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Mr.Owl - La Doctora Ana

Mr.Owl - La Doctora Ana


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LA DOCTORA ANA
by Mr. Owl

Hola soy Josep y esta es la Historia

Mientras me tomaba un tiempo de la escuela para reorganizar mis ideas (ja siempre dicen eso) y tomarme un leve receso de la rectitud de mi colegio, además de que reprobé materias y este tiempo era obligatorio antes de que iniciara el próximo año escolar.
Pues en esos meses quería conseguir un empleo que me ayudara a pagar mis cuentas y tal vez para invitar a salir a algunas chicas. Para esto recurrí a una de mis tías para que me ayudara con mi problema ya que ella laboraba en un Hospital que queda cerca de mi casa, a unos cuantos minutos y al parecer en ese lugar siempre había vacantes para empleos “pequeños”

Mi tía me recibió de muy buena manera casi como siempre, cuando le comenté acerca de mi petición ella me dijo que tenía el trabajo perfecto para mí, pues era bastante fácil y además tendría un buen sueldo. El empleo consistía en ser el asistente de una de las doctoras con más antigüedad en ese Hospital.

Después del fin de semana, bastante fiestero por cierto, emprendí mi camino para presentarme a mi primer día de trabajo. Mientras recorría las calles mi mente ya pensaba en cómo sería mi trabajo, me imagine todo tipo de cosas, pues según la pequeña descripción de mi tía, pensé en una Doctora anciana que me tendría de aquí para allá con sus encargos. Pero bueno ya había llegado y eso era lo que tenía en la mente.

Llegué hasta la puerta de su oficina, toqué gentilmente la puerta y entré. Me quede sin palabras cuando vi a la Doctora, pues ella estaba sentada en su escritorio escribiendo algo, su rostro era muy lindo aunque ya aparentaba su edad, que yo calculé que tenía 40 años máximo. La imagen en mi cabeza estaba totalmente errónea pues era todo lo opuesto a lo que yo esperaba.

Mientras permanecía escribiendo, su escote pronunciado dejaba ver esas grandes y jugosas tetas que provocaban hasta al más santo. Mi mirada se enfocó en ellas perdiendo de vista todo lo que estaba a su alrededor. Después de salir de su hipnosis, levante la mirada y noté que la Doctora me miraba fijamente, lo único que pude hacer fue sonreír y darle los buenos días, ella respondió el saludo, se presentó como la Doctora Ana y me dijo que había llegado tarde.

Me había explicado su especialidad, pero mi mente solo pensaba en cómo se vería desnuda, así que no recuerdo nada de eso.
Después de realizar los deberes que me había encargado, me senté en su oficina para admirarla mientras platicaba con uno de sus colegas. Al parecer a ella no le incomodaban mis miradas discretas pero lascivas recorriendo su anatomía, aunque cada que me veía yo desviaba la mirada.

Así pasaron los días y mi tarea favorita era dejarle los expedientes de sus pacientes y mensajes varios en su escritorio mientras ella escribía o se mantenía ocupada en su computadora, pues en ese momento era en el que yo me colocaba a un lado de ella y miraba su lindo escote hasta que ella me mandara otra tarea.

Un día como cualquiera llegue a su oficina temprano para prepararle su café, cuando La Doctora Ana llegó se veía especialmente feliz, no sabía la razón pero cuando ella se sentía así mi trabajo era menor así que traté de mantenerla de esta manera. Le atendí en todo lo que me solicitaba.

Entonces era hora de entregarle los expedientes, mi momento favorito. Ese día vestía una blusa de cuadritos verdes acompañada de una falda entallada en color negro y tacones, obviamente todo eso cubierto por su bata blanca. En cuanto deje los mensajes en su escritorio y me acomodé para ver esas jugosas tetas, ella desabotono un poco su blusa y manteniendo la mirada en su me dijo:



- Uff ¡Que calor hace! ¿No crees Josep?-
- Eh…. Pues sí, hace mucho calor- Contesté sin abandonar esa linda vista
- ¡Pues que esperas para quitarte ese suéter!- Me ordenó
- Como usted diga- Finalicé





Me despoje de mi suéter y regrese a mi lugar preferido, ella me platicaba de los pacientes de ese día y de pronto me pregunto si me gustaba lo que veía, yo no supe responder si se refería a lo que estaba viendo en su monitor o lo que en realidad observaba, pues arriesgándome le dije que sí.
Ella levantó la mirada y dijo:




- Pues cierra la puerta con llave y hazme lo que quieras-





Sorprendido le pregunté la razón, pues no podía creer lo que me pedía, a lo que ella me respondió que no soportaba más que se sentía muy caliente y que esta era mi oportunidad que tanto esperaba pues ella podía sentir todas mis miradas. Ya con esa explicación cerré la puerta y me abalance sobre ella. Le quite la blusa y lo primero que hice (ya se podrán imaginar) fue tomar su tetas entre mis manos, esta era una sensación genial, sus senos eran tan suaves y sus pezones rosados me volvían loco, empecé a chupar sus senos y sus gemidos me excitaban cada vez más.

Mientras “trabajaba” en sus tetas, mis manos jugaban con sus ricas nalgas y ella se levantaba la falda para que tuviera libre acceso. Ana, como le comencé a decir, buscaba mi boca para comérsela a besos, mis manos ya habían hecho a un lado esa peculiar tanga que portaba y empecé a jugar con sus “cositas” Su vagina se humedecía con rapidez cuando jugueteaba con su clítoris, mi otra mano estaba ocupada explorando en su trasero, cuando la Doctora sintió esto me dijo:



- Wow Que juguetón eres, no te pareces nada al estúpido de mi marido ¡Sigue! ¡Sigue!-




Fue ahí cuando entendí que se estaba vengando de su esposo, pero eso no me detuvo y seguí con mi trabajo. Deje sus tetas por un momento para concentrarme en esa rica conchita que se derretía de placer, abrí sus piernas y comencé. Debo confesar que soy bastante bueno en este rubro, así que ya se imaginaran cómo reaccionaba la Doctora.



- ¡Wow! Sigue no te detengas- Decía apretando los dientes y con un tono de voz bajo pues las oficinas de sus colegas estaban a un lado.




Estaba realizándole un excelente sexo oral mientras que mis dedos jugaban con su lindo culito. El placer era desbordante por ambos lados y sin avisar Ana me sujeto por la cabeza y me retiro de su coño pues estaba a punto de venirse.

Ya estando a este nivel de excitación, me saque el pene y sin perder ni un segundo la Doctora se abalanzó hacia él haciéndome una de las mejores mamadas de mi vida, pues ella podía metérsela hasta el fondo y la presión que su garganta ejercía en mi pene era una sensación única. Entraba y salía de su tráquea para después concentrarse en la cabeza que la volvía loca.
Sacó mi pene de su boca y lo colocó en sus grandes tetas, nunca había tenido el placer de que una chica me masturbara con sus senos, pero mi Doctora estaba dispuesta a todo. Mi pene desaparecía entre sus gloriosos senos mientras ella trataba de alcanzarlo con su boca.

Mi entusiasmo era tal que la levante, la tomé por la cintura, la acomode en el escritorio y la penetre con un vaivén un poco brusco, pero a ella no le importaba, solo quería sentir mi virilidad dentro de ella. Mientras yo la penetraba, Ana movía el culo de una manera inusual, parecía que la quería hasta el fondo y no se lo negué. Empuje fuertemente para tocar fondo, ella se volvía loca pues mis dedos mantenían el juego con su culito y eso la ponía a cien. Mi otra mano estaba ocupada tocando su clítoris, ella parecía morderse la mano para aguantar los gemidos que trataban de salir de una vez por todas.

Justo en la recta final de nuestro encuentro sexual empuje tan fuerte mi pene dentro de ella que los dos llegamos a un gran orgasmo y por consecuencia no pudo evitar soltar un grito que seguramente se había escuchado en todo el primer piso donde se encontraba su oficina.

Rápidamente tratamos de vestirnos antes de que alguien viniera a ver lo que ocurría, yo me subía los pantalones mientras Anita se limpiaba todo el semen que había introducido en ella. En menos un minuto los dos estábamos impecables, demasiado agitados pero sin ningún desperfecto en nuestra vestimenta. De inmediato tocaban la puerta con desesperación, tranquilamente abrí la puerta y varias personas me preguntaban por lo ocurrido, a lo que solo respondí que la Doctora se había caído de su silla y la Doctora Ana les afirmaba lo ocurrido con una gran sonrisa.

Todos se fueron y nos dejaron a solas de nuevo, Ana me sonreía mientras me platicaba que hace mucho no sentía este tipo de placer, el que se siente cuando estás en un lugar en el que puedes ser descubierto. Recordándome que su marido no la complacía de esta manera desde hace mucho.

Antes de retirarnos del Hospital, ella me confesó que esto había sido solo una aventura que no me acostumbrara pues no siempre se sentiría de esta manera.

Yo finalicé diciéndole que con que me dejará jugar con sus tetas de vez en cuando me sentaría más que bien. Ella sonrió y aceptó.



FIN




Autor: Mr. Owl
Genero: Filial
Porcentaje de Realismo: 60%


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