La higiene compartida da más salud, y sobre todo más bienestar...... Uffffffffffffffff, un bienestar maravilloso.
Papa desde bien pequeños nos había enseñado que una buena higiene corporal era síntoma de salud y bienestar que nos ayudaría a llevar la vida con más alegría, y así nos lo demostraba. Era muy higiénico hasta en los mas pequeños detalles. Se bañaba y se aseaba además sin pudor alguno. Nunca cerraba con llave para ir al baño. Yo, haciéndome mayorcita y ya cumplidos los 19, caminaba por casa a veces en braguitas nada más, otras veces con los pechos, ya grandes, casi al aire. Y aflorando mis pubertades me sentía deshinibida y gozosa y me encontraba muy sensual y ardiente en mi misma.
Cuando veía bañarse a papa, con aquel vergajo impresionante colgándole, mi líbido se ponía a cien por hora, y esa ausencia de pudor hizo que me atreviera un día que estábamos los dos solos en casa a meterme en el baño con él y compartir esos síntomas de bienestar que nos procuraba la higiene corporal de la que papa tanto nos había hablado a mi hermanito y a mi.
Me desnudé, me miré al espejo y me vi guapa y cachonda. Me toqué el culo y las tetas y me dije... !! Qué buenota estoy !! Llegué al baño y cuando Papa me vio entrar en la ducha no se inmutó, auque me saboreó con la mirada en todas mis partes blandas y lascivas. Él ya se había enjabonado, así que me ayudó a darme jabón, por la espalda, por el culo, donde se detuvo más de lo normal sobándome las nalgas con cierta pasión, lo notaba en su mirada. Dejó la esponja y actuó con sus manos, más activas y eficaces, empapó mis tetas con jabón y se le notaba complaciente en distribuirlo entre ellas, amasándolas y sobándolas en todas direcciones.
Mis pezones empezaron a ponerse duritos con el roce de sus manos y su vergajo empezaba a envararse desafiante, delante de mi coñito. Lo tomé con una de mis manitas y lo acaricié suavemente dejándola resbalar en toda su longitud. Lo tenía duro y hermosamente rígido, me daba mucho gusto tocarlo y recorrerlo y así lo hice una y otra vez. Después mi manita alcanzó sus huevos gordos y rugosos y jugueteé con ellos empapándolos en jabón. Mi boca, perdida en la lujuria, deseaba paladear y rozar con los labios la inmensidad de sus atributos hasta gozarlos en pasión desenfrenada. Me sentía como una putita viciosa y no me importaba que fuera papá... quería gozármelo todo con mis manos y mi boca, y que luego me follara con toda su inmensidad. Un orgasmo me recorrió en todas mis fibras sensibles solo de sentir esto. Abrí las piernas y dejé resbalar entre mis muslos toda la pasión que sentía mi coñito en ese momento. Papa me miraba con ojos de animal herido, y consciente de mi excitación, me tomó en sus brazos y me tumbó en el banco del baño, y abriendo mis piernas, su cabeza se hundió en medio de ellas mientras su boca libaba el néctar de lujuria que mi coñito exhalaba para el. Fue maravilloso!!!!!!!!! Papa comiéndome el coñito... maravilloso!!!
Su lengua, serpenteando frenética dentro de mi coñito hacía hervir mis sentidos y su bigote rozaba bravío mi clítoris. Mis manos sostenían su cabeza empujándola y obligándola a que me follara y deleitara más con sus boca.
Más papá... quiero más.... no pares por favor... sigue!!!!!
Y Papá rugía acelerando sus embestidas en mi coñito, comiéndoselo todo. Yo me sentía como una coneja herida en los labios de papá. Mi cara y mis sentidos se perdieron en éxtasis, me sentí trasportada sintiendo múltiples orgasmos que la lengua de papa recibía paladeándolos. Mi clítoris ya enrojecía erguido ante los insistente friegues del bigote y la lengua de papá.
Papá el clítoris por favor... no lo olvides, está ahí... cómetelo!!!
Y papá obedecía acercando a él su boca, mamándolo con si de un pezón se tratara, con pequeños mordiscos que excitaban en destellos mi pasión más perversa.
Después papá me distribuyo con dulzura jaboncito en mi barriguita y en mis caderas y bajó hacia la pelvis de manera nerviosa y me frotó y refrotó el coñito con sus manos jabonosas. Yo, estaba tan salida y tan cachonda que lo ayudaba con mis manos. Por aquí, papa, por aquí... le decía. Empecé a gemir del placer higiénico que papá me estaba proporcionando con sus manos. En mi coñito se mezclaban ya los efluvios libidinosos de mi primer orgasmo con la gelatina resbaladiza del jabón que tan sabiamente me administraba papá. Cerré los ojos para no distraerme y sentir solo los masajes de sus manos sobre mi cuerpo. Apreté sus manos que me enjabonaban el coño y lo obligué a que introdujera uno de sus dedotes en él... Ohhhhhhhhhhh, que placer, los tenia grandes...
Lo sentí como una polla dura, muy dura, más que la de los chavalines de mi edad, y me dejé follar por ese dedote mientras papa me miraba cachondo gozando del éxtasis de contemplarme. Su polla, enorme, ya apuntaba al norte, como las brújulas, y el ojo único de su glande me miraba lascivo provocando a mis ojos, a mis labios y a mi boquita que ya lo anhelaban dentro de ella.
Cuando Papa acabó de enjabonarme e iba a abrir el grifo de agua caliente, le dije... espera papa que ese pedazo de tu entrepierna me mira con malos ojos y quiero hacerme amigo de él. Tomé la polla de papá, uffffffffffffffff, grande y dura, la repasé con mis manos de arriba abajo, bañada en vicio y en jabón, y me la llevé a mi boca... se la chupé en lo que podía, su glande y poco más, pero me pareció deliciosa, y así me apliqué follándome su polla en mi boca una y otra vez con un sube y baja que a papá lo extasiaba en sus delirios. Me sujetaba la cabeza para que no dejara de chupársela y gemía exhausto de placer, mientras yo me corría en ríos de placer y lujuria.
El calorcito del agua y el ver como resbalaba el jabón hacia abajo, redescubriendo de nuevo nuestras partes mas íntimas, fue esa nueva sensación de placer que unió nuestros cuerpos mojados acariciando nuestros sentidos, desatando la curiosidad de nuestras manos. Papa me tocaba el culito mientras mimoseaba mi cara y besaba mis labios. Yo concentré toda mi curiosidad tomando de lleno su enorme vergajo, sopesándolo en su grosor y en su dureza eréctil. Gozaba de tenerlo entre mis manos, grande!!! Duro!!! Hermoso... y lo masajeaba mezclado con el agua que caía y lo acercaba a mi cuerpecito para que se rozara con el, para que Papa sintiera lo mismo que yo estaba sintiendo... !! un placer indescriptible !!
Y asi seguimos un buen rato, hasta que papa tomo su enorme vergajo y lo puso entre mis piernas. Note una dureza que parecía que me levantaba en vilo, sentí un placer inmenso cuando papa restregaba y frotaba su pollón en los arrabales de mi coñito... una y otra vez hacia adelante, hacia atras... una y otra vez. Fue maravilloso, Cerré los ojos mientras papa me observaba gozoso con su vaivén. Y entonces con los ojos cerrados y perdida de vicio y éxtasis, le dije...:
-- Papa, !! fóllame un poquito!!
No quise abrir los ojos, ni ver que cara ponía, insistí...
-- Papa !!fóllame!! Higiénicamente lo necesito... !!fóllame!!
Al poco noté como esa enorme polla dura que mis manos habían gozado momentos antes, se iba introduciendo poco a poco en mi coñito, penetrándolo suavemente, una suavidad que para mi se convertía en dulzura y placer antes nunca sentido, con cada una de sus embestidas. ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, gemía y exclamaba con mi voz de niña, ahhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhh,
Sigue Papa...me gussssssssssta... me gusta mucho.
Papa me estaba follando y desflorando, haciendo desbordar mis ríos de orgamos ininterrumpidos... y cuando una buena porción de esa polla me penetraba intensamente, Papa me levantó en volandas, me apoyó en una de las paredes del baño y me folló salvajemente, notándola toda dentro de mi, haciéndome mas dichosa que nunca. Sentía su polla como un tanque destrozando mis sentidos que enloquecían de placer, mi coñito dilataba más y más y emanaba unos gozos líquidos que jamás había soñado tener. Y en ese fragor, mezclado con el agua, papa rugía como un león cabalgándome inmenso y pletórico de fuerza.
Toma muñequita... mi polla es toda para ti!!!!!
Si, papa... la quiero toda... métemela toda, ahhhhhhhhhhhh!!!!
Al cabo de un rato, no sabría decir cuanto, en el que papa me estuvo follando toda como un animal salvaje, sacó su enorme trabuco de mi coñito superdilatado y esparció su munición sobre mis tetas que se habían puesto cachondas e hinchadas por la pasión vivida y roció sus ardores de leche caliente sobre el resto de mi cuerpo que la acogió generoso y complacido.
Tomó el mando de la ducha y lo dirigió a mi cuerpo viendo como resbalaban sobre el sus efluvios pasionales, yo lo miraba complacida y exhausta y el me sonreía. Después puso el chorro de agua sobre mi coñito y mientras yo seguía gimiendo, me lo higienizó cosquilleándolo en todas direcciones. Su enorme polla me miraba envarada fijamente a los ojos, como diciéndome... la próxima vez te follaré por la boca nenita.
El agua seguía cayendo sobre nuestros cuerpos revirtiendo en ellos salud y bienestar, a partir de ese día descubrí que la higiene compartida da más salud, y sobre todo más bienestar...... Uffffffffffffffff, un bienestar maravilloso.
2DA PARTE!
Papi, ¿follamos o comemos?
Desde que papá y yo follamos en el baño, se le veía por casa más salido que un perro. Cuando acabábamos de comer se encerraba con mamá en su alcoba y se la cogía bien cogida, antes de que se marchara de nuevo a su trabajo de tarde. Papa era un asalariado que tenía medio día libre. Mama era la que llevaba el peso de la casa. Tenía un trabajo bien remunerado y una responsabilidad que sacar adelante. Además tenía que batallar con mi hermanito Pablito, quien, aunque ya mayor, parecía un niño y había que emplearse con él para meterlo en el baño. Papá se pasaba las tardes viendo la televisión o haciendo crucigramas. Mi hermanito era más imprevisible... lo mismo salía con sus amiguitos que se quedaba toda la tarde en su habitación jugando con la consola.
Yo, viendo a papá tan salido, me vestía con pantalones, y trataba de llegar a casa por las tardes cuando ya estuviera mamá. Era un riesgo que me intentara follar por la tarde y que aparecieran mamá o mi hermanito en plena faena. Al mediodía cuando volvía de la universidad, no había peligro, porque o bien estaba mi hermanito o mamá. La verdad es que tenía ganas de tener su enorme pollón otra vez entre mis manos y chupárselo, para que luego lo frotara en mi coñito hasta follarme toda, jejeje, ¡Qué putita soy!
1. DE CÓMO SEDUJE A PAPI CUANDO SALIO DEL BAÑO
Y sucedió que un día al volver a casa a mediodía me veo a papá metido en la cocina, sudando en medio de fogones que echaban humo, y le digo:
Papi... ¿Qué haces en la cocina? Estas sudando.
Si, hija, mama no viene hoy a comer... asuntos de trabajo.
¿Y Pablito, no ha venido aún?
No, hoy se queda a comer en el colegio.
Me fui a mi habitación a ponerme cómoda mientras papa se secaba el sudor y marchaba a darse un baño. Qué raro –pensé- mi hermanito nunca se ha quedado a comer en el colegio... ahhhh, claro, es cosa de papi, querrá pasarse toda la tarde follando conmigo. Me puse cachonda sólo de pensarlo. Me bajé los pantalones y me acaricié las braguitas, Uffffffffff, que gusto, uffffffffffffff.
Oí el agua de la ducha y me imaginé a papá desnudo pasándose el jabón por su polla y por sus huevos, y la imaginé hichándose por momentos. Me quité las braguitas me tumbé en la cama, me abrí de piernas y empecé a masturbarme el clítoris, mientras pensaba en la polla de papi. Me estaba poniendo muy cachonda... mucho. Me desnudé toda y mientras con una mano acariciaba mis tetitas puntiagudas me metí los dedos en mi coñito y empecé a trabajarlo con frenesí. Ahhhhhhhhhhhhh, empecé a gemir mientras mis dedos follaban mi coñito cada vez con más frenesí. Me pellizqué los pezones y creí volverme loca de placer, sólo de pensar lo que iba a pasar cuando papá acabara su baño. Me corrí... si, me corrí toda de gusto.
Al rato el ruido del agua del baño cesó. Me puse una braguitas de cordón y fui al dormitorio de mama y me puse un top muy estrechito trasparente que me quedaba muy sexy. Me puse unos zapatos de tacón y contoneándome me acerqué al baño. Papi se estaba acabando de secar, se había puesto el albornoz. Cuando papi me vio aparecer se quedó prendado, y dijo:
Pero nena... estás guapísima, y muy sexy, uffffffffffffffffffffff
Papi, he venido a seducirte
La parte baja de su albornoz se bamboleó ligeramente cuando escuchó mi frase. Se pasó la mano por sus huevos y sus ojos devoraban y follaban todo mi cuerpo encendidos de pasión. Desacordoné el nudo de su batín y lo dejé desnudo. Mis manos recorrieron sus pectorales bajando hasta su polla que ya maduraba toda golfa. Lo hice sentar en el banco del baño y me puse a su espalda y empecé a darle un masaje sobre sus hombros. Papi se dejó hacer, cerró los ojos y empezó a gemir. Mis manitas avanzaban sobre sus pectorales pegando mis tetitas en su espalda, apretándolas para seguir bajando mis manitas hasta su bajo vientre y encontrar allí el vergajo de mis sueños. Se lo acaricié de arriba abajo varias veces mientras papi gemía. Luego acaricié sus huevos, gordos y pelotudos, cosquilleándolos con mis deditos. Papi se rompía de placer gimiendo...
Así nena así... sigue así, ahhhhhhhhhhhh
La dureza de la polla y los huevos de papi me puso tan cachonda que quise acariciarlos con mi boquita. Me puse a un lado y empecé a besar sus pectorales y a lamerlos como una putita, bajando poco a poco hasta su ombligo donde me esperaba la punta de su polla. recorrí con mi lengua y mis labios su enorme zipote y cuando llegué a sus huevos los metí en mi boquita chupándoselos y mamándoselos como una puta salida. Papi gemía y gozaba de verme trabajándole sus huevos, y me decía nervioso:
Así putita... mámame la polla tambien, por favor... no puedo más.
Dejé de chupar sus huevos, y cuando papi pensaba que le iba a comer la polla, me quité el top de mamá y me tumbé sobre su polla restregando mis tetitas arriba y abajo, una y otra vez de manera voluptuosa sin dejar de sonreírme. Papi volaba de placer con los ojos cerrados, y acabó tumbándose en la repisa de la ducha. Seguí con mis refriegues trepando sobre su cuerpo hasta que nuestros labios se encontraron y nuestras lenguas se atornillaban lascivas. Las manos de papi me abrazaron y bajaron hasta acariciar las nalgas de mi culito, tan jugosas y lascivas, y su polla estaba donde yo quería que estuviera: en medio de mis piernas frotando mi coñito una y otra vez. Yo también empecé a gemir, dirigí mis manos sobre su polla para mejor acompasarla en sus refriegues y pronto me mojé sobre ella, musitando...
- ¡Que gusto papi! ¡cuánto placer me das! ¡Cuánto placerrrrrr!
Estaba muy corrida de gusto... muy corrida. Cogí la polla de papi con mis manitas y la noté dura, caliente y suculenta. La acerqué a mi boquita y puse mis labios sobre su prepucio chupándoselo suavemente, como si lo besara. Poco a poco me lo fui metiendo en mi boca mientras lo frotaba con mis manos. Inicié un ritmo lento de chupadas para que mis labios dilataran, y así fui chupándola cada vez un poco más mientras papi se moría de gozo y disfrutaba notando como su pollón se iba metiendo en mi boca. Papi metió uno de sus dedotes en mi coñito y empezó a follarlo. Ay, ay, me volvía a venir el gusto otra vez, ay, ay. El dedote de papi me follaba frenético y yo ya tenía medio pollón en mi boca,... ay, ay, cuando papi notó que me corría en su dedote, su pollón expulsó su lechota caliente en mi boquita, con sarpullidos salvajes. Saqué su polla de mi boca y aún me roció la cara con su semen. Una mamada increíble.
2. DE CÓMO ME SEDUJO PAPI CUANDO SALI DEL BAÑO
Y sucedió que un día al volver a casa a mediodía me veo a papi recién bañado, sentado en el sofá del salón con el albornoz, con cierta ansiedad, como si me esperara. Al pasar por la cocina vi algunos platos preparados, listos para comer, y le pregunté:
He visto platos preparados en la cocina, ¿los has cocinado tu?
Si, mama no viene hoy a comer por motivos de trabajo, y Pablito se queda a comer en el colegio.
Ahhh! Vale, voy a darme una ducha y cuando salga te ayudo a preparar la mesa.
Y papi quedó en el salón más que ansioso, pensando... una ducha, ¡Que gozo! ¡Que gozo!... mi nena toda desnudita, cayéndole el agua calentita por su culito y sus tetitas, frotándose con el jabón su coñito, ohhhhhhhhhhhhh. Pasó su mano dentro del albornoz, no llevaba nada debajo, y se aporreó su polla que ya embravecía, sintiendo un gusto increíble, solo de pensar en lo que se avecinaba.
Me metí en el baño desnuda, abrí el grifo del agua caliente y empecé a mojarme toda. Me ponía muy cachonda saber que papi y yo estábamos solos, y mis manos se pusieron lujuriosas sólo de pensarlo. Me apliqué el jabón con una pasión que me superaba. Mis tetitas se hincharon en sus pezones rápidamente y no me cansaba de enjabonarlas una y otra vez con mis manos, ahhhhhhhhhh, me daba mucho gustito. En mi coñito resbalaban mis dedos friccionando mi clítoris sintiendo mis deditos hurgar en mi vagina, y así... ahhhh, así... abrí el grifo del agua y me dejé llevar... la tibieza del agua y mis manos despertaron mis pasiones. Me senté sobre el banco del baño mientras erosionaba de placer. Abrí mis piernas, tomé el teléfono del baño y me lo apliqué a mi coñito recibiendo en placer toda la presión y la calidez del agua que me follaba dulce y suavemente, ahhhhhhhhhhhh.
Cuando acabé, y tras un orgasmo delicioso, cerré el grifo y salí del bañó para secarme. Oí a Papi que me decía:
Nena, ¿Ya te bañaste? Espera que te ayudo a secarte.
Entró en el baño y mientras yo me secaba el pelo, papi se dedicó secarme los hombros, la espalda, el culito... todo. Su albornoz empalaba la ereción de su polla. Ya semiseca, papi tiró la toalla, yo también tiré la mía, y se dedicó a amasar mis cachetes y a besar mis labios. Me sentía profundamente cachonda... desacordoné el nudo de su albornoz y se lo retiré viendo como su polla desataba mis pasiones.
Papi me sentó en la repisa del baño y empezó a comerme las tetitas chupeteando mis pezones que ya estaban de punta mientras con la otra mano me acariciaba dulcemente el coñito que ya humedecía de gusto. Yo le dirigía sus manos hacia mis tetitas para que siguieran allí tocándomelas. Me recosté en la repisa, y la lengua de papi me fue lamiendo lujuriosa mis tetas, bajando sinuosamente hasta llegar a mi coñito, allí su lengua se enceló con mi clítoris y mi coñito besuqueándolos y mordiéndolos con pasion durante un rato que me pareció eterno. Me sentía toda una putita en manos de un experto que sabía hacerme gozar y despertar mis sentidos.
Luego sus labios acariciaron y besaron los contornos interiores de mis muslos mientras sus dedotes hurgaban en mi clítoris, profundizando uno de ellos en mi coño. Ahhhhhhhhhh, me follaba brutal y salvaje ese dedote, ahhhhhh, no podía creerlo. ¡Qué lujuria! ¡Qué pasión! Empecé a correrme toda, no sé cuantos orgasmos sentí. Papi me sentó sobre él, y su polla empezó a frotarme el coñito como a mi me gustaba, mientras sus manos me acariciaban lascivamente el culito, y sus labios se perdían entre los míos, mordiéndome en mis esencias que ya chorreaban entre mis muslos.
Después me tumbó en la repisa, y montándome, abrí la boca y me folló con su polla que embestía salvaje y virulenta, una y otra vez, hasta tragármela toda, como una perra. Me sentía morir de gusto y papi, rugía como una fiera herida... sus embestidas fueron más y más rápidas y se le veía venir ya con todo.... sacó su polla y me roció toda, en mi carita, en mis tetitas, toda, su leche calentita se esparcía sobre mi cuerpo y el enorme pedazo de ese potranco se redimió con su hijita, que le sonreía dulce y satisfecha.
---/---0---/---
Luego, ya repuestos de nuestra batallita sexual, tomamos los platos preparados y preparamos la mesa para comer, Papi me miraba con cara de felicidad y yo también a él, su enorme vergajo le colgaba aún duro bajo su albornoz, que tenía entreabierto, y penduleaba de un lado a otro, lascivo. Mi coñito aún rezumaba sus elixires y se dolía rabioso e impenitente. La verdad es que la sesión había estado muy bien pero no habíamos follado. Uffffff, estos pensamientos me empezaban a desbordar de nuevo.
Antes de sentarnos a comer le dije a Papi...
Papi, no hemos follado, ¿Qué hacemos?
¿Follamos o comemos?
Papa desde bien pequeños nos había enseñado que una buena higiene corporal era síntoma de salud y bienestar que nos ayudaría a llevar la vida con más alegría, y así nos lo demostraba. Era muy higiénico hasta en los mas pequeños detalles. Se bañaba y se aseaba además sin pudor alguno. Nunca cerraba con llave para ir al baño. Yo, haciéndome mayorcita y ya cumplidos los 19, caminaba por casa a veces en braguitas nada más, otras veces con los pechos, ya grandes, casi al aire. Y aflorando mis pubertades me sentía deshinibida y gozosa y me encontraba muy sensual y ardiente en mi misma.
Cuando veía bañarse a papa, con aquel vergajo impresionante colgándole, mi líbido se ponía a cien por hora, y esa ausencia de pudor hizo que me atreviera un día que estábamos los dos solos en casa a meterme en el baño con él y compartir esos síntomas de bienestar que nos procuraba la higiene corporal de la que papa tanto nos había hablado a mi hermanito y a mi.
Me desnudé, me miré al espejo y me vi guapa y cachonda. Me toqué el culo y las tetas y me dije... !! Qué buenota estoy !! Llegué al baño y cuando Papa me vio entrar en la ducha no se inmutó, auque me saboreó con la mirada en todas mis partes blandas y lascivas. Él ya se había enjabonado, así que me ayudó a darme jabón, por la espalda, por el culo, donde se detuvo más de lo normal sobándome las nalgas con cierta pasión, lo notaba en su mirada. Dejó la esponja y actuó con sus manos, más activas y eficaces, empapó mis tetas con jabón y se le notaba complaciente en distribuirlo entre ellas, amasándolas y sobándolas en todas direcciones.
Mis pezones empezaron a ponerse duritos con el roce de sus manos y su vergajo empezaba a envararse desafiante, delante de mi coñito. Lo tomé con una de mis manitas y lo acaricié suavemente dejándola resbalar en toda su longitud. Lo tenía duro y hermosamente rígido, me daba mucho gusto tocarlo y recorrerlo y así lo hice una y otra vez. Después mi manita alcanzó sus huevos gordos y rugosos y jugueteé con ellos empapándolos en jabón. Mi boca, perdida en la lujuria, deseaba paladear y rozar con los labios la inmensidad de sus atributos hasta gozarlos en pasión desenfrenada. Me sentía como una putita viciosa y no me importaba que fuera papá... quería gozármelo todo con mis manos y mi boca, y que luego me follara con toda su inmensidad. Un orgasmo me recorrió en todas mis fibras sensibles solo de sentir esto. Abrí las piernas y dejé resbalar entre mis muslos toda la pasión que sentía mi coñito en ese momento. Papa me miraba con ojos de animal herido, y consciente de mi excitación, me tomó en sus brazos y me tumbó en el banco del baño, y abriendo mis piernas, su cabeza se hundió en medio de ellas mientras su boca libaba el néctar de lujuria que mi coñito exhalaba para el. Fue maravilloso!!!!!!!!! Papa comiéndome el coñito... maravilloso!!!
Su lengua, serpenteando frenética dentro de mi coñito hacía hervir mis sentidos y su bigote rozaba bravío mi clítoris. Mis manos sostenían su cabeza empujándola y obligándola a que me follara y deleitara más con sus boca.
Más papá... quiero más.... no pares por favor... sigue!!!!!
Y Papá rugía acelerando sus embestidas en mi coñito, comiéndoselo todo. Yo me sentía como una coneja herida en los labios de papá. Mi cara y mis sentidos se perdieron en éxtasis, me sentí trasportada sintiendo múltiples orgasmos que la lengua de papa recibía paladeándolos. Mi clítoris ya enrojecía erguido ante los insistente friegues del bigote y la lengua de papá.
Papá el clítoris por favor... no lo olvides, está ahí... cómetelo!!!
Y papá obedecía acercando a él su boca, mamándolo con si de un pezón se tratara, con pequeños mordiscos que excitaban en destellos mi pasión más perversa.
Después papá me distribuyo con dulzura jaboncito en mi barriguita y en mis caderas y bajó hacia la pelvis de manera nerviosa y me frotó y refrotó el coñito con sus manos jabonosas. Yo, estaba tan salida y tan cachonda que lo ayudaba con mis manos. Por aquí, papa, por aquí... le decía. Empecé a gemir del placer higiénico que papá me estaba proporcionando con sus manos. En mi coñito se mezclaban ya los efluvios libidinosos de mi primer orgasmo con la gelatina resbaladiza del jabón que tan sabiamente me administraba papá. Cerré los ojos para no distraerme y sentir solo los masajes de sus manos sobre mi cuerpo. Apreté sus manos que me enjabonaban el coño y lo obligué a que introdujera uno de sus dedotes en él... Ohhhhhhhhhhh, que placer, los tenia grandes...
Lo sentí como una polla dura, muy dura, más que la de los chavalines de mi edad, y me dejé follar por ese dedote mientras papa me miraba cachondo gozando del éxtasis de contemplarme. Su polla, enorme, ya apuntaba al norte, como las brújulas, y el ojo único de su glande me miraba lascivo provocando a mis ojos, a mis labios y a mi boquita que ya lo anhelaban dentro de ella.
Cuando Papa acabó de enjabonarme e iba a abrir el grifo de agua caliente, le dije... espera papa que ese pedazo de tu entrepierna me mira con malos ojos y quiero hacerme amigo de él. Tomé la polla de papá, uffffffffffffffff, grande y dura, la repasé con mis manos de arriba abajo, bañada en vicio y en jabón, y me la llevé a mi boca... se la chupé en lo que podía, su glande y poco más, pero me pareció deliciosa, y así me apliqué follándome su polla en mi boca una y otra vez con un sube y baja que a papá lo extasiaba en sus delirios. Me sujetaba la cabeza para que no dejara de chupársela y gemía exhausto de placer, mientras yo me corría en ríos de placer y lujuria.
El calorcito del agua y el ver como resbalaba el jabón hacia abajo, redescubriendo de nuevo nuestras partes mas íntimas, fue esa nueva sensación de placer que unió nuestros cuerpos mojados acariciando nuestros sentidos, desatando la curiosidad de nuestras manos. Papa me tocaba el culito mientras mimoseaba mi cara y besaba mis labios. Yo concentré toda mi curiosidad tomando de lleno su enorme vergajo, sopesándolo en su grosor y en su dureza eréctil. Gozaba de tenerlo entre mis manos, grande!!! Duro!!! Hermoso... y lo masajeaba mezclado con el agua que caía y lo acercaba a mi cuerpecito para que se rozara con el, para que Papa sintiera lo mismo que yo estaba sintiendo... !! un placer indescriptible !!
Y asi seguimos un buen rato, hasta que papa tomo su enorme vergajo y lo puso entre mis piernas. Note una dureza que parecía que me levantaba en vilo, sentí un placer inmenso cuando papa restregaba y frotaba su pollón en los arrabales de mi coñito... una y otra vez hacia adelante, hacia atras... una y otra vez. Fue maravilloso, Cerré los ojos mientras papa me observaba gozoso con su vaivén. Y entonces con los ojos cerrados y perdida de vicio y éxtasis, le dije...:
-- Papa, !! fóllame un poquito!!
No quise abrir los ojos, ni ver que cara ponía, insistí...
-- Papa !!fóllame!! Higiénicamente lo necesito... !!fóllame!!
Al poco noté como esa enorme polla dura que mis manos habían gozado momentos antes, se iba introduciendo poco a poco en mi coñito, penetrándolo suavemente, una suavidad que para mi se convertía en dulzura y placer antes nunca sentido, con cada una de sus embestidas. ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, gemía y exclamaba con mi voz de niña, ahhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhh,
Sigue Papa...me gussssssssssta... me gusta mucho.
Papa me estaba follando y desflorando, haciendo desbordar mis ríos de orgamos ininterrumpidos... y cuando una buena porción de esa polla me penetraba intensamente, Papa me levantó en volandas, me apoyó en una de las paredes del baño y me folló salvajemente, notándola toda dentro de mi, haciéndome mas dichosa que nunca. Sentía su polla como un tanque destrozando mis sentidos que enloquecían de placer, mi coñito dilataba más y más y emanaba unos gozos líquidos que jamás había soñado tener. Y en ese fragor, mezclado con el agua, papa rugía como un león cabalgándome inmenso y pletórico de fuerza.
Toma muñequita... mi polla es toda para ti!!!!!
Si, papa... la quiero toda... métemela toda, ahhhhhhhhhhhh!!!!
Al cabo de un rato, no sabría decir cuanto, en el que papa me estuvo follando toda como un animal salvaje, sacó su enorme trabuco de mi coñito superdilatado y esparció su munición sobre mis tetas que se habían puesto cachondas e hinchadas por la pasión vivida y roció sus ardores de leche caliente sobre el resto de mi cuerpo que la acogió generoso y complacido.
Tomó el mando de la ducha y lo dirigió a mi cuerpo viendo como resbalaban sobre el sus efluvios pasionales, yo lo miraba complacida y exhausta y el me sonreía. Después puso el chorro de agua sobre mi coñito y mientras yo seguía gimiendo, me lo higienizó cosquilleándolo en todas direcciones. Su enorme polla me miraba envarada fijamente a los ojos, como diciéndome... la próxima vez te follaré por la boca nenita.
El agua seguía cayendo sobre nuestros cuerpos revirtiendo en ellos salud y bienestar, a partir de ese día descubrí que la higiene compartida da más salud, y sobre todo más bienestar...... Uffffffffffffffff, un bienestar maravilloso.
2DA PARTE!
Papi, ¿follamos o comemos?
Desde que papá y yo follamos en el baño, se le veía por casa más salido que un perro. Cuando acabábamos de comer se encerraba con mamá en su alcoba y se la cogía bien cogida, antes de que se marchara de nuevo a su trabajo de tarde. Papa era un asalariado que tenía medio día libre. Mama era la que llevaba el peso de la casa. Tenía un trabajo bien remunerado y una responsabilidad que sacar adelante. Además tenía que batallar con mi hermanito Pablito, quien, aunque ya mayor, parecía un niño y había que emplearse con él para meterlo en el baño. Papá se pasaba las tardes viendo la televisión o haciendo crucigramas. Mi hermanito era más imprevisible... lo mismo salía con sus amiguitos que se quedaba toda la tarde en su habitación jugando con la consola.
Yo, viendo a papá tan salido, me vestía con pantalones, y trataba de llegar a casa por las tardes cuando ya estuviera mamá. Era un riesgo que me intentara follar por la tarde y que aparecieran mamá o mi hermanito en plena faena. Al mediodía cuando volvía de la universidad, no había peligro, porque o bien estaba mi hermanito o mamá. La verdad es que tenía ganas de tener su enorme pollón otra vez entre mis manos y chupárselo, para que luego lo frotara en mi coñito hasta follarme toda, jejeje, ¡Qué putita soy!
1. DE CÓMO SEDUJE A PAPI CUANDO SALIO DEL BAÑO
Y sucedió que un día al volver a casa a mediodía me veo a papá metido en la cocina, sudando en medio de fogones que echaban humo, y le digo:
Papi... ¿Qué haces en la cocina? Estas sudando.
Si, hija, mama no viene hoy a comer... asuntos de trabajo.
¿Y Pablito, no ha venido aún?
No, hoy se queda a comer en el colegio.
Me fui a mi habitación a ponerme cómoda mientras papa se secaba el sudor y marchaba a darse un baño. Qué raro –pensé- mi hermanito nunca se ha quedado a comer en el colegio... ahhhh, claro, es cosa de papi, querrá pasarse toda la tarde follando conmigo. Me puse cachonda sólo de pensarlo. Me bajé los pantalones y me acaricié las braguitas, Uffffffffff, que gusto, uffffffffffffff.
Oí el agua de la ducha y me imaginé a papá desnudo pasándose el jabón por su polla y por sus huevos, y la imaginé hichándose por momentos. Me quité las braguitas me tumbé en la cama, me abrí de piernas y empecé a masturbarme el clítoris, mientras pensaba en la polla de papi. Me estaba poniendo muy cachonda... mucho. Me desnudé toda y mientras con una mano acariciaba mis tetitas puntiagudas me metí los dedos en mi coñito y empecé a trabajarlo con frenesí. Ahhhhhhhhhhhhh, empecé a gemir mientras mis dedos follaban mi coñito cada vez con más frenesí. Me pellizqué los pezones y creí volverme loca de placer, sólo de pensar lo que iba a pasar cuando papá acabara su baño. Me corrí... si, me corrí toda de gusto.
Al rato el ruido del agua del baño cesó. Me puse una braguitas de cordón y fui al dormitorio de mama y me puse un top muy estrechito trasparente que me quedaba muy sexy. Me puse unos zapatos de tacón y contoneándome me acerqué al baño. Papi se estaba acabando de secar, se había puesto el albornoz. Cuando papi me vio aparecer se quedó prendado, y dijo:
Pero nena... estás guapísima, y muy sexy, uffffffffffffffffffffff
Papi, he venido a seducirte
La parte baja de su albornoz se bamboleó ligeramente cuando escuchó mi frase. Se pasó la mano por sus huevos y sus ojos devoraban y follaban todo mi cuerpo encendidos de pasión. Desacordoné el nudo de su batín y lo dejé desnudo. Mis manos recorrieron sus pectorales bajando hasta su polla que ya maduraba toda golfa. Lo hice sentar en el banco del baño y me puse a su espalda y empecé a darle un masaje sobre sus hombros. Papi se dejó hacer, cerró los ojos y empezó a gemir. Mis manitas avanzaban sobre sus pectorales pegando mis tetitas en su espalda, apretándolas para seguir bajando mis manitas hasta su bajo vientre y encontrar allí el vergajo de mis sueños. Se lo acaricié de arriba abajo varias veces mientras papi gemía. Luego acaricié sus huevos, gordos y pelotudos, cosquilleándolos con mis deditos. Papi se rompía de placer gimiendo...
Así nena así... sigue así, ahhhhhhhhhhhh
La dureza de la polla y los huevos de papi me puso tan cachonda que quise acariciarlos con mi boquita. Me puse a un lado y empecé a besar sus pectorales y a lamerlos como una putita, bajando poco a poco hasta su ombligo donde me esperaba la punta de su polla. recorrí con mi lengua y mis labios su enorme zipote y cuando llegué a sus huevos los metí en mi boquita chupándoselos y mamándoselos como una puta salida. Papi gemía y gozaba de verme trabajándole sus huevos, y me decía nervioso:
Así putita... mámame la polla tambien, por favor... no puedo más.
Dejé de chupar sus huevos, y cuando papi pensaba que le iba a comer la polla, me quité el top de mamá y me tumbé sobre su polla restregando mis tetitas arriba y abajo, una y otra vez de manera voluptuosa sin dejar de sonreírme. Papi volaba de placer con los ojos cerrados, y acabó tumbándose en la repisa de la ducha. Seguí con mis refriegues trepando sobre su cuerpo hasta que nuestros labios se encontraron y nuestras lenguas se atornillaban lascivas. Las manos de papi me abrazaron y bajaron hasta acariciar las nalgas de mi culito, tan jugosas y lascivas, y su polla estaba donde yo quería que estuviera: en medio de mis piernas frotando mi coñito una y otra vez. Yo también empecé a gemir, dirigí mis manos sobre su polla para mejor acompasarla en sus refriegues y pronto me mojé sobre ella, musitando...
- ¡Que gusto papi! ¡cuánto placer me das! ¡Cuánto placerrrrrr!
Estaba muy corrida de gusto... muy corrida. Cogí la polla de papi con mis manitas y la noté dura, caliente y suculenta. La acerqué a mi boquita y puse mis labios sobre su prepucio chupándoselo suavemente, como si lo besara. Poco a poco me lo fui metiendo en mi boca mientras lo frotaba con mis manos. Inicié un ritmo lento de chupadas para que mis labios dilataran, y así fui chupándola cada vez un poco más mientras papi se moría de gozo y disfrutaba notando como su pollón se iba metiendo en mi boca. Papi metió uno de sus dedotes en mi coñito y empezó a follarlo. Ay, ay, me volvía a venir el gusto otra vez, ay, ay. El dedote de papi me follaba frenético y yo ya tenía medio pollón en mi boca,... ay, ay, cuando papi notó que me corría en su dedote, su pollón expulsó su lechota caliente en mi boquita, con sarpullidos salvajes. Saqué su polla de mi boca y aún me roció la cara con su semen. Una mamada increíble.
2. DE CÓMO ME SEDUJO PAPI CUANDO SALI DEL BAÑO
Y sucedió que un día al volver a casa a mediodía me veo a papi recién bañado, sentado en el sofá del salón con el albornoz, con cierta ansiedad, como si me esperara. Al pasar por la cocina vi algunos platos preparados, listos para comer, y le pregunté:
He visto platos preparados en la cocina, ¿los has cocinado tu?
Si, mama no viene hoy a comer por motivos de trabajo, y Pablito se queda a comer en el colegio.
Ahhh! Vale, voy a darme una ducha y cuando salga te ayudo a preparar la mesa.
Y papi quedó en el salón más que ansioso, pensando... una ducha, ¡Que gozo! ¡Que gozo!... mi nena toda desnudita, cayéndole el agua calentita por su culito y sus tetitas, frotándose con el jabón su coñito, ohhhhhhhhhhhhh. Pasó su mano dentro del albornoz, no llevaba nada debajo, y se aporreó su polla que ya embravecía, sintiendo un gusto increíble, solo de pensar en lo que se avecinaba.
Me metí en el baño desnuda, abrí el grifo del agua caliente y empecé a mojarme toda. Me ponía muy cachonda saber que papi y yo estábamos solos, y mis manos se pusieron lujuriosas sólo de pensarlo. Me apliqué el jabón con una pasión que me superaba. Mis tetitas se hincharon en sus pezones rápidamente y no me cansaba de enjabonarlas una y otra vez con mis manos, ahhhhhhhhhh, me daba mucho gustito. En mi coñito resbalaban mis dedos friccionando mi clítoris sintiendo mis deditos hurgar en mi vagina, y así... ahhhh, así... abrí el grifo del agua y me dejé llevar... la tibieza del agua y mis manos despertaron mis pasiones. Me senté sobre el banco del baño mientras erosionaba de placer. Abrí mis piernas, tomé el teléfono del baño y me lo apliqué a mi coñito recibiendo en placer toda la presión y la calidez del agua que me follaba dulce y suavemente, ahhhhhhhhhhhh.
Cuando acabé, y tras un orgasmo delicioso, cerré el grifo y salí del bañó para secarme. Oí a Papi que me decía:
Nena, ¿Ya te bañaste? Espera que te ayudo a secarte.
Entró en el baño y mientras yo me secaba el pelo, papi se dedicó secarme los hombros, la espalda, el culito... todo. Su albornoz empalaba la ereción de su polla. Ya semiseca, papi tiró la toalla, yo también tiré la mía, y se dedicó a amasar mis cachetes y a besar mis labios. Me sentía profundamente cachonda... desacordoné el nudo de su albornoz y se lo retiré viendo como su polla desataba mis pasiones.
Papi me sentó en la repisa del baño y empezó a comerme las tetitas chupeteando mis pezones que ya estaban de punta mientras con la otra mano me acariciaba dulcemente el coñito que ya humedecía de gusto. Yo le dirigía sus manos hacia mis tetitas para que siguieran allí tocándomelas. Me recosté en la repisa, y la lengua de papi me fue lamiendo lujuriosa mis tetas, bajando sinuosamente hasta llegar a mi coñito, allí su lengua se enceló con mi clítoris y mi coñito besuqueándolos y mordiéndolos con pasion durante un rato que me pareció eterno. Me sentía toda una putita en manos de un experto que sabía hacerme gozar y despertar mis sentidos.
Luego sus labios acariciaron y besaron los contornos interiores de mis muslos mientras sus dedotes hurgaban en mi clítoris, profundizando uno de ellos en mi coño. Ahhhhhhhhhh, me follaba brutal y salvaje ese dedote, ahhhhhh, no podía creerlo. ¡Qué lujuria! ¡Qué pasión! Empecé a correrme toda, no sé cuantos orgasmos sentí. Papi me sentó sobre él, y su polla empezó a frotarme el coñito como a mi me gustaba, mientras sus manos me acariciaban lascivamente el culito, y sus labios se perdían entre los míos, mordiéndome en mis esencias que ya chorreaban entre mis muslos.
Después me tumbó en la repisa, y montándome, abrí la boca y me folló con su polla que embestía salvaje y virulenta, una y otra vez, hasta tragármela toda, como una perra. Me sentía morir de gusto y papi, rugía como una fiera herida... sus embestidas fueron más y más rápidas y se le veía venir ya con todo.... sacó su polla y me roció toda, en mi carita, en mis tetitas, toda, su leche calentita se esparcía sobre mi cuerpo y el enorme pedazo de ese potranco se redimió con su hijita, que le sonreía dulce y satisfecha.
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Luego, ya repuestos de nuestra batallita sexual, tomamos los platos preparados y preparamos la mesa para comer, Papi me miraba con cara de felicidad y yo también a él, su enorme vergajo le colgaba aún duro bajo su albornoz, que tenía entreabierto, y penduleaba de un lado a otro, lascivo. Mi coñito aún rezumaba sus elixires y se dolía rabioso e impenitente. La verdad es que la sesión había estado muy bien pero no habíamos follado. Uffffff, estos pensamientos me empezaban a desbordar de nuevo.
Antes de sentarnos a comer le dije a Papi...
Papi, no hemos follado, ¿Qué hacemos?
¿Follamos o comemos?
3 comentarios - Inciesto! follando en el baño con mi padre!
Excelente!!
Muchas Gracias por compartir!!! ;)
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estas cosas me dan miedo 🙄