Al día siguiente, estaba de nuevo allí en casa de mi suegro. Tal como me dijo, no llevé ropa interior, solo una falda corta vaquera y una blusa algo opaca azul marino, ya que aunque mis tetas se intuían, no quería llamar la atención demasiado.
Luis me recibió sonriente y me dio un beso en la boca. Me sorprendió un poco, pero respondí a él enganchándole mi lengua. Con su mano se aseguró de que no llevaba bragas metiéndome un dedo en el coño sin muchos miramientos. Era evidente que había adquirido una enorme seguridad sobre lo que podía hacer conmigo, y lo llevaba a cabo con precisión. De todas formas, no se recreó demasiado. Sacó su dedo, lo chupó, me miró fijamente y dirigiéndose a la puerta me ordenó: - Sígueme Lola, desabotona un poco tu blusa y sígueme.
Con un botón menos, el hueco de mi blusa no solo mostraba mi canalillo, sino que cualquiera que se situara a mi lado podría divisar mis pezones en cuanto se abriera un poco el pliegue de mi prenda. Eso empezó a excitarme, porque conforme avanzábamos por la calle, muchos hombre me empezaron a mirar con caras que dejaban a las claras lo que les parecía aquello.
Entramos a un bar algo antiguo, con pocos parroquianos tomando consumiciones y fumando, algunos de los cuales se nos quedaron mirando con algo más que curiosidad. Luis saludó el dueño con un guiño de complicidad, que me dio que pensar, y a continuación me indicó que le siguiera hacia una puerta con un letrero que rezaba: privado.
Dentro el ambiente era mucho más animado. Al menos siete hombres de la edad aproximada de mi suegro, quedaron en un momentáneo silencio al verme entrar. Me llamó la atención que uno de ellos estaba en silla de ruedas, el más mayor, y a pesar de todo el que más sonreía. Me dio un poco de miedo aquella situación, me asaltaron de nuevo las dudas, y en ese instante no estaba segura de querer saldar mi deuda. Pero la intervención de mi suegro apagó por un momento mis temores.
Amigos, os presento a Lola. – Todos ellos saludaron escuetamente con breves holas, encantados, bienvenida….etc… pero no dejaban de mirarme y eso no dejaba de ponerme nerviosa. – Como ya os dije, es mi nuera, y es una gran mujer, por eso ella se ha hecho cargo de nuestro problema y está dispuesta a solucionarlo.
Aquello me sorprendió….no estaba en el guión, ó al menos mi suegro no me comentó nada. Luis debió verme la cara de incredulidad, y mientras me acompañaba a saludar uno a uno a sus amigos, me susurró brevemente al oído: -tranquila, sígueme la corriente. Hoy puedes ganar más de lo que imaginas.
Las presentaciones fueron breves y muy diplomáticas. De momento nadie que se sobrepasara, me metiera mano ni me insinuara nada más allá de lo formal. Luis tan sólo evitó presentarme al señor de la silla de ruedas. Al finalizar las formalidades, habló de nuevo.
Bien, hoy tenemos una tarea importante, y espero que todos estemos a la altura de las circunstancias. No debemos decepcionar a nuestro amigo Bernardo – con un gesto señaló al discapacitado – ni tampoco a mi nuera, que tan amablemente se ha prestado a ayudarnos, sabiendo lo que ella significa. Ahora permitidme que la acompañe al baño, ya que como imaginareis ella necesita un minuto de intimidad antes de empezar. Vosotros id preparando todo.
Luis me acompañó a un baño escueto pero limpio, y mientras escuché como en la sala privada se escuchaban murmullos ininteligibles y ruidos de mobiliario. Luis empezó a hablarme.
Bien putita, escucha bien, hoy puedes saldar nada menos que 4.000 euros. La cuestión es la siguiente, para ayudarte, presioné a mis amigos para que hiciéramos una puesta. Bernardo, el de la silla de ruedas, siempre nos dice que desde que murió su mujer nunca ha tenido un orgasmo voluntario. Tiene un año menos que yo a pesar de lo que aparenta y los médicos dicen que puede hacerlo perfectamente, pero su problema es anímico, ya que no ha superado su condición de viudo. Entre nosotros le hemos animado con algunas prostitutas, pero nunca ha llegado a correrse. En eso consiste la apuesta. Tu intervención te garantizará 1,000 euros, pero si consigues que se corra, yo ganaré la apuesta y llegarás a 4000, ya que he apostado 3000. Los 1000 de tus honorarios los ponemos entre todos. A Bernardo le excitaba mucho ver a una chica poseída por todos sitios, te lo digo como pista para ayudarte. Lo demás lo dejo en tus manos. Debes intentar ser lo más puta posible, y para ello tienes a otros seis señores además de mí para hacerlo. Si deseas algo especial, debes pedirlo, pero si no es así, yo me permitiré el lujo de ir dando instrucciones, para procurar que ganes mi apuesta. Conozco a todos estos, y sé como puedes sacar el máximo rendimiento. Tienes algo que decir?.
No….yo… bueno, está bien….para eso estoy aquí. – me sentía algo nerviosa y desorientada…después de lo que me dijo no sabía ni cómo empezar. – Creo que será mejor que tú lo dirijas todo….no sé qué hacer ahora mismo.
Bien, Lola, tranquila. Simplemente obedece lo que te diga. Verás que puedes conseguir lo que nos proponemos, y después lo verás todo mucho mejor.
Me indicó que volviéramos allí tal cual estaba. Al entrar, me encontré que el sofá que había antes se había convertido en un camastro y que D. Bernardo se encontraba junto a él, pero en su silla de ruedas. Le habían desposeído de sus ropas, y estaba desnudo, con un cuerpo algo hinchado en su vientre y unas piernas flacas. Entre medias, un pene de tamaño medio, muy descapullado y oscuro atraía mi atención, y las sonrisas del resto de la parroquia. Luis comenzó a hablar de nuevo.
Mira Bernardo, hoy no te he traído una puta profesional. Esta es mi cuñada, Lola, la mujer que se folla a mi hijo. – En ese momento, algunos de los presentes empezaron a llevarse la mano a la entrepierna. – Como ves no está nada mal, y además es muy complaciente, le encanta que la follen y la toquen y además lo hace gratis, justo lo que siempre soñaste.
D. Bernardo comenzó a sonreír con algo de malicia. Dos de los presentes se pusieron a mi lado, y comprobé como ya estaban desnudos de cintura para abajo. Comencé a sentirme algo azorada, y no sabía exactamente en qué sentido.
Te gusta que te soben, Lola?. –Luis.
Sss, sí, claro…si, como no…….- de momento no sabía como reaccionar, pero evidentemente no estaba en situación de responder con una negativa. Al instante, dos de los viejos me cogieron de las muñecas y me colocaron frente a d. Bernardo, a apenas medio metro. Un tercero se puso a mis espaldas, acercando su aliento a mi oído…..no era desagradable, al menos había tenido el detalle de lavarse los dientes, y empezó a decirme algunos piropos sobre mi culo y mis piernas que, francamente, comenzaron a excitarme un poquito. No tardó nada en comenzar a acariciar mi cuerpo por los costados, subiendo y bajando lentamente, mientras los otros dos me seguían sujetando las muñecas, y poco a poco, comenzó a subir mi falda, ………………
En unos segundos, mis bragas estaban a la vista de los presentes, que ya estaban casi desnudos. Tan sólo los que me sujetaban tenían aun el slip puesto, porque el de detrás ya estaba en pelotas también, restregándome su paquete en mi culo mientras me lamía la oreja y masajeaba mis tetas por encima de la blusa. Mi suegro, hizo un gesto de aprobación cuando comprobó que D. Bernardo comenzó a llevarse la mano al pene, que empezaba a reaccionar levemente. Me miró y me guiñó un ojo, acercándose a mi oído y apartando de momento a mi "guardaespaldas" me dijo: vas por buen camino, ahora tienes que ser la mas puta de las putas. Te toca ganarte tu dinero…..no me defraudes. Empieza a pedir cosas….
Comprendí la estrategia de Luis, y mientras alguien mantenía mi falda levantada, comencé a arquear el cuerpo en círculos, mostrándola más de cerca a D. Bernardo, y diciendo: mmmmmmmmm, me gusta que me toquen…..el co……..el coñito…mmmmmmmmmmmmmmmmmmmm
Al instante, un ejército de manos invadió mi cuerpo, arrancándome la ropa casi de cuajo, y dejándome en pelotas en menos de 10 segundos. Una boca se enganchó a mi teta derecha dando mordiscos en el pezón que lejos de dolerme me volvió loca. Instintivamente, hinché los pulmones y ofrecí mi otra teta, que fue capturada de inmediato por otra boca, y no menos de cinco o seis manos comenzaron a frotar mi culo, mis piernas y por supuesto, mi coño, que comenzó a notar síntomas de encharcamiento. Luis se acercó, y como buen patrón, me acercó un poco mas a d. Bernardo, que seguía masajeando un pene que ya se encontraba en semierección; separó mis piernas con cuidado y procuró que el viejo discapacitado tuviera un primer plano de mi coño recién rasurado, limpito y con los labios abiertos de par en par, brillante por la humedad que lo abrumaba, y latiendo como un corazón de lo sumamente cachonda que estaba.
Poyas….por favor,……quiero poyas…no me dejéis así………quiero ser mas puta…… sed buenos.
Vamos amigos, no la estais oyendo?. Esta zorrita tiene ganas de rabo, la vais a defraudar?.
Al instante no menos de 4 cipotes aparecieron ante mi boca. Agarré con las manos dos de ellos y comencé a mamar como una posesa, como si fuera la ultima vez. Otra de ellas se incrustaba en mis tetas en una cubana improvisada, y la otra comenzó a frotarse en mi culo. Otros parroquianos siguieron sujetándome por delante, abriendo mi coño ante la vista de D. Bernardo, que ahora sí, comenzó a acercar su mano y me pinchaba un poquito con su uña en el clítoris y los labios mayores…..ufff, al principio me molestó, pero al girar la cabeza un momento entre mamada y mamada, vi como tenía los ojos entrecerrados mirando mi coño, y en ese momento no pude más, y exclamé un grito ahogado por el cipote que me llenaba hasta la garganta, soltando un chorrito de fluidos por las piernas que los que me sujetaban apreciaron enormemente, lamiéndolos hasta dejarme seca.
Una y otra vez, los que me metían la poya en la boca me sujetaban del pelo, obligándome a tragarlas hasta el fondo, dándome arcadas y algún que otro mordisco involuntario, que fue respondido por algún insulto propio de estos casos: ten cuidado guarra, no muerdas o te hacemos un video simpático para que tu marido y sus compañeros de trabajo se lo pasen de muerte. Aquella amenaza, lejos de asustarme, me excitó sobremanera y aceleré la mamada. Uno tras otro fueron corriéndose, y no dudé en tragar todo lo que pude, esperando que d. Bernardo apreciara mi esfuerzo. Debió funcionar, porque en ese momento, escuché a Luis.
-Bien Don Bernardo, creo que está listo, y la puta en su punto. Bajadla sobre él.
Con gran cuidado, mi coño fue ensartándose en el cipote del viejo mientras muchas manos seguían retorciéndome los pezones y deslizándose en la raja de mi culo y por el resto de mi cuerpo. Jamás me sentí tan manoseada, tan poseída en todos los sentidos, y tan utilizada. Lo que parecía ser una humillación, excedía todos mis sentidos, y no era capaz de razonarlo, cerrando los ojos y pensando que estaba solucionando un problema y al mismo tiempo, disfrutando de ello. D. Bernardo tenía una poya rara, algo blandita, pero comencé a sentirla dentro mientras varias manos me obligaban a subir y bajar para enroscar mi coño una y otra vez sobre el viejo discapacitado. Luis siguió dando órdenes:
-Vamos, que la puta no deje de subir y bajar, tiene el coño chorreando y eso lo aprecia bien D. Bernardo, VERDAD AMIGO???. – D. Bernardo miraba relajadamente con una amplia sonrisa. – Mire, mire, ve como entra su coño, asíiii….otra vez….asíiii….fíjese fíjese, es mi nuera, lo ve?, el coño de mi nuera el que se está follando usted……..a que le gusta??.
- Quizás fuese sugestión, pero lo cierto es que en ese momento noté como si la poya blandita de D. Bernardo cobrase fuerza, y pasó a ser un mástil bien armado, dándome mayor placer aún, y excitando también a la parroquia, que se lanzó sin miramientos a llevar mis manos a sus poyas y a estrujar mis tetas como si fueran chicle. La mayoría de los que se habían corrido estaban de nuevo en marcha, y esperaban el momento cumbre.
- Te gustaría que estuviese aquí tu marido?. – La pregunta sorprendió a todos…fue el propio D. Bernardo quien me la formuló, y todos hicieron silencio mientras me seguían sujetando para favorecer la follada. – Ehh puta?, te gustaría que estuviese aquí al lado mirando como te follo?, te gustaría?. – La verdad, no entendía al principio lo que pretendía el viejo, pero intuía que era mejor seguirle la corriente….en ese momento comenzó a sobarme ligaramente el clítoris, y yo empecé a correrme mientras respondía….- Ssssi, si, que esté aquí, mejor….que mira….y vea lo putita que es su mujer…, si. – Te gusta´ponerle los cuernos a tu esposo, Lola, te gusta?....- Sí, ssssi, me gusta, me gusta que me follen, que me follen mucho……me gusta.
Todo el mundo pudo escucharlo. D. Bernardo estalló en un grito ahogado, casi sobrenatural, asustando a Lola que creyó haber matado al viejo ………. Poco a poco se recompuso, y entre gritos de ánimo, felicitaciones y aleluyas, Lola supo que había ganado la apuesta. Había conseguido que aquel viejo lisiado se corriera después de mucho tiempo, y lo había hecho no por su bonito cuerpo, ni por limitarse a follar con él, sino por proporcionarle el morbo de una infidelidad consentida, pagada y morbosa…… Luis le guiñó un ojo, y tras limpiarla de semen…..dieron por concluida aquella sesión donde parte de la deuda, había quedado definitivamente saldada. Lola dio un beso de agradecimiento a Luis, y a todos los presentes. Se vistió, y una vez fuera, Luis le entregó el dinero. – Bien Lola, ya tienes 4.500. El resto hasta 15.000, tendrás ocasión de saldarlo pronto. Yo te ayudaré. –Gracias Luis, nunca podré agradecértelo bastante, de verdad….eres muy bueno conmigo………..- Sí podrás, Lola, sí podrás….
Y llegaron a casa, charlando sobre la próxima ocasión en la que Lola podría seguir saldando sus deudas……………. Continuará.
FUENTE: TODORELATOS.COM
Luis me recibió sonriente y me dio un beso en la boca. Me sorprendió un poco, pero respondí a él enganchándole mi lengua. Con su mano se aseguró de que no llevaba bragas metiéndome un dedo en el coño sin muchos miramientos. Era evidente que había adquirido una enorme seguridad sobre lo que podía hacer conmigo, y lo llevaba a cabo con precisión. De todas formas, no se recreó demasiado. Sacó su dedo, lo chupó, me miró fijamente y dirigiéndose a la puerta me ordenó: - Sígueme Lola, desabotona un poco tu blusa y sígueme.
Con un botón menos, el hueco de mi blusa no solo mostraba mi canalillo, sino que cualquiera que se situara a mi lado podría divisar mis pezones en cuanto se abriera un poco el pliegue de mi prenda. Eso empezó a excitarme, porque conforme avanzábamos por la calle, muchos hombre me empezaron a mirar con caras que dejaban a las claras lo que les parecía aquello.
Entramos a un bar algo antiguo, con pocos parroquianos tomando consumiciones y fumando, algunos de los cuales se nos quedaron mirando con algo más que curiosidad. Luis saludó el dueño con un guiño de complicidad, que me dio que pensar, y a continuación me indicó que le siguiera hacia una puerta con un letrero que rezaba: privado.
Dentro el ambiente era mucho más animado. Al menos siete hombres de la edad aproximada de mi suegro, quedaron en un momentáneo silencio al verme entrar. Me llamó la atención que uno de ellos estaba en silla de ruedas, el más mayor, y a pesar de todo el que más sonreía. Me dio un poco de miedo aquella situación, me asaltaron de nuevo las dudas, y en ese instante no estaba segura de querer saldar mi deuda. Pero la intervención de mi suegro apagó por un momento mis temores.
Amigos, os presento a Lola. – Todos ellos saludaron escuetamente con breves holas, encantados, bienvenida….etc… pero no dejaban de mirarme y eso no dejaba de ponerme nerviosa. – Como ya os dije, es mi nuera, y es una gran mujer, por eso ella se ha hecho cargo de nuestro problema y está dispuesta a solucionarlo.
Aquello me sorprendió….no estaba en el guión, ó al menos mi suegro no me comentó nada. Luis debió verme la cara de incredulidad, y mientras me acompañaba a saludar uno a uno a sus amigos, me susurró brevemente al oído: -tranquila, sígueme la corriente. Hoy puedes ganar más de lo que imaginas.
Las presentaciones fueron breves y muy diplomáticas. De momento nadie que se sobrepasara, me metiera mano ni me insinuara nada más allá de lo formal. Luis tan sólo evitó presentarme al señor de la silla de ruedas. Al finalizar las formalidades, habló de nuevo.
Bien, hoy tenemos una tarea importante, y espero que todos estemos a la altura de las circunstancias. No debemos decepcionar a nuestro amigo Bernardo – con un gesto señaló al discapacitado – ni tampoco a mi nuera, que tan amablemente se ha prestado a ayudarnos, sabiendo lo que ella significa. Ahora permitidme que la acompañe al baño, ya que como imaginareis ella necesita un minuto de intimidad antes de empezar. Vosotros id preparando todo.
Luis me acompañó a un baño escueto pero limpio, y mientras escuché como en la sala privada se escuchaban murmullos ininteligibles y ruidos de mobiliario. Luis empezó a hablarme.
Bien putita, escucha bien, hoy puedes saldar nada menos que 4.000 euros. La cuestión es la siguiente, para ayudarte, presioné a mis amigos para que hiciéramos una puesta. Bernardo, el de la silla de ruedas, siempre nos dice que desde que murió su mujer nunca ha tenido un orgasmo voluntario. Tiene un año menos que yo a pesar de lo que aparenta y los médicos dicen que puede hacerlo perfectamente, pero su problema es anímico, ya que no ha superado su condición de viudo. Entre nosotros le hemos animado con algunas prostitutas, pero nunca ha llegado a correrse. En eso consiste la apuesta. Tu intervención te garantizará 1,000 euros, pero si consigues que se corra, yo ganaré la apuesta y llegarás a 4000, ya que he apostado 3000. Los 1000 de tus honorarios los ponemos entre todos. A Bernardo le excitaba mucho ver a una chica poseída por todos sitios, te lo digo como pista para ayudarte. Lo demás lo dejo en tus manos. Debes intentar ser lo más puta posible, y para ello tienes a otros seis señores además de mí para hacerlo. Si deseas algo especial, debes pedirlo, pero si no es así, yo me permitiré el lujo de ir dando instrucciones, para procurar que ganes mi apuesta. Conozco a todos estos, y sé como puedes sacar el máximo rendimiento. Tienes algo que decir?.
No….yo… bueno, está bien….para eso estoy aquí. – me sentía algo nerviosa y desorientada…después de lo que me dijo no sabía ni cómo empezar. – Creo que será mejor que tú lo dirijas todo….no sé qué hacer ahora mismo.
Bien, Lola, tranquila. Simplemente obedece lo que te diga. Verás que puedes conseguir lo que nos proponemos, y después lo verás todo mucho mejor.
Me indicó que volviéramos allí tal cual estaba. Al entrar, me encontré que el sofá que había antes se había convertido en un camastro y que D. Bernardo se encontraba junto a él, pero en su silla de ruedas. Le habían desposeído de sus ropas, y estaba desnudo, con un cuerpo algo hinchado en su vientre y unas piernas flacas. Entre medias, un pene de tamaño medio, muy descapullado y oscuro atraía mi atención, y las sonrisas del resto de la parroquia. Luis comenzó a hablar de nuevo.
Mira Bernardo, hoy no te he traído una puta profesional. Esta es mi cuñada, Lola, la mujer que se folla a mi hijo. – En ese momento, algunos de los presentes empezaron a llevarse la mano a la entrepierna. – Como ves no está nada mal, y además es muy complaciente, le encanta que la follen y la toquen y además lo hace gratis, justo lo que siempre soñaste.
D. Bernardo comenzó a sonreír con algo de malicia. Dos de los presentes se pusieron a mi lado, y comprobé como ya estaban desnudos de cintura para abajo. Comencé a sentirme algo azorada, y no sabía exactamente en qué sentido.
Te gusta que te soben, Lola?. –Luis.
Sss, sí, claro…si, como no…….- de momento no sabía como reaccionar, pero evidentemente no estaba en situación de responder con una negativa. Al instante, dos de los viejos me cogieron de las muñecas y me colocaron frente a d. Bernardo, a apenas medio metro. Un tercero se puso a mis espaldas, acercando su aliento a mi oído…..no era desagradable, al menos había tenido el detalle de lavarse los dientes, y empezó a decirme algunos piropos sobre mi culo y mis piernas que, francamente, comenzaron a excitarme un poquito. No tardó nada en comenzar a acariciar mi cuerpo por los costados, subiendo y bajando lentamente, mientras los otros dos me seguían sujetando las muñecas, y poco a poco, comenzó a subir mi falda, ………………
En unos segundos, mis bragas estaban a la vista de los presentes, que ya estaban casi desnudos. Tan sólo los que me sujetaban tenían aun el slip puesto, porque el de detrás ya estaba en pelotas también, restregándome su paquete en mi culo mientras me lamía la oreja y masajeaba mis tetas por encima de la blusa. Mi suegro, hizo un gesto de aprobación cuando comprobó que D. Bernardo comenzó a llevarse la mano al pene, que empezaba a reaccionar levemente. Me miró y me guiñó un ojo, acercándose a mi oído y apartando de momento a mi "guardaespaldas" me dijo: vas por buen camino, ahora tienes que ser la mas puta de las putas. Te toca ganarte tu dinero…..no me defraudes. Empieza a pedir cosas….
Comprendí la estrategia de Luis, y mientras alguien mantenía mi falda levantada, comencé a arquear el cuerpo en círculos, mostrándola más de cerca a D. Bernardo, y diciendo: mmmmmmmmm, me gusta que me toquen…..el co……..el coñito…mmmmmmmmmmmmmmmmmmmm
Al instante, un ejército de manos invadió mi cuerpo, arrancándome la ropa casi de cuajo, y dejándome en pelotas en menos de 10 segundos. Una boca se enganchó a mi teta derecha dando mordiscos en el pezón que lejos de dolerme me volvió loca. Instintivamente, hinché los pulmones y ofrecí mi otra teta, que fue capturada de inmediato por otra boca, y no menos de cinco o seis manos comenzaron a frotar mi culo, mis piernas y por supuesto, mi coño, que comenzó a notar síntomas de encharcamiento. Luis se acercó, y como buen patrón, me acercó un poco mas a d. Bernardo, que seguía masajeando un pene que ya se encontraba en semierección; separó mis piernas con cuidado y procuró que el viejo discapacitado tuviera un primer plano de mi coño recién rasurado, limpito y con los labios abiertos de par en par, brillante por la humedad que lo abrumaba, y latiendo como un corazón de lo sumamente cachonda que estaba.
Poyas….por favor,……quiero poyas…no me dejéis así………quiero ser mas puta…… sed buenos.
Vamos amigos, no la estais oyendo?. Esta zorrita tiene ganas de rabo, la vais a defraudar?.
Al instante no menos de 4 cipotes aparecieron ante mi boca. Agarré con las manos dos de ellos y comencé a mamar como una posesa, como si fuera la ultima vez. Otra de ellas se incrustaba en mis tetas en una cubana improvisada, y la otra comenzó a frotarse en mi culo. Otros parroquianos siguieron sujetándome por delante, abriendo mi coño ante la vista de D. Bernardo, que ahora sí, comenzó a acercar su mano y me pinchaba un poquito con su uña en el clítoris y los labios mayores…..ufff, al principio me molestó, pero al girar la cabeza un momento entre mamada y mamada, vi como tenía los ojos entrecerrados mirando mi coño, y en ese momento no pude más, y exclamé un grito ahogado por el cipote que me llenaba hasta la garganta, soltando un chorrito de fluidos por las piernas que los que me sujetaban apreciaron enormemente, lamiéndolos hasta dejarme seca.
Una y otra vez, los que me metían la poya en la boca me sujetaban del pelo, obligándome a tragarlas hasta el fondo, dándome arcadas y algún que otro mordisco involuntario, que fue respondido por algún insulto propio de estos casos: ten cuidado guarra, no muerdas o te hacemos un video simpático para que tu marido y sus compañeros de trabajo se lo pasen de muerte. Aquella amenaza, lejos de asustarme, me excitó sobremanera y aceleré la mamada. Uno tras otro fueron corriéndose, y no dudé en tragar todo lo que pude, esperando que d. Bernardo apreciara mi esfuerzo. Debió funcionar, porque en ese momento, escuché a Luis.
-Bien Don Bernardo, creo que está listo, y la puta en su punto. Bajadla sobre él.
Con gran cuidado, mi coño fue ensartándose en el cipote del viejo mientras muchas manos seguían retorciéndome los pezones y deslizándose en la raja de mi culo y por el resto de mi cuerpo. Jamás me sentí tan manoseada, tan poseída en todos los sentidos, y tan utilizada. Lo que parecía ser una humillación, excedía todos mis sentidos, y no era capaz de razonarlo, cerrando los ojos y pensando que estaba solucionando un problema y al mismo tiempo, disfrutando de ello. D. Bernardo tenía una poya rara, algo blandita, pero comencé a sentirla dentro mientras varias manos me obligaban a subir y bajar para enroscar mi coño una y otra vez sobre el viejo discapacitado. Luis siguió dando órdenes:
-Vamos, que la puta no deje de subir y bajar, tiene el coño chorreando y eso lo aprecia bien D. Bernardo, VERDAD AMIGO???. – D. Bernardo miraba relajadamente con una amplia sonrisa. – Mire, mire, ve como entra su coño, asíiii….otra vez….asíiii….fíjese fíjese, es mi nuera, lo ve?, el coño de mi nuera el que se está follando usted……..a que le gusta??.
- Quizás fuese sugestión, pero lo cierto es que en ese momento noté como si la poya blandita de D. Bernardo cobrase fuerza, y pasó a ser un mástil bien armado, dándome mayor placer aún, y excitando también a la parroquia, que se lanzó sin miramientos a llevar mis manos a sus poyas y a estrujar mis tetas como si fueran chicle. La mayoría de los que se habían corrido estaban de nuevo en marcha, y esperaban el momento cumbre.
- Te gustaría que estuviese aquí tu marido?. – La pregunta sorprendió a todos…fue el propio D. Bernardo quien me la formuló, y todos hicieron silencio mientras me seguían sujetando para favorecer la follada. – Ehh puta?, te gustaría que estuviese aquí al lado mirando como te follo?, te gustaría?. – La verdad, no entendía al principio lo que pretendía el viejo, pero intuía que era mejor seguirle la corriente….en ese momento comenzó a sobarme ligaramente el clítoris, y yo empecé a correrme mientras respondía….- Ssssi, si, que esté aquí, mejor….que mira….y vea lo putita que es su mujer…, si. – Te gusta´ponerle los cuernos a tu esposo, Lola, te gusta?....- Sí, ssssi, me gusta, me gusta que me follen, que me follen mucho……me gusta.
Todo el mundo pudo escucharlo. D. Bernardo estalló en un grito ahogado, casi sobrenatural, asustando a Lola que creyó haber matado al viejo ………. Poco a poco se recompuso, y entre gritos de ánimo, felicitaciones y aleluyas, Lola supo que había ganado la apuesta. Había conseguido que aquel viejo lisiado se corriera después de mucho tiempo, y lo había hecho no por su bonito cuerpo, ni por limitarse a follar con él, sino por proporcionarle el morbo de una infidelidad consentida, pagada y morbosa…… Luis le guiñó un ojo, y tras limpiarla de semen…..dieron por concluida aquella sesión donde parte de la deuda, había quedado definitivamente saldada. Lola dio un beso de agradecimiento a Luis, y a todos los presentes. Se vistió, y una vez fuera, Luis le entregó el dinero. – Bien Lola, ya tienes 4.500. El resto hasta 15.000, tendrás ocasión de saldarlo pronto. Yo te ayudaré. –Gracias Luis, nunca podré agradecértelo bastante, de verdad….eres muy bueno conmigo………..- Sí podrás, Lola, sí podrás….
Y llegaron a casa, charlando sobre la próxima ocasión en la que Lola podría seguir saldando sus deudas……………. Continuará.
FUENTE: TODORELATOS.COM
2 comentarios - Lola y Sus Negocios(parte 2)