Debo decir que pasada la calentura, me sentí mal.
Me había enfiestado con la mujer que amaba, pero ella se lo estaba dedicando a otro. Yo había sido el invitado que ellos habían necesitado, para que ella le confirmara a Jorge que se estaba entregando a sus fantasías con él.
Nos fuimos a bañar. Yo sabía bien que Silvia le gustaba disfrutar de una velada de sexo que incluía más de un turno.
Ellos comenzaron a besarse en la ducha. Silvia me ofreció su espalda. Tomé el jabón y comencé a acariciarla. Conocía su cuerpo de memoria, y sabía lo que le gustaba. Pasó su mano por detrás de su cuerpo y comenzó a pajearme.
Casi sin secarnos fuimos al cuarto. Estaba distinto, mi foto ya no estaba en su mesa de luz. En su lugar una foto de ella y Jorge sonrientes, adornaba aquel lugar que había sido mio.
Se tendió boca arriba, dejando ver su cuerpo, sus pechos turgentes, su concha delicadamente depilada.
Jorge se montó sobre su cuerpo, yo me tiré al costado. Sentía el movimiento de su cuerpo ante cada embestida. Comenzó a gemir. Corrió su cara, ofreciéndome un beso.
Corrió el cuerpo de Jorge y fue ella la que me montó. Se movía con lentitud, disfrutando de la penetración.
Apoyó su pecho contra el mio. Me besaba.
Lentamente sacó mi verga de dentro del suyo. Reclinó su cuerpo y sacó la cola, para ofrecérsela a Jorge. El la penetro. Sentí en mi oido, sus gemidos mezcla de placer y de dolor. En cada embestida me susurraba “me gusta que veas como me coge” “lo disfrutás?”
Yo sentía que su cuerpo se apoyaba contra el mió, sentía que Jorge le cogia el culo, podía sentir sus temblores.
Ella susurraba.
Estaba sobre mí, pero le pedía a Jorge que no parara, que le cogiera la cola.
Se fue deslizando, sin sacar la pija de su culo, hasta llegar a mi panza, bajo por mi pelvis. No tardo mucho en meterse mi pija en su boca.
La chupaba, llevada por el ritmo de las embestidas de Jorge.
Acabé, llenándole la boca de leche. Se la tragó con placer.
Jorge no paraba de cogerla. Se tiró sobre mi cuerpo y pude sentir el orgasmo que Jorge le estaba sacando. Su cuerpo temblaba sobre el mio. Su cola estaba recibiendo la acabada de Jorge.
Sólo pude besarla.
La abracé. Corrí su cuerpo.
“Me voy a bañar” le dije.
Una ducha rápida. Pasé para el living. Pude verlos abrazados en la cama. Me vestí.
Desde la puerta les grité. “Me voy, en otro momento hablamos”. Nadie contesto.
Salí a la calle. Prendí un cigarrillo.
Me sentía muy mal.
Silvia, era una mujer hermosa. Esa clase de hembras que viven las cosas como quieren y que saben como darle al hombre que tienen al lado todo lo que necesitan.
Había sido mía, sin embargo aquella noche descubrí que la había perdido para siempre.
FINAL
Me había enfiestado con la mujer que amaba, pero ella se lo estaba dedicando a otro. Yo había sido el invitado que ellos habían necesitado, para que ella le confirmara a Jorge que se estaba entregando a sus fantasías con él.
Nos fuimos a bañar. Yo sabía bien que Silvia le gustaba disfrutar de una velada de sexo que incluía más de un turno.
Ellos comenzaron a besarse en la ducha. Silvia me ofreció su espalda. Tomé el jabón y comencé a acariciarla. Conocía su cuerpo de memoria, y sabía lo que le gustaba. Pasó su mano por detrás de su cuerpo y comenzó a pajearme.
Casi sin secarnos fuimos al cuarto. Estaba distinto, mi foto ya no estaba en su mesa de luz. En su lugar una foto de ella y Jorge sonrientes, adornaba aquel lugar que había sido mio.
Se tendió boca arriba, dejando ver su cuerpo, sus pechos turgentes, su concha delicadamente depilada.
Jorge se montó sobre su cuerpo, yo me tiré al costado. Sentía el movimiento de su cuerpo ante cada embestida. Comenzó a gemir. Corrió su cara, ofreciéndome un beso.
Corrió el cuerpo de Jorge y fue ella la que me montó. Se movía con lentitud, disfrutando de la penetración.
Apoyó su pecho contra el mio. Me besaba.
Lentamente sacó mi verga de dentro del suyo. Reclinó su cuerpo y sacó la cola, para ofrecérsela a Jorge. El la penetro. Sentí en mi oido, sus gemidos mezcla de placer y de dolor. En cada embestida me susurraba “me gusta que veas como me coge” “lo disfrutás?”
Yo sentía que su cuerpo se apoyaba contra el mió, sentía que Jorge le cogia el culo, podía sentir sus temblores.
Ella susurraba.
Estaba sobre mí, pero le pedía a Jorge que no parara, que le cogiera la cola.
Se fue deslizando, sin sacar la pija de su culo, hasta llegar a mi panza, bajo por mi pelvis. No tardo mucho en meterse mi pija en su boca.
La chupaba, llevada por el ritmo de las embestidas de Jorge.
Acabé, llenándole la boca de leche. Se la tragó con placer.
Jorge no paraba de cogerla. Se tiró sobre mi cuerpo y pude sentir el orgasmo que Jorge le estaba sacando. Su cuerpo temblaba sobre el mio. Su cola estaba recibiendo la acabada de Jorge.
Sólo pude besarla.
La abracé. Corrí su cuerpo.
“Me voy a bañar” le dije.
Una ducha rápida. Pasé para el living. Pude verlos abrazados en la cama. Me vestí.
Desde la puerta les grité. “Me voy, en otro momento hablamos”. Nadie contesto.
Salí a la calle. Prendí un cigarrillo.
Me sentía muy mal.
Silvia, era una mujer hermosa. Esa clase de hembras que viven las cosas como quieren y que saben como darle al hombre que tienen al lado todo lo que necesitan.
Había sido mía, sin embargo aquella noche descubrí que la había perdido para siempre.
FINAL
5 comentarios - Te acordás de Silvia ? - Final