Hola amigos: Me presento, soy Crazy Eyes. Hace un tiempo comencé a escribir estos relatos que me gustaría empezar a compartir con ustedes.
Son experiencias propias, sucedidas hace ya algunos años, están en parte novelados para que sean mas divertidos y amenos de leer.
Espero que los disfruten.
La Veterana- Parte 1
Este relato tiene que ver con una experiencia de hace algunos años, cuando entable una relación con una mujer casada que me llevaba algunos años.
Con ella aprendí muchísimo en la cama, y cambio mi forma de encarar el sexo y las relaciones.
Su nombre y algunos datos han sido levemente modificados para proteger su privacidad.
Disfrútenlo.
Desde la primera vez que la vi, me calentó de sobremanera. Llego a comprar unos pares de zapatillas para sus hijos, uno adolescente de unos 15 calculo, el otro tendría unos 5 años mas o menos.
Un metro sesenta y dos aprox., pelo lacio castaño oscuro, bronceada (era verano) hermosos pechos operados y una cola que parecía dibujada por Manara.
Se nota que venia del gimnasio, vestía una musculosa blanca, que le levantaba las tetas y un shorcito que parecía pintado.
Juro que no podía sacarle los ojos de encima, me generaba algo que ninguna otra mujer había hecho anteriormente, era calentura pero a un grado nunca antes sufrido, quería saltar el mostrador y arrancarle la ropa con los dientes, pero me contuve…por un tiempo.
La veterana, me consultaba varias cosas sobre las zapatillas que su hijo mayor se probaba, yo correctamente le contestaba, aunque sin tener ni idea de lo que respondía, lo único que pensaba mientras le hablaba era en llevármela a la cama; y aprovechaba los espejos que había en el negocio para poder verle ese monumental culo desde varios ángulos.
El pibe finalmente eligió las zapatillas, pero como no había talle para el mas chiquito, Ana, que así se llamaba, me pidió si le podía tomar el teléfono, para avisarle cuando llegara el calzado que faltaba.
Me pago, le tome los datos y una seña por el par faltante y se fue, y yo derecho al baño a clavarme una tremenda paja dedicada en su honor.
Los días pasaron y me olvide de la vete, siempre había buenos culos y tetas por el negocio así que se renovaba constantemente el material, además por esa época nos estábamos recogiendo casi todos los días con una compañerita de trabajo (asuntos que detallare en otros relatos) así que mi nivel de calentura estaba bastante estable.
Un sábado llegue a trabajar, y el encargado me mando al depósito, a ordenar los pedidos que habían llegado esa mañana temprano, un lindo laburo, ya que mientras podíamos tomarnos unos matienzos, cosa que no hacíamos en el salón de ventas.
En ese pedido, estaban las zapas que había encargado Ana, así que la llame al celular para avisarle que las pase a buscar: - A la tarde paso, gracias, un beso. Me contesto.
Ahí mi cabeza estallo, hasta ese momento era solo fantasía, no se me había pasado realmente por la cabeza que pudiese llegar a suceder algo con la mina, pero el tono de voz en su respuesta, hizo que los ratones de mi cerebro suban a sus rueditas y comiencen a correr a toda velocidad.
Estuve todo el día hecho un boludo, pensando en la mina y en como se vendría vestida, y no me defraudo…
Cayo a eso de las 6 de la tarde, con unas calzas negras y un top de gimnasia haciendo juego, que no se de que tela seria, pero desconozco como aguantaba ese terrible par de pechos que luchaban por salir y presentarse. Entro derecho a donde yo estaba parado y me saludo con un beso en la mejilla. Yo no lo podía creer, por supuesto que me comporte como un dandy, le di su calzado, pago y se fue sin mas. Otra vez al baño corriendo…
A los dos días, me cae un mensaje al celular: “Hola, las zapas le quedaron chicas a mi nene. Las puedo cambiar? Besitos. Anita”. Que hija de puta, pensé: ¡Anita!, me calentó terriblemente que me firmara con su diminutivo, no hace falta aclarar que a esa altura me calentaba cualquier cosa de la veterana. Al instante la llame, todo formal, le dije que pasara cuando quisiese a cambiarlas que no había problema, pero ese día no apareció.
El negocio cerraba al mediodía unas horas, y nos daban la posibilidad a los que vivíamos lejos, de quedarnos hasta la tarde para no perder tanto tiempo viajando, cosa que yo aprovechaba, y en esas horas podía estudiar, dormir un rato, o muchas veces coger con mi compañerita de trabajo.
Un jueves me toco quedarme solo, así que decidí echarme una buena siesta en uno de los sillones que teníamos. Cuando me estaba por acostar siento que golpeaban el vidrio de la puerta. Algún pelotudo de mis compañeros se olvido algo, pensé. Cuando me asome, vi con suma sorpresa que era Ana, que me hacia señas, rápidamente fui y abrí: Hola, perdoname que pase ahora, me dijo, pero salgo recién de trabajar y aproveche a venir.
No te hagas problema pasa, le conteste. Yo hervía de calentura de solo verla, le dije que me esperara y me fui al depósito a buscar las zapatillas para el pendejo.
Mientras revisaba los estantes buscando el talle, no podía pensar en nada que no fuera la mina, la tenia ahí afuera, estábamos solos, era la única oportunidad que iba a tener de hacer algo. Mi mente decía que no, que me iban a rajar a la mierda, pero mi pija no pensaba lo mismo, estaba al palo mal.
¿La encontraste?- me sorprendió una voz. Del cagazo que me pegue tire como 20 cajas a la mierda.
Epa, me dijo.
Me asustaste, le dije ¿Qué haces acá? Pregunte.
Nada, me respondió, vine a ver si necesitabas ayuda…
No, que hija de puta pensé, mientras me agachaba a levantar las cajas. Se agacho conmigo, y mirándome descaradamente el bulto me disparo: Parece que pensabas en mi...
Continuara…
Son experiencias propias, sucedidas hace ya algunos años, están en parte novelados para que sean mas divertidos y amenos de leer.
Espero que los disfruten.
La Veterana- Parte 1
Este relato tiene que ver con una experiencia de hace algunos años, cuando entable una relación con una mujer casada que me llevaba algunos años.
Con ella aprendí muchísimo en la cama, y cambio mi forma de encarar el sexo y las relaciones.
Su nombre y algunos datos han sido levemente modificados para proteger su privacidad.
Disfrútenlo.
Desde la primera vez que la vi, me calentó de sobremanera. Llego a comprar unos pares de zapatillas para sus hijos, uno adolescente de unos 15 calculo, el otro tendría unos 5 años mas o menos.
Un metro sesenta y dos aprox., pelo lacio castaño oscuro, bronceada (era verano) hermosos pechos operados y una cola que parecía dibujada por Manara.
Se nota que venia del gimnasio, vestía una musculosa blanca, que le levantaba las tetas y un shorcito que parecía pintado.
Juro que no podía sacarle los ojos de encima, me generaba algo que ninguna otra mujer había hecho anteriormente, era calentura pero a un grado nunca antes sufrido, quería saltar el mostrador y arrancarle la ropa con los dientes, pero me contuve…por un tiempo.
La veterana, me consultaba varias cosas sobre las zapatillas que su hijo mayor se probaba, yo correctamente le contestaba, aunque sin tener ni idea de lo que respondía, lo único que pensaba mientras le hablaba era en llevármela a la cama; y aprovechaba los espejos que había en el negocio para poder verle ese monumental culo desde varios ángulos.
El pibe finalmente eligió las zapatillas, pero como no había talle para el mas chiquito, Ana, que así se llamaba, me pidió si le podía tomar el teléfono, para avisarle cuando llegara el calzado que faltaba.
Me pago, le tome los datos y una seña por el par faltante y se fue, y yo derecho al baño a clavarme una tremenda paja dedicada en su honor.
Los días pasaron y me olvide de la vete, siempre había buenos culos y tetas por el negocio así que se renovaba constantemente el material, además por esa época nos estábamos recogiendo casi todos los días con una compañerita de trabajo (asuntos que detallare en otros relatos) así que mi nivel de calentura estaba bastante estable.
Un sábado llegue a trabajar, y el encargado me mando al depósito, a ordenar los pedidos que habían llegado esa mañana temprano, un lindo laburo, ya que mientras podíamos tomarnos unos matienzos, cosa que no hacíamos en el salón de ventas.
En ese pedido, estaban las zapas que había encargado Ana, así que la llame al celular para avisarle que las pase a buscar: - A la tarde paso, gracias, un beso. Me contesto.
Ahí mi cabeza estallo, hasta ese momento era solo fantasía, no se me había pasado realmente por la cabeza que pudiese llegar a suceder algo con la mina, pero el tono de voz en su respuesta, hizo que los ratones de mi cerebro suban a sus rueditas y comiencen a correr a toda velocidad.
Estuve todo el día hecho un boludo, pensando en la mina y en como se vendría vestida, y no me defraudo…
Cayo a eso de las 6 de la tarde, con unas calzas negras y un top de gimnasia haciendo juego, que no se de que tela seria, pero desconozco como aguantaba ese terrible par de pechos que luchaban por salir y presentarse. Entro derecho a donde yo estaba parado y me saludo con un beso en la mejilla. Yo no lo podía creer, por supuesto que me comporte como un dandy, le di su calzado, pago y se fue sin mas. Otra vez al baño corriendo…
A los dos días, me cae un mensaje al celular: “Hola, las zapas le quedaron chicas a mi nene. Las puedo cambiar? Besitos. Anita”. Que hija de puta, pensé: ¡Anita!, me calentó terriblemente que me firmara con su diminutivo, no hace falta aclarar que a esa altura me calentaba cualquier cosa de la veterana. Al instante la llame, todo formal, le dije que pasara cuando quisiese a cambiarlas que no había problema, pero ese día no apareció.
El negocio cerraba al mediodía unas horas, y nos daban la posibilidad a los que vivíamos lejos, de quedarnos hasta la tarde para no perder tanto tiempo viajando, cosa que yo aprovechaba, y en esas horas podía estudiar, dormir un rato, o muchas veces coger con mi compañerita de trabajo.
Un jueves me toco quedarme solo, así que decidí echarme una buena siesta en uno de los sillones que teníamos. Cuando me estaba por acostar siento que golpeaban el vidrio de la puerta. Algún pelotudo de mis compañeros se olvido algo, pensé. Cuando me asome, vi con suma sorpresa que era Ana, que me hacia señas, rápidamente fui y abrí: Hola, perdoname que pase ahora, me dijo, pero salgo recién de trabajar y aproveche a venir.
No te hagas problema pasa, le conteste. Yo hervía de calentura de solo verla, le dije que me esperara y me fui al depósito a buscar las zapatillas para el pendejo.
Mientras revisaba los estantes buscando el talle, no podía pensar en nada que no fuera la mina, la tenia ahí afuera, estábamos solos, era la única oportunidad que iba a tener de hacer algo. Mi mente decía que no, que me iban a rajar a la mierda, pero mi pija no pensaba lo mismo, estaba al palo mal.
¿La encontraste?- me sorprendió una voz. Del cagazo que me pegue tire como 20 cajas a la mierda.
Epa, me dijo.
Me asustaste, le dije ¿Qué haces acá? Pregunte.
Nada, me respondió, vine a ver si necesitabas ayuda…
No, que hija de puta pensé, mientras me agachaba a levantar las cajas. Se agacho conmigo, y mirándome descaradamente el bulto me disparo: Parece que pensabas en mi...
Continuara…
6 comentarios - La Veterana - Parte 1