Estos relatos son hechos reales que vivimos con mi pareja y decidimos contárselos, obviamente cambiamos nuestros nombres por nuestros Nicks y no nos describimos para que ustedes nos imaginen según sus gustos, espero que les agrade y si recibimos buenas criticas por supuesto habrá mas!!
Cuentos Calientes
Capitulo I "Luvia Dorada"
Crazy se había recostado en el pasto del el patio trasero de la casa, junto a la pileta, esa tarde la temperatura era agradable, había llegado de viaje en la mañana. Hiedra, su mujer decidido tomarse un descanso de su trabajo para compartir tiempo con el. Ella se encontraba en la cocina preparando algo fresco para beber, vestía un vestidito corto y fresco, que era ideal para aquel día. Ya se habían tomado una cerveza y estaba sirviendo la segunda, tomo los vasos de cerveza fresca y se dirigió junto a su amado.
Cuando llego a pararse a un lado de Crazy, este estaba con los ojos cerrados, no dormido pero si muy relajado, ella abrió sus piernas y se paro frente a el a la altura de su cintura, la sombra que provoco en el rostro de Crazy hizo que este se diera cuenta que ella estaba ahí, abrió los ojos y sorprendido vio que Hiedra llevaba puesto tan solo una diminuta tanguita blanca. Sus piernas abiertas dejaban un triangulito de tela blanca que apenas cubría una pulposa vagina prolijamente depilada, ver una vagina pulposa, prolijamente depilada y un hilo que de apoco se perdía entre sus redondos glúteos y eso a Crazy lo calentaba mucho.
- te gusta- dijo ella mientras esbozaba una picara sonrisa
- si, me encanta la cerveza fría- dijo el tratando de hacerse el desentendido.
Ella tomo uno de los vasos, lo apunto sobre el vientre de el y dejo caer unas gotas de transpiración del vaso de agua helada lo que a el lo estremeció haciendo que levantara su pelvis y entrecerrara los ojos.
- es lo único que te gusta- dijo ella con un tono de voz más lasciva.
El comenzó a subir la mirada por sus piernas, se detuvo un instante en esa diminuta tanguita, siguió y vio unos duros pezones que se mascaban en la suave tela de algodón, observo los vasos, volvió a esa tanguita y en ese momento se le vino una fantasía que hacia algún tiempo rondaba por su cabeza.
- hay otra cosa que me gustaría- dijo prendiéndose en ese juego.
- Que es?- dijo ella mientras mecía sus caderas despreocupadamente y hacia que el se excitará viendo ese hilo de tela metafóricamente masticado por aquellos glúteos que tanto le atraían.
- Oríname- dijo el
- Que?- pregunto ella azorada.
- Que me orines, siempre fantaseé con eso.
- Estas seguro -dijo ella.
- Si, lo quiero.
Ella bebió un largo trago, dejo los vasos a un costado en el piso, avanzo con las piernas abiertas hasta la altura del vientre de el, y mirándolo a los ojos comenzó a hacer pis. Al principio eran cortitos chorros que salían a través de la tanguita que ella no se animaba a quitar, el liquido cálido y apenas amarillo comenzó a mojar el vientre de Crazy, ella se comenzó a excitar al ver que el miembro de el crecía poco a poco. Con una mano levantaba su vestido y con la otra corrió su mojada bombachita a un costado, volvió a mirarlo, flexiono un poco las piernas y aflojo las tensiones del principio dejando salir un constante y fluido chorro de orina que bañaba por completo el cuerpo de el. Esa imagen de hembra marcando su territorio la puso muy caliente, sin dejar de orinarlo, tiro su cabeza hacia atrás como símbolo de su éxtasis y cuando termino lo miro sonriendo e le dijo.
- Esta es tu conchita y siempre va a darte todos los gustos amor.
El excitado al máximo, se sentó y sin importarle nada, la agarro de las caderas y hundió su cara en esa vagina mojada de orina y de los primeros líquidos que emanaban producto de la calentura que ella experimentada. Sin poder reaccionar Hiedra se entrego a esa boca que devoraba con devoción cada pliegue de su sexo, tomo su cabeza y sin pensar en los pudores que tenia por lo que había hecho, la atrajo aun mas a su concha, la que empezó que refregar por la cara de su hombre en al tiempo que le decía
- chupa sucio, chupa la concha de tu dueña.
El no pudo decir nada, su boca estaba llena de esa carne húmeda y caliente, solo emitía gemidos de placer. Las piernas de ella empezaron a temblar, sentía un agradable calor en sus mejillas, sus gemidos se intensificaron, y con la cabeza tirada hacia atrás y sus ojos entrecerrados sintió el primer espasmo de un largo y profundo orgasmo, el seguía lamiendo, tratando en vano de contener en su boca la fluida cantidad de líquidos que emanaban de esa caliente concha, los que comenzaron a chorrear lentamente por la cara interna de las piernas de ella.
Hiedra lo tomo de la mojada barbilla y mirándolo a los ojos le dijo
- mira el enchastre que hiciste – señalando su mojada vulva – ahora vas a tener que limpiarla.
El obediente de los pedidos de su mujer comenzó a lamer y beber esa mezcla de orina y flujo, desde sus piernas hasta la misma entrada de la vagina, ella lo miraba con mirada perversa, pasando la lengua por los labios en seña de aprobación y placer. Una vez que el termino su tarea, ella tomo una *** y lo lavo, como preparándolo para comerlo todo.
Se agacho delante de el que se encontraba semi sentado, y gateando como una verdadera perra en celo, se acerco a esa dura verga que apuntaba directamente a su rostro. Las cristalinas gotitas que salían de ese miembro denotaban la una gran excitación, y ella con todo el morbo que le inspiraba esa imagen, comenzó a pasar la lengua por ese juguito, saboreándolo sin quitar la mirada de la mirada de el. Los gestos de placer en la cara de Crazy pedían a gritos que ella se comiera esa pija de una y eso es lo que hizo, amarrándolo de los huevos para que no se moviera demasiado, metió todo ese duro trozo de carne en la boca, succionando con firmeza. Lo metía, lo sacaba, lo miraba y lo volvía a meter como si fuera un caramelo, el gemía y le susurraba.
- te gusta la pija putita
- si me encanta chupártela, me hace sentir una nena mala
- nena mala?
- si, me siento sucia, puta, muy puta, decía mientras refregaba esa pija roja por su cara y cuello.
La verga comenzó a hincharse mas y la cabeza se puso casi morada, señal que estaba por acabar, entonces el dijo
- cuidado putita, acabo
- la quiero en la boca bebe
- seguro, mira que es mucho
- si, dámela, llename de leche
Con la cabeza de la pija en la boca, empezó a pajearlo frenéticamente, el largo un gemido largo y ella sintió esa cabeza hincharse y explotar con tibios y abundantes chorros de semen que le inundaban la boca, ella trataba de beberlo todo, pero era mucho y se filtraban líquidos entre el tronco de la verga y la comisura de los labios, líquidos que mojaban las redondas y depiladas pelotas de Crazy. Ella mirándolo a los ojos y con los labios aun con restos de leche, comenzó a lamer y limpiar todo el semen que había en la verga y los testículos, y esa imagen, sucia y perversa, volvieron a producir una gran erección en esa carne limpia y rosada, vicio de esa hembra hambrienta, caliente, puta…
Cuentos Calientes
Capitulo I "Luvia Dorada"
Crazy se había recostado en el pasto del el patio trasero de la casa, junto a la pileta, esa tarde la temperatura era agradable, había llegado de viaje en la mañana. Hiedra, su mujer decidido tomarse un descanso de su trabajo para compartir tiempo con el. Ella se encontraba en la cocina preparando algo fresco para beber, vestía un vestidito corto y fresco, que era ideal para aquel día. Ya se habían tomado una cerveza y estaba sirviendo la segunda, tomo los vasos de cerveza fresca y se dirigió junto a su amado.
Cuando llego a pararse a un lado de Crazy, este estaba con los ojos cerrados, no dormido pero si muy relajado, ella abrió sus piernas y se paro frente a el a la altura de su cintura, la sombra que provoco en el rostro de Crazy hizo que este se diera cuenta que ella estaba ahí, abrió los ojos y sorprendido vio que Hiedra llevaba puesto tan solo una diminuta tanguita blanca. Sus piernas abiertas dejaban un triangulito de tela blanca que apenas cubría una pulposa vagina prolijamente depilada, ver una vagina pulposa, prolijamente depilada y un hilo que de apoco se perdía entre sus redondos glúteos y eso a Crazy lo calentaba mucho.
- te gusta- dijo ella mientras esbozaba una picara sonrisa
- si, me encanta la cerveza fría- dijo el tratando de hacerse el desentendido.
Ella tomo uno de los vasos, lo apunto sobre el vientre de el y dejo caer unas gotas de transpiración del vaso de agua helada lo que a el lo estremeció haciendo que levantara su pelvis y entrecerrara los ojos.
- es lo único que te gusta- dijo ella con un tono de voz más lasciva.
El comenzó a subir la mirada por sus piernas, se detuvo un instante en esa diminuta tanguita, siguió y vio unos duros pezones que se mascaban en la suave tela de algodón, observo los vasos, volvió a esa tanguita y en ese momento se le vino una fantasía que hacia algún tiempo rondaba por su cabeza.
- hay otra cosa que me gustaría- dijo prendiéndose en ese juego.
- Que es?- dijo ella mientras mecía sus caderas despreocupadamente y hacia que el se excitará viendo ese hilo de tela metafóricamente masticado por aquellos glúteos que tanto le atraían.
- Oríname- dijo el
- Que?- pregunto ella azorada.
- Que me orines, siempre fantaseé con eso.
- Estas seguro -dijo ella.
- Si, lo quiero.
Ella bebió un largo trago, dejo los vasos a un costado en el piso, avanzo con las piernas abiertas hasta la altura del vientre de el, y mirándolo a los ojos comenzó a hacer pis. Al principio eran cortitos chorros que salían a través de la tanguita que ella no se animaba a quitar, el liquido cálido y apenas amarillo comenzó a mojar el vientre de Crazy, ella se comenzó a excitar al ver que el miembro de el crecía poco a poco. Con una mano levantaba su vestido y con la otra corrió su mojada bombachita a un costado, volvió a mirarlo, flexiono un poco las piernas y aflojo las tensiones del principio dejando salir un constante y fluido chorro de orina que bañaba por completo el cuerpo de el. Esa imagen de hembra marcando su territorio la puso muy caliente, sin dejar de orinarlo, tiro su cabeza hacia atrás como símbolo de su éxtasis y cuando termino lo miro sonriendo e le dijo.
- Esta es tu conchita y siempre va a darte todos los gustos amor.
El excitado al máximo, se sentó y sin importarle nada, la agarro de las caderas y hundió su cara en esa vagina mojada de orina y de los primeros líquidos que emanaban producto de la calentura que ella experimentada. Sin poder reaccionar Hiedra se entrego a esa boca que devoraba con devoción cada pliegue de su sexo, tomo su cabeza y sin pensar en los pudores que tenia por lo que había hecho, la atrajo aun mas a su concha, la que empezó que refregar por la cara de su hombre en al tiempo que le decía
- chupa sucio, chupa la concha de tu dueña.
El no pudo decir nada, su boca estaba llena de esa carne húmeda y caliente, solo emitía gemidos de placer. Las piernas de ella empezaron a temblar, sentía un agradable calor en sus mejillas, sus gemidos se intensificaron, y con la cabeza tirada hacia atrás y sus ojos entrecerrados sintió el primer espasmo de un largo y profundo orgasmo, el seguía lamiendo, tratando en vano de contener en su boca la fluida cantidad de líquidos que emanaban de esa caliente concha, los que comenzaron a chorrear lentamente por la cara interna de las piernas de ella.
Hiedra lo tomo de la mojada barbilla y mirándolo a los ojos le dijo
- mira el enchastre que hiciste – señalando su mojada vulva – ahora vas a tener que limpiarla.
El obediente de los pedidos de su mujer comenzó a lamer y beber esa mezcla de orina y flujo, desde sus piernas hasta la misma entrada de la vagina, ella lo miraba con mirada perversa, pasando la lengua por los labios en seña de aprobación y placer. Una vez que el termino su tarea, ella tomo una *** y lo lavo, como preparándolo para comerlo todo.
Se agacho delante de el que se encontraba semi sentado, y gateando como una verdadera perra en celo, se acerco a esa dura verga que apuntaba directamente a su rostro. Las cristalinas gotitas que salían de ese miembro denotaban la una gran excitación, y ella con todo el morbo que le inspiraba esa imagen, comenzó a pasar la lengua por ese juguito, saboreándolo sin quitar la mirada de la mirada de el. Los gestos de placer en la cara de Crazy pedían a gritos que ella se comiera esa pija de una y eso es lo que hizo, amarrándolo de los huevos para que no se moviera demasiado, metió todo ese duro trozo de carne en la boca, succionando con firmeza. Lo metía, lo sacaba, lo miraba y lo volvía a meter como si fuera un caramelo, el gemía y le susurraba.
- te gusta la pija putita
- si me encanta chupártela, me hace sentir una nena mala
- nena mala?
- si, me siento sucia, puta, muy puta, decía mientras refregaba esa pija roja por su cara y cuello.
La verga comenzó a hincharse mas y la cabeza se puso casi morada, señal que estaba por acabar, entonces el dijo
- cuidado putita, acabo
- la quiero en la boca bebe
- seguro, mira que es mucho
- si, dámela, llename de leche
Con la cabeza de la pija en la boca, empezó a pajearlo frenéticamente, el largo un gemido largo y ella sintió esa cabeza hincharse y explotar con tibios y abundantes chorros de semen que le inundaban la boca, ella trataba de beberlo todo, pero era mucho y se filtraban líquidos entre el tronco de la verga y la comisura de los labios, líquidos que mojaban las redondas y depiladas pelotas de Crazy. Ella mirándolo a los ojos y con los labios aun con restos de leche, comenzó a lamer y limpiar todo el semen que había en la verga y los testículos, y esa imagen, sucia y perversa, volvieron a producir una gran erección en esa carne limpia y rosada, vicio de esa hembra hambrienta, caliente, puta…
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