Hola Familia de Poringa
Nuevamente les traigo otro relato, para ustedes amantes de la lectura.
No es tan largo, pero es bonito
Temática: Incesto
Felices, pajas, metidas de dedo, masturbaciones o sobos, como le digan en su país.
Yo se las cosas que están mal y las que aun están peor, pero no soy capaz de saber las razones por las cuales unas se juzgan peores que las otras.
Hacía mucho tiempo que ella formaba parte de mis fantasías más ocultas, de esas fantasías que casi te da vergüenza tenerlas y que sólo se guardan en lo más profundo de tus pensamientos.
Mi nombre es Raquel, vivo en casa con mi hermana, casa que nos dejo nuestra madre.
Mi hermana quedo embarazada y el tipo que la embarazo se fue con otra antes de que mi sobrina naciera; así que yo fui como una mama mas para mi sobrina.
No se aun como puedo intentar plasmarlas en un papel, negro sobre blanco tal vez no parezcan horrendas, la verdad es que el juicio de los demás me da igual, se que soy una depravada para la sociedad y que posiblemente arda en el infierno por los placeres de la carne.
No puedo recordar cuándo empezó todo esto ni como dejé que pasara pero pasó, no me siento arrepentida, no siento más desprecio por mi persona que el que ya sentía antes por el hecho de vivir pero no cambiaría nada ya que los momentos de felicidad, compensan las amarguras de mi moral, una moral falsa que me fue impuesta y que nada tiene que ver con mi razón.
Se llama Anabel mi sobrina y es… ¿Cómo se define la pasión? Pues eso es mi pasión. Yo la vi nacer, la vi como se iba transformando desde muy jovencita en algo que irremediablemente movía mis deseos.
Apenas una niña cuando comenzó a marcar su pecho, apenas una niña cuando se colgaba en mi cuello con unas caricias que me turbaban sin remedio. Sus piernas largas, sus muslos rellenitos y aquellos labios carnosos y sensuales sin igual.
Recuerdo un día que su madre le había comprado unas mallas, eran muy ajustadas y al probarlas, su cuerpo se marcaba como una piel desnuda, mientras mis ojos la miraban tan atentamente como fuerte era mi deseo. Me reprimí, ¿Qué estaba pensando? Quise olvidarme de aquello y reprobar mi comportamiento más morboso, pero ella no me dejó, con sus manitas de quinceañera, se acariciaba como distraída cuando su madre se volvía y esa sonrisa de pequeña putilla era una constante provocación.
En las noches me llamaba para que la arropase o le contara algún cuento. Para mí se estaba haciendo un martirio verla, algunas veces se acostaba sólo con su braguita y es seguro que muchas lo hiciera aun sin nada. En cuanto me hacía la descuidada, me acariciaba las manos, lo que podía parecer muy tierno pero las llevaba a su pecho, a sus pequeñas tetitas hasta que asustada las retiraba prometiéndome no volver a consentirlo más. En otras ocasiones me miraba mis tetas, con deseo y ponía sus dedos entre mis pechos en suaves movimientos de arriba abajo y mi corazón latía a mil, sonreía y yo con ganas de mas quitaba su mano de sobre mí.
El tiempo iba pasando, cada vez su cuerpo se desarrollaba más y cada vez mi deseo era mayor. Ahora se sentaba en mis piernas y acariciaba mi pelo, pero no como una adolecente, aquellas caricias eran las de una mujer y yo me iba excitando siempre con la preocupación y el miedo de que alguien nos viera. Ella que sabía de mis deseos de escapar, cada vez tenía más descaro y menos reparo a que su madre nos viera.
Como yo era soltera y lesbiana, apenas tenía contacto con otras chicas, y la soledad de mi cama era un martirio de placeres y sueños que ella iba alimentando a lo largo del día.
Una tarde, quedamos las dos solas, era un sábado de tórrido verano. Las dos en la sala y con ropa muy apropiada a ese día de tanto calor. Yo tenía una enaguita muy corta y una camiseta no llevaba sostén y ella con un short ajustadísimo dejaba marcar su rajita, sus tetas y su precioso culito. Sabíamos que no había peligro ya que su madre había salido fuera de la ciudad para preparar la matricula de Anabel en la universidad y visitaría a unas amigas y regresaría muy de madrugada. En el ambiente latía mi deseo de la misma forma que en cada pensamiento latía mi sexo por el incontrolable deseo. No quería hablar con ella, no quería ni mirarla pero mis ojos iban en su búsqueda como si aquello fuera una necesidad vital.
En una de esas miradas me sorprendió y me sonrió con esa malicia que le era tan propia; yo quise levantarme e irme a mi habitación pero ya se habían desencadenado todas las fuerzas del infierno, ella venía a mi lado y sin más se abrazó a mi cuello y me beso, primero en la mejilla, después en la frente y sin detenerse en mis labios. Hice un gesto como queriendo rechazarla pero apretó más sus labios y noté como su lengua rozaba la humedad de los míos; me recorría los dientes y tropezaba en mi lengua. Era un beso de pación, era un beso de deseo, era un beso de sexo y mi instinto reaccionó. La respuesta fue en mis duros y cafés pezones que sobresalían de mi camiseta y que ella no dejo pasar desapercibida. Pose su mano sobre mis indiscretos pezones y sus dedos jugaban como si fuera un caramelo. Su mano entro por debajo de mi enagua y sus dedos encontraron mi vagina húmeda. Creía entrar en la locura cuando de pronto sonó el timbre de la puerta; ella hizo ademán de levantarse e ir a abrir corriendo como hacía siempre, pero en mi estado no podía permitírselo; la sujeté y le pedí silencio. Ella se echó a reír con unas carcajadas, dulces, cristalinas y picaronas.
Fue abrió la puerta, era mi hermana, su auto se descompuso y se tuvo que devolver.
Desde ese día mi sobrina me tienta a cada momento, se pasea sin bracieres, o solo con una toalla, puesta, me llama al baño para que le pase su toalla y me deja verle desnuda, cuando me da un beso y se despide de mi cuando mi hermana no la ve me pasa su lengua sobre mi mejilla y me sopla al oído, yo no aguanto vivir así, esa absurda moral sobre el incesto me tiene al filo de la locura, mi sobrina tiene 22 años actualmente, es hermosa, todas las noches la deseo y me masturbo pensando en que la tengo entre mis piernas, pero no me he atrevido a hacerle el amor o mucho menos a insinuárselo, pero la amo y la deseo.
Perdónenme hoy no puedo seguir escribiendo, no me siento con fuerza para ello, tal vez lo haga otro día o tal vez nunca termine esta historia. Mi sobrina es todo para mí, pero ella, juega conmigo.
Muchas gracias por pasar y leer…
ESPERO SUS COMENTARIOS…
5 comentarios - La Tia que se quedo con ganas.
Gracias colegas...