Mis particulares fantasías III: frente al público

Hola chicos y chicas! Después de nuestra pequeña aventura anal me pareció que estaría bueno que les cuente algo que hice hace unos meses y que tiene, para mí, dos de los principales componentes de la fantasía: la mirada del otro y el riesgo, o sea lo prohibido.
No soy ninguna genia si digo que el sexo es jugar, ¿no? De hecho creo que lo primero en relación al sexo que todos hicimos está relacionado al juego. ¿O me van a decir que nunca jugaron al semaforo? Todos lo hicimos. ¿Y años más tarde al strip poker? No todos, pero muchos. Qué linda inocencia. Con el tiempo buscamos cada menos vueltas y parece que el primero que se pone en bolas gana. Qué aburrido…
Por eso con mi marido hace poco le buscamos una vuelta al juego. En vez de sacarnos algo, acumulábamos una prenda. Son esos juegos en los que tenés tantas ganas de ganar como de perder. Pasaban las cartas, la ropa echa a un lado, yo bastante mojadita y el que me apuntaba con su hermosa pija paradísima. Ya nos habíamos hecho todo tipo de prendas: yo caminé desnuda por el balcón, él se tuvo que poner mi disfraz de enfermerita, yo tuve que hacer algunas cosas con una zanahoria que el verdulero jamás hubiera imaginado, él tuvo que depilarse algunas zonas, y así. Nos calentábamos y además nos matábamos de la risa. Íbamos bastante parejos, la verdad. Pero, a decir verdad, el juego no es lo mío. Le eché la culpa a las cartas, a la suerte y a lo que se les ocurra, pero llegó un momento en que yo le “debía” tres prendas. Le hice una oferta, el famoso 3 x 1. Una prenda lo suficientemente difícil como para que quedásemos a mano. Aceptó, pensó un rato y me dijo “esperame acá”. Cuando volvió, tenía en su mano las bolitas chinas de las que les hablé la vez pasada.
http://blog.enfemenino.com/blog/seeone_400468_7812620/Mariposas36/BOLAS-CHINAS
Me miró con su mayor cara de picarón y me dijo: “a la tarde vienen mis primos, ¿te acordabas?”. Yo iba a tener que meterme las bolitas en la vagina y sentarme a la mesa a tomar mi café como si nada. Esa era la prenda. El que alguna vez las usó, sabe que hacen un ruidito muy particular con el cascabel que tienen adentro. Así se iba a dar cuenta él si yo estaba cumpliendo mi parte.
Llegaron sus primos (dos hombres de 34 y 27 y dos mujeres de 27 y 22; aclaro que yo tengo 29 y mi marido 30) y como buena perdedora que soy, a la mitad del café dije que iba un segundito al baño. Cuando volví, me senté y, cuando todos estuvieron bien callados, con un pequeño movimiento de caderas hice sonar el cascabel. Mi marido sonrió, era como si me gritase un gol en la cara. Se puso a hablar con sus primos y el turro apoyó la mano en mi pierna como si me hiciera un mimo inocentón y me empezó a balancear el cuerpo. Adentro mío sentía como si me exploraran, tenía un pequeño velero navegando en mi vagina y el viento lo movía de un lado a otro. Me estaba empezando a mojar más de la cuenta. Lo miré para que se detuviera, intenté poner cara de enojada, pero él saco su ancho de espadas: puso de cara de “a bancarse la prenda”.
Perdón, ¿hace unos renglones dije que soy buena perdedora? Mentira! Soy guachita como ninguna. Al poker me ganó, es cierto, pero ahora no me iba a volver a ganar. La venganza es un plato que se sirve bien caliente. ¿O no era así el dicho?
Me crucé de piernas y empecé a frotar la parte interna de los muslos, como haciendo presión contra el clítoris. Lo volví a mirar y él se puso blanco. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Movía una pierna sobre la otra muy lento, todo muy suave. Cada tanto no podía evitar un suspiro o cerrar los ojos. La prima que tiene 22 me preguntó si me sentía bien. Le dije que sí, que sólo tenía un poco de calor. Para adentro pensé que me estaba zarpando un poco, lo admito… Pero ¿parar? Ni loca. La tensión en toda la zona se acumulaba cada vez más y cuanto más apretaba, más sentía las bolitas chinas adentro mío. Aumentaba y disminuía la velocidad con que movía las piernas. A veces me tentaba y me pasaba la mano con mucho disimulo por la parte baja del abdomen, como apretandome la panza. El estaba blanco. Pensé que me iba a matar ahí mismo, delante de todos. Un poco porque me apiade y un poco para que a la noche estuviera todo bien entre nosotros, me disculpe y dije que tenía que ir al baño.
Cuando me saqué la bombacha la tenía totalmente mojada, parecía transparente jaja. Por suerte pude terminar mi faena tranquila ahí. Me saqué las bolitas y me toque a full con los dedos. Acabé sintiéndome tan... tan putona, como me empezaron a decir en algunos comments. Después, me quedé un ratito sentada en el videt para tranquilizarme y al rato me senté a la mesa como si nunca hubiera pasado nada.
A la noche me admitió que la ganadora fui yo y por suerte se lo tomó re bien, se mataba de la risa. Eso sí, como sé que estuve un poco guachita, lo recompensé bastante bien…

Otro día tendré que contar cuál fue la prenda que le hice cumplir a él la vez que gané.
Buenos chicos y chicas, si disfrutaron con mi historia aunque sea la milésima parte de lo que yo disfruté esa tarde estoy más que satisfecha.
Manden más comentarios que me encanta, me re estimula a escribir.
Besitos para todos.


PD: Cuenten chicas si nunca se masturbaron con esta técnica en la facu o en el laburo. El sexo en lugares públicos no me tienta tanto como tocarme. Vaya uno a saber por qué…

PD2: aprovecho para recomendación de post que vi recién:
http://www.poringa.net/posts/imagenes/1352985/50-Posiciones-diferentes-para-el-sexo,-ilustrado_.html
No es nuevo, pero qué ganas de ir cumpliendo una por una todas las posiciones hasta llegar a la N°50... y ahí volver a empezar. Post muy recomendable, es re gráfico y explica bien.