendo nacos, ahora, nacos con lana. Pero dejemos la presentación y entremos en materia:
Hace pocos días, coincidí en la alberca con mi más querida vecina-amiga, Bea para todos, quien es todo un personaje que tengo que describir:
Es una chaparrita tabasqueña, simpática y ocurrente, “malhablada” con un marcado acento costeño de su tierra, que en el condo no es muy bien aceptada por su desenfadada sinceridad, con respecto a cualquier tema, acompañada siempre de sonoros calificativos, que la bola de mamones que se sienten hechos a mano y que nadie los merece reprueba, pero los cabrones lo hacen para “quedar bien” con sus “estiradas, pero con la indiscutible cualidad de tener mucho dinero” y celosas domadoras.
De hecho nuestra amistad nació y creció, por esa “chispa para expresarse libremente” que yo siempre aplaudí.
Para mí era simpática, ingeniosa y ocurrente y por ello la acepte mejor que nadie.
Y regresando a ese día, después de revisarme de pies a cabeza, ella dentro de su diminuto bikini y yo, con mi tradicional traje de “para el buen decir”. Anormalmente, me excité, aclarando que nunca me han gustado las mujeres, pero de ella emana pura y simple sexualidad, y en ese momento reconozco que se me antojó que ella me abrazara y besara.
¿Qué vas a hacer mañana?
¡Huy! Muchas cosas: llevar a mi perro con su veterinario, ir a La Europea a comprar vinos, licores y latería importada para la cena del sábado, a la que estás ya invitada, viene mi pedicurista y comer con mi hija.- yo
¡A la mierda con todo eso! Tu pinche perro se puede aguantar un día. Con tu muñeca comes todos los putos días.
Has una lista de lo que quieres comprar, mañana temprano, te mando al chofer para que vaya a La Europea. Y a la arregla-patas le cambias la cita para otro día.
¿Y qué más dispone vuestra excelencia?- yo
Tengo reservada una suite para nosotras en el hotel más chingón de Cuerna, para pasar el día muy consentidas. Y la noche, si se nos antoja. ¡Coño! Eso es lo que más necesitas mamacita: regalarte un día para ti y romper tu pinche y aburrida vida rutinaria.-Bea
¿A qué horas nos vamos!-yo, ya excitada.
Paso por ti a las 9 de la madrugada. Pero no lo comentes con nadie, ni con tu hija. Porque lo puede comentar. Recuerda lo chismosas que son tus pinches vecinas=amigas-Bea
Hice una pequeña maleta con mi traje de baño y todo lo necesario para peinarme y repintarme, más una muda de ropa, y sin saber por qué metí mi arnés con un largo y grueso consolador. Era la primera vez que estaríamos solas y extrañamente ello me excitaba, aún a mi desconcierto y angustia.
Nos alojaron en un búngalo impresionante, con un patio descubierto al centro, conteniendo un jacuzzi rodeado de flores de todos colores y 2 tumbonas acolchonadas.
Mientras yo recorría la suite, revisando la enorme recámara con una cama adoselada, el baño con el lavabo-tocador fuera de él, que tenía una pequeña cafetera con todo lo necesario para preparar café, oí a Bea que hablaba por teléfono con el gerente. Le pidió nos mandara las cartas de comida y bebida, amén de una buena cantidad de hielo, pero advirtiéndole lo hiciera con algún mensajero que no fuera pendejo, repito su sinceridad no tenía límite y con su picardía e ingenio todos o casi, le festejábamos su simpática manera de ser.
Dentro de la cocineta estaba empotrado un mini refrigerador con una buena variedad de refrescos y botanas baratas.
Eva, ¿donde carajos estás? ¡Ah! Y ya con tu pinche traje de baño de abuelita. Te lo vas quitando para que estrenes el que te compré, para que luzcas ese par de apetitosas tetas y la sabrosa cola que te arrastras.
Pero . . .
Sin peros mi reina, déjame gozarte con mis 5 sentidos, empezando por el de la vista.
¿Gozarme?
En ese momento llegó el mozo con lo solicitado, al cual Bea le ordenó destapara una botella del vino tinto que más me gusta, sacándola de su maleta, lo cual me enterneció y también le ordenó, le preparara una cuba con un ron jamaicano que sacó también de su maleta, y por último le pidió nos trajera servidas dos latas de angulas con galletas neutras para apreciarlas, y le avisara al Sr. Gómez (el gerente) que quería que solo él las atendiera durante su estancia, a la par que vi le entregaba un billete de $100.00 para asegurar un buen servicio. Hasta caravanas le hizo el muchacho, no sin admirar sus atributos.
¿Te parece bien que nos quedemos aquí en la suite? Estaremos más cómodas y podemos tomar el sol junto al jacuzzi, trae tu botella de vino, y no te preocupes de que se te acabe, te compré cuatro. Miseria no habrá.- remató.
Ella llevo su cuba, toallas para recostarnos y dos frascos de bloqueador solar.
Bea bajó el respaldo de las dos tumbonas, extendiendo una toalla en cada una y me ordenó:
Acostada boca abajo mamacita, te voy a cubrir con bloqueador todas tus sabrosas redondeces.
Debo de confesar que yo ya estaba super excitada previendo los propósitos de Bea, sintiendo mi humedad en el micro calzón que cubría mis partes, y ya llevaba media botella en el estomago, sin haber desayunado, o como diría alegremente Bea, ya estaba medio peda.
Prontamente la obedecí y me acosté. No pude evitar el provocarla con una pregunta:
¿Tú te has acostado con otra mujer?
🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤
continuara ..........................................................................
No sé qué cara puse porque conociéndola, supe que lo había notado, y lo confirmó al recibirme con:
1 comentarios - un relato con mui erotico