Cincuenta minutos de vuelo hasta la capital habÃan sido suficientes para disminuir mi ansiedad. Estaba tranquila pensando que mi plan tan cuidadosamente elaborado estaba por fin en marcha. Ahora podrÃa ir sorteando las pequeñas dudas que aun persistÃan, pero ya no habÃa vuelta atrás. Con éxito o sin el yo cumplirÃa todas las etapas.
La idea habÃa nacido el dÃa de mi cumpleaños numero 38. Tan cerca ya de los cuarenta y alcanzadas las metas profesionales que me trazara al salir de la universidad, mi condición de mujer soltera y virgen que jamás me habÃa molestado comenzó a aparecerse en mi mente como una pequeña cosquilla molestosa .
La palabra soledad no era una amenaza, porque no estaba sola, por el contrario, estaba rodeada de esas gentes que acuden en torno a las personas exitosas, pero ese dÃa comencé a sentir la premura de una intimidad de mujer. Insatisfecha. Vivà unas semanas con la inquietud de tener frente a mi un problema que no podÃa solucionar en base a la eficiencia, sino que se me presentaba con caracterÃsticas de variables que no podÃa manejar Fue entonces cuando se me ocurrió la idea. Poder estructurar un plan en el cual pudiese satisfacer mis necesidades teniendo las cosas bajo control.
Estábamos registrándonos en el hotel y Raúl me parecÃa adorable , estaba terminando su carrera de ingenierÃa. Culto y simpático, tenÃa con el una confianza infinita. HabÃa aceptado sonriente acompañarme en este viaje ignorando absolutamente cuales eran mis reales intenciones. Raúl era mi hermano preferido y tenia 24 años.
La habitación era una amplia suite matrimonial y yo pensé que seria ese el momento en que Raúl me exigirÃa algún tipo de explicaciones, pero se comportó en forma natural y tampoco yo hice pregunta alguna. Yo creo que ambos estábamos pensando lo mismo, y seguramente nos dábamos la misma respuesta. La cama era tan amplia que perfectamente podrÃan dormir allà dos personas sin siquiera tocarse, lo demás eran detalles. Aun no hacia dos horas que habÃamos salido de casa y en ningún momento habÃamos hablado del objetivo del viaje yo solo le habÃa dicho que por favor me acompañara. El acepto complacido pues le encantaba la capital.
El hotel ofrecÃa un trago de bienvenida de modo que bajamos al lobby donde se encontraba el bar. El y yo somos buenos conversadores pero yo no sabÃa como comenzar y fue entonces que le pregunte por su vida amorosa. Yo sabia que el tenia una novia en la universidad y le pregunte por ella. Para mi sorpresa el me miró buscándome los ojos y me dijo riendo.
- Hermanita lo que quieres saber es si me acuesto con ella verdad? - la respuesta es si , desde hace tiempo-. Luego sin dejar de reÃr me agregó.. ¿ Quieres mas detalles?.
El nunca podrÃa imaginar con cuantas ansias le hubiese hecho yo esa pregunta, como me encendÃa interiormente saber justamente cada detalle de esa operación que yo nunca habÃa vivido, sin embargo alargué mi sonrisa hasta el momento en que el volvió ha hablarme.
•Aunque supongo que por detalles mi hermanita mayor podrÃa darme una conferencia muy entretenida - Dijo levantando su vaso e invitándome a hacer lo mismo.
La conversación siguió deslizándose por la atractiva geografÃa del sexo y mi hermano ya desinhibido por completo se complacÃa en compartir con su hermana mayor los recodos mas Ãntimos de su vida a morosa de soltero con tiempo y éxito, mientras yo debà recurrir al recuerdo, a veces forzado, de algunas historias eróticas leÃdas en revistas en algún consultorio medico. Los comentario que hacÃamos fueron cada vez mas audaces y eso producÃa en mi una excitación creciente que yo percibÃa concretamente en la consistencia cada vez mas húmeda de mis calzones delicados y en las mejillas encendidas de mi hermano, que no vislumbraba en absoluto cuales eran mis reales intenciones. En lugar de habernos acercado a mi objetivo en ese momento lo sentÃa mas lejos que nunca.
Quizás la conversación nos habÃa excitado, pero ¿ como saltábamos el abismo de nuestra situación filial.? El podrÃa estar muy caliente pero yo seguÃa siendo su hermana mayor aunque después de lo conversado el jamás imaginaria que yo era virgen. ¿Eso era bueno o malo para mis planes? Esa disyuntiva ya no tenia sentido en medio de la neblina de deseo y alcohol que llenaba mi cabeza.
Entramos en la suite y éramos tan hermanos como habÃamos salido hacia un par de horas. Estábamos en el mismo punto indefinido del tiempo erótico.
Se sacó su chaqueta sentándose en el sillón. Yo tenia premura por el al baño porque habÃa bebido demasiado, mi cabeza retumbaba y mi vejiga estaba próxima a estallar. Entre en el baño y deje la puerta abierta, no de propio, sino que simplemente fue asÃ. Mi imagen estaba en el espejo grande cuando deslizaba muy calzones antes de sentarme en la taza, escuche complacida, como el chorro caliente que surgÃa de mi sexo azotaba la superficie del agua . Vi. por el espejo que Raúl me miraba desde su sillón ,, cerré los ojos para disfrutar el placer de vaciarme y fue en ese memento que sentà el chorro poderoso de mi hermano que se vaciaba allà a un metro de mi . Era una intimidad, pero una intimidad fisiológica mas que erótica, sin embargo cuando el termino su labor, se volvió de costado y yo pude ver a corta distancia el tamaño, para mi desconcertante, de su miembro. Yo jamás lo habrÃa imaginado asÃ. No me movà ni dije nada. Después de la conversación en el bar todo era posible. Como nadie preguntó nada, nadie respondió y yo impulsada por las circunstancias y en medio del silencio me metà desnuda en la cama sin interesarme si el me miraba o no.. Me quede dormida.
Un sonido persistente en mis oÃdos me despertó, me pareció estar sola. Estaba desnuda y levemente sudorosa. Emanaba un aroma intimo de mujer pero diferente al que conocÃa habitualmente. Comencé a estirar lentamente mi brazo derecho moviéndolo en forma exploratoria para saber si mi hermano estaba en esa cama. Mi corazón comenzó a latir fuerte, mis pezones rozaban duros contra la sabana suave y por fin lo toque, estaba ahÃ. No se habÃa ido, permanecÃa acostado a mi lado. Me di cuenta que ese hecho para mis fines no significaba gran cosa, era evidente que el no me habÃa tocado. Con la otra mano toqué mi sexo mojado y no presentaba señal de haber sufrido alguna transformación. No habÃa en mi cama cambio alguno sino la tremenda calentura que me invadÃa. Decidà permanecer en silencio y sin volver a tocarlo, estaba dormido. No habÃa en el mayor interés erótico por mi presencia
En mà por el contrario, se habÃan desencadenado todo el deseo oculto y postergado, lo anhelaba todo. pero me habÃa resignado a dejar pasar esa noche como un fracaso de mi plan tan cuidadosamente elaborado. Traté de mover mi mano cuidadodosamente para no despertarlo y al realizar un movimiento circular de mi brazo encontré ese obstáculo tenso, duro, suave y caliente. SabÃa perfectamente que ese solo tacto era el indicio de mi triunfo. El miembro estaba tan tenso que cuando lo impulse hacia un lado sentà la hermosa resistencia de su erección. Esa erección era para mi. no habÃa nadie mas allÃ.
Lo tomé en mi mano, lo apreté con fuerza, sin cuidado. QuerÃa hacer algunas cosas que siempre imagine pero se acabpo mi tiempo porque era el tiempo de el . Sentà como cambiaba de posición y como su pierna derecha desnuda y caliente pasaba por sobre mi vientre y se acomodaba sobre mi montándome con una sabidurÃa superior a la que yo le imaginaba. Lo tenia encima .. Yo era su presa. Separé los muslos en forma instintiva y el me penetro sin preámbulo alguno .Ni un gemido ni un dolor allà estaba en el fondo de un lugar mÃo que casi no sabia que existÃa. Me cabalgaba casi con violencia, gemÃa cerca de mi oÃdo y yo lo abrazaba con mis muslos, nos apretábamos con toda la fuerza de mi calentura y la sublime violencia de su deseo. Era grande, si que era grande pero en ese momento supe que yo era tan grande como el. Hombre y mujer .
Me dejé llevar y hacer y aquellas cosas que en algún momento pensé que jamás las harÃa el me las hizo igual y todas me gustaban.
En el silencio de la pieza. y con la oscuridad cómplice surgieron espontáneas las palabras al oÃdo , canal por el cual aparecÃan esos deseos profundamente ocultos ., Primero casi temerosas y con un dejo de pudor . después simplemente palabras llenas de realidad , descripciones de placeres profundos para que el otro también los disfrutara luego ya liberados todos los demonios , dichas en voz alta en voz ronca casi gutural. Y nos quemaban. " muévete para mi hermanita caliente ,. dame lo que me tienes , puta perra", · asà entre un orgasmo y otro todos en sucesión mientras mordÃa mis pechos inflamadas por el deseo.
Creà adormecerme por un momento que no fue muy corto porque cuando recobré la plena consciencia percibà a través de mis parpados casi cerrados que la habitación estaba inundada por la luz.
Fue un momento especial, ahora Ãbamos a mirarnos a la cara para enfrentar una realidad mayor, la de haber cruzado el limite como lo habÃamos hecho. De algún modo a mi esa sensación me producÃa un placer adicional. Nos habÃamos movido tanto durante la noche que no me extraño que el se recostara con su cabeza sobre mis pechos. Para mi fue una imagen perturbadoramente excitante. E estaba con su rostro un poco hundido entre mis pechos monumentales que parecÃan haber crecido con la calentura desenfrenada de nuestra noche. Se veÃa hermoso y en ese momento lo quise como amante y como hermano.
Comencé a moverme con sumo cuidado, para ni despertarle y poder poner uno de mis pezones cerca de sus labios ligeramente separados, el pareció percibir la caricia porque se agitó levemente. A mi la situación me encendÃa poderosamente. Mi pezón estaba crecido, muy sensible y duro, ya no era esa prolongación inocente de mi pecho que solo tocaba casualmente cuando me vestÃa o desvestÃa. Ahora era como un dedo vivo que querÃa moverse y participar de mi pasión, rosado intenso. Vivo. Movà mi pecho hasta poner el pezón a la entrada de su boca, y comencé conscientemente a tentarlo hasta que el abrió su boca aceptándolo. Comenzó a chupar rÃtmicamente mientra yo desgranaba con igual ritmo orgasmos que me embriagaban de placer . Aceptamos este juego complacidos durante largo rato sin mayor cambio que el de ofrecerle mis pechos en forma alternativa. Me pareció varias veces sentir fluir algunas gotas desde mis pezones, eso nos excito más aun. Todo este proceso era en un silencio delicioso. Nos habÃamos encendido demasiado. El estaba ahora abrazado a mi asà por detrás mientras apretaba mis pechos en su manos y acariciaba mis nalgas con su muslo derecho. Me gusta esa caricia, me siento plena nos movemos juntos para aumentar esa caricia grande. Con ese movimiento su pene ,no se si intencionadamente, estaba entre mis nalgas. Me gusta sentirlo ahà porque lo tengo como prisionero, aprieto mis nalgas y lo retengo, en un juego demoniaco. No pienso nada.. Estoy entregada al placer. Siento como si mi verdadera personalidad hubiese quedado muy atrás en el tiempo cuando en realidad solo hace unas horas que estamos aquÃ. El se rosa ahà en mi mas secreta intimidad que ya no es secreta para él. Me gusta como me recorre y de pronto percibo que se detiene ahà justo en el centro, ahà donde mi sensibilidad es mayor Un ligero temor me embarga ante la perspectiva, pero el esta temeroso y sigue acariciándome recorriéndome con su pene mas tenso que nunca y luego vuelve a detenerse ahà en esa entrad trasera que ahora me late. Se detiene de nuevo como temeroso y luego ese juego diábolo crece de nuevo y fue entonces cuando se lo dije
- Métemelo-
Nunca habÃa pensado eso a pesar que no ignoraba que esa situación existÃa. Pero jamás imagine que fuese asà esa entrega .Hubo un silencio y luego escuche mi voz de nuevo.
-Mételo, entra por favor, ya luego. Y comencé a darle lo último que me quedaba por darle y entró en la única parte que aun me desconocÃa.
Un lamento largo que jamás fue un lamento sino un grito ahogado de alegrÃa y placer. Una entrada maravillosa, una estrechez amorosa en lo mas profundo de mi hasta que se detuvo porque no habÃa mas longitud. Y luego el vaivén .. Moviéndonos de un lado a otro como si nos pesaran demasiado estos cuerpos cargados de placer casi morboso.
Lo sentÃa grueso ancho suave y mÃo ..Sobre todo mÃo.. Mi amor, mi amante, mi hermano, mi autor, mi destructor mi felicidad.
Lo hicimos casi toda esa mañana , solo cerca del mediodÃa nos detuvimos ..Nos miramos .. Nos reÃmos espontáneamente. Si… nos reÃamos mucho..
El agua de la ducha sonaba suave sobre mi cuerpo, – tarareaba una canción de melodÃa desconocida. Era una canción nueva creada espontáneamente por mi una canción que hablaba de placeres fabuloso y de temores vencidos, de barreras derribadas y de espacios que comenzaban a abrirse.
Cerré la llave del agua y deslicé la cortina pero no alcance a envolverme en la toalla porque sus manos fuertes me tomaron del brazo y me pusieron contra la pared húmeda del cuarto. Me separó los muslos y me levantó en el aire con su clavada. No dije nada, era suya y harÃa lo que el quisiera y si lo hizo en ese momento y en todos los que siguieron, ese mediodÃa y esa tarde. Solo a la hora del crepúsculo alli en bar sonriendo de nuevo,estiró su mano bajo la mesa para apretar uno de mis muslo mientras besaba mi mejilla para decirme
Hermanita …eres una puta maravillosa
Yo me sentÃa asÃ.
La idea habÃa nacido el dÃa de mi cumpleaños numero 38. Tan cerca ya de los cuarenta y alcanzadas las metas profesionales que me trazara al salir de la universidad, mi condición de mujer soltera y virgen que jamás me habÃa molestado comenzó a aparecerse en mi mente como una pequeña cosquilla molestosa .
La palabra soledad no era una amenaza, porque no estaba sola, por el contrario, estaba rodeada de esas gentes que acuden en torno a las personas exitosas, pero ese dÃa comencé a sentir la premura de una intimidad de mujer. Insatisfecha. Vivà unas semanas con la inquietud de tener frente a mi un problema que no podÃa solucionar en base a la eficiencia, sino que se me presentaba con caracterÃsticas de variables que no podÃa manejar Fue entonces cuando se me ocurrió la idea. Poder estructurar un plan en el cual pudiese satisfacer mis necesidades teniendo las cosas bajo control.
Estábamos registrándonos en el hotel y Raúl me parecÃa adorable , estaba terminando su carrera de ingenierÃa. Culto y simpático, tenÃa con el una confianza infinita. HabÃa aceptado sonriente acompañarme en este viaje ignorando absolutamente cuales eran mis reales intenciones. Raúl era mi hermano preferido y tenia 24 años.
La habitación era una amplia suite matrimonial y yo pensé que seria ese el momento en que Raúl me exigirÃa algún tipo de explicaciones, pero se comportó en forma natural y tampoco yo hice pregunta alguna. Yo creo que ambos estábamos pensando lo mismo, y seguramente nos dábamos la misma respuesta. La cama era tan amplia que perfectamente podrÃan dormir allà dos personas sin siquiera tocarse, lo demás eran detalles. Aun no hacia dos horas que habÃamos salido de casa y en ningún momento habÃamos hablado del objetivo del viaje yo solo le habÃa dicho que por favor me acompañara. El acepto complacido pues le encantaba la capital.
El hotel ofrecÃa un trago de bienvenida de modo que bajamos al lobby donde se encontraba el bar. El y yo somos buenos conversadores pero yo no sabÃa como comenzar y fue entonces que le pregunte por su vida amorosa. Yo sabia que el tenia una novia en la universidad y le pregunte por ella. Para mi sorpresa el me miró buscándome los ojos y me dijo riendo.
- Hermanita lo que quieres saber es si me acuesto con ella verdad? - la respuesta es si , desde hace tiempo-. Luego sin dejar de reÃr me agregó.. ¿ Quieres mas detalles?.
El nunca podrÃa imaginar con cuantas ansias le hubiese hecho yo esa pregunta, como me encendÃa interiormente saber justamente cada detalle de esa operación que yo nunca habÃa vivido, sin embargo alargué mi sonrisa hasta el momento en que el volvió ha hablarme.
•Aunque supongo que por detalles mi hermanita mayor podrÃa darme una conferencia muy entretenida - Dijo levantando su vaso e invitándome a hacer lo mismo.
La conversación siguió deslizándose por la atractiva geografÃa del sexo y mi hermano ya desinhibido por completo se complacÃa en compartir con su hermana mayor los recodos mas Ãntimos de su vida a morosa de soltero con tiempo y éxito, mientras yo debà recurrir al recuerdo, a veces forzado, de algunas historias eróticas leÃdas en revistas en algún consultorio medico. Los comentario que hacÃamos fueron cada vez mas audaces y eso producÃa en mi una excitación creciente que yo percibÃa concretamente en la consistencia cada vez mas húmeda de mis calzones delicados y en las mejillas encendidas de mi hermano, que no vislumbraba en absoluto cuales eran mis reales intenciones. En lugar de habernos acercado a mi objetivo en ese momento lo sentÃa mas lejos que nunca.
Quizás la conversación nos habÃa excitado, pero ¿ como saltábamos el abismo de nuestra situación filial.? El podrÃa estar muy caliente pero yo seguÃa siendo su hermana mayor aunque después de lo conversado el jamás imaginaria que yo era virgen. ¿Eso era bueno o malo para mis planes? Esa disyuntiva ya no tenia sentido en medio de la neblina de deseo y alcohol que llenaba mi cabeza.
Entramos en la suite y éramos tan hermanos como habÃamos salido hacia un par de horas. Estábamos en el mismo punto indefinido del tiempo erótico.
Se sacó su chaqueta sentándose en el sillón. Yo tenia premura por el al baño porque habÃa bebido demasiado, mi cabeza retumbaba y mi vejiga estaba próxima a estallar. Entre en el baño y deje la puerta abierta, no de propio, sino que simplemente fue asÃ. Mi imagen estaba en el espejo grande cuando deslizaba muy calzones antes de sentarme en la taza, escuche complacida, como el chorro caliente que surgÃa de mi sexo azotaba la superficie del agua . Vi. por el espejo que Raúl me miraba desde su sillón ,, cerré los ojos para disfrutar el placer de vaciarme y fue en ese memento que sentà el chorro poderoso de mi hermano que se vaciaba allà a un metro de mi . Era una intimidad, pero una intimidad fisiológica mas que erótica, sin embargo cuando el termino su labor, se volvió de costado y yo pude ver a corta distancia el tamaño, para mi desconcertante, de su miembro. Yo jamás lo habrÃa imaginado asÃ. No me movà ni dije nada. Después de la conversación en el bar todo era posible. Como nadie preguntó nada, nadie respondió y yo impulsada por las circunstancias y en medio del silencio me metà desnuda en la cama sin interesarme si el me miraba o no.. Me quede dormida.
Un sonido persistente en mis oÃdos me despertó, me pareció estar sola. Estaba desnuda y levemente sudorosa. Emanaba un aroma intimo de mujer pero diferente al que conocÃa habitualmente. Comencé a estirar lentamente mi brazo derecho moviéndolo en forma exploratoria para saber si mi hermano estaba en esa cama. Mi corazón comenzó a latir fuerte, mis pezones rozaban duros contra la sabana suave y por fin lo toque, estaba ahÃ. No se habÃa ido, permanecÃa acostado a mi lado. Me di cuenta que ese hecho para mis fines no significaba gran cosa, era evidente que el no me habÃa tocado. Con la otra mano toqué mi sexo mojado y no presentaba señal de haber sufrido alguna transformación. No habÃa en mi cama cambio alguno sino la tremenda calentura que me invadÃa. Decidà permanecer en silencio y sin volver a tocarlo, estaba dormido. No habÃa en el mayor interés erótico por mi presencia
En mà por el contrario, se habÃan desencadenado todo el deseo oculto y postergado, lo anhelaba todo. pero me habÃa resignado a dejar pasar esa noche como un fracaso de mi plan tan cuidadosamente elaborado. Traté de mover mi mano cuidadodosamente para no despertarlo y al realizar un movimiento circular de mi brazo encontré ese obstáculo tenso, duro, suave y caliente. SabÃa perfectamente que ese solo tacto era el indicio de mi triunfo. El miembro estaba tan tenso que cuando lo impulse hacia un lado sentà la hermosa resistencia de su erección. Esa erección era para mi. no habÃa nadie mas allÃ.
Lo tomé en mi mano, lo apreté con fuerza, sin cuidado. QuerÃa hacer algunas cosas que siempre imagine pero se acabpo mi tiempo porque era el tiempo de el . Sentà como cambiaba de posición y como su pierna derecha desnuda y caliente pasaba por sobre mi vientre y se acomodaba sobre mi montándome con una sabidurÃa superior a la que yo le imaginaba. Lo tenia encima .. Yo era su presa. Separé los muslos en forma instintiva y el me penetro sin preámbulo alguno .Ni un gemido ni un dolor allà estaba en el fondo de un lugar mÃo que casi no sabia que existÃa. Me cabalgaba casi con violencia, gemÃa cerca de mi oÃdo y yo lo abrazaba con mis muslos, nos apretábamos con toda la fuerza de mi calentura y la sublime violencia de su deseo. Era grande, si que era grande pero en ese momento supe que yo era tan grande como el. Hombre y mujer .
Me dejé llevar y hacer y aquellas cosas que en algún momento pensé que jamás las harÃa el me las hizo igual y todas me gustaban.
En el silencio de la pieza. y con la oscuridad cómplice surgieron espontáneas las palabras al oÃdo , canal por el cual aparecÃan esos deseos profundamente ocultos ., Primero casi temerosas y con un dejo de pudor . después simplemente palabras llenas de realidad , descripciones de placeres profundos para que el otro también los disfrutara luego ya liberados todos los demonios , dichas en voz alta en voz ronca casi gutural. Y nos quemaban. " muévete para mi hermanita caliente ,. dame lo que me tienes , puta perra", · asà entre un orgasmo y otro todos en sucesión mientras mordÃa mis pechos inflamadas por el deseo.
Creà adormecerme por un momento que no fue muy corto porque cuando recobré la plena consciencia percibà a través de mis parpados casi cerrados que la habitación estaba inundada por la luz.
Fue un momento especial, ahora Ãbamos a mirarnos a la cara para enfrentar una realidad mayor, la de haber cruzado el limite como lo habÃamos hecho. De algún modo a mi esa sensación me producÃa un placer adicional. Nos habÃamos movido tanto durante la noche que no me extraño que el se recostara con su cabeza sobre mis pechos. Para mi fue una imagen perturbadoramente excitante. E estaba con su rostro un poco hundido entre mis pechos monumentales que parecÃan haber crecido con la calentura desenfrenada de nuestra noche. Se veÃa hermoso y en ese momento lo quise como amante y como hermano.
Comencé a moverme con sumo cuidado, para ni despertarle y poder poner uno de mis pezones cerca de sus labios ligeramente separados, el pareció percibir la caricia porque se agitó levemente. A mi la situación me encendÃa poderosamente. Mi pezón estaba crecido, muy sensible y duro, ya no era esa prolongación inocente de mi pecho que solo tocaba casualmente cuando me vestÃa o desvestÃa. Ahora era como un dedo vivo que querÃa moverse y participar de mi pasión, rosado intenso. Vivo. Movà mi pecho hasta poner el pezón a la entrada de su boca, y comencé conscientemente a tentarlo hasta que el abrió su boca aceptándolo. Comenzó a chupar rÃtmicamente mientra yo desgranaba con igual ritmo orgasmos que me embriagaban de placer . Aceptamos este juego complacidos durante largo rato sin mayor cambio que el de ofrecerle mis pechos en forma alternativa. Me pareció varias veces sentir fluir algunas gotas desde mis pezones, eso nos excito más aun. Todo este proceso era en un silencio delicioso. Nos habÃamos encendido demasiado. El estaba ahora abrazado a mi asà por detrás mientras apretaba mis pechos en su manos y acariciaba mis nalgas con su muslo derecho. Me gusta esa caricia, me siento plena nos movemos juntos para aumentar esa caricia grande. Con ese movimiento su pene ,no se si intencionadamente, estaba entre mis nalgas. Me gusta sentirlo ahà porque lo tengo como prisionero, aprieto mis nalgas y lo retengo, en un juego demoniaco. No pienso nada.. Estoy entregada al placer. Siento como si mi verdadera personalidad hubiese quedado muy atrás en el tiempo cuando en realidad solo hace unas horas que estamos aquÃ. El se rosa ahà en mi mas secreta intimidad que ya no es secreta para él. Me gusta como me recorre y de pronto percibo que se detiene ahà justo en el centro, ahà donde mi sensibilidad es mayor Un ligero temor me embarga ante la perspectiva, pero el esta temeroso y sigue acariciándome recorriéndome con su pene mas tenso que nunca y luego vuelve a detenerse ahà en esa entrad trasera que ahora me late. Se detiene de nuevo como temeroso y luego ese juego diábolo crece de nuevo y fue entonces cuando se lo dije
- Métemelo-
Nunca habÃa pensado eso a pesar que no ignoraba que esa situación existÃa. Pero jamás imagine que fuese asà esa entrega .Hubo un silencio y luego escuche mi voz de nuevo.
-Mételo, entra por favor, ya luego. Y comencé a darle lo último que me quedaba por darle y entró en la única parte que aun me desconocÃa.
Un lamento largo que jamás fue un lamento sino un grito ahogado de alegrÃa y placer. Una entrada maravillosa, una estrechez amorosa en lo mas profundo de mi hasta que se detuvo porque no habÃa mas longitud. Y luego el vaivén .. Moviéndonos de un lado a otro como si nos pesaran demasiado estos cuerpos cargados de placer casi morboso.
Lo sentÃa grueso ancho suave y mÃo ..Sobre todo mÃo.. Mi amor, mi amante, mi hermano, mi autor, mi destructor mi felicidad.
Lo hicimos casi toda esa mañana , solo cerca del mediodÃa nos detuvimos ..Nos miramos .. Nos reÃmos espontáneamente. Si… nos reÃamos mucho..
El agua de la ducha sonaba suave sobre mi cuerpo, – tarareaba una canción de melodÃa desconocida. Era una canción nueva creada espontáneamente por mi una canción que hablaba de placeres fabuloso y de temores vencidos, de barreras derribadas y de espacios que comenzaban a abrirse.
Cerré la llave del agua y deslicé la cortina pero no alcance a envolverme en la toalla porque sus manos fuertes me tomaron del brazo y me pusieron contra la pared húmeda del cuarto. Me separó los muslos y me levantó en el aire con su clavada. No dije nada, era suya y harÃa lo que el quisiera y si lo hizo en ese momento y en todos los que siguieron, ese mediodÃa y esa tarde. Solo a la hora del crepúsculo alli en bar sonriendo de nuevo,estiró su mano bajo la mesa para apretar uno de mis muslo mientras besaba mi mejilla para decirme
Hermanita …eres una puta maravillosa
Yo me sentÃa asÃ.
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