Hey! aquí les dejo la segunda parte de mi historia, es un poco larga pero de verdad vale la pena conocer todos los detalles!
Primera parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/1980680/Loca-por-tu-semen-_-1_2-_.html
Entre sin hacer ruido, con los zapatos en la mano, miré la estancia desierta, avance más hasta echar un vistazo al comedor, la cocina y nadie cerca, fui hasta la escalera y subí con sigilo, al llegar arriba había 4 puertas, no sabia en cual habitación estarías así que seguí mi instinto, como un cervatillo olí el aire hasta captar tu aroma, me saqué el vestido, el bra, la tanga dejándolos en el suelo, entonces me dirigí hasta la puerta del fondo y con mucho cuidado la abrí. Ahí estabas, acostado boca arriba sobre la cama, con los audífonos puestos, los ojos cerrados, recorrí tu perfil con la mirada, baje a tus labios, tu pecho, tu abdomen y detuve mi vista en el bulto de tu entrepierna. Abriste los ojos y me miraste sorprendido, yo no pude articular palabra, me quedé estática, entonces sonriendo te levantaste de la cama y me tendiste tu mano, la tome….BEEEP! BEEEP!
Me levanté rápidamente a apagar el despertador y me desvanecí de nuevo en mi cama, ¡no lo podía creer! Faltaban minutos de ese preciado sueño, esta vez era diferente, yo llegaba a tu encuentro ¡y me lo perdí!.
El día empezaba y tenía que arreglarme pronto ya que llegaría mi amigo Viktor por mí, iríamos a una ciudad cercana a una rodada en bicicleta, un conductor ebrio había matado a dos ciclistas en la carretera y luego huido, así que nos manifestaríamos en ese lugar para pedir justicia a las autoridades. Unos instantes después ya estaba subiendo a la Suburban de mi amigo, con la bicicleta acomodada atrás, listos para salir, el sueño quedó atrás.
Llegamos al cabo de 40 min, había mucha gente dispuesta a unirse al evento, rápidamente nos pusimos en marcha con el itinerario y al cabo de dos horas: Misión cumplida. Todos estaban con energías aún así que se corrió la voz en el grupo de cientos de personas que formábamos, que se continuaría hasta El Nevado, un volcán cercano. Yo empecé a dudar, apenas empezaba en esa actividad y no tenía aun la condición necesaria para pedalear cuesta arriba además de que me preocupaba la altura del lugar. Estaba pensando en eso cuando Vik se me acercó para preguntarme si deseaba ir con ellos o esperar en la Sub su regreso. Miré hacia los lados indecisa cuando de repente la multitud se separó y vi a unos 10 metros de mi a Luis Enrique.
Sin siquiera dudarlo le dije a Vik que iría, él titubeó, sabía de mi falta de experiencia para esas travesías pero luego de insistir un poco, finalmente accedió con la única condición de que si en el camino me sentía mal debía decírselo.
Tomamos las bicis y empezamos a tomar rumbo por la carretera cercana, yo iba como hechizada mirando hacia enfrente, con la adrenalina a flor de piel. Al cabo de una hora me empecé a cansar y a bajar la marcha así que el numeroso grupo empezó a tomar ventaja, pensé que esa era mi única oportunidad pues vivíamos en ciudades diferentes y no sabia cuando lo volvería a ver. Tome aire profundamente y empecé a pedalear con todas mis fuerzas, abriéndome paso mientras lo buscaba entre el mundo de personas que me miraban curiosas, sin duda pensando que con tal esfuerzo difícilmente llegaría al final del recorrido.
Finalmente lo alcance y tontamente decidí tomar un poco más de ventaja, aceleré mucho más el paso hasta que al cabo de unos minutos, sentí que una pierna se me empezaba a poner rígida. Fue cuestión de segundos entre que empezó el calambre y yo traté de ir hacia un costado del camino hasta que me derrumbé estrepitosamente sobre la orilla, sin lograr amortiguar la caída con las manos. Me quedé tirada, con los ojos apretados tratando de contener las lágrimas ya que el calambre era muy intenso.
Varios ciclistas se detuvieron, algunos se acercaron para preguntarme si estaba bien, fue hasta que un hombre se me acercó diciendo que era médico, como pude hablar y le dije que estaba bien, que solo era un calambre. Haciendo caso omiso de mí, empezó a revisar mis extremidades para ver si no había lesiones, me quitó el casco para checar mi cabeza, dijo que todo parecía bien y que si me dolía mucho o quería agua.
Levante la vista y parado a poca distancia vi a mi morocho tan deseado, él me reconoció y me sonrió, le devolví el gesto y baje la mirada, no podía creer que estuviera yo en una situación tan vergonzosa justo en ese momento.
Me deslicé suavemente hacia atrás hasta quedar totalmente tendida, quería que me tragara la tierra, entonces oí la voz de Viktor que se cercaba pidiendo permiso de pasar entre el grupo que poco a poco reanudaba la marcha. Me preguntó si estaba bien y le dije que si, me dijo que algo así se imaginaba que me iba a pasar pues yo no tenía práctica suficiente para estar ahí. Dijo que se quedaría conmigo a esperar que regresara el grupo para entonces volver a la ciudad y luego a casa. Sentí a alguien parado cerca de mi y volteé para toparme con la sorpresa de que era Luis el que se acercó, había escuchado la conversación y se ofreció amablemente a quedarse conmigo para que Vik pudiera continuar con el grupo ya que él era uno de los líderes y conocía la mejor ruta para llegar a la cima.
Entendí que era la oportunidad de mi vida, así que convencí a mi amigo para que se fuera, asegurándole que yo conocía al recién llegado, que era mi vecino cuando yo era adolescente, Luis se unió a mi para convencerlo y al poco rato nos encontramos solos sentados sobre el césped.
Empezó a preguntarme sobre mi vida, yo balbuceé un par de cosas, porque para ese entonces ya había pasado todo sufrimiento y de nuevo estaba con la adrenalina a full ante la emoción del encuentro.
Nos paramos y caminamos de retorno por el camino, con las bicicletas en las manos, llegamos a una pequeña cabaña donde vendían almuerzos y entramos para pedir unas limonadas y algunos sándwiches para el camino.
Encargamos las bicicletas a la dueña de la cabaña y nos dirigimos hacia el bosque, para caminar un poco y platicar. De hecho el que platicaba era él, yo escuchaba nerviosa y asentía con la cabeza, no sabía que hacer o que decir. Nos alejamos lo suficiente del camino y decidimos quedarnos en un claro muy bonito cercano a un sembradío de cebada.
Me recargué sobre el tronco de un árbol y me le quedé mirando a los ojos fijamente, él de inmediato quedó en silencio comprendiendo que algo importante tenía yo que decir. Miles de cosas me pasaban por la cabeza, los sueños, su semen en mi cuerpo, la añoranza, el recuerdo del pasado, todo me daba vueltas y no sabía por donde empezar.
Frustrado por mi indecisión estiró su mano hacia a mi, tal y como unas horas antes lo había visto en mi sueño, tomé su mano y el contacto con su piel fue la chispa que inició mi incendio.
Mi concha rápidamente se empezó a humedecer, sentí mi clítoris proyectarse hacia fuera, mi piel se erizó y justo en la espalda baja sentí un estremecimiento volcánico. Él se acercó y me rodeó con sus brazos para luego darme un profundo beso, con esa barba cerrada con la que tanto había soñado. Acercó su pelvis a la mía y eso bastó para que yo empezara a tener convulsiones frenéticas, moví mi pelvis acompasadamente, frotándome contra su pija que despertaba, cada vez mis movimientos eran más frenéticos, solo un tonto no se hubiera dado cuenta que estaba desesperada por ser penetrada.
No era un tonto por supuesto, sin dejar de besarme sacó su oscuro miembro del pantalón, lo sentí firme y gloriosamente dispuesto, con movimiento experto me bajo los pantalones y las bragas, lo solté un momento para sacar una pierna de la ropa tan innecesaria en esos momentos. Abrí las piernas aún recargada sobre el árbol y se pegó aún más contra mi cuerpo agitado, tomándome de nuevo los labios entre los suyos….y me penetró.
Fue dolorosamente delicioso sentirlo dentro de mi, justo como lo había vivido en mis sueños, sentí como me habría por dentro, lo hacía poco a poco por miedo a lastimarme pues sabía que su pija era algo gruesa, pero yo no estaba ahí para tener sexo suave, quería sentirlo poseyéndome violentamente. Rodee su cintura con mis brazos y lo atraje con fuerza, indicándole que quería una penetración mas fuerte, el entendió y empezó a embestirme mientras yo trataba de mantener el equilibrio. Mi vagina estaba empapada, mis pezones duros, lo dejé de besar para cerrar los ojos y concentrarme en mi clítoris que ardía con cada movimiento, para sentir cada delicioso centímetro de su miembro entrando y saliendo con furia. Empecé a gemir, primero muy quedó y después cada vez más y más fuerte. Mi vagina empezó a hincharse por dentro y entonces supe que venía mi inminente orgasmo.
Le dije: No te vengas, déjame terminar, guárdame la leche!- Asintió y siguió dándome fuerte y justo en el momento en que mi cuerpo empezó a convulsionar con una explosión monstruosa, acercó su boca a mi hombro para morderme. La mezcla de mi orgasmo y el dolor que provocaban sus dientes hizo que fuera todo aún más intenso, yo jadeaba, aullaba, mi cuerpo se estremecía violentamente: aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahh!!!
Al cabo de unos minutos mi placer cedió y empecé a tener dominio de mi cuerpo poco a poco. Luis no había dejado de penetrarme, solo que ahora más suave, tratando de controlar su eyaculación hasta el momento en que yo se lo indicara. Lo saque de mi y me arrodille frente a él al mismo tiempo que me sacaba la ropa de arriba, empecé a hacerle sexo oral mientras con una mano sostenía la base de su pene para estimularlo y con la otra le daba suaves pellizquitos en la piel de los testículos, al cabo de unos minutos de succionar y lamer me dijo que ya iba a terminar. Saqué su pija de mi boca justo cuando sentí el primer chorro de leche y sin dejar de frotársela con la mano la dirigí a mis tetas para que cayera esa rica y caliente leche sobre ellas, sobre mi cuello y al final recibir las últimas gotas en mi boca. Fue glorioso sentirme llena de semen, verlo deslizarse por mis pezones y luego por mi vientre para escurrir finalmente por el rumbo de mi concha. Me sabía deliciosa, me olía al infierno y al paraíso juntos, disfruté untarla con mis manos por todo mi pecho y luego llevarme la mano húmeda a la concha y mojar con sus jugos mi clítoris. Luis me miraba fascinado, sabía que tenía frente a si a una hembra satisfecha....o tal vez no, tal vez tenía que seguir el sexo por horas y horas, tumbados sobre la tierra, lamiéndonos, besándonos, mordiéndonos, disfrutándonos, mojándonos con nuestros fluidos.
Rica leche, lujurioso, candente, adorado Luis Enrique. Loca por tu leche……
Eso es todo, pronto les contaré mas sobre mi vida sexual, ni se imaginan lo variado de mis gustos!
Besos.
Primera parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/1980680/Loca-por-tu-semen-_-1_2-_.html
Entre sin hacer ruido, con los zapatos en la mano, miré la estancia desierta, avance más hasta echar un vistazo al comedor, la cocina y nadie cerca, fui hasta la escalera y subí con sigilo, al llegar arriba había 4 puertas, no sabia en cual habitación estarías así que seguí mi instinto, como un cervatillo olí el aire hasta captar tu aroma, me saqué el vestido, el bra, la tanga dejándolos en el suelo, entonces me dirigí hasta la puerta del fondo y con mucho cuidado la abrí. Ahí estabas, acostado boca arriba sobre la cama, con los audífonos puestos, los ojos cerrados, recorrí tu perfil con la mirada, baje a tus labios, tu pecho, tu abdomen y detuve mi vista en el bulto de tu entrepierna. Abriste los ojos y me miraste sorprendido, yo no pude articular palabra, me quedé estática, entonces sonriendo te levantaste de la cama y me tendiste tu mano, la tome….BEEEP! BEEEP!
Me levanté rápidamente a apagar el despertador y me desvanecí de nuevo en mi cama, ¡no lo podía creer! Faltaban minutos de ese preciado sueño, esta vez era diferente, yo llegaba a tu encuentro ¡y me lo perdí!.
El día empezaba y tenía que arreglarme pronto ya que llegaría mi amigo Viktor por mí, iríamos a una ciudad cercana a una rodada en bicicleta, un conductor ebrio había matado a dos ciclistas en la carretera y luego huido, así que nos manifestaríamos en ese lugar para pedir justicia a las autoridades. Unos instantes después ya estaba subiendo a la Suburban de mi amigo, con la bicicleta acomodada atrás, listos para salir, el sueño quedó atrás.
Llegamos al cabo de 40 min, había mucha gente dispuesta a unirse al evento, rápidamente nos pusimos en marcha con el itinerario y al cabo de dos horas: Misión cumplida. Todos estaban con energías aún así que se corrió la voz en el grupo de cientos de personas que formábamos, que se continuaría hasta El Nevado, un volcán cercano. Yo empecé a dudar, apenas empezaba en esa actividad y no tenía aun la condición necesaria para pedalear cuesta arriba además de que me preocupaba la altura del lugar. Estaba pensando en eso cuando Vik se me acercó para preguntarme si deseaba ir con ellos o esperar en la Sub su regreso. Miré hacia los lados indecisa cuando de repente la multitud se separó y vi a unos 10 metros de mi a Luis Enrique.
Sin siquiera dudarlo le dije a Vik que iría, él titubeó, sabía de mi falta de experiencia para esas travesías pero luego de insistir un poco, finalmente accedió con la única condición de que si en el camino me sentía mal debía decírselo.
Tomamos las bicis y empezamos a tomar rumbo por la carretera cercana, yo iba como hechizada mirando hacia enfrente, con la adrenalina a flor de piel. Al cabo de una hora me empecé a cansar y a bajar la marcha así que el numeroso grupo empezó a tomar ventaja, pensé que esa era mi única oportunidad pues vivíamos en ciudades diferentes y no sabia cuando lo volvería a ver. Tome aire profundamente y empecé a pedalear con todas mis fuerzas, abriéndome paso mientras lo buscaba entre el mundo de personas que me miraban curiosas, sin duda pensando que con tal esfuerzo difícilmente llegaría al final del recorrido.
Finalmente lo alcance y tontamente decidí tomar un poco más de ventaja, aceleré mucho más el paso hasta que al cabo de unos minutos, sentí que una pierna se me empezaba a poner rígida. Fue cuestión de segundos entre que empezó el calambre y yo traté de ir hacia un costado del camino hasta que me derrumbé estrepitosamente sobre la orilla, sin lograr amortiguar la caída con las manos. Me quedé tirada, con los ojos apretados tratando de contener las lágrimas ya que el calambre era muy intenso.
Varios ciclistas se detuvieron, algunos se acercaron para preguntarme si estaba bien, fue hasta que un hombre se me acercó diciendo que era médico, como pude hablar y le dije que estaba bien, que solo era un calambre. Haciendo caso omiso de mí, empezó a revisar mis extremidades para ver si no había lesiones, me quitó el casco para checar mi cabeza, dijo que todo parecía bien y que si me dolía mucho o quería agua.
Levante la vista y parado a poca distancia vi a mi morocho tan deseado, él me reconoció y me sonrió, le devolví el gesto y baje la mirada, no podía creer que estuviera yo en una situación tan vergonzosa justo en ese momento.
Me deslicé suavemente hacia atrás hasta quedar totalmente tendida, quería que me tragara la tierra, entonces oí la voz de Viktor que se cercaba pidiendo permiso de pasar entre el grupo que poco a poco reanudaba la marcha. Me preguntó si estaba bien y le dije que si, me dijo que algo así se imaginaba que me iba a pasar pues yo no tenía práctica suficiente para estar ahí. Dijo que se quedaría conmigo a esperar que regresara el grupo para entonces volver a la ciudad y luego a casa. Sentí a alguien parado cerca de mi y volteé para toparme con la sorpresa de que era Luis el que se acercó, había escuchado la conversación y se ofreció amablemente a quedarse conmigo para que Vik pudiera continuar con el grupo ya que él era uno de los líderes y conocía la mejor ruta para llegar a la cima.
Entendí que era la oportunidad de mi vida, así que convencí a mi amigo para que se fuera, asegurándole que yo conocía al recién llegado, que era mi vecino cuando yo era adolescente, Luis se unió a mi para convencerlo y al poco rato nos encontramos solos sentados sobre el césped.
Empezó a preguntarme sobre mi vida, yo balbuceé un par de cosas, porque para ese entonces ya había pasado todo sufrimiento y de nuevo estaba con la adrenalina a full ante la emoción del encuentro.
Nos paramos y caminamos de retorno por el camino, con las bicicletas en las manos, llegamos a una pequeña cabaña donde vendían almuerzos y entramos para pedir unas limonadas y algunos sándwiches para el camino.
Encargamos las bicicletas a la dueña de la cabaña y nos dirigimos hacia el bosque, para caminar un poco y platicar. De hecho el que platicaba era él, yo escuchaba nerviosa y asentía con la cabeza, no sabía que hacer o que decir. Nos alejamos lo suficiente del camino y decidimos quedarnos en un claro muy bonito cercano a un sembradío de cebada.
Me recargué sobre el tronco de un árbol y me le quedé mirando a los ojos fijamente, él de inmediato quedó en silencio comprendiendo que algo importante tenía yo que decir. Miles de cosas me pasaban por la cabeza, los sueños, su semen en mi cuerpo, la añoranza, el recuerdo del pasado, todo me daba vueltas y no sabía por donde empezar.
Frustrado por mi indecisión estiró su mano hacia a mi, tal y como unas horas antes lo había visto en mi sueño, tomé su mano y el contacto con su piel fue la chispa que inició mi incendio.
Mi concha rápidamente se empezó a humedecer, sentí mi clítoris proyectarse hacia fuera, mi piel se erizó y justo en la espalda baja sentí un estremecimiento volcánico. Él se acercó y me rodeó con sus brazos para luego darme un profundo beso, con esa barba cerrada con la que tanto había soñado. Acercó su pelvis a la mía y eso bastó para que yo empezara a tener convulsiones frenéticas, moví mi pelvis acompasadamente, frotándome contra su pija que despertaba, cada vez mis movimientos eran más frenéticos, solo un tonto no se hubiera dado cuenta que estaba desesperada por ser penetrada.
No era un tonto por supuesto, sin dejar de besarme sacó su oscuro miembro del pantalón, lo sentí firme y gloriosamente dispuesto, con movimiento experto me bajo los pantalones y las bragas, lo solté un momento para sacar una pierna de la ropa tan innecesaria en esos momentos. Abrí las piernas aún recargada sobre el árbol y se pegó aún más contra mi cuerpo agitado, tomándome de nuevo los labios entre los suyos….y me penetró.
Fue dolorosamente delicioso sentirlo dentro de mi, justo como lo había vivido en mis sueños, sentí como me habría por dentro, lo hacía poco a poco por miedo a lastimarme pues sabía que su pija era algo gruesa, pero yo no estaba ahí para tener sexo suave, quería sentirlo poseyéndome violentamente. Rodee su cintura con mis brazos y lo atraje con fuerza, indicándole que quería una penetración mas fuerte, el entendió y empezó a embestirme mientras yo trataba de mantener el equilibrio. Mi vagina estaba empapada, mis pezones duros, lo dejé de besar para cerrar los ojos y concentrarme en mi clítoris que ardía con cada movimiento, para sentir cada delicioso centímetro de su miembro entrando y saliendo con furia. Empecé a gemir, primero muy quedó y después cada vez más y más fuerte. Mi vagina empezó a hincharse por dentro y entonces supe que venía mi inminente orgasmo.
Le dije: No te vengas, déjame terminar, guárdame la leche!- Asintió y siguió dándome fuerte y justo en el momento en que mi cuerpo empezó a convulsionar con una explosión monstruosa, acercó su boca a mi hombro para morderme. La mezcla de mi orgasmo y el dolor que provocaban sus dientes hizo que fuera todo aún más intenso, yo jadeaba, aullaba, mi cuerpo se estremecía violentamente: aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahh!!!
Al cabo de unos minutos mi placer cedió y empecé a tener dominio de mi cuerpo poco a poco. Luis no había dejado de penetrarme, solo que ahora más suave, tratando de controlar su eyaculación hasta el momento en que yo se lo indicara. Lo saque de mi y me arrodille frente a él al mismo tiempo que me sacaba la ropa de arriba, empecé a hacerle sexo oral mientras con una mano sostenía la base de su pene para estimularlo y con la otra le daba suaves pellizquitos en la piel de los testículos, al cabo de unos minutos de succionar y lamer me dijo que ya iba a terminar. Saqué su pija de mi boca justo cuando sentí el primer chorro de leche y sin dejar de frotársela con la mano la dirigí a mis tetas para que cayera esa rica y caliente leche sobre ellas, sobre mi cuello y al final recibir las últimas gotas en mi boca. Fue glorioso sentirme llena de semen, verlo deslizarse por mis pezones y luego por mi vientre para escurrir finalmente por el rumbo de mi concha. Me sabía deliciosa, me olía al infierno y al paraíso juntos, disfruté untarla con mis manos por todo mi pecho y luego llevarme la mano húmeda a la concha y mojar con sus jugos mi clítoris. Luis me miraba fascinado, sabía que tenía frente a si a una hembra satisfecha....o tal vez no, tal vez tenía que seguir el sexo por horas y horas, tumbados sobre la tierra, lamiéndonos, besándonos, mordiéndonos, disfrutándonos, mojándonos con nuestros fluidos.
Rica leche, lujurioso, candente, adorado Luis Enrique. Loca por tu leche……
Eso es todo, pronto les contaré mas sobre mi vida sexual, ni se imaginan lo variado de mis gustos!
Besos.
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