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relatos eroticos

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Mi mujer María es una mujer llena de experiencias que la han ido cambiando a lo largo de su vida, por supuesto cuando digo experiencias estas son sexuales, ya os he dicho y repetido que soy un “cornudo consentido”, consentido y contento, lo que más me gusta en el mundo es verla follar, que me cuente como se la ligaron y que le hicieron, como folló, yo disfruto y ella ha disfrutado.

Es curioso lo que llega a cambiar cuando tiene experiencias extramaritales, se desboca, pierde todas las barreras, es capaz de todo, normalmente es una mujer tranquila sexualmente, no va pidiendo guerra si no ha tenido incentivo previo, de los incentivos me encargo yo, la caliento, la reto, la animo hasta que está en el estado adecuado de hacer “locuras” y a partir de ese momento pasa de Dr. Jekill a míster Hyde, se convierte en una mujer sedienta de sexo.

En una ocasión en que yo la había preparado para experimentar nuevas sensaciones, la llevé a una discoteca a una hora temprana, a eso de las 10 de la noche o así, hora en la que no había comenzado a llenarse de gente, solo habría unas ocho o nueve personas en la barra. Iba vestida con un vestido abierto con botones por delante, un conjunto de tanga y sujetador blanco de blonda y zapatos de tacón alto, estaba preciosa. En la parte más oculta y lejana de la barra, nos pusimos en una mesita, pedimos unas bebidas y en cuanto se fue el camarero comencé a meterle mano, la besaba, la acariciaba, le abrí el vestido, le sobaba los pechos, se los saqué del sujetador para chupárselos, se los lamia, los metía en mi boca, le pellizcaba los pezones y se le pusieron puntiagudos, duros y contraídos mientras comenzaba a jadear, la puse de pie para meter la cara entre sus piernas, le baje las bragas y comencé a chuparle su pelado coñito, le pedí que se quitara toda la ropa interior, se fue al aseo y se la quitó, volvió con un par de botones abrochados que yo le desabroché inmediatamente, le abrí el vestido de arriba abajo, la senté en los asientos sin brazos y luego la tumbé, le abrí las piernas y gocé de su coño y sus salados jugos hasta que tuvo un orgasmo, inmediatamente la puse de pie, la apoyé en la pared y le quité el vestido que lancé como a dos metros, a los asientos nuestros, dejándola solo con los zapatos de tacón alto que la hacía más estilizada y ayudan a follar de pie, le metí la polla, follándola entre suspiros y besos, totalmente desnuda, y comenzamos a bailar al ritmo de la música lenta en aquel rincón, mientras, yo no le había sacado mi miembro que con el movimiento lento pero cadencioso de la música nos hacía gemir a ambos, ella usaba una de sus más preciadas artes, las contracciones vaginales que vuelven loco a cualquier hombre, te aprieta primero por arriba y va abrazando, con su vagina, la polla de arriba abajo y de abajo arriba, relajando y comprimiendo el pene a un ritmo desigual, que te saca todo lo que tengas dentro con estertores de felicidad. Por supuesto me corrí, me arrodillé y le chupé el clítoris hasta que gozó con un magnífico orgasmo. Se fue al aseo se limpió y volvió a salir desnuda y seguimos bailando entre besos y caricias, le dije que me gustaría ir a la pista de baile, que está a la vista de los que allí había, ella dijo que no, que no le importaba bailar un poco más allá, en un sitio medio oculto pero no en la pista, comenzamos a bailar en ese sitio mientras que la besaba más intensamente, le acariciaba los pechos, le acariciaba la clítoris y ella iba entrando en el estado de embriaguez sexual más intenso y de esa forma la fui llevando hacía la pista sin que hiciera el más mínimo intento de negarse, solo ocultaba su cara en mi hombro y suspiraba y gemía hasta que llegamos a la pista, allí bailamos un par de canciones, con el público alrededor y un aplauso final, ella estaba un poco abochornada, se tapaba la cara pero no se tapaba nada mas, saludó con unas reverencias e incluso ante la petición de uno de los que allí había que quería “bailar” con ella, me preguntó que si podía, yo le dije que bueno pero solo un baile, ella se puso a bailar sola, exhibiéndose, dando vueltas por la pista, provocando a todos y luego el pretendiente la cogió para bailar y ella se reía y se refregaba, estaba gozando como una niña con zapatos nuevos, él la besaba por el cuello, le sobaba las tetas y la besó largamente, cuando terminó el baile los aplausos fueron atronadores y todos querían bailar, ella se reía y se dejaba querer, la tapé con el vestido y me la llevé a la mesa, estaba como embriagada y quería mas, me dijo: “me lo estoy pasando estupendamente, quiero seguir, necesito una polla”, le dije que la mía y ella contestó: “otra, que esa la tengo muy vista y aquí hay muchos tíos deseando follarme, alguno valdrá”, le dije que eligiera uno, se levanto se fue para el que le había pedido bailar, lo agarró de la mano y se lo llevo a un rincón y allí de pie folló con aquel desconocido durante más de media hora, luego nos fuimos a follar a cualquier parte con un poco de intimidad.

A la mañana siguiente me dijo: “estoy loca, que vergüenza, que dirán de mí”, yo la consolé acariciándole sus tetas y fui bajando hasta sus labios vaginales y se le olvidó todo. Tiene una mala memoria terrible con sus “locuras “, a los dos meses no recuerda casi nada e incluso puede llegar a negar el haber hecho algo de eso.

Otra de sus más importantes experiencias es cuando estuvo en una agencia de escort, es una historia muy curiosa, al principio folló gratuitamente y más tarde cobrando, de la siguiente forma. Ella tiende a relajarse en lo sexual por la monotonía, por eso le propuse que mediante una agencia de contactos buscara alguna relación interesante, con más o menos trabajo aceptó y llamó a una agencia que no cobraba a las mujeres pero si a los hombres, le proporcionaron un número de teléfono y quedó con un hombre con el que folló un Viernes de dolores, según me contó tuvo tres orgasmos al menos, estuvieron 3 horas follando sin parar en un hotel muy famoso que hay en Sevilla llamado Hostal Nueva Andalucía para estos menesteres, le hizo de todo que ella aceptó con total placer, cuando volvían él le pidió verla de nuevo el Martes Santo, luego cuando volvió me dijo que no podíamos perder esa oportunidad y si no me parecía mal había quedado con él el Martes S., follaron de nuevo con el mismo resultado y con la petición de repetir el jueves de la semana siguiente, él se puso en contacto con la agencia a la que le conto todas las virtudes de mi mujer y el mismo lunes la llamaron para proporcionarle otra cita, ella en un estado de calentura permanente aceptó para el miércoles, un día antes del otro. Esa semana folló con ambos y la semana siguiente igual, le hacían una publicidad enorme en la agencia y la llamaron porque querían conocerla personalmente cosa que hasta ese momento ella no había permitido pero la convencieron.

La recibió una chica que la invitó a charlar y a café. Con el café delante le ofreció un regalo valorado en algunas miles de pesetas y le propuso ampliar el repertorio de amantes y a cambio recibiría regalos, ella se negó en redondo, la chica de la agencia le dijo que no era un pago que era un regalo, que ellos con cada amante ganaban una importante cantidad de dinero y que con las virtudes de ella podían ganar muchísimo más y no les parecía justo que ella no se beneficiara en nada, esto la hizo dudar y aceptó con reticencias pero aceptó. Inmediatamente le salieron amantes por todas partes, en una semana llegó a follar ocho veces, yo le pedí que seleccionara y así se lo dijo a la chica de la agencia, esta le propuso que tuviera tres relaciones a la semana con el beneficio de 200.000 ptas. por cita y 500.000 por toda la noche, se la disputaban, fue puta de verdad durante algún tiempo, solo cuatro o cinco meses, cuando lo dejó le pedían que volviera ofreciéndole de todo, es que cuando se tiene tanta afición y se hace tan a gusto se es más que una profesional, por supuesto la culpa fue mía que la animé a dar el paso. Tenemos un piso en la playa que ha pagado el coño de mi mujer y además ha gozado y además yo disfruto cuando en nuestras maratonianas jornadas de folleteo rememoramos sus experiencias.

Hoy han pasado algunos años y se ha tranquilizado, quizá demasiado, y me estoy pensando algún modo de volverla al “buen” camino.


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2 comentarios - relatos eroticos

Laurita80
Muy bien por María, qué bien que la pasa esa chica!!