COSAS DE CASA: En la ducha con papá
La higiene compartida da más salud, y sobre todo más bienestar...... Uffffffffffffffff, un bienestar maravilloso.
Papa desde bien pequeños nos había enseñado que una buena higiene corporal era síntoma de salud y bienestar que nos ayudaría a llevar la vida con más alegría, y así nos lo demostraba. Era muy higiénico hasta en los mas pequeños detalles. Se bañaba y se aseaba además sin pudor alguno. Nunca cerraba con llave para ir al baño. Yo, haciéndome mayorcita y ya cumplidos los 19, caminaba por casa a veces en braguitas nada más, otras veces con los pechos, ya grandes, casi al aire. Y aflorando mis pubertades me sentía deshinibida y gozosa y me encontraba muy sensual y ardiente en mi misma.
Cuando veía bañarse a papa, con aquel vergajo impresionante colgándole, mi líbido se ponía a cien por hora, y esa ausencia de pudor hizo que me atreviera un día que estábamos los dos solos en casa a meterme en el baño con él y compartir esos síntomas de bienestar que nos procuraba la higiene corporal de la que papa tanto nos había hablado a mi hermanito y a mi.
Me desnudé, me miré al espejo y me vi guapa y cachonda. Me toqué el culo y las tetas y me dije... !! Qué buenota estoy !! Llegué al baño y cuando Papa me vio entrar en la ducha no se inmutó, auque me saboreó con la mirada en todas mis partes blandas y lascivas. Él ya se había enjabonado, así que me ayudó a darme jabón, por la espalda, por el culo, donde se detuvo más de lo normal sobándome las nalgas con cierta pasión, lo notaba en su mirada. Dejó la esponja y actuó con sus manos, más activas y eficaces, empapó mis tetas con jabón y se le notaba complaciente en distribuirlo entre ellas, amasándolas y sobándolas en todas direcciones.
Mis pezones empezaron a ponerse duritos con el roce de sus manos y su vergajo empezaba a envararse desafiante, delante de mi coñito. Lo tomé con una de mis manitas y lo acaricié suavemente dejándola resbalar en toda su longitud. Lo tenía duro y hermosamente rígido, me daba mucho gusto tocarlo y recorrerlo y así lo hice una y otra vez. Después mi manita alcanzó sus huevos gordos y rugosos y jugueteé con ellos empapándolos en jabón. Mi boca, perdida en la lujuria, deseaba paladear y rozar con los labios la inmensidad de sus atributos hasta gozarlos en pasión desenfrenada. Me sentía como una putita viciosa y no me importaba que fuera papá... quería gozármelo todo con mis manos y mi boca, y que luego me follara con toda su inmensidad. Un orgasmo me recorrió en todas mis fibras sensibles solo de sentir esto. Abrí las piernas y dejé resbalar entre mis muslos toda la pasión que sentía mi coñito en ese momento. Papa me miraba con ojos de animal herido, y consciente de mi excitación, me tomó en sus brazos y me tumbó en el banco del baño, y abriendo mis piernas, su cabeza se hundió en medio de ellas mientras su boca libaba el néctar de lujuria que mi coñito exhalaba para el. Fue maravilloso!!!!!!!!! Papa comiéndome el coñito... maravilloso!!!
Su lengua, serpenteando frenética dentro de mi coñito hacía hervir mis sentidos y su bigote rozaba bravío mi clítoris. Mis manos sostenían su cabeza empujándola y obligándola a que me follara y deleitara más con sus boca.
Más papá... quiero más.... no pares por favor... sigue!!!!!
Y Papá rugía acelerando sus embestidas en mi coñito, comiéndoselo todo. Yo me sentía como una coneja herida en los labios de papá. Mi cara y mis sentidos se perdieron en éxtasis, me sentí trasportada sintiendo múltiples orgasmos que la lengua de papa recibía paladeándolos. Mi clítoris ya enrojecía erguido ante los insistente friegues del bigote y la lengua de papá.
Papá el clítoris por favor... no lo olvides, está ahí... cómetelo!!!
Y papá obedecía acercando a él su boca, mamándolo con si de un pezón se tratara, con pequeños mordiscos que excitaban en destellos mi pasión más perversa.
Después papá me distribuyo con dulzura jaboncito en mi barriguita y en mis caderas y bajó hacia la pelvis de manera nerviosa y me frotó y refrotó el coñito con sus manos jabonosas. Yo, estaba tan salida y tan cachonda que lo ayudaba con mis manos. Por aquí, papa, por aquí... le decía. Empecé a gemir del placer higiénico que papá me estaba proporcionando con sus manos. En mi coñito se mezclaban ya los efluvios libidinosos de mi primer orgasmo con la gelatina resbaladiza del jabón que tan sabiamente me administraba papá. Cerré los ojos para no distraerme y sentir solo los masajes de sus manos sobre mi cuerpo. Apreté sus manos que me enjabonaban el coño y lo obligué a que introdujera uno de sus dedotes en él... Ohhhhhhhhhhh, que placer, los tenia grandes...
Lo sentí como una polla dura, muy dura, más que la de los chavalines de mi edad, y me dejé follar por ese dedote mientras papa me miraba cachondo gozando del éxtasis de contemplarme. Su polla, enorme, ya apuntaba al norte, como las brújulas, y el ojo único de su glande me miraba lascivo provocando a mis ojos, a mis labios y a mi boquita que ya lo anhelaban dentro de ella.
Cuando Papa acabó de enjabonarme e iba a abrir el grifo de agua caliente, le dije... espera papa que ese pedazo de tu entrepierna me mira con malos ojos y quiero hacerme amigo de él. Tomé la polla de papá, uffffffffffffffff, grande y dura, la repasé con mis manos de arriba abajo, bañada en vicio y en jabón, y me la llevé a mi boca... se la chupé en lo que podía, su glande y poco más, pero me pareció deliciosa, y así me apliqué follándome su polla en mi boca una y otra vez con un sube y baja que a papá lo extasiaba en sus delirios. Me sujetaba la cabeza para que no dejara de chupársela y gemía exhausto de placer, mientras yo me corría en ríos de placer y lujuria.
El calorcito del agua y el ver como resbalaba el jabón hacia abajo, redescubriendo de nuevo nuestras partes mas íntimas, fue esa nueva sensación de placer que unió nuestros cuerpos mojados acariciando nuestros sentidos, desatando la curiosidad de nuestras manos. Papa me tocaba el culito mientras mimoseaba mi cara y besaba mis labios. Yo concentré toda mi curiosidad tomando de lleno su enorme vergajo, sopesándolo en su grosor y en su dureza eréctil. Gozaba de tenerlo entre mis manos, grande!!! Duro!!! Hermoso... y lo masajeaba mezclado con el agua que caía y lo acercaba a mi cuerpecito para que se rozara con el, para que Papa sintiera lo mismo que yo estaba sintiendo... !! un placer indescriptible !!
Y asi seguimos un buen rato, hasta que papa tomo su enorme vergajo y lo puso entre mis piernas. Note una dureza que parecía que me levantaba en vilo, sentí un placer inmenso cuando papa restregaba y frotaba su pollón en los arrabales de mi coñito... una y otra vez hacia adelante, hacia atras... una y otra vez. Fue maravilloso, Cerré los ojos mientras papa me observaba gozoso con su vaivén. Y entonces con los ojos cerrados y perdida de vicio y éxtasis, le dije...:
-- Papa, !! fóllame un poquito!!
No quise abrir los ojos, ni ver que cara ponía, insistí...
-- Papa !!fóllame!! Higiénicamente lo necesito... !!fóllame!!
Al poco noté como esa enorme polla dura que mis manos habían gozado momentos antes, se iba introduciendo poco a poco en mi coñito, penetrándolo suavemente, una suavidad que para mi se convertía en dulzura y placer antes nunca sentido, con cada una de sus embestidas. ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, gemía y exclamaba con mi voz de niña, ahhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhh,
Sigue Papa...me gussssssssssta... me gusta mucho.
Papa me estaba follando y desflorando, haciendo desbordar mis ríos de orgamos ininterrumpidos... y cuando una buena porción de esa polla me penetraba intensamente, Papa me levantó en volandas, me apoyó en una de las paredes del baño y me folló salvajemente, notándola toda dentro de mi, haciéndome mas dichosa que nunca. Sentía su polla como un tanque destrozando mis sentidos que enloquecían de placer, mi coñito dilataba más y más y emanaba unos gozos líquidos que jamás había soñado tener. Y en ese fragor, mezclado con el agua, papa rugía como un león cabalgándome inmenso y pletórico de fuerza.
Toma muñequita... mi polla es toda para ti!!!!!
Si, papa... la quiero toda... métemela toda, ahhhhhhhhhhhh!!!!
Al cabo de un rato, no sabría decir cuanto, en el que papa me estuvo follando toda como un animal salvaje, sacó su enorme trabuco de mi coñito superdilatado y esparció su munición sobre mis tetas que se habían puesto cachondas e hinchadas por la pasión vivida y roció sus ardores de leche caliente sobre el resto de mi cuerpo que la acogió generoso y complacido.
Tomó el mando de la ducha y lo dirigió a mi cuerpo viendo como resbalaban sobre el sus efluvios pasionales, yo lo miraba complacida y exhausta y el me sonreía. Después puso el chorro de agua sobre mi coñito y mientras yo seguía gimiendo, me lo higienizó cosquilleándolo en todas direcciones. Su enorme polla me miraba envarada fijamente a los ojos, como diciéndome... la próxima vez te follaré por la boca nenita.
El agua seguía cayendo sobre nuestros cuerpos revirtiendo en ellos salud y bienestar, a partir de ese día descubrí que la higiene compartida da más salud, y sobre todo más bienestar...... Uffffffffffffffff, un bienestar maravilloso.
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La higiene compartida da más salud, y sobre todo más bienestar...... Uffffffffffffffff, un bienestar maravilloso.
Papa desde bien pequeños nos había enseñado que una buena higiene corporal era síntoma de salud y bienestar que nos ayudaría a llevar la vida con más alegría, y así nos lo demostraba. Era muy higiénico hasta en los mas pequeños detalles. Se bañaba y se aseaba además sin pudor alguno. Nunca cerraba con llave para ir al baño. Yo, haciéndome mayorcita y ya cumplidos los 19, caminaba por casa a veces en braguitas nada más, otras veces con los pechos, ya grandes, casi al aire. Y aflorando mis pubertades me sentía deshinibida y gozosa y me encontraba muy sensual y ardiente en mi misma.
Cuando veía bañarse a papa, con aquel vergajo impresionante colgándole, mi líbido se ponía a cien por hora, y esa ausencia de pudor hizo que me atreviera un día que estábamos los dos solos en casa a meterme en el baño con él y compartir esos síntomas de bienestar que nos procuraba la higiene corporal de la que papa tanto nos había hablado a mi hermanito y a mi.
Me desnudé, me miré al espejo y me vi guapa y cachonda. Me toqué el culo y las tetas y me dije... !! Qué buenota estoy !! Llegué al baño y cuando Papa me vio entrar en la ducha no se inmutó, auque me saboreó con la mirada en todas mis partes blandas y lascivas. Él ya se había enjabonado, así que me ayudó a darme jabón, por la espalda, por el culo, donde se detuvo más de lo normal sobándome las nalgas con cierta pasión, lo notaba en su mirada. Dejó la esponja y actuó con sus manos, más activas y eficaces, empapó mis tetas con jabón y se le notaba complaciente en distribuirlo entre ellas, amasándolas y sobándolas en todas direcciones.
Mis pezones empezaron a ponerse duritos con el roce de sus manos y su vergajo empezaba a envararse desafiante, delante de mi coñito. Lo tomé con una de mis manitas y lo acaricié suavemente dejándola resbalar en toda su longitud. Lo tenía duro y hermosamente rígido, me daba mucho gusto tocarlo y recorrerlo y así lo hice una y otra vez. Después mi manita alcanzó sus huevos gordos y rugosos y jugueteé con ellos empapándolos en jabón. Mi boca, perdida en la lujuria, deseaba paladear y rozar con los labios la inmensidad de sus atributos hasta gozarlos en pasión desenfrenada. Me sentía como una putita viciosa y no me importaba que fuera papá... quería gozármelo todo con mis manos y mi boca, y que luego me follara con toda su inmensidad. Un orgasmo me recorrió en todas mis fibras sensibles solo de sentir esto. Abrí las piernas y dejé resbalar entre mis muslos toda la pasión que sentía mi coñito en ese momento. Papa me miraba con ojos de animal herido, y consciente de mi excitación, me tomó en sus brazos y me tumbó en el banco del baño, y abriendo mis piernas, su cabeza se hundió en medio de ellas mientras su boca libaba el néctar de lujuria que mi coñito exhalaba para el. Fue maravilloso!!!!!!!!! Papa comiéndome el coñito... maravilloso!!!
Su lengua, serpenteando frenética dentro de mi coñito hacía hervir mis sentidos y su bigote rozaba bravío mi clítoris. Mis manos sostenían su cabeza empujándola y obligándola a que me follara y deleitara más con sus boca.
Más papá... quiero más.... no pares por favor... sigue!!!!!
Y Papá rugía acelerando sus embestidas en mi coñito, comiéndoselo todo. Yo me sentía como una coneja herida en los labios de papá. Mi cara y mis sentidos se perdieron en éxtasis, me sentí trasportada sintiendo múltiples orgasmos que la lengua de papa recibía paladeándolos. Mi clítoris ya enrojecía erguido ante los insistente friegues del bigote y la lengua de papá.
Papá el clítoris por favor... no lo olvides, está ahí... cómetelo!!!
Y papá obedecía acercando a él su boca, mamándolo con si de un pezón se tratara, con pequeños mordiscos que excitaban en destellos mi pasión más perversa.
Después papá me distribuyo con dulzura jaboncito en mi barriguita y en mis caderas y bajó hacia la pelvis de manera nerviosa y me frotó y refrotó el coñito con sus manos jabonosas. Yo, estaba tan salida y tan cachonda que lo ayudaba con mis manos. Por aquí, papa, por aquí... le decía. Empecé a gemir del placer higiénico que papá me estaba proporcionando con sus manos. En mi coñito se mezclaban ya los efluvios libidinosos de mi primer orgasmo con la gelatina resbaladiza del jabón que tan sabiamente me administraba papá. Cerré los ojos para no distraerme y sentir solo los masajes de sus manos sobre mi cuerpo. Apreté sus manos que me enjabonaban el coño y lo obligué a que introdujera uno de sus dedotes en él... Ohhhhhhhhhhh, que placer, los tenia grandes...
Lo sentí como una polla dura, muy dura, más que la de los chavalines de mi edad, y me dejé follar por ese dedote mientras papa me miraba cachondo gozando del éxtasis de contemplarme. Su polla, enorme, ya apuntaba al norte, como las brújulas, y el ojo único de su glande me miraba lascivo provocando a mis ojos, a mis labios y a mi boquita que ya lo anhelaban dentro de ella.
Cuando Papa acabó de enjabonarme e iba a abrir el grifo de agua caliente, le dije... espera papa que ese pedazo de tu entrepierna me mira con malos ojos y quiero hacerme amigo de él. Tomé la polla de papá, uffffffffffffffff, grande y dura, la repasé con mis manos de arriba abajo, bañada en vicio y en jabón, y me la llevé a mi boca... se la chupé en lo que podía, su glande y poco más, pero me pareció deliciosa, y así me apliqué follándome su polla en mi boca una y otra vez con un sube y baja que a papá lo extasiaba en sus delirios. Me sujetaba la cabeza para que no dejara de chupársela y gemía exhausto de placer, mientras yo me corría en ríos de placer y lujuria.
El calorcito del agua y el ver como resbalaba el jabón hacia abajo, redescubriendo de nuevo nuestras partes mas íntimas, fue esa nueva sensación de placer que unió nuestros cuerpos mojados acariciando nuestros sentidos, desatando la curiosidad de nuestras manos. Papa me tocaba el culito mientras mimoseaba mi cara y besaba mis labios. Yo concentré toda mi curiosidad tomando de lleno su enorme vergajo, sopesándolo en su grosor y en su dureza eréctil. Gozaba de tenerlo entre mis manos, grande!!! Duro!!! Hermoso... y lo masajeaba mezclado con el agua que caía y lo acercaba a mi cuerpecito para que se rozara con el, para que Papa sintiera lo mismo que yo estaba sintiendo... !! un placer indescriptible !!
Y asi seguimos un buen rato, hasta que papa tomo su enorme vergajo y lo puso entre mis piernas. Note una dureza que parecía que me levantaba en vilo, sentí un placer inmenso cuando papa restregaba y frotaba su pollón en los arrabales de mi coñito... una y otra vez hacia adelante, hacia atras... una y otra vez. Fue maravilloso, Cerré los ojos mientras papa me observaba gozoso con su vaivén. Y entonces con los ojos cerrados y perdida de vicio y éxtasis, le dije...:
-- Papa, !! fóllame un poquito!!
No quise abrir los ojos, ni ver que cara ponía, insistí...
-- Papa !!fóllame!! Higiénicamente lo necesito... !!fóllame!!
Al poco noté como esa enorme polla dura que mis manos habían gozado momentos antes, se iba introduciendo poco a poco en mi coñito, penetrándolo suavemente, una suavidad que para mi se convertía en dulzura y placer antes nunca sentido, con cada una de sus embestidas. ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, gemía y exclamaba con mi voz de niña, ahhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhh,
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Papa me estaba follando y desflorando, haciendo desbordar mis ríos de orgamos ininterrumpidos... y cuando una buena porción de esa polla me penetraba intensamente, Papa me levantó en volandas, me apoyó en una de las paredes del baño y me folló salvajemente, notándola toda dentro de mi, haciéndome mas dichosa que nunca. Sentía su polla como un tanque destrozando mis sentidos que enloquecían de placer, mi coñito dilataba más y más y emanaba unos gozos líquidos que jamás había soñado tener. Y en ese fragor, mezclado con el agua, papa rugía como un león cabalgándome inmenso y pletórico de fuerza.
Toma muñequita... mi polla es toda para ti!!!!!
Si, papa... la quiero toda... métemela toda, ahhhhhhhhhhhh!!!!
Al cabo de un rato, no sabría decir cuanto, en el que papa me estuvo follando toda como un animal salvaje, sacó su enorme trabuco de mi coñito superdilatado y esparció su munición sobre mis tetas que se habían puesto cachondas e hinchadas por la pasión vivida y roció sus ardores de leche caliente sobre el resto de mi cuerpo que la acogió generoso y complacido.
Tomó el mando de la ducha y lo dirigió a mi cuerpo viendo como resbalaban sobre el sus efluvios pasionales, yo lo miraba complacida y exhausta y el me sonreía. Después puso el chorro de agua sobre mi coñito y mientras yo seguía gimiendo, me lo higienizó cosquilleándolo en todas direcciones. Su enorme polla me miraba envarada fijamente a los ojos, como diciéndome... la próxima vez te follaré por la boca nenita.
El agua seguía cayendo sobre nuestros cuerpos revirtiendo en ellos salud y bienestar, a partir de ese día descubrí que la higiene compartida da más salud, y sobre todo más bienestar...... Uffffffffffffffff, un bienestar maravilloso.
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8 comentarios - Cosas de casa: En la ducha con papá