LA HERMANA
by Mr.Owl
Hola soy Antonio y esta es la historia…
Hace algunos días fue mi cumpleaños número 20, y aunque tengo novia (su nombre es Ana) y me distraigo con varias actividades, me resulta muy difícil esconder ese ser pervertido que soy.
Desde chico esa personalidad me abordaba de sobremanera, me escondía debajo de las escaleras para ver a las niñas bajar por ellas y mostrarme sus bragas. Y hasta el día de hoy sigo siendo un perverso sin remedio, ya mi novia ha sido víctima de mi “otro yo” y aunque no le molesta, pues es divertido intentar cosas nuevas, no siempre está de acuerdo con mis excentricidades.
Pero les digo esto por lo siguiente:
Como les decía mi cumpleaños acaba de pasar, organizamos una fiesta esplendida. Muchos invitados, cervezas al por mayor y muchas chicas lindas, bueno incluyendo a mi novia. (Aunque las otras chicas están dispuestas a todo, pero ni modo, ese día estaba resguardado)
La fiesta estaba de lo mejor, amigos lejanos que se reunieron para celebrarme, regalos estupendos y el baile estaba muy bien. El único inconveniente era que mi departamento no podría albergar un evento como este, así que tuvimos que tomar prestada la casa de mis padres, que por motivos mayores tuvieron que salir de viaje. Y uniéndose a esta inconveniencia, mi hermana mayor, estaba a cargo de esa casa mientras mis padres estaban fuera y como aún no llegaba de trabajar, yo ya estaba preparando como pedirle perdón por utilizar la casa sin permiso y de seguro me delataría con mi padre, que es el que normalmente me proporciona las llamadas de atención.
Pero bueno yo esperaba que ella fuera comprensiva y se uniera a la “party”
Horas después, ya casi era medianoche, se abrió la puerta fuertemente y lo primero que mi hermana Lucy gritó, fue mi nombre, pues sabía que todo esto solo yo podía causarlo.
Lucy es mayor que yo por 5 años, pero parece mi madre a la hora de regañarme. Siempre ha sido muy mandona pero muy responsable, es por eso que esta celebración le molestaba mucho, pues aunque sabía perfectamente que se debía por mi cumpleaños, le molestaba que no le consultara con ella.
Me llamó y me sermoneó en la sala, me explicaba que no era correcto que usara la casa para mis fiestas, que me asegurara que no rompieran nada y que terminaran pronto pues ella se encontraba demasiado cansada como para estar soportándonos.
Con un beso en la mejilla de las buenas noches sellé el trato. Lucy se retiró a su habitación y yo regresé a mi festejo.
Las cosas se tornaban muy divertidas, los tragos cada vez eran más elaborados, algunas chicas ya no usaban una parte de su ropa y la música no podía ser más perfecta.
Los tragos ya no se tomaban sentado en la mesa, sino se tomaban directo de los senos de cualquier chica del lugar, Ana no estaba tan de acuerdo con esto, pero al ser mi fiesta y de saber cómo soy, pasaba por alto todo esto. (Es por eso que la amo)
Pero a cierta hora de la madrugada, ya casi no había gente, solo quedaban mis mejores amigos, mi novia y el DJ. Al parecer hasta ahí había llegado la fiesta.
Invité a mis amigos a quedarse en la sala y yo acompañe a mi novia a mi recamara para que fuera a dormir.
Yo me estaba orinando, el baño de abajo estaba ocupado por alguien que no le cayó bien beber tanto y la habitación de mis padres estaba cerrada con llave. El único que quedaba era el de mi hermana, pues no tenía opción.
Tantos años de vivir junto a mi hermana, aprendí que ella es de sueño muy pesado, eso me sirvió de mucho, pues yo solía jugarle muchas bromas como pintarle la cara.
Entré como si nada, entre al baño y liberé todo lo que tenía guardado. Al salir del baño, vi a mi hermana aún vestida con su traje del trabajo, recostada de lado en su cama, seguramente estaba tan cansada que ni siquiera se había puesto su ropa de dormir. Me acerque para arroparla pues hacía un poco de frío y cuando estaba más cerca pude ver ese tremendo escote.
Sus tetas estaban apretadas una con otra, haciendo que se desbordaran de su sostén.
Mi mente se partió en dos y me dio estas opciones:
A. Arrópala bien, cierra su puerta sin hacer mucho ruido y vete a dormir.
B. Desabrocha su blusa y veamos qué pasa.
B. Desabrocha su blusa y veamos qué pasa.
Tal vez mi acción se vea muy mal, pero mi hermana estaba muy bien.
Estúpidamente, mi escudo en el caso de que ella me sorprendiera haciéndole cualquier cantidad de cosas, era que estaba ebrio. Ese era el plan de emergencia.
Fue entonces que elegí la opción B.
Desabotone su blusa y esas hermosas tetas salieron para saludarme, como decía, hacía frío y sus pezones no lo escondían. Desabroche su sostén y toqué suavemente sus grandes atributos que desde hace tiempo tenía la duda de cómo eran y como se sentían. Eran suaves como de terciopelo, eran tan grandes que mis manos no podían sujetarlos con facilidad. Sus pezones acordaban perfectamente con la proporción de sus senos, pero lo que me volvió loco fue un pequeño lunar situado en su teta derecha, eso fue espectacular.
Después de eso pensé que ya era suficiente y me disponía a retirarme, no sin antes acomodar todo como estaba. Justo cuando intentaba situar en su lugar el sostén, sus pezones estaban siendo aplastados por este, y eso le provoco algo. Unos pequeños gemidos que harían enloquecer a cualquier hombre. Esto me hizo perder la razón y la pequeña parte que me mantenía cuerdo desapareció para dejarle su lugar a la lujuria que siempre ha estado muy presente en mí.
Seguí jugando con sus senos y ella repetía el nombre de su novio, situación que me benefició, pues seguramente estaba soñando con él, así que cualquier cosa que le hiciera sería culpa de su novio y no mía.
Metí mi rostro en medio de esas dos carnosidades celestiales, y me embriagaba con el olor de mi hermana linda. Metía mi mano entre ellas y jugaba con sus pezones. Ella gemía con ese peculiar sonido que me mataba, pude notar que Lucy empezó a mojar el pantalón que vestía, eso significaba que estaba haciendo bien mi trabajo. Unas pequeñas gotas de sudor bajaban desde su cuello hasta resbalar hasta sus tetas. Puse mi mano entre sus piernas y la humedad en su pantalón era exagerada para lo poco que había hecho. Con extremo cuidado baje su pantalón hasta las rodillas y la ropa interior que usaba parecía llamarme para que la arrancara con los dientes. El encaje siempre me ha vuelto loco.
Me acerque a su vagina y con mi nariz, gentilmente hacía a un lado las braguitas, ella se excitaba cada que la tocaba. Mi pene estaba a punto de estallar, faltaba poco para que este me abriera la cremallera y se introdujera en mi hermana.
Mi lengua jugaba con su clítoris, mientras yo me hacía una pequeña paja para que no me quedara sin gozar. Los jugos seguían saliendo de su vulva cual si fuera una cascada.
Ella seguía convencida que era su novio quien le estaba dando el orgasmo de su vida, pues su nombre no dejaba de ser pronunciado, pero entre esas palabras salió una frase que la repitió en un par de ocasiones pero de una forma muy débil: “Ya, ya, dámelo”
No quise desobedecer ese mensaje tan directo, así que mi pene se estaba encarrilando a su hermosa conchita, aunque el efecto del alcohol no dejaba que acertara con precisión. Pero con un poco de esfuerzo y algo de suerte, entró.
Se sentía un calor especial, mi novia suele ser un poco más juguetona de lo que estaba experimentando, pero esto era sensacional. Nunca había tenido sexo de esta manera, con alguien que no tenía conciencia de lo que hacía y además que ese alguien fuera mi hermana.
Cuando estás en ese estado etílico, normalmente no mides las consecuencias, así que lo metí hasta que tocara fondo. Lucy dio un gran suspiro y su cuerpo sufría un gran orgasmo, lo que realmente me sorprendió fue que aún faltaba que un poco de mi pene entrara pero al parecer ya había llegado al fondo. Cuando empecé el vaivén para lograr gozar de esa rica conchita, escuché que alguien pronunciaba mi nombre en el pasillo, lo primero que pensé fue que Ana me había descubierto y que me aguardaba una gran discusión, que seguramente terminaría diciéndole a mi hermana y mis padres. (Todo lo que se imagina la mente, ¿verdad?)
De inmediato saqué mi pene de su vagina, la intenté vestir, tratando de que se mantuviera como estaba. La deje más o menos como creí haberla encontrado y me retiré.
Salí como si nada hubiera pasado, y Ana me preguntaba donde estaba, solo respondía que en el baño de mi hermana pues los demás estaba ocupados. Y hasta ahí llegó la conversación y nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente (En realidad solo pasaron unas horas) nos despertaron para desayunar a mis amigos, a mi novia y a mí.
Era mi hermana que se había levantado del mejor humor posible, no importando el alboroto causado la noche anterior. Nos preparó un rico desayuno, tomó sus cosas, me besó en la frente y me dijo que limpiara la casa antes de que mis padres llegaran y que tuviera un lindo día. Se retiró silbando una melodía.
Desde aquel día he querido decirle lo que le hice, pero la verdad no sé cómo reaccionaría. Así que un buen día que me arme de valor le contaré y tal vez quiera repetirlo.
FIN
Autor: Mr. Owl
Genero: No Consentido, Hermana
Porcentaje de Realismo: 30%
Disculpen pero ahora si me tardé en postear algo, pero el trabajo me ha consumido un poco estos días. Pero trataré de seguir dejándoles más aportes...
Pues espero y sea de su agrado.
Opinen si les gusto o no.
3 comentarios - Mr.Owl - La Hermana
como todos tus relatos
ya los lei toditos
recomendado!!