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Un trio perfecto

El tren silbaba a lo lejos llevándose consigo el murmullo de cientos de almas desconocidas, de rostros extraños que nunca volveré a ver o quizás si, pero seguro no recordaré, dejándome en una estación solitaria de las que ya no quedan, cargada de historias que nadie recuerda. Allí debía encontrarme con mi gran amigo Tomás, compañero de aventuras que solo nosotros y las viejas locomotoras abandonadas hemos de guardar, siempre algo demorado y tranquilo en su andar lo vi llegar. Morocho,fuerte, caballero, sensible, sonriente, buen amante, así era Tomás. Habíamos quedado en pasar una tarde inolvidable, pero como todos los momentos con el eran inolvidables jamás imaginé lo que ocurriría más tarde. Con el beso apasionado de costumbre nos saludamos y salimos a la calle. Me dijo que tenia una sorpresa para mi y nos acercamos a un auto estacionado en la esquina. Un hermoso joven al volante me saludó amistoso, como un amigo suyo me lo presento Tomas y subimos a los asientos de atrás. Ante mi mirada interrogante me explicó que él nos prestaría su casa para poder estar tranquilos toda la tarde y no me resulto extraño. Llegamos a destino, una casona antigua de puertas muy altas, tomamos unos mates lo tres y el amigo se despidió, nada irregular hasta el momento. Al encontrarnos en soledad como era de esperar comenzaron las caricias, los mimos y corrimos en busca de una cama dispuesta a aliviar nuestra urgencia, estar cerca suyo encendía mi cuerpo, lo deseaba todo el tiempo sin poderlo evitar y jamás me saciaba de él. Comenzamos el juego previo, investigando cada rincón de nuestra piel, teníamos una química perfecta, la ropa era un estorbo, éramos inmunes al invierno que acechaba las calles, piel con piel nos besábamos con desesperación, cuando de repente el sonido de la llave girando en la puerta de entrada me arrancó de mi obnubilación. Su amigo habia vuelto. Busqué los ojos de Tomás esperando ver sorpresa en ellos pero solo descubrí un brillo de picardía y entendí lo que realmente había planeado. Me dijo sonriente que era mi sorpresa y que como me había dicho alguna vez, él seria el encargado de cumplir todas mis fantasías. Una frio intenso recorrió mi ser, era verdad que se trataba de una fantasía que le había confesado tiempo atrás, pero no estaba segura de atreverme a cumplirla, comencé a temblar como una colegiala y riendo me abrazó muy fuerte asegurándome que me haría feliz. Saco un pañuelo y me vendo los ojos para que estuviese mas tranquila sugiriendo que imagine que solo estábamos los dos y me dejase llevar. Respire profundo e intente relajarme cuando me sentí de pronto embriagada por un masculino perfume y una lengua ardiente que recorría mi brazo en cámara lenta, no era una lengua conocida, pero de inmediato me hizo olvidar mis miedos y me entregué a sus deseos. Yo tendida en la cama solo me dediqué a gozar, mientras Tomás se perdía en mi sexo, bebiendo con desesperación de mi cual peregrino que halló un oasis en el desierto, su amigo pasó de mi brazo a unos pechos huérfanos que le imploraban atención, y el parecía disfrutar de cada movimiento, pues lo oía respirar cada vez con mas agitación. En mi ceguera voluntaria busque a tientas el cuerpo desconocido que olía a mi lado y lo exploré palmo a palmo sin encontrar resistencia, una ancha espalda protectora, una piel suave que exigía ser acariciada, y un sabroso abdomen que me guiaba mas allá, y en el mas allá me encontré con un miembro enorme, erguido como un animal enfurecido y suave como el resto de su cuerpo, incentivada por la lengua de Tomás entretenido en mi clítoris me aventuré a saborear ese extraño sexo que se entregaba a mi, un sonido enloquecedor escapo de esa voz casi desconocida, parecía disfrutarlo con todo su ser y me encantó, no pude esperar y sin mas me dispuse a cabalgar ese nuevo corcel totalmente embravecido, arranqué la venda de mis ojos y lo vi gozar, que hermoso era, piel blanca, dulce mirada y boca de beso, me perdí en él, nos besamos como si nos conociéramos de años, nuestros labios y lenguas se acoplaron a la perfección, acercándose a mi rostro comenzó a gemir haciéndome enloquecer, tuve un orgasmo inmediato y largo pero no deje de moverme en él. Tomás me beso la espalda y acaricio suave mi columna vertebral, me hizo girar la cabeza entregándome su boca tan conocida y sabrosa, metió su dedo mayor en la mía humedeciéndolo bien y de inmediato lo introdujo en mi orificio anal, a fin de dilatarlo, después acomodó despacio la punta de su enorme pene en el mismo lugar y comenzó a moverse lento, el miembro de su amigo sin pausa se agitaba en mi vagina, el dolor fue agudo pero el placer era mas fuerte cuando Tomás por fin me penetró, su amigo por delante, él por detrás, dos hermosos machos solo para mi, haciéndome disfrutar, en sincronía perfecta nos movíamos los tres, la gente en la calle podía oír mis orgasmos, no existía nada más. Cuando los supe listos escapé de ellos para verlos acabar, una mano para cada uno, una sola boca para los dos, uno claro, otro oscuro , los dos a punto de estallar, me detuve para observalos y fotografiar en mi retina los rostros llenos de gozo, terminaron en mi, juntos agotados, míos.
Fin.


Espero que les guste. Besos.

4 comentarios - Un trio perfecto

Bebe23
Va mejorando el tema eh...me gusto...mañana te dejo puntines 🙂
Bebe23
Lo prometido es deuda! +5