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Amigos para todo

Soy MarianLove (con acento en la primera a) y voy a relatarles algunas experiencias propias y otras ajenas pero que me inspiran a escribir sobre lo más hermoso de la vida: el placer del sexo.

La primera historia se llama: Amigos para todo.

Hace un poco tiempo atrás, mis amigos Diego y Julia tuvieron la dicha de quedar embarazados. Por razones de salud Julia tuvo que hacer reposo mucho tiempo y sus relaciones sexuales se suspendieron.
Ellos tienen una vida sexual muy intensa, son la típica pareja que lo hace a toda hora y en todo lugar, muchas veces jugando a ser vistos mientras lo hacen. Más de una vez en vacaciones compartidas o hasta en fiestas de cumpleaños los he sorprendido en el baño, en un pasillo o hasta en un balcón. No tienen prejuicios.
Por eso no me llamó la atención al ir a visitarla a Julia ella me confesara lo mal que se sentía al saber que Diego no tenía sexo. Me imaginaba que una pareja tan sexualmente activa podía sufrir la falta de sexo, y más aún un varón tan enérgico como Diego.
Entonces, mitad en joda mitad en serio, le dije a Julia que Yo me ofrecía a darle una mano a Diego para superar el trance. Ella, sonriendo, me dijo que tomaba la oferta, que no lo repitiera mucho porque estaban en condiciones de aceptar.
Yo me frené y meditando un momento la situación decidí llevar adelante la cuestión. Diego era un hombre que me atraía mucho y no iba a tener otra oportunidad de experimentar algo así.
Convenimos con Julia que ella con convencería a Diego de que me hiciera una visita en casa y si todo iba bien, y él accedía, Yo lo ayudaría a “descargarse”.
La situación se extendió unos días hasta que él aceptó la propuesta. Mientras él venía en viaje a casa Julia me llamó para ponerme al tanto de sus gustos. “Le gusta mucho el sexo oral”, me dijo. “No tenemos posiciones preferidas, pero sé que a él le gusta mucho que Yo lo monte en sentadillas, con los pies apoyados en la cama, así me ve mi concha mientras su pija entra y sale”. Mientras me contaba detalles le pregunté “¿Le gusta el sexo anal? Ella hizo un segundo de silencio. “Sí, le encanta. Pero no me animaba a pedirte algo tan así. Mirá, hacelo gozar y que vuelva a casa arrastrándose, yo sé que vos lo podés hacer”. Nos reímos juntas y en eso él tocó el timbre. Bueno aquí llegó, Yo me encargo amiga, le dije. OK, me contestó. Cuídense y después hablamos.
Corté y fui a la puerta. Al abrir lo noto nervioso. Yo no estaba para nada producida, todavía tenía la ropa de trabajo puesta. Nos saludamos con un beso en la mejilla. Él entró y se paró enfrente a la puerta, era como que no quería pasar.
Yo no sabía bien que decir, así que decidí ser concreta para empezar lo antes posible. “Yo sé cómo es esto, ¿sí? Solamente dejate llevar como cuando estabas soltero y te cojías a todo lo que se te presentaba. Vamos a pasarla bien, sin pensar en nada más que en gozar. Olvidate de quién soy. Relajate”.
Él me contestó: “¿Vos crees que puede ser tan fácil?”. Yo llevándole mi mano a la boca le dije “Shhhhh. Yo me encargo de todo”.
En medio del pasillo de casa que va del dormitorio a la cocina lo apoyé contra una pared y me arrodille frente a su bragueta. Le desprendí el pantalón y se lo bajé con los bóxer hasta los tobillos. Tenía la pija fláccida, nunca me había pasado de chupar una pija blanda, me la metí entera en la boca y se la empecé a chupar. Él cerraba los ojos.
Con la pija de a poco creciendo dentro de mi boca me di cuenta del real significado de “tirar la goma”. Ingenua Yo.
Después de unos minutos su pija fue creciendo y me llevé una grata sorpresa. Tenía una pija increíble, con razón Julia era tan adicta a ella. De tener una pija así en casa también viviría cojiendo.
Mientras se la chupaba me fui desvistiendo. Me quedé desnuda, sólo con las medias de nylon que me llegaban hasta los muslos. Me puse de pié y le saqué la camisa. Él abrió los ojos y me comenzó a mirar. Me tocaba las tetas y Yo lo pajeaba. Y entonces sin soltarlo de la pija empecé a caminar hasta el dormitorio. Llegamos hasta la cama y lo recosté a él primero. Después me paré arriba del colchón sobre él, y haciendo las sentadillas me puse su pija entre mis labios masajeándome el clítoris un momento.
Él cerraba los ojos de nuevo, a mí no me importaba. No me importaba que no me mirara ni que me hablara, la verdad es que con una pija así ya era suficiente. Aguanté un rato las ganas de clavarme la pija hasta que él empujándome hacia abajo me hizo dar cuenta de que era el momento.
La sensación de esa pija gruesa y caliente era tremenda. Era mucho mejor que las de mis dos amigovios. La sentía muy profunda, casi me dolía. Estaba muy concentrada en su pija así que dejé de mirarlo por un rato, cuando volví él me estaba mirando la concha que la tenía súper abierta y mojada. Me empecé masajear el clítoris y lo notaba que él se excitaba cada vez más. Con ese jueguito me acabé y no pude aguantar la posición, así que me arrodillé y lo seguí cabalgando. Él me tomó las tetas, me acarició y me pidió que me diera vuelta, que lo cabalgara pero de espaldas. Sospeché que lo que quería era verme el culo, que es lo mejor que tengo.
Le hice caso y me di vuelta. De nuevo jugué con su pija antes de metérmela hasta que él me tomó de los hombros y me hizo sentar en su pija.
De nuevo cojimos un rato más y Yo volví a masajear mi clítoris hasta acabar de nuevo. Él me sostenía desde los cachetes del culo para ver como su pija entraba y salía. Me acabé de nuevo y no quería seguir más así, así que le dije que él viniera arriba. Me bajé de él y me recosté a su lado, le acaricié la pija mientras lo miraba hasta que decidí chupársela así. Él volvió a cerrar los ojos.
Mientras se la chupaba me animé a preguntarle si quería hacerme la cola. Él me miró y me dijo que sí, que hacía todo lo que Yo quisiera. Me tiré hacia la mesa de luz y saqué el lubricante. Me acosté a su lado y empecé a ponerme gel. Él lo agarró y se lubricó también su pija. Mientras nos pasábamos el gel nos mirábamos de arriba abajo. De la excitación que tenía me chorreaba todo y en mi cola se mezclaban los líquidos con el lubricante.
Cuando estuve lista le dije, “Empezamos?” Él se arrodillo y trató de girarme para ponerme de rodilla. Yo le dije, “No, lo hacemos así, de frente”. Así que subí las piernas hasta sostenerme los muslos con las manos. Él se puso frente mío y me presentó la cabeza en la cola. Su pija me quemaba y de a poco, con algo de dolor, empezó a entrar. Cuando la tuve adentro él empezó a moverse muy lento y Yo acompañaba. Él cerraba los ojos y o gozaba como nunca mientras me metías los dedos en la concha.
Él abrió los ojos y me empezó a mirar. Noté que se estaba por acabar y le dije “¿Acabamos juntos?”. Él comenzó a moverse más rápido, me preguntó dónde quería la leche y Yo le dije que me acabara afuera, que quería ver su pija cómo se vaciaba encima mío. Nos dejamos llevar los dos, no Yo ni él dábamos más.
Yo me empecé a acabar primero, no hay nada que haga gozar más que la estimulación anal, aunque sea metiéndome un dedo. Mientras me acababa él sacó su pija de mi culo y se empezó a pajear hasta que la leche le empezó a brotar de su pija. El primer chorro fue casi líquido y me hizo un charco en la panza, ahora el segundo y el tercer chorro me llegaron hasta la cara y el pelo. Acabó muy intensamente y me llenó de leche.
Al terminar lo rodie con mis piernas y lo empecé a acariciar. Le pregunté si estaba bien, si le había parecido bien. Él con un poco de vergüenza me dijo que había sido increíble.
Le ofrecí darse una ducha. Fuimos juntos hasta el baño y él entró a la ducha y Yo me senté en el bidet. Al instante corrí la cortina y con toda la naturalidad del mundo me metí en la ducha con él. Noté que él se sorprendió pero haciéndome la chistosa le dije “me rompés el culo pero no dejás bañar con vos? cómo es eso?” Él se sonrió y me hizo un lugar.
Nos duchamos juntos hablando bolucedes. Yo no paré de mirarlo y cuando podía, rozarlo. Él se rindió al tiempo y también empezó a mirarme y tocarme.
Al terminar la ducha ya su pija estaba de nuevo parada. Le dije, “quedate acá no vayamos de nuevo a la cama” y me arrodillé para hacerle un pete.
Se la chupé como nunca antes chupé una pija y al acabar me tragué toda su leche.
Al terminar la sesión de sexo le dije si estaba bien, y si la había pasado bien. Él me dijo que sí y que estaba más que satisfecho. Yo me ofrecí a “ayudarlo” cuando quisiera y quedamos en charlar en la semana.
Al irse nos despedimos con un beso en la mejilla y un abrazo. Como siempre lo habíamos hecho. Al bajar las escaleras le dije. “Chau amigo”, él se dio la vuelta subió hasta la puerta y me hizo entrar de nuevo a casa. Allí me dio un apasionado beso y me dijo “Gracias, sos fabulosa”. Yo le devolví el beso y lo mandé para su casa.

FIN

2 comentarios - Amigos para todo

elpajaro1970
que bueno es coger con las amigas!!!! Muy bueno, muchas gracias!!!!!
camioneta1964
Muy buen relato!!! Corto y bien cargado!!!