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Novela erótica “La criada” [Capítulo V]

Aaron Rumsfeld (Hijo de la familia Rumsfeld)

Novela erótica “La criada” [Capítulo V]

Por la tarde....

Mujeres. Ciertamente es difícil tratar con ellas. Aun no he logrado llevar a cabo mi plan como lo hubiera deseado. Un simple encuentro con Jo en el jardín, en donde, luego de amenazarla en un suave tono, corrompí la voluntad de su traje de sirvienta para aferrarme a su pechos desnudos. Oh eran perfectos, domables por su exacto tamaño e indomables puesto que su dueña les cedía aquel carácter rebelde e impertinente. Pero no es suficiente, deseo más, ¿Cómo osa esa simple criada a rehuir a mis manos? A mi, a Aaron Rumsfeld quien será el principal heredero de nuestra costosa propiedad, del inagotable dinero de mi padre y el linaje intacto que proviene de la sangre y el honor del apellido de la familia.

No obstante, no puedo culparla, debo presentarme por sorpresa, encerrarla en un cuarto y obligarla, si es que no desea ser domada, a entregar su cuerpo en una irrefrenable pasión carnal, con la cual deberá satisfacer las ansias perversas y oscuras de su amo.

Aaron Rumsfeld (Hijo de la familia Rumsfeld)

Por la noche....

Mi hermana está al tanto de todo. ¿Qué debo hacer?, la coqueta criada ha llevado sus penas, sus cuentos tergiversados para domar el ingenuo espíritu de mi joven hermana. ¿Qué es lo que debo hacer?. Mi hermana no se llevará a quien representar mi mas ferviente deseo, y llegado el caso en el que deba ir contra su voluntad , juro que lo haré.

Ahora somos 3 los que estamos en este sucio juego. ¿Quién saldrá beneficiado y quien se verá sometido a acarrear las culpas para ser finalmente condenado?

La pregunta es: ¿Qué es lo que detiene a mi hermana, acostumbrada ser una fiel hija, en dirigirse a nuestra madre y narrarle el crimen cometido por Jo?

Estoy comenzando a sospechar que estas dos mujeres traman algo, estaré alerta, con los ojos bien abiertos, observando sin descanso cada rincón de nuestra morada.

Mujeres, puff, ciertamente son difíciles de comprender.


Keeley Rumsfeld ( Hija de la familia Rumsfeld)

Cayendo el amanecer....

He reprendido a mi hermano sin pensar en las consecuencias. De seguro ahora sospecha sobre la clase de relación que llevo con Jo. ¿Qué debería hacer?. Le supliqué una y otra vez a Jo que permaneciera en silencio y que se alejara lo más posible de las garras de mi hermano y que por las noches se moviera sigilosamente por el pasillo hasta alcanzar mi alcoba en el segundo piso en donde interpretábamos las más candentes escenas de amor. Si tan solo pudiera extorsionar a mi hermano para mantenerlo a raya...

Mi relación con Jo era inestable, pero de algo me hallaba segura, una vez cometido el crimen, me encontraba en la posición perfecta para domarla de por vida....


Keeley Rumsfeld ( Hija de la familia Rumsfeld)

Por la mañana....

¡Qué maravillosa noche hemos pasado con Jo!, una noche que mi perverso hermano ansía desde hace mucho tiempo. Sin dudas, la noche de ayer culminó en una hilera de orgasmos que fueron desplomándose uno detrás del otro, como si fuera una sinuosa hilera de fichas de domino.

Cuando las estrellas se encendieron en el cielo y la residencia Rumsfeld se halló en un integra afonía, culminé los preparativos para la velada sexual que me aguardaba junto a Jo. Llevaba mi larga cabellera ligeramente ondulada que caía con armonía por sobre mis hombros, luciendo la desnudez de los mismos. Un corset- victoriano que tallaba mi perfecta figura y me propinaba un aire de lo más provocador. Finalmente, lucía mis largas y seductoras piernas con unas medias de encaje. Era una ángel sedicioso, y honestamente, nadie en el mundo podría resistirse a esta apariencia ,que hasta los Dioses desearían someter a cambio de su sagrado estatus en los cielos. Se convertirían en simples mortales por mí y obedecerían cada una de mis órdenes.

De un momento a otro, la puerta se abrió lentamente y Jo entró tan silenciosa como pudo y cerró la puerta con dos vueltas de una gran llave, pieza que nos proporcionaba por aquellos días, la seguridad para explotar nuestros deseos sexuales a piacere. Sin someternos a la tensión del hogar.

Apagué velozmente las luces para dejar este rol a la imponente luna que se hallaba situada en el centro del reino celestial, clamando todas las miradas con desespero, puesto que ante mi presencia había fracasado. Era inútil. Las estrellas ansiaban mi ser y lo bañaban en una luz paradisíaca, mi piel brillaba, y sentí que el mundo era mío. No logré contener mi sonrisa que pronto se dibujo en mis labios y las estrellas parecieron enrojecer y brillar aun más devotamente. Las caricias de Jo rápidamente cubrieron mi cuerpo y nuestros labios se encontrar apasionados, en el fulgor de las estrellas y el calor de la habitación. Nos besamos dulcemente, profesándonos deseos escandalosos compartidos, y abandonando nuestras prendas, que llenas de angustia abandonaban nuestros cuerpos teñidos de perfume y elegancia femenina. La impertinente lengua de Jo, comenzó un intenso recorrido por mis suaves pechos, que se inclinaban turgentes, amenazadores y por momentos, colosales, pues se hinchaban de pasión para retorcer aun más los pensamientos de la criada, quien jugaba con delicadeza. Al mismo tiempo, noté como sus largos y finos dedos penetraban la línea enemiga y se adentraban en la oscuridad de mi ser mujeril. Allí donde se acrecentaban las tensiones y ocasionaba que mi cuerpo se retorciera de placer, para luego despedir los más intensos gemidos, exclamaciones e injurias, dado que amaba el lenguaje vulgar en mis citas sexuales junto a Jo. Llegué a exclamarle palabras que se oirían como terribles vociferaciones discriminadoras y que atentaba contra su baja clase social. Aun así, no me detuve jamás, era parte del juego.

relatos


“Tócame aun más abajo, mi dulce y querida esclava, juega con mi ser, y cuida de mi, ese es tu deber” le susurraba con mi rostro enrojecido y mis cabellos alborotados por la intensa lujuria.

“Llena mi cuerpo de tus caricias, hasta dejarme una marca eterna, que se vislumbre a pesar del paso del tiempo” aullaba mientras Jo lamía con desesperación, el fruto prohibido escondido entre mis piernas, que se hallaba expuesto, a merced de Jo, y mis piernas abiertas hasta el cielo eran la más notoria de las invitaciones.

“Sucia, depravada sirvienta, poséeme”


Y aquel fue el último susurro de la noche. Mi alma tembló, mi cuerpo cayó fundido entre las sábanas y mi voz se apagó por completo, y la noche volvió a ser silenciosa, pero aun podía escuchar a lo lejos el clamor de las estrellas por nuestros cuerpos desnudos, sudorosos, observando como nos regocijábamos en el inconfundible éxtasis de nuestra pasión carnal.


Keeley Rumsfeld ( Hija de la familia Rumsfeld)

Pd: Lo olvidaba, es tan importante que aun no podría hablar de ello...

Creo que estoy enamorada de Jo.



Escrito por, TheEroticWriter.

Continuará.

4 comentarios - Novela erótica “La criada” [Capítulo V]

ReneLeXXX
excelente, en verdad, impecable aporte 😉
samiraa
muy muy bueno este Capitulo, ya todo lo dije en el anterior [Capítulo IV] 🙎‍♂️

hilera de orgasmos que fueron desplomándose uno detrás del otro, como si fuera una sinuosa hilera de fichas de domino


¡Que gran Frase!Felicitaciones !
goac08
NOS MUCHO AGRADO TU POST SALUDOS!!!!

sexo
mu_a2
TREMENDO RELATO GRACIAS POR COMPARTIR 😉 😉 😉 😉