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Te acordás de Silvia ? - 2da. parte

Los dias hasta el sábado sólo tenían un motivo. Esperar que pasaran volando para volver a encontrarme con Silvia.

Llegué puntual.

Subí hasta el departamento, al que conocía de memoria.
Toqué impaciente. En otros tiempos había tenido llave.

Fue un impacto. Sentí que se me aflojaban las piernas.

Un hombre de unos 45 años, me abría la puerta. Sonreía. Parecía entender el por qué de mi presencia en esa puerta.
Me extendió la mano, y me invito a pasar.
“Jorge” dijo. “Mucho gusto”

Yo susurré algo parecido a “Jolo”.

La voz de Silvia, retumbo desde la cocina. “Pasá que en un minuto, estoy con vos”

Me quedé parado. No sabía que hacer. El hombre que me había abierto la puerta era sin dudas la nueva pareja de Silvia.

Se lo veía seguro, como disfrutando de mi mal momento. Sentí ganas de agarrarlo del cogote.

La presencia de Silvia, cortó la tensión.
Me tomó de los hombros y me dio un sonoro beso en la mejilla.

“Tomamos algo” preguntó.

La miré con cara de culo. Ella se rió.

“Mejor cenemos directamente” “Jorge, me ayudás con los platos” “Vos Jolo andá a la mesa, ya conocés”
Se notaba que estaba controlando toda la situación.

Volvieron los dos con los platos.

Ellos se sentaron uno al lado del otro, y yo en un lateral frente a ellos.

Silvia, estaba radiante, como siempre.
Una pollera corta de jean, una polera de lana color ladrillo, y el cabello recogido con un rodete, que dejaba ver el tatuaje que se había hecho en el cuello años atrás cuando todavía estábamos juntos.

El lucía atlético, aunque moderado para su edad.

Silvia, sirvió los platos.
Tratando de dejar las cosas bien claras, deslizó,…”primero al invitado” y con una sonrisa me pasó el plato.

La charla, se empezó a distender, y como siempre comenzó a rozar los temas de pareja, sexo, y lo difícil que era mantener una pareja cuando uno se vuelve más grande y existen compromisos previos, hijos, divorcios, ex parejas ,..etc.

Silvia, siempre había sido directa y controlada.
Por lo cual no me resultó extraño que fuera ella la que sacara la conversación.

“En esta etapa Jorge y yo, estamos en el mismo punto donde se encuentran todas las parejas después de un tiempo de convivencia” “Hasta que punto las fantasías individuales, pueden tener lugar dentro de la pareja” “Jolo, vos me conocés y sabés que siempre fui una mujer honesta en cuanto a mi cuerpo y mis deseos” “Jorge también lo es, y no me cabe duda que vos lo sos” “Por eso cuando Jorge me propuso algo, le recomendé que leyera tus relatos, aquellos que escribiste cuando estábamos juntos”

Remarcó el “estábamos”.

“Yo no le oculté nada. Simplemente le dije que los leyera que ésa Silvia, era yo, y que realmente lo había disfrutado. Que simplemente por razones de no involucrar a terceros vos habías cambiado algunos nombres, pero que las historias eran reales.”
“De más está decirte, lo mucho que lo calentaron todas ésas experiencias”

Jorge acotó, “No me molesta que Silvia haya pasado por todas ésas experiencias” “Yo, al igual que Silvia y vos, creo que lo que cuenta es la entrega que uno pueda darle a la persona que tenés al lado en ese momento” “Ser honestos, y mantener una pareja a partir de decirse la verdad”

Yo estaba helado. Mi ex pareja, la mujer que había sido capaz de darme todo, de prenderse y disfrutar de cada una de mis fantasías, le había dado a conocer a Jorge, todo lo que había sido nuestro.
Qué era lo que en realidad buscaba?

Pasamos al living. Llegó el café, y con él lo que tanto temía.

“Después de leer tus relatos, y de algunas cosas que tuve que arreglar con Jorge, los dos decidimos que nos gustaría que participaras con nosotros en un trio” dijo Silvia..

Yo, cerré los ojos, mi peor pesadilla se estaba cumpliendo. Era raro, la mujer que todavía amaba, y con la que había compartido todas las fantasías, me estaba pidiendo que fuera el “tercero”.
Distinto era cuando ella y yo éramos la pareja, y otro era el tercero. Pero ésa noche yo sería el que se tendría que ir.

“No, Silvia, no puedo” “No es por cuestiones morales, ni falta de deseo” “Creo que los tres sabemos que para que eso funcione por lo menos uno de los tres no tiene que tener sentimientos involucrados” “Y debo confesarte que ése no es mi caso”
“Agradezco, que ambos piensen que soy una persona de confianza, pero no puedo”

Silvia, sonrió con melancolia.

“”Entiendo”

Se levantó para servirme más café, se veía guapísima. Ella lo sabía, ya había seducido a mi socio, y a varios tipos más. No tenía dudas que lo podía hacer conmigo.

Se acercó, y me besó en los labios.

“Es una lástima, que ya no me quieras coger”

Aquellas palabras fueron mi perdición. Tomé su cara con mis dos manos y prolongué un beso.

Se separó y volvió a sentarse al lado de Jorge. El estaba teniendo una erección.

Ella lo besó y paso su mano por su bragueta.

“Si querés podés quedarte a mirar, o podés irte” “Como vos quieras”

Ellos se fundieron en un profundo beso.

Yo con las pocas fuerza que me quedaban, me levante,…intenté despedirme, al momento que Jorge le quitaba la polera dejando a mi vista, aquellas tetas que tantas veces había saboreado, las pecas de su espalda.

La calentura me estaba descontrolando.

Silvia, me miró de costado, mientras Jorge le mordía los pezones. La lujuria le brillaba en los ojos.
Me dí vuelta, y caminé rumbo a la puerta. Sentí que su mano alcanzaba mi brazo, me dí vuelta, ya estaba totalmente perdido. La tome por la cintura, y acerqué su cuerpo al mio. Apreté su cintura. Mi pija, apoyada en su entrepierna.
Besé cada una de sus pecas. La seguía deseando con locura.

Me tomó de la mano y me llevó al sillón, donde Jorge ya se había sacado los pantalones y tenía la verga afuera, se estaba pajeando. Ella se arrodillo, y se metió la pija de Jorge de un solo golpe en su boca. Subía y bajaba, dejándola en el fondo de su garganta.
Yo me desvestí. Quería tocarla. Me coloqué detrás de ella, le corrí la tanga, y comencé a masajearle el culo y la los labios vaginales.
Silvia se estremecía sin dejar de chupar.

Seguimos en ésa posición por un rato.

Silvia, se dio vuelta, y ésta vez fui yo el que puso gozar de su boca. Envolvía con su lengua la cabeza, deslizaba sus manos hacia abajo, como preludio de una descenso de su boca buscando sentir mi verga en su garganta, me masajeaba los huevos.

Jorge plantada detrás de ella, comenzó a penetrarla.

Yo conocía bien a Silvia, sabía que no tardaría en acabar. Fue así que sentí la presión de sus manos en mis huevos, y una voracidad insaciable que estrujaba el tronco de mi verga,… estaba acabando.

Comenzó a pedirle a Jorge que la llenara de leche, que quería que le acabara adentro, que le rompiera la concha,..

Jorge comenzó a apurar su ritmo, ví su ojos, su cuerpo pensionarse, y la cara de Silvia a sentir el chorro de semen que se expandia en su vagina.

Se quedó extasiada, habia espaciado el ritmo de su chupada.
Se dio vuelta para chupar los restos de semen de la verga de Jorge.

“Ahora cogeme vos”, me ordenó

Volví a sentir el calor de su concha al penetrarla. Esa sensación que me había vuelto loco durante años, cuando ella era mi mujer.
Me movía lentamente, quería disfrutar lo más posible de ella.
Ella quería mi leche.
“Movete y acabame adentro que ya me arde” “NO te lo pierdas”

Aceleré mi ritmo. La mezcla de sus fluídos y la leche de Jorge la había lubricado. Senti toda la tensón en mi cuerpo. Tomé sus caderas y las apreté contra mi pelvis. Quería perforarla.
Exploté en su interior, sentí que arqueaba su cuerpo de placer.

Respiré hondo unos segundos. Los tres jadeábamos.

CONTINUARA…..

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