Hola, les cuento a continuación una experiencia que tuve hace poco con una trava... Es una larga y excitante historia, pero como me cansa escribir tanto, voy a sentirme más motivado para seguir contándoselas hasta el final si dejan sus comentarios o mensajes privados con sus opiniones. Espero que les guste. Gracias!
Hace tiempo que me calientan los travas. No sé cómo empezó. De chico me provocaban rechazo, pero de a poco fui sintiendo una atracción muy particular por este sexo diferente. Voy al grano. En mi barrio empecé a ver varias veces a una muy chica especial en distintos lugares.
La primera vez me llamó la atención su escultural figura, de larga cabellera rubia recogida, largas piernas y brazos descubiertos, unas tetas divinas que se le marcaban debajo de una remera negra escotada y una cola chiquita pero redondeada que se insinuaba debajo de una mini de jean para morirse. Entró con un pibe que sería su chongo, con un andar de gacela. Puedo asegurarles que su carita estilizada parece de una muñeca. Bien femenina, ojos negros almendrados, nariz respingada, labios carnosos y un piercing negro arriba del labio superior izquierdo de esos que usan las pendejas ahora y que parecen un lunar. Les juro que tiene carita de mina mal. No podía dejar de mirarla y lo mismo los tipos que estaban a mi alrededor. Hace mucho que no veía a una traviesa tan hermosa en persona, con lo que empecé a sentir que se me empezaba a parar la pija mientras hacía la fila del super, jaja.
Otras veces la vi caminando con el barrio con el mismo pibe. Un día, bajé al kiosco de enfrente a comprar algo y la veo que pasa paseando al perro sola y acercándose al kioskero. Me paré enfrente de ella a mirarla de arriba abajo, mientras sentí que otra vez se me puso la pija como piedra con solo verla. Por primera vez escuché su voz, típica de trava. Le preguntó algo al tipo, él le dijo que no tenía y ella dio media vuelta y se fue, moviendo el culo y la cadera como puta. El kioskero le tiró un beso y me miró pícaramente.
Llegué a mi casa, me puse en bolas y corrí al baño a hacerme una paja pensando en ella. Desde que vivo solo tengo la costumbre de llegar a mi casa, ponerme en bolas y dar unas cuantas vueltas antes de ducharme y cenar. Un día estaba al pedo y después de cenar me quedé tildado, pensando en cualquier cosa con la vista fijada en la ventana. Hasta que de pronto noto un movimiento que me llamó la atención en una ventana del edificio de enfrente. Se encendió una luz y vi a un perro igual al de la trava asomado moviéndose por el living de ese departamento. De repente, aparece ella, sí, la trava que entra al departamento vestida con ropa deportiva. “Tremenda suerte, hijo de puta”, me dije.
La rubia tenía una calza azul ajustada, remerita blanca, un buzo gris y el pelo atado con una bandita. Puse atención en mirar bien cómo le quedaba la calza. La colita era perfecta, con la raya del culo bien marcada y bien redondita; cuando se ponía de frente me daba el morbo de mirar si se le marcaba el miembro, y aunque por momentos me parecía ver que se le notaba, pensé que lo tendría metido o tirado hacia abajo, como hacen las travas para que no se les marque. Pensé, cómo no tenía drama en ponerse una calza, pero después me di cuenta que el buzo era largo y le tapaba cualquier imprevisto. Para ese momento mi pene se había despertado de nuevo, pero ahora que no estaba en la calle podía agarrarla y darle paja como quería. Se sacó el buzo y al toque la remerita. Dejó ver un corpiño de encaje blanco, que contenían dos tetas bien redondeadas que parecían naturales. De pronto se fue de la escena. Pero al rato veo que se enciende una luz al lado. Era la del baño, lo supe porque se veía la cortina de la bañera, los azulejos blancos y la mochila del inodoro. Entro y se sacó la calza. Dejó a la vista una bombachita diminuta del mismo juego que el corpiño –encaje blanco-, tras la cual apenas se divisaba un bulto indefinido. La pija se me pasó al palo mal, tratando de adivinar qué se escondía ahí. Pero puse atención y en un momento dado se dio vuelta dándome la espalda y se sacó la bombachita.
Esa cola divina me volvió loco. Pero de pronto se quedó quieta, parada de espaladas a mí y con la mano derecha hacia delante. Estaba meando de parada la hija de puta. Cuando terminó –supongo que se la habrá sacudido como hacemos los hombres, ja- se dio vuelta y ahí lo vi. Me dio un escosor en todo el cuerpo y la calentura casi me hace estallar. Un pito diminuto quedó expuesto ante mi vista, cortito y finito, con dos huevitos casi imperceptibles, y que en algún punto la hacían femenina. Se sacó el corpiño y le vi esas tetas hermosas que parecían de trola, se soltó el pelo y se metió en la ducha. Al rato salió envuelta en una toalla y no la vi hasta pasados unos días, porque tenía cerradas las cortinas.
La escena se repitió con algunas variantes algunas veces. Pero un día, salgo a la calle y la veo otra vez. Se nota que venía de otro lugar que no era su casa. Sentí ganas de acercame y hablarle. Sí, eso iba a hacer. Pensé de inmediato lo que podía decirle con la excusa de entablar con ella una conversación. Cuando me estaba acercando, de pronto se detiene, sube la vista y me mirá. “Tenés hora?” Me dijo, con esa voz de trava tremenda. Le dije la hora, y agregué: “por? estás apurada?” , y ella dijo “ay, no, ahora ya está. Vengo del centro y se me pasó la hora en que iba a venir el electricista, dejá, no te preocupes”. Acoté: “ Qué problema tenés con la electricidad?”, y ella me respondió “nada, tuve un corto”. “Un corto…”, pensé, jaja. “Yo sé de electricidad, hice unos cursos hace un tiempo y siempre arreglo todo solo en mi casa”, era cierto pero chamuyé un poco también, ja. “Ah, sí?”, me dijo fijándome la vista como trola… Otra vez el escozor y la pija que empezaba a despertarse…
Entré con ella a su casa, que había visto tantas veces por la ventana. Veníamos hablando desde abajo y durante el viaje en ascensor, jaja, yo estaba algo nervioso y bastante caliente. La miré bien todo el recorrido y ella se dio cuenta... “Mirá, es esa luz”, me dijo señalando una lámpara que estaba en el cuarto… Me acerqué a la lámpara, ella quedó a mis espaldas, empecé a abrirla para revisarla, y en ese momento sentí una mano suave acariciando mi cabeza. Yo me quedé quieto de repente, y de inmediato su mano bajó a mi espalda, y después también con la otra. Me acariciaba muy suavemente en silencio, hasta que dijo “qué linda espalda tiene el electricista”…. Me di vuelta y ahí nomás nos estampamos un chupón. Un largo y hermoso chupón de labios. Sentí esos labios carnosos, de hembra apócrifa pero que parecía más real y era más sensual que los labios de algunas de mis ex novias, jaja. Me entregué totalmente, dejé que ella hiciera lo que quisiera. Sabía que a muchas travas no les gusta que las toquen en ciertos lugares antes de tiempo. Empezó a manosear mi cuerpo y yo el de ella, pero ambos cuidamos de no tocar todavía el sexo del otro. Pero eso no duró mucho. En un momento dado, la muy trola manoteó mi pija, que estaba más dura y marcada debajo de mi pantalón que era indisimulable. Empezó a frotarla con una de sus manos, hasta que no pudo contenerse más y me desabrochó el cinturón, para después bajarme la bragueta y meter mano abajo del bóxer. Sabía la que se venía pero me excitaba no saber exactamente cómo iba a ser. Que me haga la paja un trava, entregársela y que lo haga como sabe, con la experiencia que le daba pajear a sus chongos y pajear su pija ella también durante toda su vida. No sé cómo lo hacía, pero fue la sensación más excitante y placentera que tuve en mucho tiempo. Sabía pajeármela mejor que como yo me la pajeo. Con dulzura, cuidado, manoseo, caricias, y después bien fuerte, sin piedad… Me pajeaba y a la vez nos chuponeábamos, hasta que en un momento dado, acercó su boca a mi oreja y me preguntó con una voz sensual pero inquisitoria: “Me la viste?”, “Eh?” atiné a decir. “Eh qué? Me la viste sí o no?” Quedé estupefacto, y en ese instante, aceleró la velocidad de la paja de manera frenética hasta que a los dos segundos mi pija no aguantó más y estalló en un chorro largo y espeso de leche sobre su mano y el piso. Con la pija acabada y mojada con la leche que quedó en la punta, me sentí en un primer momento abombado, indefenso y sin saber cómo seguir…
Continuará…
Hace tiempo que me calientan los travas. No sé cómo empezó. De chico me provocaban rechazo, pero de a poco fui sintiendo una atracción muy particular por este sexo diferente. Voy al grano. En mi barrio empecé a ver varias veces a una muy chica especial en distintos lugares.
La primera vez me llamó la atención su escultural figura, de larga cabellera rubia recogida, largas piernas y brazos descubiertos, unas tetas divinas que se le marcaban debajo de una remera negra escotada y una cola chiquita pero redondeada que se insinuaba debajo de una mini de jean para morirse. Entró con un pibe que sería su chongo, con un andar de gacela. Puedo asegurarles que su carita estilizada parece de una muñeca. Bien femenina, ojos negros almendrados, nariz respingada, labios carnosos y un piercing negro arriba del labio superior izquierdo de esos que usan las pendejas ahora y que parecen un lunar. Les juro que tiene carita de mina mal. No podía dejar de mirarla y lo mismo los tipos que estaban a mi alrededor. Hace mucho que no veía a una traviesa tan hermosa en persona, con lo que empecé a sentir que se me empezaba a parar la pija mientras hacía la fila del super, jaja.
Otras veces la vi caminando con el barrio con el mismo pibe. Un día, bajé al kiosco de enfrente a comprar algo y la veo que pasa paseando al perro sola y acercándose al kioskero. Me paré enfrente de ella a mirarla de arriba abajo, mientras sentí que otra vez se me puso la pija como piedra con solo verla. Por primera vez escuché su voz, típica de trava. Le preguntó algo al tipo, él le dijo que no tenía y ella dio media vuelta y se fue, moviendo el culo y la cadera como puta. El kioskero le tiró un beso y me miró pícaramente.
Llegué a mi casa, me puse en bolas y corrí al baño a hacerme una paja pensando en ella. Desde que vivo solo tengo la costumbre de llegar a mi casa, ponerme en bolas y dar unas cuantas vueltas antes de ducharme y cenar. Un día estaba al pedo y después de cenar me quedé tildado, pensando en cualquier cosa con la vista fijada en la ventana. Hasta que de pronto noto un movimiento que me llamó la atención en una ventana del edificio de enfrente. Se encendió una luz y vi a un perro igual al de la trava asomado moviéndose por el living de ese departamento. De repente, aparece ella, sí, la trava que entra al departamento vestida con ropa deportiva. “Tremenda suerte, hijo de puta”, me dije.
La rubia tenía una calza azul ajustada, remerita blanca, un buzo gris y el pelo atado con una bandita. Puse atención en mirar bien cómo le quedaba la calza. La colita era perfecta, con la raya del culo bien marcada y bien redondita; cuando se ponía de frente me daba el morbo de mirar si se le marcaba el miembro, y aunque por momentos me parecía ver que se le notaba, pensé que lo tendría metido o tirado hacia abajo, como hacen las travas para que no se les marque. Pensé, cómo no tenía drama en ponerse una calza, pero después me di cuenta que el buzo era largo y le tapaba cualquier imprevisto. Para ese momento mi pene se había despertado de nuevo, pero ahora que no estaba en la calle podía agarrarla y darle paja como quería. Se sacó el buzo y al toque la remerita. Dejó ver un corpiño de encaje blanco, que contenían dos tetas bien redondeadas que parecían naturales. De pronto se fue de la escena. Pero al rato veo que se enciende una luz al lado. Era la del baño, lo supe porque se veía la cortina de la bañera, los azulejos blancos y la mochila del inodoro. Entro y se sacó la calza. Dejó a la vista una bombachita diminuta del mismo juego que el corpiño –encaje blanco-, tras la cual apenas se divisaba un bulto indefinido. La pija se me pasó al palo mal, tratando de adivinar qué se escondía ahí. Pero puse atención y en un momento dado se dio vuelta dándome la espalda y se sacó la bombachita.
Esa cola divina me volvió loco. Pero de pronto se quedó quieta, parada de espaladas a mí y con la mano derecha hacia delante. Estaba meando de parada la hija de puta. Cuando terminó –supongo que se la habrá sacudido como hacemos los hombres, ja- se dio vuelta y ahí lo vi. Me dio un escosor en todo el cuerpo y la calentura casi me hace estallar. Un pito diminuto quedó expuesto ante mi vista, cortito y finito, con dos huevitos casi imperceptibles, y que en algún punto la hacían femenina. Se sacó el corpiño y le vi esas tetas hermosas que parecían de trola, se soltó el pelo y se metió en la ducha. Al rato salió envuelta en una toalla y no la vi hasta pasados unos días, porque tenía cerradas las cortinas.
La escena se repitió con algunas variantes algunas veces. Pero un día, salgo a la calle y la veo otra vez. Se nota que venía de otro lugar que no era su casa. Sentí ganas de acercame y hablarle. Sí, eso iba a hacer. Pensé de inmediato lo que podía decirle con la excusa de entablar con ella una conversación. Cuando me estaba acercando, de pronto se detiene, sube la vista y me mirá. “Tenés hora?” Me dijo, con esa voz de trava tremenda. Le dije la hora, y agregué: “por? estás apurada?” , y ella dijo “ay, no, ahora ya está. Vengo del centro y se me pasó la hora en que iba a venir el electricista, dejá, no te preocupes”. Acoté: “ Qué problema tenés con la electricidad?”, y ella me respondió “nada, tuve un corto”. “Un corto…”, pensé, jaja. “Yo sé de electricidad, hice unos cursos hace un tiempo y siempre arreglo todo solo en mi casa”, era cierto pero chamuyé un poco también, ja. “Ah, sí?”, me dijo fijándome la vista como trola… Otra vez el escozor y la pija que empezaba a despertarse…
Entré con ella a su casa, que había visto tantas veces por la ventana. Veníamos hablando desde abajo y durante el viaje en ascensor, jaja, yo estaba algo nervioso y bastante caliente. La miré bien todo el recorrido y ella se dio cuenta... “Mirá, es esa luz”, me dijo señalando una lámpara que estaba en el cuarto… Me acerqué a la lámpara, ella quedó a mis espaldas, empecé a abrirla para revisarla, y en ese momento sentí una mano suave acariciando mi cabeza. Yo me quedé quieto de repente, y de inmediato su mano bajó a mi espalda, y después también con la otra. Me acariciaba muy suavemente en silencio, hasta que dijo “qué linda espalda tiene el electricista”…. Me di vuelta y ahí nomás nos estampamos un chupón. Un largo y hermoso chupón de labios. Sentí esos labios carnosos, de hembra apócrifa pero que parecía más real y era más sensual que los labios de algunas de mis ex novias, jaja. Me entregué totalmente, dejé que ella hiciera lo que quisiera. Sabía que a muchas travas no les gusta que las toquen en ciertos lugares antes de tiempo. Empezó a manosear mi cuerpo y yo el de ella, pero ambos cuidamos de no tocar todavía el sexo del otro. Pero eso no duró mucho. En un momento dado, la muy trola manoteó mi pija, que estaba más dura y marcada debajo de mi pantalón que era indisimulable. Empezó a frotarla con una de sus manos, hasta que no pudo contenerse más y me desabrochó el cinturón, para después bajarme la bragueta y meter mano abajo del bóxer. Sabía la que se venía pero me excitaba no saber exactamente cómo iba a ser. Que me haga la paja un trava, entregársela y que lo haga como sabe, con la experiencia que le daba pajear a sus chongos y pajear su pija ella también durante toda su vida. No sé cómo lo hacía, pero fue la sensación más excitante y placentera que tuve en mucho tiempo. Sabía pajeármela mejor que como yo me la pajeo. Con dulzura, cuidado, manoseo, caricias, y después bien fuerte, sin piedad… Me pajeaba y a la vez nos chuponeábamos, hasta que en un momento dado, acercó su boca a mi oreja y me preguntó con una voz sensual pero inquisitoria: “Me la viste?”, “Eh?” atiné a decir. “Eh qué? Me la viste sí o no?” Quedé estupefacto, y en ese instante, aceleró la velocidad de la paja de manera frenética hasta que a los dos segundos mi pija no aguantó más y estalló en un chorro largo y espeso de leche sobre su mano y el piso. Con la pija acabada y mojada con la leche que quedó en la punta, me sentí en un primer momento abombado, indefenso y sin saber cómo seguir…
Continuará…
14 comentarios - Mi relato exp. real con traviesa trava shemale de barrio!!!
Gracias por los puntos! Aunque no hay muchos comentarios...
Bueno, en breve se viene la segunda parte y si quieren les cuento otras experiencias excitantes que tuve!
Felicitaciones, gracias por compartir y te quedo debiendo los puntos para mañana.
los bien redactados menos aun.
Gracias por compartir
Me pusiste la japi dura !!!
Comerse un trava es un viaje de ida, no regresas, es unico. ❤️