Recién terminaba la universidad, ingresaba a círculos profesionales, oficina nueva cerca del centro, un hermoso auto deportivo, 26 años, me sentía dueño del mundo, capaz de realizar proezas inimaginables.
De regreso a mi casa me distraigo por un segundo hablando por el celular(en esa época el celular no era muy común en mi país) y el grito de espanto de una mujer, me traen a la realidad, aplico los frenos para no arrollarla, las gomas chillan, deteniendo el auto en su totalidad, a escasos centímetros de esta hermosísima mujer treintona, no muy alta, pelo rubio, cuerpo como una botella de coca cola, un inmenso culo, firme y redondo, sus tetas no eran tan voluptuosas, pero igualmente eran hermosas. Ella empieza a cantarme unas cuantas frescas por andar manejando distraído, yo me desmonto del auto y le hecho la mirada a esta mujer desde los pies hasta la cabeza, absortó, y sin prestarle la mas mínima atención a las pendejadas que me dice. Le pregunto en tono muy suave y pausado “Te encuentras bien”, por Dios lo lamento muchísimo…me distraje por un segundo y…”Esta bien” responde ella…olvídalo, espera un minuto le digo, déjame compensarte, permíteme llevarte a tu destino, en ese momento…ella es quien me mira desde los pies a la cabeza (vengo impecablemente vestido) ella me dice: “Ok. No voy muy lejos y además pareces un buen chico” se sube al vehículo bajo la radio y comenzamos las típicas conversaciones triviales, de estas clases de encuentros casuales, su nombre era: Ingrid (si ya se…suena a nombre de mamadora sueca, pero era su nombre) y en menos de 10 minutos de trayecto hasta su casa, me conto toda su vida; divorciada, vivía con sus hijos y un hermano mayor. Al llegar a nuestro destino, acordamos vernos otra vez, intercambiamos teléfonos, y nos despedimos, con un beso en la mejilla.
La atracción fue mutua e instantánea, pero Ingrid, era la amante de un comerciante, del barrio vecino, y el solventaba la mayor parte de sus gasto, a cambio de esporádicas cogidas. Esto no fue impedimento para que ella me cediera un poco de su raja de vez en cuando, pero me pidió que lo hiciéramos con la mayor discreción, ya que una hermana del susodicho comerciante, era su vecina. Así pues de manera oficial, cuando yo iba a su casa, para los vecinos yo era un pretendiente de su hija Margot de 19 años, pero , para la familia de Ingrid yo era su pretendiente no correspondido, de suerte tal que si yo visitaba la casa de Ingrid, y su Amante llegaba, ella no tenía ningún reparo en dejarme en la casa con el restos de su familia, esto provoco que Margot se quedara con mucha frecuencia atendiéndome, mirándome como víctima e indignándose con la actitud de su madre. Un día me comento: “no entiendo por que mami te hace esto…eres un gran hombre.” Nos compenetramos de tal forma que un día me pegue una borrachera muy grande y estaba caliente como una caldera, llame a la casa de Ingrid tratando de conseguir un poco de pasión, pero ella ya había salido con su “novio”. Así que contesto Margot, y en ese momento me arme de valor para decirle: “Me gustaría mucho hablar contigo ahora” ella respondió “está bien”, le dije rápidamente “me gustaría que supieras de que cosa quiero hablar contigo ( en tono muy insinuante) y ella me contesto: “Yo sé…de que quieres hablarme, ven y conversaremos,” entonces pregunte: “Estas segura que sabes?” entonces respondió ella con tono insinuante: Si lo sé…y también lo deseo…
Deje a mis amigos en aquel bar y me apresure a llegar a mi encuentro con Margot, toque el claxon y salió con una minifalda preciosa, que resaltaban sus bien torneadas piernas, una blusa escotada si brassiers, que al correr balanceaba sus hermosas tetas, no era tan voluptuosa, como la madre pero era una jovencita realmente digna de admirarse, subió rápidamente, me estampo un beso en la boca, sin mediar palabra arranque el auto con rumbo a un hotel.
Yo no podía esperar, metí mi mano bajo su tanguita y empecé a meterle el dedo anular, hasta donde el resto de la mano me lo permitió, mientras que con el pulgar presionaba su clítoris, ella bajo mi cremallera y masajeaba mi pinga con esmero, llegamos hasta el hotel y entramos a la habitación como dos animales, sedientos por nuestros sexos, le retire sus braguitas al mismo tiempo que la depositaba en la cama y sumergía mi cara en su hoyito caliente y húmedo. Tomando en cuenta las respuestas de su cuerpo a mis caricias hice hincapié en su clítoris, no hablaba una sola palabra, pero gemía y se contorsionaba como animal herido, hasta que se estremeció su cuerpo, dando señales inequívocas de su primera corrida, al retirar mi cabeza de sus entrepiernas, un hilo de unos 30 centímetro de largo, espeso y viscoso, fruto de su jugosa corrida, colgaba desde la punta de mi lengua hasta su humedecido chochito, tome mi arma y me dispuse a follarla. Al inicio, hice lento los movimientos del mete y saca, para que su hoyo se acostumbrara a mi gruesa verga, después de un rato el movimiento se hizo más intenso, y el placer…inenarrable, cambiamos de posición, y se coloco sobre mi verga, y comenzó la cabalgata como vaquera en un rodeo, sentía como si mi pinga fuese a ser arrancada de su tronco, ella sujetaba sus tetas para controlar sus movimientos, mientras decía “coño que grande y gruesa, la siento en la garganta…” Así es… aquella niña de apariencia ingenua era toda una tiguereza, con más experiencia que la “matajari” y estaba dándome una singada de proporciones épicas. Me recupere de mi asombro y tome el control, la sujete a la altura de sus muslos, le pedí que sujetara mi cuello y me puse de pie, sin sacarle mi pedazo de carne, y al unisonó, hacíamos movimientos, tratando de provocarle más placer al otro; después de un par de minutos la deposite nueva vez en la cama, colocando su tobillo derecho sobre mi hombro, con toda su pierna estirada, mientras arremetía contra su coño, ya enrojecido de tanto “mete y saca” ella decía “coño me matas de placer”.
Le saque mi pinga embravecida mientras le decía: Date la vuelta, ahora, voy a perforarte el culo. Sin chistar se dio la vuelta poniéndose en cuatro pata, colocando una almohada bajo su regazo, para que su culo quedara expuesto y listo a la vez que se introducía los dedos humedecido de sus propios fluidos en el ojete para lubricarlo y dilatarlo, al mismo tiempo que giraba la cabeza y mirándome a los ojos decía: Esto es lo que quieres?...Yo prácticamente babeaba como un enajenado, escupí sobre mi verga y se la enterré por el culo, sin misericordia, con movimientos rápido, desenfrenados le pregunte: “Así te gusta perra” y ella, entre jadeo contesto: Si…párteme en dos, respiro profundo, resistiendo la embestida como una campeona, yo imaginaba que el dolor era insoportable, y sin embargo estaba gozando como nunca.
Hice una mayor presión, con mis manos, sobre sus caderas, era el anticipo de una corrida espectacular, ella pidió: dámela en mi culo, dámela, dámela!!! A la vez que hacia presión sobre la punta de mi pinga con su ano, de forma tal que mi leche no podía salir a borbotones (si… créanlo o no, me estaba ordeñando como vaca en establo…) esto prolongo mi corrida más tiempo de lo normal y el placer que experimenté es difícil de explicar. Casi perdiendo el sentido le dije: Tómala, tómala calentita. Al terminar de venirme, me deje caer sobre su espalda, noqueado por el placer. Mientras le susurraba al oído con respiración entre cortada: Eres espectacular. Giro a media vuelta su cabeza, para entrelazar su lengua con la mía, para luego decirme sonriendo…Yo también lo disfrute mucho.
No tengo que decirles, que cuando Ingrid llego a su casa y fue informada de que su hija, había salido conmigo, se puso frenética, fuera de control, así que a nuestra llegada, me entablo un escándalo mayúsculo, a lo que solo atine a decir: “lo lamento, no sé como sucedió”.
Trascurrido unos meses, la madre acepto la idea de mi relación con su hija, pero Margot, no sabía lo que había pasado con su madre. Así que un día aconteció que estando en la casa de Ingrid compartiendo unos tragos con su hermano, Margot , y con los hermanos pequeños de Margot en la cama, Ingrid y yo habíamos tenido esa noche muchos contactos que nos hicieron entender que la flama entre ella y yo no se había apagado, uno de ellos aconteció en la cocina, Ingrid pedía ayuda para despegar un molde de hielo del congelador me apresure a auxiliarla y al estar cerca, detrás de ella no pude evitar una erección suprema, al sentir su enorme culo frotándose en esa minifalda contra mi pinga, se que la sintió, pues pude oír claramente cuando decía: “Uuuuyyy!!?”.
Se había agotado la bebida y los cigarrillos, por lo que el hermano de Ingrid se ofreció a ir a comprarlos, y Margot a acompañarlo. Ingrid y yo nos quedamos solos frente a frente y al cerrarse la puerta principal y escuchar el rugido de mi auto arrancar, nos abalanzamos el uno contra el otro y sin mediar palabra metí mi mano bajo su blusa para echarle mano a una de sus tetas , mientras ella buscaba desaforada mi bragueta, mi leño salió cantándole a la libertad , y con la otra mano, bajaba sus breves panties hasta sus rodillas, para luego terminar de bajarlos con mi pie, y así, no tener que soltar los dulce labios que me atrapaban, fue una cogida, rápida, sin preámbulos, sin preparación, salvaje, como si supiésemos que ese encuentro no sería el único, sino simplemente el anticipo de futuras cogidas. Y así estando de pie levante una de sus piernas por la rodilla y se la clave de una, mientras ellas decía en dulce agonía: Ohhh Dios…que estoy haciendo, pero no puedo evitarlo…maldita sea…cuanto te deseo. Estaba sumamente mojada, cuando se la metí, comenzó a contorsionarse como si sintiera una braza ardiendo en su coño, la tenia apoyada contra la pared así que la levante completamente y pude ver como todavía sus hermosos panties colgaban de uno de sus tobillos. Se corrió como loca, a la vez que pedía: Dámela adentro, quiero sentir tu leche dentro de mi” y obedientemente le sorte un chorro de leche que inundaba todo su hoyo, y se desbordaba por sus muslo, mientras ella gemía desaforada. Luego se puso de rodillas y lamio la punta de mi glande con deleite, hasta dejar mi pija impecablemente limpia, nos apresuramos a vestirnos antes de que llegaran los demás, y desde ese día iniciamos un triangulo amoroso , en donde casi todos los días podía, darme el lujo de ingeniármelas para cogerme dos mujeres hermosa en la misma casa. Pero como podrán imaginar, no hay nada oculto bajo el sol, así que un día Ingrid y yo fuimos sorprendidos por Margot…Pero eso, mis Poringueros lectores…Es otra historia
De regreso a mi casa me distraigo por un segundo hablando por el celular(en esa época el celular no era muy común en mi país) y el grito de espanto de una mujer, me traen a la realidad, aplico los frenos para no arrollarla, las gomas chillan, deteniendo el auto en su totalidad, a escasos centímetros de esta hermosísima mujer treintona, no muy alta, pelo rubio, cuerpo como una botella de coca cola, un inmenso culo, firme y redondo, sus tetas no eran tan voluptuosas, pero igualmente eran hermosas. Ella empieza a cantarme unas cuantas frescas por andar manejando distraído, yo me desmonto del auto y le hecho la mirada a esta mujer desde los pies hasta la cabeza, absortó, y sin prestarle la mas mínima atención a las pendejadas que me dice. Le pregunto en tono muy suave y pausado “Te encuentras bien”, por Dios lo lamento muchísimo…me distraje por un segundo y…”Esta bien” responde ella…olvídalo, espera un minuto le digo, déjame compensarte, permíteme llevarte a tu destino, en ese momento…ella es quien me mira desde los pies a la cabeza (vengo impecablemente vestido) ella me dice: “Ok. No voy muy lejos y además pareces un buen chico” se sube al vehículo bajo la radio y comenzamos las típicas conversaciones triviales, de estas clases de encuentros casuales, su nombre era: Ingrid (si ya se…suena a nombre de mamadora sueca, pero era su nombre) y en menos de 10 minutos de trayecto hasta su casa, me conto toda su vida; divorciada, vivía con sus hijos y un hermano mayor. Al llegar a nuestro destino, acordamos vernos otra vez, intercambiamos teléfonos, y nos despedimos, con un beso en la mejilla.
La atracción fue mutua e instantánea, pero Ingrid, era la amante de un comerciante, del barrio vecino, y el solventaba la mayor parte de sus gasto, a cambio de esporádicas cogidas. Esto no fue impedimento para que ella me cediera un poco de su raja de vez en cuando, pero me pidió que lo hiciéramos con la mayor discreción, ya que una hermana del susodicho comerciante, era su vecina. Así pues de manera oficial, cuando yo iba a su casa, para los vecinos yo era un pretendiente de su hija Margot de 19 años, pero , para la familia de Ingrid yo era su pretendiente no correspondido, de suerte tal que si yo visitaba la casa de Ingrid, y su Amante llegaba, ella no tenía ningún reparo en dejarme en la casa con el restos de su familia, esto provoco que Margot se quedara con mucha frecuencia atendiéndome, mirándome como víctima e indignándose con la actitud de su madre. Un día me comento: “no entiendo por que mami te hace esto…eres un gran hombre.” Nos compenetramos de tal forma que un día me pegue una borrachera muy grande y estaba caliente como una caldera, llame a la casa de Ingrid tratando de conseguir un poco de pasión, pero ella ya había salido con su “novio”. Así que contesto Margot, y en ese momento me arme de valor para decirle: “Me gustaría mucho hablar contigo ahora” ella respondió “está bien”, le dije rápidamente “me gustaría que supieras de que cosa quiero hablar contigo ( en tono muy insinuante) y ella me contesto: “Yo sé…de que quieres hablarme, ven y conversaremos,” entonces pregunte: “Estas segura que sabes?” entonces respondió ella con tono insinuante: Si lo sé…y también lo deseo…
Deje a mis amigos en aquel bar y me apresure a llegar a mi encuentro con Margot, toque el claxon y salió con una minifalda preciosa, que resaltaban sus bien torneadas piernas, una blusa escotada si brassiers, que al correr balanceaba sus hermosas tetas, no era tan voluptuosa, como la madre pero era una jovencita realmente digna de admirarse, subió rápidamente, me estampo un beso en la boca, sin mediar palabra arranque el auto con rumbo a un hotel.
Yo no podía esperar, metí mi mano bajo su tanguita y empecé a meterle el dedo anular, hasta donde el resto de la mano me lo permitió, mientras que con el pulgar presionaba su clítoris, ella bajo mi cremallera y masajeaba mi pinga con esmero, llegamos hasta el hotel y entramos a la habitación como dos animales, sedientos por nuestros sexos, le retire sus braguitas al mismo tiempo que la depositaba en la cama y sumergía mi cara en su hoyito caliente y húmedo. Tomando en cuenta las respuestas de su cuerpo a mis caricias hice hincapié en su clítoris, no hablaba una sola palabra, pero gemía y se contorsionaba como animal herido, hasta que se estremeció su cuerpo, dando señales inequívocas de su primera corrida, al retirar mi cabeza de sus entrepiernas, un hilo de unos 30 centímetro de largo, espeso y viscoso, fruto de su jugosa corrida, colgaba desde la punta de mi lengua hasta su humedecido chochito, tome mi arma y me dispuse a follarla. Al inicio, hice lento los movimientos del mete y saca, para que su hoyo se acostumbrara a mi gruesa verga, después de un rato el movimiento se hizo más intenso, y el placer…inenarrable, cambiamos de posición, y se coloco sobre mi verga, y comenzó la cabalgata como vaquera en un rodeo, sentía como si mi pinga fuese a ser arrancada de su tronco, ella sujetaba sus tetas para controlar sus movimientos, mientras decía “coño que grande y gruesa, la siento en la garganta…” Así es… aquella niña de apariencia ingenua era toda una tiguereza, con más experiencia que la “matajari” y estaba dándome una singada de proporciones épicas. Me recupere de mi asombro y tome el control, la sujete a la altura de sus muslos, le pedí que sujetara mi cuello y me puse de pie, sin sacarle mi pedazo de carne, y al unisonó, hacíamos movimientos, tratando de provocarle más placer al otro; después de un par de minutos la deposite nueva vez en la cama, colocando su tobillo derecho sobre mi hombro, con toda su pierna estirada, mientras arremetía contra su coño, ya enrojecido de tanto “mete y saca” ella decía “coño me matas de placer”.
Le saque mi pinga embravecida mientras le decía: Date la vuelta, ahora, voy a perforarte el culo. Sin chistar se dio la vuelta poniéndose en cuatro pata, colocando una almohada bajo su regazo, para que su culo quedara expuesto y listo a la vez que se introducía los dedos humedecido de sus propios fluidos en el ojete para lubricarlo y dilatarlo, al mismo tiempo que giraba la cabeza y mirándome a los ojos decía: Esto es lo que quieres?...Yo prácticamente babeaba como un enajenado, escupí sobre mi verga y se la enterré por el culo, sin misericordia, con movimientos rápido, desenfrenados le pregunte: “Así te gusta perra” y ella, entre jadeo contesto: Si…párteme en dos, respiro profundo, resistiendo la embestida como una campeona, yo imaginaba que el dolor era insoportable, y sin embargo estaba gozando como nunca.
Hice una mayor presión, con mis manos, sobre sus caderas, era el anticipo de una corrida espectacular, ella pidió: dámela en mi culo, dámela, dámela!!! A la vez que hacia presión sobre la punta de mi pinga con su ano, de forma tal que mi leche no podía salir a borbotones (si… créanlo o no, me estaba ordeñando como vaca en establo…) esto prolongo mi corrida más tiempo de lo normal y el placer que experimenté es difícil de explicar. Casi perdiendo el sentido le dije: Tómala, tómala calentita. Al terminar de venirme, me deje caer sobre su espalda, noqueado por el placer. Mientras le susurraba al oído con respiración entre cortada: Eres espectacular. Giro a media vuelta su cabeza, para entrelazar su lengua con la mía, para luego decirme sonriendo…Yo también lo disfrute mucho.
No tengo que decirles, que cuando Ingrid llego a su casa y fue informada de que su hija, había salido conmigo, se puso frenética, fuera de control, así que a nuestra llegada, me entablo un escándalo mayúsculo, a lo que solo atine a decir: “lo lamento, no sé como sucedió”.
Trascurrido unos meses, la madre acepto la idea de mi relación con su hija, pero Margot, no sabía lo que había pasado con su madre. Así que un día aconteció que estando en la casa de Ingrid compartiendo unos tragos con su hermano, Margot , y con los hermanos pequeños de Margot en la cama, Ingrid y yo habíamos tenido esa noche muchos contactos que nos hicieron entender que la flama entre ella y yo no se había apagado, uno de ellos aconteció en la cocina, Ingrid pedía ayuda para despegar un molde de hielo del congelador me apresure a auxiliarla y al estar cerca, detrás de ella no pude evitar una erección suprema, al sentir su enorme culo frotándose en esa minifalda contra mi pinga, se que la sintió, pues pude oír claramente cuando decía: “Uuuuyyy!!?”.
Se había agotado la bebida y los cigarrillos, por lo que el hermano de Ingrid se ofreció a ir a comprarlos, y Margot a acompañarlo. Ingrid y yo nos quedamos solos frente a frente y al cerrarse la puerta principal y escuchar el rugido de mi auto arrancar, nos abalanzamos el uno contra el otro y sin mediar palabra metí mi mano bajo su blusa para echarle mano a una de sus tetas , mientras ella buscaba desaforada mi bragueta, mi leño salió cantándole a la libertad , y con la otra mano, bajaba sus breves panties hasta sus rodillas, para luego terminar de bajarlos con mi pie, y así, no tener que soltar los dulce labios que me atrapaban, fue una cogida, rápida, sin preámbulos, sin preparación, salvaje, como si supiésemos que ese encuentro no sería el único, sino simplemente el anticipo de futuras cogidas. Y así estando de pie levante una de sus piernas por la rodilla y se la clave de una, mientras ellas decía en dulce agonía: Ohhh Dios…que estoy haciendo, pero no puedo evitarlo…maldita sea…cuanto te deseo. Estaba sumamente mojada, cuando se la metí, comenzó a contorsionarse como si sintiera una braza ardiendo en su coño, la tenia apoyada contra la pared así que la levante completamente y pude ver como todavía sus hermosos panties colgaban de uno de sus tobillos. Se corrió como loca, a la vez que pedía: Dámela adentro, quiero sentir tu leche dentro de mi” y obedientemente le sorte un chorro de leche que inundaba todo su hoyo, y se desbordaba por sus muslo, mientras ella gemía desaforada. Luego se puso de rodillas y lamio la punta de mi glande con deleite, hasta dejar mi pija impecablemente limpia, nos apresuramos a vestirnos antes de que llegaran los demás, y desde ese día iniciamos un triangulo amoroso , en donde casi todos los días podía, darme el lujo de ingeniármelas para cogerme dos mujeres hermosa en la misma casa. Pero como podrán imaginar, no hay nada oculto bajo el sol, así que un día Ingrid y yo fuimos sorprendidos por Margot…Pero eso, mis Poringueros lectores…Es otra historia
2 comentarios - que buena cogida, con la madre y con la hija.