Relatos de Gente Real I

Relatos de Gente Real I

🆒 Buenas y Santas Poringueros. Como se imaginarán por el título “Relatos de Gente Real” estos son cuentos basados en hechos reales, algunos vividos por mí, otros contados por amigos, conocidos, vecinos...
🆒 Esto nace ante la necesidad de expresar ese instinto animal que muchas veces invade mi cabecita ante diversas situaciones. ¿Quién no imaginó alguna vez, al ver una perra increíble, que la sodomizaba hasta dejarla tirada pidiendo agua? ¿Cuántas condenas consecutivas nos daría el Poder Judicial si supiera las veces que hemos desnudado mentalmente a algunas inocentes colegialas? ¿A cuántas amigas, conocidas, primas, compañeras de trabajo o de facultad, novias de amigos, profesoras, promotoras, vecinas, etc. habremos violado reiteradas veces en nuestras mentes? Es por esas perversas inquietudes que decidí escribir estos cortos relatos usando hechos reales y completando con imaginación aquellas situaciones que de otra manera no podría narrar.
🆒 Cabe aclarar que no soy escritor ni mucho menos. Es más, es la primera vez que me largo a garabatear algo en forma de prosa. Mi única instrucción narrativa proviene del cine y de la escritura de guiones. A propósito, por si algún vivillo decide apropiarse de estos cuentos sin mencionar la fuente o intenta registrarlos a su nombre, sepa que ya están debidamente registrados en las oficinas de la Dirección Nacional del Derecho de Autor de la Ciudad de Buenos Aires. Uno nunca sabe...
🆒 Bueno, de más está decirles que comenten, critiquen, elogien, puteen... Sobre todo el personal femenino asiduo a esta gloriosa página, ya que por mi condición masculina heterosexual me cuesta un poquito imaginar los bajos instintos que seguramente les nacen ante la presencia de un potencial chongo.
🆒 Espero que lo disfruten, y según vaya escribiendo iré sumando capítulos a los “Relatos de Gente Real”.

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Capítulo Uno: La Leona y el Chico Lindo

🆒 Soledad es imponente. Morocha, rasgos afroamericanos, piernas largas, boca carnosa. Piel morena, suave, tersa. Su apariencia no delata sus 27 años. Es poseedora de una sensualidad única, y de un cuerpo escultural. Sus tetas son firmes y abundantes, con unos pezones pequeñitos que sobresalen amenazantes en punta. Su cintura no es muy pronunciada, pero conduce a unas caderas interminables coronadas por un culo inmenso. Es grande y redondo, duro, apretado, como dos enormes pelotas de carne firme que se unen en una profunda y finísima línea.
🆒 Hace un tiempo cortó con quien fuera su tercer novio, el que ella creía sería el padre de sus hijos. Acostumbrada a llegar a su casa y recibir una dosis de sexo diario o al menos muy seguido, ahora debe acostumbrarse a este celibato involuntario. Involuntario porque las relaciones ocasionales nunca fueron lo suyo, siempre sale lastimada de ellas. Pero extraña las noches de largas sesiones de “sesenta y nueve”, hace mucho no son parte de su vida. Sus mañanas de arrebatos violentos a puro sexo en la mesa del desayuno se acabaron. Sus proverbiales felatios a manera de encantadores saludos matinales ya no tienen lugar. El espeso semen que acostumbraba a salar su boca ya no lo hace. El disfraz de mucamita ya no tiene sentido.
🆒 Esa mañana calurosa se despertó en medio de un sueño mojado, justo cuando una enorme pija estaba a punto de rociarla con inmensas cantidades de leche. El maldito despertador no tuvo piedad e interrumpió esa secuencia. Se encontró húmeda en la cama, con sus piernas abiertas de par en par. Casi instintivamente hundió sus dedos en la humedad de su entrepierna y pellizcó uno de sus pezones. Al mismo tiempo una línea de sol de la ventana la encandiló y terminó de cortar los pocos vestigios del aura sexual de la mañana. Completamente desnuda e indignada, se levantó y se internó en el baño en busca de una ducha que la reconforte.

🆒 Ella trabaja en un local de ofertas atendiendo al público, todo gracias a aquella entrevista laboral a la que concurrió enfundada en una minifalda bien al cuerpo, casi tatuada. Y a que el señor que hacía las entrevistas, que rondaba sus sesentas, se la cogió con la mirada desde el primer momento en que entró al local. Este afortunado pudo disfrutar de la hermosa vista que Sole le regaló cuando intencionalmente se agachó delante suyo a recoger un papelito que yacía en el piso, y dejó ver el comienzo redondeado de sus nalgas y una tímida vulva apenas cubierta por una dulce e impoluta bombachita blanca. Esa puerta entreabierta hacia la posibilidad de algún día poder tener ese culo entre sus manos, fue suficiente motivo para que el hombre decidiera de quién era el puesto vacante.

🆒 Soledad avanza con paso decidido por el local. Sus tetas carentes de la represión del corpiño apenas son sostenidas por una musculosa negra, y se bambolean libres mientras camina. Su pelo lacio negro aún húmedo y perfumado roza la parte de más baja de su espalda. Un jean ajustadísimo exagera aún más su ya prominente culo.
🆒 Mientras acomoda unas baratijas en una góndola ve entrar a un joven de remera negra, no muy alto, algo desalineado. Soledad lo observa, y detiene su mirada en el bulto del muchacho, que adivina contiene una gran sorpresa. El muchacho entra y se acerca en dirección de Soledad. Ella lo observa y reconoce algunos rasgos familiares, pero no puede ser. Este chico lindo no puede ser Matías, su ex novio. Mejor dicho, su primer novio, el que la hiciera mujer hace ya más de diez años, el que con manos temblorosas y apresuradas no supiera liberar sus ya entonces abultados pechos del corpiño. El joven levanta la vista del piso y observa fijamente las tetas de Soledad. Luego desciende con su mirada y descubre un diminuto piercing atravesando el ombligo. Seguidamente mira a la dueña de ese erótico adorno y se percata de que es Soledad, quien fuera la primera de sus noviecitas en otorgarle el placer un buen pete, y la única en no hacerlo esperar meses para concretar una noche de sexo en casa de sus padres, cuando estos no estaban. Matías recorre rápidamente los lugares ya mencionados con su vista y descubre que efectivamente los años le han sentado increíblemente bien a Sole.
🆒 Lejos de avergonzarse ante el obvio escaneo de Matías sobre sus tetas y piercing, Soledad sonríe mostrando su amplia y blanca dentadura. Matías devuelve la gentileza y camina hacia ella, fundiéndose en un afectuoso saludo.

Matías: Sole! No te había conocido! Que linda que estás!
Soledad: Hola Matu... como andas? tanto tiempo! Gracias, vos también estás re lindo!
Matías: Che no sabía que laburabas acá, pensé que estabas en lo de tu viejo todavía...
Soledad: No no, hace un año que estoy acá. En lo de mi viejo estaba más cómoda pero la guita acá es un poco mejor, viste, aparte me fuí a vivir sola, tengo más gastos...
Matías: Ah buenísimo! Entonces pasame tu número y arreglamos un día para hacer algo, así conozco el depto... yo también me mudé hace poco...
Soledad: Dale, te lo paso... es 011...

🆒 Ambos continúan hablando e imaginando ese día o esa noche inevitable en que Matías visite a Sole o viceversa. Matías viaja mentalmente a su habitación en casa de sus padres y recupera de su memoria un flash de tetas sacudiéndose; pezones duros; labios mordidos; manos apretando culos; pijas envainadas por virginales y apretadas conchas; olores y transpiraciones. Soledad por su parte siente un vacío en su estómago, un ardor caliente que penetra su concha. Imagina a Matías bombeando una y otra vez; oye rechinar la cama, siente el peso de Matías sobre ella.
🆒 Luego de unas palabras protocolares más se despiden con un beso, y cada uno continúa con lo suyo. Sole lo observa caminar por el local mientras se aleja. Su mirada recorre el culo de Matías. Imagina la gruesa y cabezona pija colgando, ella arrodillada frente a él agarrándola con sus manos. Él camina, siempre sintiéndose observado. Unos pasos más allá, mira hacia atrás y su mirada choca con la de Soledad, que rápidamente baja la mirada. El joven toma unos vasos de vidrio de un estante y regresa sobre sus pasos. Matías no disimula y observa el generoso escote de Soledad relleno de esas pesadas y redondas tetas. Una vez más sus miradas se cruzan, hasta que Sole decide cortar la embarazosa situación y camina dándole la espalda. El joven observa atónito el enorme culo, que evidentemente se ha desarrollado en el tiempo. Lo recorre de punta a punta. Observa cómo los gordos cachetes chocan entre sí, mientras suben y bajan al ritmo del paso de Sole. Su mirada se clava en la parte más baja, donde aparecen ya los labios de una jugosa concha. Siente que su pija comienza a llenarse de sangre y endurecerse. Mientras Soledad hace uso de sus innatas técnicas de seducción y contonea su firme culo, con un aire desinteresado. Se convierte internamente en la más puta del mundo, en la peor botinera sedienta de semen, como una leona exhibiéndose ante el macho dominante. Siente la mirada de Matías penetrándola. Se sabe irresistible.
🆒 Matías sale del éxtasis que le produjo ver a su ex novia convertida en semejante bestia. Aún con su pene algo erecto, se dirige a la caja y paga. Mira por última vez ese culo descomunal, y en ese instante, imágenes perversas invaden su mente. Imagina a Sole en cuatro patas, abriendo sus nalgas de par en par y mostrando su pequeño ano envaselinado. Ella lo mira por sobre su hombro, como rogándole que haga justicia y de una vez por todas sacie sus deseos anales insatisfechos.
🆒 Soledad lo observa desde la góndola y lo saluda agitando su mano, con una sonrisa pícara dibujada en la cara. Matías reacciona y devuelve el saludo mientras se retira del local. Sole baja su mirada, pensativa. Por último sonríe, y continúa acomodando las mercaderías. Matías camina aturdido, no puede sacársela de la cabeza. Una y otra vez repasa aquellos pasos de Sole en que observó rebotar ese culo tremendo. La sonrisa cómplice de Soledad en el último saludo lo desespera, pero sabe que no debe apresurarse. Sólo debe dejar pasar unos días y hacer contacto nuevamente, para arreglar con cualquier excusa que propicie el esperado encuentro.

FIN

🆒En el próximo capítulo... “El encuentro”.🆒

Gracias por su tiempo y comenten!