Estamos llegando al final. les agradezco la paciencia y espero que no se hayan aburrido. En los próximos días publicaré la última parte.
Eva volvió un buen rato después. El ya se había bañado y relajado. Se sentía culpable. Nunca había engañado a su esposa. Pero tenía decidido negarlo siempre. Eva no lo toleraría, y él estaba seguro que esta locura no volvería a repetirse. Su mujer le preguntó que tal había pasado el día, y el, sin mentir, le dijo que había sido fabuloso, aunque por razones distintas de las que se suponían.
Esa semana, Clara y Raúl viajaron. La casa quedó vacía, y Eva sintió que todo se estaba normalizando. La presión sobre su esposo había cesado. Quizás Clara había cambiado de idea, quizás no había podido vencer la resistencia de Carlos. En fin, las posibilidades eran muchas, pero lo importante que su vida recuperaba la normalidad.
A mitad de semana, pasado el mediodía, el timbre sonó. Eva abrió la puerta y se encontró con Raúl, vestido con su traje importado, portafolios y anteojos oscuros.
- Hola Raúl, atinó a decir.
- Hola Eva, disculpa que te moleste. ¿ Estás sola?, preguntó
Eva dudó por un instante.
- Si, lamentablemente Carlos no está, pero puede regresar en cualquier momento, dijo para protegerse.
- ¿ puedo pasar?
- Si, por supuesto, pasa, y le franqueó la entrada.
Raúl entró con la seguridad que tenía para todo, Parecía que era su casa. Entró al salón principal, y se sentó en el sofá, dejando sus lentes sobre la mesa. Eva se quedó de pie, frente a él.
- Te extrañará mi visita, le dijo.
- Un poco. Nunca habías venido a nuestra casa.
- Es muy bonita, por otra parte
- No puede compararse con la tuya.
- La belleza de una casa no está en lo que se puede comprar. El ambiente lo hacen las personas, dijo sonriendo.
- Te agradezco el cumplido, pero dime a que has venido, se que tu tiempo es valioso.
- No hay problema. Te cuento. En unos días en mi casa de fin de semana organizo una fiesta de disfraces, y necesito que tu y tu maridito concurran.
- Es dificil, dijo Eva, pensando que era otro paso del plan para que Clara pudiera acostarse con su esposo, y no estaba dispuesta a facilitarle las cosas.
- Vamos que se van a divertir, dijo mientras se levantaba y la tomaba de los brazos, consiguiendo que a su contacto la piel de Eva se erizara de deseo. Las imagenes de los momentos compartidos volvieron a la cabeza de la hembra en un flash.
- No estamos acostumbrados a tus fiestas, le dijo sin intentar separarse
- ¿ y que sabes de mis fiestas? Le dijo al oído mientras sus manos recorrían sus brazos a contrapelo hasta sus hombros.
- Me imagino a toda gente de tu nivel. Nada tenemos que hacer allí.
Sus manos tomaron su cara y su boca se apoderó de la suya.
- Por el contrario, tendrás mucho que hacer en esa fiesta, te lo aseguro. Serás la atracción de la noche, puedo firmártelo le decía entre beso y beso.
- Espera, que mi marido puede regresar en cualquier momento, dijo ella tratando de liberarse en ese momento, sabiendo que si esperaba unos minutos más ya no lo lograría.
El avanzó hasta que la aplastó contra la pared.
- ¿ Y si tuvieras la seguridad de que tu marido no regresara, que harías? ,le preguntó mientras le besaba el cuello.
- Por favor, déjame. Si Carlos no viniera no habría problemas, pero en esta situación no me animo, dijo sin mucha convicción.
El se separó de ella , se apoyó en el respaldo de uno de los sillones,y sacó su celular.
- Hola, Carlos, si Raúl te habla ¿tienes un rato? ¿ A qué hora sales del trabajo? Bien me gustaría comentarte algo, así que si no tienes problemas nos encontramos a esa hora en el barcito que está en la esquina de tu oficina ¿ me esperas? Trataré de ser puntual. Si gracias por la atención. Nos vemos. Y cortó
- Así que no va a volver hasta que se encuentre conmigo.A ver, son las 13. Pongamos media hora para llegar a nuestra cita...hmmm. Saliendo de aquí 18,30 estoy a horario. Tenemos más de cinco horas para nosotros. Acércate, le ordenó.
Eva, sorprendida por la habilidad de Raúl para organizar todo, se acercó despacio.
- Desnúdame, le ordenó.
Eva pensó en resistirse, pero el fuego en los ojos del macho le recordaban una vez más las sensaciones que había tenido cuando él la poseía. Por otro lado pensó en la ventaja que le estaba sacando a Clara. Ella todavía trataba de conseguir a Carlos mientras a Raúl lo volvía a tener a su entera disposición toda una tarde.
Abrió su saco y sus manos recorrieron el cuerpo de Raúl para luego dejarlo caer sobre el sillón. Aflojó el nudo de la corbata y la sacó por encima de su cabeza. Lentamente comenzó a desabotonar la camisa, acariciando su pecho mientras lo hacía. Las manos de él se apoyaron en sus hombros facilitando que ella desabrochara los puños, mientras lo miraba a los ojos. Tiró de la camisa sacándola de dentro de los pantalones y la dejó caer sobre el saco.
Raúl se quitó los zapatos, y esperó. Eva aflojó el cinturón de cuero, desabrochó el botón del pantalón y bajó el cierre. Cuando el pantalón cayó, pudo ver el bulto que tanto la enloquecía prisionero de los boxer que Raúl estaba usando.
Salió agilmente de los pantalones y se quedó con los brazos en jarra que su esclava completara el trabajo encomendado.
Eva acarició la herramienta de Raúl por sobre la tela, recordando su descomunal tamaño, y luego metiendo dos dedos a los costados de la última prenda que quedaba, procedió a bajarlos muy lentamente. Cuando la prenda llegó a sus muslos, una vara de carne quedó erecta apuntando a su cara, latiendo como si tuviera vida propia.
Raúl se sentó en el sillón, y Eva procedió a arrodillarse y a terminar de sacar la última prenda que le quedaba. Raúl comenzó a masturbarse lentamente.
- Ya sabes lo que sigue, le dijo dulcemente, y Eva avanzando de rodillas procedió a tomar con sus dos manos la verga que le ofrecían y comenzó a besarla y a introducirla en su boca. Despacio fue tragando la vara hasta que toda su boca estuvo llena. Sus cachetes mostraban el jugueteo de su lengua sobre ella, así como la fuerza que hacía al succionar. Raúl, tirado hacia atrás tomaba con sus manos la cabeza de Eva dirigiendo la tarea.
- ¿ Te acuerdas de nuestra primera vez? ¿ Que te hubiera gustado hacer que no hicimos? ¿ De qué tienes ganas? ,le preguntaba.
- El que tiene experiencia eres tú, haremos lo que tengas ganas, pero no entiendo porque esta fijación conmigo con las mujeres hermosas que conoces, le dijo dejando de chupar por un minuto para luego volver a engullirla.
- Bebé, tienes razón. Conozco todos los días mujeres hermosas, naturales y artificiales, tal vez más bonitas que tú, aunque eres realmente atractiva, y a muchas de ellas las tuve en mi cama a mi entera disposición. Pero ¿ sabes? ¿ Con cuantos hombres has estado en tu vida?
Ella sacó la verga de su boca, y siguió acariciandola junto con las pelotas, mientras contestaba.
- Mi primer novio, mi esposo y tú, le dijo sin dejar de masturbarlo.
- ¿ ves? Eso es lo que me calienta. Las mujeres que conozco se acuestan todos los días con un hombre distinto. Yo fui uno más. Y a mí me gusta pervertir mujeres hermosas como tú. Fieles, con poca experiencia fuera de sus parejas estables, y dispuestas a aprender lo que puedo enseñarles. Ahoroa por ejemplo voy a enseñarte a ordeñar una buena verga. Estoy a punto de acabar, así que metela en tu boca.
Eva nunca había tragado leche, pero estaba dispuesta a todo lo que pudiera satisfacer a su macho. Engulló su pedazo todo lo que pudo y Raúl dirigía su cabeza como si se masturbara con ella. Fue acelerando cada vez más y al final empujó, prácticamente clavándola hasta la garganta, Eva pensó que se ahogaría pero pudo retirarse un poco. La verga en su boca creció un poco más, tembló, y un potente chorro se estrello en el fondo de su garganta. A este siguieron 4 ó 5 más, a cual más caliente y mas abundante. Sus cachetes se hincharon por la cantidad de líquido recibido y despacio comenzó a tragarlo ya que Raúl no estaba dispuesto a desenfundar su verga y no quedaba otra posibilidad.
- Ahora limpiala bien, y trata de endurecerla de nuevo que llegó tu turno, le dijo cariñosamente.
Eva siguió chupando y con su lengua terminó de limpiar la verga que se sentía blanda. Su trabajo bucal debía ser bueno porque de a poco sintió como volvía a recuperar su rigidez.
En ese momento Raúl la obligó a soltar el chupetín, y a ponerse de pie.
- Quiero ver como te desvistes, le dijo acomodándose en el sillón.
Eva tenía puesto un solero sin mangas, fresco, que usaba siempre de entrecasa. No tenía corpiño puesto y su bombacha era una normal que usaba para dormir. No se sentia para nada sexy. La próxima vez Raúl la encontraria más preparada.
- Me gustaría cambiarme primero, ponerme mas presentable, le dijo
- No hace falta. ¿ No entendiste lo que te expliqué? He poseído mujeres vestidas con los modelos más eróticos de Victoria`s Secret. No me interesa. Me interesa cogerme una mujer normal, como tú. Eso realmente me calienta.
Eva se alejó unos pasos y despacio tomó su vestido y lo sacó por encima de su cabeza, dejando su cuerpo a la vista.
- Eres muy hermosa. Es un placer pensar que en unos minutos estaré dentro tuyo, le dijo mostrando una verga totalmente distendida que reafirmaba sus dichos. Eva se excitó ante lo que oía y lo que veía.
Bajó su bombacha y quedó de pie, desnuda, frente a él.
El se levantó y tomándola de la mano la llevó al sofá y la arrodilló sobre él
- ¿ Te comenté que me gusta montar a las hembras, no?, le dijo mientras se arrodillaba en el sofá detrás de ella y colocando la cabeza de su verga en la puerta de entrada de su sexo. La tomó de los hombros y su verga abrió los labios de su concha.
Eva hasta dejó de respirar esperando la penetración. Estaba suspendida en el aire, esperando el sublime momento en que esa herramienta que adoraba la llenara por completo.
- ¿ Estás preparada? Le preguntó
- Si, reventame, por favor, le dijo agachando la cabeza para mejorar el ángulo de penetración.
Ante ese pedido, Raúl combinó su empujón hacia adelante con la atracción de la hembra hacia atrás al tomarla por los hombros. Esta combinación hizo posible que su verga, de un solo golpe se introdujera hasta el fondo, chocando su pelvis con el trasero de la hembra.
Un alarido probó que la verga había entrado arrasando con el sexo de la hembra.
- ¡Ayy! ¡Me partes! ¡ Es muy grande!, gritaba Eva fuera de sí.
- Shhh. Tranquila que lo peor ya pasó. Quédate quieta mientras te acostumbras.
Quedaron allí pegados como perros, esperando que los órganos se distendieran. Despacio Raúl comenzó a retroceder y a avanzar, y cada vez, las quejas de la hembra fueron menores, hasta que por fín solo se oían gemidos y suspiros de placer. En ese momento, Raúl retrocedió y retiró su verga ante la queja de Eva.
- Sigue, por favor, no me dejes así, le rogó
- Tranquila que hay para rato. Ahora vamos a tu dormitorio,estaremos más comodos, le dijo
Eva no quería ensuciar su cama matrimonial con una relación adúltera, pero necesitaba que la volvieran a clavar, así que se levantó y se dirigió al dormitorio. Llegó y se acomodó en la cama boca arriba. Raúl llegó un ratito después. Se paró en la puerta y la miró.
- Ya llegará el momento en que te empale de frente y te aplaste contra el colchón, pero ahora te quiero de espaldas como una yegua. Vas a gozar como nunca, te lo aseguro.
Eva obedeció. Se dio vuelta , volvió a arrodillarse, y dejó su cabeza apoyada en la almohada ofreciendo un ángulo espectacular para recibir al padrillo. El se acercó , subió a la cama y ubicándose a su grupa volvió a clavarla sin miramientos. De inmediato comenzó a bombearla.
El placer que sentía Eva no permitió que le llamara la atencion el tratamiento que Raúl le estaba dando a su ano. De un pote que sacó de su portafolios antes de venir al dormitorio, comenzó a embadurnar su trasero con vaselina. Uno de sus dedos entraba y salía de su agujero trasero, acompañando el mete y saca de su verga, Eva empezó a acabar.
- ¡Me estás matando! ¡Qué placer! ¡ Me muero! ¡Me muero!
- No todavía, ya vas a tener ganas de morirte de verdad, y dos de sus dedos comenzarón a abrir su culo. Esta sensación hizo que los orgasmos de Eva se enhebraran uno con otro.
Cuando tres dedos entraban con facilidad, Raúl se retiró, sosteniendo con un brazo a Eva para que no se despatarrara en la cama por la cantidad de orgasmos conseguidos. En esa posición apoyó su verga en el culo y con una leve presión la cabeza ingresó.
Eva, concentrada en su placer, notó algo raro, pero cuando entendió lo que pasaba ya era tarde. La cabeza había perforado su esfinter y descansaba dentro de su culo
- ¡ No, por favor! ¡Nunca lo he hecho por ahí!, mientras trataba de escapar, pero el brazo de Raúl le impedía cualquier salida.
- Nunca lo habías hecho, en realidad, porque ya lo estás haciendo, quedate quieta y goza que en un momento la tendrá toda adentro, le dijo Raúl mientras seguía empujando lentamente y con cada esfuerzo, un par de centímetros de verga iban escondiéndose dentro del cuerpo de Eva.
- ¡ Me duele¡ ¡ Me duele!, decia Eva mientras sollozaba, pero Raúl sin importarle nada seguía entrando en ella, hasta que sus cuerpos se tocaron y allí se quedó.
Eva lloraba. Se sentía totalmente empalada, violada, usada. Nunca la habían tratado así.
- Ya está. Ya te la comiste toda. Tocá le dijo. Ella dirigió una de sus manos por debajo de su cuerpo hasta llegar a su trasero. Allí encontró las dos pelotas duras y grandes del macho. Su verga no estaba. Ella la tenía bien adentro.
- Ahora me quedaré un rato dentro tuyo, sin moverme, mientras tu juguetearás con mis pelotas. Verás como se endurecen, como se llenan de leche, y cuando estés lista comenzaré a serrucharte. Pienso correrme dentro tuyo y llenar tu culo de leche para que nunca te olvides de mi. Seguramente muchas otras vergas podrán entras por allí, pero la primera es inolvidable. Vamos juega con mis pelotas.
Eva comenzó a juguetear con ellas. Era cierto estaban duras y a medida que jugueteaba sentía comose iban llenando más y mas. Esto la excitó. Ella iba a provocar que esos globos cargados de esperma se vaciaran. Ella y nadie más recibiría ese sublime riego en su interior. El dolor dejó lugar al placer y cuando Raúl con su experiencia, notó el cambio comenzó a retroceder y a empujar, primero despacio, pero luego cada vez más rapido.
- Así, preciosa, así, ¿ La sientes? ¿ Te gusta? Si que te gusta, me doy cuenta. ¿ Quieres que te inunde con mi leche ? ¿ Quieres saber lo que se siente cuando te queman el culo con semen hirviendo? ¿ No te sientes toda una puta así, enculada por completo?
Eva sólo podia gritar.
- ¡Si! ¡Si! ¡ Lléname! ¡ Por favor, lléname!
- ¿ te cuento un secreto? Mi esposa no me deja que la encule. La muy puta tiene miedo de que la reviente, así que estás disfrutando de algo que mi esposa nunca disfrutó.
Esto último terminó de enloquecer a Eva. Estaba gozando algo exclusivo que Clara no había sentido. Esto la llevó a un nuevo orgasmo.
- ¡Estoy lista! ¡inundame por favor! ¡ Quiero tu leche! Mientras apretaba sus huevos con fuerza, terminando por descontrolar al macho.
- ¡Ahí la tienes puta! ¡ te parto! Y hundiendose hasta el fondo comenzó a vaciarse sin hacer caso de los gritos de la hembra que no estaba preparada para semejante penetración que sintió que realmente le rompía el culo.
- Hola Raúl, dijo Carlos cuando aquél llegó a su mesa.
- Hola Carlos, disculpa que te haya demorado, pero necesitaba hablar contigo unos minutos.
- ¿ Quieres tomar algo?
- Te agradezco pero tengo mi agenda muy apretada. En realidad quería invitarte a una fiesta de disfraces que daré dentro de unos días en mi casa de fin de semana.
- Lo lamento, pero a Eva no le gustan mucho las reuniones donde no conoce a nadie.
- Pero eso es lo bueno de esta fiesta. Nadie conocerá a nadie gracias a los disfraces, y todos haremos nuevos amigos.
- Mira, si Eva quiere, iremos.
- Bueno confío en que puedas convencerla. Un par de días antes recibirás la invitación y los disfraces que tienen que usar.
- Ahh, está todo organizado, hasta los disfraces de cada uno.
- Si, ya verás por que. Bueno me voy que tengo todavía un par de reuniones, saluda a tu esposa de mi parte, y diciendo esto se fue.
Eva estaba tirada en la cama totalmente dolorida, como si un caballo la hubiera pasado por arriba, y algo de eso habia. Nunca había tragado el semen de un hombre, y lo había disfrutado. Nunca la habían sodomizado, y le habia gustado a pesar de que el tamaño de la verga no era el más apropiado. Seguramente con una verga como la de su esposo el placer hubiera sido mayor. Pero era la resistencia de macho lo que más le había asombrado. Como había prometido, luego de encularla descansó un rató, tomaron algo y tuvo un resto para cogerla aplastándola contra el colchón hasta hacerle temer que la enterrara en el a fuerza de vergazos, para al final levantando sus piernas hacerle sentir el rigor de su verga bien adentro y allí vaciarse nuevamente, esta vez, en forma definitiva, diciéndole que nunca una hembra lo había exprimido como ella, lo que la llenó de satisfacción.
Pensó en la fiesta de disfraces. Al final solo tenía que estar cerca de su esposo para evitar que Clara pudiera apropiarse de él, pero el asunto era si Raúl podría convencer a Carlos.
En ese momento Carlos llegó a su casa. Entró y le extrañó encontrar a su mujer recostada.
- ¿Qué te pasa amor?
- Nada mi vida, estuve trabajando y me dí una ducha, quedándome un rato recostada, dudando entre vestirme nuevamente o ya ponerme el camisón.
- Yo también voy a ducharme. Te cuento que Raúl habló conmigo hoy.
- ¿ En verdad? Dijo Eva dudando de si sonaba convincente.
- Si quiere que vayamos a una fiesta de disfraces, le dijo
- vaya, que atento, comentó Eva
- Le dije que no sabía si tu querrías ir
- Sabes que no son mis reuniones preferidas, pero no quisiera que quedaras mal con tu nuevo amigo, así que haremos lo que tú quieras.
- ¿ te parece? Bueno entonces le llamo y confirmo que vamos.
- Esta bien, le dijo Eva, mientras sus sensaciones internas eran confusas. ¿ Podría estar a solas con Raúl en algún momento? ¿ Podría evitar que Clara disfrutara de su marido?. Se vistió y se levantó a preparar la cena.
Unos días después un paquete llegó a casa de Carlos y Eva. En el, una hermosa tarjeta negra con letras doradas notificaba de la fiesta:
“ Noche anónima”
Clara y Raúl te invitan a perder tu identidad y disfrutar de las cosas que tu otro yo no te atreve a pedirte”
Sábado, 22 hs.
Las Palmeras 35
Barrio “ Le Etoile”
“ Concurrencia obligada con la ropa que acompaña esta tarjeta”.
- Vaya, vaya, nuestros amigos quieren tener todo controlado. Hasta le proveen los disfraces a los invitados para saber quien es cada uno y evitar que entre alguien inesperado, comentó Carlos.
- Si, es raro. En estas fiestas cada uno se disfraza como quiere. A veces hay un hilo conductor para que disfraces, pero jamás supe que te obligaran a disfrazarte de determinada manera.
- Esta gente es bastante rara. Buena, pero rara, dijo Carlos pensativo.
Al abrir las cajas, marcadas con el nombre de cada uno, encontraron, en la caja de Carlos una capa larga negra, con capucha y una mascara que cubría casi toda la cara. En la de Eva, una túnica blanca, tambien con capucha, y una mascara similar a la de Carlos que también cubría toda la cara dejando solo libre desde los labios hasta la barbilla
- Bueno al menos, parece que será en blanco y negro. Me imagino que todos los disfraces tendrán estos colores.
- Tal vez han elegido estos contrastes por parejas para que se destaquen, arriesgó Carlos.
- Bueno, ni modo que podamos entender nada, dijo Eva encogiendo los hombros.
Eva volvió un buen rato después. El ya se había bañado y relajado. Se sentía culpable. Nunca había engañado a su esposa. Pero tenía decidido negarlo siempre. Eva no lo toleraría, y él estaba seguro que esta locura no volvería a repetirse. Su mujer le preguntó que tal había pasado el día, y el, sin mentir, le dijo que había sido fabuloso, aunque por razones distintas de las que se suponían.
Esa semana, Clara y Raúl viajaron. La casa quedó vacía, y Eva sintió que todo se estaba normalizando. La presión sobre su esposo había cesado. Quizás Clara había cambiado de idea, quizás no había podido vencer la resistencia de Carlos. En fin, las posibilidades eran muchas, pero lo importante que su vida recuperaba la normalidad.
A mitad de semana, pasado el mediodía, el timbre sonó. Eva abrió la puerta y se encontró con Raúl, vestido con su traje importado, portafolios y anteojos oscuros.
- Hola Raúl, atinó a decir.
- Hola Eva, disculpa que te moleste. ¿ Estás sola?, preguntó
Eva dudó por un instante.
- Si, lamentablemente Carlos no está, pero puede regresar en cualquier momento, dijo para protegerse.
- ¿ puedo pasar?
- Si, por supuesto, pasa, y le franqueó la entrada.
Raúl entró con la seguridad que tenía para todo, Parecía que era su casa. Entró al salón principal, y se sentó en el sofá, dejando sus lentes sobre la mesa. Eva se quedó de pie, frente a él.
- Te extrañará mi visita, le dijo.
- Un poco. Nunca habías venido a nuestra casa.
- Es muy bonita, por otra parte
- No puede compararse con la tuya.
- La belleza de una casa no está en lo que se puede comprar. El ambiente lo hacen las personas, dijo sonriendo.
- Te agradezco el cumplido, pero dime a que has venido, se que tu tiempo es valioso.
- No hay problema. Te cuento. En unos días en mi casa de fin de semana organizo una fiesta de disfraces, y necesito que tu y tu maridito concurran.
- Es dificil, dijo Eva, pensando que era otro paso del plan para que Clara pudiera acostarse con su esposo, y no estaba dispuesta a facilitarle las cosas.
- Vamos que se van a divertir, dijo mientras se levantaba y la tomaba de los brazos, consiguiendo que a su contacto la piel de Eva se erizara de deseo. Las imagenes de los momentos compartidos volvieron a la cabeza de la hembra en un flash.
- No estamos acostumbrados a tus fiestas, le dijo sin intentar separarse
- ¿ y que sabes de mis fiestas? Le dijo al oído mientras sus manos recorrían sus brazos a contrapelo hasta sus hombros.
- Me imagino a toda gente de tu nivel. Nada tenemos que hacer allí.
Sus manos tomaron su cara y su boca se apoderó de la suya.
- Por el contrario, tendrás mucho que hacer en esa fiesta, te lo aseguro. Serás la atracción de la noche, puedo firmártelo le decía entre beso y beso.
- Espera, que mi marido puede regresar en cualquier momento, dijo ella tratando de liberarse en ese momento, sabiendo que si esperaba unos minutos más ya no lo lograría.
El avanzó hasta que la aplastó contra la pared.
- ¿ Y si tuvieras la seguridad de que tu marido no regresara, que harías? ,le preguntó mientras le besaba el cuello.
- Por favor, déjame. Si Carlos no viniera no habría problemas, pero en esta situación no me animo, dijo sin mucha convicción.
El se separó de ella , se apoyó en el respaldo de uno de los sillones,y sacó su celular.
- Hola, Carlos, si Raúl te habla ¿tienes un rato? ¿ A qué hora sales del trabajo? Bien me gustaría comentarte algo, así que si no tienes problemas nos encontramos a esa hora en el barcito que está en la esquina de tu oficina ¿ me esperas? Trataré de ser puntual. Si gracias por la atención. Nos vemos. Y cortó
- Así que no va a volver hasta que se encuentre conmigo.A ver, son las 13. Pongamos media hora para llegar a nuestra cita...hmmm. Saliendo de aquí 18,30 estoy a horario. Tenemos más de cinco horas para nosotros. Acércate, le ordenó.
Eva, sorprendida por la habilidad de Raúl para organizar todo, se acercó despacio.
- Desnúdame, le ordenó.
Eva pensó en resistirse, pero el fuego en los ojos del macho le recordaban una vez más las sensaciones que había tenido cuando él la poseía. Por otro lado pensó en la ventaja que le estaba sacando a Clara. Ella todavía trataba de conseguir a Carlos mientras a Raúl lo volvía a tener a su entera disposición toda una tarde.
Abrió su saco y sus manos recorrieron el cuerpo de Raúl para luego dejarlo caer sobre el sillón. Aflojó el nudo de la corbata y la sacó por encima de su cabeza. Lentamente comenzó a desabotonar la camisa, acariciando su pecho mientras lo hacía. Las manos de él se apoyaron en sus hombros facilitando que ella desabrochara los puños, mientras lo miraba a los ojos. Tiró de la camisa sacándola de dentro de los pantalones y la dejó caer sobre el saco.
Raúl se quitó los zapatos, y esperó. Eva aflojó el cinturón de cuero, desabrochó el botón del pantalón y bajó el cierre. Cuando el pantalón cayó, pudo ver el bulto que tanto la enloquecía prisionero de los boxer que Raúl estaba usando.
Salió agilmente de los pantalones y se quedó con los brazos en jarra que su esclava completara el trabajo encomendado.
Eva acarició la herramienta de Raúl por sobre la tela, recordando su descomunal tamaño, y luego metiendo dos dedos a los costados de la última prenda que quedaba, procedió a bajarlos muy lentamente. Cuando la prenda llegó a sus muslos, una vara de carne quedó erecta apuntando a su cara, latiendo como si tuviera vida propia.
Raúl se sentó en el sillón, y Eva procedió a arrodillarse y a terminar de sacar la última prenda que le quedaba. Raúl comenzó a masturbarse lentamente.
- Ya sabes lo que sigue, le dijo dulcemente, y Eva avanzando de rodillas procedió a tomar con sus dos manos la verga que le ofrecían y comenzó a besarla y a introducirla en su boca. Despacio fue tragando la vara hasta que toda su boca estuvo llena. Sus cachetes mostraban el jugueteo de su lengua sobre ella, así como la fuerza que hacía al succionar. Raúl, tirado hacia atrás tomaba con sus manos la cabeza de Eva dirigiendo la tarea.
- ¿ Te acuerdas de nuestra primera vez? ¿ Que te hubiera gustado hacer que no hicimos? ¿ De qué tienes ganas? ,le preguntaba.
- El que tiene experiencia eres tú, haremos lo que tengas ganas, pero no entiendo porque esta fijación conmigo con las mujeres hermosas que conoces, le dijo dejando de chupar por un minuto para luego volver a engullirla.
- Bebé, tienes razón. Conozco todos los días mujeres hermosas, naturales y artificiales, tal vez más bonitas que tú, aunque eres realmente atractiva, y a muchas de ellas las tuve en mi cama a mi entera disposición. Pero ¿ sabes? ¿ Con cuantos hombres has estado en tu vida?
Ella sacó la verga de su boca, y siguió acariciandola junto con las pelotas, mientras contestaba.
- Mi primer novio, mi esposo y tú, le dijo sin dejar de masturbarlo.
- ¿ ves? Eso es lo que me calienta. Las mujeres que conozco se acuestan todos los días con un hombre distinto. Yo fui uno más. Y a mí me gusta pervertir mujeres hermosas como tú. Fieles, con poca experiencia fuera de sus parejas estables, y dispuestas a aprender lo que puedo enseñarles. Ahoroa por ejemplo voy a enseñarte a ordeñar una buena verga. Estoy a punto de acabar, así que metela en tu boca.
Eva nunca había tragado leche, pero estaba dispuesta a todo lo que pudiera satisfacer a su macho. Engulló su pedazo todo lo que pudo y Raúl dirigía su cabeza como si se masturbara con ella. Fue acelerando cada vez más y al final empujó, prácticamente clavándola hasta la garganta, Eva pensó que se ahogaría pero pudo retirarse un poco. La verga en su boca creció un poco más, tembló, y un potente chorro se estrello en el fondo de su garganta. A este siguieron 4 ó 5 más, a cual más caliente y mas abundante. Sus cachetes se hincharon por la cantidad de líquido recibido y despacio comenzó a tragarlo ya que Raúl no estaba dispuesto a desenfundar su verga y no quedaba otra posibilidad.
- Ahora limpiala bien, y trata de endurecerla de nuevo que llegó tu turno, le dijo cariñosamente.
Eva siguió chupando y con su lengua terminó de limpiar la verga que se sentía blanda. Su trabajo bucal debía ser bueno porque de a poco sintió como volvía a recuperar su rigidez.
En ese momento Raúl la obligó a soltar el chupetín, y a ponerse de pie.
- Quiero ver como te desvistes, le dijo acomodándose en el sillón.
Eva tenía puesto un solero sin mangas, fresco, que usaba siempre de entrecasa. No tenía corpiño puesto y su bombacha era una normal que usaba para dormir. No se sentia para nada sexy. La próxima vez Raúl la encontraria más preparada.
- Me gustaría cambiarme primero, ponerme mas presentable, le dijo
- No hace falta. ¿ No entendiste lo que te expliqué? He poseído mujeres vestidas con los modelos más eróticos de Victoria`s Secret. No me interesa. Me interesa cogerme una mujer normal, como tú. Eso realmente me calienta.
Eva se alejó unos pasos y despacio tomó su vestido y lo sacó por encima de su cabeza, dejando su cuerpo a la vista.
- Eres muy hermosa. Es un placer pensar que en unos minutos estaré dentro tuyo, le dijo mostrando una verga totalmente distendida que reafirmaba sus dichos. Eva se excitó ante lo que oía y lo que veía.
Bajó su bombacha y quedó de pie, desnuda, frente a él.
El se levantó y tomándola de la mano la llevó al sofá y la arrodilló sobre él
- ¿ Te comenté que me gusta montar a las hembras, no?, le dijo mientras se arrodillaba en el sofá detrás de ella y colocando la cabeza de su verga en la puerta de entrada de su sexo. La tomó de los hombros y su verga abrió los labios de su concha.
Eva hasta dejó de respirar esperando la penetración. Estaba suspendida en el aire, esperando el sublime momento en que esa herramienta que adoraba la llenara por completo.
- ¿ Estás preparada? Le preguntó
- Si, reventame, por favor, le dijo agachando la cabeza para mejorar el ángulo de penetración.
Ante ese pedido, Raúl combinó su empujón hacia adelante con la atracción de la hembra hacia atrás al tomarla por los hombros. Esta combinación hizo posible que su verga, de un solo golpe se introdujera hasta el fondo, chocando su pelvis con el trasero de la hembra.
Un alarido probó que la verga había entrado arrasando con el sexo de la hembra.
- ¡Ayy! ¡Me partes! ¡ Es muy grande!, gritaba Eva fuera de sí.
- Shhh. Tranquila que lo peor ya pasó. Quédate quieta mientras te acostumbras.
Quedaron allí pegados como perros, esperando que los órganos se distendieran. Despacio Raúl comenzó a retroceder y a avanzar, y cada vez, las quejas de la hembra fueron menores, hasta que por fín solo se oían gemidos y suspiros de placer. En ese momento, Raúl retrocedió y retiró su verga ante la queja de Eva.
- Sigue, por favor, no me dejes así, le rogó
- Tranquila que hay para rato. Ahora vamos a tu dormitorio,estaremos más comodos, le dijo
Eva no quería ensuciar su cama matrimonial con una relación adúltera, pero necesitaba que la volvieran a clavar, así que se levantó y se dirigió al dormitorio. Llegó y se acomodó en la cama boca arriba. Raúl llegó un ratito después. Se paró en la puerta y la miró.
- Ya llegará el momento en que te empale de frente y te aplaste contra el colchón, pero ahora te quiero de espaldas como una yegua. Vas a gozar como nunca, te lo aseguro.
Eva obedeció. Se dio vuelta , volvió a arrodillarse, y dejó su cabeza apoyada en la almohada ofreciendo un ángulo espectacular para recibir al padrillo. El se acercó , subió a la cama y ubicándose a su grupa volvió a clavarla sin miramientos. De inmediato comenzó a bombearla.
El placer que sentía Eva no permitió que le llamara la atencion el tratamiento que Raúl le estaba dando a su ano. De un pote que sacó de su portafolios antes de venir al dormitorio, comenzó a embadurnar su trasero con vaselina. Uno de sus dedos entraba y salía de su agujero trasero, acompañando el mete y saca de su verga, Eva empezó a acabar.
- ¡Me estás matando! ¡Qué placer! ¡ Me muero! ¡Me muero!
- No todavía, ya vas a tener ganas de morirte de verdad, y dos de sus dedos comenzarón a abrir su culo. Esta sensación hizo que los orgasmos de Eva se enhebraran uno con otro.
Cuando tres dedos entraban con facilidad, Raúl se retiró, sosteniendo con un brazo a Eva para que no se despatarrara en la cama por la cantidad de orgasmos conseguidos. En esa posición apoyó su verga en el culo y con una leve presión la cabeza ingresó.
Eva, concentrada en su placer, notó algo raro, pero cuando entendió lo que pasaba ya era tarde. La cabeza había perforado su esfinter y descansaba dentro de su culo
- ¡ No, por favor! ¡Nunca lo he hecho por ahí!, mientras trataba de escapar, pero el brazo de Raúl le impedía cualquier salida.
- Nunca lo habías hecho, en realidad, porque ya lo estás haciendo, quedate quieta y goza que en un momento la tendrá toda adentro, le dijo Raúl mientras seguía empujando lentamente y con cada esfuerzo, un par de centímetros de verga iban escondiéndose dentro del cuerpo de Eva.
- ¡ Me duele¡ ¡ Me duele!, decia Eva mientras sollozaba, pero Raúl sin importarle nada seguía entrando en ella, hasta que sus cuerpos se tocaron y allí se quedó.
Eva lloraba. Se sentía totalmente empalada, violada, usada. Nunca la habían tratado así.
- Ya está. Ya te la comiste toda. Tocá le dijo. Ella dirigió una de sus manos por debajo de su cuerpo hasta llegar a su trasero. Allí encontró las dos pelotas duras y grandes del macho. Su verga no estaba. Ella la tenía bien adentro.
- Ahora me quedaré un rato dentro tuyo, sin moverme, mientras tu juguetearás con mis pelotas. Verás como se endurecen, como se llenan de leche, y cuando estés lista comenzaré a serrucharte. Pienso correrme dentro tuyo y llenar tu culo de leche para que nunca te olvides de mi. Seguramente muchas otras vergas podrán entras por allí, pero la primera es inolvidable. Vamos juega con mis pelotas.
Eva comenzó a juguetear con ellas. Era cierto estaban duras y a medida que jugueteaba sentía comose iban llenando más y mas. Esto la excitó. Ella iba a provocar que esos globos cargados de esperma se vaciaran. Ella y nadie más recibiría ese sublime riego en su interior. El dolor dejó lugar al placer y cuando Raúl con su experiencia, notó el cambio comenzó a retroceder y a empujar, primero despacio, pero luego cada vez más rapido.
- Así, preciosa, así, ¿ La sientes? ¿ Te gusta? Si que te gusta, me doy cuenta. ¿ Quieres que te inunde con mi leche ? ¿ Quieres saber lo que se siente cuando te queman el culo con semen hirviendo? ¿ No te sientes toda una puta así, enculada por completo?
Eva sólo podia gritar.
- ¡Si! ¡Si! ¡ Lléname! ¡ Por favor, lléname!
- ¿ te cuento un secreto? Mi esposa no me deja que la encule. La muy puta tiene miedo de que la reviente, así que estás disfrutando de algo que mi esposa nunca disfrutó.
Esto último terminó de enloquecer a Eva. Estaba gozando algo exclusivo que Clara no había sentido. Esto la llevó a un nuevo orgasmo.
- ¡Estoy lista! ¡inundame por favor! ¡ Quiero tu leche! Mientras apretaba sus huevos con fuerza, terminando por descontrolar al macho.
- ¡Ahí la tienes puta! ¡ te parto! Y hundiendose hasta el fondo comenzó a vaciarse sin hacer caso de los gritos de la hembra que no estaba preparada para semejante penetración que sintió que realmente le rompía el culo.
- Hola Raúl, dijo Carlos cuando aquél llegó a su mesa.
- Hola Carlos, disculpa que te haya demorado, pero necesitaba hablar contigo unos minutos.
- ¿ Quieres tomar algo?
- Te agradezco pero tengo mi agenda muy apretada. En realidad quería invitarte a una fiesta de disfraces que daré dentro de unos días en mi casa de fin de semana.
- Lo lamento, pero a Eva no le gustan mucho las reuniones donde no conoce a nadie.
- Pero eso es lo bueno de esta fiesta. Nadie conocerá a nadie gracias a los disfraces, y todos haremos nuevos amigos.
- Mira, si Eva quiere, iremos.
- Bueno confío en que puedas convencerla. Un par de días antes recibirás la invitación y los disfraces que tienen que usar.
- Ahh, está todo organizado, hasta los disfraces de cada uno.
- Si, ya verás por que. Bueno me voy que tengo todavía un par de reuniones, saluda a tu esposa de mi parte, y diciendo esto se fue.
Eva estaba tirada en la cama totalmente dolorida, como si un caballo la hubiera pasado por arriba, y algo de eso habia. Nunca había tragado el semen de un hombre, y lo había disfrutado. Nunca la habían sodomizado, y le habia gustado a pesar de que el tamaño de la verga no era el más apropiado. Seguramente con una verga como la de su esposo el placer hubiera sido mayor. Pero era la resistencia de macho lo que más le había asombrado. Como había prometido, luego de encularla descansó un rató, tomaron algo y tuvo un resto para cogerla aplastándola contra el colchón hasta hacerle temer que la enterrara en el a fuerza de vergazos, para al final levantando sus piernas hacerle sentir el rigor de su verga bien adentro y allí vaciarse nuevamente, esta vez, en forma definitiva, diciéndole que nunca una hembra lo había exprimido como ella, lo que la llenó de satisfacción.
Pensó en la fiesta de disfraces. Al final solo tenía que estar cerca de su esposo para evitar que Clara pudiera apropiarse de él, pero el asunto era si Raúl podría convencer a Carlos.
En ese momento Carlos llegó a su casa. Entró y le extrañó encontrar a su mujer recostada.
- ¿Qué te pasa amor?
- Nada mi vida, estuve trabajando y me dí una ducha, quedándome un rato recostada, dudando entre vestirme nuevamente o ya ponerme el camisón.
- Yo también voy a ducharme. Te cuento que Raúl habló conmigo hoy.
- ¿ En verdad? Dijo Eva dudando de si sonaba convincente.
- Si quiere que vayamos a una fiesta de disfraces, le dijo
- vaya, que atento, comentó Eva
- Le dije que no sabía si tu querrías ir
- Sabes que no son mis reuniones preferidas, pero no quisiera que quedaras mal con tu nuevo amigo, así que haremos lo que tú quieras.
- ¿ te parece? Bueno entonces le llamo y confirmo que vamos.
- Esta bien, le dijo Eva, mientras sus sensaciones internas eran confusas. ¿ Podría estar a solas con Raúl en algún momento? ¿ Podría evitar que Clara disfrutara de su marido?. Se vistió y se levantó a preparar la cena.
Unos días después un paquete llegó a casa de Carlos y Eva. En el, una hermosa tarjeta negra con letras doradas notificaba de la fiesta:
“ Noche anónima”
Clara y Raúl te invitan a perder tu identidad y disfrutar de las cosas que tu otro yo no te atreve a pedirte”
Sábado, 22 hs.
Las Palmeras 35
Barrio “ Le Etoile”
“ Concurrencia obligada con la ropa que acompaña esta tarjeta”.
- Vaya, vaya, nuestros amigos quieren tener todo controlado. Hasta le proveen los disfraces a los invitados para saber quien es cada uno y evitar que entre alguien inesperado, comentó Carlos.
- Si, es raro. En estas fiestas cada uno se disfraza como quiere. A veces hay un hilo conductor para que disfraces, pero jamás supe que te obligaran a disfrazarte de determinada manera.
- Esta gente es bastante rara. Buena, pero rara, dijo Carlos pensativo.
Al abrir las cajas, marcadas con el nombre de cada uno, encontraron, en la caja de Carlos una capa larga negra, con capucha y una mascara que cubría casi toda la cara. En la de Eva, una túnica blanca, tambien con capucha, y una mascara similar a la de Carlos que también cubría toda la cara dejando solo libre desde los labios hasta la barbilla
- Bueno al menos, parece que será en blanco y negro. Me imagino que todos los disfraces tendrán estos colores.
- Tal vez han elegido estos contrastes por parejas para que se destaquen, arriesgó Carlos.
- Bueno, ni modo que podamos entender nada, dijo Eva encogiendo los hombros.
3 comentarios - La Emboscada ( 6ta. Parte)