Con el final del partido, la agonizantemente tranquila victoria de España contra Alemania, vino el alboroto y las carreras. Todos corríamos como locos de una lado para otro del piso de Rober. ¡Sí, sí, sí, la copa ya está aquí!.
* ¡Tíos, tenemos que bañarnos en la piscina a la de ya!.- exclamó eufórico Rober, que estaba siendo hoy el anfitrión de la pandilla de amigos.
* ¡Eso joder!.- respondieron varios al unísono.
* Esto hay que celebrarlo como se merece…Miguel, vamos a por unas litronas al chino de la calle Aragón y que estos nos vayan esperando en la piscina.
La piscina de Rober es casi de ellos solos, pues en su comunidad sólo hay tres bloques, y cada bloque tiene sólo cuatro casas. Además está muy bien situada, al fondo de un jardín comunitario con muchos árboles y varias instalaciones deportivas, lejos de las miradas indiscretas de cualquier vecino, y de poder causar cualquier molestia. Bajamos todos juntos corriendo por las escaleras y nos separamos en el portal, donde unos se dirigían gritando hacia la piscina, y Miguel (mi mejor amigo) y yo nos fuimos a la calle a por mi coche para ir en dirección al chino a por las bebidas.
* Va tío, esto es una pasada… hace dos años la Eurocopa y este año a la final del mundial.- me decía mientras salíamos de la comunidad y cruzábamos la calle en dirección a mi coche.
* ¡Ya ves!, quién lo iba a decir. Estos cabrones van a hacer que me de un infarto.- comentaba mientras llegábamos al coche.
* ¡Coño! Pedazo de buga te has agenciado, ¿no?.- no me acordaba bien de a quién le había enseñado el coche nuevo, y ahora caía en la cuenta de que quizá no hubiera sido muy buen
a idea el traer a Miguel conmigo, ya que se acababa de quedar en paro, y no creo que le sentara muy bien ver que me había gastado una autentica fortuna en un capricho.
* Estooo, sí… me lo dieron la semana pasada…- dije con cierto temor a su reacción.
* Jooooder macho, es un Jaguar, ¿no?.- me siguió diciendo, y parecía que con más alegría que envidia.
* Sí, un XKR…o un coche negro, como le gusta decir a Sofía.- ya más calmado por ver que no me hacía malos gestos por mi última adquisición.
* Está muy guapo tío.- me seguía diciendo…tendría que cortar rápido la conversación en torno al coche, o al final me acabaría preguntando cuanto me había costado.
* Venga vamos, que estos cabrones nos van a llevar mucha ventaja cuando volvamos.- dije montando en el coche, sin darme cuenta que tenía activado el automático de la capota (me lo habían puesto así en el concesionario) para que en cuanto acercara la tarjeta al sensor de encendido, ésta se descubriera.
* ¡Que coño pasa! – dijo Miguel soltando la puerta del susto – no jodas que te has comprado un descapotable... si es que eres muy pijo tío.
* Aún me tengo que hacer con él, no me acordaba que se quita la capota cada vez que acerco la pierna al volante... menos mal que es verano.- me justifiqué.
* Oye, voy a llamar a mi hermano Javi para que se venga con nosotros a celebrarlo a la piscina, y ya de paso vea el coche que te has comprado, que ya sabes lo friky que es para esto del motor.- me dijo subiendo al coche y sacando el móvil del bolsillo.
* Vale, pero mientras voy tirando hacia el chino, que si no no nos vamos.
Cuando llegamos al chino, Miguel ya había hablado con Javi, su hermano pequeño, y tras unos cuantos gritos de euforia por la victoria de la selección, quedaron en que le recogíamos en la puerta de su casa a la vuelta de la compra.
Tenía ganas de verle, ya que aunque le conozco desde que nació, había pasado un año desde la última vez que le vi, y seguro que había cambiado un montón, pues debería estar cerca ya de los 16 años, si no los había cumplido ya. Lo quería como a un hermano, ya que su familia y la mía siempre estaban haciendo cosas juntas, y consideraba a Miguel y a sus hermanos como los míos, ya que yo tenía la desgracia (o suerte) de ser hijo único.
Llegamos a la puerta de la casa de Miguel después de aprovisionarnos de toda la cerveza fría que quedaba, y de unas bolsas de patatas fritas y cosas así que cogíamos según nos acercábamos al mostrador. Javi no estaba en la puerta, por lo que Miguel se bajó del coche para ir a llamarlo. Cuando llegaron, un par de minutos después, me quedé helado cuando le vi... cómo había cambiado...aunque seguía guapísimo. Siempre había sido un niño muy guapo, y en su clase sabía por mi prima que hacía estragos en los corazones femeninos, pero estaba mejor de lo que me había imaginado. Debería rondar el metro setenta, un cuerpo delgado pero fibrado, y una cara…para comérselo. Conservaba las facciones de niño y la mirada azul, aventurera y curiosa, aunque ahora llevaba un peinado cortito (la última vez que lo había visto llevaba su pelo castaño a lo Zac Efron...) que le favorecía muchísimo.
* ¡Ey tío, que hemos ganado!.- le grité bajándome del coche para ir a abrazarle y compartir la euforia contenida.
* Joder tío, casi no he podido ver el final, me estaba poniendo histérico... ¿es tuyo de verdad este coche?.- dijo cambiando la mirada y la conversación radicalmente.
* ¿Te gusta?.- le pregunté.
* ¡Jooooooooooooder!, pero si es un puto XKR colega, como no me va a gustar.- me decia mientras admiraba el coche.- ¿Qué motor lleva?.
* El de 5 litros V8.- le confirme.
* ¡Que carrazo chaval!, ¿y con el otro que has hecho?.- me preguntó curioso por saber el paradero de mi Cayenne.
* Lo tengo para bajar al campo, que este no da…
* Y entonces Sofía sigue con el A5.- me siguió preguntando.
* Sí, pero para su cumple tendrá una sorpresa…
* ¿Cuál le vas a comprar?.- me preguntó con los ojos muy abiertos, como queriendo saber la respuesta antes de preguntar siquiera.
* Cuando vaya al concesionario a comprarlo te vienes conmigo y lo ves, ¿te parece?.- dije sobre la marcha.
* ¡Cojonudo!.- su cara estaba completamente iluminada.
El corto camino hacia casa de Rober fue conmigo intentando hacer cambios de conversación hacia lo que acabábamos de ver en la tele, es decir, el partido, con Javi hablando sobre coches, y con Miguel mirándonos como el árbitro de un partido de tenis.
Cuando llegamos, oímos los gritos de todos los amigos en el fondo del jardín, donde estaba la piscina, y nos dirigimos hacia allí a todo correr, ya que nos habíamos perdido por el trayecto unos veinte minutos de fiesta.
¡Campeones, campeones, oe oe oe! Gritaban todos los chicos, que estaban dentro de la piscina, mientras que las chicas estaban fuera enfrascadas en sus conversaciones que seguramente iban entorno a Casillas y la Carbonero. Cuando nos vieron llegar acompañados de Javi, todas se levantaron y fueron a saludarle, y en especial mi mujer, Sofía, que lo había tenido como alumno en clase en su primer año de profesora…es decir, hace dos años.
Se pusieron a hablar entre ellos, y los chicos rápidamente salieron a por Miguel y a por mí, que aún estábamos secos, para lanzarnos a la piscina. Únicamente me dio tiempo a sacar de mi bolsillo el móvil y la cartera, y con lo demás fui lanzado, al igual que Miguel, quien ni siquiera había podido sacar otra cosa que no fueran las llaves de casa, ya que para su desgracia, tanto el móvil como la cartera aún seguían en sus bolsillos cuando aterrizó sobre la iluminada piscina.
Javi se unió a la juerga y fue seguido de unas cuantas chicas, entre ellas Sofía, que se lanzaban de a poco en la piscina, como teniendo miedo de lo que pudiéramos hacerlas.
Estando ya aquí en el agua, que es donde empezó todo, creo que ya va siendo hora de que explique algo de mí, ya que de momento podéis imaginaros que soy un pijo sin nombre. Me llamo Daniel, tengo 25 años (aunque aparento cinco o seis menos…), soy economista-hijo de puta y un tiburón financiero. Me licencié con 22 años a caballo entre Londres y Madrid, y comencé a trabajar bajo las órdenes de mi abuelo y mi madre en la empresa en cuanto terminé. Con 23 años me casé con Sofía, con quien había estado de novio desde los 15 años, y con quien me sentía el hombre más feliz del mundo. Ella había terminado la carrera hace tres años, y hace dos estaba trabajando en el colegio donde todos nosotros habíamos estudiado.
Eso, hasta ahí, es una radiografía de lo que era mi perfecta vida hasta el momento del baño post-partido España-Alemania. Éramos una pareja de jóvenes apuestos, que tenía un chalet con una gran parcela en la misma urbanización donde todos nuestros amigos, mis padres y mis suegros vivían, y todo era armonía y paz. Coches caros, ropa cara, restaurantes caros… pero a pesar de todo eso, yo no me consideraba materialista, si eso es posible.
En mi grupo de amigos hay de todo, desde los que siguen estudiando la carrera con más o menos éxito, a los que como yo, están casados (aunque ninguno tenemos hijos). Todos rondamos entre los 22 a los 28 años, y somos un grupo bastante unido y sano. De vez en cuando, como ese día, nos acompañaba el hermano o la hermana de alguno de ellos o de ellas, y los hacíamos parte del grupo como a uno más, independientemente de su edad.
Para mi desgracia, las cosas empezaron cuando sonaron las campanas de las doce de la noche. Las chicas se habían decidido a subir a casa de Rober a cambiarse para irse, algo absurdo, ya que había vestuarios al lado de la piscina, mientras que los chicos seguíamos jugando como críos en la piscina, haciéndonos aogadillas, y lanzándonos balonazos a las cabezas que sobresalían la línea de agua.
Juan, el mayor de todos, cogió a Miguel de los pies, y entre Pedro y Matías le quitaron el bañador (que se había puesto sólo un rato antes, después de irse a quitar toda su ropa y pertenencias mojadas) mientras todos nos reíamos. Uno por uno, todos fuimos quedando desnudos, hasta que le llegó el turno a Javi, con quien no hicimos una excepción.
Fue a mi a quien le tocó bajarle el bañador al "niño", y me quedé sorprendido de lo que vi entre sus piernas.
* ¡Dejadme, cabrones, que soy pequeño y tengo que crecer!.- gritaba mientras mis manos no tenían piedad de su bañador y tiraban hacia mí. Me quedé pensando en cuánto podría crecer eso, ya que estaba ya de un tamaño considerable, aun estando en estado de relajación y dentro de una piscina con el agua razonablemente fría.
* De eso nada, todos en pelotas y ya está.- sentenció Juan.
Como la piscina estaba iluminada, pude ver como su polla bailaba según se movía con el agua, produciéndome una extraña sensación de curiosidad. Nunca había tenido nada que ver con nadie que no fuera Sofía en el aspecto sexual, y esta era la primera vez que me fijaba en algo con esta inquietud…y me sentía muy raro.
Poco a poco, todos fueron saliendo de la piscina, hasta que sólo quedamos Miguel, Javi y yo. Se subieron el resto del grupo con las chicas, y Miguel se fue a los vestuarios de la piscina, tras haberse puesto el bañador nuevamente en las escaleras, a echar un chorro. Nos quedamos Javi y yo solos en la piscina, y me propuso algo un tanto extraño.
* Porqué no abres las piernas y paso por debajo de ti soltando burbujas.- me dijo con su voz a medio camino entre infantil y adulto.
* Vale.- contesté pensando que se trataba sólo de un juego sin malas intenciones.
Lo hice, y Javi pasó bajo mis piernas, pero a mitad de la operación, levantó una mano que fue a rozar de manera más que evidente mi poya. Me doblé un poco por el sobresalto, y en una fracción de segundo emergió Javi justo pegado a mi espalda, de manera que su polla frotaba totalmente con la raja de mi culo.
* A ver quien es más fuerte.- me dijo mientras yo estaba prácticamente bloqueado por la situación. Sentía como su miembro iba tomando algo más de consistencia, y se pegaba cada vez más a mi culo, rozando de vez en cuando mi agujero. Me agarró fuertemente los brazos, y consiguió que le dijera finalmente que me rendía, ante el miedo a que su hermano saliera del vestuario y pudiera pensarse cualquier cosa extraña – Te he ganado. Me debes una, y ya te diré cual es…- me susurró al oído antes de separarse de mi, seguramente también con miedo a que su hermano saliera antes de lo que él había previsto.
Cuando Miguel salió del vestuario, nos ordenó que saliéramos ya de la piscina, y que nos vistiéramos para irnos, ya que mañana había que "currar", lo cual me pareció curioso, dada su reciente pérdida de empleo.
Esa noche de miércoles a jueves no dormí apenas nada. Por supuesto no le comenté nada a Sofía.
cometen para poder postera la segunda parte de 7
2 comentarios - todo empeso por el mundial 1/7