Continuo la historia de nina
Nina:
Aún recuerdo los escarceos con mi Frank de esa noche que ya nos prometimos repetir. Apenas sé su nombre, y su apellido no me atrevo a preguntar. No quiero saber de él más de lo necesario.Él a estas alturas ya sabe sobre la existencia de mi blog, y estuvo encantado de que nuestra historia, ese primer encuentro sexual haya aparecido en él.
Sexo, sexo, sexo. Se dice que es ésta la ciudad del amor, pero a decir verdad veo muy pocos enamorados por la calle, tomándose por las manos por ejemplo. Es más la sensualidad y el erotismo el que está presente en las conversaciones. Es mucho más el erotismo intrínseco.
El caso es que a Francia, no pude haber llegado en mejor momento. Aquí todas y todos hablan de sexo. Aunque no en todos lo sentidos... del buen sexo. Lo más sonado es por supuesto, el caso del francés, ahora ex director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, por intento de violación de una mucama en Nueva York. Eso junto con la pederastia son cosas verdaderamente aberrantes en el mundo sexual.
Hoy que Francia está en el ojo del huracán, los franceses se burlan de sí mismos sobre el sexo en la cotidianeidad, con ese humor que me parece muy inglés (que me perdonen los franceses, lo siento, lo siento). Se saben y se miran perversos. No todos lo son, por supuesto, pero es verdad que respecto al sexo hay cierta libertad por estas tierras.
Pero dista mucho de ser la libertad que visualizamos de ellos en América. En este poco tiempo que he estado en las entrañas de la ciudad, y conociendo a su gente de manera más cercana (ni qué decir de sus intimidades, pregúntenle a mi Frank...), sé que no todos tienen sexo contra todos, o que hay orgías cada noche en los bares de la ciudad, como me lo han preguntado en mi twitter. No, es simplemente que respetan lo que el otro hace, o lo que es lo mismo, les importa un reverendo cacahuate lo que el vecino hace con lo propio. Tanto que de parezcan poco corteses.
A menos, claro, que ese vecino sea un político o Steve Tyler, por ejemplo, que ha dicho que sólo una vez ha tenido sexo con un hombre y que además no le gustó. No hay aquí nadie que se espante ante el hecho, sino más bien, si acaso con ello quiere tener más ventas de su libro. No hay quién se pare de cabellos.
El erotismo de las miradas cuando caminas por la calle o vas por el metro en París, es inigualable. Me he sonrojado con las miradas que ciertos hombres me han obsequiado. Pero eso si, ningún toqueteo ni un acercamiento rápido accidental. Y me encanta.
Es por eso que hasta hoy es que me decido a hablar del museo del erotismo de París, por eso sé que no hay un museo del sexo. Todo es tan subjetivo aquí.
En siete pisos me encontré una colección de más de 2 mil objetos eróticos y pornográficos, entre los que encontrarán cosas de todo tipo y para todo uso.
Quienes hicieron la selección lo hicieron de manera ecléctica. Bien se puede encontrar un pene usado en una película porno famosa, como piezas con piedras preciosas y formas fálicas del siglo XIX; hay estampas japonesas, cartas postales bastante obscenas (que me encantaría enviarle a uno que otro por mis tierras mexicanas queridas), flautas fálicas del Perú, comics, ediciones verdaderamente hermosas de libros eróticos, etc.
Dos pisos están totalmente consagrados al arte erótico de nuevos artistas que exponen su obra para la venta, así como una boutique donde, por algunos cuantos euros, uno puede comprar una "joya anal" para traerla lujosamente resplandeciente en el trasero.
Debo decir que ese fue mi souvenir del museo, y puesta se ve maravillosa. Lástima que hasta el momento solo mi Frank es el único que puede verla... Mi otro souvenir francés.
Hay mas Historia,Pero eso es en otro post
Nina:
Aún recuerdo los escarceos con mi Frank de esa noche que ya nos prometimos repetir. Apenas sé su nombre, y su apellido no me atrevo a preguntar. No quiero saber de él más de lo necesario.Él a estas alturas ya sabe sobre la existencia de mi blog, y estuvo encantado de que nuestra historia, ese primer encuentro sexual haya aparecido en él.
Sexo, sexo, sexo. Se dice que es ésta la ciudad del amor, pero a decir verdad veo muy pocos enamorados por la calle, tomándose por las manos por ejemplo. Es más la sensualidad y el erotismo el que está presente en las conversaciones. Es mucho más el erotismo intrínseco.
El caso es que a Francia, no pude haber llegado en mejor momento. Aquí todas y todos hablan de sexo. Aunque no en todos lo sentidos... del buen sexo. Lo más sonado es por supuesto, el caso del francés, ahora ex director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, por intento de violación de una mucama en Nueva York. Eso junto con la pederastia son cosas verdaderamente aberrantes en el mundo sexual.
Hoy que Francia está en el ojo del huracán, los franceses se burlan de sí mismos sobre el sexo en la cotidianeidad, con ese humor que me parece muy inglés (que me perdonen los franceses, lo siento, lo siento). Se saben y se miran perversos. No todos lo son, por supuesto, pero es verdad que respecto al sexo hay cierta libertad por estas tierras.
Pero dista mucho de ser la libertad que visualizamos de ellos en América. En este poco tiempo que he estado en las entrañas de la ciudad, y conociendo a su gente de manera más cercana (ni qué decir de sus intimidades, pregúntenle a mi Frank...), sé que no todos tienen sexo contra todos, o que hay orgías cada noche en los bares de la ciudad, como me lo han preguntado en mi twitter. No, es simplemente que respetan lo que el otro hace, o lo que es lo mismo, les importa un reverendo cacahuate lo que el vecino hace con lo propio. Tanto que de parezcan poco corteses.
A menos, claro, que ese vecino sea un político o Steve Tyler, por ejemplo, que ha dicho que sólo una vez ha tenido sexo con un hombre y que además no le gustó. No hay aquí nadie que se espante ante el hecho, sino más bien, si acaso con ello quiere tener más ventas de su libro. No hay quién se pare de cabellos.
El erotismo de las miradas cuando caminas por la calle o vas por el metro en París, es inigualable. Me he sonrojado con las miradas que ciertos hombres me han obsequiado. Pero eso si, ningún toqueteo ni un acercamiento rápido accidental. Y me encanta.
Es por eso que hasta hoy es que me decido a hablar del museo del erotismo de París, por eso sé que no hay un museo del sexo. Todo es tan subjetivo aquí.
En siete pisos me encontré una colección de más de 2 mil objetos eróticos y pornográficos, entre los que encontrarán cosas de todo tipo y para todo uso.
Quienes hicieron la selección lo hicieron de manera ecléctica. Bien se puede encontrar un pene usado en una película porno famosa, como piezas con piedras preciosas y formas fálicas del siglo XIX; hay estampas japonesas, cartas postales bastante obscenas (que me encantaría enviarle a uno que otro por mis tierras mexicanas queridas), flautas fálicas del Perú, comics, ediciones verdaderamente hermosas de libros eróticos, etc.
Dos pisos están totalmente consagrados al arte erótico de nuevos artistas que exponen su obra para la venta, así como una boutique donde, por algunos cuantos euros, uno puede comprar una "joya anal" para traerla lujosamente resplandeciente en el trasero.
Debo decir que ese fue mi souvenir del museo, y puesta se ve maravillosa. Lástima que hasta el momento solo mi Frank es el único que puede verla... Mi otro souvenir francés.
Hay mas Historia,Pero eso es en otro post
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