- Buenos días princesa.
- Buenos días mi príncipe.
Así solemos saludarnos todas las mañanas. César y yo nos conocemos desde hace muchos meses, aunque tan sólo somos amigos. Al principio, solíamos hablar de nuestras cosas, pero es cierto que teníamos mucha confianza el uno en el otro, hasta que hace apenas unos meses está confianza fue pasando barreras hasta que llegamos al sexo virtual.
Al principio era muy poco a poco, recreándonos en cualquier detalle. Disfrutando de cualquier situación. Así hasta la actualidad que seguimos recreándonos mucho en los detalles, pero llegando hasta el final y haciéndolo en cualquier sitio y a cualquier hora. Somos los amantes perfectos. ¿Qué cómo es posible? Muy sencillo, gracias a nuestros teléfonos móviles y los chat que llevan instalados.
Se me olvidaba comentaros un pequeño detalle. Sólo nos hemos visto una vez en nuestras vidas. Fue hace un par de meses. Follamos como leones durante una semana, y tuvimos, os lo puedo asegurar, el mejor polvo de nuestra vida. Desde entonces no nos hemos vuelto a ver, pero no paramos de fantasear en repetir aquella experiencia.
Sé que a muchos os puede sonar un poco extraño, pero para practicar sexo, sólo es necesario tener ganas (cuantas más mejor), querer dar el máximo placer a la otra persona y dar rienda suelta a nuestra imaginación. De estos tres ingredientes, tanto César como yo, andamos muy sobrados.
A modo de ejemplo, os voy a contar la última vez que lo hicimos... es decir... ayer.
La noche anterior me pidió que durmiera desnuda, y a mí eso me vuelve loca, porque siento como si él estuviera conmigo. Siento como si en cualquier momento pudiera caer encima mio. Al despertar, no me permitió vestirme, hasta la hora de salir al trabajo. Así que me pasé una hora haciendo varias tareas del hogar, sin que pudiera sacarlo de mi cabeza y cada vez imaginándome más escenas.
Para rematar la mañana, me había pedido que me pusiera una falda, sin nada debajo...
Ufff! Eso sí que me volvía loca. Durante el día, cada vez que sentía mi coñito al aire libre, era como si tuviera a César entre mis piernas a punto de comérmelo.
Esto ya lo habíamos realizado en alguna ocasión. Recuerdo una videoconferencia que participamos los dos (trabajamos en la misma empresa pero en distintas ciudades), donde estuvimos reunidos a tres, con un cliente muy importante, sobre un proyecto de una gran relevancia y que nos tenía absorbidos todo nuestro tiempo.
Imaginar la importancia de la reunión... y yo allí... me sentía desnuda delante de ellos, y cada vez que yo tomaba la palabra, le veía su cara, los gestos que me hacía, y sabiendo muy claramente lo que estaba pensando en ese momento... Eso era imposible de soportar, pero aún así, logramos crear nuestro universo paralelo, de tal forma que nadie se diera cuenta de nuestra excitación y lograr sacar la reunión adelante.
Así nos pasamos la vida, provocándonos. César se "queja" que se pasa el día empalmado. Yo si tuviera polla también iría así todo el día...
Y en estas condiciones me dispuse a ir a trabajar. Después de haber dormido desnuda, haberme mantenido así durante una hora siguiendo sus instrucciones, y seguir desnuda (al menos así me sentía yo bajo mi falda) camino del trabajo, y con los recuerdos de aquella reunión.
Al llegar ocurrió de lo todas las mañanas:
- Buenos días princesa
- Buenos días mi príncipe
- ¿Cómo has dormido?
- Muy bien... Acordándome mucho de ti
- A mi me ha pasado igual, tengo muchas ganas de verte y pasarme días enteros contigo, encerrados en la habitación de algún hotel, follando sin parar hasta caer muertos. ¿Has cumplido con todo?
- Por supuesto y no sabes cómo me tienes.
- Y tú a mí. De imaginar que no llevas nada debajo, me entran muchas ganas de meterme entre tus piernas
- ¿Y a qué esperas?
- ¡Al lavabo!
El lavabo era uno de nuestros sitios favoritos, por no decir el único donde nos podíamos esconder en el trabajo. El cibersexo tiene estas cosas. Puede ser en cualquier lugar y en cualquier momento. Y si estás trabajando, pues... ¡Te tomas un descanso! ¿O no hay gente que sale a fumar? Pues yo salgo a follar.
Otra de nuestras reglas, es que nuestras manos, son las manos del otro, o la lengua... o la polla... o lo que podamos contarnos en cada momento.
Nada mas entrar al lavabo, comenzamos a cumplir la norma. Cerré los ojos, me empujó contra la pared, me levantó la falda y comenzó a comerme todo el coñito. Notaba como su lengua recorría mis labios de arriba a abajo, deteniéndose de vez en cuando como queriendo entrar muy adentro. Nos encanta relatarnos que nos estamos haciendo, y llegamos a volvernos locos.
Lo que suele resultar muy efectivo, es enviarnos fotos. O las pedidos, o las mandamos porque nos apetecen. Suelen ser muy provocativas, desde una simple sonrisa, un escote provocador, un tanguita tirando en el suelo o mi coñito recién corrido. Cualquier foto es válida.
Esto último es lo que me pidió ese día. Quería ver mi coñito excitado, así que continuó con su relato que me ponía a mil, hasta que no pude más. Se me escapó algún tímido gemido. No podía hacer ruido, pero tampoco podía evitarlo.... ¡espero que no me escucharán!
Nada mas correrme, pensé en él. Pensé que era su turno y que él no podía quedarse así.
Empecé bajándole sus pantalones y comiéndome su polla. La única vez que nos vimos, le hice una mamada que según me cuenta, nunca había sentido algo similar. Y lo más impresionante, es que a mí me encantó.
Así que sueño con volver a tenerla en mi boca, en chuparla, morderla y que se corra sobre mí como aquel día, o dentro de mi boca como me apetecía en ese momento.
Se lo pedí, y esto le excitó tanto que al poco rato ya se estaba corriendo. Yo cerré los ojos, y sentí su cálido semen dentro de mi boca, lo cual me volvió más loca todavía y me hizo correrme por segunda vez.
Él no pudo evitar soltar algún gemido, mientras no paraba de soltar semen por su polla, y acabó en el suelo echo polvo de la corrida que había tenido. Yo acabé a su lado, puesto que esta segunda vez había sido demasiado para mi, y no tenía muy claro, si esta vez, había sido capaz de ahogar mis gemidos.
Yo sé que muchos no creéis en el cibersexo, que nunca lo intentaréis, pero os puedo asegurar que os estáis perdiendo algo maravilloso. Un simple chat puede hacer maravillas, pero... ¿Os Imagináis lo que podemos hacer con el skype?
Eso os lo contaré otro día, porque ahora os tengo que dejar. La ventana de mi chat está parpadeando... y es César.
- Buenos días mi príncipe.
Así solemos saludarnos todas las mañanas. César y yo nos conocemos desde hace muchos meses, aunque tan sólo somos amigos. Al principio, solíamos hablar de nuestras cosas, pero es cierto que teníamos mucha confianza el uno en el otro, hasta que hace apenas unos meses está confianza fue pasando barreras hasta que llegamos al sexo virtual.
Al principio era muy poco a poco, recreándonos en cualquier detalle. Disfrutando de cualquier situación. Así hasta la actualidad que seguimos recreándonos mucho en los detalles, pero llegando hasta el final y haciéndolo en cualquier sitio y a cualquier hora. Somos los amantes perfectos. ¿Qué cómo es posible? Muy sencillo, gracias a nuestros teléfonos móviles y los chat que llevan instalados.
Se me olvidaba comentaros un pequeño detalle. Sólo nos hemos visto una vez en nuestras vidas. Fue hace un par de meses. Follamos como leones durante una semana, y tuvimos, os lo puedo asegurar, el mejor polvo de nuestra vida. Desde entonces no nos hemos vuelto a ver, pero no paramos de fantasear en repetir aquella experiencia.
Sé que a muchos os puede sonar un poco extraño, pero para practicar sexo, sólo es necesario tener ganas (cuantas más mejor), querer dar el máximo placer a la otra persona y dar rienda suelta a nuestra imaginación. De estos tres ingredientes, tanto César como yo, andamos muy sobrados.
A modo de ejemplo, os voy a contar la última vez que lo hicimos... es decir... ayer.
La noche anterior me pidió que durmiera desnuda, y a mí eso me vuelve loca, porque siento como si él estuviera conmigo. Siento como si en cualquier momento pudiera caer encima mio. Al despertar, no me permitió vestirme, hasta la hora de salir al trabajo. Así que me pasé una hora haciendo varias tareas del hogar, sin que pudiera sacarlo de mi cabeza y cada vez imaginándome más escenas.
Para rematar la mañana, me había pedido que me pusiera una falda, sin nada debajo...
Ufff! Eso sí que me volvía loca. Durante el día, cada vez que sentía mi coñito al aire libre, era como si tuviera a César entre mis piernas a punto de comérmelo.
Esto ya lo habíamos realizado en alguna ocasión. Recuerdo una videoconferencia que participamos los dos (trabajamos en la misma empresa pero en distintas ciudades), donde estuvimos reunidos a tres, con un cliente muy importante, sobre un proyecto de una gran relevancia y que nos tenía absorbidos todo nuestro tiempo.
Imaginar la importancia de la reunión... y yo allí... me sentía desnuda delante de ellos, y cada vez que yo tomaba la palabra, le veía su cara, los gestos que me hacía, y sabiendo muy claramente lo que estaba pensando en ese momento... Eso era imposible de soportar, pero aún así, logramos crear nuestro universo paralelo, de tal forma que nadie se diera cuenta de nuestra excitación y lograr sacar la reunión adelante.
Así nos pasamos la vida, provocándonos. César se "queja" que se pasa el día empalmado. Yo si tuviera polla también iría así todo el día...
Y en estas condiciones me dispuse a ir a trabajar. Después de haber dormido desnuda, haberme mantenido así durante una hora siguiendo sus instrucciones, y seguir desnuda (al menos así me sentía yo bajo mi falda) camino del trabajo, y con los recuerdos de aquella reunión.
Al llegar ocurrió de lo todas las mañanas:
- Buenos días princesa
- Buenos días mi príncipe
- ¿Cómo has dormido?
- Muy bien... Acordándome mucho de ti
- A mi me ha pasado igual, tengo muchas ganas de verte y pasarme días enteros contigo, encerrados en la habitación de algún hotel, follando sin parar hasta caer muertos. ¿Has cumplido con todo?
- Por supuesto y no sabes cómo me tienes.
- Y tú a mí. De imaginar que no llevas nada debajo, me entran muchas ganas de meterme entre tus piernas
- ¿Y a qué esperas?
- ¡Al lavabo!
El lavabo era uno de nuestros sitios favoritos, por no decir el único donde nos podíamos esconder en el trabajo. El cibersexo tiene estas cosas. Puede ser en cualquier lugar y en cualquier momento. Y si estás trabajando, pues... ¡Te tomas un descanso! ¿O no hay gente que sale a fumar? Pues yo salgo a follar.
Otra de nuestras reglas, es que nuestras manos, son las manos del otro, o la lengua... o la polla... o lo que podamos contarnos en cada momento.
Nada mas entrar al lavabo, comenzamos a cumplir la norma. Cerré los ojos, me empujó contra la pared, me levantó la falda y comenzó a comerme todo el coñito. Notaba como su lengua recorría mis labios de arriba a abajo, deteniéndose de vez en cuando como queriendo entrar muy adentro. Nos encanta relatarnos que nos estamos haciendo, y llegamos a volvernos locos.
Lo que suele resultar muy efectivo, es enviarnos fotos. O las pedidos, o las mandamos porque nos apetecen. Suelen ser muy provocativas, desde una simple sonrisa, un escote provocador, un tanguita tirando en el suelo o mi coñito recién corrido. Cualquier foto es válida.
Esto último es lo que me pidió ese día. Quería ver mi coñito excitado, así que continuó con su relato que me ponía a mil, hasta que no pude más. Se me escapó algún tímido gemido. No podía hacer ruido, pero tampoco podía evitarlo.... ¡espero que no me escucharán!
Nada mas correrme, pensé en él. Pensé que era su turno y que él no podía quedarse así.
Empecé bajándole sus pantalones y comiéndome su polla. La única vez que nos vimos, le hice una mamada que según me cuenta, nunca había sentido algo similar. Y lo más impresionante, es que a mí me encantó.
Así que sueño con volver a tenerla en mi boca, en chuparla, morderla y que se corra sobre mí como aquel día, o dentro de mi boca como me apetecía en ese momento.
Se lo pedí, y esto le excitó tanto que al poco rato ya se estaba corriendo. Yo cerré los ojos, y sentí su cálido semen dentro de mi boca, lo cual me volvió más loca todavía y me hizo correrme por segunda vez.
Él no pudo evitar soltar algún gemido, mientras no paraba de soltar semen por su polla, y acabó en el suelo echo polvo de la corrida que había tenido. Yo acabé a su lado, puesto que esta segunda vez había sido demasiado para mi, y no tenía muy claro, si esta vez, había sido capaz de ahogar mis gemidos.
Yo sé que muchos no creéis en el cibersexo, que nunca lo intentaréis, pero os puedo asegurar que os estáis perdiendo algo maravilloso. Un simple chat puede hacer maravillas, pero... ¿Os Imagináis lo que podemos hacer con el skype?
Eso os lo contaré otro día, porque ahora os tengo que dejar. La ventana de mi chat está parpadeando... y es César.
4 comentarios - Mis fantasias virtuales...
grax!!