You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

El engaño.

Hace rato que el galerista le venia haciendo propuestas que rozaban lo insolente. Ella no le prestaba atención conciente ni inconcientemente. Eran como esas insinuaciones que se le presentan durante lo cotidiano y no deben ser atendidas.
Esa tarde llevando cuadros, el trajín de llevar y traer desde el auto, hizo que quede un poco desalineada, y el jean se le fue bajando y dejo sus caderas y nalgas bastante a la vista. No lo había notado si no fuera por la insistente mirada del galerista, que además de codicioso en sus comisiones y gastos, era muy calentón.
Ante los rezongos de la rubia por lo costoso del servicio de galería, el tipo siempre insinuaba lo mismo, que esta vez la calentura le permitió escuchar.
¿Que seria lo que tengo que hacer? para conseguir condiciones mas dignas de contratación, preguntó haciéndose la que no sabia el mecanismo. ¿Dignas? Respondió con una pregunta el pibe. Y se rieron los dos. Acá nos vamos a olvidar un poco de la dignidad…
-Tengo algunos clientes que les gustan tus cuadros de desnudos, y están dispuestos a gastar mucha plata en la artista… Le dijo en media voz, el malandrín.
Ella lo miro fijamente y se pregunto hasta donde llegaría con su calentura. Con la fachada de la galería, este pibe era un tratante. Si alguien quería comprar un cuadro, lo compraba, pero no era algo que le quitara el sueño. Esto explicaba porque tantas veces no había logrado vender ni una sola obra.
-Vos avisame. Le dijo la rubia antes de subirse al auto. Y se fue pensando y temblando en su autito.
Pensó en poder manejar el juego, calentar algún chancero que quiera mandarse la parte delante ella, y ver si excitándolo un poco lo controlaba.
……..
Solo fue un mensaje de texto en su Berry y se fue temblando pero decidida. Sentía la excitación en la boca del estomago. Estacionó donde pudo y se dirigió a la galería, que siempre a cualquier hora del día esta a media luz. Solo una luz fuerte iluminaba las obras. La sorprendió que había mas de una persona, por alguna razón, había imagina solo una. Pero al recordar el mensaje, no estaba claro que seria una persona. La invadió la inseguridad, pensando que era un desencuentro, pero la calentura la impulso a quedarse y acercarse al grupo.
El grupo era homogéneo, los hombres de traje y la única señoras de vestido. Parecía como que estaban de fiesta.
Ella los sorprendió y les pregunto sin mediar saludo, si le gustaban sus desnudos. Ellos se sorprendieron y giraron su atención en dirección al artista.
- Nos hablaron mucho de ellos. Fue la respuesta del que estaba mas cerca.
Ella se paseo muy cerca de todos, pensó si seria la cita del mensaje de texto. Se quiso convencer para no distraer su concentración.
- ¿Que desnudos conocen? Preguntó desafiante.
Solo los que podemos ver, dijo la mujer del grupo.
- Entonces no conocen todos. Hay mucho mas de lo que esta colgado en estas paredes.
Retrocedió sobre sus pasos hasta apoyarse contra el cuerpo que tenia detrás. La sostuvo con los brazos como para indicarle que atrás de ella había una persona. En esa posición, con sus nalgas sobre el pantalón del hombre, como si todo fuera muy normal, sugirió.
- Si se animan, pueden llevarse todos mis desnudos…
El que tenia atrás ya se estaba animando. Ella pensó si el galerista tenía todo los detalles del “deal” bajo control. Quiso creer que eso era un hecho, y se volvió a enfocar en su calentura.
Sentía que no podía contenerse mucho mas, cuando las manos detrás de ella se entusiasmaban con sus nalgas. Se le acerco la mujer del grupo, y le pregunto sobre su vestido, algo sobre la tela, y la acaricio, casualmente donde no tenia tela el vestido.
La mano de la mujer, siguió y acaricio la bragueta del hombre que tenia detrás, sin que ella supiera como lo hizo tan rápido, la visitante escarbo en el pantalón y saco la verga del señor que ya la había notado bastante dura.
La chupo de rodillas delante de ella, lo que fue interpretado como una invitación, y se volcaron las dos a la faena de chupar juntas esa verga, ambas de rodillas, rodeadas por los otros hombres que ya se los veía entusiasmados.
Nunca había puesto tanto empeño en cerrar un negocio de arte, en colocar una venta importante, pero esto la tenia atrapada, la posibilidad de juntarse con dinero mezclado con sexo, le partía la cabeza.
La verga que tenia delante, se descargó sobre la cara de la desconocida. Ella se sorprendió de lo rápido que acabó esa pija. Pero poco duró la reflexión, porque ya tenía dos vergas mas grandes aun, atacándola, a ella y a la desconocida.
La empujaron contra uno de sus cuadros, contra un muro, le subieron el vestido, y sin dejarla pensar nada, le taparon la boca con la palma, y empezaron a cogerle el culo. Sus nalgas hacia rato que estaban reclamando algo entre ellas, no pudo moverse mucho, que el infortunado penetrador, terminaba en sus espaldas. Rápidamente fue reemplazado, ya no pudo saber por quien, y comenzó por impactar fuerte, le maltrató el culo, se lo hizo doler por un rato largo. El culo tardó en comenzar a gozar.
Cuando pudo sincronizar sus músculos, pensó en darles una lección a estos salvajes, sacarles hasta el aliento, que no les queden ganas de vivir.
Los fue demoliendo uno a uno, se rindieron ante su ferocidad sexual. Quedaron asustados y exhaustos.
Cuando llegó el galerista, todos estaban descansando recuperando el espíritu, y el galerista no quería quedar afuera. La sorprendió a la rubia, metiéndole la lengua en el orto, a la vista de los que esperaban su recuperación.
Ingenua, pensó que el galerista vendría con el dinero, pero trajo mas ganas de coger. De todos modos fue bienvenido.

0 comentarios - El engaño.