Una mujer con olor a...
Una hermosa mujer que tenía un defecto que la acomplejaba. La pobre era joven, muy bella, inteligente, sociable, comunicativa y afectuosa, pero sufría dolorosamente un problema que estaba acabando con su vida: despedía un tremendo e insoportable olor a concha.
La pobre, que vivía en el anhelo del amor, nunca podía encontrar pareja, porque ningún hombre podía permanecer apenas unos segundos junto a ella. Tan poderoso olor se dejaba notar siempre, en cualquier parte, en cualquier época del año, se lavara cuanto se lavara y con lo que se lavara, hiciera lo que hiciera, comiera lo que comiera, de cualquier forma siempre despedía aquel exagerado e insufrible olor.
Así su vida personal se fue arruinando. Cayó en una terrible depresión y se quedó sin trabajo. Todo a su alrededor se venía abajo por lo imposible de hacer una sencilla vida normal. Ni paseando por la calle podía olvidar su problema ya que los transeúntes se veían obligados a apartarse varios metros ahogados por la fuerza del olor de su sexo.
Un terrible destino se cernía sobre ella porque su vida empezaba a ser insostenible.
Un día, se encontró con una amiga.
- ¡Hola María! ¿Qué te pasa, que te veo tan mal?
- Bueno, ya lo sabés, mi problema está acabando conmigo.
- Cierto es que se te ve muy mal ¿pero tan grave es?
- ¿Y como no lo va a ser? He perdido mi trabajo, he perdido mi coche y estoy a punto de perder mi casa. No tengo vida social y lo que es peor, no puedo encontrar a ningún hombre porque ninguno puede aguantar un minuto junto a mí.
- Pues es verdad que es grave la cosa. Pero, ¿sabés? Conozco a un chico perfecto para vos.
- Eso no puede ser.
- Sí, creeme, es como yo te digo. Mi amigo Paco: tuvo un accidente y perdió la función de la pituitaria.
- ¿Quieres decir que no puede oler nada?
- Efectivamente. Y además es un chico bárbaro.
- ¿Cómo es?
- Alto, moreno de ojos claros, bien parecido, muy culto, muy simpático y enamoradizo, y tiene un trabajo estupendo.
- ¿Y soltero?
- Precisamente. Acaba de cortar con su ex. Una estúpida.
- ¡¡¡¿Cuándo me lo presentás?!!!
Y entonces la amiga concertó un encuentro entre ambos para la noche siguiente.
Y por fin llegó ese momento tan anhelado por María:, la agradable sorpresa de conocer a un hombre delicioso, una cena romántica en un lugar bonito, unas copas juntos y al final una noche de intenso sexo y lujuria incontrolable.
Cuando acabaron, el muchacho saltó de la cama y corrió hacia el cuarto de baño, metió la cabeza bajo la canilla y así estuvo 20 minutos empapándose del chorro de agua.
Luego, salió del baño, se le acercó a la mujer que ya lo miraba con ganas de empezar de nuevo y le preguntó con cierta timidez:
- Ha sido estupendo pero ¿puedo hacerte una pregunta, María?
- Claro, Paco, decime.
- ¿Vos tenés mucho olor la concha, no?
- Bueno, la verdad es que sí pero ¿cómo lo sabés? Vos no podías oler por un problema de tu pituitaria...
- No, si yo no huelo nada, ¡¡¡pero no te imaginás como me arden los ojos!!!.
Bueno lo e puesto en p! por que en T! me lo sacarian jejeje.
un abrazo Comenten
Una hermosa mujer que tenía un defecto que la acomplejaba. La pobre era joven, muy bella, inteligente, sociable, comunicativa y afectuosa, pero sufría dolorosamente un problema que estaba acabando con su vida: despedía un tremendo e insoportable olor a concha.
La pobre, que vivía en el anhelo del amor, nunca podía encontrar pareja, porque ningún hombre podía permanecer apenas unos segundos junto a ella. Tan poderoso olor se dejaba notar siempre, en cualquier parte, en cualquier época del año, se lavara cuanto se lavara y con lo que se lavara, hiciera lo que hiciera, comiera lo que comiera, de cualquier forma siempre despedía aquel exagerado e insufrible olor.
Así su vida personal se fue arruinando. Cayó en una terrible depresión y se quedó sin trabajo. Todo a su alrededor se venía abajo por lo imposible de hacer una sencilla vida normal. Ni paseando por la calle podía olvidar su problema ya que los transeúntes se veían obligados a apartarse varios metros ahogados por la fuerza del olor de su sexo.
Un terrible destino se cernía sobre ella porque su vida empezaba a ser insostenible.
Un día, se encontró con una amiga.
- ¡Hola María! ¿Qué te pasa, que te veo tan mal?
- Bueno, ya lo sabés, mi problema está acabando conmigo.
- Cierto es que se te ve muy mal ¿pero tan grave es?
- ¿Y como no lo va a ser? He perdido mi trabajo, he perdido mi coche y estoy a punto de perder mi casa. No tengo vida social y lo que es peor, no puedo encontrar a ningún hombre porque ninguno puede aguantar un minuto junto a mí.
- Pues es verdad que es grave la cosa. Pero, ¿sabés? Conozco a un chico perfecto para vos.
- Eso no puede ser.
- Sí, creeme, es como yo te digo. Mi amigo Paco: tuvo un accidente y perdió la función de la pituitaria.
- ¿Quieres decir que no puede oler nada?
- Efectivamente. Y además es un chico bárbaro.
- ¿Cómo es?
- Alto, moreno de ojos claros, bien parecido, muy culto, muy simpático y enamoradizo, y tiene un trabajo estupendo.
- ¿Y soltero?
- Precisamente. Acaba de cortar con su ex. Una estúpida.
- ¡¡¡¿Cuándo me lo presentás?!!!
Y entonces la amiga concertó un encuentro entre ambos para la noche siguiente.
Y por fin llegó ese momento tan anhelado por María:, la agradable sorpresa de conocer a un hombre delicioso, una cena romántica en un lugar bonito, unas copas juntos y al final una noche de intenso sexo y lujuria incontrolable.
Cuando acabaron, el muchacho saltó de la cama y corrió hacia el cuarto de baño, metió la cabeza bajo la canilla y así estuvo 20 minutos empapándose del chorro de agua.
Luego, salió del baño, se le acercó a la mujer que ya lo miraba con ganas de empezar de nuevo y le preguntó con cierta timidez:
- Ha sido estupendo pero ¿puedo hacerte una pregunta, María?
- Claro, Paco, decime.
- ¿Vos tenés mucho olor la concha, no?
- Bueno, la verdad es que sí pero ¿cómo lo sabés? Vos no podías oler por un problema de tu pituitaria...
- No, si yo no huelo nada, ¡¡¡pero no te imaginás como me arden los ojos!!!.
Bueno lo e puesto en p! por que en T! me lo sacarian jejeje.
un abrazo Comenten
3 comentarios - Mujer con olor a...
PORFA