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Una noche en Paris

Aún no estoy seguro del porqué me arrebataste la virginidad aquella mañana soleada en el cuarto del hotel. No estoy seguro de que clase de mezcla de sentimientos azotaban como ráfagas de viento en tu mente. No se si fue deseo, ternura, compasión, curiosidad, rebelión hacia mis padres… pero que quede claro que no me estoy quejando.

El verte ahí, parada frente a la puerta de la habitación mirando hacia la cama, envuelta en una toalla blanca que escondía tus preciosos senos, y el momento en que la toalla cayó al suelo dejándote completamente desnuda, como dios te trajo al mundo, frente a mí, son cosas que nunca olvidaré. Aún cuando soy mucho más joven que tú, créeme que se valorar las cosas bellas que la vida te da y aquél día la vida me regaló lo más hermoso que hay en esta tierra: tú!

Hasta hace pocos años, no creí que te fijaras en mí muy seguido. Y tal vez así era. Yo sólo era tu hermanito menor de lentes y una fuerte adicción al estudio. De malos gustos al vestir e ingenuo a la hora de conocer chicas. Pero con el tiempo tuve lentes de contacto, crecí 10 centímetros más y comencé a tener vello donde antes no tenía.

Tan pronto me di cuenta de que ya era más alto incluso que tú. Me dejé crecer el pelo tanto que nuestro hermano menor me decía que parecía niña pero yo siempre pensé que estaba en onda.

Pero todo sucedió hasta que mi madre, con la idea de pasar tiempo con sus 3 hijos, como hacía mucho tiempo no lo hacía, propuso ir de viaje a Europa.

Aún recuerdo tu berrinche al saber que tu novio no iría. Fue descomunal y gigantesco. Mamá se extrañaba del porqué te aferrabas tanto a la idea de que tu novio fuera con nosotros. De hecho ninguno de nosotros lo entendía en ese momento.

Tanta fue tu furia que preferías quedarte a trabajar el verano entero en esa tienda de cosméticos antes que ir de viaje a Europa con nosotros.

Mamá, sin preguntarnos, arregló todo para disfrutar de 1 semana en Inglaterra y otra en Francia. Eso significaba que yo la haría de niñero 2 semanas enteras durante en las noches y tú tendrías que lidiar con mamá con quien estabas sumamente molesta por estar prácticamente obligándote a ir con nosotros.

Pero no fue precisamente en el viaje donde comenzamos a unirnos. No, fue una tarde en la que al llegar del colegio te encontré llorando y, sin decir palabra alguna, fui al jardín, corté una flor y te la entregue junto con un chocolate que recién había comprado.

Cuando llegué a tu lado estabas a punto de gritarme que me fuera lejos pero, al ver que te regalaba una flor y un chocolate, te arrepentiste y, en vez de eso, te lanzaste hacia mí, me abrazaste y besaste en la mejilla.

No sabes lo mucho que me gusto sentir tus labios en mi mejilla…

Otra ocasión curiosa que recuerdo fue cuando recién te habías comprado un bikini amarillo para el viaje. Nuestro hermanito se mofaba de ti diciendo que te veías como una edecán de la televisión que posan para la cámara. Yo pensé que lucías divina y así te lo hice saber.

-Te ves muy linda…- te dije y en ese momento pude notar como te sonrojabas antes de salir corriendo a tu habitación.

El día de mi cumpleaños salimos de viaje rumbo a Londres. Pero previamente ya había tenido mi fiesta de cumpleaños con mis amigos. Fuimos al boliche y después al cine. Nos hubiera gustado ir a algún bar pero nuestra edad era una barrera para ello.

-Va a ir Jessica?- me preguntaste haciendo alusión a la chica con quien recién había comenzado a entablar una relación de amistad.

-No, por supuesto que no… que te hace pensar eso?- te pregunté.

-Supuse que iría porque últimamente andan mucho juntos…- me dijiste con una ceja levantada.

Jessica es una chica que vive a 2 cuadras de nuestra casa. Es de mi edad y me gusta mucho pero jamás llegué a nada con ella. Tan solo un par de vistazos sin que se diera cuenta a ese par de tetas que tiene bastante desarrolladas pero eso es todo lo que he hecho.

Esa tarde, mientras estaba en el cine, me mandaste un mensaje de texto al celular diciéndome: Te amo mucho hermanito. Feliz cumple. No sabes la alegría que me dio recibir tu mensaje pues hasta esa hora no me habías felicitado.

Deseaba tener tiempo a solas contigo en Inglaterra para seguir con nuestra estrecha relación, sobre todo después de que me agarraste la mano durante todo el trayecto de avión porque tenías miedo pero la presencia de nuestro hermanito menor lo hizo imposible.

Un día fuimos a la playa y conociste a 2 muchachos ingleses que enseguida se te abalanzaban como lobos. Tu perfecto inglés hizo que no hubiera problema alguno con la conversación y mi escaso inglés me hacía morir de rabia por no entender nada de lo que decían.

Tu bikini era mucho más revelador que los que usaban las chicas del lugar. O será que a ellas no se les veía tan bien como a ti porque te gastas un cuerpo sumamente espectacular?

No se si tu te diste cuenta pero yo si me percaté de cómo uno de los chicos que hablaban contigo tuvo una erección nomás de verte. No lo culpo, para ser honesto, yo también tuve una erección desde que te quitaste la toalla y quedaste solo en bikini. Afortunadamente un salpullido en las frías aguas británicas me alivió y nadie se dio cuenta.

Afortunadamente, cuando estabas a punto de ponerte de acuerdo para verse de nuevo, mamá llegó a correrlos invocando la falta de edad. Con su escaso inglés se dio a entender y los chicos se miraron sorprendidos. Seguramente, por tu físico, pensaron que tenías 21 o 22 años.

Durante la cena, mamá comenzó a hablar de la conducta inapropiada.

-Déjala en paz mamá. Solo estaban hablando…- le dije antes de que comenzara a recriminarte el haber hablado con dos perfectos desconocidos que a leguas se veía lo que tenían ganas de hacerte.

Mamá tuvo que morderse la lengua pues nunca antes yo te había defendido. Supongo que se sorprendió tanto que solo te dijo: No lo vuelvas a hacer Melisa…

Cuando fui a mi habitación detrás de nuestro hermanito, me enviaste un beso a lo lejos en señal de agradecimiento por lo de la cena. No tienes idea de cómo me masturbe esa noche en el baño con la imagen tuya en bikini. Fue una corrida espectacular y maravillosa. Mi primera corrida pensando en ti.

Pocos días después estábamos a punto de ir a un museo en Paris con alrededor de 20,000 turistas. Estando ahí te detuviste frente a una pintura de un chico desnudo a quien solo un taparrabo cubría sus partes y tenía flechas clavadas.

-Se llama San Sebastián…- dije leyendo el pie de la pintura.

-Se parece a ti…- me dijiste y una turista española, que estaba a tu lado, nos miró extraño.

En la sala siguiente había una pintura de Venus tendida en la cama con un chico a lado suyo.

-Y esa eres tú…- te dije.- junto a nuestro hermanito…

Te soltaste a reír tan fuerte que mi madre nuevamente se molestó contigo.

Ya de regreso al hotel, en el metro, volteaste hacia mí y me preguntaste:

-Crees que alguna vez Venus haya estado con San Sebastián?

-Depende. Si ella le quitó las flechas… entonces tal vez.

La verdad es que te pareces mucho a Venus pero a diferencia de ella tú tienes unas piernas largas y hermosas.

Esa noche en el hotel me preguntaste si los chicos te encontraban atractiva y yo te respondí que si estabas loca, que si acaso no te dabas cuenta de cómo los enloquecías. Tú en voz baja me respondiste:

-No me interesan esa clase de chicos… me interesa tu opinión…

Aún me encontraba descifrando tu respuesta cuando mamá preguntó sospechosamente que era lo que hablábabamos…

-Megan Fox!- grité y después de unos segundos dije.- ella es mi actriz favorita.

-No veo porque hijo… la chica no sabe actuar…- contestó mi madre.

-Pero es hermosa.- dije y en eso nuestro hermanito comenzó a preguntar: porque Melisa esta poniéndose colorada como un tomate?

La mañana siguiente, mamá llevó a nuestro hermano menor a Euro Disney. Tú y yo nos negamos a ir y mamá estaba preocupada porque nos fuéramos a perder en Paris sin ella pero le prometiste que permaneceríamos siempre juntos. Vaya que tuviste razón!

Nuestro hermano menor se encontraba en el restaurante del hotel buscando comida antes de que yo me levantara. En ese momento soñaba contigo. Te imaginaba corriendo desnuda por la playa pero en eso escuché un urgente golpeteo en la puerta de la habitación.

-Daniel! Daniel!! – era tu voz!- déjame entrar…

Yo no traía puesto nada más que un bóxer por lo que titubee en abrir la puerta.

-Anda Daniel… no estoy vestida tan adecuadamente como para andar paseándome por los pasillos del hotel! Ábreme…

Di vueltas en la cama, me puse de pie y corrí a abrirte.

Ahí estabas, en ese bikini amarillo que tanto me gusta, sosteniendo en tu mano izquierda la llave de tu habitación. Te mirabas ansiosa.

-Que estas haciendo…?- pregunté.

-Gracias a dios. Al fin abriste…- me interrumpiste y me empujaste para entrar a la habitación.

Una vez dentro te aseguraste de que la puerta estuviera bien cerrada incluso con la cadena.

-Porque traes puesto tu bikini?- pregunté.

Ahí estábamos los 2. Uno frente al otro en una habitación pequeña de hotel.

-Es una sorpresa… una sorpresa para ti tonto. Algo así como un regalito de cumpleaños atrasado. Porque no te das una ducha? Estaré en el balcón…

Te obedecí al pie de la letra sintiéndome un poco tonto. Estaba desvelado, adormilado, feliz y nervioso.

Justo cuando cerré la puerta del baño te escuche hablarme:

-Ni se te ocurra masturbarte, OK?

Tus palabras me confundieron pero aún así me bañe, me cepille los dientes, vacié mi vejiga y salí del baño envuelto en una toalla blanca del hotel.

Asumí que estarías en el balcón por lo que al salir deje caer la toalla al suelo.

Mi verga estaba semi erecta. Di unos cuantos pasos al armario para sacar mi ropa y en eso, tu voz sonó detrás de mí.

-Ni te molestes…

Debí haber saltado 2 metros del susto que me pegaste. Instintivamente cubrí mi pene con las manos. Tú reíste y me dijiste:

-Es que acaso nos pondremos penosos?

Luego caminaste hacia mí y me plantaste un enorme beso pero esta vez en los labios.

-necesito ducharme también…- me dijiste y antes de que pudiera decir una palabra te metiste al baño diciendo.- no te vayas a ir a ninguna parte sin mí…

Me quedé parado ahí, boquiabierto. Que otra cosa podía hacer? El lenguaje parecía haberme abandonado. Podía sentir mi corazón latiendo fuertemente. Escuché la ducha y finalmente reaccioné. Me puse una playera negra y un pantalón.

Para cuando terminé de vestirme, la ducha se detuvo y con ella parecía haberse detenido el tiempo. Finalmente se abrió la puerta del baño y ahí estabas, con los senos desnudos. Parecía que brillabas dado el efecto que las gotas de agua ocasionaban en tu piel.

La línea de bronceado, marcada alrededor de tus preciosos senos, me indicaba lo diminuto que era tu bikini.

-Oye… te has vestido…- dijiste desilusionada.

Luego dejaste caer la toalla al suelo y, por primera vez en mi vida, estaba mirando a una mujer completamente desnuda.

Con maravilloso asombro, sentí como mi verga crecía en cuestión de milésimas de segundos. El tiempo se detuvo nuevamente.

-Eres hermosa…- dije suavemente. Una frase bastante absurda pues no había palabras para expresar tu belleza. Aún así logró romper un poco la tensión.

Caminaste hacia mí y pude oler el aroma de tu cuerpo húmedo.

-Melisa…- comencé a decir pero tú no decías nada. Tan solo me quitaste la playera por encima de la cabeza, desabotonaste mis jeans y los bajaste hasta mis tobillos.

Luego, como parte del sueño más erótico de mi vida, te arrodillaste frente a mí y, sin siquiera tocarlo con tus manos, tomaste mi pene con tu boca como un pez cuando muerde un anzuelo.

No recuerdo bien si suspiré fuertemente o bufé de placer. De cualquier manera la sensación fue increíble. Tu boca voraz, tu lengua húmeda y la hermosa suavidad de tus manos agarrándome parte del tronco y las bolas me hizo estremecer.

Unas cuantas gotas de agua de tu cabello cayeron y fueron a dar a mi muslo izquierdo. Mis rodillas eran débiles. Podría mantenerme de pie aún cuando tu boca jalara mi verga con tanta ansiedad? Bueno, de alguna manera lo logré.

El mundo giraba a toda velocidad.

-OHHHHHHHHHH… - Gemí con fuerza y comencé a vaciar todo mi semen en tu boca mientras tú mamabas y mamabas mi leche.- HMMMMMMM…

-Feliz cumpleaños hermanito… - me dijiste en algún momento. – Ahora eres todo un hombre. Lo siento mucho si no pude hacerlo el día de tu cumpleaños.

Abrí los ojos y ahí estabas parada frente a mí, sonriendo divinamente. Un hilo de semen era visible en la comisura de tus labios. Patee mi pantalón de mis tobillos y te abracé fuertemente.

Cuando te besé probé mi sabor pero no me importó.

Me enseñaste a besar al estilo francés en el mejor marco posible: Paris! Luego me besaste el cuello, el pecho y mis pezones los mordiste ligeramente.

De alguna manera terminamos recostados en la cama besándonos, acariciándonos y diciéndonos lo mucho que nos amábamos.

Era como estar en un universo completamente nuevo. Una nueva dimensión.

Sentí como me apretaste el trasero y mi verga dio un brinco. Te causo mucha gracia así que lo volviste a hacer.

Comenzamos a reír tanto que la única manera en que pude parar fue deslizándome por la cama hacia abajo hasta llegar a tu gruta de placer. Clavé mi lengua en tu vagina e inmediatamente comenzaste a gemir.

-OHHH Por dios… Daniel!! HMMMMMM

Me sentía como un animal pequeño tratando de buscar el camino a casa dentro de esa mata de pelos que tienes.

Algunas veces me perdía pero rápidamente volvía a encontrar el camino.

-Ahí no…- gritaste cuando metí mi lengua en tu ano.- Donde has aprendido a hacerlo?- me preguntaste después de besarme apasionadamente en los labios.

-No lo sé… insitito animal supongo… como aprendiste tu ha chupar el pene tan rico?

Te pusiste colorada ante mi pregunta.

-Recuerdas a nuestro primo Joel?

En ese momento recordé a nuestro primo regordete Joel.

-Es que acaso el y tu?

-No, solo me enseño a chupársela… decía que si se la mamaba obtendría el sabor más rico del mundo y así empezó todo.

-No puedo creer que haya abusado de tu inocencia…

-Dejémosle en paz. Joel se ha mudado tan lejos que dudo mucho que lo volvamos a ver…

Estábamos recostados en la cama cuando tus senos quedaron a la altura de mi cara. No dude un solo instante y comencé a mamártelos…

-Espera Daniel… espera…- me dijiste mientras te revolcabas en la cama luchando por separar mi boca de tus senos.

-Que pasa?- pregunté ansioso y decepcionado.

-Primero quiero que hagas algo por mí…

-No quieres que te bese tus senos?

-No. Si. Pero antes quiero que… -tomaste valor y al fin lo dijiste.- quiero que me desvirgues Daniel…

Tu mirada reflejaba completa seriedad.

-Lo harías?- me preguntaste inocentemente.- Digo, no tienes que hacerlo pero este ha sido siempre mi sueño… ser desvirgada en Paris y si no lo haces ahora creo que jamás podré hacerlo… dudo mucho que aguante siendo virgen hasta que regrese a Paris…

En ese momento entendí el porqué del berrinche por llevar a tu novio. Querías que él te desvirgara. Me sentí usado pero el brillo de tus ojos y los besos tan tiernos que me dabas me hacían pensar que habías olvidado al imbécil de tu novio y lo habías cambiado por mí.

Hasta esa mañana, la única persona que acariciaba mi verga era yo. Ahora se me presentaba la oportunidad de salir del limbo lleno de masturbaciones e ingresar al cielo mediante tu virginidad.

-No soy lo suficientemente grande… nunca antes lo he hecho…

-Ni yo… es por eso que quiero que me desvirgues aquí, en la ciudad del amor… como siempre lo soñé! No sabes cuantas veces mi novio me ha pedido que le deje hacérmelo y cuantas veces me he negado. Es que acaso crees que mi virginidad se la ofrezco a cualquiera? A mi novio lo quiero y mucho pero a ti te amo… y por ello quiero que seas el primero en mi vida… lo harías por mí Daniel?

Miraste mi pene. Estaba erecto nuevamente apuntando hacia ti.

-Como lo haremos…?- pregunté y en eso comenzaste a reír. Me senté a un lado tuyo e indignado pregunté- que causa tanta gracia? Acaso crees que soy un infantil?

No me contéstate. Tan solo tomaste mi verga en tus manos y me dijiste:

-Te parece esto infantil?

Antes de que pudiera responder me besaste en los labios tan rico que me olvidé de todo.

Fue un beso largo y apasionado.

Si querías que actuara como un hombre estaba dispuesto a hacerlo así que cerré la boca y mi cuerpo comenzó a hablar por si solo.

Un par de minutos después te amasaba las nalgas y las tetas como si no hubiera un mañana. Luego las chupaba y mordía arrancándote gemidos de placer que retumbaban en las 4 paredes.

Me recosté con la verga apuntando al techo y enseguida entendiste la señal. El momento había llegado…

Te subiste en mí pasando una pierna a cada lado y te alzaste hasta que la punta de mi verga quedó justo en la entrada de tu vagina. Luego, lentamente, comenzaste a descender clavándote cada centímetro de mi pene dentro.

-AAAAHHHHHHHHHHH…- Gemí con fuerza. La sensación era indescriptible. Tu vagina era una mezcla de humedad, suavidad y estrechez.

Cuando tenías toda la punta de mi verga en el fondo te detuviste, me miraste a los ojos y dijiste:

-Daniel… me duele… auugghhh…- tomaste aire y…- tengo miedo.

De alguna manera sabía que decirte en ese momento.

-El dolor parara pronto… lo prometo.

Empujé mi cadera hacia arriba y con ello hundí mi pene destrozando la ligera resistencia que ponía tu himen.

-AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH – Gritaste del dolor.

-Relájate Melisa… relájate… ya casi pasa… Hmm

Me miraste con una sonrisa nerviosa. Aproveche el momento y empujé un poco más.

Esta vez ya no sonreías. Empujé hasta que mis huevos chocaron con tus nalgas y gemiste intensamente.

-AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHMMMMMMMM

Esta vez ya no sentía ninguna resistencia solo tu estrechez acompañada de la suavidad y firmeza de tus nalgas que rebotaban sobre mis muslos mientras mi verga salía y entraba de tu vagina.

Nos besamos en los labios justo cuando tu cuerpo comenzaba a responder. Ahora podía quedarme tan solo como un espectador viendo como tu sola subías y bajabas de mi verga a una velocidad increíble.

No hice más que posar mis manos sobre tus nalgas para ayudarte un poco con el equilibrio…

-AAAHHHHH…. HMMMMMMMMM…. OHHHHHH…- Gemíamos los 2 intensamente mientras el nivel de placer crecía dentro de mí como no tienes idea.

Cuando sentí que mis bolas hervían al máximo te quise alertar pero con tu mirada me dejaste en claro lo que querías…

En cuestión de segundos, una marea de semen invadió tu vagina fértil y en ese momento te estremeciste encima de mí.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH HMMMMMMMMM

Cuando dejaste de moverte, difícilmente podía respirar. Aún permanecías encima de mí riéndote y llorando de felicidad al mismo tiempo.

-Lo hicimos… lo hicimos…- no parabas de repetir.

Besé tus labios y te dije:

-Muchos dirán que deberíamos haberlo hecho…

-Es que acaso no es divertido coger con tu hermana Daniel?- me preguntó mientras se acurrucaba a mi lado.

-ir a euro Disney también es divertido…- le dije bromeando a lo que me respondió:

-Sólo si pudiera follar con el ratón de las películas…

-Y yo que haría?

-Tú podrías follar con la sirenita…

-No se compara en nada contigo… eres mucho más hermosa tú…

Mis palabras parecieron ser perfectas. Inmediatamente me besaste en los labios y de ahí fuiste bajando hasta llegar a mi verga la cual mamaste una vez más. Luego follamos nuevamente y tras una intensa media hora de sexo nos paramos y nos fuimos a duchar juntos.

Después salimos al balcón y estuvimos contemplando la ciudad como dos enamorados. En eso mamá nos llamó a la habitación. Me pidió que te dijera que tardarían 2 horas más en llegar. Aprovechamos para salir a dar la vuelta por la ciudad agarrados de la mano. Cuando volvimos al hotel mamá ya estaba con nuestro hermana en tu habitación y la recamarera ya había cambiado las sábanas de los cuartos.- Menos mal pues nos olvidamos de limpiar la mancha de sangre y si mi madre la hubiera visto no se que hubiera pasado.

Al día siguiente regresaríamos a casa.

Mamá nos informó que sólo por esa noche mi hermanito dormiría con ella porque estaba un poco enfermo de la panza y quería vigilarlo. Nos pidió que la comprendiéramos y que hiciéramos el esfuerzo por dormir en la misma habitación al fin y al cabo tenía camas separadas.

No supo lo que hizo. Las camas simples se convirtieron en una sola y esa noche follamos como 2 locos enamorados hasta caer casi desmayados.

Lamentablemente al día siguiente todo volvió a la normalidad. Era como si el haber salido de territorio francés fuese acompañado de una despedida a ese universo de placer incestuoso que me mostraste.

Nunca volviste a hablar del tema pero sé que te mueres por hacerlo.

Hoy en día no te he vuelto a tocar y no sabes lo mucho que me muero por besarte y acariciarte. Me muero por tenerte en mi cama una vez más. Lamentablemente no tengo el valor para decírtelo personalmente pero he escrito este relato con la intención de que lo leas en esta, que se muy bien es tú página favorita…

Te amo Melisa.

3 comentarios - Una noche en Paris

Bebe23 +1
Siempre se tiene Paris...

🙂 🙂 🙂