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En el Hotel

Estaba recostado en la cama del hotel pensando si salir a caminar o dormir una siesta, como hacia poco de calor decidí quedarme, me pegue una ducha, me puse un boxer y me recosté. Al rato sonó el teléfono de mi habitación.

- Hola
- Sr. lo buscan en recepción, se anuncia como la Sra. Princesa.
- OK, puede por favor su cadete acompañarla hasta mi habitación?
- Si señor, la estamos acompañando.
- Gracias.

Rápidamente me levanté, me miré al espejo a ver como lucía y me acerque a la puerta dispuesto a recibir a mi visita. Tocaron la puerta, abrí. Agradecí al cadete con un gesto e invité a pasar a mi mejor sorpresa. Vestía un pantalón Jean ajustado con una camisa a cuadros, se veía radiante, hermosa. Nos saludamos con dos besos, le dije que se pusiera cómoda mientas me volví a acostar rápidamente. Ella me dijo,

- Con vos me siento cómoda así – y me dirigió una sonrisa tramposa
- Cuando me hablas y miras así, tengo ganas de abrazarte fuerte y besarte hasta el infinito. – le dije. Con su sonrisa entre labios me respondió:
- Ya que estoy aquí porque no lo hacés o si querés dormimos una siesta.
- OK, dale vení acércate a mi cama, sentate que te voy a proponer un juego. Vamos a jugar un rato, dormiremos y luego saldremos a recorrer la costa del río y a cenar.

Se acercó, se sentó dispuesta a escuchar mi juego, acaricié su pelo por detrás, la besé en el cuello, las orejas y lentamente desabrochaba los botones de su camisa. En ese momento mi cuerpo sentía el placer que se siente cuando estás soñando con algo que te gusta y despertás. Le saqué la camisa y el corpiño y miré como sus tetas hermosas me apuntaban. Comenzamos a besarnos muy húmedo y caliente, el sabor de su boca me hacía feliz. Le pedí que se acostará, desprendí suavemente su Jean y lo saque lentamente mientras disfrutaba viendo su hermoso cuerpo tan cerca del mío. Deseaba que cada segundo con ella fuera una eternidad. Quedamos mirándonos, ella acostada y yo en cuclillas sobre la cama.

- bueno Princesa, vamos a jugar. Nos quedamos así sin sacarnos nuestras últimas prendas y tendremos turnos para jugar, comienzo yo y durante el mío debo hacerte cositas ricas pero sin tocar la mejor parte.
- Mmmmmm que linda idea, vos empezás ?
- Si mi vida, comienzo yo.

Me acerqué, acaricié su rostro suavemente, roce su boca y con mis manos la sujeté para que estuviera cerrada, mi lengua rozó sus labios cerrados y ella se movió un poco. Bajé besando y saboreando con mi lengua, primero sus hombros y luego sus tetas, Las chupaba y mordisqueaba suavemente, su sabor riquísimo me enloquecía, mientras mis manos dibujaban el contorno de su cuerpo, se concentraban por recorrer sus piernas por fuera hasta llegar a las rodillas, ahí pasaban hacia la parte de adentro y subían pero no llegaban hasta ese lugarcito que se sentía tan caliente al acercarme.

Mientras mis manos recorrían felices, mis labios bajaban al ombligo iban hacia uno y otro costado mientras la Princesa se retorcía suave hacia los lados. Me arrodillé y comencé de nuevo por sus pies, mordía suavemente sus dedos, su tobillo, subí por sus piernas para besar sus rodillas, mi lengua se detuvo en las rodillas y jugaban mientras la Princesa disfrutaba. Seguí lamiendo lentamente sus cuartos hacía arriba y me detuve donde su bombachita me dijo basta.

Ella gimiendo pidió el turno y me obligó a acostarme boca arriba en nuestra cama. Me beso muy caliente en la boca, bajaba muy rico con sus brillantes labios por mi cuello, pecho y ombligo; de repente levantó el borde de mi boxer y sentí como su boca caliente se apoderó de mi miembro que latía ardiente, lamió la cabecita y lentamente la iba introduciendo en su linda boca muy caliente y húmeda. Se dá vuelta me mira sonriente y me dijo:

- te hice trampa jeje.
- Sos una hermosa tramposa, son muy ricas tus trampas rica
- Es muy rico tu juego
- Lo inventé para vos mi vida, vení hagamos 69 ahora

Abrió sus piernas y se puso encima mío con su conchita apuntándome mojada. Sobre tu bombachita la besé, estaba muy caliente y húmeda, incliné mi cabeza, corrí su bombachita y me dispuse a beber sus jugos deliciosos, mi lengua recorría su concha en plenitud, entraba y salía de su cuerpo como si se hubiesen conocido desde niños. Ella me pidió que la dejará sin ropas y eso hice, apenas quedó completamente desnuda con mi lengua me dirigí a su colita que me esperaba ardiente, la lamí y acerqué mis dedos para colaborar en la tarde. Mi lengua recorría sus partes de arriba abajo mientras, introduje un dedo en su colita y otro en su hermosa concha. Abajo sentía como me la chupaba, primero suave, después fuerte, me pajeaba de una manera incomparable.


Estábamos muy calientes y a punto de estallar, pedí penetrarla de la manera que mas le guste, me pidió que lo hiciera de cuatro. Nos pusimos en posición e introduje mi pene ardiente en su conchita jugosa, comencé a moverme lentamente y gradualmente aumenté la velocidad de mis movimientos, entraba y salía de su cuerpo con unos cosquilleos únicos en todo el cuerpo, empezó a pedirme mas y mas y que no pare, sentí como sus gemidos me avisaban que estaba gozando locamente, se agachó, mordió la sábana mientras sus manos me golpeaban hacia atrás. Quedé un instante quieto para que disfrutara de su momento, mi pija ardiente latía fuerte dentro de su cuerpo, ambos lo sentíamos. Espere un rato mas y bajé probar su colita con mi lengua, estaba deliciosa, introduje mi dedo y comencé a moverlo suave, de a poquito fui preparándolo, necesitaba estar dentro de ella. Pregunté si podía acabar en su colita, ella asintió con la cabeza, me acerqué y fui penetrándola despacito por atrás...

1 comentarios - En el Hotel

claulove
muy lindo relato, muchas gracias por comentar en el mio, saludos