este y otros relatos podrán encontrarlos en mi blog www.fantasiasdea2.blogspot.com. Y ahora vamos al relato...
Me despierto con la boca pastosa. ¿ Donde estoy? No conozco el lugar. Sobre la mesa de noche una nota y un sobre. La nota dice : un regalo de tus compañeros . El sobre contiene un dvd.
Frente a la cama un gigantesto lcd y un reproductor de video. Dudo con el disco en la mano y trato de recordar que pasó................
Una invitación extraña. Reunión de compañeros de estudios. “Asistir con pareja”. Nunca me había tocado .
Me llamo Adolfo. Tengo 40 años, y estoy casada con mi novia de juventud. Irma, con 35 años se mantiene atractiva, y me gusta que los hombres se den vuelta para mirarla. Debo decir que siempre me fue fiel, cosa que no puedo decir de mi. Mientras estudiaba, aproveché el éxito que tenía con las mujeres y me acosté con cuantas pude, sin ningún tipo de escrúpulos. ¿ Me buscaba? Pues me encontraba. ¿ me ignoraba? Encontraba la forma de meterla en mi cama. Un par de salidas, 3 ó 4 polvos, y si te he visto no me acuerdo, que pase la que sigue, ¿ No te gusta? Lo lamento, pero eso te pasa por ser tan puta, era toda mi respuesta. Y luego volvía con mi noviecita como si nada hubiera pasado.
Dudé en asistir a la cena a la que me invitaban. En realidad nada tenía en común con mis compañeros. No había vuelto a verlos, y no me había interesado tampoco. Pero un cierto morbo me despertó la curiosidad. ¿ Cómo estarían luego de 15 años? Dejamos de vernos a los 25, cuando termine la carrera universitaria.
En fin, decidí asistir. Le comenté a Irma quien se puso contenta de volver a ver a mis compañeros, y el sábado a la noche partimos juntos al lugar de la reunión.
Al llegar había unas 40 ó 50 personas, muchas compañeras de comisiones en la facultad, y otras ilustres desconocidas, seguramente parejas de las anteriores. Entramos y nos dirigieron a nuestra mesa, la cual se había conformado de manera curiosa. Una mesa para ocho personas donde reunieron a los cuatro que habíamos compartido cuarto en la pensión en aquella época de estudiantes. Nadie había cuando nos sentamos y comencé a tratar de recordar a cada uno de ellos: Saúl, Osvaldo y Lucas. Buena gente todos, pero demasiado inocentes. Al rato una pareja se acercó a la mesa y luego otra y una tercera. Allí estaban. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando reconocí a mis compañeros y también a sus parejas. Eran sus novias de aquella época. ¿ Se habían casado con ellas? Me resultaba increíble tanta casualidad, pero luego de los saludos de rigor, me explicaron que como tenían que concurrir con pareja, decidieron invitar a sus antiguas novias para hacer la fiesta mas para el recuerdo. Y mientras tanto yo iba recordando.
Saúl, alto morocho antes, ahora semi calvo y gordito estaba de novio con Lucrecia. Todavía era atractiva, pero en esa época era una verdadera belleza. Recuerdo cuando me tocó acompañarla a la casa, porque Saúl tenía un exámen y no podia salir. Caminamos juntos mientras yo la miraba de reojo. Me calentaba mucho, debo reconocerlo.
- Es una suerte que Saúl no haya podido acompañarte, le dije
- ¿ por?
- Así pude acompañarte yo, dije insinuante
- Adolfo, eres incorregible, no respetas ni a las novias de tus amigos.
- Perdón, Saúl es mi compañero de cuarto, no mi amigo, y cuando una mujer me gusta se lo digo, me defendí.
- No pierdas el tiempo, sabes que quiero a mi novio, dijo con firmeza
- Está bien, si yo no quiero ser tu novio.
- ¿ Y que quieres?
- Hacerte el amor unas cuantas veces. Gozar y hacerte gozar, nada más, y nada tiene porqué cambiar entre nosotros.
- No puedes decirlo en serio, me contestó.
Ibamos pasando por una obra en construcción a 3 cuadras de su casa, la tomé del brazo y la metí dentro de la misma. Antes que pudiera reaccionar, ya la tenía apretada contra una pared y mi lengua recorría toda su boca, mientras mis manos acariciaban su cuerpo. Al comienzo trató de escapar, pero yo sabia que le gustaba, así que solo tuve que retenerla unos minutos para que se entregara totalmente. Allí mismo, en cuatro patas, la penetré con furia, y lo bizarro de la escena hizo que comenzara a acabar con desesperación, mientras yo también me vaciaba dentro de ella.
Recordé que la vez siguiente Saúl salió a entregar un trabajo y nos quedamos solos. Nos arrojamos uno encima del otro con desesperación. La volví a poseer, pero esta vez en lugar de vaciarme dentro de ella, le hice tomar toda la leche, hasta la ùltima gota. Luego me excitaba verla besarse con el novio.
Por fin, un día me planteó de romper con Saúl y quedarse conmigo, a lo que le contesté que ni lo soñara, que era solo una putita más en mi vida y que ni loco iba a dejar a mi novia por ella. Lloró, gritó, se enojó, pero yo simplemente me sonreí y la deje sola. Seguimos encontrándonos cuando estaba con su novio, pero nunca más dijo nada.
Osvaldo se mantenía en buen estado físico, y su antigua novia Lucía seguía siendo bonita. Recordé cuando fuimos de campamento al lago juntos. Ellos y yo con mi novia Irma. La pasamos muy bien. Recuerdo que Irma quería aprender a remar y Osvaldo se comprometió a enseñarle. Una mañana bien temprano salieron juntos. Lucía dormía cuando entré a su cuarto. Por la ventana veía los esfuerzos que hacía Osvaldo para enseñarle a Irma, mientras yo acariciaba lentamente a su novia. La muy tonta, dormida como estaba pensó que era Osvaldo quien la acariciaba y sin terminar de despertarse, de costado, sacó su culito para afuera incitándome a que la apoyara. No solo la apoyé. Saqué mi verga y corriendole la tanga se la fui metiendo despacio para evitar que terminara de despertarse. Mientras por la ventana balcón vigilaba a mi compañero y me aseguraba de que no nos sorprendiera en esta escena.
Cuando la tuvo toda adentro comenzó a suspirar y a gemir, haciendo que mi ritmo aumentara. Cuando me vacié dentro de ella terminó de despertarse con su orgasmo, y casi gritó cuando descubrió de quien era la verga que tenía adentro. Le tapé la boca, y le ordené que se callara. Quedó paralizada.
- Estuvo bueno, pero no me alcanza con esto, le dije, y es mejor que no grites así no se entera tu noviecito. Le solté la boca
- Eres un abusador, un hijo de puta. Voy a contar todo.
- Mira, tu me invitaste a pasar a tu cuarto, aprovechando que nuestras parejas no estaban y prácticamente me violaste. Eso es lo que voy a contar, a menos....
- ¿ A menos de qué?, dijo enojada
- A menos que esto quede como un secreto entre nosotros. Nadie tiene por que saberlo y yo no voy a contar nada de nuestros encuentros.
- ¿ Encuentros? Si prácticamente me violaste, y esta sola vez.
- Esta fue la primera. Te voy a coger un par de veces mas y luego como si nada, no volveremos sobre el tema, de lo contrario tendré que contar lo que pasó.
Comenzó a sollozar.
- No llores Lucía. Si vas a disfrutar como disfrutaste hoy. Estoy seguro que con tu novio no tienes un orgasmo como el que te acabo de regalar, y uniendo el dicho al hecho comencé a besarla, mientras lloraba, y con mi verga totalmente dura, en cuestión de minutos la volví a clavar hasta las cachas. Luego de unos minutos dejó de llorar para terminar acabando como una yegua.
Lucas, tímido y de lentes como siempre, y Mabel, junto a él, tan buscona como siempre. Este caso fue distinto. Ella se me insinuó y mientras su pareja estudiaba, nos fuimos a la cocina con la excusa de preparar un café, y allí se arrodilló y me chupó la verga, para luego, acostándome en el piso se sentó sobre mí, se ensartó mi verga y la cepillé sin piedad. Venía a visitar a Lucas dia por medio, y cada vez que venía encontrábamos la manera de quedarnos solos y de echar unos buenos polvos. Por fin, terminé mis estudios y me fui, no volviendo a verla hasta hoy, del brazo de su ex novio.
Debo reconocer que la charla se hizo amena, y que tomamos más de la cuenta. En verdad, yo tomé más de la cuenta. Recordé que yo charlaba con mis compañeros, mientras las mujeres estaban aparte conversando entre ellas. Mi copa estaba siempre llena, hasta que por fin no recordé mas nada.
Y allí estaba. En una habitación de hotel desconocida, solo y con un dvd en la mano. Llegué hasta el televisor, lo conecté y coloque el disco. La primera imagen fue la de Saúl, hablando a la cámara.
- Querido Adolfo. Esperamos que hayas dormido bien. Antenoche tomaste mucho (¿ Antenoche?, ¿ Qué día era?) (Miré mi reloj y con sorpresa veo que es lunes. Habia estado durmiendo más de 24 horas.)
- Es cierto que no solo fue el alcohol, sino que te ayudamos con algunas píldoras para asegurarnos que descansaras tranquilo. Un frío corrió por mi frente.
- Todos recordamos con melancolía nuestros años jóvenes. Mis amigos y yo, por ejemplo, siempre te envidiamos el éxito que tenías con las mujeres. Nosotros apenas si habíamos podido conseguir una, mientras tu tenías a montones, recuerdas?
La cámara giró a la derecha y apareció Osvaldo.
- Imaginate nuestra desilusión cuando nos enteramos que no solo tenías las mujeres que querías, sino que además también habías perseguido a nuestras novias.
- Los años pasaron, dijo Saúl volviendo a ocupar la pantalla, y no te guardamos rencor por lo pasado, pero si pensamos que era justo un escarmiento, y por eso organizamos esta reunión, con parejas y a la que concurrimos con nuestras novias de aquella época, y tú con tu mujer actual, también tu novia en aquella época donde vivías saltando de cama en cama.
- Sinceramente, dijo Lucas, ocupando la pantalla, durante años pensamos de que manera ajustar las cuentas, y nos parecía lo mejor hacerte pasar por la misma situación que habías disfrutado en otra época, pero ahora del otro lado del mostrador, por eso, mientras bebías con nosotros, nuestras ex-novias, que también tienen cuentas pendiente contigo, se encargaron de poner a tu esposa en antecedentes, en hacerle saber lo cornuda que había sido mientras estaban de novios, mientras mantenían su copa siempre llena. Debo decirte que al principio le cayó muy mal, pero después cuando el alcohol le hizo efecto se puso peor. Este video es el recuerdo que te dejamos para que recapacites sobre la vida, y sobre todo, sobre la idea de que todo vuelve, alguna vez. Que lo disfrutes.
La imagen se cortó, por un momento, y después la cámara mostró una habitación muy parecida a la que yo ocupaba. Evidentemente lo habían filmado en el mismo hotel. Golpearon la puerta de la habitación, y quien tenía la cámara fue a abrir. Mi mujer, tambaleándose, mientras la sostenían Lucrecia y Lucía entró a la habitación.
- Pasa Irma, dijo una voz femenina que no reconocí y que era quien filmaba. ¿ Qué te trae por aquí?
- Busco a mi esposo, ¿No lo has visto?
- ¿ Y para que lo buscas?
- Quiero irme a casa. Tengo sueño y no me gusta dormir sola.
- Bueno, hubieras empezado por ahí. Tenemos la solución, sígueme, le dijo mientras retrocedía con la cámara.
En medio de la habitación, en un sofa, mis tres compañeros estaban sentados.
- Señores, esta hermosa mujer tiene sueño pero no quiere dormir sola.
- No hay problemas. Acércate, dijo Saul poniéndose de pie. Mi mujer se acercó. Cuando estuvo frente a él, el comenzó a acariciarle la cara, para luego bajar por su cuello y sus brazos. La hizo darse vuelta y lentamente le bajó la cremallera del vestido, para luego dejarlo caer hasta el suelo, quedando mi mujer en corpiño y bombacha.
- ¿ Tienes camisón para dormir?
- Me temo que no, no traje nada, dijo con una voz que denotaba su exceso de alcohol
- Bueno entonces desvísteme así dormimos desnudos, dijo Saúl, y mi mujer lentamente comenzó a quitarle la camisa. Saul se quitó los zapatos, e Irma desabrochó sus pantalones los que cayeron al piso, quedando él con un boxer donde se marcaba un bulto importante.
Agilmente salió de su ropa y tomando a mi mujer de la cintura la llevó hasta la cama. Se acostarón y se taparon con una sábana de seda gris. La cámara no perdía detalle. Lentamente las manos de Saúl fueron recorriendo el cuerpo de mi mujercita, la cual con los ojos cerrados, suspiraba y se dejaba hacer. Como a una muñeca la puso de costado y desabrochó su corpiño para sacarlo de debajo de la sábana y arrojarlo contra la cámara. Un minuto después su bombacha siguió el mismo camino.
- Ahora te toca a ti, le dijo, y mi mujercita con sus manos le bajó el boxer, se lo sacó y también lo arrojó fuera de la sábana.
Saúl la atrajo hacia él, y comenzó a besarla. Se notaba que su lengua jugueteaba dentro de su boca de una manera muy sensual, y que mi esposa respondía como una perra en celo. Luego de un rato la empujó para que descendiera, y la cabeza de Irma se perdió bajó la sábana. Se veía como llegó hasta su abdomen y el movimiento indicaba a las claras lo que estaba pasando. La cámara fue hasta la cabecera de la cama, y una vez allí, una mano levantó la sabana y apareció mi esposa haciendo una fellatio de campeonato. Se tragaba el sable de Saúl como una posesa, mientras le acariciaba los huevos que se veían grandes y duros. Luego de un minuto, la sabana volvió a cubrir la escena. De pronto, él la trajo hacia arriba y poniéndola de espalda a la cama, esta vez fue su cabeza la que bajó hasta perderse bajo la sábana pero la cara de placer de mi mujer no dejaba dudas sobre lo que estaba pasando. El muy hijo de puta le estaba comiendo la concha como un maestro. Los suspiros de Irma se convirtieron en gemidos y luego en gritos de placer mientras llegaba la clímax.
Quedó allí, despatarrada y respirando agitada. Cuando recuperó la respiración. Saúl se arrodilló y le indicó que se diera vuelta, a lo que mi mujercita obedeció rápidamente. La puso en cuatro patas y se acercó a su grupa. La cámara mostraba de costado los dos cuerpos bajo la sábana.. Comenzó a besarla en el cuello e Irma levantaba la cabeza e instintivamente sacaba su culito hacia afuera. La cámara fue girando hasta colocarse de frente a la pareja. Podía verse la cara de placer de mi mujer y a Saúl chupándole el cuello mientras sus manos magreaban sus pechos. Una voz en off y bien baja para que mi mujer no escuchara me habló
- Siempre fuiste juguetón. ¿ te acuerdas de la obra en construcción? ¿ Fue algo así? Preguntó mientras Saúl avanzó y la penetró en un solo movimiento. Mi mujer puso los ojos en blanco, ante la penetración, para luego tirar su cabeza hacia atrás, abriendo la boca pero sin emitir sonido alguno. Saúl comenzó a moverse, y en ese momento una mano retiró la sabana, apareciendo en todo su esplendor una copula salvaje. Mi mujer apoyada sobre sus manos y rodillas con las piernas abiertas, mientras Saúl la montaba salvajemente entrando y saliendo de su cuerpo como una máquina bien aceitada. Mientras se había adueñado de sus pezones a los que estrujaba con placer. Mi mujer comenzó a ulular como un buho ante este tratamiento y comenzó a encadenar un orgasmo detrás de otro, sollozando y gritando por intervalos según la profundidad y la violencia de la penetración.
- Eres una putita, sabías? ¿ Sabe tu marido lo putita que sos?
- No, jamás me acosté con otro hombre. Siempre fui fiel
- No se lo merecía. Sabes que eres la reina de las cornudas, no?
- Si, ahora lo sé, pero después de hoy vamos a quedar iguales, decía sin dejar de gozar.
- Ahí voy nena, te quemo, te quemooooo, dijo Saúl mientras se hundía hasta el fondo y descargaba sus huevos en sendos chorros ardientes, para terminar cayendo sobre ella, que con las piernas flojas no pudo soportar el peso del macho y se derrumbó.
Luego de unos minutos de orgasmo, quedaron allí tirados uno sobre el otro. Lentamente Saúl se levantó
- Está bien como aperitivo, ¿ quién sigue?,preguntó
- Me toca a mí, me parece, dijo Osvaldo, acercándose desnudo y masturbando una verga mas corta que la de Saúl, pero igual de dura. Subió sobre la cama y colocando sus piernas a cada lado de la cara de mi mujer, le dio su verga para que la comiera, cosa que ella hizo rápidamente. Mientras ella le chupaba la verga, el le metía sus dedos en la vagina.
- Nena, tu conchita es una laguna. Entre tu calentura y la leche que te ha echado mi amigo, estas hecha un desastre, y tomando la sábana se dedicó a limpiarle la vagina mientras la acariciaba.
- Así está mejor, ahora podemos seguir, si tienes ganas, a lo que ella respondió con una afirmación de su cabeza ya que su boca seguía ocupada por la verga de Osvaldo.
Sin más desmontó y le indicó que se pusiera de costado. Una vez en esa posición, se acostó a su lado frotando su verga en la entrepierna de la hembra, le apoyó la punta entre sus labios vaginales.
La cámara dio la vuelta y se colocó de costado del lado de mi esposa. Podía ver como Osvaldo hizo que levantara su pierna izquierda y la apoyara sobre las suyas y como su mano derecha acariciaba lentamente sus pechos.
- Ahora cierra los ojos, porque sabes?, a tu maridito le gusta cuando estan dormiditas. ¡¡Vamos!!! ¡¡¡ cierra los ojos!!!! le ordenó mientras la cacheteaba. Mi mujer obedeció de inmediato quedando con los ojos cerrados. Bajó su mano y dirigió su verga frotándola en su concha, para luego separar sus labios y colocar su cabeza morada en posición. Con ambas manos tomó sus hombros y usándolos de palanca fue poseyéndola y retirándose hasta que por fin, la guardó toda. Así afirmándose en sus hombros comenzó a tirar bien profundo. La cámara mostraba como salía casi toda para volver a entrar hasta que sus huevos chocaban contra el cuerpo de mi mujer. Así siguieron un largo rato. La transpiración corría por la frente de Osvaldo y se notaba el esfuerzo que estaba haciendo para no correrse, pero al fin no pudo más y con un largo gemido se vino dentro de mi mujercita, la que gimió al sentir el líquido caliente, pero no se corrió, seguramente porque aún estaba agotada por el polvo anterior, y tal vez asustada por la violencia mostrada por Osvaldo.
Luego de un rato , Osvaldo se retiró, y Saúl le ordenó a mi mujer que fuera al baño a asearse, antes de lo que seguía. Lucrecia la acompañó ayudándola a sostenerse, ya que además del alcohól ahora estaba agotada por la sesión de sexo que estaba teniendo.
Yo estaba paralizado. Ni mis peores pesadillas me habían preparado para esto, pero a la vez, notaba que mi verga estaba a punto de explotar. Nunca me hubiera imaginado que mi dulce esposa fuera capaz de tener sexo con varios hombres, pero todavía no había visto nada.
Un salto de imagen indicó que habían vuelto a encender la cámara, justo cuando mi mujer volvía del baño. Rápidamente le sirvieron una copa de champagne que ella tomó de un sorbo, y a esta le siguieron dos más con el mismo resultado. Si algo se había despejado, ahora estaba totalmente embotada. No tenía noción de quien era ni de donde estaba, y evidentemente ni siquiera notaba que había una cámara que la filmaba. En el sillón solo quedaba Lucas. Osvaldo le ordenó que excitara a su compañero. Ella, desnuda se acercó a el y comenzó a besarlo. Lucas se quedaba quieto. Lo hizo ponerse de pie y comenzó a desnudarlo lentamente mientras lo segía besando y acariciando. El macho parecía no responder a sus ataques, pero cuando terminó de desnudarlo apareción una verga larga y gruesa, que destacaba por sobre las otras que se habían beneficiado de mi esposa. Recordé que cuando vivíamos juntos, era Lucas el que tenía la mejor herramienta.
- Sabes qué Irma? No puedo hacer nada contigo porque eres la mujer de un amigo. Por más que me busques no conseguirás seducirme, dijo serio mirando a la cámara. Mientras mi mujer se arrodilló y comenzó a comerle la verga con desesperación.
- Por mas que hagas, no voy a poseerte. Eres la mujer de un amigo y yo respeto la amistad, decía mientras tomaba la cabeza de mi mujer y le daba ritmo a la mamada.
La cámara se acercó a su rostro que mostraba mucho placer.
- Ya ven. Hice todo lo posible, como me imagino que hizo Adolfo aquel día cuando mi novia se le insinuó, pero, bueno, uno no es de fierro, Uds. comprenderán, y sonriendo hizo que mi esposa se levantara y la llevó a la cama. Allí se acostó y dejó que ella lo montara. La cámara se ubicó a los pies de la cama. Irma tomó la verga la meneó, la apuntó a su vagina y se dejó caer. Le costó trabajo absorberla toda, pero con persistencia consiguió que sus cuerpos se tocaran. Una vez empalada comenzó a moverse arriba y abajo. Las imágenes eran espectaculares. Una mano de Lucas acarició su espalda, bajó por sus nalgas y comenzó a juguetear con su culo. De pronto uno de sus dedos venció la resistencia del esfinter y se introdujo en su ano, haciendo que Irma diera un respingo.
Un frío me corrió por la espalda. Recordé mis encuentros con la novia de Lucas y comencé a transpirar. Era tan puta que fue una de las pocas a las que enculé.
Una mano acercó un pote de crema, y Lucas embadurnó sus dedos en él. Luego volvió a atacar el culo de mi esposa, pero esta vez, gracias a la lubricación el dolor se transformó en placer. Mi esposa comenzó a rebotar sobre la verga del macho mientras primero uno y luego dos dedos entraban y salían de su trasero.
- Bueno puta, has conseguido cogerme a pesar de mi resistencia, pero no voy a darte mi leche, le dijo tratándola como una prostituta barata.
- ¿ Por qué? La quiero, la quiero toda, dijo mi esposa, bien caliente.
- Si la quieres, tendrás que ganártela
- Lo que quieras, hazme lo que quieras, dijo ella
Lucas giró haciendo que Irma cayera de costado. El se ubicó de costado de frente a ella. Así de costado colocó sus piernas sobre sus hombros, dejando su concha bien abierta frente a la cámara. Tomó crema del pote y se untó toda la verga, para luego acercarse a ella, pero en lugar de apuntar a su concha, se deslizó más abajo y la colocó en la puerta de su culo.
- Dime putita, ¿ Tu maridito alguna vez te hizo la colita?
- Nunca, yo no lo dejé y el no insistió.
- Sabes que le encanta hacer la colita de las novias de sus amigos no?
- Si, lo sé.
- Bueno, ¿ me vas a dar tu entrada posterior? Solo así tendrás mi leche, le dijo sonriendo
- Hazme lo que quieras, ya te dije, respondió con voz pastosa.
La cámara se colocó sobre ellos y pude ver la cara de satisfacción de Lucas, que, mientras miraba la cámara comenzaba a empujar suavemente, hasta conseguir que la cabeza de su distendida verga entrara en el culo de mi mujer. Irma gimió y trató de escapar, pero en la posición que estaba nada podía hacer. El la tomó con fuerza de la cintura y acercando su cabeza entre las piernas de mi mujer, le metió la lengua hasta la garganta sometiéndola totalmente, mientras de la cintura para abajo, como un taladro, su herramienta iba entrando lentamente, pero sin pausa en el culo de mi esposa. Irma gemía con la boca ocupada por la lengua de Lucas pero nada podía hacer. En un par de minutos estaba totalmente empalada. Lucas se quedó quieto para que la conjunción se adaptara, y luego comenzó a retirarse lentamente, para volver a entrar hasta el fondo. Dos lágrimas corrían por el rostro de Irma pero nunca sabré si eran de dolor o de placer, ya que no se quejaba y en cambio abrazaba al macho con fuerza para evitar que se retirara.
Durante largo rato tiraron en esa posición, hasta que un largo orgasmo de mi mujer fue la señal para que Lucas la llenara.
- Ahí te va puta, toda mi leche, come perra come, le decía al oído mientras un chorro tras otro le llenaba la tripa.
Por fin, cuando su verga se ablandó, se retiró. Un verdadero río de leche comenzó a salir el culo de mi mujer.
- Bueno, debo reconocer que ha sido muy excitante, dijo Saul apareciendo en cámara. Mira como estoy, dijo mostrando una erección tan dura como al principio, si no les molesta quiero probar el culito de Irma, total ya no es más virgen, y si se comió la verga de Lucas, la mia es de juguete, y sin más subió a la cama y tomó la misma posición que tenía Lucas, para de inmediato enterrarle su verga en el culo hasta el fondo. Irma estaba tan cansada y borracha que ni siquiera reaccionó ante la posesión, y en cuestión de minutos Saúl se vació en su culo completamente. Se retiró y su lugar fue ocupado por Osvaldo. Irma intentó oponerse, ya que me imagino que el culo debía dolerle, pero nada pudo hacer cuando el macho le enterró la herramienta hasta el fondo. Pero Osvaldo además la hizo girar dejándola de espaldas sobre la cama y el montado sobre ella aplastándole las piernas contra el cuerpo. La estaban destrozando estos animales, y lo peor es que a Irma le gustaba. En esa posición, Lucas subió a la cama y le entregó su verga para que mi mujercita se la chupara. Por fin, Osvaldo no aguantó mas y explotó en su culo, quedando totalmente seco. Lucas en cambio siguió un buen rato hasta que por fin, comenzó a acabar tirándole semen en todo el rostro y hasta haciéndole tragar un par de chorros. Después con sus dedos fue llevando su leche hasta la boca, obligando a mi esposa a tomarse todo y luego hizo que le limpiara bien la verga, hasta dejarla reluciente. En ese momento no aguanté mas y me fui en seco sin poder evitarlo. Espesos chorros de semen volaron sobre la cama. No recuerdo haber acabado tanto en toda mi vida. Por fin el video se cortó. Luego de un segundo apareció Saúl, esta vez vestido y recuperado.
- Bueno Adolfo, se terminó el video, quedan unos minutos que usaré para despedirme. Es domingo por la tarde. Lamentablemente no pudimos seguir grabando. Te diré que dormimos un rato, y a media mañana volvimos a darle a tu mujer otra ración de sexo, con dobles y triples penetraciones, y sabes que? Esta vez no estaba borracha ni dormida. Gozó como una perra. Creo que se ha puesto al día.No sabe que la filmamos ni que tu has visto lo que hizo. La llevamos a su casa y la dejamos durmiendo, y le dijimos que tu estabas borracho durmiendo en otra habitación.
- Tu sabrás si vas a contarle a tu mujer lo que viste, o si simplemente vas a guardar el secreto y llevar para siempre estos cuernos que te devolvimos, a cambio de los que nos obsequiaste hace años, espero que entiendas y no nos guardes rencor, y que pienses en todo lo bueno que tu mujer te dio hasta ahora y guardes silencio como un caballero. Y sin más el video se terminó.
Durante unos minutos me quedé en silencio. Me bañé, me vestí, y guardé el dvd en el saco. Salí de la habitación y en la conserjería me dijeron que la habitación ya estaba pagada. Sin mas salí, y tomé un taxi hasta mi casa.
Al llegar subí al dormitorio, y allí estaba mi mujer profundamente dormida. Eran notorias las marcas en los pezones. Los muy animales la habían usado como la pero de las putas, y a ella le había gustado. Me cambié y me fui a trabajar.
Cuando volví a la noche, la saludé como si nada. Noté que ella estaba un poco avergonzada, pero cuando vio que no dije nada se fue soltando. Durante varios días no tuvimos relaciones. Ella estaba muy dolorida y yo preferí esperar que se recuperara totalmente.
Hoy, somos una pareja normal. Nuestro matrimonio sigue como si nada, pero por las noches, en mis sueños vuelve a mi cabeza la cara de mi esposa, cuando Lucas la enculaba salvajemente, e invariablemente me excito y en mitad de la noche la despierto para echarle un polvo.....
Me despierto con la boca pastosa. ¿ Donde estoy? No conozco el lugar. Sobre la mesa de noche una nota y un sobre. La nota dice : un regalo de tus compañeros . El sobre contiene un dvd.
Frente a la cama un gigantesto lcd y un reproductor de video. Dudo con el disco en la mano y trato de recordar que pasó................
Una invitación extraña. Reunión de compañeros de estudios. “Asistir con pareja”. Nunca me había tocado .
Me llamo Adolfo. Tengo 40 años, y estoy casada con mi novia de juventud. Irma, con 35 años se mantiene atractiva, y me gusta que los hombres se den vuelta para mirarla. Debo decir que siempre me fue fiel, cosa que no puedo decir de mi. Mientras estudiaba, aproveché el éxito que tenía con las mujeres y me acosté con cuantas pude, sin ningún tipo de escrúpulos. ¿ Me buscaba? Pues me encontraba. ¿ me ignoraba? Encontraba la forma de meterla en mi cama. Un par de salidas, 3 ó 4 polvos, y si te he visto no me acuerdo, que pase la que sigue, ¿ No te gusta? Lo lamento, pero eso te pasa por ser tan puta, era toda mi respuesta. Y luego volvía con mi noviecita como si nada hubiera pasado.
Dudé en asistir a la cena a la que me invitaban. En realidad nada tenía en común con mis compañeros. No había vuelto a verlos, y no me había interesado tampoco. Pero un cierto morbo me despertó la curiosidad. ¿ Cómo estarían luego de 15 años? Dejamos de vernos a los 25, cuando termine la carrera universitaria.
En fin, decidí asistir. Le comenté a Irma quien se puso contenta de volver a ver a mis compañeros, y el sábado a la noche partimos juntos al lugar de la reunión.
Al llegar había unas 40 ó 50 personas, muchas compañeras de comisiones en la facultad, y otras ilustres desconocidas, seguramente parejas de las anteriores. Entramos y nos dirigieron a nuestra mesa, la cual se había conformado de manera curiosa. Una mesa para ocho personas donde reunieron a los cuatro que habíamos compartido cuarto en la pensión en aquella época de estudiantes. Nadie había cuando nos sentamos y comencé a tratar de recordar a cada uno de ellos: Saúl, Osvaldo y Lucas. Buena gente todos, pero demasiado inocentes. Al rato una pareja se acercó a la mesa y luego otra y una tercera. Allí estaban. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando reconocí a mis compañeros y también a sus parejas. Eran sus novias de aquella época. ¿ Se habían casado con ellas? Me resultaba increíble tanta casualidad, pero luego de los saludos de rigor, me explicaron que como tenían que concurrir con pareja, decidieron invitar a sus antiguas novias para hacer la fiesta mas para el recuerdo. Y mientras tanto yo iba recordando.
Saúl, alto morocho antes, ahora semi calvo y gordito estaba de novio con Lucrecia. Todavía era atractiva, pero en esa época era una verdadera belleza. Recuerdo cuando me tocó acompañarla a la casa, porque Saúl tenía un exámen y no podia salir. Caminamos juntos mientras yo la miraba de reojo. Me calentaba mucho, debo reconocerlo.
- Es una suerte que Saúl no haya podido acompañarte, le dije
- ¿ por?
- Así pude acompañarte yo, dije insinuante
- Adolfo, eres incorregible, no respetas ni a las novias de tus amigos.
- Perdón, Saúl es mi compañero de cuarto, no mi amigo, y cuando una mujer me gusta se lo digo, me defendí.
- No pierdas el tiempo, sabes que quiero a mi novio, dijo con firmeza
- Está bien, si yo no quiero ser tu novio.
- ¿ Y que quieres?
- Hacerte el amor unas cuantas veces. Gozar y hacerte gozar, nada más, y nada tiene porqué cambiar entre nosotros.
- No puedes decirlo en serio, me contestó.
Ibamos pasando por una obra en construcción a 3 cuadras de su casa, la tomé del brazo y la metí dentro de la misma. Antes que pudiera reaccionar, ya la tenía apretada contra una pared y mi lengua recorría toda su boca, mientras mis manos acariciaban su cuerpo. Al comienzo trató de escapar, pero yo sabia que le gustaba, así que solo tuve que retenerla unos minutos para que se entregara totalmente. Allí mismo, en cuatro patas, la penetré con furia, y lo bizarro de la escena hizo que comenzara a acabar con desesperación, mientras yo también me vaciaba dentro de ella.
Recordé que la vez siguiente Saúl salió a entregar un trabajo y nos quedamos solos. Nos arrojamos uno encima del otro con desesperación. La volví a poseer, pero esta vez en lugar de vaciarme dentro de ella, le hice tomar toda la leche, hasta la ùltima gota. Luego me excitaba verla besarse con el novio.
Por fin, un día me planteó de romper con Saúl y quedarse conmigo, a lo que le contesté que ni lo soñara, que era solo una putita más en mi vida y que ni loco iba a dejar a mi novia por ella. Lloró, gritó, se enojó, pero yo simplemente me sonreí y la deje sola. Seguimos encontrándonos cuando estaba con su novio, pero nunca más dijo nada.
Osvaldo se mantenía en buen estado físico, y su antigua novia Lucía seguía siendo bonita. Recordé cuando fuimos de campamento al lago juntos. Ellos y yo con mi novia Irma. La pasamos muy bien. Recuerdo que Irma quería aprender a remar y Osvaldo se comprometió a enseñarle. Una mañana bien temprano salieron juntos. Lucía dormía cuando entré a su cuarto. Por la ventana veía los esfuerzos que hacía Osvaldo para enseñarle a Irma, mientras yo acariciaba lentamente a su novia. La muy tonta, dormida como estaba pensó que era Osvaldo quien la acariciaba y sin terminar de despertarse, de costado, sacó su culito para afuera incitándome a que la apoyara. No solo la apoyé. Saqué mi verga y corriendole la tanga se la fui metiendo despacio para evitar que terminara de despertarse. Mientras por la ventana balcón vigilaba a mi compañero y me aseguraba de que no nos sorprendiera en esta escena.
Cuando la tuvo toda adentro comenzó a suspirar y a gemir, haciendo que mi ritmo aumentara. Cuando me vacié dentro de ella terminó de despertarse con su orgasmo, y casi gritó cuando descubrió de quien era la verga que tenía adentro. Le tapé la boca, y le ordené que se callara. Quedó paralizada.
- Estuvo bueno, pero no me alcanza con esto, le dije, y es mejor que no grites así no se entera tu noviecito. Le solté la boca
- Eres un abusador, un hijo de puta. Voy a contar todo.
- Mira, tu me invitaste a pasar a tu cuarto, aprovechando que nuestras parejas no estaban y prácticamente me violaste. Eso es lo que voy a contar, a menos....
- ¿ A menos de qué?, dijo enojada
- A menos que esto quede como un secreto entre nosotros. Nadie tiene por que saberlo y yo no voy a contar nada de nuestros encuentros.
- ¿ Encuentros? Si prácticamente me violaste, y esta sola vez.
- Esta fue la primera. Te voy a coger un par de veces mas y luego como si nada, no volveremos sobre el tema, de lo contrario tendré que contar lo que pasó.
Comenzó a sollozar.
- No llores Lucía. Si vas a disfrutar como disfrutaste hoy. Estoy seguro que con tu novio no tienes un orgasmo como el que te acabo de regalar, y uniendo el dicho al hecho comencé a besarla, mientras lloraba, y con mi verga totalmente dura, en cuestión de minutos la volví a clavar hasta las cachas. Luego de unos minutos dejó de llorar para terminar acabando como una yegua.
Lucas, tímido y de lentes como siempre, y Mabel, junto a él, tan buscona como siempre. Este caso fue distinto. Ella se me insinuó y mientras su pareja estudiaba, nos fuimos a la cocina con la excusa de preparar un café, y allí se arrodilló y me chupó la verga, para luego, acostándome en el piso se sentó sobre mí, se ensartó mi verga y la cepillé sin piedad. Venía a visitar a Lucas dia por medio, y cada vez que venía encontrábamos la manera de quedarnos solos y de echar unos buenos polvos. Por fin, terminé mis estudios y me fui, no volviendo a verla hasta hoy, del brazo de su ex novio.
Debo reconocer que la charla se hizo amena, y que tomamos más de la cuenta. En verdad, yo tomé más de la cuenta. Recordé que yo charlaba con mis compañeros, mientras las mujeres estaban aparte conversando entre ellas. Mi copa estaba siempre llena, hasta que por fin no recordé mas nada.
Y allí estaba. En una habitación de hotel desconocida, solo y con un dvd en la mano. Llegué hasta el televisor, lo conecté y coloque el disco. La primera imagen fue la de Saúl, hablando a la cámara.
- Querido Adolfo. Esperamos que hayas dormido bien. Antenoche tomaste mucho (¿ Antenoche?, ¿ Qué día era?) (Miré mi reloj y con sorpresa veo que es lunes. Habia estado durmiendo más de 24 horas.)
- Es cierto que no solo fue el alcohol, sino que te ayudamos con algunas píldoras para asegurarnos que descansaras tranquilo. Un frío corrió por mi frente.
- Todos recordamos con melancolía nuestros años jóvenes. Mis amigos y yo, por ejemplo, siempre te envidiamos el éxito que tenías con las mujeres. Nosotros apenas si habíamos podido conseguir una, mientras tu tenías a montones, recuerdas?
La cámara giró a la derecha y apareció Osvaldo.
- Imaginate nuestra desilusión cuando nos enteramos que no solo tenías las mujeres que querías, sino que además también habías perseguido a nuestras novias.
- Los años pasaron, dijo Saúl volviendo a ocupar la pantalla, y no te guardamos rencor por lo pasado, pero si pensamos que era justo un escarmiento, y por eso organizamos esta reunión, con parejas y a la que concurrimos con nuestras novias de aquella época, y tú con tu mujer actual, también tu novia en aquella época donde vivías saltando de cama en cama.
- Sinceramente, dijo Lucas, ocupando la pantalla, durante años pensamos de que manera ajustar las cuentas, y nos parecía lo mejor hacerte pasar por la misma situación que habías disfrutado en otra época, pero ahora del otro lado del mostrador, por eso, mientras bebías con nosotros, nuestras ex-novias, que también tienen cuentas pendiente contigo, se encargaron de poner a tu esposa en antecedentes, en hacerle saber lo cornuda que había sido mientras estaban de novios, mientras mantenían su copa siempre llena. Debo decirte que al principio le cayó muy mal, pero después cuando el alcohol le hizo efecto se puso peor. Este video es el recuerdo que te dejamos para que recapacites sobre la vida, y sobre todo, sobre la idea de que todo vuelve, alguna vez. Que lo disfrutes.
La imagen se cortó, por un momento, y después la cámara mostró una habitación muy parecida a la que yo ocupaba. Evidentemente lo habían filmado en el mismo hotel. Golpearon la puerta de la habitación, y quien tenía la cámara fue a abrir. Mi mujer, tambaleándose, mientras la sostenían Lucrecia y Lucía entró a la habitación.
- Pasa Irma, dijo una voz femenina que no reconocí y que era quien filmaba. ¿ Qué te trae por aquí?
- Busco a mi esposo, ¿No lo has visto?
- ¿ Y para que lo buscas?
- Quiero irme a casa. Tengo sueño y no me gusta dormir sola.
- Bueno, hubieras empezado por ahí. Tenemos la solución, sígueme, le dijo mientras retrocedía con la cámara.
En medio de la habitación, en un sofa, mis tres compañeros estaban sentados.
- Señores, esta hermosa mujer tiene sueño pero no quiere dormir sola.
- No hay problemas. Acércate, dijo Saul poniéndose de pie. Mi mujer se acercó. Cuando estuvo frente a él, el comenzó a acariciarle la cara, para luego bajar por su cuello y sus brazos. La hizo darse vuelta y lentamente le bajó la cremallera del vestido, para luego dejarlo caer hasta el suelo, quedando mi mujer en corpiño y bombacha.
- ¿ Tienes camisón para dormir?
- Me temo que no, no traje nada, dijo con una voz que denotaba su exceso de alcohol
- Bueno entonces desvísteme así dormimos desnudos, dijo Saúl, y mi mujer lentamente comenzó a quitarle la camisa. Saul se quitó los zapatos, e Irma desabrochó sus pantalones los que cayeron al piso, quedando él con un boxer donde se marcaba un bulto importante.
Agilmente salió de su ropa y tomando a mi mujer de la cintura la llevó hasta la cama. Se acostarón y se taparon con una sábana de seda gris. La cámara no perdía detalle. Lentamente las manos de Saúl fueron recorriendo el cuerpo de mi mujercita, la cual con los ojos cerrados, suspiraba y se dejaba hacer. Como a una muñeca la puso de costado y desabrochó su corpiño para sacarlo de debajo de la sábana y arrojarlo contra la cámara. Un minuto después su bombacha siguió el mismo camino.
- Ahora te toca a ti, le dijo, y mi mujercita con sus manos le bajó el boxer, se lo sacó y también lo arrojó fuera de la sábana.
Saúl la atrajo hacia él, y comenzó a besarla. Se notaba que su lengua jugueteaba dentro de su boca de una manera muy sensual, y que mi esposa respondía como una perra en celo. Luego de un rato la empujó para que descendiera, y la cabeza de Irma se perdió bajó la sábana. Se veía como llegó hasta su abdomen y el movimiento indicaba a las claras lo que estaba pasando. La cámara fue hasta la cabecera de la cama, y una vez allí, una mano levantó la sabana y apareció mi esposa haciendo una fellatio de campeonato. Se tragaba el sable de Saúl como una posesa, mientras le acariciaba los huevos que se veían grandes y duros. Luego de un minuto, la sabana volvió a cubrir la escena. De pronto, él la trajo hacia arriba y poniéndola de espalda a la cama, esta vez fue su cabeza la que bajó hasta perderse bajo la sábana pero la cara de placer de mi mujer no dejaba dudas sobre lo que estaba pasando. El muy hijo de puta le estaba comiendo la concha como un maestro. Los suspiros de Irma se convirtieron en gemidos y luego en gritos de placer mientras llegaba la clímax.
Quedó allí, despatarrada y respirando agitada. Cuando recuperó la respiración. Saúl se arrodilló y le indicó que se diera vuelta, a lo que mi mujercita obedeció rápidamente. La puso en cuatro patas y se acercó a su grupa. La cámara mostraba de costado los dos cuerpos bajo la sábana.. Comenzó a besarla en el cuello e Irma levantaba la cabeza e instintivamente sacaba su culito hacia afuera. La cámara fue girando hasta colocarse de frente a la pareja. Podía verse la cara de placer de mi mujer y a Saúl chupándole el cuello mientras sus manos magreaban sus pechos. Una voz en off y bien baja para que mi mujer no escuchara me habló
- Siempre fuiste juguetón. ¿ te acuerdas de la obra en construcción? ¿ Fue algo así? Preguntó mientras Saúl avanzó y la penetró en un solo movimiento. Mi mujer puso los ojos en blanco, ante la penetración, para luego tirar su cabeza hacia atrás, abriendo la boca pero sin emitir sonido alguno. Saúl comenzó a moverse, y en ese momento una mano retiró la sabana, apareciendo en todo su esplendor una copula salvaje. Mi mujer apoyada sobre sus manos y rodillas con las piernas abiertas, mientras Saúl la montaba salvajemente entrando y saliendo de su cuerpo como una máquina bien aceitada. Mientras se había adueñado de sus pezones a los que estrujaba con placer. Mi mujer comenzó a ulular como un buho ante este tratamiento y comenzó a encadenar un orgasmo detrás de otro, sollozando y gritando por intervalos según la profundidad y la violencia de la penetración.
- Eres una putita, sabías? ¿ Sabe tu marido lo putita que sos?
- No, jamás me acosté con otro hombre. Siempre fui fiel
- No se lo merecía. Sabes que eres la reina de las cornudas, no?
- Si, ahora lo sé, pero después de hoy vamos a quedar iguales, decía sin dejar de gozar.
- Ahí voy nena, te quemo, te quemooooo, dijo Saúl mientras se hundía hasta el fondo y descargaba sus huevos en sendos chorros ardientes, para terminar cayendo sobre ella, que con las piernas flojas no pudo soportar el peso del macho y se derrumbó.
Luego de unos minutos de orgasmo, quedaron allí tirados uno sobre el otro. Lentamente Saúl se levantó
- Está bien como aperitivo, ¿ quién sigue?,preguntó
- Me toca a mí, me parece, dijo Osvaldo, acercándose desnudo y masturbando una verga mas corta que la de Saúl, pero igual de dura. Subió sobre la cama y colocando sus piernas a cada lado de la cara de mi mujer, le dio su verga para que la comiera, cosa que ella hizo rápidamente. Mientras ella le chupaba la verga, el le metía sus dedos en la vagina.
- Nena, tu conchita es una laguna. Entre tu calentura y la leche que te ha echado mi amigo, estas hecha un desastre, y tomando la sábana se dedicó a limpiarle la vagina mientras la acariciaba.
- Así está mejor, ahora podemos seguir, si tienes ganas, a lo que ella respondió con una afirmación de su cabeza ya que su boca seguía ocupada por la verga de Osvaldo.
Sin más desmontó y le indicó que se pusiera de costado. Una vez en esa posición, se acostó a su lado frotando su verga en la entrepierna de la hembra, le apoyó la punta entre sus labios vaginales.
La cámara dio la vuelta y se colocó de costado del lado de mi esposa. Podía ver como Osvaldo hizo que levantara su pierna izquierda y la apoyara sobre las suyas y como su mano derecha acariciaba lentamente sus pechos.
- Ahora cierra los ojos, porque sabes?, a tu maridito le gusta cuando estan dormiditas. ¡¡Vamos!!! ¡¡¡ cierra los ojos!!!! le ordenó mientras la cacheteaba. Mi mujer obedeció de inmediato quedando con los ojos cerrados. Bajó su mano y dirigió su verga frotándola en su concha, para luego separar sus labios y colocar su cabeza morada en posición. Con ambas manos tomó sus hombros y usándolos de palanca fue poseyéndola y retirándose hasta que por fin, la guardó toda. Así afirmándose en sus hombros comenzó a tirar bien profundo. La cámara mostraba como salía casi toda para volver a entrar hasta que sus huevos chocaban contra el cuerpo de mi mujer. Así siguieron un largo rato. La transpiración corría por la frente de Osvaldo y se notaba el esfuerzo que estaba haciendo para no correrse, pero al fin no pudo más y con un largo gemido se vino dentro de mi mujercita, la que gimió al sentir el líquido caliente, pero no se corrió, seguramente porque aún estaba agotada por el polvo anterior, y tal vez asustada por la violencia mostrada por Osvaldo.
Luego de un rato , Osvaldo se retiró, y Saúl le ordenó a mi mujer que fuera al baño a asearse, antes de lo que seguía. Lucrecia la acompañó ayudándola a sostenerse, ya que además del alcohól ahora estaba agotada por la sesión de sexo que estaba teniendo.
Yo estaba paralizado. Ni mis peores pesadillas me habían preparado para esto, pero a la vez, notaba que mi verga estaba a punto de explotar. Nunca me hubiera imaginado que mi dulce esposa fuera capaz de tener sexo con varios hombres, pero todavía no había visto nada.
Un salto de imagen indicó que habían vuelto a encender la cámara, justo cuando mi mujer volvía del baño. Rápidamente le sirvieron una copa de champagne que ella tomó de un sorbo, y a esta le siguieron dos más con el mismo resultado. Si algo se había despejado, ahora estaba totalmente embotada. No tenía noción de quien era ni de donde estaba, y evidentemente ni siquiera notaba que había una cámara que la filmaba. En el sillón solo quedaba Lucas. Osvaldo le ordenó que excitara a su compañero. Ella, desnuda se acercó a el y comenzó a besarlo. Lucas se quedaba quieto. Lo hizo ponerse de pie y comenzó a desnudarlo lentamente mientras lo segía besando y acariciando. El macho parecía no responder a sus ataques, pero cuando terminó de desnudarlo apareción una verga larga y gruesa, que destacaba por sobre las otras que se habían beneficiado de mi esposa. Recordé que cuando vivíamos juntos, era Lucas el que tenía la mejor herramienta.
- Sabes qué Irma? No puedo hacer nada contigo porque eres la mujer de un amigo. Por más que me busques no conseguirás seducirme, dijo serio mirando a la cámara. Mientras mi mujer se arrodilló y comenzó a comerle la verga con desesperación.
- Por mas que hagas, no voy a poseerte. Eres la mujer de un amigo y yo respeto la amistad, decía mientras tomaba la cabeza de mi mujer y le daba ritmo a la mamada.
La cámara se acercó a su rostro que mostraba mucho placer.
- Ya ven. Hice todo lo posible, como me imagino que hizo Adolfo aquel día cuando mi novia se le insinuó, pero, bueno, uno no es de fierro, Uds. comprenderán, y sonriendo hizo que mi esposa se levantara y la llevó a la cama. Allí se acostó y dejó que ella lo montara. La cámara se ubicó a los pies de la cama. Irma tomó la verga la meneó, la apuntó a su vagina y se dejó caer. Le costó trabajo absorberla toda, pero con persistencia consiguió que sus cuerpos se tocaran. Una vez empalada comenzó a moverse arriba y abajo. Las imágenes eran espectaculares. Una mano de Lucas acarició su espalda, bajó por sus nalgas y comenzó a juguetear con su culo. De pronto uno de sus dedos venció la resistencia del esfinter y se introdujo en su ano, haciendo que Irma diera un respingo.
Un frío me corrió por la espalda. Recordé mis encuentros con la novia de Lucas y comencé a transpirar. Era tan puta que fue una de las pocas a las que enculé.
Una mano acercó un pote de crema, y Lucas embadurnó sus dedos en él. Luego volvió a atacar el culo de mi esposa, pero esta vez, gracias a la lubricación el dolor se transformó en placer. Mi esposa comenzó a rebotar sobre la verga del macho mientras primero uno y luego dos dedos entraban y salían de su trasero.
- Bueno puta, has conseguido cogerme a pesar de mi resistencia, pero no voy a darte mi leche, le dijo tratándola como una prostituta barata.
- ¿ Por qué? La quiero, la quiero toda, dijo mi esposa, bien caliente.
- Si la quieres, tendrás que ganártela
- Lo que quieras, hazme lo que quieras, dijo ella
Lucas giró haciendo que Irma cayera de costado. El se ubicó de costado de frente a ella. Así de costado colocó sus piernas sobre sus hombros, dejando su concha bien abierta frente a la cámara. Tomó crema del pote y se untó toda la verga, para luego acercarse a ella, pero en lugar de apuntar a su concha, se deslizó más abajo y la colocó en la puerta de su culo.
- Dime putita, ¿ Tu maridito alguna vez te hizo la colita?
- Nunca, yo no lo dejé y el no insistió.
- Sabes que le encanta hacer la colita de las novias de sus amigos no?
- Si, lo sé.
- Bueno, ¿ me vas a dar tu entrada posterior? Solo así tendrás mi leche, le dijo sonriendo
- Hazme lo que quieras, ya te dije, respondió con voz pastosa.
La cámara se colocó sobre ellos y pude ver la cara de satisfacción de Lucas, que, mientras miraba la cámara comenzaba a empujar suavemente, hasta conseguir que la cabeza de su distendida verga entrara en el culo de mi mujer. Irma gimió y trató de escapar, pero en la posición que estaba nada podía hacer. El la tomó con fuerza de la cintura y acercando su cabeza entre las piernas de mi mujer, le metió la lengua hasta la garganta sometiéndola totalmente, mientras de la cintura para abajo, como un taladro, su herramienta iba entrando lentamente, pero sin pausa en el culo de mi esposa. Irma gemía con la boca ocupada por la lengua de Lucas pero nada podía hacer. En un par de minutos estaba totalmente empalada. Lucas se quedó quieto para que la conjunción se adaptara, y luego comenzó a retirarse lentamente, para volver a entrar hasta el fondo. Dos lágrimas corrían por el rostro de Irma pero nunca sabré si eran de dolor o de placer, ya que no se quejaba y en cambio abrazaba al macho con fuerza para evitar que se retirara.
Durante largo rato tiraron en esa posición, hasta que un largo orgasmo de mi mujer fue la señal para que Lucas la llenara.
- Ahí te va puta, toda mi leche, come perra come, le decía al oído mientras un chorro tras otro le llenaba la tripa.
Por fin, cuando su verga se ablandó, se retiró. Un verdadero río de leche comenzó a salir el culo de mi mujer.
- Bueno, debo reconocer que ha sido muy excitante, dijo Saul apareciendo en cámara. Mira como estoy, dijo mostrando una erección tan dura como al principio, si no les molesta quiero probar el culito de Irma, total ya no es más virgen, y si se comió la verga de Lucas, la mia es de juguete, y sin más subió a la cama y tomó la misma posición que tenía Lucas, para de inmediato enterrarle su verga en el culo hasta el fondo. Irma estaba tan cansada y borracha que ni siquiera reaccionó ante la posesión, y en cuestión de minutos Saúl se vació en su culo completamente. Se retiró y su lugar fue ocupado por Osvaldo. Irma intentó oponerse, ya que me imagino que el culo debía dolerle, pero nada pudo hacer cuando el macho le enterró la herramienta hasta el fondo. Pero Osvaldo además la hizo girar dejándola de espaldas sobre la cama y el montado sobre ella aplastándole las piernas contra el cuerpo. La estaban destrozando estos animales, y lo peor es que a Irma le gustaba. En esa posición, Lucas subió a la cama y le entregó su verga para que mi mujercita se la chupara. Por fin, Osvaldo no aguantó mas y explotó en su culo, quedando totalmente seco. Lucas en cambio siguió un buen rato hasta que por fin, comenzó a acabar tirándole semen en todo el rostro y hasta haciéndole tragar un par de chorros. Después con sus dedos fue llevando su leche hasta la boca, obligando a mi esposa a tomarse todo y luego hizo que le limpiara bien la verga, hasta dejarla reluciente. En ese momento no aguanté mas y me fui en seco sin poder evitarlo. Espesos chorros de semen volaron sobre la cama. No recuerdo haber acabado tanto en toda mi vida. Por fin el video se cortó. Luego de un segundo apareció Saúl, esta vez vestido y recuperado.
- Bueno Adolfo, se terminó el video, quedan unos minutos que usaré para despedirme. Es domingo por la tarde. Lamentablemente no pudimos seguir grabando. Te diré que dormimos un rato, y a media mañana volvimos a darle a tu mujer otra ración de sexo, con dobles y triples penetraciones, y sabes que? Esta vez no estaba borracha ni dormida. Gozó como una perra. Creo que se ha puesto al día.No sabe que la filmamos ni que tu has visto lo que hizo. La llevamos a su casa y la dejamos durmiendo, y le dijimos que tu estabas borracho durmiendo en otra habitación.
- Tu sabrás si vas a contarle a tu mujer lo que viste, o si simplemente vas a guardar el secreto y llevar para siempre estos cuernos que te devolvimos, a cambio de los que nos obsequiaste hace años, espero que entiendas y no nos guardes rencor, y que pienses en todo lo bueno que tu mujer te dio hasta ahora y guardes silencio como un caballero. Y sin más el video se terminó.
Durante unos minutos me quedé en silencio. Me bañé, me vestí, y guardé el dvd en el saco. Salí de la habitación y en la conserjería me dijeron que la habitación ya estaba pagada. Sin mas salí, y tomé un taxi hasta mi casa.
Al llegar subí al dormitorio, y allí estaba mi mujer profundamente dormida. Eran notorias las marcas en los pezones. Los muy animales la habían usado como la pero de las putas, y a ella le había gustado. Me cambié y me fui a trabajar.
Cuando volví a la noche, la saludé como si nada. Noté que ella estaba un poco avergonzada, pero cuando vio que no dije nada se fue soltando. Durante varios días no tuvimos relaciones. Ella estaba muy dolorida y yo preferí esperar que se recuperara totalmente.
Hoy, somos una pareja normal. Nuestro matrimonio sigue como si nada, pero por las noches, en mis sueños vuelve a mi cabeza la cara de mi esposa, cuando Lucas la enculaba salvajemente, e invariablemente me excito y en mitad de la noche la despierto para echarle un polvo.....
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