Fede y Sebas son dos exitosos abogados a quienes les gusta la concha más que las vacaciones. A última hora de la tarde llego a su oficina, donde me reciben ambos de traje, tomando Fernet. Los veo ocupados, por lo que decido sacar mi netbook rosa de la cartera y ponerme a escribir. Fede se cerca inmediatamente. Si estás escribiendo una historia nueva, me dice, escribí que ahora te estoy tocando las tetas.
Me doy vuelta y, como en las películas porno, le bajo el cierre del pantalón sin besarlo. Fede toma su vaso de Fernet y me tira un poco de bebida sobre las tetas. Les pasa la lengua.
Detrás de mí, Sebas me saca la ropa y lo siento intercalar el uso de dos consoladores distintos en mi cuerpo, con una destreza singular. Empieza con el clásico de goma untado en aceite para bebé, que me produce una sensación muy agradable. Hacela gemir, le pide Fede y su colega obedece. Luego, saca del cajón de su escritorio, una enorme poronga de cerámica que, explica, es un recuerdo que le trajeron de Amsterdam. Le digo que se me puede romper adentro de la concha y es algo que no me gustaría tener que explicar en una guardia. Como si no me hubiera escuchado, Fede unta la gran poronga en aceite y me la mete.
Sebas se para al lado de Fede y los dos me meten la pija en la boca al mismo tiempo, mientras agradecen a la Providencia que mi boca sea tan grande y se cachetean mutuamente el orto.
Sebas se retira un segundo de la escena para traer un nuevo vaso de Fernet y cuando vuelve, Fede me está cogiendo fuerte sobre el escritorio. Bueno, yo me voy a comprar forros y vuelvo, anuncia Sebas, mientras Fede me grita que soy su puta y me cachetea. La cara, la cola, las tetas. Fuerte.
Yo estoy sobre la mesa, de espaldas a él. Quiero verte esa cara de puta, me dice y me agarra del cuello con mucha fuerza.
Cuando Sebas vuelve, minutos más tarde, nos encuentra sentados, desnudos. A Fede se le ocurre llamar por teléfono a un amigo para que se sume al garchufeo, pero resulta que está con su novia y no puede venir. Llama a sus amigos. Estoy con Chanelle, les dice, la escritora. Muy pronto van a poder leer en alguna revista todas las chanchadas que le hicimos. Me pasa el celular y me saludan. Para ellos debe ser como hablar con la Cortázar de las porongas. O algo así.
Nos quedamos unos minutos los tres en la oficina. Fede y yo desnudos y Sebas vestido, porque recién llega de la calle. Me mata la cara de Chanelle, le dice Fede a su amigo. Y no sé cómo, ese comentario deriva en la estética de mi clítoris.
Re linda concha tiene, dice Sebas. Sí, es preciosa, afirma Fede.
La alfomba de la oficina se ve muy tentadora. Fede se acuesta en el piso, aún con el vaso de Fernet y yo me arrodillo para chuparle la pija, mientras Sebas atrás mío me coge doggy-style. Fede me acaba en la cara y yo tengo un orgasmo casi al mismo tiempo que él. Mientras tanto, Sebas sigue bombeando. Hace 6 hs que me están dando y ya no sé ni cómo me llamo.
Fede me levanta las piernas y me pone la pija en la boca mientras Sebas (detrás de él) me da con ganas (sí, Sebas tiene en la cara, en realidad, el culo de Fede; pero qué se yo, son cosas de ellos. Yo lo único que veo es a Fede levantándome las piernas y mirándome a los ojos mientras me dice chanchadas y me sigue pegando).
Sebas acaba gloriosamente y quedamos los tres, desnudos, tirados sobre la alfombra. Todavía tengo la cara *decorada* y como Fede se niega a traerme una toalla, me limpio con su camisa hasta entonces impoluta. Me lo imagino al día siguiente, haciendo trámites en Tribunales con esa camisa.
Fede me acaricia y enseguida propone que lo siga chupando, así que antes de que todo empiece de nuevo, gateo sobre la alfombra para ir a vestirme.
Uy, mami, me dice Fede cuando, al arrodillarme, le doy una buena visión de mi cola, ¡con ese culo te invito a cagar a casa!
Desde el baño, escucho a Fede hablar por teléfono con otro amigo. Le cuenta lo que acabamos de hacer.
Ah, se enfiestaron una puta, le dice su amigo por teléfono.
¿Cómo 'una puta'? responde Fede, casi ofendido. Es Chanelle, no es una puta. Es MI puta.
Le pido a Fede que me llame un taxi y él me da una golosina para el viaje. Me despide, desnudo. Me da un beso en la puerta y yo me agacho para "besarlo también a él".
Minutos después de llegar a casa, me llama Fede para preguntarme si llegué bien a casa.
Esta vez estaba a media máquina, me dice, tuve un día larguísimo en el laburo.
La próxima, te cogemos toda la noche.
Créditos:
Relato escrito por Chanelle Noir, publicado en revista Maxim en diciembre de 2009
Modelo: Chanelle Noir
Fotógrafo: Patricio Colombo.
Me doy vuelta y, como en las películas porno, le bajo el cierre del pantalón sin besarlo. Fede toma su vaso de Fernet y me tira un poco de bebida sobre las tetas. Les pasa la lengua.
Detrás de mí, Sebas me saca la ropa y lo siento intercalar el uso de dos consoladores distintos en mi cuerpo, con una destreza singular. Empieza con el clásico de goma untado en aceite para bebé, que me produce una sensación muy agradable. Hacela gemir, le pide Fede y su colega obedece. Luego, saca del cajón de su escritorio, una enorme poronga de cerámica que, explica, es un recuerdo que le trajeron de Amsterdam. Le digo que se me puede romper adentro de la concha y es algo que no me gustaría tener que explicar en una guardia. Como si no me hubiera escuchado, Fede unta la gran poronga en aceite y me la mete.
Sebas se para al lado de Fede y los dos me meten la pija en la boca al mismo tiempo, mientras agradecen a la Providencia que mi boca sea tan grande y se cachetean mutuamente el orto.
Sebas se retira un segundo de la escena para traer un nuevo vaso de Fernet y cuando vuelve, Fede me está cogiendo fuerte sobre el escritorio. Bueno, yo me voy a comprar forros y vuelvo, anuncia Sebas, mientras Fede me grita que soy su puta y me cachetea. La cara, la cola, las tetas. Fuerte.
Yo estoy sobre la mesa, de espaldas a él. Quiero verte esa cara de puta, me dice y me agarra del cuello con mucha fuerza.
Cuando Sebas vuelve, minutos más tarde, nos encuentra sentados, desnudos. A Fede se le ocurre llamar por teléfono a un amigo para que se sume al garchufeo, pero resulta que está con su novia y no puede venir. Llama a sus amigos. Estoy con Chanelle, les dice, la escritora. Muy pronto van a poder leer en alguna revista todas las chanchadas que le hicimos. Me pasa el celular y me saludan. Para ellos debe ser como hablar con la Cortázar de las porongas. O algo así.
Nos quedamos unos minutos los tres en la oficina. Fede y yo desnudos y Sebas vestido, porque recién llega de la calle. Me mata la cara de Chanelle, le dice Fede a su amigo. Y no sé cómo, ese comentario deriva en la estética de mi clítoris.
Re linda concha tiene, dice Sebas. Sí, es preciosa, afirma Fede.
La alfomba de la oficina se ve muy tentadora. Fede se acuesta en el piso, aún con el vaso de Fernet y yo me arrodillo para chuparle la pija, mientras Sebas atrás mío me coge doggy-style. Fede me acaba en la cara y yo tengo un orgasmo casi al mismo tiempo que él. Mientras tanto, Sebas sigue bombeando. Hace 6 hs que me están dando y ya no sé ni cómo me llamo.
Fede me levanta las piernas y me pone la pija en la boca mientras Sebas (detrás de él) me da con ganas (sí, Sebas tiene en la cara, en realidad, el culo de Fede; pero qué se yo, son cosas de ellos. Yo lo único que veo es a Fede levantándome las piernas y mirándome a los ojos mientras me dice chanchadas y me sigue pegando).
Sebas acaba gloriosamente y quedamos los tres, desnudos, tirados sobre la alfombra. Todavía tengo la cara *decorada* y como Fede se niega a traerme una toalla, me limpio con su camisa hasta entonces impoluta. Me lo imagino al día siguiente, haciendo trámites en Tribunales con esa camisa.
Fede me acaricia y enseguida propone que lo siga chupando, así que antes de que todo empiece de nuevo, gateo sobre la alfombra para ir a vestirme.
Uy, mami, me dice Fede cuando, al arrodillarme, le doy una buena visión de mi cola, ¡con ese culo te invito a cagar a casa!
Desde el baño, escucho a Fede hablar por teléfono con otro amigo. Le cuenta lo que acabamos de hacer.
Ah, se enfiestaron una puta, le dice su amigo por teléfono.
¿Cómo 'una puta'? responde Fede, casi ofendido. Es Chanelle, no es una puta. Es MI puta.
Le pido a Fede que me llame un taxi y él me da una golosina para el viaje. Me despide, desnudo. Me da un beso en la puerta y yo me agacho para "besarlo también a él".
Minutos después de llegar a casa, me llama Fede para preguntarme si llegué bien a casa.
Esta vez estaba a media máquina, me dice, tuve un día larguísimo en el laburo.
La próxima, te cogemos toda la noche.
Créditos:
Relato escrito por Chanelle Noir, publicado en revista Maxim en diciembre de 2009
Modelo: Chanelle Noir
Fotógrafo: Patricio Colombo.
8 comentarios - Sexo y Fernet
encima de ser una diosa escribis de la puta madre... sos una idola!!!
saludos