Esta es una historia real que me pasó cuando tenía 15 años. Por cuestiones de seguridad voy a dar nombres falsos. Es mi primera historia por lo que voy a tratar de hacer lo mejor posible.
Me llamo Facundo, tengo 21, soy morocho de ojos verdes, mido 1.83, y no es por presumir, pero estoy bien dotado. Cuando estaba en 2 año de la secundaria llego una profesora nueva a mi colegio, su nombre era Andrea. Ella tenía 38 años y era divorciada, media alrededor de 1.75, pechos pequeños pero muy marcados y una cola muy firme. Rubia de pelo lacio, y una mirada muy excitante.
Era una profesora que generalmente no faltaba, y le encantaba vestirse como una zorra cuando dictaba las clases. Usaba tacos, una falda bastante corta, y una camisa que dejaba todo al descubierto.
Desde que había llegado todos los alumnos estábamos totalmente descontrolados, la mayoría de nosotros vírgenes. Cada tarde llegaba a mi casa y me mataba a pajas para calmar el instinto sexual. En las clases me la imaginaba constantemente desnuda, y lo que mas me gustaba era cuando me retaba con esos ojos de puta, y esos labios carnosos, y gruesos que tenía.
Mi historia arranca un jueves a la tarde que me castigaron y me tuve que quedar después de clases haciendo trabajos comunitarios. Cuando me estaba por ir, tuve que ir a reportarme como hacia de costumbre. Apenas abro la puerta de la rectoría la veo a ella chupándosela a un profesor (Educación Física), y trato de no hacer ruido y dejar la puerta entreabierta. Ellos ni lo notaron, yo les saque un par de fotos con mi celular, cerré la puerta y me fui para mi casa. Aquella noche estaba tan excitado que tuve que correrme tres veces.
Estuve pensando durante mucho tiempo como hacer para sacarle provecho a esta situación, hasta que decidí hacer lo más simple de todo, chantajearla.
Al día siguiente, después de clases, decidí seguirla hasta la casa. Me comí un viaje de media hora pero valió la pena. Cuando estaba por abrir la puerta, le toco la espalda, ella se dio vuelta asustada, me miró, sonrió y me dijo de pasar. Yo al principio no entendía nada. Como era posible que no estuviera sorprendida al verme ahí. Yo pase, y me hizo subir al departamento. Arriba ella me explicó que se había dado cuenta que la había seguido, pero que no le importaba ya que necesitaba alguien con quien hablar.
Yo estaba totalmente desconcertado pero le seguí el juego. Fuimos a la cocina, nos sentamos y me empezó a hablar de su ex—marido, de que no la trataba bien, y por eso terminaron. Que se sentía sola, que necesitaba alguien que la consuele. Yo a todo esto estaba con la pija que me explotaba. Me la empecé a tocar por debajo de la mesa sin que ella se diera cuenta. Un momento después me pregunto sino me molestaba que se ponga algo más cómoda. Yo le dije que no había problema. Fue a la habitación y volvió con una tanga negra, y una remera casi transparente. Me dijo que se había dado cuenta de que la había espiado, porque había observado las cámaras de seguridad del colegio antes de irse, y que ya sabía porque estaba ahí. Me dijo que si le daba las fotos se iba a portar como una putita toda la tarde/noche, yo acepte, jeje pero sin decirle que le había sacado copias y las tenía en mi casa.
Se acerco hacia a mí, se sentó encima mío, y nos empezamos a besar. Tenía una lengua muy juguetona, que recorría toda mi boca. Después se bajo, y me abrió los pantalones y empezó a chupármela, me la agarraba con las dos manos y las movía para arriba y abajo mientras se la tragaba hasta el fondo. Esos terribles labios de petera, que tenía, fue una de las mejores chupadas de mi vida. Era mil veces mejor de lo que había imaginado por tantas noches. Yo no pude aguantar más que dos minutos y le acabe todo en la boca. Ella como mi putita obedeció lo que le dije y se trago toda la leche, mientras me seguía relamiendo la punta. Me la siguió chupando por un rato mas, y le dije de ir a la habitación.
Apenas entramos la agarre del pelo, la apoye contra una pared, le corrí la tanga y le entre a chupar la hermosa cola que tenía. Estaba bastante mojadita lo que me éxito mucho mas, a esa altura mi pija era una roca. Ella sin objeción ninguna obedecía y gemía como una puta, exactamente como me lo había imaginado. Ahí mismo la penetre contra la pared, una y otra vez, primero iba despacio, después empecé a ir mucho mas fuerte, envistiéndola fuertemente hasta provocar unos pequeños grititos. La muy puta me decía más fuerte, más fuerte, quiero toda tu lechita, quiero que me acabes en el orto. A lo que yo le respondía decime lo que queres puta, que queres que te haga, quien sos. Y me respondía Soy tu puta, yo soy tu puta, y quiero toda tu leche, más fuerte mas fuerte. Mientras la penetraba le iba lamiendo todo el cuello, le metía los dedos por toda la boca, haciendo que me los chupe, y le apretaba las dos tetitas de nena que tenía. Acabamos al mismo tiempo, después de eso ella tomo la iniciativa, se dio vuelta y me empujo contra la cama. Se tiro encima mío y mientras me daba besos muy calientes, utilizaba una mano para pajearme y la otra para tocarse su sexo. Yo le dije que me diga lo que le pasaba y ella me decía, como tu puta quiero que me veas la cara mientras me metes ese pedazo de pija, estuvimos rebotando un rato largo, se metía la pija hasta el fondo, y era insaciable, de lubricante me escupía, para poder ir más rápido. Yo acabe más rápido que ella, ella termino unos minutos después. Nos quedamos recostados en la cama por 20 minutos tocándonos y besándonos. Después de un rato me bajo a abrir y me dijo que esto no se debía repetir, ya que ella se estaba jugando su trabajo.
Al lunes siguiente, ella me miraba igual que siempre como si nada hubiera pasado, y estaba vestida con una pollera que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, y una remera muy apretada. En el segundo recreo que tuvimos esa mañana, mientras ella caminaba hacia el baño de profesores para cambiarse ya que no tenía que dar más clases por ese día, yo le seguía la cola con la mirada. Apenas entró al baño yo mira para todos lados para asegurarme que nadie me este mirando, me metí rápido atrás de ella, y cerré la puerta. Ella se dio vuelta rápidamente, y me dijo que ya habíamos dejado el tema bien en claro. Yo le dije la verdad de las fotos y que podía chantajearlas, ella se enojo mucho por haberle mentido, pero no tenía otra que hacerme caso. El recreo duraba 20 minutos, y yo le iba diciendo lo que tenia que hacer. Primero le dije que se desnude y me haga un bailecito, mientras me calentaba la pija por encima del pantalón. Después le dije que se agache para chuparme la pija, primero la saco, y me fue acariciando los huevos lentamente, mientras con la otra mano me iba pajeando. Cuando la tenía notablemente dura, le agarra la cabeza y se la metí hasta el fondo atragantándola. Me la estuvo chupando un rato largo. Le acabe en toda la cara. Ella se levanto y cuando se iba a limpiar, le dije que no había terminado, la agarre del brazo, la alce de frente y la apoye contra una pared. La empecé a penetrar por su sexo, mientras le chupaba las tetas, cuando le estaba por acabar la di vuelta, la puse en cuatro en el piso del baño y se la metí hasta el fondo hasta tocarle el clítoris. Esto hizo que ella se excitara mucho, y acabo primero que yo. Sentí todos sus jugos cayéndome por las piernas, después de unos segundos termine yo. La levante, le di un par de besos, le manoseé la cola por última vez ese día, y me fui para el aula ya que estaba por terminar el recreo. Desde ese día siempre que tenemos tiempo echábamos un polvo.
Durante los siguientes meses nos seguimos viendo. A ella el tema del chantaje ya se le había olvidado, ahora siempre lo hacía por placer.
Espero firmas, y muchas gracias por leerlo.
Me llamo Facundo, tengo 21, soy morocho de ojos verdes, mido 1.83, y no es por presumir, pero estoy bien dotado. Cuando estaba en 2 año de la secundaria llego una profesora nueva a mi colegio, su nombre era Andrea. Ella tenía 38 años y era divorciada, media alrededor de 1.75, pechos pequeños pero muy marcados y una cola muy firme. Rubia de pelo lacio, y una mirada muy excitante.
Era una profesora que generalmente no faltaba, y le encantaba vestirse como una zorra cuando dictaba las clases. Usaba tacos, una falda bastante corta, y una camisa que dejaba todo al descubierto.
Desde que había llegado todos los alumnos estábamos totalmente descontrolados, la mayoría de nosotros vírgenes. Cada tarde llegaba a mi casa y me mataba a pajas para calmar el instinto sexual. En las clases me la imaginaba constantemente desnuda, y lo que mas me gustaba era cuando me retaba con esos ojos de puta, y esos labios carnosos, y gruesos que tenía.
Mi historia arranca un jueves a la tarde que me castigaron y me tuve que quedar después de clases haciendo trabajos comunitarios. Cuando me estaba por ir, tuve que ir a reportarme como hacia de costumbre. Apenas abro la puerta de la rectoría la veo a ella chupándosela a un profesor (Educación Física), y trato de no hacer ruido y dejar la puerta entreabierta. Ellos ni lo notaron, yo les saque un par de fotos con mi celular, cerré la puerta y me fui para mi casa. Aquella noche estaba tan excitado que tuve que correrme tres veces.
Estuve pensando durante mucho tiempo como hacer para sacarle provecho a esta situación, hasta que decidí hacer lo más simple de todo, chantajearla.
Al día siguiente, después de clases, decidí seguirla hasta la casa. Me comí un viaje de media hora pero valió la pena. Cuando estaba por abrir la puerta, le toco la espalda, ella se dio vuelta asustada, me miró, sonrió y me dijo de pasar. Yo al principio no entendía nada. Como era posible que no estuviera sorprendida al verme ahí. Yo pase, y me hizo subir al departamento. Arriba ella me explicó que se había dado cuenta que la había seguido, pero que no le importaba ya que necesitaba alguien con quien hablar.
Yo estaba totalmente desconcertado pero le seguí el juego. Fuimos a la cocina, nos sentamos y me empezó a hablar de su ex—marido, de que no la trataba bien, y por eso terminaron. Que se sentía sola, que necesitaba alguien que la consuele. Yo a todo esto estaba con la pija que me explotaba. Me la empecé a tocar por debajo de la mesa sin que ella se diera cuenta. Un momento después me pregunto sino me molestaba que se ponga algo más cómoda. Yo le dije que no había problema. Fue a la habitación y volvió con una tanga negra, y una remera casi transparente. Me dijo que se había dado cuenta de que la había espiado, porque había observado las cámaras de seguridad del colegio antes de irse, y que ya sabía porque estaba ahí. Me dijo que si le daba las fotos se iba a portar como una putita toda la tarde/noche, yo acepte, jeje pero sin decirle que le había sacado copias y las tenía en mi casa.
Se acerco hacia a mí, se sentó encima mío, y nos empezamos a besar. Tenía una lengua muy juguetona, que recorría toda mi boca. Después se bajo, y me abrió los pantalones y empezó a chupármela, me la agarraba con las dos manos y las movía para arriba y abajo mientras se la tragaba hasta el fondo. Esos terribles labios de petera, que tenía, fue una de las mejores chupadas de mi vida. Era mil veces mejor de lo que había imaginado por tantas noches. Yo no pude aguantar más que dos minutos y le acabe todo en la boca. Ella como mi putita obedeció lo que le dije y se trago toda la leche, mientras me seguía relamiendo la punta. Me la siguió chupando por un rato mas, y le dije de ir a la habitación.
Apenas entramos la agarre del pelo, la apoye contra una pared, le corrí la tanga y le entre a chupar la hermosa cola que tenía. Estaba bastante mojadita lo que me éxito mucho mas, a esa altura mi pija era una roca. Ella sin objeción ninguna obedecía y gemía como una puta, exactamente como me lo había imaginado. Ahí mismo la penetre contra la pared, una y otra vez, primero iba despacio, después empecé a ir mucho mas fuerte, envistiéndola fuertemente hasta provocar unos pequeños grititos. La muy puta me decía más fuerte, más fuerte, quiero toda tu lechita, quiero que me acabes en el orto. A lo que yo le respondía decime lo que queres puta, que queres que te haga, quien sos. Y me respondía Soy tu puta, yo soy tu puta, y quiero toda tu leche, más fuerte mas fuerte. Mientras la penetraba le iba lamiendo todo el cuello, le metía los dedos por toda la boca, haciendo que me los chupe, y le apretaba las dos tetitas de nena que tenía. Acabamos al mismo tiempo, después de eso ella tomo la iniciativa, se dio vuelta y me empujo contra la cama. Se tiro encima mío y mientras me daba besos muy calientes, utilizaba una mano para pajearme y la otra para tocarse su sexo. Yo le dije que me diga lo que le pasaba y ella me decía, como tu puta quiero que me veas la cara mientras me metes ese pedazo de pija, estuvimos rebotando un rato largo, se metía la pija hasta el fondo, y era insaciable, de lubricante me escupía, para poder ir más rápido. Yo acabe más rápido que ella, ella termino unos minutos después. Nos quedamos recostados en la cama por 20 minutos tocándonos y besándonos. Después de un rato me bajo a abrir y me dijo que esto no se debía repetir, ya que ella se estaba jugando su trabajo.
Al lunes siguiente, ella me miraba igual que siempre como si nada hubiera pasado, y estaba vestida con una pollera que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, y una remera muy apretada. En el segundo recreo que tuvimos esa mañana, mientras ella caminaba hacia el baño de profesores para cambiarse ya que no tenía que dar más clases por ese día, yo le seguía la cola con la mirada. Apenas entró al baño yo mira para todos lados para asegurarme que nadie me este mirando, me metí rápido atrás de ella, y cerré la puerta. Ella se dio vuelta rápidamente, y me dijo que ya habíamos dejado el tema bien en claro. Yo le dije la verdad de las fotos y que podía chantajearlas, ella se enojo mucho por haberle mentido, pero no tenía otra que hacerme caso. El recreo duraba 20 minutos, y yo le iba diciendo lo que tenia que hacer. Primero le dije que se desnude y me haga un bailecito, mientras me calentaba la pija por encima del pantalón. Después le dije que se agache para chuparme la pija, primero la saco, y me fue acariciando los huevos lentamente, mientras con la otra mano me iba pajeando. Cuando la tenía notablemente dura, le agarra la cabeza y se la metí hasta el fondo atragantándola. Me la estuvo chupando un rato largo. Le acabe en toda la cara. Ella se levanto y cuando se iba a limpiar, le dije que no había terminado, la agarre del brazo, la alce de frente y la apoye contra una pared. La empecé a penetrar por su sexo, mientras le chupaba las tetas, cuando le estaba por acabar la di vuelta, la puse en cuatro en el piso del baño y se la metí hasta el fondo hasta tocarle el clítoris. Esto hizo que ella se excitara mucho, y acabo primero que yo. Sentí todos sus jugos cayéndome por las piernas, después de unos segundos termine yo. La levante, le di un par de besos, le manoseé la cola por última vez ese día, y me fui para el aula ya que estaba por terminar el recreo. Desde ese día siempre que tenemos tiempo echábamos un polvo.
Durante los siguientes meses nos seguimos viendo. A ella el tema del chantaje ya se le había olvidado, ahora siempre lo hacía por placer.
Espero firmas, y muchas gracias por leerlo.
17 comentarios - Debute con una profesora
o no te vamos a creer!
si no me creeen
mucho no me molesta gente
jf soss un tremendo pelotudo, hermano