Hola comunidad, acá va la segunda parte del relato. Y lo prometido es deuda.
Para que no se la imaginen más, la foto de la verdadera protagonista y siendo certificada por mí.
Todo lo que relato a continuación fue con esta cola en juego. Espero que les guste y la disfruten como yo.
Para que no se la imaginen más, la foto de la verdadera protagonista y siendo certificada por mí.
Todo lo que relato a continuación fue con esta cola en juego. Espero que les guste y la disfruten como yo.
Mientras disfrutábamos de esa cola con Federico buscábamos un telo. Mi mujer seguía arrodillada, moviendo el culo desde su cintura y gimiendo con nuestras caricias. Arqueaba su espalda sin importarle si desde otro auto veían lo que estábamos haciéndole. A dos cuadras diviso el Motel. Freno y le digo a Federico que se pase al asiento trasero y que se esconda en el suelo, sabiendo que hay moteles que no dejan entrar de a tres. Mi mujer se acomodó el vestido, llegamos y pedimos una habitación. Cuando estacionamos el auto y se cerró el portón de nuestro garaje Federico asomó su cabeza. Entramos los tres a la habitación, nuevamente el nerviosismo.
Mi mujer fue al baño mientras yo hablaba con Federico:
_Viste la cola que tiene?
_Está bárbara.
_Acordate, vos hacés lo que yo te digo o lo que ella quiera, y capas que te la cogés. _ le volví a decir para dejar las cosas en claro_ Esperá acá, voy a hablar con ella.
En el baño vidriado le aclaré a mi mujer que no iba a pasar nada que ella no quiera, que goce todo en cada momento, que sea libre de sentir lo que quiera.
Si bien era mi primer trío con mi esposa nunca dudé de lo que quería hacer esa noche, era el único que no estaba nervioso. Y entendí que era el que manejaría todo esa noche, cosa que me excitó mucho más, porque podría cumplir nuestra fantasía al pié de la letra y jugar con cada cosa ideada.
Acomodé la almohada cilíndrica sobre la mitad de la cama. Recosté a mi mujer boca abajo sobre ella, de modo que le quedara bajo su vientre. Esto hacía que su cola se pare y se aprecie aún más. Le levanté el vestido y nos arrodillamos uno a cada costado de ella, para recorrer con 4 manos todo su cuerpo. Yo apropósito me ocupaba más de su espalda y ella lo notaba, sabía que la excitación era distinta si un desconocido le tocaba la cola a dos manos. Me acerqué a su oido y le pregunté despacito: “¿te gusta, Pao?”. No pudo evitar reirse pero su risa se cortó de golpe. Claro, Federico no perdía tiempo, ya le había bajado las medias por debajo de su cola y se disponía a hacer lo mismo con la bombachita. Le hice señas que esperara. _Vamos a calentarla _le insinué moviendo los labios y nuevamente los dos atacamos su cola, acariciándola y apretándola.
Como las medias no permitían que separe las piernas, se las saqué lentamente, dejándola en tanguita y con los zapatos rojos puestos. El vestido seguía enroscado en su espalda y nuestras manos se deslizaban por sus nalgas y por su concha ya visible que comenzaba a humedecer la tela negra y diminuta.
_Seguí vos _ le dije mientras me desvestía. Con qué obnubilación manoseaba ese culo. Con la mirada poseída, deseando lo que le había prometido, hundir su lengua entre esas nalgas.
Me saqué el pantalón y el slip, y con la verga petrificada me fui acercando a la cara de mi mujer. Ella abrió los ojos y luego su boca. Empezó a saborearme lentamente con la lengua pero enseguida hizo desaparecer mi pene en su garganta debido a que estaba muy excitada. Esta era la señal que esperaba Federico. Como si no estuviese sintiendo ya tanto placer con sus manos en esa cola hermosa. Se acercó más a ella sin sacarle los ojos de encima, besó cada uno de sus cachetes y él mismo se encargó de sacarle la bombachita. Desde mi posición podía apreciar todo, todo menos la mitad de la cara de Federico que se perdía entre las nalgas de mi mujer. La tomó de las caderas y la levantó, dejándola en cuatro patas. Ahora su lengua tenía más terreno para recorrer, le violó su ano y comió toda su concha, como un perro callejero se devora un trozo de carne. Se relamía entre cada ataque y respiraba profundamente para sumergirse nuevamente en ese mar húmedo y caliente. Por ratos mi mujer dejaba de chuparme para poder gemir de placer. Yo no dejaba de tocarle el cabello o su cara para que no deje de sentir las cuatro manos que la acariciaban al mismo tiempo.
Le dije a Federico que se acueste boca arriba, la retiré a mi mujer de la cama y la llevé hasta la cabecera por el costado. Esos pocos pasos que dio delante de mí, sus tacos, su cola redonda y desnuda, el vestido enroscado en su cintura me hizo sentir como el Amo de nuestras fantasías. Le dije que se sentara sobre su cara, como para practicarle un 69, acomodó una rodilla a un costado de Federico y pasó la otra pierna en cámara lenta sobre su cara. Él tenía el gesto del que sólo ve una maravilla por primera vez. _Para que lo disfrutes mejor… _le dije. Nuevamente con sus manos le acarició la cola, apretó sus nalgas separándolas y enterró su lengua en cuanto orificio encontró. Ella se reclinó hacia delante y completó el 69 pero con mi verga, ya que Federico seguía vestido. Su pantalón no pudo disimular su erección y tomé una mano de mi mujer y la apoyé sobre su verga, para que sienta lo que estaba provocando.
Llegó el turno de cogerla, estaba super excitada. Húmeda. Ansiosa. Me puse un preservativo, más que nada para aclararle a Federico que si él se la cogía también debía usar uno.
La tomé en cuatro patas y la penetré con fuerza, la empujaba hacia mí desde sus hombros, desde su cintura con las dos manos (como le encanta a ella) o agarrando y clavándole los dedos en la parte superior de sus nalgas. Federico no quiso quedarse inmóvil y comenzó a desvestirse. Hacía mucho que otro hombre no se desnudaba delante de ella, y conmigo en la misma habitación nunca había pasado. Federico se recostó delante de ella y le acercó su verga a la boca, pero mi mujer la esquivó, no se animó. Por dentro creo que sonreí, estaba muy excitado con esa situación, no me hubiese molestado si lo hacía. Federico entendió enseguida y no insistió. Igual, mi mujer lo complació, le agarró la pija con una mano y lo masturbó mientras yo la cogía.
Le dije a Federico que se ponga un preservativo y lo hizo en tiempo record. Noté que mi mujer aumentó su estado de nerviosismo y excitación, se venía otro paso. Le dí mi lugar a nuestro invitado y me acosté boca arriba, delante de mi mujer. El espejo de la pared me devolvía una imagen increíble. A mi mujer se la estaba cogiendo otro desde atrás mientras se comía mi verga con locura. Le hice notar a ella lo del espejo, una cosa es sentir que otro te coge y sentir las envestidas y otra cosa es VER que otro te coge. Quedó atrapada ahí mismo, hipnotizada, se veía en el espejo y gemía más fuerte. Dos hombres saciaban sus orificios extremos y lo estaba disfrutando como una puta, como se debe disfrutar en realidad.
Federico no tardó en acabar y lo hizo con fuertes penetraciones. Debió sentirse una Diosa, saber que todavía podía llevar al climax a otro hombre que no fuese su marido. Aunque nunca dejé de hacerla sentir una mujer deseada noté su sexualidad orgullosa, dos erecciones juntas provocadas por ella y una eyaculación. Faltaba la mía. Mi compañero ocasional la había dejado a punto caramelo. Se la arranqué y la subí arriba mío. Me saqué el forro sin que se notara y con mis brazos la apreté contra mi pecho y empecé a cogerla frenéticamente. Con la agitación y el aire entrecortado le dije a Federico que le acaricie la cola. Él le agarró los cachetes y comenzó a subirla y a bajarla con fuerza, profundizando la penetración. Y bastó que le pida que se moje un dedo para sentir vibrar a mi mujer y cuando le tocó el ano y enterró luego su dedo en él… mi mujer se estremeció con un orgasmo del tamaño de su grito y viendo tanto placer exploté dentro de ella y la llené de leche.
Federico ya no era una fantasía, ni siquiera era un consolador. Era lengua, manos, verga y dedos. Era otra forma nueva de placer, era una realidad.
Mientras yo me vestía, mi mujer se quedó tendida boca abajo, extasiada, exhausta, sin aliento. Y Federico, excitado nuevamente por lo sucedido y sin otro preservativo por usar, se abalanzó sobre sus piernas, agarró su cola otra vez y empezó a chuparle el culo, como si pudiese acabar esta vez por la lengua.
Mi mujer sin entender me mira y me dice moviendo los labios: _ ¡Ah bue…! Ya está… ¡decile que basta!_ Pero yo me detuve una vez más a contemplar esa vista y lo dejé seguir. Pronto escuché gemiditos y vi como mi mujer metía su mano bajo su vientre y paraba la cola. Sus movimientos se acentuaron, subía y bajaba su culo y aumentaban sus gemidos. Era ella la que se estaba cogiendo la lengua de Federico con su ano. Y con su cuerpo sensibilizado por todo lo anterior experimentó otro orgasmo de yapa. Hasta creo, que Federico sí pudo acabar por la lengua.
Mi mujer fue al baño y aproveché para hablar nuevamente con él.
_ ¿…Y? ¿Te gustó?
_Impresionante… está buena la mina.
_ Te aconsejo, esto no se lo cuentes a nadie. Primero porque no te lo van a creer y te van a ser sentir un boludo. Guardátelo vos, como una experiencia copada. Segundo, por respeto a la mina. Ella quería experimentar esto y vos fuiste parte de su experiencia porque ella te dejó. A demás es muy piola. Me dijo que iba a ser su primera vez con dos hombres y tenemos que estar orgullosos de haberla hecho gozar así. Ella seguro que no se lo va a contar a nadie, hagamos lo mismo.
_ Tenés razón_ me decía mientras parecía repasar lo que le acababa de suceder.
Salimos del motel de la misma forma que entramos. Lo dejamos cerca de su casa y emprendimos el viaje de regreso.
Durante esa hora de manejo en la autopista nos reímos mucho, nos callamos otro tanto, no paramos de pensar un solo kilómetro, nos mirábamos y rompíamos cualquier duda, cualquier miedo a lo que vendría después, a cómo nos sentiríamos. Comentamos las cosas que nos habían gustado, a cada rato nos decíamos cuánto nos amábamos y que habíamos hecho una locura, y seguíamos riendo.
Ya en casa, mi mujer me dijo que faltó la doble penetración y que le gustaría probar otra vez y disfrutarlo más desde el principio, más relajada. Por supuesto que instantáneamente la volví a coger.
Ahora esperamos ir pronto a Rosario, por más emociones. ¿Quién será esta vez “Federico”?, ¿Dónde nos esperará? Podrá estar en otra parada de colectivo, o en algún bar o boliche. ¿Será alguno de Ustedes, lectores? ¿Alguien se anota? Estén atentos, uno nunca sabe cuándo un tal “Pablo” y una tal “Paola” pueden presentarse en la vida con una propuesta poco común.
FIN
63 comentarios - Una propuesta poco común. (Historia del trío) 2da
hazla inmediatamente poringuera imaginatela cuantos la van a desear con ese cuerpo
:alaba::buenpost::headbang::alaba::buenpost::headbang::alaba::buenpost::headbang:
Gracias, estábamos esperando impacientes tu comentario. Vamos a crear otro post con las fotos que quedaron de esa cola que quiere ser poringuera. 😛 🤤
es la dama, a quien tenemos que cuidar de principio a fin !!!!!!!!!! La idea era que ella disfrutara y vaya si disfruto !!! Me quedo cortisimo dándote mis felicitaciones .... Este tipo de cosas son las que hacen que la pareja se fortalezca .. a mi me paso también ...
Que mas puedo decirte ... felicitarte por la vivencia que tuvieron y felicitarte por la hermosura de tu mujer !!!
Gracias por compartirlo y ojala que puedan repetirlo con ella mas tranquila !!! Abrazos a los dos
A nosotros nos costó tambien animarnos, si leiste todo el relato, te darás cuenta. Planéenlo bien, estudien bien las posibilidades para no errarle. Van a ver que sólo tienen que proponérselo a alguien, después todo pasa solo. Es muy dificil que alguien se reuse a una propuesta así, todos los hombres tenemos algo de "Federico", sólo faltan las parejas oportunas. Déjen en claro el respeto que se tienen mutuamente con quien lo hagan, sean discretos y responsables. Y sobre todo disfrútense.
Para citar, el comentario de olomanolo:
:love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love::love:
🤤 🤤
Estoy al repalo!!
+10
Y lo más lindo e que fue real!!!!
excelente chicos..exceletne aporte 😉 me dejaron como loco.:o
+10 por la experiencia y por la redacción!
Debería estudiar el tema del seudónimo, para cuidar la privacidad y quizás algún día, con sueldo de jubilado me dedique a escribir, jaja.
Nos alegra que te haya gustado este relato, una experiencia vivida, por suerte!.
Son geniales
Pao es una mujer tremenda, con un cuerpo sensacional y la mejor actitud para lucirlo.
Imposible no imaginar ese relato llevado a la práctica. Qué placer contemplar esa cola frente a tus ojos. Qué placer acariciar esos cachetes grandes, suaves al tacto y a la vez firmes. Y qué placer chupar esa cola... qué placer alucinante lamer ese ano. Debe ser glorioso.
Un abrazo para ambos.
Saludos, Pao y Pablo
La aventura fué magnífica y la experiencia como pareja debe haber sido tremenda...
Pao es una belleza y tener un culito así de goloso lo convierte a Pablo en un auténtico suertudo...
Mañana paso con puntos...
Saludos!