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Poringuera

Los post en Poringa fueron deslizándose hacia llegar casi a lo bizarro. Cada post que subían, los calentaba mas y mas. Los dos se daban manija mutuamente, y se animaron a mas y mas.
Esa semana, fue una sucesión de tres o cuatro, con fotos y videos, sin mucho cuidado en la privacidad. Las anteriores veces, editaron el video, pixelearon fotos, pero la calentura de estos días, impidió tomarse esos trabajos. Aunque fueron filmados cuidadosamente, algún ángulo de la cara, delataba. Y ni que hablar si alguien reconocía ese cuerpo femenino, que se fotografiaban sin cansancio.
Los amigos del hijo de ella, que ya eran señores grandes, todos alrededor de los treinta, tuvieron sus habituales asados en casa. La mitad de ese equipo de gordos, estaba obnubilado con la actitud putona de la señora de la casa. Mas de uno, le ofrendó alguna paja violenta en sus ratos de intimidad.
Uno, particularmente pajero, y habitué de Poringa, la creía tener vista en algunos posts. Tanto es así, que alguna paja que se hizo con un post, imaginaba que era la madre de su amigo.
Estos últimos post, lo lanzaron al gordo, a convencerse de que la señora muy de su casa, en realidad era tremenda poringuera y estaba determinado a resolver el acertijo.
Lo primero fue mostrarle algunos post, a sus dos amigos, con los que ya se habían hecho la película de la madre descontrolada. Uno confirmó las sospechas, el otro se permitió la duda. – ¿Y si es? ¿Que pasa? ¿Que te preocupa?
-¿Preocuparme? ¿Nada, no te das cuenta gil, que oportunidad tenemos? El gordo, sin muchas oportunidades de comerse una mujer asi, soñaba con tener una oportunidad.
Esperó agazapado el próximo asado, y se tomo el trabajo de calentarlos a los otros dos. Que no zafaron del discurso del gordo alzado.
Se abrió la puerta, y entraron los tres juntos, la señora los recibió. La sonrisa amable de siempre y un cortes, - Están todos en el fondo. El gordo la recorrió con la mirada, estaba muy canchera vestida, pero sin abandonar la elegancia y moderación. Excepto por un detalle.
- ¿Vieron las sandalias? Les preguntó el gordo a sus dos cómplices. Se dieron cuenta que esas sandalias no son de una ama de casa muy tranquila. Además, las reconocí, son las de la foto.
Se acomodaron los tres en el jardín del fondo de la casa, y el gordo, saco tu blackberry, y después de un rato les mostró a los otros dos, el post, ampliando bien las sandalias.
- Veni, acá están. Vuelvan a verlas. Van a ver. Les calentaba la cabeza el gordo a los otros dos, que se veían atraídos por la telaraña del gordo.
Yo estoy tan caliente, que a esta, la parto al medio, en cuanto tenga una oportunidad. Declaró el gordo, empujándose un largo trago de cerveza.
Las reuniones de este tipo, siempre llevaban a que todo el equipo de grandulones, terminara muy en pedo. El gordo esta vez, lo evito. Quería estar muy atento, y no le sacaba la mirada de encima, cada vez que traía la ensalada, o reponía la cervezas.
La rubia, notó algo raro en estos tres, y particularmente en el gordo. Tanto es asi, que dejó de ir tan seguido a atenderlos. Se instalo en la cocina, y se calentó con la idea que esos tres pibes, la miraban alzada. Pensó que era la alzadura que levantan cada vez que se juntan estos muchachones.
Llevó el helado, se los dejo en las bolsas, tal cual habían llegado de la heladería, saludo en general a todos, y se fue a su dormitorio.
El gordo la radiografió con la mirada y con la vista de las sandalias. No tenia mas dudas.
En el dormitorio, llego algo borrachita y las miradas insistentes en su culo toda la noche, la habían apurado la calentura. Cerró la puerta con traba y se puso suavemente a tocarse para tranquilizar tanta ansiedad. A los minutos estaba en medio de una paja furiosa y sus gemidos retumbaban en el dormitorio. La música y griterío del jardín, tapaban todo ese pequeño escándalo. Como le venia sucediendo a la rubia, las pajas, no la saciaban de inmediato, quedaba con ganas de mas y mas. Así que siguió un largo rato.
Se sobresalto al ver la puerta de su dormitorio entreabrirse y escuchar unas voces preguntando algo. Se tapo rapido, aunque se vio bastante. Se puteo asi misma, por dejar la puerta mal cerrada, y sin escuchar lo que le preguntaban. – El baño esta en planta baja, gritó. -O tienen otro ahí en el pasillo.
No le prestaron atención a la indicación, y entraron, primero el gordo, y después los otros dos. Que estaban muy borrachos.
-¿Que pasa, chicos, me asustan?. Atino a decir muy caliente la señora.
- Nada, no te asustes. Solo queríamos mostrarte algo divertido que tengo en la berry. No se le cruzó por la cabeza, nada, hasta ese momento en que vió su culo, redondo, ofrecido en la pequeña pantalla del celular.
-¿Te gusta? Le pregunto el gordo.
Sin saber muy bien porque, ella solo asintio con la cabeza. Y los ojos se le agrandaron. Solo tener tres hombres en esa madrugada, la música al palo en el jardin, y el aspecto de borrachines que traian, le puso la cola muy mojada y dispuesta.
Sintió como el calor le subió por la espalda y la calentura que estaba intentando apagarse después de la paja, volvió con tanta fuerza, que estaba empapada de transpiración, la boca llena de agua y la cola buscando erguirse.

Continuará...

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