Amigos Poringueros:
Cansado de ver tanto material acá y de ratonearme sin hacer nada para aportar a tantas alegrías, me decidí a postear lo único que puedo: Mis relatos y cuentos eróticos.
Espero que disfruten de leerlos tanto como yo disfrute de escribirlos!!
Mi nombre es Laura. No daré descripciones exactas sobre mí pues pienso regalarte la oportunidad de que me imagines como más te guste.
Siempre fui una persona muy libre y gran parte de esa libertad la usé para explorar y explotar mi sexualidad.
¿Para qué negarlo? A mí, tanto como a ti amigo lector o lectora, me encanta el sexo. Podría tratar de explicarlo, pero sería desviar el objeto de mis relatos a un interminable y tedioso análisis de la psicología humana.
En vez de eso diré simplemente (y en crudo, para que no haya dudas) que amo coger. Sí, como lo lees: AMO COGER. ¿O es que acaso pensabas que el placer de la lujuria es sólo patrimonio de los hombres?
Pero basta de introducciones banales.
A lo largo de estas líneas trataré de hacerte cómplice de mis aventuras, y quién sabe, quizás leyendo esto te descubras como uno de los protagonistas.
Mi memoria en este momento se remonta a un encuentro en particular y creo que será el ideal para comenzar a compartir mis experiencias contigo….
“Daban las doce en los relojes la ciudad. La luna se mostraba furiosa entre pequeñas nubes pasajeras e infinitas estrellas.
Momentos antes había conocido a un hombre en medio de tragos y música. Era él particularmente hermoso y enormemente simpático. Su piel levemente bronceada hacía que su sonrisa perlacea y sus ojos de cielo brillaran en armonioso contraste. Aunque vestido sencillamente no dejaba d ser elegante, dando indicios de un cuerpo esculpido por majestuosos artesanos.
Con palabras hipnóticas se acercó a mí y no necesitamos demasiada conversación para decidir que necesitábamos un poco más de privacidad. En su departamento sobriamente decorado convertimos un par de copas en apasionados besos, dejándonos arrastrar hasta la habitación.
Ah!! ¡Si hubieses estado allí en mi lugar apostaría el alma a que tú tampoco te hubieses podido resistir! Su cuerpo firme estaba pegado al mío. Con sus manos seguras recorría mi cuerpo incendiándome con explosiva velocidad mientras nuestras lenguas, conectadas, danzaban unidas al ritmo de nuestro deseo. No costó nada el deshacernos la ropa.
Ávida de su cuerpo admiré lentamente al hombre que se exponía delante de mí: la piel suave contenía un físico trabajado que armoniosamente se movía hacia mí. Sus brazos fuertes eran capaces de contenerme con una dulzura inusitada y su abdomen marcado daba viva fe del cuidado que le daba. Más abajo se descubría entre sus piernas perfectas una enorme y poderosa erección.
Unidos en un beso salvajemente profundo pude sentir como su sexo latía, rígido y desesperado, contra mi vientre. Intenté agarrarlo pero un movimiento de sus manos me detuvo en la antesala del placer: sus dedos se movían decididos entre mis muslos, entrando con determinación en mí, tocando con quirúrgica precisión todos los puntos que me hacían estallar, haciendo que impúdicamente deposite toda la humedad de mi calentura en sus manos.
Dominándome por completo, me dio vuelta y me apoyó en la cama e imaginándome postrada sobre mis rodillas y manos frente a él, sometida y entregada, avivé el fuego de mi carne. De repente sentí la punta de esa pija bestial frotándose contra los labios de mi vulva y sin pudor alguno le dije con obscena pasión “Cogeme hijo de puta, cogeme de una vez”. Sin hacerse esperar, el semental que me sostenía por las caderas me penetró con una furia que por poco me hace desvanecer.
Entraba y salía de mí con fuerza, gimiendo, suspirando, puteando y agarrándome del pelo, y yo me sentía estallar, totalmente llena del sexo poderoso de mi amante. Nuestros cuerpos chocaban ruidosamente entre si; nuestras bocas despedían toda la lujuria que electrizaba nuestros nervios y en medio de este frenesí sexual sentí como nacía con volcánica intensidad el orgasmo más dulce.
Nuestros cuerpos se desconectaron pero fue enorme mi sorpresa al ver que la erección que tanto placer me había dado se mantenida erguida. Con una mano comencé a masturbarlo frenética, llevando mi boca hasta la suya, deseosa de saborearlo una vez más. Abrazándome y sin separar su lengua de la mía fue empujándome hacia atrás hasta quedar acostados.
Su hermosa persona estaba sobre mí, acariciando mi cuello y besando mis orejas. Con mis piernas alrededor de su cintura lo empujé suavemente, invitándolo nuevamente al goce de nuestra calentura y al ver su sonrisa libidinosa comprendí que mi mensaje había sido comprendido.
Lentamente, su miembro se abrió paso dentro de mí hasta llenarme por completo. Con movimientos intensos arrancó de mí los más fuertes gemidos y las frases más escandalosas.
Comenzó a moverse con más fuerza.
Ya no era el amante dulce, sino el hombre primitivo que me cogía con salvaje maestría.
¿Cómo evitar gritar en un momento así? Con mis piernas apoyadas en sus brazos me entregué por completo, aferradas mis uñas a su espalda y mis ojos fijos en esa pija colosal que no dejaba de entrar y salir de mi.
Repentinamente, lo inevitable: de lo más profundo de mi sexo extasiado, con oleadas de intensidad, se anunciaba el paroxismo del placer. Mis piernas se tensaron, mi espalda se arqueó sobre la cama transpirada en un mecánico reflejo, la respiración comenzó a entrecortarse y en una explosión de electricidad acabé de la manera más bestial.
Aún abrumada por tamaño orgasmo pude ver como él se masturbaba con desesperación sobre mí, y lanzando un alarido, escupió toda su hombría encima de mi cansado cuerpo.”
Lo que pasó después con él, mis amigos lectores, no es algo que merezca ser contado. Ahora que has leído esto, te he convertido en una parte de mi….
BIENVENIDOS A MI VIDA!!!!
Laura
Cansado de ver tanto material acá y de ratonearme sin hacer nada para aportar a tantas alegrías, me decidí a postear lo único que puedo: Mis relatos y cuentos eróticos.
Espero que disfruten de leerlos tanto como yo disfrute de escribirlos!!
Mi nombre es Laura. No daré descripciones exactas sobre mí pues pienso regalarte la oportunidad de que me imagines como más te guste.
Siempre fui una persona muy libre y gran parte de esa libertad la usé para explorar y explotar mi sexualidad.
¿Para qué negarlo? A mí, tanto como a ti amigo lector o lectora, me encanta el sexo. Podría tratar de explicarlo, pero sería desviar el objeto de mis relatos a un interminable y tedioso análisis de la psicología humana.
En vez de eso diré simplemente (y en crudo, para que no haya dudas) que amo coger. Sí, como lo lees: AMO COGER. ¿O es que acaso pensabas que el placer de la lujuria es sólo patrimonio de los hombres?
Pero basta de introducciones banales.
A lo largo de estas líneas trataré de hacerte cómplice de mis aventuras, y quién sabe, quizás leyendo esto te descubras como uno de los protagonistas.
Mi memoria en este momento se remonta a un encuentro en particular y creo que será el ideal para comenzar a compartir mis experiencias contigo….
“Daban las doce en los relojes la ciudad. La luna se mostraba furiosa entre pequeñas nubes pasajeras e infinitas estrellas.
Momentos antes había conocido a un hombre en medio de tragos y música. Era él particularmente hermoso y enormemente simpático. Su piel levemente bronceada hacía que su sonrisa perlacea y sus ojos de cielo brillaran en armonioso contraste. Aunque vestido sencillamente no dejaba d ser elegante, dando indicios de un cuerpo esculpido por majestuosos artesanos.
Con palabras hipnóticas se acercó a mí y no necesitamos demasiada conversación para decidir que necesitábamos un poco más de privacidad. En su departamento sobriamente decorado convertimos un par de copas en apasionados besos, dejándonos arrastrar hasta la habitación.
Ah!! ¡Si hubieses estado allí en mi lugar apostaría el alma a que tú tampoco te hubieses podido resistir! Su cuerpo firme estaba pegado al mío. Con sus manos seguras recorría mi cuerpo incendiándome con explosiva velocidad mientras nuestras lenguas, conectadas, danzaban unidas al ritmo de nuestro deseo. No costó nada el deshacernos la ropa.
Ávida de su cuerpo admiré lentamente al hombre que se exponía delante de mí: la piel suave contenía un físico trabajado que armoniosamente se movía hacia mí. Sus brazos fuertes eran capaces de contenerme con una dulzura inusitada y su abdomen marcado daba viva fe del cuidado que le daba. Más abajo se descubría entre sus piernas perfectas una enorme y poderosa erección.
Unidos en un beso salvajemente profundo pude sentir como su sexo latía, rígido y desesperado, contra mi vientre. Intenté agarrarlo pero un movimiento de sus manos me detuvo en la antesala del placer: sus dedos se movían decididos entre mis muslos, entrando con determinación en mí, tocando con quirúrgica precisión todos los puntos que me hacían estallar, haciendo que impúdicamente deposite toda la humedad de mi calentura en sus manos.
Dominándome por completo, me dio vuelta y me apoyó en la cama e imaginándome postrada sobre mis rodillas y manos frente a él, sometida y entregada, avivé el fuego de mi carne. De repente sentí la punta de esa pija bestial frotándose contra los labios de mi vulva y sin pudor alguno le dije con obscena pasión “Cogeme hijo de puta, cogeme de una vez”. Sin hacerse esperar, el semental que me sostenía por las caderas me penetró con una furia que por poco me hace desvanecer.
Entraba y salía de mí con fuerza, gimiendo, suspirando, puteando y agarrándome del pelo, y yo me sentía estallar, totalmente llena del sexo poderoso de mi amante. Nuestros cuerpos chocaban ruidosamente entre si; nuestras bocas despedían toda la lujuria que electrizaba nuestros nervios y en medio de este frenesí sexual sentí como nacía con volcánica intensidad el orgasmo más dulce.
Nuestros cuerpos se desconectaron pero fue enorme mi sorpresa al ver que la erección que tanto placer me había dado se mantenida erguida. Con una mano comencé a masturbarlo frenética, llevando mi boca hasta la suya, deseosa de saborearlo una vez más. Abrazándome y sin separar su lengua de la mía fue empujándome hacia atrás hasta quedar acostados.
Su hermosa persona estaba sobre mí, acariciando mi cuello y besando mis orejas. Con mis piernas alrededor de su cintura lo empujé suavemente, invitándolo nuevamente al goce de nuestra calentura y al ver su sonrisa libidinosa comprendí que mi mensaje había sido comprendido.
Lentamente, su miembro se abrió paso dentro de mí hasta llenarme por completo. Con movimientos intensos arrancó de mí los más fuertes gemidos y las frases más escandalosas.
Comenzó a moverse con más fuerza.
Ya no era el amante dulce, sino el hombre primitivo que me cogía con salvaje maestría.
¿Cómo evitar gritar en un momento así? Con mis piernas apoyadas en sus brazos me entregué por completo, aferradas mis uñas a su espalda y mis ojos fijos en esa pija colosal que no dejaba de entrar y salir de mi.
Repentinamente, lo inevitable: de lo más profundo de mi sexo extasiado, con oleadas de intensidad, se anunciaba el paroxismo del placer. Mis piernas se tensaron, mi espalda se arqueó sobre la cama transpirada en un mecánico reflejo, la respiración comenzó a entrecortarse y en una explosión de electricidad acabé de la manera más bestial.
Aún abrumada por tamaño orgasmo pude ver como él se masturbaba con desesperación sobre mí, y lanzando un alarido, escupió toda su hombría encima de mi cansado cuerpo.”
Lo que pasó después con él, mis amigos lectores, no es algo que merezca ser contado. Ahora que has leído esto, te he convertido en una parte de mi….
BIENVENIDOS A MI VIDA!!!!
Laura
4 comentarios - Las Aventuras de Laura - Parte 1