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Mi inicio como cornudo

En la vida se nos pueden presentar algunas situaciones que nos superan. A veces pensamos, muy livianamente o simplemente por inexperiencia, que ante determinadas realidades reaccionaremos de una u otra manera y, sin embargo, ante la intensidad abrumadora de lo real terminamos reaccionando de maneras muy extrañas, aun para nosotros mismos. La siguiente historia es una relato real, y espero que de ello obtenga su fuerza. Espero poder transmitirles la intensidad de una experiencia que cambio la vida de mi pareja y particularmente la mía, para siempre.

En la época que esto ocurrió teníamos ambos 22 años. Nos conocíamos con Vanesa desde la primaria, era un amor que había crecido con nosotros. A los 8 ya nos cruzábamos cartitas, era un juego, pero ya nos atraíamos y nos elegíamos. A los 14 comenzamos a ser novios, o al menos, a eso le llamábamos tomarnos de la mano y darnos tímidos besos en los cumpleaños a los que éramos invitados por nuestros compañeros de colegio. Juntos descubrimos el amor, crecimos, y experimentamos nuestros cuerpos. Desde nuestros primeras caricias lascivas de los 15 años a esos 22, habíamos sido exclusivos el uno con el otro en todo lo relacionado con el sexo.

Éramos jóvenes, nos gustábamos, el sexo realmente era parte de nuestra relación. Sin embargo, siendo sincero y viéndolo en perspectiva, si bien aun nos amábamos con frecuencia y pasión, aun jóvenes no habíamos sabido sortear la monotonía de 7 años teniendo sexo y, realmente, habíamos caído en una cierta tibieza. Pero luego todo cambio, y el azar resolvió y nos enseño a vivir algo que, quizás, por nosotros mismos nunca hubiésemos descubierto.

Era el verano de 2002 y con 2 parejas amigas habíamos decidido irnos de vacaciones en grupo. Había varias alternativas, pero nos decantamos por una que nos resultaba conveniente por varias razones, nos iríamos a Florianópolis, y pararíamos en la casa del hermano de una de las chicas que se iba con nosotros de viaje. Luego de un larguísimo viaje en bus, casi 30 horas desde Buenos Aires, llegamos a Floripa y de ahí, con otro Bus de la ciudad, hasta la casa donde nos hospedaríamos. Nuestro grupo estaba conformado, además de por mi novia Vanesa y yo, por José y Laura (ambos de 22, y compañeros de la época del colegio) y por Leandro y Daniela (de 23 y 21 años, Leandro compañeros de equipo de futbol de José y mío desde tiempo antes). La casa, era propiedad del hermano de Daniela, Aníbal, un personaje; tenia 32 años y llevaba por lo menos 8 años girando por Brasil. Unos años antes de lo ocurrido, se había establecido finalmente en Florianopolis, donde manejaba un local de tatuajes y en verano alquilaba parte de su casa para juntar algo mas de plata.

La casa fue una grata sorpresa para todos, ya que era mas de lo que esperábamos por el precio convenido: tenia 3 cuartos, justo uno para cada pareja, mas un pequeño living, un baño y una cocina comedor. Por su parte, Aníbal se mudo durante ese periodo del año a una especie de garaje que se encontraba totalmente separada de la parte de la casa que nosotros alquilábamos y que el reacondicionaba para poder vivir allí en los meses que alquilaba la parte principal de su propiedad. Había dos puertas de acceso, una principal que daba a la calle y por la cual se accedía al living, y una que se encontraba en la parte posterior de la casa, con entrada a la cocina, a la cual solo se podía acceder rodeando la casa por un pasillo lateral. Todas las habitaciones tenían una ventanas que daba a ese pasillo lateral de manera que eran ventiladas y con luz natural.

Las vacaciones fueron realmente maravillosas. Mucha playa, buenos amigos y largos amaneceres en la mejor compañía. Los días transcurrían en la playa, con mucho mate y juegos de cartas, y por las noches por lo general comíamos todos juntos y luego decidíamos si ir a alguno de los boliches del centro o a algún bar de las muchas playas de la ciudad balnearia brasilera. Los hombres tomábamos siempre demasiado, la cerveza corría como agua, y las chicas, si bien eran mucho mas medidas con las bebidas, también tuvieron sus noches de borrachera. Con el correr de las noches, no siempre las tres parejas acordábamos el mismo plan, a veces una pareja se quedaba y salían las otras dos, o, incluso, en ocasiones los miembros de una misma pareja no hacían el mismo plan (por ejemplo se quedaban dos de las chicas y salía una de las mujeres con los tres varones).

La noche que todo sucedió habíamos decidido hacer un asado. Encontrar los cortes de carne que en Argentina solemos cocer a la parrilla en una carnicerías en el medio de Brasil era una odisea, sin embargo, Aníbal, con años viviendo en el lugar, se porto muy bien con nosotros llevándonos al lugar adecuado, razón por la cual lo invitamos a comer con nosotros. No era raro que lo invitáramos a cenar con nosotros, o simplemente a compartir un trago, y esa noche lo volvimos a hacer. La noche transcurrió normalmente, el asado parecía de carne de caballo mas que de vaca, pero igual nos reímos mucho y como cada noche, no fue cerveza o vino, sino ambas y en abundancia. En esa oportunidad mi chica había tomado un poco mas de lo habitual, raramente le pasaba, y lo demostraba riendo y jugando con las otras chicas mientras Leandro animaba la noche enganchando temas moviditos en el reproductor de música.

A la medianoche, la cena había terminado y ya se comenzaba a debatir como seguir la noche. Todos nos pusimos de acuerdo muy rápido en ir a uno de los boliches del centro, realmente estábamos con animo de prolongar ese buen momento. Las chichas pasaron a sus cuartos a ponerse lindas y maquillarse mientras nosotros hacíamos lo propio, con mucha mayor premura. Aníbal, por su parte, pese a nuestra insistencia decidió quedarse en la casa ya que al otro día trabajaba.

Una hora después, estábamos todos listo, pero a Vanesa le comenzaba a pasar factura lo que había tomado. La sentamos, hicimos algo de tiempo a ver si sentía mejor, pero no había caso, seguía con malestar y prefirió quedarse a dormir que salir con el resto del grupo. Ante su decisión de quedarse, yo no podía mas que acompañarla. Los chicos lo lamentaron, pero tenían tantas ganas de salir que de cualquier manera se fueron los 4 y, la verdad, no me molesto ya que yo hubiera hecho lo mismo. Acompañe a Vane al cuarto, ella se recostó y yo me quede masticando bronca. Me sentía bastante frustrado. No tenia ganas de acostarme, salí al pequeño patio posterior, allí se encontraba Aníbal ordenando un poco todo. Se sorprendió un tanto al ver que no había partido con el resto del grupo al baile y le comente lo que ocurriera con Vanesa. Un buen sueño y mañana estará como nueva, me dijo, yo le di la razón.

Tome una cerveza mas con Aníbal y volví al cuarto, allí estaba Vanesa. Parecía profundamente dormida y estaba hermosa, despampanante. Se había acostado con la ropa que se había colocado para salir, tenia un remera de una tela muy liviana sin mangas y con un gran escote, y una pollerita de color negro que era muy cortita. La vi y tuve una erección. La falda era cortita, pero además al acostarse se le había subido unos centímetros mas y esto dejaba ver una buena porción de sus nalgas. No se veía su ropa interior, no porque no la llevara, sino porque eran pequeñísimas y sus nalgas eran tan generosas como prietas. Estaba acostada de costado, sin ninguna frazada cubriéndola. Me acosté detrás de ella, saque mi pene y lo comencé a frotar contra su cola. La luz de la habitación estaba apagada, pero la que entraba por la puerta desde el living era suficiente para ver lo que ocurría. Tenia una erección tremenda, con mi mano busques sus pechos, se los toque primero suave, buscando sus pezones, y al encontrarlos con mayor presión. Tenia unos pechos hermosos, eran generosos, pero aun así eran rígidos (las ventajas de los 22 años!). Estaba excitadísimo, ella parecía totalmente dormida, pero yo no estaba necesitando de su colaboración para pasar un grandísimo momento.

Estuve unos minutos mas así, pero necesitaba mas, metí mi mano por debajo de su falda, le saque su ropa interior. Estaba húmeda. Intente penetrarla en la posición en lo que estábamos ella de espaldas a mi y de costado. Estaba algo borracho, muy excitado y ella siempre fue muy estrecha, por lo que me costo. Se sacudió, cambio de posición quedando boca arriba. Me puse sobre ella y lo volví a intentar, pero ahí no fue tan delicada, abrió sus ojos y me dijo: “me dejas tranquila, no ves que quiero dormir”. Me la quede mirando, la quería matar. “OK, quédate tranquila, me voy con los chicos así no te molesto mas”, salí del cuarto. Prendí la tele, realmente ya no tenia ganas de ir a bailar, pero 10 minutos de “Los Simpson” traducidos al portugués me convencieron. Me cambie la camisa, me perfume y en 15 minutos estaba listo para salir.

La puerta que daba al frente de la casa estaba cerrada, teníamos un solo juego de llaves y se lo habían llevado ya. Tuve que salir por la puerta trasera, había pasado casi una hora pero aun estaba Aníbal ahí, solo observando las estrellas y tomando (no tenia limite para el alcohol, y sin embargo, en esos 15 días jamás lo vimos arruinado.

- Donde vas?- me pregunto.
- A bailar, no tengo sueño y Vane esta dormida como un tronco, ni se va a dar cuenta que me fui.
Y así fue, me despedí y salí de la casa por el pasillo lateral y al pasar por la ventana de nuestro cuarto, observe para el interior de la habitación y la vi a Vane: jamás la volvería a ver con los mismos ojos.

Soy de los que creen que las cosas pasan por algo, y que nada es casualidad. Lo que les voy a relatar a continuación es para mi la mayor prueba de cómo cuando algo tiene que ser, no importa que casualidades o situaciones se tengan que dar, las cosas suceden.

La casa se encontraba muy lejos del centro comercial. Lo habitual era caminar unas 3 cuadras hasta una calle con mucho trafico y allí esperar que pase un bus o, con muchísima suerte, un taxi. Se imaginan que a las 2.30 A.m. la frecuencia no era mucha, por los que no habrán pasado menos de 15 minutos cuando vi a lo lejos lo que parecía un taxi. Tanteé mi bolsillo y no encontré la billetera, el taxi se acercaba, revise los bolsillo traseros de mi pantalón y tampoco. La noche iba en caída libre, no llevaba la billetera y tendría que volver a la casa por ella. Me maldije e inicie la vuelta.

La vuelta fue a paso rápido. La vuelta me insumo la mitad del tiempo que la ida. Pero cuando, ya en el terreno de la casa y en el pasillo pase por la ventana de nuestra habitación me quede helado. La habitación seguía a oscuras, pero aun se podía ver su interior por la luz del living que entraba a borbotones por la puerta abierta. En la cama, Vane con los ojos cerrados, como la había dejado, pero a su lado estaba sentado Aníbal. Era como ver un oso a punto de comerse un conejo. Aníbal era grande, imponente: media casi 1,90 metros y no pesaría menos de 110 kgrs. A su lado, totalmente inconsciente mi novia con su 1,60 y sus 45 kilogramos.

En una mano sostenía una taza de café y con la otra la sacudía delicadamente a Vane por el hombro. No escuchaba muy bien, quizás porque estaba aturdido o porque el hablaba demasiado bajo, pero lo cierto es que parecía que lo que buscaba era despertarla y darle un poco de café. La escena se mantuvo por unos 2 minutos en los que los sacudones de Aníbal fueron pasando de leves a fuertes. Vane no se inmutaba, Aníbal apoyo la taza en la mesa de luz y se acostó junto a ella. Lo recuerdo y me produce el mismo nudo en el estomago que aquella noche, Sin embargo permanecí escondido, observando, con la rara sensación de que me estaban robando frente a mis ojos, y que de alguna forma extraña, no podía evitar verlo morbosamente.

Se recostó a su lado. Seguía hablándole. En un momento se acerco mucho y la beso. Primero tímidamente. Luego con una de sus enormes manos comenzó a acariciar el muslo de Vanesa. Desde la rodilla hasta la mitad del muslo, y cada vez un poco mas arriba. Al rato ya tenia su mano en su muslo bien arriba, a la altura de su cola, su corta falda totalmente subida, parecía mas un cinturón que la prenda que era. Creo que a partir de allí el se convenció de que ella estaba totalmente inconciente, o sencillamente la excitación lo descontrolo, pero comenzó actuar sin ninguna cautela.

Ella estaba acostada de costado, con su falda totalmente subida y sin ropa interior (se la había quitado yo un rato antes de que me echara). Saco de su pantalón un pene que era en tamaño tan descomunal como el. No se cuanto habría de medir, pero seguro que era humillantemente mayor a mis 17 cm, fácilmente pasaba los 20 cm, era un tubo de carne grueso y negro. Como lo hiciera yo, lo apoyo contra sus nalgas y comenzó a frotarse, mientras que con su mano derecha busco su entrepierna. Ella parecía totalmente inconciente, ¿quizás por el alcohol? La situación era un tipo enorme, frotando su pene contra el culo de mi mujer mientras con sus dedos torpes buscaba su clítoris, ella inconciente y yo observándolo todo con una erección animal.

Cuando se canso de la humedad de su entrepierna, retiro su mano y se llevo los dedos a la nariz, los olio un rato, parecía embriagado con el olor de su sexo, mientras, aceleraba el frotamiento de su pene contra la cola de mi mujer. Luego volvió con su mano a mi chica, pero esta vez busco sus enormes pechos. Desde el primer día que llegamos a la casa, pese a que siempre había sido muy ubicado, pude ver como se le iban los ojos a Aníbal cada vez que Vane andaba en bikini por la casa. Usaba unos bikinis pequeñitos, sus tetas eran de gran tamaño y, por alguna razón, no faltaba oportunidad en la que se le marcaran los pezones. Comenzó a tocárselas colando sus manos por debajo de la remera, pero luego ya no le alcanzo eso, y le levanto la remera. De manera de que mi mujer quedo casi totalmente desnuda. La observo un rato y luego comenzó a pasar su lengua por sus pezones, lo estuvo haciendo por no menos de 10 minutos.
Desde la oscuridad de mi ubicación, observaba todo pasmado con una mezcla de shock por la sorpresa, el alcohol y un morbo nuevo y enfermo. A esa altura había comenzada a debatirme entre interrumpir o no la situación. No iba a hacer un escándalo, simplemente iba a procurara entrar en la casa haciendo tanto ruido que le diera oportunidad de oírme, acomodarse y acomodarla, mientras yo me demoraba en la cocina o el baño. Pero, otra vez, las circunstancias me ganaron de mano y yo me quede observando con cara de bobo y el pene como una vara.

Aníbal separo las piernas de Vanesa y acerco su cara a su vagina. Casi con desesperación comenzó a comérsela y me pareció ver algo, al recibir los primeros lengüetazas, Vane cerros sus puños y arqueo ligeramente la espalda. Aníbal se levanto, se coloco por sobre ella, y sin siquiera la delicadeza de un preservativo, penetro a mi novia. Amigos, no se si alguna vez vieron a un hombre poseer a sus mujeres, pero la imagen los deja sin aire en los pulmones. La enorme humanidad de ese tipo se encontraba sobre la delicada carne de mi novia, la mujer que hasta unos segundos antes solo había conocido la intimidad conmigo, se encontraba penetrada por una especie de oso enorme. La penetro con fuerza, casi con desprecio. La cama se movía con una violencia que parecía iba a desplomarse. Jamás le había dado a mi novia sexo con esa potencia, con esa brutalidad. Al rato retiro su pene, y bufando como un toro, acabo por todo el torso desnudo de mi mujer.

Me separe de la ventana y, deslizando mi espalda por la, pared me deje caer hasta quedar sentado en el suelo. Mi cabeza no estaba clara, una y otra vez la imagen de aquel inmenso hombre ensuciando los pechos de mi mujer con su semen asaltaban mi cabeza y me aceleraban el pulso. Estaba terriblemente excitado. No se si pasaron 2, 10 o 20 minutos, pero escuche la puerta trasera de la casa abrirse y cerrarse con fuerza. Reaccione, me pare y con cuidado camine por el pasillo hasta el extremo de la casa, me asome con cautela y vi como se encendía la luz en la habitación de Aníbal. No entiendo bien porque, pero como escondiéndome (cuando no tenia razón para hacerlo) salí cautelosamente de la sombra en la que me resguardaba y entre a la casa.

Me resulta muy difícil relatar las sensaciones que tenia en ese momento, solo un cornudo que paso por algo así podrá entenderme. Me sentía estafado, humillado, pero a la vez terriblemente excitado, estaba como drogado, tenia una gran confusión de sensaciones.

Pero la noche aun me guardaba una sorpresa.

Al entra a la casa no tenia nada muy claro, pero lo que no esperaba era no encontrar a mi novia en el cuarto. Casi al instante oí el ruido de la ducha. No entendía nada, hasta hace unos instantes un gorilla había abusado de ella aprovechando que estaba inconciente, pero instantes después la muy guarra parecía lo bastante despierta como para levantarse e ir al baño por una ducha. Regreso, me saludo con algo de sorpresa, intento besarme y le corrí la cara, no podía besarla. La tire a la cama y la estuve penetrando con una violencia como nunca hasta ese día, mientras lo hacia, no dejaba de pensar: Estaba conciente? lo había disfrutado? Lo había provocado? Acaso mientras la penetraba seguía pensando en él?…..

Nunca tocamos el tema durante años, hasta que un día lo charlamos y aclaramos esa noche……………y todo cambio para nosotros.

17 comentarios - Mi inicio como cornudo

trynamo
me DA PAJA LEER TANTO... LA PROX SUBITE UNAS FOTOS PORNO...
Carrie -1
conta el final man!!
antropoupn
jajaja y que paso, estaba conciente o no???
VALEXXXHENTAI
Bueno el relato, gracias por la buena selección 😉 😉 😉
clau8719
muy bueno loco se me re paro!
abedulabedul
Vanesita: es bueno que tu novio se de cuenta que vos sos una mujer que necesita mas de un macho para quedar satisfecha, excelente relato, segui haciendote la dormidita que te sale bien para disimular lo hermosamente puta que sos
abedulabedul
Vane leete mi post nuevo " enlechada en el sw" , es de tu estilo , se que te va a gustar
SeniorD
Excelente relato
duende113
Q BIEN CONTADA LA HISTORIA LA VERDAD ME HIZO VOLAR EL MORBO EXELNTE
danyandrea
muy buena.... obvio que estaba super conciente!!! ojalá a mi mujer la cojan así y yo los vea, es mi fantasía y espero que mi mujer me de bola algún día para hacerlo, se muere de ganas, pero no se anima....
daniel11111
trynamo dijo:me DA PAJA LEER TANTO... LA PROX SUBITE UNAS FOTOS PORNO...

leelo todo que vale la pena 😉
kramalo
jaaaa....!!! ya lo tenia milimetricamente. esperaba que te fueras, y el pata de lana te viera salir, para abrirse de piernas con él otro.... lo que pasa que uno lee y "ve" diferente los intereses de los otros.... muy buen polvo se hecho tu mina.... lo calentó varios dias con las micro bikinis.... hasta que se le dió....
Salsabachoto
Excelente redacción, escribite un libro como el de cincuenta sombras de Grey y sos rico!