ACA ESTAN LAS ANTERIORES PARTES
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http://www.poringa.net/posts/relatos/1247952/Bebota-3-(primera-vez-por-la-cola).html
http://www.poringa.net/posts/relatos/1248739/Bebota-4-(le-romp%C3%AD-la-cola).html
Y ACA VA LO NUEVO
Después de la culiada anterior pasaron por lo menos tres semanas para que Romi volviera a entregar el marrón. La pendeja sabía que yo quería hacerle el orto pero se negaba rotundamente.
Como compensación, y para tener contento, se inventaba otras cosas. Un día me cayó en casa con una campera larga. Me llamó la atención porque era primavera. Cuando entramos al depto vi que abajo no traía más que un disfraz de enfermerita. “Te gusta?. Rochi me acompañó a comprarlo porque a mi me daba vergüenza…”.
El atuendo se componía de un corpiño blanco con una cruz roja, una tanga haciendo juego, una pollerita que se anudaba, una cofia de enfermerita, estetoscopio de plástico y una jeringa enorme como para caballos (que terminé usando después para cogerle un poco la conchita y tirarle después champán en la argollita y el culo mientras le hacía sexo oral).
El garche estuvo tan bueno que a la pendeja se le dio por repetir lo del disfraz a la semana y se vistió de nenita, agregando unas medias bucaneros a su uniforme, haciéndose dos colitas a los costados y trayendo un par de paletas y chupetines.
Esa vez, dejándole la pollerita puesta la hice poner en cuatro en el sillón de mi living y le comí la conchita mientras le metía un chupetín. Ella jugaba a la nenita y chupaba su paleta. Después le trabajé la cola con la lengua y un dedo, y despacito le alojé el chupetín en el orto que lo atrapó, dejando el cabito blanco afuera.
Caliente con esa imagen me puse de pie, deje caer los lienzos y me la entré a coger mientras jugaba con esa palanquita blanca como si fuera un joystick. Cuando ella ya había acabado y estaba sueltita, le saqué la bolita de caramelo de la cola y se la di a chupar. La puta le pasó la lengua como si la estuviera peteando.
No aguanté más y le cambié el chupetín por mi pija. Y al rato le llené la carucha de leche. Por si faltaba algo después usé la paleta dulce como cuchara, recogí el semen, y se la di a chupar.
Ese garche me sacó del todo y me prometí que el fin de semana la reventaba a pijazos, ojete incluído. Así que el viernes la pasé a buscar a la hora que salía de estudiar decidido a llevármela a casa. Pero apenas subió al auto me dijo que tenía malas noticias. “Mamá tiene que salir y me pidió que me quede en casa con Damián (el hermano)”. “Tu hermano no es un nene, tiene 14 años..”. Pero no hubo caso. Fuimos para su casa.
Por suerte, el pibe estaba estudiando para un examen en la mesa del living, así que Romi propuso que fueramos a ver tele al cuarto d la vieja. Al rato de estar acostados con la cabecita de ella apoyada sobre mi pecho, yo tenía la pija al palo. Estaba recaliente y me la quería coger ahí mismo, en la cama de la vieja con el hermano en el living.
Empecé por los besos. Y la pendeja se enganchó. Al rato le señale mi pija dura que se marcaba por debajo del pantalón. Ella me hizo unas caricias, onda. Yo tenía la pija que me estallaba, y me estaban matando los pantalones.
Me desabroché el botón del jean pero ella no me dejó pelar. “Nooo, está mi hermano al lado”. Yo me enculé y ella se me subió encime y me agarró la cara. “Miráme mi amor, no te enojes…”. Me lo dijo tan tierno que me aflojé. Nos dimos otros beso, y comencé a tranzarla
Ella estaba sentada justo encima de mi pija. Y la bombachita se le notaba calentita. Se ve que la ponía el roce con mi pija, porque se movía y gemía despacito. La muy puta se estaba masturbando.
“Aaayyy como me calentás….”, decía Romi mientras yo le manoseaba el culo con las dos manos. Así, desde atrás, corrí un poco la bombachita y comencé a acariciarle la vulvita y sus labios todos mojaditos por sus jugos.
“Si, metéme el dedito”, me habilitó en voz bajita. Yo la veía ahogarse en mi boca y ahogar los gemidos y se me ponía más grande y dura como una piedra. Empecé a pasar el índice por su raja mientras ella gemía descontrolada. Y hasta le jugué un poquito en el ojete.
“Te la quiero poner pendeja”, le dije cuando ví que ya estaba entregada. Abriendo los botones del jean la saqué y corriéndole la bombacha a un costado se la acomodé en la puerta de la conchita sin cambiar de posición.
Se la dejé ahí, con el glande entre los labios, y ella sola de la mandó adentro. “Viste que vos también querías pija!”, le dije bajito cuando se la acomodó toda adentro. “Si!, que te pensabas, que yo no tenía ganas?”. Después me dijo al oído. “Me podés Max, te amo!”
Nos dimos otro beso y empezamos a coger. Yo le pedía que se moviera. “Cogete mi pija bebé, asíiii, mové el culito en círculos para sentir como te masajea la argolla por dentro, eso, así, qué putita linda sos…”
No saben lo bien que se sentía su concha, parecía un estuche hecho a medida para mi pija, era súper estrecha, y las paredes de su concha tenían prisionera a mi pija.
Estuvimos así un rato, y cuando me cansé de coger despacio, la saqué de encime, la tumbé en la cama y le saqué la tanguita. Después me agaché y empecé a besarle toda la conchita, el clítoris, y hacerle masajitos en circulo con mi lengua. La conchuda no paraba de gemir y me pedía que me la cogiera.
Yo seguí chupándole la concha (es algo que me encanta), mientras aprovechaba para mojar un dedito en su cajetita y pasárselo por el culito. De lo caliente que estaba no dijo nada. Hasta que de repente me tiró de los pelos hacia arriba y me dijo “cogeme ya!”
Me le acomodé entre las piernas y se la hundí otra vez en esa conchita maravillosa. Se la mandé a fondo y se la revolví adentro mientras mi pubis se frotaba con su clítoris. La pendeja largó un “aaaaaahhhhhhh”, que se escuchó. Imaginé que el hermano iba a tener material para una paja esa noche.
Pero a mí en ese momento no me importaba nada, así que le tapé la boca y empecé a serrucharle fuerte la argolla, entrando y saliendo rápido. Eso la calentó más.
Después me incorporé un poco, y sin sacársela, y pasé su pierna izquierda para la derecha. Así me quedaba con el culito redondito para mi vista. Y mientras le seguía dando por la concha, mi pulgarcito esparcía los jugos de su argollita a la cola.
Sentir las nalguitas contra mi ingle es algo que me calienta mucho, así que después de un rato, entré a trabajarle la cola, metiéndole la mitad del pulgar. Estaba sacado y no me iba a quedar con las ganas de romperte el orto. Ella mientras tanto estaba a pleno goce. “Me estás haciendo acabar mi amor!”, dijo en voz alta.
Apenas acabó se la saqué. “No!, seguíme cogiendo”, pidió. Me le acomodé atrás y se la puse onda cucharita. Cuando vi que empezaba a gozar de nuevo le dije: “Te la quiero poner por el orto bebé”. “Noooo, me duele”. “Probemos, si no aguantas lo dejamos para otra vez”, le contesté, haciéndole saber que más temprano o más tarde me la iba a coger por el culo.
Junté saliva con un dedo y le lubriqué el culito. Después le metí el dedo en el ojete. Con lo mojadito que estaba bastó para que su culito dejara en entrar mi dedo grande. “Nooooo hijo de puta nooo”, se quejaba ella. Pero no le di bola. Y repetí la operación llevando un poco más de saliva al culo. Y otra vez de mandé el dedito. Ya estaba.
La saqué de la concha mientras mantenía el culito ocupado con el dedo. En un cambio rápido saqué, y le apoyé la cabeza de la verga en el ojete. Empecé a empujar y ella gritaba que no se la meta. Se la fui metiendo de a poco entre grititos agudos (“ayyyiiiiii”) y puteadas de ella.
-Sentís la verga en el culo?
-Ayy no podés, sos un forro del orto!,- contestó ella enojada.
-Si te relajás putita vas a ver cómo la vas a disfrutar…
-Por lo menos hacelo despacito…,- me ordenó.
-Tranquila, ahí va un poco más,- dije mandándole un par de centímetros más adentro de pija a ese orto.
-Por favor, sacála que me duele mucho.-
- Aguantá que falta todavía.
-Pero me duele hijo de puta!
-No grites que tu hermanito se va a enterar que te están rompiendo el culo,- le dije bajito al oído.
Eso la calmó. Yo me quedé quito un cacho y con la mano le empecé a acariciarle las piernas hasta que llegué a su entrepierna. Despacito le trabajé la conchita y el clítoris. Al rato le empezó a gustar y se aflojó.
Aproveché para ir empujando despacito hasta que se la puse toda. “Muy bien, ya está todo adentro… qué buena nenita de papi sos…”, le dije. Ella empezó a gemir. “No era que querías?”. “Me calentó como me estas tocando”, contestó secota ella y otra vez se concentró en la paja que le estaba haciendo.
Romi se mordía los labios y su cara se ponía cada vez más colorada por la calentura y el dolor, eso me daba tanto morbo que empujaba más adentro y veía como mi verga se perdía en ese delicioso agujerito. Ella apretaba el culito y yo sentía las contracciones del ojetito que me apretaban la pija. Casi no me movía, estaba disfrutando de sus nalguitas y ese orto rellenos por mi chota.
En eso sonó el teléfono. El hermano atendió. “Está hablando con mi vieja”, dijo Romi que salió del trance. “Romina mamá”, gritó el hermano desde el living. Ella se salió, y acomodándose la pollera del uniforme que todavía llevaba puesta, se fue para el living mientras yo guardaba la pija (que estaba por suerte limpia… pero con olor a culo seguro) en el calzón.
Esperé a que volviera rápido pero tardó un rato. “Me dijo que no llegaba a cenar y que pidiera pizza, a vos de qué te gusta?”, me preguntó a la vuelta. “Yo lo único que quiero es seguir con lo que estábamos”. “No se puede, mi hermano ya terminó de estudiar… vamos a ver tele al living”. Como premio consuelo era una mierda.
Me quedé viendo tele tirado en la cama de la vieja y ella se fue a pedir la pizza. Como tardaba, y de curioso que soy, aproveche para revisar los cajones de las mesitas de luz al costado de la cama. Y encontré un vibro chiquito!. La pija se me puso al palo al toque.
Cuando Romi volvió a buscarme ya lo había puesto en su lugar, pero mi pija mantenía el mismo estado. “En un rato viene la comida”, me contestó tironeándome para llevarme al living. Pero la hice girar y me la empecé a transar ahí, parados a los pies de la cama.
De golpe, ella solita me largó y se arrodilló a mis pies. Sacó la verga y me la empezó a chupar. Una campeona. Le pasaba la lengua por la cabeza, me la mordía un poquito, me chupaba la cabecita, me la escupía, me la frotaba y se la metía en la boca.
Apretaba el glande con los labios mientras lo rozaba con la lengua, succionaba, lo metía entero dentro de su boca para volver a sacarlo y pasar toda su lengua por el tronco. Se metía la verga entera hasta la garganta.
Desde arriba yo miraba su carita, que era una mezcla de picardía e inocencia. Cada tanto levantaba la vista y me miraba con sus ojitos medio lloroso. La pija se me puso a tope, y ella me entró a pajear con su manito chiquita (hacía que mi chota pareciera más grande aún) más fuerte mientras tomaba aire.
-Me vas a dar la lechita?,- preguntó puerquita.
-Para pendeja que te acabo todo, para hija de tu puta, la concha de tu madre, aaaaaaaaaaaaaaa.
No pude aguantar ni un segundo. Le llené la boca con una descarga de leche que le salió por la comisura de los labios. Ella tragó todo y se relamió. “Te gustó mi lechita bebé?” “Si papi! Me encantó!”, me contestó juguetona.
Al día siguiente vino a casa y tras pegarle flor de chupada de concha y culo, y una buena cojida a lo perrito, le pude hacer el culo, acostado sobre ella, muy despacito, y trabajándole el clítoris.
Fue la primera vez que no le dolió tanto y hasta le gustó la pajota que el hice. Y en mi cabecita empecé a ratonearme con lo que se venía. La pendeja que hasta hace poco era virgen de los dos agujeros iba camino a una rotura de orto fenomenal.
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Y ACA VA LO NUEVO
Después de la culiada anterior pasaron por lo menos tres semanas para que Romi volviera a entregar el marrón. La pendeja sabía que yo quería hacerle el orto pero se negaba rotundamente.
Como compensación, y para tener contento, se inventaba otras cosas. Un día me cayó en casa con una campera larga. Me llamó la atención porque era primavera. Cuando entramos al depto vi que abajo no traía más que un disfraz de enfermerita. “Te gusta?. Rochi me acompañó a comprarlo porque a mi me daba vergüenza…”.
El atuendo se componía de un corpiño blanco con una cruz roja, una tanga haciendo juego, una pollerita que se anudaba, una cofia de enfermerita, estetoscopio de plástico y una jeringa enorme como para caballos (que terminé usando después para cogerle un poco la conchita y tirarle después champán en la argollita y el culo mientras le hacía sexo oral).
El garche estuvo tan bueno que a la pendeja se le dio por repetir lo del disfraz a la semana y se vistió de nenita, agregando unas medias bucaneros a su uniforme, haciéndose dos colitas a los costados y trayendo un par de paletas y chupetines.
Esa vez, dejándole la pollerita puesta la hice poner en cuatro en el sillón de mi living y le comí la conchita mientras le metía un chupetín. Ella jugaba a la nenita y chupaba su paleta. Después le trabajé la cola con la lengua y un dedo, y despacito le alojé el chupetín en el orto que lo atrapó, dejando el cabito blanco afuera.
Caliente con esa imagen me puse de pie, deje caer los lienzos y me la entré a coger mientras jugaba con esa palanquita blanca como si fuera un joystick. Cuando ella ya había acabado y estaba sueltita, le saqué la bolita de caramelo de la cola y se la di a chupar. La puta le pasó la lengua como si la estuviera peteando.
No aguanté más y le cambié el chupetín por mi pija. Y al rato le llené la carucha de leche. Por si faltaba algo después usé la paleta dulce como cuchara, recogí el semen, y se la di a chupar.
Ese garche me sacó del todo y me prometí que el fin de semana la reventaba a pijazos, ojete incluído. Así que el viernes la pasé a buscar a la hora que salía de estudiar decidido a llevármela a casa. Pero apenas subió al auto me dijo que tenía malas noticias. “Mamá tiene que salir y me pidió que me quede en casa con Damián (el hermano)”. “Tu hermano no es un nene, tiene 14 años..”. Pero no hubo caso. Fuimos para su casa.
Por suerte, el pibe estaba estudiando para un examen en la mesa del living, así que Romi propuso que fueramos a ver tele al cuarto d la vieja. Al rato de estar acostados con la cabecita de ella apoyada sobre mi pecho, yo tenía la pija al palo. Estaba recaliente y me la quería coger ahí mismo, en la cama de la vieja con el hermano en el living.
Empecé por los besos. Y la pendeja se enganchó. Al rato le señale mi pija dura que se marcaba por debajo del pantalón. Ella me hizo unas caricias, onda. Yo tenía la pija que me estallaba, y me estaban matando los pantalones.
Me desabroché el botón del jean pero ella no me dejó pelar. “Nooo, está mi hermano al lado”. Yo me enculé y ella se me subió encime y me agarró la cara. “Miráme mi amor, no te enojes…”. Me lo dijo tan tierno que me aflojé. Nos dimos otros beso, y comencé a tranzarla
Ella estaba sentada justo encima de mi pija. Y la bombachita se le notaba calentita. Se ve que la ponía el roce con mi pija, porque se movía y gemía despacito. La muy puta se estaba masturbando.
“Aaayyy como me calentás….”, decía Romi mientras yo le manoseaba el culo con las dos manos. Así, desde atrás, corrí un poco la bombachita y comencé a acariciarle la vulvita y sus labios todos mojaditos por sus jugos.
“Si, metéme el dedito”, me habilitó en voz bajita. Yo la veía ahogarse en mi boca y ahogar los gemidos y se me ponía más grande y dura como una piedra. Empecé a pasar el índice por su raja mientras ella gemía descontrolada. Y hasta le jugué un poquito en el ojete.
“Te la quiero poner pendeja”, le dije cuando ví que ya estaba entregada. Abriendo los botones del jean la saqué y corriéndole la bombacha a un costado se la acomodé en la puerta de la conchita sin cambiar de posición.
Se la dejé ahí, con el glande entre los labios, y ella sola de la mandó adentro. “Viste que vos también querías pija!”, le dije bajito cuando se la acomodó toda adentro. “Si!, que te pensabas, que yo no tenía ganas?”. Después me dijo al oído. “Me podés Max, te amo!”
Nos dimos otro beso y empezamos a coger. Yo le pedía que se moviera. “Cogete mi pija bebé, asíiii, mové el culito en círculos para sentir como te masajea la argolla por dentro, eso, así, qué putita linda sos…”
No saben lo bien que se sentía su concha, parecía un estuche hecho a medida para mi pija, era súper estrecha, y las paredes de su concha tenían prisionera a mi pija.
Estuvimos así un rato, y cuando me cansé de coger despacio, la saqué de encime, la tumbé en la cama y le saqué la tanguita. Después me agaché y empecé a besarle toda la conchita, el clítoris, y hacerle masajitos en circulo con mi lengua. La conchuda no paraba de gemir y me pedía que me la cogiera.
Yo seguí chupándole la concha (es algo que me encanta), mientras aprovechaba para mojar un dedito en su cajetita y pasárselo por el culito. De lo caliente que estaba no dijo nada. Hasta que de repente me tiró de los pelos hacia arriba y me dijo “cogeme ya!”
Me le acomodé entre las piernas y se la hundí otra vez en esa conchita maravillosa. Se la mandé a fondo y se la revolví adentro mientras mi pubis se frotaba con su clítoris. La pendeja largó un “aaaaaahhhhhhh”, que se escuchó. Imaginé que el hermano iba a tener material para una paja esa noche.
Pero a mí en ese momento no me importaba nada, así que le tapé la boca y empecé a serrucharle fuerte la argolla, entrando y saliendo rápido. Eso la calentó más.
Después me incorporé un poco, y sin sacársela, y pasé su pierna izquierda para la derecha. Así me quedaba con el culito redondito para mi vista. Y mientras le seguía dando por la concha, mi pulgarcito esparcía los jugos de su argollita a la cola.
Sentir las nalguitas contra mi ingle es algo que me calienta mucho, así que después de un rato, entré a trabajarle la cola, metiéndole la mitad del pulgar. Estaba sacado y no me iba a quedar con las ganas de romperte el orto. Ella mientras tanto estaba a pleno goce. “Me estás haciendo acabar mi amor!”, dijo en voz alta.
Apenas acabó se la saqué. “No!, seguíme cogiendo”, pidió. Me le acomodé atrás y se la puse onda cucharita. Cuando vi que empezaba a gozar de nuevo le dije: “Te la quiero poner por el orto bebé”. “Noooo, me duele”. “Probemos, si no aguantas lo dejamos para otra vez”, le contesté, haciéndole saber que más temprano o más tarde me la iba a coger por el culo.
Junté saliva con un dedo y le lubriqué el culito. Después le metí el dedo en el ojete. Con lo mojadito que estaba bastó para que su culito dejara en entrar mi dedo grande. “Nooooo hijo de puta nooo”, se quejaba ella. Pero no le di bola. Y repetí la operación llevando un poco más de saliva al culo. Y otra vez de mandé el dedito. Ya estaba.
La saqué de la concha mientras mantenía el culito ocupado con el dedo. En un cambio rápido saqué, y le apoyé la cabeza de la verga en el ojete. Empecé a empujar y ella gritaba que no se la meta. Se la fui metiendo de a poco entre grititos agudos (“ayyyiiiiii”) y puteadas de ella.
-Sentís la verga en el culo?
-Ayy no podés, sos un forro del orto!,- contestó ella enojada.
-Si te relajás putita vas a ver cómo la vas a disfrutar…
-Por lo menos hacelo despacito…,- me ordenó.
-Tranquila, ahí va un poco más,- dije mandándole un par de centímetros más adentro de pija a ese orto.
-Por favor, sacála que me duele mucho.-
- Aguantá que falta todavía.
-Pero me duele hijo de puta!
-No grites que tu hermanito se va a enterar que te están rompiendo el culo,- le dije bajito al oído.
Eso la calmó. Yo me quedé quito un cacho y con la mano le empecé a acariciarle las piernas hasta que llegué a su entrepierna. Despacito le trabajé la conchita y el clítoris. Al rato le empezó a gustar y se aflojó.
Aproveché para ir empujando despacito hasta que se la puse toda. “Muy bien, ya está todo adentro… qué buena nenita de papi sos…”, le dije. Ella empezó a gemir. “No era que querías?”. “Me calentó como me estas tocando”, contestó secota ella y otra vez se concentró en la paja que le estaba haciendo.
Romi se mordía los labios y su cara se ponía cada vez más colorada por la calentura y el dolor, eso me daba tanto morbo que empujaba más adentro y veía como mi verga se perdía en ese delicioso agujerito. Ella apretaba el culito y yo sentía las contracciones del ojetito que me apretaban la pija. Casi no me movía, estaba disfrutando de sus nalguitas y ese orto rellenos por mi chota.
En eso sonó el teléfono. El hermano atendió. “Está hablando con mi vieja”, dijo Romi que salió del trance. “Romina mamá”, gritó el hermano desde el living. Ella se salió, y acomodándose la pollera del uniforme que todavía llevaba puesta, se fue para el living mientras yo guardaba la pija (que estaba por suerte limpia… pero con olor a culo seguro) en el calzón.
Esperé a que volviera rápido pero tardó un rato. “Me dijo que no llegaba a cenar y que pidiera pizza, a vos de qué te gusta?”, me preguntó a la vuelta. “Yo lo único que quiero es seguir con lo que estábamos”. “No se puede, mi hermano ya terminó de estudiar… vamos a ver tele al living”. Como premio consuelo era una mierda.
Me quedé viendo tele tirado en la cama de la vieja y ella se fue a pedir la pizza. Como tardaba, y de curioso que soy, aproveche para revisar los cajones de las mesitas de luz al costado de la cama. Y encontré un vibro chiquito!. La pija se me puso al palo al toque.
Cuando Romi volvió a buscarme ya lo había puesto en su lugar, pero mi pija mantenía el mismo estado. “En un rato viene la comida”, me contestó tironeándome para llevarme al living. Pero la hice girar y me la empecé a transar ahí, parados a los pies de la cama.
De golpe, ella solita me largó y se arrodilló a mis pies. Sacó la verga y me la empezó a chupar. Una campeona. Le pasaba la lengua por la cabeza, me la mordía un poquito, me chupaba la cabecita, me la escupía, me la frotaba y se la metía en la boca.
Apretaba el glande con los labios mientras lo rozaba con la lengua, succionaba, lo metía entero dentro de su boca para volver a sacarlo y pasar toda su lengua por el tronco. Se metía la verga entera hasta la garganta.
Desde arriba yo miraba su carita, que era una mezcla de picardía e inocencia. Cada tanto levantaba la vista y me miraba con sus ojitos medio lloroso. La pija se me puso a tope, y ella me entró a pajear con su manito chiquita (hacía que mi chota pareciera más grande aún) más fuerte mientras tomaba aire.
-Me vas a dar la lechita?,- preguntó puerquita.
-Para pendeja que te acabo todo, para hija de tu puta, la concha de tu madre, aaaaaaaaaaaaaaa.
No pude aguantar ni un segundo. Le llené la boca con una descarga de leche que le salió por la comisura de los labios. Ella tragó todo y se relamió. “Te gustó mi lechita bebé?” “Si papi! Me encantó!”, me contestó juguetona.
Al día siguiente vino a casa y tras pegarle flor de chupada de concha y culo, y una buena cojida a lo perrito, le pude hacer el culo, acostado sobre ella, muy despacito, y trabajándole el clítoris.
Fue la primera vez que no le dolió tanto y hasta le gustó la pajota que el hice. Y en mi cabecita empecé a ratonearme con lo que se venía. La pendeja que hasta hace poco era virgen de los dos agujeros iba camino a una rotura de orto fenomenal.
20 comentarios - Bebota 5 (con fotitos)
+5
Para la proxima certifica las fotos con la P..!
Un saludo ;):):D
+10
Mañana te dejo puntos groso