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La fantasía médica de mi esposa (tercera parte)

Mi esposa empezó a revisarme el glande y Carina preparó una jeringa (sin la aguja) llena de un líquido transparente y espeso. Levantó la jeringa y comprobó que el líquido fluyera correctamente. Silvia ya había tomado un trozo de gasa con una especie de gel y me lo estaba pasando por todo el glande.
Yo ya estaba completamente erecto cuando Carina introdujo la jeringa en mi pene e inyectó el líquido. Debo confesar que no me dolió, solo fue una sensación rara y fría dentro del pene, por lo que sólo atiné a dejar escapar un qujido leve:

- Ahhh....

Enseguida sentí el latex de la mano enguantada de Carina sobre mis labios. Me miró y dijo:

- Shhh, portate bien chiquito - y dejó la jeringa sobre la mesita mientras mi esposa sacaba de la caja metálica una varilla plateada cubierta por un gel transparente. La alzo con mucho cuidado y verificó que estuviera bien lubricada, yo también la ví y los ojos se me deben haber salido de las órbitas porque me dijo:

- No te asustes. - Carina ya me sostenía el pene. - Vamos a empezar por esta de 3 mm.

Sentí como Silvia apoyaba la varilla en el borde del orificio de mi pene, y de repente comenzó a entrar. A medida que entraba el ardor era más y más grande, y dejó entrar la varilla unos 10 ó 15 cms. En ése momento sentí que me estaban quemando y no pude retener la queja:

- Uhhhh....

Carina me puso las manos en la frente y la boca, me miró fijo y a través del barbijo me advirtió:

- Si te volvés a quejar te amordazo, entendiste? No molestes más que estamos trabajando. - Se dió vuelta y sacó de la caja metálica otra varilla. - Vamos con 5 mm. Silvia.

Silvia retiró con cuidado la sonda que tenía en el pene, por unos breves segundos sentí alivio porque enseguida Carina me introdujo la segunda que produjo el mismo efecto que la anterior. Yo empecé a llorar. Sin sacarse el barbijo ni los guantes mi esposa me acarició la frente y el rostro y me dijo:

- Tranquilo Pablo, estás en nuestras manos y vas a tener que aceptarlo. - Después fué a buscar otra sonda de la caja y mientras me la mostraba agregó: - Todo esto es por tu bien. - Rápidamente torció su rostro a Carina y dijo: - Tengo lista la de 7 mm.

Carina entónces ritiró su sonda y Silvia introdujo la que tenía en la mano. Carina volvió a cargar la jeringa con el gel transparente y cuando mi esposa dejó salir la sonda me volvieron a inyectar dentro de mi pene que no paraba de arder.

- 9 mm - Anunció Silvia y me metió la sonda - Te parece que con esto ya vamos a andar?

- No, quiero llevarlo hasta 11, asi no tenemos problemas cuando insertemos el cateter. - Dijo Carina mientras se acercaba con la nueva sonda. Silvia, para asegurar la dilatación movía la sonda dentro de mi pene y mi sufrimiento aumentaba a cada segundo. - Dejá nomás que yo termino de dilatarlo. Andá preparando el cateter asi le hacemos un lavaje de vejiga.

Silvia sacó su sonda y de inmediato Carina introdujo la de ella. Silvia fue a la mesita y con una pinza levantó una especie de tubo de goma color naranja y también lo lubricó con el gel transparente.

- Tengo listo un cateter número 9 para nuestro bebé - dijo, mientras me mostraba el tubo de goma.

- Perfecto doctora - dijo Carina mientras me retiraba la sonda. - Voy a cargar la jeringa.

Silvia me sostenía el pene con una mano, mientras con la otra me introducía el cateter.

- Te estás portando muy bien bebé, si seguís así, después te vamos a dar un premio. - Yo noté que Silvia sonreía debajo del barbijo y me asusté.

Casi de inmediato llegó Carina con una bandeja metálica con una jeringa enorme.

- Está listo?

- Si, ya esta. - Dijo Silvia y expuso su trabajo. De la punta de mi pene asomaban dos vías que se unían en el cateter que ya tenía conectado a mi vejiga. Yo sentía unas incontrolables ganas de orinar.

- Doctora... - me atreví.

- Qué querés chiquito? - dijo Carina mirándome.

- Doctora... tengo muchas ganas de orinar... por favor...

Las dos se empezaron a reir. Silvia agarró el extremo del cateter y me movía el pene de un lado a otro, mientras explicó:

- No bebé, ahora tu pene lo manejamos nosotras. Vos te quedás quietito y calladito.

- Vamos a hacer el lavaje - Dijo Carina y levantó la jeringa. - 60 centímetros cúbicos - Anunció y enchufó la jeringa al cateter. Silvia enchufó otro tubo a la otra vía y en seguida Carina enpezó a inyectar el líquido. Yo sentí que iba a explotar. No me atrevía a gritar, pero lloraba.

- La irrigagación sale limpia doctora - dijo Silvia

- Me lo imaginaba, retire nomás la bolsa doctora, que yo le voy a sacar el cateter al paciente. - Silvia desconectó el tubo del cateter y ví como se lo llevaba. Mientras tanto Carina me sacaba el cateter del pene. Para cuando terminó y lo dejaba sobre la mesita, Silvia ya había regresado y me acariciaba la frente mientras Carina me limpiaba el pene con una gasa. Ninguna de las dos se quitaba los barbijos ni los guantes.

- Ya casi terminamos con esta parte de la revisación, ahora sólo quiero tomarte una muestra para analizar en laboratorio.

- Si. - Dijo Carina. - Asi podemos diagnosticar bien y determinar qué tratamiento le vamos a hacer.

- Pero... yo pensé que... - No llegué a terminar la frase.

- Vamos a tomarte una muestra de esperma - dijo Silvia mientras la dos sonreían bajo los barbijos y se dirigían hacia mi zona pélvica ajustandose los guantes de latex.

- Necesitamos una buena cantidad para análisis, asi que no nos des trabajo - dijo Carina.

Las dos empezaron a tocarme y masajearme hasta que mi pene se puso duro. Era increíble porque todo era muy clínico y para nada erótico pero no podía evitar la excitación que me provocaban estas dos mujeres que tenían total control sobre mi cuerpo. En un momento, Silvia me retiró el prepucio y sentí como mi pene comenzaba a palpitar. Silvia no me soltó.

- Muy bien, bebé, así... - dijo Carina, mientras sacaba de la mesita un recipiente para muestras y lo colocaba bajo mi pene. No era nada sexual, Silvia literalmente me estaba "ordeñando", cuando tuve los espasmos y de inmediato eyacule.

- Muy bien, éso es... - dijo Silvia, elevó el recipinte para ver a traslúz el volumen de la muestra y se lo dió a Carina. Se sacó los guantes y se quitó el barbijo y los deshechó. Vino a mi lado y se puso las manos en los bolsillos del guardapolvo blanco. - Te felicito. Te estás portando muy bien.

Carina también se había quitado barbijo y guantes y estaba rotulando la muestra.

- Acá lo tiene doctora, listo para el laboratorio. - Dijo Carina mientras le pasaba el recipiente a Silvia.

- Perfecto, vamos a hacer los análisis?

- Doctora, si no le molesta yo prefería someter al paciente a otras pruebas mientras usted trabaja con la muestra, le parece?

- Me parece perfecto doctora. - Dijo Silvia mientras me miraba con una sonrisa sarcárstica - El peciente es todo suyo.

(continuará)

3 comentarios - La fantasía médica de mi esposa (tercera parte)

crear_1
Sos un hdp.... no puedo aguantar la intriga...!!!
imat232002
porque no vas a la carcel de ezeiza con una tanga y te paras en el medio del patio!!!!!!!!!!!!!! es mucho menos doloroso que lo que te hicieron!!!!!!! que HDP!!!!!!!!!!!!
Gothopolis
hey y la cuarta parte de tu historia te la metieron por el cu70?