Primera parte
Una noche como cualquier otra mi cuñada a convierte en algo especial.
Cansado después de un día duro de trabajo por fin llegué a casa. Era una de esas semanas que piensas que no acabarán nunca, pero por fin el viernes había llegado. Al abrir la puerta de mi casa oí la voz de mi mujer. En ese momento recordé que mi cuñada Esther venía esta noche a cenar a casa.
Jorge, mi cuñado (hermano de Eva), tenía hoy la despedida de soltero de uno de sus amigos, y Esther nos había comentado que no le apetecía nada pasar el viernes sola en casa, así que Eva decidió invitarla a cenar esa noche.
Yo conocía bien las fiestas de mi cuñado, había estado en alguna de ellas, y Esther sabía que el problema no era la hora de vuelta a casa sino mas bien el día.
Dejé las llaves en el recibidor y me asomé al salón. Estaban sentadas en el sofá hablando de sus cosas, al verme sonrieron las dos.
- Hello cuñao- dijo Esther sonriendo. Siempre habíamos tenido una muy buena relación. Ella estaba casada con mi cuñado unos 5 años, pero llevaban juntos más de diez.
Esther es una chica morena, su pelo largo y ondulado del cae por debajo de los hombros. Su cuerpo no es especialmente llamativo, mas bien delgadita aunque con unos buenos pechos (como, por relatos anteriores, sabéis que a mi me gustan). El fuerte suyo es su cara, dulce, piel blanca, ojos verdes oscuros… un bellezón vamos. Aún así hasta ese momento no había sentido una atracción hacia ella. Siempre la había mirado como parte de mi familia y el cariño que sentía por ella me había hecho obviar que era una mujer de lo mas apetecible sexualmente hablando.
Me acerque a ellas, bese a mi mujer y le di un abrazo a mi cuñada.
- Hoy se te ha hecho muy tarde, la cena estará ya fría- dijo Eva.
- Nada que un buen microondas no pueda solucionar- contesto Esther al tiempo que me guiñaba un ojo.
- Ya sabes cariño, cualquier día salgo de casa a lo Michael Douglas en Un Día de Furia con una recortada y dejo el comité de empresa mas desierto que la cabeza de Constantino Romero.
- Ve a ponerte cómodo que si se te va a helar la cena.
Fui a mi habitación, me asee un poco y me cambié de ropa.
Durante la cena estuvimos charlando animadamente, Esther nos contaba que las cosas con Jorge le iban la mar de bien, incluso en algunos momentos de la cena comento ciertas cosas sobre su vida íntima, pero de la manera que lo contaba con la inocencia y la gracia que tiene no tomaba ningún cariz sexual. Cuando estábamos a punto de acabar la cena, en la tele comenzó una película.
- Esta me han dicho que es muy buena- dijo Esther.
- Pues nada, Oscar, a recoger la mesa que nosotras nos vamos al sofá a verla.
Yo mire fijamente a mi mujer y sacando la lengua le hice un gesto de burla mientras comencé a coger los platos.
- No, déjalo, ya es muy tarde, os ayudo a recoger y me voy para casa que no tengo ganas de ir por ahí sola a las tantas de la madrugada.
- De eso nada – dijo Eva sonriendo- para una vez que vienes a casa no voy a permitir que te vayas nada mas cenar, ¡ni que esto fuera un hostal¡ Además, si se hace tarde te quedas a dormir y ya esta, no creo que el capullo de mi hermano te eche e menos esta noche.
Esther se giró y agarrando fuertemente la cara de Eva le dio un sonoro beso en la mejilla.
- Si es que esta cuñada mía es un cielo – gritó.
Las dos se sentaron a ver la película mientras yo recogía todo. Una vez acabé me acerque a ellas .
- Si su señoría no desea nada mas desearía sentarme un rato a ver la película- dije con todo el recochineo posible.
- Muy bien "Fermín" , puede usted sentarse, pero intente no molestar o haré que se retire a sus aposentos.
Esther soltó una risita, siempre le divertía cuando Eva yo empezábamos a soltarnos puntadas .
Cuando acabo la película nos dispusimos a acostarnos, ya era muy tarde , sobre las dos de la mañana. Preparamos el sofá del salón con unas sabanas y no dispusimos a despedirnos.
- Eva, no he traído nada para dormir.
- Yo no suelo usar pijama- dijo Eva- pero ahora mismo te bajo una camiseta de Oscar.
- Con eso bastara- contesto Esther.
Cuando acabe de lavarme los dientes fui a darle las buenas noches a mi cuñada y cuando la vi. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Ahí estaba ella, vestida solo con una de mis camisetas que le cubría por encima de las rodillas, dejando al aire sus preciosas piernas. Sus pechos inflaban la camiseta dejándola caer al vacío como si de una cascada se tratara. Aunque me cueste reconocerlo esa mera visión basto para provocar en mí una erección. Cuando me acerque ella me abrazo y me dio dos besos en las mejillas, note el contacto de sus senos en mi pecho lo que no contribuyó precisamente a solucionar el problema que se habría paso entre mis piernas. Rápidamente me di la vuelta y subí las escaleras de duplex dirección a mi habitación.
Cuando llego Eva comencé mi estrategia para conseguir sus servicios sexuales. Primero consistió en intentar calentarla a base de caricias y besos en el cuello, pronto interpreté que ese sistema no iba a funcionar , detecté que no estaba surgiendo el efecto deseado cuando Eva dijo:
- Como no pares te vas a dormir con el perro, que seguro q a el de hacen gracia tus caricias a las 2 de la mañana.
Visto el éxito obtenido intenté dormir , pero después de un buen rato, no se si por el calentón , decidí levantarme a beber algo.
Baje las escaleras en dirección a la cocina. Lo hice con mucho sigilo para no despertar a mi pequeñina que dormía en la habitación contigua a la nuestra. Cuando llegue abajo vi. que una luz muy tenue salía del salón. Por un momento pensé que posiblemente algo se había quedado encendido y me acerque para ver que era. La puerta estaba entreabierta, me asomé y vi. que la luz salía de mi portátil, lo había dejado en el salón al llegar del trabajo. Sentada frente a el estaba Esther. Una vez resuelto el misterio me di la vuelta y me dirigía a la cocina cuando me paré en seco. Una imagen se clavó en mi mente, la imagen que acababa de ver, Esther estaba sentada frente a mi ordenador, hasta ahí bien, pero …… ¿ una de sus manos estaba entre sus piernas?. La duda me abordó no sabía si habían sido imaginaciones mías producidas por el calentón que llevaba o es que de verdad había visto lo que creía que había visto. No lo pude remediar, volví con el máximo sigilo posible y me asomé de nuevo. No me lo podía creer, ahí estaba mi querida cuñadita haciéndose un dedo delante de mi ordenador. La luz del monitor iluminaba su silueta, ahora lo podía ver perfectamente, tenía una mano entre sus piernas y la movía frenéticamente. La otra estaba a caballo entre el ratón y sus pechos, los cuales los acariciaba bajo mi camiseta.
En ese momento lo tuve claro, a tomar por culo las relaciones familiares, lo que tenia delante era un pedazo de tía haciéndose una paja y no iba a irme de ahí sin disfrutar un rato. Así que libere mi erección del yugo de mis pantalones, la cogí fuertemente y comencé a masturbarme deleitándome en cada movimiento. La sensación era tremenda, estar tan cerca de ella y al mismo tiempo tan lejos, dándonos placer inconscientemente juntos pero separados.
Y en ese momento ocurrió algo que se escapo a mi control, en semejante estado de excitación solté un leve gemido. Ella se con un movimiento eléctrico se giro hacia mi al mismo tiempo que bajaba la pantalla del portátil. Yo me quede petrificado, no tuve la capacidad de reacción de ella. Debía ser una imagen de lo mas ridícula, un tiarron como yo, plantado en la puerta , con los ojos como platos y paralizado con la polla en la mano. Ella tras los primeros momentos de shock soltó una risita y dijo:
- Anda tonto, pasa , que vaya cortada de rollo que me acabas de dar.
Yo instintivamente guarde mi ya flácido miembro en mis pantalones y entre en el salón bastante sofocado.
- Es que ya una no puede tener ni siquiera un rato de desahogo sin ser interrumpida- dijo ella sonriente.
- Esther, cielo , lo siento , yo pasaba por la puerta….
- ¿Con la polla en la mano?- dijo ella.
- Touche ¡. Que estabas viendo ¿
- Una página Web de relatos guarros – dijo ella con tono inocente mientras volvía a levantar la pantalla del ordenador.
Cogí una silla y me senté junto a ella comenzando a leer. El relato iba de un encuentro entre una tía y varios tíos. Ante semejante situación volví a excitarme y mi soldadito cabezón volvió a la vida. Ella al ver mi erección sonrió y dijo:
- Recuerda que no eres el único que se ha quedado a medias. Que tal si acabamos lo que habíamos empezado, total, hay confianza.- y diciendo esto volvió a meter su mano entre sus piernas y comenzó con un movimiento suave circular.
Yo, como es normal, no me hice de rogar. Saque mi polla y seguí con lo que había dejado a medias. Ahí estábamos los dos, frente al ordenador, leyendo un relato juntos mientras nos masturbábamos. La sensación era maravillosa, íbamos alternando la lectura con miradas esporádicas al otro para ver como se daba placer. Yo de vez en cuando miraba hacia la puerta con miedo a que mi mujer nos pillara, pero ella cuando me veía sonreía y decía que a Eva no la despertaría ni una bomba nuclear. Así estuvimos un rato hasta que Esther con una cara de vicio como nunca le había visto me dijo:
- Por que no cambiamos?
- Cambiamos? , el que.
- Pues eso, que cambiemos.
- No te entiendo cielo – dije yo nervioso.
- Joder cuñao que a veces pareces tonto, que digo que por que no me tocas tu a mi y yo a ti.
- Os lo juro, casi me da un infarto. Quise decir que si, pero creo que si no recuerdo mal de mi boca salio solo un balbuceo, vamos, que si en ese momento me hubiera caído un hilillo de saliva por la comisura de los labios habría sido lo mas parecido a un autista sobre la faz de la tierra.
Ella con una sonrisa picarona interpreto mi balbuceo como un si, y saco su mano de su entrepierna y agarro mi polla comenzando un sube y baja de lo mas placentero. Yo no perdí el tiempo y hundí mi mano entre sus perfectas piernas y cuando llegué a su sexo lo note totalmente encharcado. Durante un rato estuvimos intercambiándonos placer, yo notaba como su respiración cada ver se aceleraba mas y detecte que ya hacia un buen rato que había perdido todo el interés por el relato en cuestión y simplemente se había dejado llevar por el placer del momento. Ahí estaba ella, con la cabeza hacia atrás y los ojo cerrados, los cuales solo abría para lanzar alguna mirada furtiva a mi erecto pene. Yo traté de contenerme todo lo posible, pero mantener la compostura en una situación semejante se me antojaba algo inhumano, así que en un arrebato de pasión rompí las reglas del juego y con la mano libre le subí la camiseta y dirigí mi boca hacia el pezón mas cercano. Ella abrió los ojos lentamente, me miro fijamente con una sonrisa de aprobación volvió a cerrarlos. Ante esa postura no pudo hacer otra cosa que soltar mi polla y dedicarse a recibir todas mis atenciones. Empuje su silla hacia atrás para estar mas cómodo y me arrodillé delante de ella sin dejar de acariciar su coño y sin sacar su pezón de mi boca. Ahí me detuve un rato, alternando entre un pecho y el otro hasta que decidí comenzar a bajar besando y lamiendo, primero el pliegue de sus enormes tetas, posteriormente su barriga, ombligo y finalmente llegando a su monte de Venus. Lo tenia recortadito. Yo lo prefiero totalmente rasurado, pero ella tenia una pequeña matita de pelo muy corto en forma de triangulo como si de una señal se tratara que me dirigía hacia el final de mi camino. Una vez ahí levanté sus piernas con mis manos y hundí mi cabeza para beber el dulce néctar de su sexo. Nunca un coño me había sabido tan bien como ese. Me dedique a saborearlo con deleite explorando cada pliegue y recoveco. A ella, lejos de disgustarle, me daba la sensación que la situación le estaba resultando de lo mas excitante. Gemía descontroladamente. Incluso en algunos momentos tenía que parar para taparle la boca por miedo a que despertara a Eva.
Finalmente no pude mas, me incorporé y puse mi verga en la entrada de su coño y la miré esperando una señal de consentimiento. Ella abrió los ojos, esperó un segundo y frunciendo el ceño dijo:
- Joder Oscar ¿es que te tengo que ir telegrafiando todo?. ¿Quieres hacer el favor de follarme de una puta vez?.
Dicho y hecho , empuje firmemente mi miembro dentro de ella. Noté como poco a poco se iba abriendo para mi hasta que llegue la introduje toda. A continuación comencé a follarla enérgicamente, ya no estaba para tonterías , Esther había sacado a la bestia que llevo dentro. Fui aumentando el ritmo y cada vez que me hundía en ella sonaba un chasquido cuando mi pelvis chocaba con su culo. Este sonido era cada ver era mas fuerte. La levanté violentamente y la tiré encima de la mesa boca abajo. Coloqué mi polla en su coño por detrás y seguí penetrándola. Ella se giraba mirándome fijamente, con los ojos y la boca entreabiertos de placer, empañando la mesa de caoba en cada exhalación de su boca. Sus tetas chafadas contra la mesa no tenían libertad de movimientos pero servían como almohada amortiguando mis embestidas.
En ese momento sentí que ya no podía mas, iba a correrme, ella que ya lo había hecho por lo menos dos veces durante ese rato me miro e interpretando lo que iba a pasar se giro y se arrodilló delante mía comenzando a chapármela con frenesí. Yo no pude más y me corrí en su boca. Ella no dejo escapar ni una sola gota de mi leche. Y por fin llegó la calma.
Los dos nos miramos y cuando nos dimos cuenta de que habíamos perdido los papeles comenzamos a reírnos. Nos recompusimos la ropa y nos dimos un abrazo cariñoso y un un beso en la mejilla. La luz súbitamente se encendió.
- ¿ Que ha sido ese ruido? – dijo una voz proveniente de la puerta. A mi casi me da un pasmo. Me giré y ahí en la puerta parada estaba Eva con cara de sueño. Durante un instante quede paralizado sin articular palabra, cuando Esther con toda naturalidad dijo:
- Nada cariño, tu marido que se ha empeñado en enseñarme una cosa que había visto en Internet- dijo mirándome con una sonrisa picarona en la cara. No me lo podía creer, estaba disfrutando de la situación.
- Oscar coño, deja de molestarla y déjala dormir que estará cansada.
- Sí, la verdad es que cansada si que estoy – dijo volviéndome a mirar con una sonrisa de oreja a oreja.
- Ala vamos a dormir que si no con noches como estas al final Esther no va a volver a querer quedarse a dormir en casa.- dijo Eva
Se giró y yo la seguí pero Esther dijo con un tono suficiente como para que yo la oyera pero Eva no:
- Con noches como esta me parece que me quedaré a dormir muy a menudo.
espero sea de su agrado es largo pero vale muy bien la pena leerlo tranqui con algo fresco
saludos
Una noche como cualquier otra mi cuñada a convierte en algo especial.
Cansado después de un día duro de trabajo por fin llegué a casa. Era una de esas semanas que piensas que no acabarán nunca, pero por fin el viernes había llegado. Al abrir la puerta de mi casa oí la voz de mi mujer. En ese momento recordé que mi cuñada Esther venía esta noche a cenar a casa.
Jorge, mi cuñado (hermano de Eva), tenía hoy la despedida de soltero de uno de sus amigos, y Esther nos había comentado que no le apetecía nada pasar el viernes sola en casa, así que Eva decidió invitarla a cenar esa noche.
Yo conocía bien las fiestas de mi cuñado, había estado en alguna de ellas, y Esther sabía que el problema no era la hora de vuelta a casa sino mas bien el día.
Dejé las llaves en el recibidor y me asomé al salón. Estaban sentadas en el sofá hablando de sus cosas, al verme sonrieron las dos.
- Hello cuñao- dijo Esther sonriendo. Siempre habíamos tenido una muy buena relación. Ella estaba casada con mi cuñado unos 5 años, pero llevaban juntos más de diez.
Esther es una chica morena, su pelo largo y ondulado del cae por debajo de los hombros. Su cuerpo no es especialmente llamativo, mas bien delgadita aunque con unos buenos pechos (como, por relatos anteriores, sabéis que a mi me gustan). El fuerte suyo es su cara, dulce, piel blanca, ojos verdes oscuros… un bellezón vamos. Aún así hasta ese momento no había sentido una atracción hacia ella. Siempre la había mirado como parte de mi familia y el cariño que sentía por ella me había hecho obviar que era una mujer de lo mas apetecible sexualmente hablando.
Me acerque a ellas, bese a mi mujer y le di un abrazo a mi cuñada.
- Hoy se te ha hecho muy tarde, la cena estará ya fría- dijo Eva.
- Nada que un buen microondas no pueda solucionar- contesto Esther al tiempo que me guiñaba un ojo.
- Ya sabes cariño, cualquier día salgo de casa a lo Michael Douglas en Un Día de Furia con una recortada y dejo el comité de empresa mas desierto que la cabeza de Constantino Romero.
- Ve a ponerte cómodo que si se te va a helar la cena.
Fui a mi habitación, me asee un poco y me cambié de ropa.
Durante la cena estuvimos charlando animadamente, Esther nos contaba que las cosas con Jorge le iban la mar de bien, incluso en algunos momentos de la cena comento ciertas cosas sobre su vida íntima, pero de la manera que lo contaba con la inocencia y la gracia que tiene no tomaba ningún cariz sexual. Cuando estábamos a punto de acabar la cena, en la tele comenzó una película.
- Esta me han dicho que es muy buena- dijo Esther.
- Pues nada, Oscar, a recoger la mesa que nosotras nos vamos al sofá a verla.
Yo mire fijamente a mi mujer y sacando la lengua le hice un gesto de burla mientras comencé a coger los platos.
- No, déjalo, ya es muy tarde, os ayudo a recoger y me voy para casa que no tengo ganas de ir por ahí sola a las tantas de la madrugada.
- De eso nada – dijo Eva sonriendo- para una vez que vienes a casa no voy a permitir que te vayas nada mas cenar, ¡ni que esto fuera un hostal¡ Además, si se hace tarde te quedas a dormir y ya esta, no creo que el capullo de mi hermano te eche e menos esta noche.
Esther se giró y agarrando fuertemente la cara de Eva le dio un sonoro beso en la mejilla.
- Si es que esta cuñada mía es un cielo – gritó.
Las dos se sentaron a ver la película mientras yo recogía todo. Una vez acabé me acerque a ellas .
- Si su señoría no desea nada mas desearía sentarme un rato a ver la película- dije con todo el recochineo posible.
- Muy bien "Fermín" , puede usted sentarse, pero intente no molestar o haré que se retire a sus aposentos.
Esther soltó una risita, siempre le divertía cuando Eva yo empezábamos a soltarnos puntadas .
Cuando acabo la película nos dispusimos a acostarnos, ya era muy tarde , sobre las dos de la mañana. Preparamos el sofá del salón con unas sabanas y no dispusimos a despedirnos.
- Eva, no he traído nada para dormir.
- Yo no suelo usar pijama- dijo Eva- pero ahora mismo te bajo una camiseta de Oscar.
- Con eso bastara- contesto Esther.
Cuando acabe de lavarme los dientes fui a darle las buenas noches a mi cuñada y cuando la vi. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Ahí estaba ella, vestida solo con una de mis camisetas que le cubría por encima de las rodillas, dejando al aire sus preciosas piernas. Sus pechos inflaban la camiseta dejándola caer al vacío como si de una cascada se tratara. Aunque me cueste reconocerlo esa mera visión basto para provocar en mí una erección. Cuando me acerque ella me abrazo y me dio dos besos en las mejillas, note el contacto de sus senos en mi pecho lo que no contribuyó precisamente a solucionar el problema que se habría paso entre mis piernas. Rápidamente me di la vuelta y subí las escaleras de duplex dirección a mi habitación.
Cuando llego Eva comencé mi estrategia para conseguir sus servicios sexuales. Primero consistió en intentar calentarla a base de caricias y besos en el cuello, pronto interpreté que ese sistema no iba a funcionar , detecté que no estaba surgiendo el efecto deseado cuando Eva dijo:
- Como no pares te vas a dormir con el perro, que seguro q a el de hacen gracia tus caricias a las 2 de la mañana.
Visto el éxito obtenido intenté dormir , pero después de un buen rato, no se si por el calentón , decidí levantarme a beber algo.
Baje las escaleras en dirección a la cocina. Lo hice con mucho sigilo para no despertar a mi pequeñina que dormía en la habitación contigua a la nuestra. Cuando llegue abajo vi. que una luz muy tenue salía del salón. Por un momento pensé que posiblemente algo se había quedado encendido y me acerque para ver que era. La puerta estaba entreabierta, me asomé y vi. que la luz salía de mi portátil, lo había dejado en el salón al llegar del trabajo. Sentada frente a el estaba Esther. Una vez resuelto el misterio me di la vuelta y me dirigía a la cocina cuando me paré en seco. Una imagen se clavó en mi mente, la imagen que acababa de ver, Esther estaba sentada frente a mi ordenador, hasta ahí bien, pero …… ¿ una de sus manos estaba entre sus piernas?. La duda me abordó no sabía si habían sido imaginaciones mías producidas por el calentón que llevaba o es que de verdad había visto lo que creía que había visto. No lo pude remediar, volví con el máximo sigilo posible y me asomé de nuevo. No me lo podía creer, ahí estaba mi querida cuñadita haciéndose un dedo delante de mi ordenador. La luz del monitor iluminaba su silueta, ahora lo podía ver perfectamente, tenía una mano entre sus piernas y la movía frenéticamente. La otra estaba a caballo entre el ratón y sus pechos, los cuales los acariciaba bajo mi camiseta.
En ese momento lo tuve claro, a tomar por culo las relaciones familiares, lo que tenia delante era un pedazo de tía haciéndose una paja y no iba a irme de ahí sin disfrutar un rato. Así que libere mi erección del yugo de mis pantalones, la cogí fuertemente y comencé a masturbarme deleitándome en cada movimiento. La sensación era tremenda, estar tan cerca de ella y al mismo tiempo tan lejos, dándonos placer inconscientemente juntos pero separados.
Y en ese momento ocurrió algo que se escapo a mi control, en semejante estado de excitación solté un leve gemido. Ella se con un movimiento eléctrico se giro hacia mi al mismo tiempo que bajaba la pantalla del portátil. Yo me quede petrificado, no tuve la capacidad de reacción de ella. Debía ser una imagen de lo mas ridícula, un tiarron como yo, plantado en la puerta , con los ojos como platos y paralizado con la polla en la mano. Ella tras los primeros momentos de shock soltó una risita y dijo:
- Anda tonto, pasa , que vaya cortada de rollo que me acabas de dar.
Yo instintivamente guarde mi ya flácido miembro en mis pantalones y entre en el salón bastante sofocado.
- Es que ya una no puede tener ni siquiera un rato de desahogo sin ser interrumpida- dijo ella sonriente.
- Esther, cielo , lo siento , yo pasaba por la puerta….
- ¿Con la polla en la mano?- dijo ella.
- Touche ¡. Que estabas viendo ¿
- Una página Web de relatos guarros – dijo ella con tono inocente mientras volvía a levantar la pantalla del ordenador.
Cogí una silla y me senté junto a ella comenzando a leer. El relato iba de un encuentro entre una tía y varios tíos. Ante semejante situación volví a excitarme y mi soldadito cabezón volvió a la vida. Ella al ver mi erección sonrió y dijo:
- Recuerda que no eres el único que se ha quedado a medias. Que tal si acabamos lo que habíamos empezado, total, hay confianza.- y diciendo esto volvió a meter su mano entre sus piernas y comenzó con un movimiento suave circular.
Yo, como es normal, no me hice de rogar. Saque mi polla y seguí con lo que había dejado a medias. Ahí estábamos los dos, frente al ordenador, leyendo un relato juntos mientras nos masturbábamos. La sensación era maravillosa, íbamos alternando la lectura con miradas esporádicas al otro para ver como se daba placer. Yo de vez en cuando miraba hacia la puerta con miedo a que mi mujer nos pillara, pero ella cuando me veía sonreía y decía que a Eva no la despertaría ni una bomba nuclear. Así estuvimos un rato hasta que Esther con una cara de vicio como nunca le había visto me dijo:
- Por que no cambiamos?
- Cambiamos? , el que.
- Pues eso, que cambiemos.
- No te entiendo cielo – dije yo nervioso.
- Joder cuñao que a veces pareces tonto, que digo que por que no me tocas tu a mi y yo a ti.
- Os lo juro, casi me da un infarto. Quise decir que si, pero creo que si no recuerdo mal de mi boca salio solo un balbuceo, vamos, que si en ese momento me hubiera caído un hilillo de saliva por la comisura de los labios habría sido lo mas parecido a un autista sobre la faz de la tierra.
Ella con una sonrisa picarona interpreto mi balbuceo como un si, y saco su mano de su entrepierna y agarro mi polla comenzando un sube y baja de lo mas placentero. Yo no perdí el tiempo y hundí mi mano entre sus perfectas piernas y cuando llegué a su sexo lo note totalmente encharcado. Durante un rato estuvimos intercambiándonos placer, yo notaba como su respiración cada ver se aceleraba mas y detecte que ya hacia un buen rato que había perdido todo el interés por el relato en cuestión y simplemente se había dejado llevar por el placer del momento. Ahí estaba ella, con la cabeza hacia atrás y los ojo cerrados, los cuales solo abría para lanzar alguna mirada furtiva a mi erecto pene. Yo traté de contenerme todo lo posible, pero mantener la compostura en una situación semejante se me antojaba algo inhumano, así que en un arrebato de pasión rompí las reglas del juego y con la mano libre le subí la camiseta y dirigí mi boca hacia el pezón mas cercano. Ella abrió los ojos lentamente, me miro fijamente con una sonrisa de aprobación volvió a cerrarlos. Ante esa postura no pudo hacer otra cosa que soltar mi polla y dedicarse a recibir todas mis atenciones. Empuje su silla hacia atrás para estar mas cómodo y me arrodillé delante de ella sin dejar de acariciar su coño y sin sacar su pezón de mi boca. Ahí me detuve un rato, alternando entre un pecho y el otro hasta que decidí comenzar a bajar besando y lamiendo, primero el pliegue de sus enormes tetas, posteriormente su barriga, ombligo y finalmente llegando a su monte de Venus. Lo tenia recortadito. Yo lo prefiero totalmente rasurado, pero ella tenia una pequeña matita de pelo muy corto en forma de triangulo como si de una señal se tratara que me dirigía hacia el final de mi camino. Una vez ahí levanté sus piernas con mis manos y hundí mi cabeza para beber el dulce néctar de su sexo. Nunca un coño me había sabido tan bien como ese. Me dedique a saborearlo con deleite explorando cada pliegue y recoveco. A ella, lejos de disgustarle, me daba la sensación que la situación le estaba resultando de lo mas excitante. Gemía descontroladamente. Incluso en algunos momentos tenía que parar para taparle la boca por miedo a que despertara a Eva.
Finalmente no pude mas, me incorporé y puse mi verga en la entrada de su coño y la miré esperando una señal de consentimiento. Ella abrió los ojos, esperó un segundo y frunciendo el ceño dijo:
- Joder Oscar ¿es que te tengo que ir telegrafiando todo?. ¿Quieres hacer el favor de follarme de una puta vez?.
Dicho y hecho , empuje firmemente mi miembro dentro de ella. Noté como poco a poco se iba abriendo para mi hasta que llegue la introduje toda. A continuación comencé a follarla enérgicamente, ya no estaba para tonterías , Esther había sacado a la bestia que llevo dentro. Fui aumentando el ritmo y cada vez que me hundía en ella sonaba un chasquido cuando mi pelvis chocaba con su culo. Este sonido era cada ver era mas fuerte. La levanté violentamente y la tiré encima de la mesa boca abajo. Coloqué mi polla en su coño por detrás y seguí penetrándola. Ella se giraba mirándome fijamente, con los ojos y la boca entreabiertos de placer, empañando la mesa de caoba en cada exhalación de su boca. Sus tetas chafadas contra la mesa no tenían libertad de movimientos pero servían como almohada amortiguando mis embestidas.
En ese momento sentí que ya no podía mas, iba a correrme, ella que ya lo había hecho por lo menos dos veces durante ese rato me miro e interpretando lo que iba a pasar se giro y se arrodilló delante mía comenzando a chapármela con frenesí. Yo no pude más y me corrí en su boca. Ella no dejo escapar ni una sola gota de mi leche. Y por fin llegó la calma.
Los dos nos miramos y cuando nos dimos cuenta de que habíamos perdido los papeles comenzamos a reírnos. Nos recompusimos la ropa y nos dimos un abrazo cariñoso y un un beso en la mejilla. La luz súbitamente se encendió.
- ¿ Que ha sido ese ruido? – dijo una voz proveniente de la puerta. A mi casi me da un pasmo. Me giré y ahí en la puerta parada estaba Eva con cara de sueño. Durante un instante quede paralizado sin articular palabra, cuando Esther con toda naturalidad dijo:
- Nada cariño, tu marido que se ha empeñado en enseñarme una cosa que había visto en Internet- dijo mirándome con una sonrisa picarona en la cara. No me lo podía creer, estaba disfrutando de la situación.
- Oscar coño, deja de molestarla y déjala dormir que estará cansada.
- Sí, la verdad es que cansada si que estoy – dijo volviéndome a mirar con una sonrisa de oreja a oreja.
- Ala vamos a dormir que si no con noches como estas al final Esther no va a volver a querer quedarse a dormir en casa.- dijo Eva
Se giró y yo la seguí pero Esther dijo con un tono suficiente como para que yo la oyera pero Eva no:
- Con noches como esta me parece que me quedaré a dormir muy a menudo.
espero sea de su agrado es largo pero vale muy bien la pena leerlo tranqui con algo fresco
saludos
13 comentarios - otro relato para la tarde
incentiven con putos y con mi amante estamos armando un post q ya van a ver lo q es y pidan dedicadas ya la convenci asi q pidan no mas saludos
lo de los puntos...
no lo se , si lo escribistes vos, maniana te dejo puntos
terrible cuentooo
😉 😉 😉 😉 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 😀 😀 😀 😀 😀
Se Agradece !!
🙎♂️ 🙎♂️ 🙎♂️ 🙎♂️
no perdonas a nadie?
Si tenés ganas date una vuelta por mis relatos.
Besos
Martina 🎈
Yo tampoco 😞 😞 😞
anótame en las dedicadas eh! te dejo +5 porque estuvo bueno...