El delito del fin de semana I
La noche del viernes
Su nombre es Clara. Tiene en este momento 37 años. Casada, con una hija de 17 años, ya en ese momento su matrimonio no andaba bien. Tenía la convicción de que el marido la engañaba, pero sin pruebas serias. De cualquier forma, la unión era una simple formalidad. Compartían el mismo techo pero nada más. Por la hija no querían separarse hasta que ella se independizara, pero nada pasaba entre ellos, aunque mantenían una relación amistosa, consecuencia de haberse conocido desde muy chicos.
Ese fin de semana, el esposo viajó a uno de los tantos congresos donde lo mandaba la empresa. Viajó el viernes a la tarde y no volvería hasta el lunes a la mañana.
La hija estaba en su cuarto, ubicado en el otro extremo del piso, escuchando música. Ya habían cenado, y luego de todo un dia de trajín, ese viernes la dueña de casa decidió darse una ducha y acostarse temprano a mirar tele o leer algo.
Se quedó un largo rato bajo la ducha, y cuando se sintió totalmente relajada, salió, se secó, se metió dentro de una bata de baño y se dirigió hacia su dormitorio.
Cuando entró estiró la mano para prender la luz y alguien la tomó del brazo y antes de que pudiera reaccionar le había tapado la boca para evitar que gritara.
- Shh, no hagas ruido que podemos ponernos muy violentos, le dijo una voz amenazante al oído, mientras de fondo sonaba la música del cuarto de su hija. De inmediato pensó en ella y decidí colaborar todo lo que pudiera.
se quedó quieta, sin resistirse.
- Así me gusta nena, dijo la misma voz, mientras se encendía el televisor con el volumen lo suficientemente alto como para que nadie escuchara nada, pero sin llamar la atención, y la puerta del cuarto se cerraba.
La luz de la pantalla iluminó el ambiente. Desde la puerta venía caminando un joven de no más de 25 años, con una navaja en sus manos, lo que la hizo temblar instintivamente, ya que tenía terror a los cuchillos. Rogó porque no la lastimara, y sin querer, alguna lágrima se escapó de sus ojos.
Esto fue notado por quien la tenía retenida.
- No te preocupes mamasita. Si te portas bien no te va a pasar nada, y te prometo que si obedeces ni vamos a entrar a la habitación de tu hija. Ahora te voy a soltar así podemos conversar.
Y uniendo el dicho al hecho la soltó. La situación aterrorizante hizo que sus piernas se aflojaran y terminara sentada en la cama sin darse cuenta.
- Bueno nena, Estamos buscando dinero contante y sonante. Nada de basura electrónica que dificulta la retirada. Dinos donde está el dinero, dijo amenazante quien la había sorprendido. Este era un poco mayor que el otro, pero seguramente no llegaba a los 30 años.
- No hay mucho dinero en casa, pero les daré todo, dijo complaciente.
- Bueno, vamos, dijo el más joven tomándola del brazo, dime adonde
- Allí en la cómoda, dijo, y la arrastró hasta allí. Rápidamente abrió el mueble y sacó de su interior tres mil pesos que siempre tenían de reserva.
- Es un buen comienzo, sigamos, dijo el joven jugando con su navaja.
- No hay mucho más, le dijo, lo que provocó el enojo del joven.
- Puta de mierda, a ver si te crees que vas a tranquilizarnos con estas migajas, quiero todo lo que hay en esta podrida casa, dijo amenazante.
- Queda solo algo de cambio en mi cartera, le dijo señalándola colgada en un perchero.
Se dirigió a ella y abriéndola la volcó en el suelo. Se agachó y fue juntando el efectivo que llegaría apenas a quinientos pesos.
- Mira hermano, me parece que esta damita no entiende de que se trata esto, dijo cuando se levantó decepcionado.
- Tranquilo, no te pongas nervioso que está tratando de colaborar. Cuentame que tenías pensado para este fin de semana, dijo sonriendo
- Mañana vuelve mi esposo a primera hora, mintió
Una bofetada mas ruidosa que violenta le cruzó la cara.
- No te burles de nosotros. No somos improvisados. Sabemos que tu maridito no regresa hasta el lunes, así que piensa mejor tus respuestas.
- Esta bien, dijo frotándose la mejilla. Estoy sola hasta el lunes, ya lo saben. Mi hija mañana tiene un día de campo con la escuela. Se va a la mañana temprano y regresa por la noche. La están esperando. Si no aparece van a venir a buscarla, dijo para ver si conseguía apurar su huída. Por otra parte era cierto.
- ¿ la vienen a buscar?, preguntó el mayor
- Si, un bus pasara por aquí a las 7 de la manaña, agregó.
- Bueno. No hay problema. Te diré como están las cosas, dijo el mayor que parecía el jefe mientras se recostaba en la cama.
Vamos a quedarnos hasta el domingo a la noche, ya que necesitamos ocultarnos, y aprovecharemos para revisar en detalle el piso, a ver si nos estás ocultando algo.
- Por favor, no tengo más dinero, rogó
- Eso lo veremos dijo el joven, que parecía mucho más descontrolado. Mentalmente decidió no hacerlo enojar. Tenía miedo de sus reacciones.
- Tranquilo, te lo dije cien veces. La señora quiere colaborar y tiene razón al querer hacerlo. Volviendo al tema, como dije nos vamos a quedar aquí. Ya que no hay por ahora más dinero, vamos a tratar de no aburrirnos, por lo que tu vas a tratarnos como si nos conocieramos de toda la vida. En este momento, por ejemplo vas a venir y me vas a chupar la verga, dijo sin cambiar el tono de su voz.
- Ni se te ocurra, no puedes forzarme, dijo indignada.
- Si no te voy a forzar. Te doy una opción simplemente. Lo que no quieras hacer tú, iré a que me lo haga tu hija. Tu eliges.
De pronto comprendió que no tenía escapatoria. Tenía que someterse a los deseos de estos depravados y ni siquiera tenía la seguridad de poder salvar a su hija, pero si conseguía satisfacerlos esta noche, mañana su hija se iría, y luego podría pensar como escaparse.
Sin decir palabra, se acercó a la cama y lentamente comenzó a desabrochar su vaquero. De inmediato él puso sus manos detrás de su cabeza.
- Ves como hablando se entiende la gente. Tienes que tratar de no ser tan agresivo, le dijo a su socio.
Terminó de desabrochar su vaquero y un bulto considerable se marcaba bajo su calzoncillo. Metió la mano disimulando su asco y sacó fuera una verga gruesa y dura, marcada con venas macizas y con una cabeza que parecía un durazno pequeño. En otras circunstancias hubiera sido el sueño de toda mujer.
La descapuchó y lentamente comenzó a pasarle la lengua por todo el contorno, para luego de un rato comenzar a engullirla y a succionarla. Al mismo tiempo, una de las manos de su circunstancial pareja trepó por sus piernas y comenzó a acariciarle la cara interna de sus muslos, hasta llegar a su sexo. Su mano la frotaba sensualmente y su dedo medio separaba sus labios vaginales. Hacía tiempo que no sentía esas caricias, así que inconscientemente comenzó a excitarse a pesar de lo forzado de la situación. Sus líquidos humedecieron la mano del ladrón, lo que no se podía ocultar. Allí estaba agachada chupando una verga desconocida, mientras una mano desconocida jugaba con su clítoris.
- En nuestras averiguaciones comentaron que estabas necesitada, pero no sabía cuanto. ¿ Sabes primo? La señora se está mojando como una zorra.
Por toda respuesta el otro joven se colocó detras de ella y levantando la bata se arrodilló y comenzó a pasarle la lengua por el culo y la vagina, reemplazando la mano del otro hombre. La sensación era cálida y vivificante. Hacía mucho que la mujer no se sentía tan caliente. Sus líquidos comenzaron a brotar y correr por sus piernas. Detrás de ella esa lengua aceleraba su trabajo y ella sentía como sus rodillas se aflojaban. Instintivamente ella separó las piernas para facilitar la incursión y cuando el macho detectó su complicidad comenzó a profundizar sus lenguetazos.
- Ahh, que buena perra que conseguimos para este fin de semana. La vamos a pasar muy bien. Es una pena que no se haya resistido, porque me hubiera gustado desvirgar una quinceañera, pero le di mi palabra así que si se porta bien, vamos a cumplirla, lamentablemente, dijo el mayor con los ojos cerrados y sus manos detrás de la nuca, con un dejo de pena,te dije que la ibamos a pasar bien. Nos llevaremos bastante dinero y a cambio le dejaremos a esta zorra unos cuantos litros de leche para que tenga con que soñar en los próximos meses, dijo el jefe.
Quien estaba a su grupa, se alzó y la obligó a arrodillarse sobre la cama. Ahora al volver a chupar la verga del jefe su posición era más inclinada y su sexo quedaba totalmente a merced del joven . Un orgasmo bestial iba creciendo dentro del cuerpo de la mujer, el cual trataba de controlar,sabiendo que de alcanzarlo, iba a quedar totalmente sometida por estos degenerados. No quería mostrarle a estos delincuentes que la situación le gustaba y le daba placer. Se concentró en la verga que estaba chupando para tratar de evitar lo inevitable, pero cuando la lengua intrusa comenzó a jugar con su clítoris no pudo mas y alcanzó un furioso clímax. Nunca se había corrido con sexo oral, aunque su esposo no era afecto a estas prácticas en realidad. Sus amigas le habían comentado lo que una lengua hábil podía hacer sentir, pero ella pensó que eran inventos, hasta hoy. Sintió como su orgasmo transcurría lentamente como una marea que subía y bajaba, siguiendo los designios del intruso. La verga en su boca parecía ensancharse y alargarse cada vez más. Una señal de alarma estalló en su cerebro. El macho iba a acabar y lo iba a hacer en su boca. Nunca había querido comerse el semen de nadie y ahora no podía evitarlo con el riesgo de que su hija pagara su decisión. Trató de reducir la succión para evitar el orgasmo del ladrón, pero lo único que consiguió fue mantenerlo más tiempo en vilo, y retardar lo que era evidentemente inevitable. Los gemidos y suspiros del macho le indicaban que el final estaba próximo. Por fin, decidió terminar con esta tortura y tragando todo lo que pudo chupó con fuerza. El jefe empezó a moverse como si estuviera tirando, sacó sus manos de detrás de su nuca y aferró con fuerza la cabeza de la hembra dirigiendo los movimientos y asegurandose que ella no pudiera escapar, ante lo que ya era incontrolable.
- Chupa puta, chupa, vamos con ganas que te voy a engordar con mi lecheeeee....... gritó mientras el primer chorro se estrellaba en el fondo de la garganta de la mujer, primer chorro al que siguieron varios más, cada uno tan violento y espeso como el anterior. Ella sintió que su boca se llenaba y que se ahogaba, así que no tuvo más remedio que empezar a tragar. No quería dejar escapar nada porque temía la reacción del macho pensando en su hija. Aguanto hasta el borde de las lágrimas. Nunca se había sentido tan usada, tan sucia, tan poca cosa, apenas un recipiente para que un macho se sacara las ganas. Luego de unos segundos las oleadas de semen disminuyeron y el eyaculador se tranquilizó.
- Aahhhh, que buen polvo que tienes perra, ahora límpiala bien, le dijo mientras acariciaba su cabeza agradeciendo el momento de lujuria.
Por fin, lo soltó.
- ¿Y tú nene quieres tu parte? Le preguntó a su socio.
- Ahora no, tenemos tiempo. En verdad después de estar todo el día escapando y en tensión estoy muy cansado, dijo el joven.
- Bueno, está bien entonces. Ahora todos a dormir que mañana tendremos un día largo. Tu acuestate en el medio, me dijo el jefe, mientras se levantaba y cerraba la puerta del dormitorio con llave.
Sin decir nada ella se acostó donde le dijeron y cada uno de ellos se puso a los costados, para asegurarse que no se escapara. El televisor quedó prendido alumbrando la habitación, pero con el volumen bien bajo, prácticamente en silencio. Estaba realmente agotada y mientras pensaba como salir de esta situación, sin darse cuenta se durmió.
No fue una noche tranquila, en verdad. No se cuanto tiempo pasó hasta que entredormida sintio que una mano tomaba posesión de su sexo y le introducía los dedos simulando que la cogían. En otro momento fueron sus pechos los elegidos para ser magreados con maniobras que mas que caricias servían para reafirmar que tenía dueños y que solo era un objeto que existía para el placer de los amos, y que era valiosa mientras brindara placer. Esto le quedó muy claro.
La noche del viernes
Su nombre es Clara. Tiene en este momento 37 años. Casada, con una hija de 17 años, ya en ese momento su matrimonio no andaba bien. Tenía la convicción de que el marido la engañaba, pero sin pruebas serias. De cualquier forma, la unión era una simple formalidad. Compartían el mismo techo pero nada más. Por la hija no querían separarse hasta que ella se independizara, pero nada pasaba entre ellos, aunque mantenían una relación amistosa, consecuencia de haberse conocido desde muy chicos.
Ese fin de semana, el esposo viajó a uno de los tantos congresos donde lo mandaba la empresa. Viajó el viernes a la tarde y no volvería hasta el lunes a la mañana.
La hija estaba en su cuarto, ubicado en el otro extremo del piso, escuchando música. Ya habían cenado, y luego de todo un dia de trajín, ese viernes la dueña de casa decidió darse una ducha y acostarse temprano a mirar tele o leer algo.
Se quedó un largo rato bajo la ducha, y cuando se sintió totalmente relajada, salió, se secó, se metió dentro de una bata de baño y se dirigió hacia su dormitorio.
Cuando entró estiró la mano para prender la luz y alguien la tomó del brazo y antes de que pudiera reaccionar le había tapado la boca para evitar que gritara.
- Shh, no hagas ruido que podemos ponernos muy violentos, le dijo una voz amenazante al oído, mientras de fondo sonaba la música del cuarto de su hija. De inmediato pensó en ella y decidí colaborar todo lo que pudiera.
se quedó quieta, sin resistirse.
- Así me gusta nena, dijo la misma voz, mientras se encendía el televisor con el volumen lo suficientemente alto como para que nadie escuchara nada, pero sin llamar la atención, y la puerta del cuarto se cerraba.
La luz de la pantalla iluminó el ambiente. Desde la puerta venía caminando un joven de no más de 25 años, con una navaja en sus manos, lo que la hizo temblar instintivamente, ya que tenía terror a los cuchillos. Rogó porque no la lastimara, y sin querer, alguna lágrima se escapó de sus ojos.
Esto fue notado por quien la tenía retenida.
- No te preocupes mamasita. Si te portas bien no te va a pasar nada, y te prometo que si obedeces ni vamos a entrar a la habitación de tu hija. Ahora te voy a soltar así podemos conversar.
Y uniendo el dicho al hecho la soltó. La situación aterrorizante hizo que sus piernas se aflojaran y terminara sentada en la cama sin darse cuenta.
- Bueno nena, Estamos buscando dinero contante y sonante. Nada de basura electrónica que dificulta la retirada. Dinos donde está el dinero, dijo amenazante quien la había sorprendido. Este era un poco mayor que el otro, pero seguramente no llegaba a los 30 años.
- No hay mucho dinero en casa, pero les daré todo, dijo complaciente.
- Bueno, vamos, dijo el más joven tomándola del brazo, dime adonde
- Allí en la cómoda, dijo, y la arrastró hasta allí. Rápidamente abrió el mueble y sacó de su interior tres mil pesos que siempre tenían de reserva.
- Es un buen comienzo, sigamos, dijo el joven jugando con su navaja.
- No hay mucho más, le dijo, lo que provocó el enojo del joven.
- Puta de mierda, a ver si te crees que vas a tranquilizarnos con estas migajas, quiero todo lo que hay en esta podrida casa, dijo amenazante.
- Queda solo algo de cambio en mi cartera, le dijo señalándola colgada en un perchero.
Se dirigió a ella y abriéndola la volcó en el suelo. Se agachó y fue juntando el efectivo que llegaría apenas a quinientos pesos.
- Mira hermano, me parece que esta damita no entiende de que se trata esto, dijo cuando se levantó decepcionado.
- Tranquilo, no te pongas nervioso que está tratando de colaborar. Cuentame que tenías pensado para este fin de semana, dijo sonriendo
- Mañana vuelve mi esposo a primera hora, mintió
Una bofetada mas ruidosa que violenta le cruzó la cara.
- No te burles de nosotros. No somos improvisados. Sabemos que tu maridito no regresa hasta el lunes, así que piensa mejor tus respuestas.
- Esta bien, dijo frotándose la mejilla. Estoy sola hasta el lunes, ya lo saben. Mi hija mañana tiene un día de campo con la escuela. Se va a la mañana temprano y regresa por la noche. La están esperando. Si no aparece van a venir a buscarla, dijo para ver si conseguía apurar su huída. Por otra parte era cierto.
- ¿ la vienen a buscar?, preguntó el mayor
- Si, un bus pasara por aquí a las 7 de la manaña, agregó.
- Bueno. No hay problema. Te diré como están las cosas, dijo el mayor que parecía el jefe mientras se recostaba en la cama.
Vamos a quedarnos hasta el domingo a la noche, ya que necesitamos ocultarnos, y aprovecharemos para revisar en detalle el piso, a ver si nos estás ocultando algo.
- Por favor, no tengo más dinero, rogó
- Eso lo veremos dijo el joven, que parecía mucho más descontrolado. Mentalmente decidió no hacerlo enojar. Tenía miedo de sus reacciones.
- Tranquilo, te lo dije cien veces. La señora quiere colaborar y tiene razón al querer hacerlo. Volviendo al tema, como dije nos vamos a quedar aquí. Ya que no hay por ahora más dinero, vamos a tratar de no aburrirnos, por lo que tu vas a tratarnos como si nos conocieramos de toda la vida. En este momento, por ejemplo vas a venir y me vas a chupar la verga, dijo sin cambiar el tono de su voz.
- Ni se te ocurra, no puedes forzarme, dijo indignada.
- Si no te voy a forzar. Te doy una opción simplemente. Lo que no quieras hacer tú, iré a que me lo haga tu hija. Tu eliges.
De pronto comprendió que no tenía escapatoria. Tenía que someterse a los deseos de estos depravados y ni siquiera tenía la seguridad de poder salvar a su hija, pero si conseguía satisfacerlos esta noche, mañana su hija se iría, y luego podría pensar como escaparse.
Sin decir palabra, se acercó a la cama y lentamente comenzó a desabrochar su vaquero. De inmediato él puso sus manos detrás de su cabeza.
- Ves como hablando se entiende la gente. Tienes que tratar de no ser tan agresivo, le dijo a su socio.
Terminó de desabrochar su vaquero y un bulto considerable se marcaba bajo su calzoncillo. Metió la mano disimulando su asco y sacó fuera una verga gruesa y dura, marcada con venas macizas y con una cabeza que parecía un durazno pequeño. En otras circunstancias hubiera sido el sueño de toda mujer.
La descapuchó y lentamente comenzó a pasarle la lengua por todo el contorno, para luego de un rato comenzar a engullirla y a succionarla. Al mismo tiempo, una de las manos de su circunstancial pareja trepó por sus piernas y comenzó a acariciarle la cara interna de sus muslos, hasta llegar a su sexo. Su mano la frotaba sensualmente y su dedo medio separaba sus labios vaginales. Hacía tiempo que no sentía esas caricias, así que inconscientemente comenzó a excitarse a pesar de lo forzado de la situación. Sus líquidos humedecieron la mano del ladrón, lo que no se podía ocultar. Allí estaba agachada chupando una verga desconocida, mientras una mano desconocida jugaba con su clítoris.
- En nuestras averiguaciones comentaron que estabas necesitada, pero no sabía cuanto. ¿ Sabes primo? La señora se está mojando como una zorra.
Por toda respuesta el otro joven se colocó detras de ella y levantando la bata se arrodilló y comenzó a pasarle la lengua por el culo y la vagina, reemplazando la mano del otro hombre. La sensación era cálida y vivificante. Hacía mucho que la mujer no se sentía tan caliente. Sus líquidos comenzaron a brotar y correr por sus piernas. Detrás de ella esa lengua aceleraba su trabajo y ella sentía como sus rodillas se aflojaban. Instintivamente ella separó las piernas para facilitar la incursión y cuando el macho detectó su complicidad comenzó a profundizar sus lenguetazos.
- Ahh, que buena perra que conseguimos para este fin de semana. La vamos a pasar muy bien. Es una pena que no se haya resistido, porque me hubiera gustado desvirgar una quinceañera, pero le di mi palabra así que si se porta bien, vamos a cumplirla, lamentablemente, dijo el mayor con los ojos cerrados y sus manos detrás de la nuca, con un dejo de pena,te dije que la ibamos a pasar bien. Nos llevaremos bastante dinero y a cambio le dejaremos a esta zorra unos cuantos litros de leche para que tenga con que soñar en los próximos meses, dijo el jefe.
Quien estaba a su grupa, se alzó y la obligó a arrodillarse sobre la cama. Ahora al volver a chupar la verga del jefe su posición era más inclinada y su sexo quedaba totalmente a merced del joven . Un orgasmo bestial iba creciendo dentro del cuerpo de la mujer, el cual trataba de controlar,sabiendo que de alcanzarlo, iba a quedar totalmente sometida por estos degenerados. No quería mostrarle a estos delincuentes que la situación le gustaba y le daba placer. Se concentró en la verga que estaba chupando para tratar de evitar lo inevitable, pero cuando la lengua intrusa comenzó a jugar con su clítoris no pudo mas y alcanzó un furioso clímax. Nunca se había corrido con sexo oral, aunque su esposo no era afecto a estas prácticas en realidad. Sus amigas le habían comentado lo que una lengua hábil podía hacer sentir, pero ella pensó que eran inventos, hasta hoy. Sintió como su orgasmo transcurría lentamente como una marea que subía y bajaba, siguiendo los designios del intruso. La verga en su boca parecía ensancharse y alargarse cada vez más. Una señal de alarma estalló en su cerebro. El macho iba a acabar y lo iba a hacer en su boca. Nunca había querido comerse el semen de nadie y ahora no podía evitarlo con el riesgo de que su hija pagara su decisión. Trató de reducir la succión para evitar el orgasmo del ladrón, pero lo único que consiguió fue mantenerlo más tiempo en vilo, y retardar lo que era evidentemente inevitable. Los gemidos y suspiros del macho le indicaban que el final estaba próximo. Por fin, decidió terminar con esta tortura y tragando todo lo que pudo chupó con fuerza. El jefe empezó a moverse como si estuviera tirando, sacó sus manos de detrás de su nuca y aferró con fuerza la cabeza de la hembra dirigiendo los movimientos y asegurandose que ella no pudiera escapar, ante lo que ya era incontrolable.
- Chupa puta, chupa, vamos con ganas que te voy a engordar con mi lecheeeee....... gritó mientras el primer chorro se estrellaba en el fondo de la garganta de la mujer, primer chorro al que siguieron varios más, cada uno tan violento y espeso como el anterior. Ella sintió que su boca se llenaba y que se ahogaba, así que no tuvo más remedio que empezar a tragar. No quería dejar escapar nada porque temía la reacción del macho pensando en su hija. Aguanto hasta el borde de las lágrimas. Nunca se había sentido tan usada, tan sucia, tan poca cosa, apenas un recipiente para que un macho se sacara las ganas. Luego de unos segundos las oleadas de semen disminuyeron y el eyaculador se tranquilizó.
- Aahhhh, que buen polvo que tienes perra, ahora límpiala bien, le dijo mientras acariciaba su cabeza agradeciendo el momento de lujuria.
Por fin, lo soltó.
- ¿Y tú nene quieres tu parte? Le preguntó a su socio.
- Ahora no, tenemos tiempo. En verdad después de estar todo el día escapando y en tensión estoy muy cansado, dijo el joven.
- Bueno, está bien entonces. Ahora todos a dormir que mañana tendremos un día largo. Tu acuestate en el medio, me dijo el jefe, mientras se levantaba y cerraba la puerta del dormitorio con llave.
Sin decir nada ella se acostó donde le dijeron y cada uno de ellos se puso a los costados, para asegurarse que no se escapara. El televisor quedó prendido alumbrando la habitación, pero con el volumen bien bajo, prácticamente en silencio. Estaba realmente agotada y mientras pensaba como salir de esta situación, sin darse cuenta se durmió.
No fue una noche tranquila, en verdad. No se cuanto tiempo pasó hasta que entredormida sintio que una mano tomaba posesión de su sexo y le introducía los dedos simulando que la cogían. En otro momento fueron sus pechos los elegidos para ser magreados con maniobras que mas que caricias servían para reafirmar que tenía dueños y que solo era un objeto que existía para el placer de los amos, y que era valiosa mientras brindara placer. Esto le quedó muy claro.
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