Esto pasó ha mediados de marzo de este año y fue producto de una gilada de un idiota que se consideraba mi amigo (nada más alejado de la realidad y menos después de esto).
Comenzaré contando que, en el final de mis vacaciones, recalamos con mi familia en una playa patagónica, para disfrutar los últimos días en el mar, dado que no lo habíamos hecho.
Al segundo día de estadía, ya me había encontrado con medio pueblo, y entre todos los conocidos estaba este individuo con su mujer. Coordinamos en reunirnos un par de veces y así lo hicimos hasta que tuvimos que emprender la vuelta.
Hasta aquí todo transcurría con normalidad.
Ya reiniciadas las actividades laborales, me cruce circunstancialmente con Paola (la esposa) en varias oportunidades, ya sea en el banco o en el centro de la ciudad. Charlamos un par de veces, recordando las vacaciones y otras cosas sin mucho interés.
Aclaro, que en ningún momento hice o actué de alguna manera ofensiva o procaz, solo me remitía a charlar de forma amena, sin otro trasfondo, ya que para ser sincero, la mina no me gusta ni me llama la atención, como para tirarle los perros.
La cuestión es que el muy turro, una noche que había salido de juerga solito, y haciéndose el “pistola”, no solo se tiro un lance con mi hija mayor, sino que la acoso durante toda la madrugada, teniendo muy en claro de quien se trataba, porque cuando la pendeja le corto el rostro, lo primero que dijo… yo no quiero tener problemas con tu viejo…
Hago un párrafo aparte diciendo que no me pidan que describa al detalle como es mi hija porque seria muy poco objetivo, lo poco que les diré, es que tiene 20 años, 1.80 de estatura, rubia, ojos verdes y más de uno se da vuelta para mirarla cuando entra en algún lugar. (Cosa que me hincha soberanamente las pelotas, porque para mi sigue siendo “la nena”).
Volviendo a lo sucedido, imagínense cuando mi hija me contó. Algo tenía que hacer, o lo cagaba a trompadas o buscaba algún otro método para vengarme. En silencio fui masticando la bronca hasta decidir que haría.
Al primer lunes, lo fui a buscar al laburo. Se deshizo en disculpas argumentando estar en pedo y otras yerbas. Mi mujer logro atenuar un poco la situación porque ya lo tenia agarrado del “cogote”.
Así y todo, mi enojo seguía latente. No me podía quedar con una “apurada” y nada más.
Algo se me iba a ocurrir…
Al tiempo, mi mujer con las nenas viaja a La Pampa, debido a un problema de salud de un familiar, quedándome solo en casa.
Aproveche para salir un rato el sábado por la noche. Recale en un pub que esta de onda, estaba lleno de pendejos, así que opte por rajarme ya que no me gusto en ambiente.
Di un par de vueltas, hice unos llamados que no tuvieron respuesta y me dirigi a un boliche a las afueras de la ciudad, para conocerlo. Sabía que también tenía una confitería que abría temprano y que alli podria tomarme algo un poco mas tranquilo.
Una vez dentro del boliche, comprobe que todo estaba planchado, en el pub éramos tres pobres gatos…
Que embole… esto es la muerte…, me dije, pero para no seguir “boyando”, me quede en el lugar, acomodándome en un silloncito bien cómodo que había al lado de un ventanal…
Me trajeron rápidamente la botellita de Trumpeter que había solicitado, y ya estaba dispuesto a entrarle a ese vinito, cuando llego un “grupete” de mujeres que inundaron de bullicio el lugar.
Entre ellas estaba Paola, a quien salude con un gesto, al reconocerla.
No puedo precisar si fue en ese momento o gracias al aporte etílico que empezó a funcionar la maquina vengadora que llevaba encima.
Miles de formas “maquiné” para acercarme, ninguna me complacía, no encontraba la forma de entablar una conversación con ella sin que las demás minas pudieran sospechar algo.
No hizo falta, Paola sola se acerco, nos saludamos con un beso…
- Vas a entrar al boliche?, ya abrieron….- me dijo
- noooo…, - le respondí - no estoy para esos trotes… - acoté
- que? Te vas a quedar acá solo? – continuo
- si…, acá esta tranqui…, si querés vení después y tomamos algo… - le dije poniendo en marcha mi venganza.
- a bueno…, seguro que en un rato vengo, porque yo tampoco me llevo con estas cosas… también estoy viejita….- me contesto entre risas
Mientras se retiraba, la desvestí con la mirada…, seguía sin decirme nada…
Estaba vestida con un jean ajustado, botas y una camisa escocesa…, normal… nada fuera de lo común…
Estaba terminando la botella, cuando nuevamente Paola se acercó, esta vez sentándose frente a mí.
Argumentando mucho calor e incomodidad por tanta gente, decidió hacerme compañía.
Le pregunte por sus amigas, a lo cual me respondió que las había perdido en la pista.
Como ya no quedaba nada en la botella pedí otra y una copa más, cosa que le agradó.
Punto para papá.
Comenzamos a charlar de todo un poco y la cosa fue derivando a sus problemas maritales. Sin mencionar lo sucedido con mi hija, me dedique a indagar, meter el dedo en la llaga, llenarle un poco la cabeza y buscar algún punto flaco para entrarle por ese lado (estaba a full, no quería que se me escapara la oportunidad de consumar mi venganza).
Fue entonces que Paola me comento que sospechaba que su marido tenía otra historia por ahí, pero no podía comprobarlo. Casi con desesperación me pregunto si sabia de algo, cosa que negué rotundamente, porque en realidad no sabía nada del tipo.
- no te voy a negar que he tenido mis cosas…, no soy una santa, pero fue antes de casarnos – me disparó
- y bueno eso pasa siempre – respondí
Esa confesión me dio el pie.
Otro punto para papá.
En base a esto fue guiando las cosas para el lado del sexo. No es una de mis virtudes la sutileza, pero debo confesar que esa noche la bronca y el deseo de hacerle daño por algún costado al flaco, me motivaron. Paulatinamente fui tirando “cositas” para ver como reaccionaba. Y la cosa iba como por un tubo…
Así es que me contó que estaban en un “impasse”, cada cual en su casa hacia ya mas de un mes, y que no tenían sexo mas tiempo aun…
- y bueno…, eso también pasa siempre, pero puede solucionarse, si vos querés? – le dije, mirándola a los ojos.
Quedo muda, como tratando de comprender que era lo que realmente le había ofrecido.
- me estas proponiendo que hagamos el amor? – me dijo, con un tono de incredulidad.
- Somos grandes, Paola… que creés?, - le dije
- Vos estas sola, yo ahora también… mi mujer viajo…, así que si aceptas vamos a un lugar más cómodo, que decís? – pregunté seriamente.
- Es una locura…- respondió nerviosa
- Ponelé el nombre que quieras, solo te ofrezco pasar un lindo momento, pénsalo mientras pago… yo ya me voy…
Y levantándome para ir a la barra, la deje allí sola.
Aboné lo consumido, di media vuelta y Paola estaba ahí, detrás de mí.
- dame tu numero y salí despacio… yo te sigo, pero deja que me despida de las chicas – dijo dándome un fugaz beso en los labios, como si estuviéramos despidiéndonos.
Le di mi número y emprendí la “huida”. Ya en el coche, sonó el teléfono…
- listo, adonde vamos…? - escuché
- vos seguime… respondí, cortando la comunicación.
Tercer y definitivo punto adentro.
Salí del estacionamiento, y pude divisar un par de luces que me seguían… Arranque con la intención de ir a casa, que más cómodo que estar en la casa de uno, pero a mitad de camino, cambie de opinión…
Era bastante riesgoso, todo el barrio sabia que estaba solo, así que si veían otro auto estacionado, a esa hora, seguro que después mi mujer se enteraría. Y la verdad, no tenia ganas que eso sucediera.
Así que le puse las balizas, ella me emparejo y le pregunte donde quería ir…, me pasó y estacionó mas adelante.
Se bajo del coche y subió al mío…
- pensé que íbamos a tu casa – me dijo
Le explique lo que podía suceder.
- Bueno vamos a la mía…, pero vas a tener que dejar el auto en la esquina – me respondió
Ahora el que la seguía era yo.
Entro su auto en el garaje, y tal como lo habíamos coordinado, estacione el mío en el lugar indicado.
Ella me espero afuera hasta que llegue…, cerro el portón y entramos a la casa.
Al cerrar la puerta, ella me miro como esperando que la tomara en mi brazos y la besara, pero eso no ocurrió… solamente la observe y con mi dedo índice recorrí desde la frente hasta su mentón…, fue mas un gesto cariñoso y descontracturador que una caricia, acompañado de una leve sonrisa.
Eso debe haberla confundido, porque no supo que hacer… se quedo inmóvil al lado de la puerta sin siquiera prender la luz…
Solo iluminaba el ambiente un pequeño velador…
- tenes algo para tomar? – le pregunte, acomodándome en la primer silla que encontré.
- Ehhh… si… hay vino, querés seguir con lo mismo? – respondió, yendo hacia la cocina…
- Dale… sigamos con el vino… total la noche recién empieza…- conteste.
Mire un poco el lugar, me saque la campera, y me acomode en unos almohadones que había en el piso.
Cuando Paola volvió con el vino, yo estaba placidamente “echado”, tratando de encontrar alguna radio con música acorde a la situación.
- ahhh…, te pusiste cómodo… como en casa???? – me dijo
- vos también podrías hacer lo mismo, no? – pregunte
Se sentó a mi lado.
La tome de un brazo y la atraje hacia mi, la bese profundamente y acaricie todo su cuerpo, deteniéndome en su cola.
Ella no se quedo atrás y directamente toco mi miembro, activándolo casi al instante.
Estuvimos “apretando” por un rato en absoluto silencio.
De imprevisto le pedí que se desnudara, que quería verla totalmente desnuda…
- no quiero strip tease ni nada de eso… solo quiero ver como te desvestís y como te ves en bolas, nada mas que eso
- no ni loca…!!!, me da vergüenza…!!! – me dijo, tomando distancia
- a ver…, aclaremos una cosa… vamos a coger o no?...que tiene de malo, entonces, jugar un rato? – pregunte, perdiendo un poco la paciencia.
No dijo nada, solo me miraba como pidiendo que dejara de lado la idea.
Lo mío ya era un capricho, y perdido por perdido, me ocupe de descorchar el vino que ni pelota le había dado. Ante tal comportamiento, debe haberse sentido ignorada, porque en realidad, yo estaba más preocupado en la botella que en su persona. En silencio, parada frente a mí, empezó a sacarse las botas, para luego seguir con el pantalón y la camisa. Se detuvo un instante, como buscando una aprobación. La sumisión que demostraba, no solo en su rostro, sino en sus movimientos, era vergonzante. No puedo decir que lo estaba disfrutando, porque no era así. Si bien mi motivación estaba guiada por la bronca y Paola era un mero elemento, que yo había elegido, para concretar mi venganza, también tenia presente que ella no era la depositaria de mi ira, no tenia por que responder por las acciones de su marido.
Me incorpore con la copa de vino, y le ofrecí un sorbo, como para quebrar la tensión reinante.
- te queda muy bien ese conjunto – le dije, sonriendo levemente y volviendo a hacer el gesto cariñoso con el índice en su rostro.
- Si?... te gusta? – pregunto tímidamente.
- Mucho…, el color resalta en tu piel…- respondí.
Con una seña, le pedí que girara, para poder ver la totalidad de sus atributos.
Paola, de 28 años, era mas bien de estatura media, 1.65 aproximadamente, rubia, ojos grises, piel extremadamente blanca, pechos acorde con su estatura, ni grandes ni chicos, le faltaba un poco de cola pero con muy buenas piernas. No era de esas mujeres que llamara la atención, más bien del montón. Tenia puesto un conjunto color uva, con un corpiño que elevaba sus pechos haciéndolos mas turgentes y un culote que disimulaba su escasez de nalgas.
Fue girando lentamente, mientras desabrochaba el soutien, para quedar frente a mí con sus pechos desnudos. Dos grandes y hermosas aureolas rosadas, con pequeños pezones los coronaban.
Cuando estaba por comenzar con la bombacha, la detuve, tomándole las manos…
- dejá… yo te lo saco – le dije, al tiempo que besaba suavemente su vientre.
Fui deslizando la prenda muy despacio, y entre besos y pequeños mordiscos, deje al descubierto, una maraña de fino pelo rubio que cubría su vulva.
Hacia tiempo que no estaba con una mujer con tanto pelo en su entrepierna. Esto alimento rápidamente mi libido.
Un suave perfume emanaba de ese monte; como si hubiera previsto con anterioridad lo que ocurriría esa madrugada.
Ya totalmente desnuda, hundí mi cara en su vulva, exhalando mi respiración sobre su erecto clítoris que sobresalía de sus labios.
Esto provoco un gemido de placer en Paola. La tome de las nalgas y mi lengua recorrió ese calido y peludo agujero. Estaba mojada, sus piernas comenzaron a temblar involuntariamente y con cada roce de mi provocadora lengua, un espasmo recorría todo su cuerpo.
Desde abajo la mire, estaba con los ojos cerrados, entregada a ese placer que le prodigaban mis labios.
Un feroz orgasmo inundo mi boca, sin darme oportunidad a retirarme. Absorbí sus jugos que bañaron gran parte de mi cara, mientras seguía “incrustado” en su entrepierna.
Tuve que agarrarla para que no se golpeara, cuando se desplomo a causa del clímax reciente. Como pude, nos ubicamos sobre los almohadones, quedando encima de ella, que todavía gemía de placer…
- que hermoso fue…!, hace mucho que no me siento así…! - dijo, atenazando mi cintura con sus piernas, aun con resabios de pequeñas convulsiones que la atacaban.
- Te prometo que esto recién empieza – le conteste
La bese con pasión, hurgando con la lengua toda su boca.
Logre zafar del aprisionamiento de sus piernas, para volver a “comer” ese rosado manjar que era su húmeda concha.
Abrí sus labios y comencé a penetrarla con la lengua. Se retorcía de gozo, intentaba por todos los medios posibles sacarme de allí, con poca suerte. Le tome las muñecas de tal manera que también trabe sus piernas. La tenía completamente abierta para hacer lo que se me antojara. Gritaba pidiendo que parara, que no aguantaba mas…, y no aguantó…
Un nuevo orgasmo vino, y tras ese…, otro. Me incorpore para verla. Allí estaba, en posición fetal, totalmente desalineada, siendo presa de continuos espasmos. Lloraba.
Yo impávido comencé a desvestirme. Totalmente desnudo, la ayude a ponerse de pie.
La abrace para que, mi todavía flácido miembro, la rozara. Me beso de una manera muy tierna, cariñosa… Sus brazos rodearon mi cuello, su boca recorría mi pecho, lamiendo y mordisqueando mis tetillas. Fue bajando hasta llegar a mi pene que estaba endureciéndose. Con suma calma fue recorriendo con su lengua, toda la pija, del glande a la base. Solo ayudandose con sus labios, la apreso dentro de su boca hasta tragársela por completo. Una sensación indescriptible me inundo…, podía sentir la estrechez de su garganta en mi pene, que fue tomando la envergadura deseada.
Sus manos jugaban con mis testículos, cuando chorros de semen bañaron su boca.
Ahora era yo a quien le temblaban las piernas…
- vení...- me dijo, llevando mis manos a su cintura.
Entramos a su habitación, la cama matrimonial nos esperaba.
Demás esta decir que ese lugar seria el broche de oro para mi vendetta.
Caímos en el lecho abrazados, acariciando cada rincón de nuestros cuerpos. Nuevamente comenzó a “comerme” la pija, esta vez con desesperación… difícilmente podía resistirme, ya que yo también estaba en el mismo menester con su concha.
Cuando me sentí en condiciones, prácticamente le arranque de la boca mi miembro y la penetre de un solo envión, bruscamente. Un grito de placer llenó la habitación, ella también se movía ferozmente, empujaba con su vientre, como queriendo ser penetrada mas profundo aun. Una larga lista de obscenidades salieron de su boca…, había de su parte, casi una revancha hacia su esposo, en ese coito. Ya había perdido la cuenta de cuantos orgasmos había tenido Paola. Todo lo insulsa que representaba en el ámbito cotidiano, lo contrarrestaba en el sexo. Era una fiera. Gozada cada embate como si fuera el último. Yo también había eyaculado, pero seguía embistiéndola, una y otra vez.
Mi pija no me dejaba en el camino, seguía dura como al principio. Se la saque por completo, la di vuelta y en cuatro patas, con su culo bien parado, perfore su ano…
Entro entera sin un ápice de rechazo…
- rómpeme el culo… así…, cojeme fuerte… lléname de leche…- suplicaba entre llantos.
- Así te gusta, putita…???, o queres mas fuerte, atorranta de mierda? – le dije enajenado, fuera de mi…
- Si… así…así… métemela toda!!!
Bañado en sudor, sabia que acabaría de un momento a otro, bombee cada vez con mayor intensidad, hasta que llegamos al clímax juntos…
Tendidos en la cama, exhaustos, sudorosos, todavía con la respiración agitada, nos fundimos en un calido y tierno beso.
Creo que casi automáticamente me dormí.
El sonido del celular me despertó, no tengo idea que hora sería, me levante para atenderlo, era mi mujer, comentándome sobre su viaje…
Al cortar la comunicación, fui al baño, una ducha reparadora después de una noche de sexo, siempre es bienvenida.
Volví a la habitación, Paola dormía profundamente, atravesada en la cama, con sus piernas entreabiertas, iluminada por algunos rayos del sol que se colaban por entre las pesadas cortinas.
Esa sola imagen me excitó… por alguna causa ignota estaba caliente de vuelta. Mi pene empezó a endurecerse y salir del letargo al instante.
No la desperté, así como estaba separe con cuidado, un poco mas, sus piernas y la fui penetrando muy lentamente. Cuando estaba la totalidad de mi pija dentro suyo, empecé a moverme aumentando la frecuencia de los embistes. Ella despertó entre gemidos. Me miraba y no podía comprender que era lo que pasaba, pero lo disfrutaba mucho.
Fue un polvo casi eterno. Como es habitual en mi, recorrí casi toda la cama y la habitación, con distintas poses. Agitado de nuevo, me acosté para que fuera ella quien me cabalgara. Lo hizo con la misma maestría que había demostrado la noche anterior.
Un abundante cargamento de semen inundo su vagina por segunda vez…
- que lindo despertar, papito!!! – me dijo, besándome.
Así nos quedamos por un rato hasta que mi pene salio solo de su vulva.
Ya en la cocina, vestidos, comimos algo y charlamos sobre lo sucedido. Quedamos de acuerdo que esa seria la primera y ultima vez que estábamos juntos.
Yo internamente estaba mas que satisfecho; mi represalia había sido consumada y por lo que pude comprobar, la de ella también. Sin quererlo ambos nos habíamos vengado por la misma causa.
Hasta el día de hoy nos seguimos encontrando habitualmente en el banco. No tocamos para nada el tema, solo algunas miradas furtivas confirman lo sucedido aquella noche de marzo.
Comenzaré contando que, en el final de mis vacaciones, recalamos con mi familia en una playa patagónica, para disfrutar los últimos días en el mar, dado que no lo habíamos hecho.
Al segundo día de estadía, ya me había encontrado con medio pueblo, y entre todos los conocidos estaba este individuo con su mujer. Coordinamos en reunirnos un par de veces y así lo hicimos hasta que tuvimos que emprender la vuelta.
Hasta aquí todo transcurría con normalidad.
Ya reiniciadas las actividades laborales, me cruce circunstancialmente con Paola (la esposa) en varias oportunidades, ya sea en el banco o en el centro de la ciudad. Charlamos un par de veces, recordando las vacaciones y otras cosas sin mucho interés.
Aclaro, que en ningún momento hice o actué de alguna manera ofensiva o procaz, solo me remitía a charlar de forma amena, sin otro trasfondo, ya que para ser sincero, la mina no me gusta ni me llama la atención, como para tirarle los perros.
La cuestión es que el muy turro, una noche que había salido de juerga solito, y haciéndose el “pistola”, no solo se tiro un lance con mi hija mayor, sino que la acoso durante toda la madrugada, teniendo muy en claro de quien se trataba, porque cuando la pendeja le corto el rostro, lo primero que dijo… yo no quiero tener problemas con tu viejo…
Hago un párrafo aparte diciendo que no me pidan que describa al detalle como es mi hija porque seria muy poco objetivo, lo poco que les diré, es que tiene 20 años, 1.80 de estatura, rubia, ojos verdes y más de uno se da vuelta para mirarla cuando entra en algún lugar. (Cosa que me hincha soberanamente las pelotas, porque para mi sigue siendo “la nena”).
Volviendo a lo sucedido, imagínense cuando mi hija me contó. Algo tenía que hacer, o lo cagaba a trompadas o buscaba algún otro método para vengarme. En silencio fui masticando la bronca hasta decidir que haría.
Al primer lunes, lo fui a buscar al laburo. Se deshizo en disculpas argumentando estar en pedo y otras yerbas. Mi mujer logro atenuar un poco la situación porque ya lo tenia agarrado del “cogote”.
Así y todo, mi enojo seguía latente. No me podía quedar con una “apurada” y nada más.
Algo se me iba a ocurrir…
Al tiempo, mi mujer con las nenas viaja a La Pampa, debido a un problema de salud de un familiar, quedándome solo en casa.
Aproveche para salir un rato el sábado por la noche. Recale en un pub que esta de onda, estaba lleno de pendejos, así que opte por rajarme ya que no me gusto en ambiente.
Di un par de vueltas, hice unos llamados que no tuvieron respuesta y me dirigi a un boliche a las afueras de la ciudad, para conocerlo. Sabía que también tenía una confitería que abría temprano y que alli podria tomarme algo un poco mas tranquilo.
Una vez dentro del boliche, comprobe que todo estaba planchado, en el pub éramos tres pobres gatos…
Que embole… esto es la muerte…, me dije, pero para no seguir “boyando”, me quede en el lugar, acomodándome en un silloncito bien cómodo que había al lado de un ventanal…
Me trajeron rápidamente la botellita de Trumpeter que había solicitado, y ya estaba dispuesto a entrarle a ese vinito, cuando llego un “grupete” de mujeres que inundaron de bullicio el lugar.
Entre ellas estaba Paola, a quien salude con un gesto, al reconocerla.
No puedo precisar si fue en ese momento o gracias al aporte etílico que empezó a funcionar la maquina vengadora que llevaba encima.
Miles de formas “maquiné” para acercarme, ninguna me complacía, no encontraba la forma de entablar una conversación con ella sin que las demás minas pudieran sospechar algo.
No hizo falta, Paola sola se acerco, nos saludamos con un beso…
- Vas a entrar al boliche?, ya abrieron….- me dijo
- noooo…, - le respondí - no estoy para esos trotes… - acoté
- que? Te vas a quedar acá solo? – continuo
- si…, acá esta tranqui…, si querés vení después y tomamos algo… - le dije poniendo en marcha mi venganza.
- a bueno…, seguro que en un rato vengo, porque yo tampoco me llevo con estas cosas… también estoy viejita….- me contesto entre risas
Mientras se retiraba, la desvestí con la mirada…, seguía sin decirme nada…
Estaba vestida con un jean ajustado, botas y una camisa escocesa…, normal… nada fuera de lo común…
Estaba terminando la botella, cuando nuevamente Paola se acercó, esta vez sentándose frente a mí.
Argumentando mucho calor e incomodidad por tanta gente, decidió hacerme compañía.
Le pregunte por sus amigas, a lo cual me respondió que las había perdido en la pista.
Como ya no quedaba nada en la botella pedí otra y una copa más, cosa que le agradó.
Punto para papá.
Comenzamos a charlar de todo un poco y la cosa fue derivando a sus problemas maritales. Sin mencionar lo sucedido con mi hija, me dedique a indagar, meter el dedo en la llaga, llenarle un poco la cabeza y buscar algún punto flaco para entrarle por ese lado (estaba a full, no quería que se me escapara la oportunidad de consumar mi venganza).
Fue entonces que Paola me comento que sospechaba que su marido tenía otra historia por ahí, pero no podía comprobarlo. Casi con desesperación me pregunto si sabia de algo, cosa que negué rotundamente, porque en realidad no sabía nada del tipo.
- no te voy a negar que he tenido mis cosas…, no soy una santa, pero fue antes de casarnos – me disparó
- y bueno eso pasa siempre – respondí
Esa confesión me dio el pie.
Otro punto para papá.
En base a esto fue guiando las cosas para el lado del sexo. No es una de mis virtudes la sutileza, pero debo confesar que esa noche la bronca y el deseo de hacerle daño por algún costado al flaco, me motivaron. Paulatinamente fui tirando “cositas” para ver como reaccionaba. Y la cosa iba como por un tubo…
Así es que me contó que estaban en un “impasse”, cada cual en su casa hacia ya mas de un mes, y que no tenían sexo mas tiempo aun…
- y bueno…, eso también pasa siempre, pero puede solucionarse, si vos querés? – le dije, mirándola a los ojos.
Quedo muda, como tratando de comprender que era lo que realmente le había ofrecido.
- me estas proponiendo que hagamos el amor? – me dijo, con un tono de incredulidad.
- Somos grandes, Paola… que creés?, - le dije
- Vos estas sola, yo ahora también… mi mujer viajo…, así que si aceptas vamos a un lugar más cómodo, que decís? – pregunté seriamente.
- Es una locura…- respondió nerviosa
- Ponelé el nombre que quieras, solo te ofrezco pasar un lindo momento, pénsalo mientras pago… yo ya me voy…
Y levantándome para ir a la barra, la deje allí sola.
Aboné lo consumido, di media vuelta y Paola estaba ahí, detrás de mí.
- dame tu numero y salí despacio… yo te sigo, pero deja que me despida de las chicas – dijo dándome un fugaz beso en los labios, como si estuviéramos despidiéndonos.
Le di mi número y emprendí la “huida”. Ya en el coche, sonó el teléfono…
- listo, adonde vamos…? - escuché
- vos seguime… respondí, cortando la comunicación.
Tercer y definitivo punto adentro.
Salí del estacionamiento, y pude divisar un par de luces que me seguían… Arranque con la intención de ir a casa, que más cómodo que estar en la casa de uno, pero a mitad de camino, cambie de opinión…
Era bastante riesgoso, todo el barrio sabia que estaba solo, así que si veían otro auto estacionado, a esa hora, seguro que después mi mujer se enteraría. Y la verdad, no tenia ganas que eso sucediera.
Así que le puse las balizas, ella me emparejo y le pregunte donde quería ir…, me pasó y estacionó mas adelante.
Se bajo del coche y subió al mío…
- pensé que íbamos a tu casa – me dijo
Le explique lo que podía suceder.
- Bueno vamos a la mía…, pero vas a tener que dejar el auto en la esquina – me respondió
Ahora el que la seguía era yo.
Entro su auto en el garaje, y tal como lo habíamos coordinado, estacione el mío en el lugar indicado.
Ella me espero afuera hasta que llegue…, cerro el portón y entramos a la casa.
Al cerrar la puerta, ella me miro como esperando que la tomara en mi brazos y la besara, pero eso no ocurrió… solamente la observe y con mi dedo índice recorrí desde la frente hasta su mentón…, fue mas un gesto cariñoso y descontracturador que una caricia, acompañado de una leve sonrisa.
Eso debe haberla confundido, porque no supo que hacer… se quedo inmóvil al lado de la puerta sin siquiera prender la luz…
Solo iluminaba el ambiente un pequeño velador…
- tenes algo para tomar? – le pregunte, acomodándome en la primer silla que encontré.
- Ehhh… si… hay vino, querés seguir con lo mismo? – respondió, yendo hacia la cocina…
- Dale… sigamos con el vino… total la noche recién empieza…- conteste.
Mire un poco el lugar, me saque la campera, y me acomode en unos almohadones que había en el piso.
Cuando Paola volvió con el vino, yo estaba placidamente “echado”, tratando de encontrar alguna radio con música acorde a la situación.
- ahhh…, te pusiste cómodo… como en casa???? – me dijo
- vos también podrías hacer lo mismo, no? – pregunte
Se sentó a mi lado.
La tome de un brazo y la atraje hacia mi, la bese profundamente y acaricie todo su cuerpo, deteniéndome en su cola.
Ella no se quedo atrás y directamente toco mi miembro, activándolo casi al instante.
Estuvimos “apretando” por un rato en absoluto silencio.
De imprevisto le pedí que se desnudara, que quería verla totalmente desnuda…
- no quiero strip tease ni nada de eso… solo quiero ver como te desvestís y como te ves en bolas, nada mas que eso
- no ni loca…!!!, me da vergüenza…!!! – me dijo, tomando distancia
- a ver…, aclaremos una cosa… vamos a coger o no?...que tiene de malo, entonces, jugar un rato? – pregunte, perdiendo un poco la paciencia.
No dijo nada, solo me miraba como pidiendo que dejara de lado la idea.
Lo mío ya era un capricho, y perdido por perdido, me ocupe de descorchar el vino que ni pelota le había dado. Ante tal comportamiento, debe haberse sentido ignorada, porque en realidad, yo estaba más preocupado en la botella que en su persona. En silencio, parada frente a mí, empezó a sacarse las botas, para luego seguir con el pantalón y la camisa. Se detuvo un instante, como buscando una aprobación. La sumisión que demostraba, no solo en su rostro, sino en sus movimientos, era vergonzante. No puedo decir que lo estaba disfrutando, porque no era así. Si bien mi motivación estaba guiada por la bronca y Paola era un mero elemento, que yo había elegido, para concretar mi venganza, también tenia presente que ella no era la depositaria de mi ira, no tenia por que responder por las acciones de su marido.
Me incorpore con la copa de vino, y le ofrecí un sorbo, como para quebrar la tensión reinante.
- te queda muy bien ese conjunto – le dije, sonriendo levemente y volviendo a hacer el gesto cariñoso con el índice en su rostro.
- Si?... te gusta? – pregunto tímidamente.
- Mucho…, el color resalta en tu piel…- respondí.
Con una seña, le pedí que girara, para poder ver la totalidad de sus atributos.
Paola, de 28 años, era mas bien de estatura media, 1.65 aproximadamente, rubia, ojos grises, piel extremadamente blanca, pechos acorde con su estatura, ni grandes ni chicos, le faltaba un poco de cola pero con muy buenas piernas. No era de esas mujeres que llamara la atención, más bien del montón. Tenia puesto un conjunto color uva, con un corpiño que elevaba sus pechos haciéndolos mas turgentes y un culote que disimulaba su escasez de nalgas.
Fue girando lentamente, mientras desabrochaba el soutien, para quedar frente a mí con sus pechos desnudos. Dos grandes y hermosas aureolas rosadas, con pequeños pezones los coronaban.
Cuando estaba por comenzar con la bombacha, la detuve, tomándole las manos…
- dejá… yo te lo saco – le dije, al tiempo que besaba suavemente su vientre.
Fui deslizando la prenda muy despacio, y entre besos y pequeños mordiscos, deje al descubierto, una maraña de fino pelo rubio que cubría su vulva.
Hacia tiempo que no estaba con una mujer con tanto pelo en su entrepierna. Esto alimento rápidamente mi libido.
Un suave perfume emanaba de ese monte; como si hubiera previsto con anterioridad lo que ocurriría esa madrugada.
Ya totalmente desnuda, hundí mi cara en su vulva, exhalando mi respiración sobre su erecto clítoris que sobresalía de sus labios.
Esto provoco un gemido de placer en Paola. La tome de las nalgas y mi lengua recorrió ese calido y peludo agujero. Estaba mojada, sus piernas comenzaron a temblar involuntariamente y con cada roce de mi provocadora lengua, un espasmo recorría todo su cuerpo.
Desde abajo la mire, estaba con los ojos cerrados, entregada a ese placer que le prodigaban mis labios.
Un feroz orgasmo inundo mi boca, sin darme oportunidad a retirarme. Absorbí sus jugos que bañaron gran parte de mi cara, mientras seguía “incrustado” en su entrepierna.
Tuve que agarrarla para que no se golpeara, cuando se desplomo a causa del clímax reciente. Como pude, nos ubicamos sobre los almohadones, quedando encima de ella, que todavía gemía de placer…
- que hermoso fue…!, hace mucho que no me siento así…! - dijo, atenazando mi cintura con sus piernas, aun con resabios de pequeñas convulsiones que la atacaban.
- Te prometo que esto recién empieza – le conteste
La bese con pasión, hurgando con la lengua toda su boca.
Logre zafar del aprisionamiento de sus piernas, para volver a “comer” ese rosado manjar que era su húmeda concha.
Abrí sus labios y comencé a penetrarla con la lengua. Se retorcía de gozo, intentaba por todos los medios posibles sacarme de allí, con poca suerte. Le tome las muñecas de tal manera que también trabe sus piernas. La tenía completamente abierta para hacer lo que se me antojara. Gritaba pidiendo que parara, que no aguantaba mas…, y no aguantó…
Un nuevo orgasmo vino, y tras ese…, otro. Me incorpore para verla. Allí estaba, en posición fetal, totalmente desalineada, siendo presa de continuos espasmos. Lloraba.
Yo impávido comencé a desvestirme. Totalmente desnudo, la ayude a ponerse de pie.
La abrace para que, mi todavía flácido miembro, la rozara. Me beso de una manera muy tierna, cariñosa… Sus brazos rodearon mi cuello, su boca recorría mi pecho, lamiendo y mordisqueando mis tetillas. Fue bajando hasta llegar a mi pene que estaba endureciéndose. Con suma calma fue recorriendo con su lengua, toda la pija, del glande a la base. Solo ayudandose con sus labios, la apreso dentro de su boca hasta tragársela por completo. Una sensación indescriptible me inundo…, podía sentir la estrechez de su garganta en mi pene, que fue tomando la envergadura deseada.
Sus manos jugaban con mis testículos, cuando chorros de semen bañaron su boca.
Ahora era yo a quien le temblaban las piernas…
- vení...- me dijo, llevando mis manos a su cintura.
Entramos a su habitación, la cama matrimonial nos esperaba.
Demás esta decir que ese lugar seria el broche de oro para mi vendetta.
Caímos en el lecho abrazados, acariciando cada rincón de nuestros cuerpos. Nuevamente comenzó a “comerme” la pija, esta vez con desesperación… difícilmente podía resistirme, ya que yo también estaba en el mismo menester con su concha.
Cuando me sentí en condiciones, prácticamente le arranque de la boca mi miembro y la penetre de un solo envión, bruscamente. Un grito de placer llenó la habitación, ella también se movía ferozmente, empujaba con su vientre, como queriendo ser penetrada mas profundo aun. Una larga lista de obscenidades salieron de su boca…, había de su parte, casi una revancha hacia su esposo, en ese coito. Ya había perdido la cuenta de cuantos orgasmos había tenido Paola. Todo lo insulsa que representaba en el ámbito cotidiano, lo contrarrestaba en el sexo. Era una fiera. Gozada cada embate como si fuera el último. Yo también había eyaculado, pero seguía embistiéndola, una y otra vez.
Mi pija no me dejaba en el camino, seguía dura como al principio. Se la saque por completo, la di vuelta y en cuatro patas, con su culo bien parado, perfore su ano…
Entro entera sin un ápice de rechazo…
- rómpeme el culo… así…, cojeme fuerte… lléname de leche…- suplicaba entre llantos.
- Así te gusta, putita…???, o queres mas fuerte, atorranta de mierda? – le dije enajenado, fuera de mi…
- Si… así…así… métemela toda!!!
Bañado en sudor, sabia que acabaría de un momento a otro, bombee cada vez con mayor intensidad, hasta que llegamos al clímax juntos…
Tendidos en la cama, exhaustos, sudorosos, todavía con la respiración agitada, nos fundimos en un calido y tierno beso.
Creo que casi automáticamente me dormí.
El sonido del celular me despertó, no tengo idea que hora sería, me levante para atenderlo, era mi mujer, comentándome sobre su viaje…
Al cortar la comunicación, fui al baño, una ducha reparadora después de una noche de sexo, siempre es bienvenida.
Volví a la habitación, Paola dormía profundamente, atravesada en la cama, con sus piernas entreabiertas, iluminada por algunos rayos del sol que se colaban por entre las pesadas cortinas.
Esa sola imagen me excitó… por alguna causa ignota estaba caliente de vuelta. Mi pene empezó a endurecerse y salir del letargo al instante.
No la desperté, así como estaba separe con cuidado, un poco mas, sus piernas y la fui penetrando muy lentamente. Cuando estaba la totalidad de mi pija dentro suyo, empecé a moverme aumentando la frecuencia de los embistes. Ella despertó entre gemidos. Me miraba y no podía comprender que era lo que pasaba, pero lo disfrutaba mucho.
Fue un polvo casi eterno. Como es habitual en mi, recorrí casi toda la cama y la habitación, con distintas poses. Agitado de nuevo, me acosté para que fuera ella quien me cabalgara. Lo hizo con la misma maestría que había demostrado la noche anterior.
Un abundante cargamento de semen inundo su vagina por segunda vez…
- que lindo despertar, papito!!! – me dijo, besándome.
Así nos quedamos por un rato hasta que mi pene salio solo de su vulva.
Ya en la cocina, vestidos, comimos algo y charlamos sobre lo sucedido. Quedamos de acuerdo que esa seria la primera y ultima vez que estábamos juntos.
Yo internamente estaba mas que satisfecho; mi represalia había sido consumada y por lo que pude comprobar, la de ella también. Sin quererlo ambos nos habíamos vengado por la misma causa.
Hasta el día de hoy nos seguimos encontrando habitualmente en el banco. No tocamos para nada el tema, solo algunas miradas furtivas confirman lo sucedido aquella noche de marzo.
9 comentarios - La venganza
muy bueno master
Y bueno, te las tenías que cobrar no? Si la novia de un amigo tiene bigote imagínate la hija de un amigo !!!
Muy bueno !!!
Gracias por compartir.
Besos y Lamiditas !!!
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
muy bueno!!
saludos y espero otro pronto!!
Da gusto leer el desarrollo de un buen argumento sosteniendo las escenas sexuales. Y esas escenas relatadas con sensualidad e intensidad, dando cuenta de un verdadero encuentro entre dos amantes.
Esos relatos donde la mina todo el tiempo dice "oh, cogeme, soy tu putita" y el varón se jacta de usarla como objeto de su goce a veces aburren... Tu texto justamente arranca con un tipo sin ningún interés en la mujer en cuestión y termina siendo un hermoso relato de un maravilloso encuentro entre dos personas...
Gracias por compartir!