Perdiendo El Control De Mi Cuerpo
Después de aquel primer encuentro con Rodrigo pensé que ya había sido suficiente, y era tiempo de seguir la vida normal con mi novio. Sin embargo de a poco fue apagándose la culpa y en una semana terminé por aceptar una de sus inagotables invitaciones.
El reencuentro fue nuevamente en su departamento, esta vez mucho más relajados ambos, y el sexo volvió a ser tan caliente como en mi primera infidelidad, solo que esta vez al terminar ya casi no me sentía mal al pensar en el pobre de Santiago, que a esa altura debía estar trabajando en su calurosa oficina.
A partir de allí los mis visitas empezaron a hacerse más frecuentes, cada vez que disponía de un rato me escapaba a su encuentro y me entregaba a ese increíble hombre que es Rodrigo, para disfrutar de su monumental verga, que ya había tomado por costumbre descargar sus fluidos en mi boca.
La único que me preocupaba era terminar enamorándome de él, sin embargo pronto me dí cuenta que es Santi a quien yo amo, a pesar de que no pueda darme todo el placer que necesito en la cama.
Las largas sesiones de sexo se intercalaban con algún que otro trago e interesantes conversaciones en las que pronto me anime a descubrir mis fantasías. Rodrigo tenía muchas películas pornográficas y al verlas intentábamos reproducir las escenas más excitantes, terminando en largos orgasmos que siempre llegaban antes que los de los protagonistas.
Una noche en la que mi novio había ido a comer con sus amigos yo fui hasta la casa de Rodrigo con mi mejor ropa interior, esperando poder pasar una noche agradable junto a él. Al llegar me sirvió un trago de vodka y después de poner una película que había comprado ese mismo día se sentó al lado mío, abrazándome muy cariñosamente. La película contaba la historia de una mujer casada con un hombre de muy buen pasar, que conocía a un profesor del gimnasio y al final de la clase terminaba bañándose junto a él en los vestuarios. Unos días después la invitaban a una fiesta del gimnasio en la cual terminaba acostándose no solo con su profesor sino también con dos clientes del mismo gimnasio. Para ese momento yo llevaba dos vodkas encima y la mano de Rodrigo ya estaba masajeando mi entrepierna.
- ¿Te gusta lo que ves Juli?- Me dijo al oído entre un beso y otro.
- Sí, es muy caliente esta película- Alcancé a contestarle con un suspiro.
- ¿Te gustaría tener a muchos hombres para vos solita?
No me animé a contestarle nada, pero el pareció entender el porqué de mi silencio.
- Vos lo que necesitas son muchos hombres que te hagan lo que quieran y te hagan sentir una putita.
- Si, es lo que necesito- Terminé de decir eso y no pude contenerme. Bajé el cierre de su pantalón y acostándolo en el sillón me senté sobre él, enterrando su verga hasta lo más hondo de mí.
Con cada estocada me preguntaba si quería tener una verga más para poder chupar mientras el me penetraba, y yo fuera de mí contestaba con gritos que necesitaba otra verga para mi sola.
Acabamos juntos y casi me muero de vergüenza por las cosas que había llegado a decir producto de mi calentura. El nuevamente me tranquilizó y me dijo que si me animaba el podría conseguirme a alguien más para poder hacer un trío. En un primer momento le dije que definitivamente no lo haría, pero para no tener que soportar más sus insistencias, y ya un poco caliente por sus dedos que volvían al ataque terminé por aceptar.
Una semana después, cuando yo casi ni me acordaba de su propuesta, me dijo que tenía todo listo. Ya no podía dar marcha atrás, por lo que después de hablar con él le dijo que mi único requisito era que el tercero tuviera una verga tan grande como la de él, y que fuera atractivo físicamente.
Al llegar a su departamento el día acordado hizo todo lo que estaba a su alcance para que pudiera relajarme. Nuevamente el vodka sobre el sillón, la película de los hombres con una sola mujer y su mano masajeándome hasta ponerme a punto.
Golpearon la puerta del palier y Rodrigo fue a abrir. No me animaba a darme vuelta para ver al nuevo invitado, pero finalmente la curiosidad pudo más y al girarme alcancé a ver a dos hombres que acompañaban a mi amigo, dejándome helada.
- Juli, te presento a mis primos, Mauro y Daniel-. Los dos hombres eran muy parecidos entre ellos, bastante más altos que Rodrigo, muy bien vestidos los dos y bastante apuestos.
Los dos se acercaron a saludarme y Daniel al besarme corrió su boca y terminó dándome un hermoso beso en la boca. Rápido de reflejos Rodrigo se puso detrás de mí y tomándome las tetas empezó a desvestirme. Daniel siguió con su beso, y por detrás de él pude ver a su hermano desabrochándose el pantalón para dejar al aire una increíble verga que rondaba el tamaño de la de Rodrigo. La puso junto a mi cara y no pude evitar meterla en mi boca, llenándola de saliva para poder deslizar mejor mis labios sobre ella. Casi sin darme cuenta Rodrigo había levantado mi pollera, y desde atrás corrió la tanga para enterrármela sin previo aviso, aprovechando que la situación me hacía chorrear como nunca.
Las penetraciones pronto se hicieron feroces y a la verga de Daniel se sumó la de Mauro, casi del mismo tamaño. Si en mi boca ni siquiera entraba mucho más que la cabeza de una sola, las dos se volvían un trabajo imposible, por lo que me limité a llenarlas de saliva y pasar mi lengua por las dos juntas mientras las juntaba con mis manos y movía la cabeza iba de atrás hacia delante ayudada por los golpes desde atrás de Rodrigo.
Después de un rato decidieron cambiar de posición. Mauro se sentó en el sillón, y Rodrigo me acomodó sobre él. Empecé a cabalgarlo mientras los otros dos se paraban a su lado para ofrecerme sus vergas, las cuales chupaba y masturbaba completamente descontrolada.
Tan entusiasmada estaba que no alcancé a notar que Rodrigo se había bajado del sillón y ahora estaba masajeando mi cola con lubricante. Aunque me dolía muchísimo la cabeza presionando en la entrada, por alguna razón no podía dejar de moverme sobre Mauro, y esto fue aprovechado por Rodrigo, que a la segunda estocada la dejó ir entera, arrancándome un grito desgarrador que lo asustó un poco, pero que llegó a excitar a Daniel, quien sin avisar me llenó la boca de una enorme cantidad de semen, mientras que algunas gotas fueron a dar en mi cara y otras en mis tetas.
Toda pegoteada como estaba seguí recibiendo a los otros dos que coordinaban perfectamente para entrar y salir al mismo tiempo por mis orificios hasta arrancarme mi primer orgasmo. No recuerdo bien que fue lo que dije en ese momento, pero seguro debió ser algún insulto o algo por el estilo. Lo cierto es que el orgasmo duró mientras ellos seguían penetrándome, hasta que mis piernas se quedaron sin fuerzas y tuve que pedirles que pararan.
- Vamos a parar cuando queramos, nena-. Contestó Mauro acelerando el ritmo. – A las putas como vos es mejor tenerlas así, y darles hasta que pidan por favor.
Después de decir esto me hizo dar vuelta y fue el quien la metió por mi cola, dejando mi concha a disposición de Rodrigo, quien antes de penetrarme apretó mi clítoris con la lengua, provocando otra oleada de electricidad, que me llevó a apretar la verga de Mauro con la cola, hasta casi hacerlo acabar. Rápidamente, sabiendo de la inminencia de su orgasmo, me tomó de la cintura y volvió a darme vuelta, pero esta vez agachó mi cabeza y después de un par de chupadas me dio su leche, la cual a decir verdad me pareció mucho más sabrosa que la de su hermano.
Solo quedaba Rodrigo, quien aprovechando que mi cola estaba lo suficientemente dilatada volvió a introducirla por allí mientras su mano masajeaba mi clítoris. Cambiamos un par de posiciones hasta que por fin terminamos juntos en un nuevo orgasmo que me dejo abatida.
No tenía fuerzas para levantarme, el cuerpo me pesaba una tonelada, y solo quería seguir ahí acostada hasta reponerme. Cerré los ojos e intenté descansar, pero apenas un segundo después de hacerlo pude sentir que algo rozaba mis labios. Me desperté y pude ver la enorme verga de Daniel metiéndose entre mis labios. Solo atiné a abrir la boca y dejar que me la metiera hasta el fondo de mi garganta. Con mis piernas abiertas y completamente desnuda estaba a su entera disposición, por lo que en poco tiempo, gracias a la chupada que me brindó Mauro pude recobrar mis fuerzas. Ya sin poder controlarme para interrumpir aquella locura decidí llamar a mi casa para avisar que me quedaría a dormir de una amiga. Al ver el teléfono tenía unas cuantas llamadas perdidas de Santiago. Simplemente le mandé un mensaje diciendo que mi celular se había quedado sin batería y lo apague para poder seguir disfrutando de mis amantes.
Aunque ellos podían turnarse y descansar, yo estaba casi todo el tiempo recibiendo esas hermosas vergas por todos mis agujeros. Fue realmente agotador, sin embargo los orgasmos se sucedían uno tras otro haciéndome notar por más que ame a mi novio nunca voy a poder dejar de disfrutar de esos enormes hombres que tan caliente me ponen al verlos.
Después de aquel primer encuentro con Rodrigo pensé que ya había sido suficiente, y era tiempo de seguir la vida normal con mi novio. Sin embargo de a poco fue apagándose la culpa y en una semana terminé por aceptar una de sus inagotables invitaciones.
El reencuentro fue nuevamente en su departamento, esta vez mucho más relajados ambos, y el sexo volvió a ser tan caliente como en mi primera infidelidad, solo que esta vez al terminar ya casi no me sentía mal al pensar en el pobre de Santiago, que a esa altura debía estar trabajando en su calurosa oficina.
A partir de allí los mis visitas empezaron a hacerse más frecuentes, cada vez que disponía de un rato me escapaba a su encuentro y me entregaba a ese increíble hombre que es Rodrigo, para disfrutar de su monumental verga, que ya había tomado por costumbre descargar sus fluidos en mi boca.
La único que me preocupaba era terminar enamorándome de él, sin embargo pronto me dí cuenta que es Santi a quien yo amo, a pesar de que no pueda darme todo el placer que necesito en la cama.
Las largas sesiones de sexo se intercalaban con algún que otro trago e interesantes conversaciones en las que pronto me anime a descubrir mis fantasías. Rodrigo tenía muchas películas pornográficas y al verlas intentábamos reproducir las escenas más excitantes, terminando en largos orgasmos que siempre llegaban antes que los de los protagonistas.
Una noche en la que mi novio había ido a comer con sus amigos yo fui hasta la casa de Rodrigo con mi mejor ropa interior, esperando poder pasar una noche agradable junto a él. Al llegar me sirvió un trago de vodka y después de poner una película que había comprado ese mismo día se sentó al lado mío, abrazándome muy cariñosamente. La película contaba la historia de una mujer casada con un hombre de muy buen pasar, que conocía a un profesor del gimnasio y al final de la clase terminaba bañándose junto a él en los vestuarios. Unos días después la invitaban a una fiesta del gimnasio en la cual terminaba acostándose no solo con su profesor sino también con dos clientes del mismo gimnasio. Para ese momento yo llevaba dos vodkas encima y la mano de Rodrigo ya estaba masajeando mi entrepierna.
- ¿Te gusta lo que ves Juli?- Me dijo al oído entre un beso y otro.
- Sí, es muy caliente esta película- Alcancé a contestarle con un suspiro.
- ¿Te gustaría tener a muchos hombres para vos solita?
No me animé a contestarle nada, pero el pareció entender el porqué de mi silencio.
- Vos lo que necesitas son muchos hombres que te hagan lo que quieran y te hagan sentir una putita.
- Si, es lo que necesito- Terminé de decir eso y no pude contenerme. Bajé el cierre de su pantalón y acostándolo en el sillón me senté sobre él, enterrando su verga hasta lo más hondo de mí.
Con cada estocada me preguntaba si quería tener una verga más para poder chupar mientras el me penetraba, y yo fuera de mí contestaba con gritos que necesitaba otra verga para mi sola.
Acabamos juntos y casi me muero de vergüenza por las cosas que había llegado a decir producto de mi calentura. El nuevamente me tranquilizó y me dijo que si me animaba el podría conseguirme a alguien más para poder hacer un trío. En un primer momento le dije que definitivamente no lo haría, pero para no tener que soportar más sus insistencias, y ya un poco caliente por sus dedos que volvían al ataque terminé por aceptar.
Una semana después, cuando yo casi ni me acordaba de su propuesta, me dijo que tenía todo listo. Ya no podía dar marcha atrás, por lo que después de hablar con él le dijo que mi único requisito era que el tercero tuviera una verga tan grande como la de él, y que fuera atractivo físicamente.
Al llegar a su departamento el día acordado hizo todo lo que estaba a su alcance para que pudiera relajarme. Nuevamente el vodka sobre el sillón, la película de los hombres con una sola mujer y su mano masajeándome hasta ponerme a punto.
Golpearon la puerta del palier y Rodrigo fue a abrir. No me animaba a darme vuelta para ver al nuevo invitado, pero finalmente la curiosidad pudo más y al girarme alcancé a ver a dos hombres que acompañaban a mi amigo, dejándome helada.
- Juli, te presento a mis primos, Mauro y Daniel-. Los dos hombres eran muy parecidos entre ellos, bastante más altos que Rodrigo, muy bien vestidos los dos y bastante apuestos.
Los dos se acercaron a saludarme y Daniel al besarme corrió su boca y terminó dándome un hermoso beso en la boca. Rápido de reflejos Rodrigo se puso detrás de mí y tomándome las tetas empezó a desvestirme. Daniel siguió con su beso, y por detrás de él pude ver a su hermano desabrochándose el pantalón para dejar al aire una increíble verga que rondaba el tamaño de la de Rodrigo. La puso junto a mi cara y no pude evitar meterla en mi boca, llenándola de saliva para poder deslizar mejor mis labios sobre ella. Casi sin darme cuenta Rodrigo había levantado mi pollera, y desde atrás corrió la tanga para enterrármela sin previo aviso, aprovechando que la situación me hacía chorrear como nunca.
Las penetraciones pronto se hicieron feroces y a la verga de Daniel se sumó la de Mauro, casi del mismo tamaño. Si en mi boca ni siquiera entraba mucho más que la cabeza de una sola, las dos se volvían un trabajo imposible, por lo que me limité a llenarlas de saliva y pasar mi lengua por las dos juntas mientras las juntaba con mis manos y movía la cabeza iba de atrás hacia delante ayudada por los golpes desde atrás de Rodrigo.
Después de un rato decidieron cambiar de posición. Mauro se sentó en el sillón, y Rodrigo me acomodó sobre él. Empecé a cabalgarlo mientras los otros dos se paraban a su lado para ofrecerme sus vergas, las cuales chupaba y masturbaba completamente descontrolada.
Tan entusiasmada estaba que no alcancé a notar que Rodrigo se había bajado del sillón y ahora estaba masajeando mi cola con lubricante. Aunque me dolía muchísimo la cabeza presionando en la entrada, por alguna razón no podía dejar de moverme sobre Mauro, y esto fue aprovechado por Rodrigo, que a la segunda estocada la dejó ir entera, arrancándome un grito desgarrador que lo asustó un poco, pero que llegó a excitar a Daniel, quien sin avisar me llenó la boca de una enorme cantidad de semen, mientras que algunas gotas fueron a dar en mi cara y otras en mis tetas.
Toda pegoteada como estaba seguí recibiendo a los otros dos que coordinaban perfectamente para entrar y salir al mismo tiempo por mis orificios hasta arrancarme mi primer orgasmo. No recuerdo bien que fue lo que dije en ese momento, pero seguro debió ser algún insulto o algo por el estilo. Lo cierto es que el orgasmo duró mientras ellos seguían penetrándome, hasta que mis piernas se quedaron sin fuerzas y tuve que pedirles que pararan.
- Vamos a parar cuando queramos, nena-. Contestó Mauro acelerando el ritmo. – A las putas como vos es mejor tenerlas así, y darles hasta que pidan por favor.
Después de decir esto me hizo dar vuelta y fue el quien la metió por mi cola, dejando mi concha a disposición de Rodrigo, quien antes de penetrarme apretó mi clítoris con la lengua, provocando otra oleada de electricidad, que me llevó a apretar la verga de Mauro con la cola, hasta casi hacerlo acabar. Rápidamente, sabiendo de la inminencia de su orgasmo, me tomó de la cintura y volvió a darme vuelta, pero esta vez agachó mi cabeza y después de un par de chupadas me dio su leche, la cual a decir verdad me pareció mucho más sabrosa que la de su hermano.
Solo quedaba Rodrigo, quien aprovechando que mi cola estaba lo suficientemente dilatada volvió a introducirla por allí mientras su mano masajeaba mi clítoris. Cambiamos un par de posiciones hasta que por fin terminamos juntos en un nuevo orgasmo que me dejo abatida.
No tenía fuerzas para levantarme, el cuerpo me pesaba una tonelada, y solo quería seguir ahí acostada hasta reponerme. Cerré los ojos e intenté descansar, pero apenas un segundo después de hacerlo pude sentir que algo rozaba mis labios. Me desperté y pude ver la enorme verga de Daniel metiéndose entre mis labios. Solo atiné a abrir la boca y dejar que me la metiera hasta el fondo de mi garganta. Con mis piernas abiertas y completamente desnuda estaba a su entera disposición, por lo que en poco tiempo, gracias a la chupada que me brindó Mauro pude recobrar mis fuerzas. Ya sin poder controlarme para interrumpir aquella locura decidí llamar a mi casa para avisar que me quedaría a dormir de una amiga. Al ver el teléfono tenía unas cuantas llamadas perdidas de Santiago. Simplemente le mandé un mensaje diciendo que mi celular se había quedado sin batería y lo apague para poder seguir disfrutando de mis amantes.
Aunque ellos podían turnarse y descansar, yo estaba casi todo el tiempo recibiendo esas hermosas vergas por todos mis agujeros. Fue realmente agotador, sin embargo los orgasmos se sucedían uno tras otro haciéndome notar por más que ame a mi novio nunca voy a poder dejar de disfrutar de esos enormes hombres que tan caliente me ponen al verlos.
2 comentarios - Perdiendo El Control De Mi Cuerpo
Que buena enfiestada se pegó Juli !!! 🙎♂️ 🙎♂️ 🙎♂️
Gracias por compartir.
Besos y Lamiditas !!!
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