Seis años pasaron desde la destrucción de Raccoon City y la bancarrota de la empresa Umbrella, causante de la fuga de un extraño virus en dicha ciudad. Un virus que ponía extremadamente excitado a quien quedara infectado.
Seis años pasaron hasta que la hija del presidente fue secuestrada cuando volvía de su universidad. Inteligencia recibió la información de un desconocido contacto que aseguró haber visto a la misma; Ashley Graham, en una zona de España. Más precisamente en una zona rural. No se sabe quién la secuestró y sólo un grupo pequeño conoce este suceso.
Uno de los sobrevivientes del apocalipsis de Raccoon City, y actual encargado de la protección de la familia presidencial; el oficial Léon S. Kennedy, fue designado para ir al lugar y rescatarla en una misión solitaria a fin de mantener el secreto del secuestro. ¿Quién hubiera pensado que los fantasmas del pasado estaban prestos a hostigar a sus víctimas una vez más? ¿Quién hubiera pensado que lo peor de todo estaba por venir? ¿Quién hubiera pensado que sólo pasarían seis años... para que el Infierno vuelva a surgir?
Resident Evil: La Plaga Sexual
- Vamos, cuenta por qué está aquí. ¡Tan lejos de tu tierra, cowboy! – exclamó el chofer del coche, atravesando el escalofriante bosque otoñal.
- Qué manera de romper el hielo... estoy buscando a la hija del presidente.
- ¿Y lo vas a hacer tú solito? ¡Ja!
- ¿Yo solo? No... cuento contigo.
- ¡¿Yo?! Ah, ¿por qué tuve que sacar el palillo corto en la comisaría?
El coche cruzó un rústico puente y pararon cerca de un hogar;
- Ése es el camino al pueblo, puede averiguar algo en aquella casa. Yo me quedo para no tener que pagar un ticket de aparcamiento...
- Sí, claro... ticket de aparcamiento en medio del bosque... está bien, iré a averiguar. – dijo Léon S. Kennedy. Su misión era clara, encontrar alguna pista decente que revelara el paradero de la hija del presidente, atrás quedaron terribles recuerdos del apocalíptico Raccoon City... adelante, adelante sólo había un desconcierto total escondido tras un bosque bizarro. Entró en la casa sin inconvenientes ya que la puerta de entrada estaba abierta, dirigiéndose a lo que parecía ser la sala. Una lugareña estaba de espaldas y lanzando leñas al fuego de su chimenea.
- Disculpe, ¿señora? Estoy buscando a una muchacha. – dijo sacando la fotografía de una tierna rubia de ojos celestes- ¿La ha visto por aquí?
- ¿Qué carajo estás haciendo aquí? Lárgate cabrón.- respondió la señora con una cara de poco amigos.
- Vaya... ¿Por qué habla con acento de Tijuana? Pensé que esto era España.
- Espera... Ven conmigo- dijo la mujer, mordiéndose el labio - tengo tiempo sin estar con un hombre.
- ¿Cómo? Aléjese... ¡Aléjese señora!
Pero la mujer rápidamente se aproximó, le despojó del cinturón para bajarle el jean; "¡Señora, tengo una misión, no tengo tiempo para cochinadas!" Aunque al fijarse que la mujer tenía un físico aún admirable; unas curvas de cañón y unas tetas de gloria, pensó que una rapidita no le haría mal a nadie. Léon no tuvo muchos encuentros sexuales en su vida debido a que la tragedia de Raccoon le había dejado secuelas mentales que no le permitían desempeñarse del todo bien, pero aquella condición cambiaría drásticamente con su llegada a al pueblo.
La mujer se despojó de sus ropas bastante rápido, se arrodilló frente a él y tomó de su sexo con la mano, llevándolo a su babosa boca y lengüeteando como una posesa. Léon estaba sorprendido, nunca pensó que los pueblerinos podían ser así de calentones; "Genial, cuando termine la misión me piro de vacaciones aquí, putamadre"
Tomó un puñado del pelo de la mujer y empezó a guiarla, aumentando los vaivenes de la chupada. Sólo se oía la saliva chocando contra el líquido preseminal, de la lengua golpeando secamente el glande...
- ¡Qué bien me la chupa! – murmuró Léon, largándose todo en la boca de ella con una cara de tremenda satisfacción. Hacía tanto que nunca había gozado de esa manera, nunca antes supo tan deliciosa una chupada, sonrió y retrocedió para sentarse en una silla cercana.
- Bien forastero – dijo la señora con largos hilos de semen colgándose en sus labios – ahora por el culo – Y se posicionó de cuatro patas en el suelo, mostrándole de forma impudorosa sus carnes.
- ¿Eh? No, no, disculpe ya estoy algo cansado. Además debo continuar una misión.
- Vamos, forastero – dijo la mujer lamiéndose los labios – cuando venga mi esposo haremos un trío.
- ¿¡Trío con otro hombre!? - Léon saltó por la ventana con su sexo a media erección, esparciendo los vidrios por el aire, corriendo con el pantalón cayéndosele.
- Esta gente es muy rara – pensó. Intentó volver al coche de donde había descendido, pero quedó mudo al ver que el mismo había desaparecido, con el oficial que lo acompañó incluido. El puente que habían cruzado estaba derribado y no había forma de volver. Todo se empezaba a tener mala pinta.
De repente, un extraño sonido de su radio lo sacó de su desesperación; - "¿Léon, Léon?" y de la mini pantalla de la misma radio, apareció una mujer:
- ¿He? ¿Quién eres?
"Soy la oficial Ingrid Hunnigan. Nos mantendremos en contacto por tu radio."
- No jodas.
"Léon, debes entrar al pueblo y rescatar a Ashley Graham, la hija del Presidente."
- Este... va a ser que no. Ni te imaginas lo macabro que es este bosque, ni qué decir de la gente.
"¿Tienes miedo? ¡El Presidente te ha elegido, Léon!"
- Pues que se joda. No pienso dar un paso más.
"Léon... ¡Léon!, podrían despedirme si no rescatas a Ashley..."
- Entonces te jodes tú también. He dicho que no iré a ningún lado, volveré caminando hasta la capital.
"Léon, cállate. Esteee... prometo follarte como ninguna mujer lo ha hecho."
- No entraré en el pueblo... ¿Eh? ¿Follar?
"Así es, sólo tienes que rescatar a Ashley y te vienes para aquí." – la pantalla de la mini radio mostraba a Hunnigan quitándose la camisa y el brassier, jugando con sus senos y sacando la lengua de manera vulgar.
"¿Y bien, Léon?¿Qué me dices?"
- Entraré al pueblo y rescataré a la muchacha. Cambio y fuera.
Motivado a tener sexo, se armó de valor e ingresó al bosque, siguiendo el camino hasta llegar al pueblo, un grupo de casuchas con varios campesinos labrando y trabajando pacíficamente en sus alrededores. Todo parecía normal hasta que nuestro protagonista se percató que en una gran fogata ubicada en el centro mismo del lugar, estaba el chofer que lo acompañaba, muerto e incinerándose en plena hoguera.
- Demonios – susurró Léon- ¿qué le sucede a esta gente? – por un momento recordó Raccoon City, el ambiente bizarro parecía ser el mismo, pero aquellos campesinos no actuaban como los zombies de Raccoon, hablaban y caminaban perfectamente... pero a la legua se notaba que no eran amistosos.
- ¡Allí está!- gritó un campesino- ¡Agárrenlo!
Léon volvió en sí, varios hombres y mujeres se le acercaban con rastrillos y hachas; - ¡Aléjense! ¡Soy oficial del Gobierno Norteamericano!.
- Vas a morir, forastero – masculló un campesino con una sierra eléctrica. Aquello lo asustó, le sabía raro que nadie tuviera intenciones de dialogar, todos iban directo a matarlo sin contemplaciones. Léon se fijó en la entrepierna del hombre de la sierra y quedó confundido cuando notó que el aparato masculino estaba visiblemente erecto bajo el pantalón.
- ¡Mierda! ¿¡Y tú por qué andas tan cachondo!? – gritó Léon, quien lo disparó justo en la cabeza. Entonces supo que no estaba en un pueblo común y corriente... la bala no lo dañó. Intentó otros disparos a los otros campesinos y todos reaccionaban de la misma manera, se tambaleaban al recibir el impacto pero no caían.
-¡Te voy a follar!- gritó una mujer de entre la gente que corría hacia nuestro protagonista.
Léon tomó una granada de su cintura y se lo lanzó a la horda de personas. Todos volaron y gritaron lastimeramente producto de la explosión... sólo quedó el gran polvo que se levantó de la tierra y una gran interrogante corriendo en la mente de Léon; ¿en qué tipo de infierno se había metido?
"Léon, Léon." – sonó en la radio.
- ¿Hunnigan? Por Dios, tuve un encuentro hostil con un montón de campesinos cachondos.
"¿Campesinos cachondos?"
- Pues sí, ya ves.
"Entonces... Léon, es una orden directa del Presidente, toma cualquier medida necesaria para encontrar y rescatar a Ashley."
- Entendido...
Repentinamente oyó gritos detrás de él, giró y vio con espanto que más campesinos se acercaban hacia él. Su Beretta apenas tenía carga para liquidar a uno, ¿cómo haría con el resto? Lo último que quería era morir en un pueblucho como aquél, de terminar en el fuego como el chofer. Miró con determinación y apuntó firmemente su Beretta hacia ellos... no había esperanzas de liquidarlos a todos.
Y una campana empezó a sonar más a lo lejos.
"La campana" – murmuró uno, "Tenemos que ir"... "Lord Sadler"... ... "Joder, follar, follar"
El pueblo quedó vacío en cuestión de segundos, Léon estaba boquiabierto, el montón de enemigos se había disipado hacia el bosque, olvidándose completamente de él.
- Genial, ¿adónde fueron todos?
- ¡Bienvenido, extranjero! – masculló repentinamente una voz ronca detrás de él.
- ¡Me cago en tu madre! No me asustes así, jodeputa, ¿quién eres? – preguntó observándolo, parecía ser un monje con ropas azuladas, tenía unos extraños ojos rojos y un paño que ocultaba su boca, cargaba una mochila y poseía un aspecto de jorobado.
- Tengo cosas bien raaaaas para venderte, extranjero.
- ¿Ah, sí? No tengo mucho dinero... ¿qué tienes?
- Te serviría esta escopeta, cuesta unas treinta mil pesetas.
- ¡¿Pesetas?! Sólo tengo dólares.
- Pues a ver, ¿a cuánto está cotizado el dólar? ¿Tienes calculadora, extranjero?
- ¿Te parece que tengo..? ¡Joder!, toma el dinero y dame la escopeta.
- Todo tuyo, extranjero. – rió con su voz ronca.
- Ahora dime, ¿no ha visto a esta muchacha? Aquí tengo su foto, se llama Ashley.
- Hmm... qué foto más buena. Te la compraré por un bueeeen precio.
- Joder con tu voz, ¿la viste o no?
- Sí, sí, a esta rubiecita se la estaban violando salvajemente unos campesinos, en una granja más al norte.
- ¿¡Violando!?
- Así es. Nos vemos, extranjero. Vuelve pronto, te traeré mejores armas para terminar tu misión. – El buhonero se dirigió hacia el bosque y desapareció entre los árboles.
- Más al norte, ¿eh? - Cargó su escopeta comprada y se dirigió rumbo a la granja mencionada, sorteando el escabroso y silencioso bosque. Algo le decía que todo esto no era sino el comienzo de una apocalíptica jornada de la que sería difícil salir ileso, todo un pueblo estaba contra él, y sólo una escopeta lo separaba de la muerte. De todos modos, no era la primera vez que vivía esa situación.
Al llegar en la granja entró en el único establo del lugar. No se encontró con la joven hija del Presidente, sino con un hombre maniatado y con un vendaje en su boca, tirado en el suelo.
- ¿Eres... eres uno de ellos? – preguntó Léon mientras lo apuntaba. Al ver que el hombre no parecía ser violento como los campesinos cachondos, se acuclilló para desatar sus manos y despojarle del paño que lo enmudecía.
- Arrghh... qué calambre de mierda. No, no soy "uno de ellos", lo que nos deja sólo queda una pregunta importante... ¿tienes cigarro?
- No... sólo tengo yerbas verdes, las fumo para recuperar energía. ¿Tú quién eres?, ¿y qué haces aquí?
- Me llamo Luis Sera... solía ser policía en Madrid.
- Soy Léon... ¿y cómo que solías ser policía?
- Es que el pobre salario no es suficiente para andar arriesgando la vida en las calles... ¡nadie aprecia tu trabajo! Los héroes no son valorados como antes... ahora sólo soy un bueno-para-nada. Pero sigo siendo el preferido de las chicas, eso sí.
- Yo también fui policía. Sólo duré un día en el Cuerpo...
- ¿Un solo día? Pensaba que yo era malo.
- De alguna forma estuve involucrado en el incidente de Raccoon City en mi primer día en el Cuerpo.
- Raccoon City... ¿no es aquella ciudad que fue infectada con un virus sexual?
- Así es. Aún lo recuerdo; cachondos por todos lados, orgías en las calles.
- Y bien, ¿qué haces en esta parte del mundo, policía?
- Estoy en una misión de rescate.
- Déjame adivinar... ¿estás buscando a la hija del presidente de Norteamérica?
- Mmm... Demasiada coincidencia para "adivinar". ¿Quieres explicarte?
- La he visto, se la follamos todos en la granja varias veces. Es muy guarrilla la chiquilla, ¿eh?
- ¿Y puedes "adivinarme" dónde se encuentra ella?
- La trasladaron a la Iglesia, eso está siguiendo el camino al norte. Y cuídate con los campesinos, son muy peligrosos.
- A eso iba... ¿Me puedes decir qué está sucediendo aquí? ¿¡Por qué todos están tan cachondos!?
- Es una plaga, Léon, una "Plaga Sexual". Ahora mismo no tengo tiempo para contarte todo... sólo puedo decirte que la plaga pone cachondo al huésped, y hace que éste hable con acento de Chapúltepec, México. Ahora son "ganados" manipulados.
- Eso explica por qué la gente tiene ese acento tan extraño, pensé que los programadores del juego no conocían ni un puto ápice de España... en fin.
- Debo irme Léon, nos encontraremos más adelante – y Luis salió del establo para perderse luego en el bosque. Léon estaba entendiendo, su experiencia en Raccoon City aún la tenía viva en la memoria y su nueva misión no hacía otra cosa que revivirla cada tanto. Más allá de la misión, Léon peleaba con los fantasmas del pasado. Salió del establo, dirigiéndose más al norte, ya anochecía y acompañaba una fina lluvia sobre el bosque, pero lo bueno es que se acercaba a la Iglesia donde tenían cautiva a la hija del presidente.
- ¡Allí está!, ¡agárrenlo! – gritaban unos ganados que custodiaban la Iglesia con antorchas.
- ¡Detrás de ti, imbécil!- Estaban por todos lados, lo acorralaron y no había escapatoria. Su escopeta no sería suficiente, más aún teniendo en cuenta la resistencia de los ganados. Buscó en su bolsillo trasero y sonrió al ver que aún tenía una buena partida de granadas explosivas. La llevó en su mano, jugándola entre sus dedos... ¿eran humanos? ¿esos ganados tenían conciencia o algo de humanidad dentro de ellos? No, no, lejos de ello, eran seres infectados y perpetuamente excitados... lanzó la granada hacia ellos y vio con algo de remordimiento cómo volaron producto de la explosión, los pocos sobrevivientes fueron liquidados por su escopeta.
Al fondo estaba la iglesia con un panorama poco bonito, en neblinas y con los cadáveres de los ganados adornando el camino. La misión sería difícil no sólo porque requeriría destreza física... sino mental, nadie podía matar por matar a sus semejantes, por más excitados que estuvieran.
A duras penas pudo entrar en el lugar, una bonita iglesia con alfombrados rojizos y un montón de candelabros. No había nada raro, hasta que en el fondo observó una escalera que conducía al segundo piso. Subió hasta encontrar la única celda, tenía la total seguridad de que Ashley podía encontrarse allí. Tomó respiración, preparó su cuchillo y abrió la puerta;
- ¡Aléjate! – chilló una muchacha cuando Léon entró. Al instante la muchacha dijo su frase más célebre, que a la vez es la más insoportable; ¡¡¡Ayúdenme!!!
- ¡¡¡Auch, joder con tu voz!!! Tranquila niña, mi nombre es Léon y vine a rescatarte. Me ha enviado tu padre.
- ¿Mi... mi padre?
- Así es.
- ¿Y los demás?
- ¿Demás? ¿A qué te refieres?- preguntó Léon extrañado.
- Los marines, la naval, los aviones de combate, tanques, CIA, FBI, SWAT, NSA, militares... ¡Los demás!
- Esto... sólo vine yo.
- ¡No jodas!
- ¿Te parece que jodo? Ésta no es la cara de cuando jodo, puta. Escúchame, debemos salir de aquí cuanto antes, así que toma de mi mano.
- Esto, como que va a ser difícil.
- ¿Y eso por qué?
- Bueno, apenas me puedo mover desde que unos ganados me introdujeron seis bolillas chinas en el trasero...
- Joder, qué guarra eres.
- ¡Léon, no es gracioso! Además tengo un... ouchh... tengo un aparato que vibra cada cinco minutos, se encuentra justo entre... entre...
- Anda, no tengas vergüenza.
- Entre mi coño y culo... ¡y excita mucho! – empezó a llorar.
- ¿Sólo eso? Pues no te lo pienses dos veces y retíratelos, que debemos huir.
- Es que... también... ouchh... ¡ouchhh!... también te-te-tengo un cinturón de castidad.
- Me meo, qué morbo. Digo, ¿y la llave del candado?
- La tiene mi chulo, un tal Bitores Méndez.
- ¿Bitores Méndez?
- Sí, solía llevarme al pueblo para prostituirme. Es el alcalde y ahora estará en su granero, que queda camino al castillo.
- No te preocupes, niña viciosa, encontraremos tu llave. Pero ahora debemos salir.
Ashley tomó de la mano de Léon, bajaron y se dirigieron hasta la salida de la Iglesia. Pero un monje bastante alto les había interrumpido su huída con una risa macabra, apareció justo en la salida de la iglesia;
- La muchachita se queda con nosotros – ordenó.
- ¿¡Quién eres!?
- Me llamo Saddler. Soy el líder de la secta; "Los Iluminados Sexuales."
- ¿Iluminados que qué? ¿Para qué la secuestraron?
- Para darle un pequeño... "regalito" antes de devolverle a su padre.
- ¿Le infectaron a ella la Plaga Sexual, no?
- Ahora que recuerdo – dijo Ashley tocándose el cuello – ellos me inyectaron algo.
- A usted también, Señor Kennedy. La señora que le chupó la verga al inicio de este puto relato, le infectó "La Plaga Sexual" vía oral. No tardará en hacer efecto... – rió socarronamente. Léon quedó sorprendido, si él tenía también la Plaga, pronto se pondría irremediablemente cachondo y hablaría con acento mexicano.
- ¡Malditos! ¿¡Qué más le hicieron a ella!?
- Nada más... bueno, luego se la follamos varias veces.
- ¡Son unos monstruos! – gritó Léon.
- No, no, señor Kennedy, ella nos lo rogó.
- ¿Qué?, Ashley, ¿eso es cierto? ¿Pediste que te follen?
- Si – dijo sonrojada – es que mi padre es muy controlador, no veas. Aquí he aprovechado bastante, me han hecho hembra muy útil.
- Pero para que el virus se desarrolle completamente – continuó Saddler- es necesario que la follemos varias veces. Aún le falta terminar el proceso de emputecimiento. ¡Cuando los huevos de la plaga eclosionen en vuestros cuerpos será una fiesta de mil demonios!
- Proceso de emputecimiento... así que planean controlarla mentalmente como a los demás campesinos...
- Te lo diré de todas formas, señor Kennedy, porque pronto morirás. Una vez que termine el emputecimiento, la devolveremos a su hogar, follará con su padre mediante mis órdenes y lo infectará. De esa forma yo controlaré mentalmente al presidente y luego a toda la nación. – volvió a reír – Ahora, si me permite, mis monjes se llevarán de nuevo a la muchacha para seguir con su ritual.
De la entrada aparecieron dos monjes con cadenas y hachas; - ¡Ashley! – gritó Léon- toma de mi mano, saltaremos por la ventana.
- ¡Agárrenlo antes de que escape! – gruñó Saddler. Pero ambos lograron saltar por uno de los ventanales de la Iglesia, escapándose e internándose en el bosque.
"¿Léon?¿Estás ahí?"- sonó por la radio mientras huían.
- ¡Hunnigan! Qué alegría oírte... he liberado a la muchacha.
"Buen trabajo Léon, un helicóptero los estará esperando en el Castillo para rescatarlos."
- ¿Quién es ella? –preguntó Ashley al ver la pantalla de la radio.
"Hola Ashley, soy Ingrid Hunnigan y trabajo para tu padre. Él te quiere mucho y te está esperando."
- Pues dile que se joda.
"¿Cómo?"
- No le hablaré hasta que me dé permiso para salir con mis amigas. Y me quiero llevar un par de campesinos que he conocido, son muy lindos y me han hecho toda una mujer.
- ¡Ashley! – interrumpió Léon - Tú dices esas estupideces sólo porque estás bajo los efectos de la Plaga Sexual. Ahora calla un rato mientras hablo...
"¿Infectada?, ¿Plaga Sexual?, ¿¡qué pasa Léon!?"
- Esto, nada Hunnigan, no pasa nada. Cambio y fuera.
Léon cortó la comunicación, tomó de la mano a la muchacha y corrieron en dirección al Castillo. Primero debían conseguir la llave del cinturón de Ashley, pues la muchacha se detenía entre los árboles de vez en cuando para gemir del orgasmo que le proporcionaba el vibrador. Y justo en uno de esos momentos en que Ashley berreaba como posesa en celo, Léon se percató de la cabaña a lo lejos.
- Bien, mi pequeña puta, quédate aquí y yo iré para ver si la llave de tu cinturón esta allí.
- Ten cuidado Léon... ouch... ¡me vengo de nuevo! – dijo cayendo al suelo en posición fetal.
- Vaya, ¿ese vibrador que tienes nunca se apaga o qué?
Entró al establo, dejando que Ashley pase con sus orgasmos afuera. Dio unos pasos y se armó con su Beretta. Siguió caminando hasta que, sin poder creerlo, se topó con una llave en el suelo que parecía ser la indicada.
La tomó y guardó en su bolsillo, Léon sintió la presencia de alguien en el establo. Oía unos pasos, apenas unos suspiros. Giró para retirarse y chocó contra el pecho de Bitores Méndez... el chulo de Ashley. El terrible jefe se lanzó sobre Léon pero éste logró esquivarlo a tiempo, haciendo que Méndez cayera al suelo.
Léon lo vio, aquel no era un ganado común y corriente, los doblaba en tamaño y fuerza, no sería fácil derrotarlo. Bitores estaba enfurecido, se levantó y le propinó un fuerte golpe de puño en el pecho del norteamericano, haciéndolo volar por los aires hasta chocar contra un muro. Léon abrió los ojos a duras penas;
- Veo que me has tendido una trampa, ya me parecía raro encontrar la llave del cinturón de castidad tan fácilmente.
- Vi en tus ojos, Señor Kennedy, en tu cuerpo circula nuestra misma sangre...
- ¿Misma sangre?
- Puedes seguir peleando, pero no es como si fueras a seguir vivo, tarde o temprano te convertirás en uno de nosotros. ¿Por qué no te ahorras tiempo y te nos unes de una vez?
Nuestro protagonista tomó carrera hacia Bitores y logró propinarle una patada en el rostro que lo hizo retroceder hasta un barril de gasolina. El oficial apuntó dicho barril con su Beretta y con una fina sonrisa le contestó;
- ¿Por qué no te callas?
Disparó y el barril explosionó al lado de Bitores. Todo brilló de manera cegadora, el fuego se levantó en la cabaña y Léon apenas tuvo tiempo de pensar aquella extraña frase del hombre. "En tu cuerpo circula nuestra misma sangre", ¿acaso se refería a la Plaga Sexual con la que había sido infectado?, ¿cuánto tiempo les quedaba antes de estar completamente infectados?
Mientras, afuera del establo, Ashley estaba gritando del orgasmo que le suministraba el vibrador. Llorando y gimoteando se arrastraba por el suelo y retorcía sus piernas, la excitación le ganaba. Oyó la explosión que provino dentro del establo, por lo que se preocupó por Léon.
Al rato alguien estaba saliendo por una de las paredes de madera del establo, surgía un humo pesado desde adentro del lugar. Ashley tembló de miedo, si era su chulo, pronto debía volver a trabajar como prostituta en el pueblo. Muy para su suerte, vio que se trataba de Léon.
- ¡Léon, estás vivo!
- Así es, mi pequeña hembra tragasemen, he vencido a tu chulo Bitores. Aquí está la llave de tu cinturón.
- ¡Estás herido!
- No te preocupes, Ashley. Me traje unas yerbas verdes que me sanarán. Sólo debo fumármelas y ya. Ahora quítate ese cinturón.
- Pero... necesito privacidad, debo quitarme la falda para ello...
- No te puedo abandonar, Ashley, vamos, no te me acomplejes.
- Está bien... ¡al menos date vuelta!
- Putamadre, está bien... ya, ya, me di vuelta, ¿estás feliz?, ¿y puedes apurarte?
- Léon... Léon...
- ¿Qué sucede ahora? ¿Puedo darme ya la vuelta?
- Léon... no... no puedo quitarme las bolas chinas... ¿pu-pu-puedes ayudarme?
- ¡Sí, joder!
- - - - -
- Huummm... Léon... – jadeaba ella, acostada sobre un tronco caído mientras Léon, de cuclillas, le retiraba una bolilla a la vez. El oficial entendió que la joven estaba excitada debido a la Plaga Sexual, él también... ¿cómo podrían aguantar? Miró con detenimiento su culito y no pudo aguantarse, se inclinó, y al retirarle la última bola china, introdujo su lengua en el ano de la muchacha.
- ¡Ouch! ¡Léon! ¿Qu-qu-qué haces?
Ashley no lo podía creer, normalmente los ganados la follaban sin piedad, como malditos animales, pero Léon era totalmente lo opuesto, lamiendo con serenidad su dulce culito, ni qué decir cuando sintió que la mano del oficial se dirigió hacia su entrepierna para masturbarla.
El oficial notó que ella había sido sometida a una lavativa para tener limpia su cola, ésta olía a rosas y era jodidamente deliciosa, su coñito era suave, depilado completamente, muy seguramente para facilitarle la tarea a los ganados.
- ¡Joder, cabrón, sigue, sigue... sigue!
Léon la soltó, la joven giró hacia nuestro héroe y lo besó con pasión, sintiendo los gustos de su culo en la lengua del hombre.
- Ashley... lo siento, no pude evitarlo. Supongo que me fumé mucha yerba verde... vamos, que hasta la mezclé con una amarilla y otra roja... joder, a veces vuelo cuando las mezclo.
- Ya calla – sentenció la niña, empujándolo, haciéndolo caer en el suelo, sentándose sobre él. – Ahora fóllame, méteme dedo en el culo y hazme gritar como loca, Léon... es una orden presidencial.
- Joder, una orden es una orden.
La tomó de la cintura mientras ella se sentaba lentamente sobre él, guardando la punta de la verga justo en la raja de su sexo.
- ¿Va a doler, Léon?
- Joder, si ya follaste con media España, te puede follar un burro y no lo sentirás.
- Anda ya, majo, los ganados me follan por el culo, no por el coño... soy virgen aún
- Me cago en tu papá... ¿follaban por el culo a una virgen? Qué morbo.
- ¡Fue terrible, no lo digas así!
- Ya, lo siento niña. Así que seré tu primera vez... vamos, estate tranquila, dolerá algo pero no será de mucha importancia, seré sereno contigo. Pero si te duele, sólo presiona triángulo.
- Te tomo la palabra – se sentó sobre él, se mordió los labios y poco a poco comenzaba a sudar al ritmo de la lenta penetración. Ashley estaba a desmayarse, sintiendo cómo las paredes de su vagina apenas podían dar abasto al terrible miembro de Léon, empezó a derramar un par de lágrimas, casi llorando... La joven se mordía los labios, no quería quedar como la niña inocente e indefensa, ella también podía ser una fiera, por eso inclinó para besar al oficial de policía. Ambos estaban infectados con la Plaga, nunca el sexo había sabido tan delicioso con el virus corriendo en sus venas, casi dominando sus pensamientos, ordenándoles follar, follar, follar...
- ¡Léon, duele! – empezó a gritar, viendo un leve hilo de sangre empapando ambos sexos unidos.
- Vamos, no te lo crees ni tú...
- ¡No bromeo!
La separó, Ashley estaba adolorida pero también apenada.
- Lo siento, Léon.
- No te preocupes, fue tu primera vez... además creo que La Plaga Sexual nos está dominando... debemos... debemos ser fuertes y continuar la misión.
Ashley estaba terrible, lo último que quería era decepcionar a su salvador, por lo que decidió arrastrarse hasta él para tomar su erecto miembro con sus manitos.
- ¿Qué haces? Debemos volver al camino... un helicóptero nos espera.
- Léon... sólo quiero redimirme... hmmmm...
- Joder... no.. no... madre mía, sigue, sigue cabrona, ¿dónde aprendiste a chupar así?
- Mmmm... me forzaron a chupar vergas en el pueblo, y luego...
- Ya, ya, fue un decir, deja de hablar y sigue muchacha, lo haces de fábulas...
Ashley se sintió orgullosa pasando la lengua por el tronco una y otra vez. Al cabo de unos minutos sintió cómo Léon inundaba de semen su boquita, a duras penas pudo tragar algo y escupir otra porción.
- ¡¿Te lo tragaste, niña?!
- Sí, en el pueblo, el semen de los ganados era lo único que tenía para comer. Le he tomado el gusto, ¿sabes?
- Joder con mi putita, qué viciosa... anda, vistámonos, queda poco para llegar al Castillo.
Caminaron una hora más durante la fría madrugada del bosque hasta que por fin llegaron a las puertas del Castillo. Entraron y cerraron la entrada a fin de que los campesinos infectados no los pudieran seguir persiguiendo.
- ¡Léon, estamos a salvo! – gritó Ashley, abrazando a su héroe.
- Lo logramos niña, debemos contactar con Hunnigan para que nos diga dónde nos esperará el helicóptero.
- Pero... qué pasará con nosotros Léon... ¡Estamos infectados!
- Vamos a hallar la cura, no te preocupes, wey.
- Léon... ¿Dijiste "wey"?
- ¡Oh, no! La Plaga Sexual está haciendo efecto en mi cuerpo... ¡ya empiezo a tener acento mexicano!
Repentinamente sonó su radio; "Vaya, vaya... señor Kennedy." – respondió un extraño por la mencionada radio. En la mini pantalla del aparato se veía un pequeño hombre parecido a Napoleón.
- ¿He? ¿Y quién eres tú?
"Me llamo Rrrramón Salazar. Bienvenido a mi castillo, Señor Kennedy. Le he preparado una muy grata recibida. Por cierto, si esperaban a un helicóptero de rescate, no cuenten con eso... lo acabamos de derribar." La comunicación terminó cortándose repentinamente con una risotada por parte del extraño de nombre Salazar.
- ¿Quién era, Léon?
- Un pinche cabrón... digo... ¡joder con este acento!
- Parece que el virus te está afectando muy rápidamente, cabro.
- Joder, tú también hablas como mexicana, mamona.
- ¡No manches Léon, debemos apurarnos antes de que la plaga nos domine!
- De apurarme un chingo, cabrona.
Desde el fondo del castillo venían varios monjes con hachas y armas antiguas, murmurando: "Follar es vivir, follar es vivir, follar es vivir."
- Ashley, ponte detrás de mí – dijo Léon, mirando con seriedad a los monjes que se acercaban – Suceda lo que suceda... no te apartes de mí. Estos monjes están extremadamente excitados... mira cómo sus pollas relucen bajo sus hábitos.
"Follar es vivir, follar es vivir, follar es vivir..."
- ¿Léon? ¿Qué pasa? ¿Quiénes son ellos? Tengo... tengo miedo.
- No mames Ashley... Esto... ¿¡Hablé de nuevo con ese acento!? ¡Joder con esta maldita plaga sexual!... Digo, Ashley, no te preocupes... Vamos a salir de esta situación.
"Follar es vivir, follar es vivir, follar es vivir..."
León sacó su magnum mientras les decía a los monjes.
-sois monjes ¿no? ¡sed célibes!.
El arma de León, un hombre de cabellos rubios y ojos llenos de determinación, vomitó acero y fuego, reventando los órganos sexuales de aquellos miembros de los iluminados.
El americano miró con una sonrisa como los monjes se retorcían de dolor ante esos disparos, pero después su sonrisa se convirtió en una mueca de terror cuando vio tentáculos saliendo de sus paquetes, algunos tentáculos formaban cuchillos óseos muy filosos.
León disparó de nuevo, pero solo abatía a los monjes, no los mataba, se volvían a levantar una y otra vez, hasta que León oyó un sonido que le heló la sangre.
Clic clic
Aquel sonido significaba que el tambor del revolver no tenia balas, para cuando pudiera recargar ya los tendrían encima.
Cogió a Ashley, una joven rubia de veinte años de falda escocesa y camisa naranja y huyeron del lugar.
Mientras corrían, un aleteo se acercaba, el grito de Ashley sonó, León vio como Ashley había sido capturada por un hombre-bicho del tamaño de un hombre, una criatura conocida como nosvitator.
-Ashleyyyyyy – gritaba León mientras pensaba en la firme cola y en los suaves pechos de la joven.
León se volteo, recargó y empezó a disparar a sus perseguidores, con la esperanza de encontrar algún punto vulnerable.
En ese momento la radio sonó.
-Hunnigan, no es momento para ponerme la tranca parada – decía León rabioso.
-¿a quien le interesa ponérsela dura? – decía una voz masculina, un hombre bajo de aspecto envejecido vestido como en el siglo XVI.
-¿quién carajo eres? – preguntaba León
-me llamo Ramón Salazar, el 8º dueño de esta gran arquitectura, acabo de interceptar la llamada, nadie va a ir a ayudarle.
-¡¿dónde carajo esta Ashley?! – preguntaba León furioso.
-donde tiene que estar, amigo mío, donde tiene que estar – decía Salazar.
Ashley estaba aterrada, pensaba que el nosvitator la devoraría, el monstruo la llevó a una torre donde tenia su nido, una gigantesca estalactita orgánica, en cuanto se metieron dentro, las antenas de la criatura acariciaron las mejillas y el cuello de la joven mientras sus brazos insectoides agarraban con brusquedad sus pechos.
-¡no! ¡por favor! ¡NO! – decía Ashley que tenia pánico a los insectos.
La criatura sacaba su lengua y saboreó el cuello de Ashley mientras sus manos arrancaban la camisa, liberando sus jóvenes senos que fueron salvajemente agarrados por las manos del nosvitator.
-¡duele! ¡déjame! – decía la joven llorando.
La criatura, lejos de tener piedad, mostró su erección que desapareció bajo la falda escocesa, los ojos de Ashley se abrieron como platos, notaba la virilidad del monstruo, sabia que quería hacer con ella.
Y ella no podía hacer nada para evitarlo.
Con fuerza, el nosvitator penetró a Ashley con fuerza, la joven gritaba de dolor, nadie se lo había hecho tan fuerte, agarraba las manos del monstruo para que aflojase la presión que sometía a sus senos.
Su rostro bañado en lagrimas, suplicaba piedad, una piedad que no se le concedería, notó con alivio como el Nosvitator llenaba su útero con sus semillas, pensaba que había terminado, pero otro nosvitator ocupó su lugar.
Seguía doliendo, pero no tanto como el anterior, los brillantes y cristalinos ojos de Ashley miraban a su alrededor, había cientos de nosvitarors que la miraban, que esperaban su turno.
La sensación de ser observada la hizo lubricar, empezó a aceptar esos penes que la poseían, uno tras otro, los monstruos la gozaban.
Y ella con ellos mientras algo en su interior despertaba.
Todo era inútil para León, los monjes avanzaban con agujeros tan grandes como un puño y no disponía de munición, en ese momento, los disparos de una pistola destruyeron los bulbos de donde salían los tentáculos, derribando para siempre a los monjes.
León miró hacia donde se efectuaron los disparos, era Luis, le había salvado.
-¿dónde está Ashley? – preguntó Luis.
-se la han llevado ¿qué carajo eran esas cosas? – decía León.
Es una historia muy larga – respondió Luis.
-Puedes contármela, wey, no creo que la pinche la hagan daño, más bien al contrario – decía León.
Luís empezó a recordar los sucesos, pero quiso empezar por el principio.
-hace siglos, en plena inquisición, no el masoquismo que piensas, sino una señora tortura, descubrió una secta que tenia la creencia que su dios les daría poderes divinos, solo tenían que hacer una ofrenda, montar orgías en su honor, las criaturas que salían de las heridas de aquellos monjes, son las plagas, unos parásitos que dan fuerza a su poseedor a cambio de su alimento, energía sexual, no se como funcionan su forma de alimentación pero si puedo decirte que aumentan de forma asombrosa los estrogenos y la testosterona, convirtiendo al sujeto en una colosal maquina de follar con una fuerza sobrehumana, algunos casos puede mutar a su huésped, haciéndolo más poderoso y al mismo tiempo, aumentando sus necesidades sexuales, vi varias chicas empaladas por un monstruo llamado el gigante, pero sigamos, la inquisición destruyó la secta y las plagas, en teoría, siglos después, Sadleer hizo excavaciones en el castillo que construyeron los señores del lugar para sellar a las plagas, estas sobrevivieron en forma de esporas y se apoderaron de los mineros, lo que es peor, siglos de abstinencia las han hecho más activas, y más deseosas de su alimento, no te enfrentas a un virus, te enfrentas a un ejercito de parásitos.
León había tirado la bolsa de palomitas que tomaba cuando escuchaba la historia.
-¿hay alguna forma de pararlo, webon?– preguntó León.
Luis se fijó que el acento de León se volvía más pronunciado, quedaba poco tiempo antes de que le apeteciesen tacos.
-hay unos medicamentos que he diseñado, pero Sadleer los destruyó todos, pero puedo hacer en el laboratorio que hay en la isla, solo hay que llevaros allá y se acabó todo, pero hemos de terminar con las plagas ¿te imaginas lo que sucedería en el mundo si infectasen la humanidad?.
León pensó en todo el mundo follando como conejos, las energías contaminantes se sustituirían por centrales en donde se usaría el calor generado por las parejas copulando para generar electricidad.
No habría racismo ni xenofobia, la cuestión era follar, da igual quien y las empresas de condones se harían de oro.
¡pero también pensó que al haber tanto amor en el mundo la asociación nacional del rifle (de la que León pertenecía) se extinguiría!.
Que el mundo seria dominado por los latinos por su gran capacidad amatoria.
Los restaurantes de comida rápida se les considerarían terroristas por bajar la libido con sus comidas sobresaturadas.
¡y que la homosexualidad estaría de moda!
Cargó su magnum y se preparó para la batalla por la comida rápida y el derecho a las armas.
Después de cientos de ganados acribillados por las balas (luego dicen que hay superpoblación), llegaron a un pasillo, al otro lado de la puerta estaba el nido de los nosvitators que había chupado más pollas en una hora que una prostituta en un año.
Ashley empezaba a ceder, de repente recordó las palabras de su jefa de seguridad.
"mi niña, si te secuestra un comando terrorista, grita, grita fuerte, entonces uno de nuestros agentes de seguridad te rescatará, cuando estés a salvo, hazle sexo oral ya que el te rescató y merece esa recompensa".
A medida que León y Luis se acercaban, podían oír los estridentes gritos de Ashley que empezaban a agrietar ventanas, aquel grito que destrozaba sus oídos hizo recordar a León el consejo de su instructor.
"chico, si un miembro femenino de la familia presidencial grita, estáis en peligro, ya que los gritos femeninos tienen una amplitud de onda capaz de destrozar el cerebro humano, solo queda una solución, es eliminar las amenazas que hacen gritar a la femina y después sacarse la polla y obligarla a chupar para que deje de emitir esas letales vibraciones, no dejes de obligarla a chupar hasta que eyacules en su boca, el fluido viscoso sellara definitivamente ese deseo de emitir vibraciones".
-Luis, por el bien de nuestra salud mental, hemos de hacer callar a la webona, ¿estas preparado para un menage a trois? – decía León mientras se quitaba los pantalones.
-me preparé toda la vida para este momento – decía Luis mientras ya tiraba sus pantalones y calzoncillos y ponía lubricante en su pene.
Pero cuando entraron en la habitación, vieron el horror, ¡EL HORROR!.
Dicen que el horror no tiene forma, pero no es cierto, León y Luis lo estaban viendo (y oyendo), se tapaban sus adolorados oídos mientras veían a Ashley gritar como una posesa mientras los nosvitators morían con hemorragias auditivas.
Ambos hombres dispararon al nido que al final acababa cayendo.
La caída hizo que Ashley se golpease la cabeza y se quedase inconsciente.
-uf, gracias al cielo que ha dejado de berrear – decía Luis.
-aún no ha terminado todo, tenemos que irnos en su boca para evitar que la pinche vuelva a gritar – decía León.
Aprovechando la inconsciencia de Ashley, León agarró la cabeza de la chica para colocarle su verga en sus labios mientras Luis acomodaba su polla en la vagina chorreante de leche de la hija del presidente.
Ambos la penetraron al unísono y bombearon con el placer de saber que la joven no se resistiría, el frote de la matriz y de la lengua de Ashley daban placer a ambos hombres que se fueron dentro de ella, la leche salía de los labios vaginales de la joven mientras que de sus labios orales un pequeño reguero blanco recorría desde la boca hasta su cuello.
-bien, Luis, ahora me toca su concha – decía León.
-perfecto, yo me ocuparé de su culo – decía Luis.
León se puso debajo de ella, mientras que Luis separaba las dulces nalgas de la joven y la penetraron sin piedad.
Ashley no notaba el tremendo dolor de la penetración anal debido a la inconsciencia, Luis empujaba sin la menor empatía por la chica, notaba como las paredes del tracto rectal engullían su tranca que se hundía dentro de la joven.
A medida que ambos hombres la bombeaban, Ashley jadeaba en su inconsciencia, sus pechos era agarrados por las cuatro manos de los chicos mientras le decían piropos hermosos.
-arf, que culo más tragón tiene esta puta, seguro que hace carrera para actriz porno – decía Luis.
-no lo sabes tu bien, esta chingana ´chingó a los profesores para aprobar los exámenes y se chingo a todos los votantes del partido contrario para que su papi saliese presidente.
(¡VALE! NO SON PRECISAMENTE PIROPOS, SORRY SI OFENDÍ A ALGUNA FEMINISTA, COSA QUE ME EXTRAÑARIA EN ESTA PAGINA WEB, YA QUE SI HA LEIDO HASTA AQUÍ, SEGURO QUE NO ES FEMINISTA).
Luis notó algo que entraba en su culo.
-¿León? ¿acaso eres gay? – preguntó Luis.
–no wey, ¿no ves que estoy dándole a esta chingana lo que se merece después de tantos años de trabajos mal pagados?.
-entonces debe ser la parte de la historia en la que yo muero, suerte en tu misión – decía Luis.
Entonces un tentáculo de punta filosa empaló a Luis que murió instantáneamente, dejando caer una muestra de las plagas.
El tentáculo agarró el frasco y a Ashley, León gritó lleno de rabia.
-HIJO DE CIEN MIL MILLONES DE CHINGANAS, QUE TODAVIA NO ME HE IDO.
En ese momento, dos gigantes aparecieron con una idea.
Empalar a León con sus vergas.
León se había dejado sus armas en sus pantalones, no tuvo mas remedio que huir, atravesó una puerta y la cerró, en ese momento se encontró con el mercader que le ofrecía una maravilla, una magnum calibre 50.
Pero le pedía 350.000 pesetas ya que estaba modificada para que no se preocupase por las balas y encima su potencia era imposible de igualar.
León no podía, no tenia dinero, notaba como los monstruos destrozaban la pared para pasar.
-bien extraño, te propongo un trato, yo he comprado el quijote, la saga de harry potter, guerra y paz y todos los relatos de Todorelatos.com, pero soy muy vago para leer, si me lees todos estos libros y me explicas las historias, te regalaré el arma – decía el mercader.
En menos de dos minutos se acababa de leerlo todo y contó con todo lujo de detalles todas las historias que leyó (¿por que cojones creéis que se llama León?), el mercader, impresionado, le regaló el revolver, el cual lo usó para disparar a los testículos de los dos gigantes que atravesaron la puerta (monstruo, torturador, hijo de Lorena Bobit).
Dejando agonizar a los dos gigantes, León se dirigió a una capilla donde habían llevado a Ashley.
Mientras, en la capilla
Ramón Salazar veía a Ashley atada, desnuda y a su alcance, Salazar era un joven de aspecto envejecido y orejas puntiagudas de 20 años, no media más de un metro veinte, parecía un duende con un traje de la época de la España imperial.
Sus pequeñas manos manoseaban los muslos de Ashley, tan suaves, sedosos, hermosos, su camino recorría hacia sus caderas, lentamente a su costado para alcanzar los pechos de la joven inconsciente, masajeandolos con suavidad, acercando su boca en sus pezones.
Notaba como su polla empezaba a crecer, amenazando con romper sus pantalones, miró el joven rostro de Ashley, era tan hermosa dormida, se quitó los pantalones, mostrando un falo de 38 cm (ya sabéis sobre la gente pequeña).
Salazar colocó su falo entre los senos de Ashley y siguió su camino hasta meterla en la boca, mientras los senos masajeaban el cuerpo carnoso de la polla de Salazar, la boca de Ashley lamía el glande, el placer que sentía Salazar era indescriptible, Salazar disfrutaba del calor de la boca de al femina y de sus suaves pechos, no tardó en correrse en su boca.
Vio como la boca de Ashley de le derramaba el semen que el mismo había metido, fue entonces cuando acomodó su verga y empezó a penetrarla.
Al principio solo metió la tercera parte de su órgano, ahí hizo el movimiento de vaivén, después aceleró el ritmo, metiéndole más y más carne, hasta que dio un empujón final, llenándola de leche que recorría totalmente todo su útero.
-llevadla a la isla, esta preparada para ser una de nosotros – decía Salazar.
Los ganados se llevaron a la joven, aun inconsciente, en ese momento, León llegó, con su revolver en la mano.
-vaya, mira quien llegó para morir – decía Salazar con una sonrisa.
Saddler estaba en su trono, ante el un soldado musculoso con un traje sadomasoquista.
-tú eres la ultima defensa para nuestro maravilloso plan, además, conoces muy bien a León, evita que pase, Krauser – decía Saddler.
-con gusto – decía el soldado con una sonrisa en la cara.
León venció a Salazar, llegó a la isla y con su imparable magnum 50 eliminaba al imbécil que se atrevía a pararle, además el ejercito americano le envió un helicóptero de combate para apoyarle, estaba a punto de completar su objetivo, pero.
Un lanzacohetes destruyó el helicóptero y su revolver fue arrebatado por un latigazo, León vio el dueño de ese látigo.
-hace mucho tiempo ¿eh basura?.
-Krauser – las palabras de León denotaban temor.
León y Krauser se miraban, una mirada que podía perforar.
-había ido al IRS (internal revenue service, vamos el departamento de hacienda de los estados unidos) para castigar a los evasores de impuestos ¿eso es lo que te dijeron? – decía Krauser.
-¿eres el chingón que secuestró a Ashley? – preguntó León.
Krauser caminaba alrededor de León acariciando su látigo
-Lo pillas rápido, como siempre, después de todo eres el que se folla a la hija y a la mujer del presidente – decía Krauser antes de descargar un latigazo.
León notó como ese látigo golpeó su pierna, el látigo retrocedió mordiendo la piel, arrancándosela, León no podía evitar sentir placer, Krauser había mejorado con el látigo, pero no era tiempo para disfrutar.
-¡¿QUE CARAJO ES LO QUE QUIERES?! – preguntaba León con autoridad.
El látigo de Krauser envolvió el cuello de León y de un tirón lo dirigió a Krauser que lo agarró por el cuello con su brazo mientras sacaba una aguja muy fina y filosa.
-que todo el planeta sea una orgía romana – decía Krauser mientras atravesaba el pezón de León con la aguja, viendo como reaccionaba León, el cual se soltó.
-¡DÉJALA EN PAZ! – gritaba León.
-la necesito para poder participar en el nuevo orden donde la única ley, religión y sentido de la vida es el sexo, al mismo tiempo que así me gano la confianza de Saddler, ya que al igual que tu, soy americano – dijo Krauser antes de descargar otro golpe con su látigo.
El látigo golpeó la mejilla de León, cortando su piel, León miró a Krauser, tenia que cumplir su misión, da igual lo mucho que lo apreciase.
Krauser descargó otro golpe, pero esta vez León lo detuvo con su mano y le arrancó el látigo, Krauser huyó, Leon lo persiguió. Pero al entrar en una habitación oscura, Krauser lo sorprendió y le arrancó lo que le quedaba de ropa. Dejándolo totalmente desnudo.
-supongo que lo solucionaremos con los puños – decía León.
-je, tengo un látigo especial para ti – decía Krauser mientras encendía una cerilla usando su mejilla.
El soldado sadomasoquista encendió una cuerda bañada en gasolina, el fuego se propagó hacia arriba, encendiendo la habitación, una habitación con miles de velas invertidas que se habían encendido, pero León vio algo mas, el brazo de Krauser cambiaba, se abría, sacando cuatro tentáculos que se movían violentamente.
-¡CONTEMPLA EL PODER! – decía Krauser.
"esas mutaciones, ¿umbrella?" – pensaba León recordando el incidente de Raccoon City.
Krauser sonrió a León y lanzó varios latigazos con sus látigos biológicos, León esquivó esos latigazos, pero las velas empezaban a derretirse, derramando la cera caliente desde el techo, cera que acariciaba la piel de ambos contendientes, Krauser podía aguantar, pero León, desarmado, con la cera candente recorriendo su cuerpo como una lluvia dolorosa, tenia que pensar en una forma de derrotar a un enemigo infinitamente superior a el.
No había nada en la habitación que pueda serle útil, ningún arma, ni cables eléctricos, ni nada.
-¿qué pasa? Perra ¿te gusta lo que te hago? ¿crees que la pequeña puta de Ashley le gustará el roce de mis látigos en sus pechos? – decía Krauser con una sonrisa.
León aguantaba los latigazos de Krauser, unos golpes que le daban un efecto realmente excitante, intentó atacarlo, pero los látigos lo golpearon en la cara.
-todo por la resurrección de Umbrella – murmuraba Krauser.
-¿U-Umbrella? – preguntó León.
-mierda, ya se me fue la lengua, ¡muere esclavo! – decía Krauser mientras lanzaba sus tentáculos en el cuello de León, el cual sentía como le comprimían sus vértebras para romperlas.
Pero un disparo cercenó los látigos, una mujer de pelo corto con un vestido chino y zapatos de tacón fue la autora del disparo.
-¡Ada! – gritó León.
-vaya, la zorrita vestida de rojo – gruñía Krauser.
-esta mano la ganamos nosotros – respondió Ada con una sonrisa.
Los látigos de Krauser se regeneraron y antes de salir por el techo le dijo a León.
-no podrás evitarlo, te lo aseguro.
-¿os conocéis? – preguntó Ada.
-más o menos ¿me puedes decir que carajo te trae aquí? – preguntó León mientras recogía su arma.
-tal vez en otra ocasión, chicano – respondía Ada antes de desaparecer.
León, desnudo como el nacer, fue hacia un ascensor y subió a toda velocidad, entonces vio a Ashley estaba atada con su concha atravesada por un gigantesco vibrador, gemía de placer, con la mirada perdida.
-¡Ashley resiste! Ahora te rescatare – decía León.
-no conseguirás rescatarla, todo es inevitable – decía Saddler que se acercaba.
-¿tu otra vez? – preguntaba León.
-si y te advierto que esto no es una estúpida película americana, el americano que entra en tierras no estadounidenses donde solo habitan seres salvajes y primitivos , la típica película en el que el yanqui es invencible y los mata a todos sin despeinarse para luego irse con la chica, me divierte su inocencia, como agradecimiento, le demostraré la verdad de la situación – decía Saddler.
En ese momento el pene de Saddler empezó a crecer de forma descomunal, el glande tenia un monstruoso ojo y los testículos le salieron patas, creando un monstruo de cinco metros de altura.
La pelea era extrema, León disparaba al monstruo pero al parecer no le hacia mucho efecto, en cambio la bestia lanzaba disparos de semen corrosivo, León huyó lejos de Saddler pero este agarró una viga y la lanzó contra León, el cual, esquivó la viga por muy poco.
-¿ese hijo de puta es invencible? – pensaba León
disparó su magnum en el glande de Saddler, el cual se retorció de dolor, fue entonces cuando León aprovechó para dispararle en la cabeza, pero Saddler reaccionó rápido quitándole la pistola.
la batalla parecía decantar a favor de Saddler, pero Ada, le lanzó a León un lanzacohetes, que recogió, y en el momento de disparar dijo.
-game over.
El cohete se lanzó contra el monstruo, reventándolo en mil pedazos, (lo siento por las megalofilicas, pero la historia es así), León liberó a Ashley y se activó el sistema de autodestrucción (para no variar), tenían 60 seguntos para escapar, menos mal que Ada tenia un helicóptero a punto y se fueron antes de que la isla volara por los aires.
Ada les suministró los medicamentos para que el parasito que crecian en sus cuerpos pereciera, Leon se sentia genial.
Pero Ashley se sentía mal.
León le preguntó que le pasaba.
Ashley lloraba, pero lloraba de alegría, cogió las manos del León y le dijo que iban a tener un bebé.
Ella hablaba de lo maravillosa que serian sus vidas, ella, el y el bebé, ella cuidándolo y alimentándolo y el trabajando para conseguir el dinero, le verían crecer, contradecirles y al final independizarse de ellos.
-¡¿es cierto esto?! ¡¿has preñado a Ashley?! Acabo de recuperar la conexión y esto es lo primero que oigo, tendré que comunicarlo al presidente – decia Hunnigan a través de la radio.
Pero dentro del cerebro de León las neuronas se decían.
-¿¡pero que cojones pasa!? El corazón va a trescientos por hora, los pulmones han dejado de funcionar, y el ano no retiene los excrementos.
-jefe, es por la noticia de paternidad.
-¡como! ¡será hija de puta! Estas cosas se dicen despacio, no así de sopetón, ¿qué dice el gran jefe?.
El gran jefe que reside en los testículos esta que se caga por la pata abajo, sabe que eso significa que no habrán más hembras y que la que hay poco a poco engordará y tendrá mal carácter y será frígida.
-comunícate con el gran jefe sobre que podemos hacer, yo hare una confirmación.
León preguntó temblando si estaba segura de que era suyo y Ashley con ilusion dijo que si.
-señor, el gran jefe Che huevara dice, es mejor morir trempado que vivir sin catar hembra.
-bueno, camarada neurona, fue un placer.
-el placer fue mío señor.
León saltó del helicóptero a mil metros de altura precipitándose al vació, pero cuando saltó escuchó a Ashley decir.
-joder, como se pone por una broma de nada
Seis años pasaron hasta que la hija del presidente fue secuestrada cuando volvía de su universidad. Inteligencia recibió la información de un desconocido contacto que aseguró haber visto a la misma; Ashley Graham, en una zona de España. Más precisamente en una zona rural. No se sabe quién la secuestró y sólo un grupo pequeño conoce este suceso.
Uno de los sobrevivientes del apocalipsis de Raccoon City, y actual encargado de la protección de la familia presidencial; el oficial Léon S. Kennedy, fue designado para ir al lugar y rescatarla en una misión solitaria a fin de mantener el secreto del secuestro. ¿Quién hubiera pensado que los fantasmas del pasado estaban prestos a hostigar a sus víctimas una vez más? ¿Quién hubiera pensado que lo peor de todo estaba por venir? ¿Quién hubiera pensado que sólo pasarían seis años... para que el Infierno vuelva a surgir?
Resident Evil: La Plaga Sexual
- Vamos, cuenta por qué está aquí. ¡Tan lejos de tu tierra, cowboy! – exclamó el chofer del coche, atravesando el escalofriante bosque otoñal.
- Qué manera de romper el hielo... estoy buscando a la hija del presidente.
- ¿Y lo vas a hacer tú solito? ¡Ja!
- ¿Yo solo? No... cuento contigo.
- ¡¿Yo?! Ah, ¿por qué tuve que sacar el palillo corto en la comisaría?
El coche cruzó un rústico puente y pararon cerca de un hogar;
- Ése es el camino al pueblo, puede averiguar algo en aquella casa. Yo me quedo para no tener que pagar un ticket de aparcamiento...
- Sí, claro... ticket de aparcamiento en medio del bosque... está bien, iré a averiguar. – dijo Léon S. Kennedy. Su misión era clara, encontrar alguna pista decente que revelara el paradero de la hija del presidente, atrás quedaron terribles recuerdos del apocalíptico Raccoon City... adelante, adelante sólo había un desconcierto total escondido tras un bosque bizarro. Entró en la casa sin inconvenientes ya que la puerta de entrada estaba abierta, dirigiéndose a lo que parecía ser la sala. Una lugareña estaba de espaldas y lanzando leñas al fuego de su chimenea.
- Disculpe, ¿señora? Estoy buscando a una muchacha. – dijo sacando la fotografía de una tierna rubia de ojos celestes- ¿La ha visto por aquí?
- ¿Qué carajo estás haciendo aquí? Lárgate cabrón.- respondió la señora con una cara de poco amigos.
- Vaya... ¿Por qué habla con acento de Tijuana? Pensé que esto era España.
- Espera... Ven conmigo- dijo la mujer, mordiéndose el labio - tengo tiempo sin estar con un hombre.
- ¿Cómo? Aléjese... ¡Aléjese señora!
Pero la mujer rápidamente se aproximó, le despojó del cinturón para bajarle el jean; "¡Señora, tengo una misión, no tengo tiempo para cochinadas!" Aunque al fijarse que la mujer tenía un físico aún admirable; unas curvas de cañón y unas tetas de gloria, pensó que una rapidita no le haría mal a nadie. Léon no tuvo muchos encuentros sexuales en su vida debido a que la tragedia de Raccoon le había dejado secuelas mentales que no le permitían desempeñarse del todo bien, pero aquella condición cambiaría drásticamente con su llegada a al pueblo.
La mujer se despojó de sus ropas bastante rápido, se arrodilló frente a él y tomó de su sexo con la mano, llevándolo a su babosa boca y lengüeteando como una posesa. Léon estaba sorprendido, nunca pensó que los pueblerinos podían ser así de calentones; "Genial, cuando termine la misión me piro de vacaciones aquí, putamadre"
Tomó un puñado del pelo de la mujer y empezó a guiarla, aumentando los vaivenes de la chupada. Sólo se oía la saliva chocando contra el líquido preseminal, de la lengua golpeando secamente el glande...
- ¡Qué bien me la chupa! – murmuró Léon, largándose todo en la boca de ella con una cara de tremenda satisfacción. Hacía tanto que nunca había gozado de esa manera, nunca antes supo tan deliciosa una chupada, sonrió y retrocedió para sentarse en una silla cercana.
- Bien forastero – dijo la señora con largos hilos de semen colgándose en sus labios – ahora por el culo – Y se posicionó de cuatro patas en el suelo, mostrándole de forma impudorosa sus carnes.
- ¿Eh? No, no, disculpe ya estoy algo cansado. Además debo continuar una misión.
- Vamos, forastero – dijo la mujer lamiéndose los labios – cuando venga mi esposo haremos un trío.
- ¿¡Trío con otro hombre!? - Léon saltó por la ventana con su sexo a media erección, esparciendo los vidrios por el aire, corriendo con el pantalón cayéndosele.
- Esta gente es muy rara – pensó. Intentó volver al coche de donde había descendido, pero quedó mudo al ver que el mismo había desaparecido, con el oficial que lo acompañó incluido. El puente que habían cruzado estaba derribado y no había forma de volver. Todo se empezaba a tener mala pinta.
De repente, un extraño sonido de su radio lo sacó de su desesperación; - "¿Léon, Léon?" y de la mini pantalla de la misma radio, apareció una mujer:
- ¿He? ¿Quién eres?
"Soy la oficial Ingrid Hunnigan. Nos mantendremos en contacto por tu radio."
- No jodas.
"Léon, debes entrar al pueblo y rescatar a Ashley Graham, la hija del Presidente."
- Este... va a ser que no. Ni te imaginas lo macabro que es este bosque, ni qué decir de la gente.
"¿Tienes miedo? ¡El Presidente te ha elegido, Léon!"
- Pues que se joda. No pienso dar un paso más.
"Léon... ¡Léon!, podrían despedirme si no rescatas a Ashley..."
- Entonces te jodes tú también. He dicho que no iré a ningún lado, volveré caminando hasta la capital.
"Léon, cállate. Esteee... prometo follarte como ninguna mujer lo ha hecho."
- No entraré en el pueblo... ¿Eh? ¿Follar?
"Así es, sólo tienes que rescatar a Ashley y te vienes para aquí." – la pantalla de la mini radio mostraba a Hunnigan quitándose la camisa y el brassier, jugando con sus senos y sacando la lengua de manera vulgar.
"¿Y bien, Léon?¿Qué me dices?"
- Entraré al pueblo y rescataré a la muchacha. Cambio y fuera.
Motivado a tener sexo, se armó de valor e ingresó al bosque, siguiendo el camino hasta llegar al pueblo, un grupo de casuchas con varios campesinos labrando y trabajando pacíficamente en sus alrededores. Todo parecía normal hasta que nuestro protagonista se percató que en una gran fogata ubicada en el centro mismo del lugar, estaba el chofer que lo acompañaba, muerto e incinerándose en plena hoguera.
- Demonios – susurró Léon- ¿qué le sucede a esta gente? – por un momento recordó Raccoon City, el ambiente bizarro parecía ser el mismo, pero aquellos campesinos no actuaban como los zombies de Raccoon, hablaban y caminaban perfectamente... pero a la legua se notaba que no eran amistosos.
- ¡Allí está!- gritó un campesino- ¡Agárrenlo!
Léon volvió en sí, varios hombres y mujeres se le acercaban con rastrillos y hachas; - ¡Aléjense! ¡Soy oficial del Gobierno Norteamericano!.
- Vas a morir, forastero – masculló un campesino con una sierra eléctrica. Aquello lo asustó, le sabía raro que nadie tuviera intenciones de dialogar, todos iban directo a matarlo sin contemplaciones. Léon se fijó en la entrepierna del hombre de la sierra y quedó confundido cuando notó que el aparato masculino estaba visiblemente erecto bajo el pantalón.
- ¡Mierda! ¿¡Y tú por qué andas tan cachondo!? – gritó Léon, quien lo disparó justo en la cabeza. Entonces supo que no estaba en un pueblo común y corriente... la bala no lo dañó. Intentó otros disparos a los otros campesinos y todos reaccionaban de la misma manera, se tambaleaban al recibir el impacto pero no caían.
-¡Te voy a follar!- gritó una mujer de entre la gente que corría hacia nuestro protagonista.
Léon tomó una granada de su cintura y se lo lanzó a la horda de personas. Todos volaron y gritaron lastimeramente producto de la explosión... sólo quedó el gran polvo que se levantó de la tierra y una gran interrogante corriendo en la mente de Léon; ¿en qué tipo de infierno se había metido?
"Léon, Léon." – sonó en la radio.
- ¿Hunnigan? Por Dios, tuve un encuentro hostil con un montón de campesinos cachondos.
"¿Campesinos cachondos?"
- Pues sí, ya ves.
"Entonces... Léon, es una orden directa del Presidente, toma cualquier medida necesaria para encontrar y rescatar a Ashley."
- Entendido...
Repentinamente oyó gritos detrás de él, giró y vio con espanto que más campesinos se acercaban hacia él. Su Beretta apenas tenía carga para liquidar a uno, ¿cómo haría con el resto? Lo último que quería era morir en un pueblucho como aquél, de terminar en el fuego como el chofer. Miró con determinación y apuntó firmemente su Beretta hacia ellos... no había esperanzas de liquidarlos a todos.
Y una campana empezó a sonar más a lo lejos.
"La campana" – murmuró uno, "Tenemos que ir"... "Lord Sadler"... ... "Joder, follar, follar"
El pueblo quedó vacío en cuestión de segundos, Léon estaba boquiabierto, el montón de enemigos se había disipado hacia el bosque, olvidándose completamente de él.
- Genial, ¿adónde fueron todos?
- ¡Bienvenido, extranjero! – masculló repentinamente una voz ronca detrás de él.
- ¡Me cago en tu madre! No me asustes así, jodeputa, ¿quién eres? – preguntó observándolo, parecía ser un monje con ropas azuladas, tenía unos extraños ojos rojos y un paño que ocultaba su boca, cargaba una mochila y poseía un aspecto de jorobado.
- Tengo cosas bien raaaaas para venderte, extranjero.
- ¿Ah, sí? No tengo mucho dinero... ¿qué tienes?
- Te serviría esta escopeta, cuesta unas treinta mil pesetas.
- ¡¿Pesetas?! Sólo tengo dólares.
- Pues a ver, ¿a cuánto está cotizado el dólar? ¿Tienes calculadora, extranjero?
- ¿Te parece que tengo..? ¡Joder!, toma el dinero y dame la escopeta.
- Todo tuyo, extranjero. – rió con su voz ronca.
- Ahora dime, ¿no ha visto a esta muchacha? Aquí tengo su foto, se llama Ashley.
- Hmm... qué foto más buena. Te la compraré por un bueeeen precio.
- Joder con tu voz, ¿la viste o no?
- Sí, sí, a esta rubiecita se la estaban violando salvajemente unos campesinos, en una granja más al norte.
- ¿¡Violando!?
- Así es. Nos vemos, extranjero. Vuelve pronto, te traeré mejores armas para terminar tu misión. – El buhonero se dirigió hacia el bosque y desapareció entre los árboles.
- Más al norte, ¿eh? - Cargó su escopeta comprada y se dirigió rumbo a la granja mencionada, sorteando el escabroso y silencioso bosque. Algo le decía que todo esto no era sino el comienzo de una apocalíptica jornada de la que sería difícil salir ileso, todo un pueblo estaba contra él, y sólo una escopeta lo separaba de la muerte. De todos modos, no era la primera vez que vivía esa situación.
Al llegar en la granja entró en el único establo del lugar. No se encontró con la joven hija del Presidente, sino con un hombre maniatado y con un vendaje en su boca, tirado en el suelo.
- ¿Eres... eres uno de ellos? – preguntó Léon mientras lo apuntaba. Al ver que el hombre no parecía ser violento como los campesinos cachondos, se acuclilló para desatar sus manos y despojarle del paño que lo enmudecía.
- Arrghh... qué calambre de mierda. No, no soy "uno de ellos", lo que nos deja sólo queda una pregunta importante... ¿tienes cigarro?
- No... sólo tengo yerbas verdes, las fumo para recuperar energía. ¿Tú quién eres?, ¿y qué haces aquí?
- Me llamo Luis Sera... solía ser policía en Madrid.
- Soy Léon... ¿y cómo que solías ser policía?
- Es que el pobre salario no es suficiente para andar arriesgando la vida en las calles... ¡nadie aprecia tu trabajo! Los héroes no son valorados como antes... ahora sólo soy un bueno-para-nada. Pero sigo siendo el preferido de las chicas, eso sí.
- Yo también fui policía. Sólo duré un día en el Cuerpo...
- ¿Un solo día? Pensaba que yo era malo.
- De alguna forma estuve involucrado en el incidente de Raccoon City en mi primer día en el Cuerpo.
- Raccoon City... ¿no es aquella ciudad que fue infectada con un virus sexual?
- Así es. Aún lo recuerdo; cachondos por todos lados, orgías en las calles.
- Y bien, ¿qué haces en esta parte del mundo, policía?
- Estoy en una misión de rescate.
- Déjame adivinar... ¿estás buscando a la hija del presidente de Norteamérica?
- Mmm... Demasiada coincidencia para "adivinar". ¿Quieres explicarte?
- La he visto, se la follamos todos en la granja varias veces. Es muy guarrilla la chiquilla, ¿eh?
- ¿Y puedes "adivinarme" dónde se encuentra ella?
- La trasladaron a la Iglesia, eso está siguiendo el camino al norte. Y cuídate con los campesinos, son muy peligrosos.
- A eso iba... ¿Me puedes decir qué está sucediendo aquí? ¿¡Por qué todos están tan cachondos!?
- Es una plaga, Léon, una "Plaga Sexual". Ahora mismo no tengo tiempo para contarte todo... sólo puedo decirte que la plaga pone cachondo al huésped, y hace que éste hable con acento de Chapúltepec, México. Ahora son "ganados" manipulados.
- Eso explica por qué la gente tiene ese acento tan extraño, pensé que los programadores del juego no conocían ni un puto ápice de España... en fin.
- Debo irme Léon, nos encontraremos más adelante – y Luis salió del establo para perderse luego en el bosque. Léon estaba entendiendo, su experiencia en Raccoon City aún la tenía viva en la memoria y su nueva misión no hacía otra cosa que revivirla cada tanto. Más allá de la misión, Léon peleaba con los fantasmas del pasado. Salió del establo, dirigiéndose más al norte, ya anochecía y acompañaba una fina lluvia sobre el bosque, pero lo bueno es que se acercaba a la Iglesia donde tenían cautiva a la hija del presidente.
- ¡Allí está!, ¡agárrenlo! – gritaban unos ganados que custodiaban la Iglesia con antorchas.
- ¡Detrás de ti, imbécil!- Estaban por todos lados, lo acorralaron y no había escapatoria. Su escopeta no sería suficiente, más aún teniendo en cuenta la resistencia de los ganados. Buscó en su bolsillo trasero y sonrió al ver que aún tenía una buena partida de granadas explosivas. La llevó en su mano, jugándola entre sus dedos... ¿eran humanos? ¿esos ganados tenían conciencia o algo de humanidad dentro de ellos? No, no, lejos de ello, eran seres infectados y perpetuamente excitados... lanzó la granada hacia ellos y vio con algo de remordimiento cómo volaron producto de la explosión, los pocos sobrevivientes fueron liquidados por su escopeta.
Al fondo estaba la iglesia con un panorama poco bonito, en neblinas y con los cadáveres de los ganados adornando el camino. La misión sería difícil no sólo porque requeriría destreza física... sino mental, nadie podía matar por matar a sus semejantes, por más excitados que estuvieran.
A duras penas pudo entrar en el lugar, una bonita iglesia con alfombrados rojizos y un montón de candelabros. No había nada raro, hasta que en el fondo observó una escalera que conducía al segundo piso. Subió hasta encontrar la única celda, tenía la total seguridad de que Ashley podía encontrarse allí. Tomó respiración, preparó su cuchillo y abrió la puerta;
- ¡Aléjate! – chilló una muchacha cuando Léon entró. Al instante la muchacha dijo su frase más célebre, que a la vez es la más insoportable; ¡¡¡Ayúdenme!!!
- ¡¡¡Auch, joder con tu voz!!! Tranquila niña, mi nombre es Léon y vine a rescatarte. Me ha enviado tu padre.
- ¿Mi... mi padre?
- Así es.
- ¿Y los demás?
- ¿Demás? ¿A qué te refieres?- preguntó Léon extrañado.
- Los marines, la naval, los aviones de combate, tanques, CIA, FBI, SWAT, NSA, militares... ¡Los demás!
- Esto... sólo vine yo.
- ¡No jodas!
- ¿Te parece que jodo? Ésta no es la cara de cuando jodo, puta. Escúchame, debemos salir de aquí cuanto antes, así que toma de mi mano.
- Esto, como que va a ser difícil.
- ¿Y eso por qué?
- Bueno, apenas me puedo mover desde que unos ganados me introdujeron seis bolillas chinas en el trasero...
- Joder, qué guarra eres.
- ¡Léon, no es gracioso! Además tengo un... ouchh... tengo un aparato que vibra cada cinco minutos, se encuentra justo entre... entre...
- Anda, no tengas vergüenza.
- Entre mi coño y culo... ¡y excita mucho! – empezó a llorar.
- ¿Sólo eso? Pues no te lo pienses dos veces y retíratelos, que debemos huir.
- Es que... también... ouchh... ¡ouchhh!... también te-te-tengo un cinturón de castidad.
- Me meo, qué morbo. Digo, ¿y la llave del candado?
- La tiene mi chulo, un tal Bitores Méndez.
- ¿Bitores Méndez?
- Sí, solía llevarme al pueblo para prostituirme. Es el alcalde y ahora estará en su granero, que queda camino al castillo.
- No te preocupes, niña viciosa, encontraremos tu llave. Pero ahora debemos salir.
Ashley tomó de la mano de Léon, bajaron y se dirigieron hasta la salida de la Iglesia. Pero un monje bastante alto les había interrumpido su huída con una risa macabra, apareció justo en la salida de la iglesia;
- La muchachita se queda con nosotros – ordenó.
- ¿¡Quién eres!?
- Me llamo Saddler. Soy el líder de la secta; "Los Iluminados Sexuales."
- ¿Iluminados que qué? ¿Para qué la secuestraron?
- Para darle un pequeño... "regalito" antes de devolverle a su padre.
- ¿Le infectaron a ella la Plaga Sexual, no?
- Ahora que recuerdo – dijo Ashley tocándose el cuello – ellos me inyectaron algo.
- A usted también, Señor Kennedy. La señora que le chupó la verga al inicio de este puto relato, le infectó "La Plaga Sexual" vía oral. No tardará en hacer efecto... – rió socarronamente. Léon quedó sorprendido, si él tenía también la Plaga, pronto se pondría irremediablemente cachondo y hablaría con acento mexicano.
- ¡Malditos! ¿¡Qué más le hicieron a ella!?
- Nada más... bueno, luego se la follamos varias veces.
- ¡Son unos monstruos! – gritó Léon.
- No, no, señor Kennedy, ella nos lo rogó.
- ¿Qué?, Ashley, ¿eso es cierto? ¿Pediste que te follen?
- Si – dijo sonrojada – es que mi padre es muy controlador, no veas. Aquí he aprovechado bastante, me han hecho hembra muy útil.
- Pero para que el virus se desarrolle completamente – continuó Saddler- es necesario que la follemos varias veces. Aún le falta terminar el proceso de emputecimiento. ¡Cuando los huevos de la plaga eclosionen en vuestros cuerpos será una fiesta de mil demonios!
- Proceso de emputecimiento... así que planean controlarla mentalmente como a los demás campesinos...
- Te lo diré de todas formas, señor Kennedy, porque pronto morirás. Una vez que termine el emputecimiento, la devolveremos a su hogar, follará con su padre mediante mis órdenes y lo infectará. De esa forma yo controlaré mentalmente al presidente y luego a toda la nación. – volvió a reír – Ahora, si me permite, mis monjes se llevarán de nuevo a la muchacha para seguir con su ritual.
De la entrada aparecieron dos monjes con cadenas y hachas; - ¡Ashley! – gritó Léon- toma de mi mano, saltaremos por la ventana.
- ¡Agárrenlo antes de que escape! – gruñó Saddler. Pero ambos lograron saltar por uno de los ventanales de la Iglesia, escapándose e internándose en el bosque.
"¿Léon?¿Estás ahí?"- sonó por la radio mientras huían.
- ¡Hunnigan! Qué alegría oírte... he liberado a la muchacha.
"Buen trabajo Léon, un helicóptero los estará esperando en el Castillo para rescatarlos."
- ¿Quién es ella? –preguntó Ashley al ver la pantalla de la radio.
"Hola Ashley, soy Ingrid Hunnigan y trabajo para tu padre. Él te quiere mucho y te está esperando."
- Pues dile que se joda.
"¿Cómo?"
- No le hablaré hasta que me dé permiso para salir con mis amigas. Y me quiero llevar un par de campesinos que he conocido, son muy lindos y me han hecho toda una mujer.
- ¡Ashley! – interrumpió Léon - Tú dices esas estupideces sólo porque estás bajo los efectos de la Plaga Sexual. Ahora calla un rato mientras hablo...
"¿Infectada?, ¿Plaga Sexual?, ¿¡qué pasa Léon!?"
- Esto, nada Hunnigan, no pasa nada. Cambio y fuera.
Léon cortó la comunicación, tomó de la mano a la muchacha y corrieron en dirección al Castillo. Primero debían conseguir la llave del cinturón de Ashley, pues la muchacha se detenía entre los árboles de vez en cuando para gemir del orgasmo que le proporcionaba el vibrador. Y justo en uno de esos momentos en que Ashley berreaba como posesa en celo, Léon se percató de la cabaña a lo lejos.
- Bien, mi pequeña puta, quédate aquí y yo iré para ver si la llave de tu cinturón esta allí.
- Ten cuidado Léon... ouch... ¡me vengo de nuevo! – dijo cayendo al suelo en posición fetal.
- Vaya, ¿ese vibrador que tienes nunca se apaga o qué?
Entró al establo, dejando que Ashley pase con sus orgasmos afuera. Dio unos pasos y se armó con su Beretta. Siguió caminando hasta que, sin poder creerlo, se topó con una llave en el suelo que parecía ser la indicada.
La tomó y guardó en su bolsillo, Léon sintió la presencia de alguien en el establo. Oía unos pasos, apenas unos suspiros. Giró para retirarse y chocó contra el pecho de Bitores Méndez... el chulo de Ashley. El terrible jefe se lanzó sobre Léon pero éste logró esquivarlo a tiempo, haciendo que Méndez cayera al suelo.
Léon lo vio, aquel no era un ganado común y corriente, los doblaba en tamaño y fuerza, no sería fácil derrotarlo. Bitores estaba enfurecido, se levantó y le propinó un fuerte golpe de puño en el pecho del norteamericano, haciéndolo volar por los aires hasta chocar contra un muro. Léon abrió los ojos a duras penas;
- Veo que me has tendido una trampa, ya me parecía raro encontrar la llave del cinturón de castidad tan fácilmente.
- Vi en tus ojos, Señor Kennedy, en tu cuerpo circula nuestra misma sangre...
- ¿Misma sangre?
- Puedes seguir peleando, pero no es como si fueras a seguir vivo, tarde o temprano te convertirás en uno de nosotros. ¿Por qué no te ahorras tiempo y te nos unes de una vez?
Nuestro protagonista tomó carrera hacia Bitores y logró propinarle una patada en el rostro que lo hizo retroceder hasta un barril de gasolina. El oficial apuntó dicho barril con su Beretta y con una fina sonrisa le contestó;
- ¿Por qué no te callas?
Disparó y el barril explosionó al lado de Bitores. Todo brilló de manera cegadora, el fuego se levantó en la cabaña y Léon apenas tuvo tiempo de pensar aquella extraña frase del hombre. "En tu cuerpo circula nuestra misma sangre", ¿acaso se refería a la Plaga Sexual con la que había sido infectado?, ¿cuánto tiempo les quedaba antes de estar completamente infectados?
Mientras, afuera del establo, Ashley estaba gritando del orgasmo que le suministraba el vibrador. Llorando y gimoteando se arrastraba por el suelo y retorcía sus piernas, la excitación le ganaba. Oyó la explosión que provino dentro del establo, por lo que se preocupó por Léon.
Al rato alguien estaba saliendo por una de las paredes de madera del establo, surgía un humo pesado desde adentro del lugar. Ashley tembló de miedo, si era su chulo, pronto debía volver a trabajar como prostituta en el pueblo. Muy para su suerte, vio que se trataba de Léon.
- ¡Léon, estás vivo!
- Así es, mi pequeña hembra tragasemen, he vencido a tu chulo Bitores. Aquí está la llave de tu cinturón.
- ¡Estás herido!
- No te preocupes, Ashley. Me traje unas yerbas verdes que me sanarán. Sólo debo fumármelas y ya. Ahora quítate ese cinturón.
- Pero... necesito privacidad, debo quitarme la falda para ello...
- No te puedo abandonar, Ashley, vamos, no te me acomplejes.
- Está bien... ¡al menos date vuelta!
- Putamadre, está bien... ya, ya, me di vuelta, ¿estás feliz?, ¿y puedes apurarte?
- Léon... Léon...
- ¿Qué sucede ahora? ¿Puedo darme ya la vuelta?
- Léon... no... no puedo quitarme las bolas chinas... ¿pu-pu-puedes ayudarme?
- ¡Sí, joder!
- - - - -
- Huummm... Léon... – jadeaba ella, acostada sobre un tronco caído mientras Léon, de cuclillas, le retiraba una bolilla a la vez. El oficial entendió que la joven estaba excitada debido a la Plaga Sexual, él también... ¿cómo podrían aguantar? Miró con detenimiento su culito y no pudo aguantarse, se inclinó, y al retirarle la última bola china, introdujo su lengua en el ano de la muchacha.
- ¡Ouch! ¡Léon! ¿Qu-qu-qué haces?
Ashley no lo podía creer, normalmente los ganados la follaban sin piedad, como malditos animales, pero Léon era totalmente lo opuesto, lamiendo con serenidad su dulce culito, ni qué decir cuando sintió que la mano del oficial se dirigió hacia su entrepierna para masturbarla.
El oficial notó que ella había sido sometida a una lavativa para tener limpia su cola, ésta olía a rosas y era jodidamente deliciosa, su coñito era suave, depilado completamente, muy seguramente para facilitarle la tarea a los ganados.
- ¡Joder, cabrón, sigue, sigue... sigue!
Léon la soltó, la joven giró hacia nuestro héroe y lo besó con pasión, sintiendo los gustos de su culo en la lengua del hombre.
- Ashley... lo siento, no pude evitarlo. Supongo que me fumé mucha yerba verde... vamos, que hasta la mezclé con una amarilla y otra roja... joder, a veces vuelo cuando las mezclo.
- Ya calla – sentenció la niña, empujándolo, haciéndolo caer en el suelo, sentándose sobre él. – Ahora fóllame, méteme dedo en el culo y hazme gritar como loca, Léon... es una orden presidencial.
- Joder, una orden es una orden.
La tomó de la cintura mientras ella se sentaba lentamente sobre él, guardando la punta de la verga justo en la raja de su sexo.
- ¿Va a doler, Léon?
- Joder, si ya follaste con media España, te puede follar un burro y no lo sentirás.
- Anda ya, majo, los ganados me follan por el culo, no por el coño... soy virgen aún
- Me cago en tu papá... ¿follaban por el culo a una virgen? Qué morbo.
- ¡Fue terrible, no lo digas así!
- Ya, lo siento niña. Así que seré tu primera vez... vamos, estate tranquila, dolerá algo pero no será de mucha importancia, seré sereno contigo. Pero si te duele, sólo presiona triángulo.
- Te tomo la palabra – se sentó sobre él, se mordió los labios y poco a poco comenzaba a sudar al ritmo de la lenta penetración. Ashley estaba a desmayarse, sintiendo cómo las paredes de su vagina apenas podían dar abasto al terrible miembro de Léon, empezó a derramar un par de lágrimas, casi llorando... La joven se mordía los labios, no quería quedar como la niña inocente e indefensa, ella también podía ser una fiera, por eso inclinó para besar al oficial de policía. Ambos estaban infectados con la Plaga, nunca el sexo había sabido tan delicioso con el virus corriendo en sus venas, casi dominando sus pensamientos, ordenándoles follar, follar, follar...
- ¡Léon, duele! – empezó a gritar, viendo un leve hilo de sangre empapando ambos sexos unidos.
- Vamos, no te lo crees ni tú...
- ¡No bromeo!
La separó, Ashley estaba adolorida pero también apenada.
- Lo siento, Léon.
- No te preocupes, fue tu primera vez... además creo que La Plaga Sexual nos está dominando... debemos... debemos ser fuertes y continuar la misión.
Ashley estaba terrible, lo último que quería era decepcionar a su salvador, por lo que decidió arrastrarse hasta él para tomar su erecto miembro con sus manitos.
- ¿Qué haces? Debemos volver al camino... un helicóptero nos espera.
- Léon... sólo quiero redimirme... hmmmm...
- Joder... no.. no... madre mía, sigue, sigue cabrona, ¿dónde aprendiste a chupar así?
- Mmmm... me forzaron a chupar vergas en el pueblo, y luego...
- Ya, ya, fue un decir, deja de hablar y sigue muchacha, lo haces de fábulas...
Ashley se sintió orgullosa pasando la lengua por el tronco una y otra vez. Al cabo de unos minutos sintió cómo Léon inundaba de semen su boquita, a duras penas pudo tragar algo y escupir otra porción.
- ¡¿Te lo tragaste, niña?!
- Sí, en el pueblo, el semen de los ganados era lo único que tenía para comer. Le he tomado el gusto, ¿sabes?
- Joder con mi putita, qué viciosa... anda, vistámonos, queda poco para llegar al Castillo.
Caminaron una hora más durante la fría madrugada del bosque hasta que por fin llegaron a las puertas del Castillo. Entraron y cerraron la entrada a fin de que los campesinos infectados no los pudieran seguir persiguiendo.
- ¡Léon, estamos a salvo! – gritó Ashley, abrazando a su héroe.
- Lo logramos niña, debemos contactar con Hunnigan para que nos diga dónde nos esperará el helicóptero.
- Pero... qué pasará con nosotros Léon... ¡Estamos infectados!
- Vamos a hallar la cura, no te preocupes, wey.
- Léon... ¿Dijiste "wey"?
- ¡Oh, no! La Plaga Sexual está haciendo efecto en mi cuerpo... ¡ya empiezo a tener acento mexicano!
Repentinamente sonó su radio; "Vaya, vaya... señor Kennedy." – respondió un extraño por la mencionada radio. En la mini pantalla del aparato se veía un pequeño hombre parecido a Napoleón.
- ¿He? ¿Y quién eres tú?
"Me llamo Rrrramón Salazar. Bienvenido a mi castillo, Señor Kennedy. Le he preparado una muy grata recibida. Por cierto, si esperaban a un helicóptero de rescate, no cuenten con eso... lo acabamos de derribar." La comunicación terminó cortándose repentinamente con una risotada por parte del extraño de nombre Salazar.
- ¿Quién era, Léon?
- Un pinche cabrón... digo... ¡joder con este acento!
- Parece que el virus te está afectando muy rápidamente, cabro.
- Joder, tú también hablas como mexicana, mamona.
- ¡No manches Léon, debemos apurarnos antes de que la plaga nos domine!
- De apurarme un chingo, cabrona.
Desde el fondo del castillo venían varios monjes con hachas y armas antiguas, murmurando: "Follar es vivir, follar es vivir, follar es vivir."
- Ashley, ponte detrás de mí – dijo Léon, mirando con seriedad a los monjes que se acercaban – Suceda lo que suceda... no te apartes de mí. Estos monjes están extremadamente excitados... mira cómo sus pollas relucen bajo sus hábitos.
"Follar es vivir, follar es vivir, follar es vivir..."
- ¿Léon? ¿Qué pasa? ¿Quiénes son ellos? Tengo... tengo miedo.
- No mames Ashley... Esto... ¿¡Hablé de nuevo con ese acento!? ¡Joder con esta maldita plaga sexual!... Digo, Ashley, no te preocupes... Vamos a salir de esta situación.
"Follar es vivir, follar es vivir, follar es vivir..."
León sacó su magnum mientras les decía a los monjes.
-sois monjes ¿no? ¡sed célibes!.
El arma de León, un hombre de cabellos rubios y ojos llenos de determinación, vomitó acero y fuego, reventando los órganos sexuales de aquellos miembros de los iluminados.
El americano miró con una sonrisa como los monjes se retorcían de dolor ante esos disparos, pero después su sonrisa se convirtió en una mueca de terror cuando vio tentáculos saliendo de sus paquetes, algunos tentáculos formaban cuchillos óseos muy filosos.
León disparó de nuevo, pero solo abatía a los monjes, no los mataba, se volvían a levantar una y otra vez, hasta que León oyó un sonido que le heló la sangre.
Clic clic
Aquel sonido significaba que el tambor del revolver no tenia balas, para cuando pudiera recargar ya los tendrían encima.
Cogió a Ashley, una joven rubia de veinte años de falda escocesa y camisa naranja y huyeron del lugar.
Mientras corrían, un aleteo se acercaba, el grito de Ashley sonó, León vio como Ashley había sido capturada por un hombre-bicho del tamaño de un hombre, una criatura conocida como nosvitator.
-Ashleyyyyyy – gritaba León mientras pensaba en la firme cola y en los suaves pechos de la joven.
León se volteo, recargó y empezó a disparar a sus perseguidores, con la esperanza de encontrar algún punto vulnerable.
En ese momento la radio sonó.
-Hunnigan, no es momento para ponerme la tranca parada – decía León rabioso.
-¿a quien le interesa ponérsela dura? – decía una voz masculina, un hombre bajo de aspecto envejecido vestido como en el siglo XVI.
-¿quién carajo eres? – preguntaba León
-me llamo Ramón Salazar, el 8º dueño de esta gran arquitectura, acabo de interceptar la llamada, nadie va a ir a ayudarle.
-¡¿dónde carajo esta Ashley?! – preguntaba León furioso.
-donde tiene que estar, amigo mío, donde tiene que estar – decía Salazar.
Ashley estaba aterrada, pensaba que el nosvitator la devoraría, el monstruo la llevó a una torre donde tenia su nido, una gigantesca estalactita orgánica, en cuanto se metieron dentro, las antenas de la criatura acariciaron las mejillas y el cuello de la joven mientras sus brazos insectoides agarraban con brusquedad sus pechos.
-¡no! ¡por favor! ¡NO! – decía Ashley que tenia pánico a los insectos.
La criatura sacaba su lengua y saboreó el cuello de Ashley mientras sus manos arrancaban la camisa, liberando sus jóvenes senos que fueron salvajemente agarrados por las manos del nosvitator.
-¡duele! ¡déjame! – decía la joven llorando.
La criatura, lejos de tener piedad, mostró su erección que desapareció bajo la falda escocesa, los ojos de Ashley se abrieron como platos, notaba la virilidad del monstruo, sabia que quería hacer con ella.
Y ella no podía hacer nada para evitarlo.
Con fuerza, el nosvitator penetró a Ashley con fuerza, la joven gritaba de dolor, nadie se lo había hecho tan fuerte, agarraba las manos del monstruo para que aflojase la presión que sometía a sus senos.
Su rostro bañado en lagrimas, suplicaba piedad, una piedad que no se le concedería, notó con alivio como el Nosvitator llenaba su útero con sus semillas, pensaba que había terminado, pero otro nosvitator ocupó su lugar.
Seguía doliendo, pero no tanto como el anterior, los brillantes y cristalinos ojos de Ashley miraban a su alrededor, había cientos de nosvitarors que la miraban, que esperaban su turno.
La sensación de ser observada la hizo lubricar, empezó a aceptar esos penes que la poseían, uno tras otro, los monstruos la gozaban.
Y ella con ellos mientras algo en su interior despertaba.
Todo era inútil para León, los monjes avanzaban con agujeros tan grandes como un puño y no disponía de munición, en ese momento, los disparos de una pistola destruyeron los bulbos de donde salían los tentáculos, derribando para siempre a los monjes.
León miró hacia donde se efectuaron los disparos, era Luis, le había salvado.
-¿dónde está Ashley? – preguntó Luis.
-se la han llevado ¿qué carajo eran esas cosas? – decía León.
Es una historia muy larga – respondió Luis.
-Puedes contármela, wey, no creo que la pinche la hagan daño, más bien al contrario – decía León.
Luís empezó a recordar los sucesos, pero quiso empezar por el principio.
-hace siglos, en plena inquisición, no el masoquismo que piensas, sino una señora tortura, descubrió una secta que tenia la creencia que su dios les daría poderes divinos, solo tenían que hacer una ofrenda, montar orgías en su honor, las criaturas que salían de las heridas de aquellos monjes, son las plagas, unos parásitos que dan fuerza a su poseedor a cambio de su alimento, energía sexual, no se como funcionan su forma de alimentación pero si puedo decirte que aumentan de forma asombrosa los estrogenos y la testosterona, convirtiendo al sujeto en una colosal maquina de follar con una fuerza sobrehumana, algunos casos puede mutar a su huésped, haciéndolo más poderoso y al mismo tiempo, aumentando sus necesidades sexuales, vi varias chicas empaladas por un monstruo llamado el gigante, pero sigamos, la inquisición destruyó la secta y las plagas, en teoría, siglos después, Sadleer hizo excavaciones en el castillo que construyeron los señores del lugar para sellar a las plagas, estas sobrevivieron en forma de esporas y se apoderaron de los mineros, lo que es peor, siglos de abstinencia las han hecho más activas, y más deseosas de su alimento, no te enfrentas a un virus, te enfrentas a un ejercito de parásitos.
León había tirado la bolsa de palomitas que tomaba cuando escuchaba la historia.
-¿hay alguna forma de pararlo, webon?– preguntó León.
Luis se fijó que el acento de León se volvía más pronunciado, quedaba poco tiempo antes de que le apeteciesen tacos.
-hay unos medicamentos que he diseñado, pero Sadleer los destruyó todos, pero puedo hacer en el laboratorio que hay en la isla, solo hay que llevaros allá y se acabó todo, pero hemos de terminar con las plagas ¿te imaginas lo que sucedería en el mundo si infectasen la humanidad?.
León pensó en todo el mundo follando como conejos, las energías contaminantes se sustituirían por centrales en donde se usaría el calor generado por las parejas copulando para generar electricidad.
No habría racismo ni xenofobia, la cuestión era follar, da igual quien y las empresas de condones se harían de oro.
¡pero también pensó que al haber tanto amor en el mundo la asociación nacional del rifle (de la que León pertenecía) se extinguiría!.
Que el mundo seria dominado por los latinos por su gran capacidad amatoria.
Los restaurantes de comida rápida se les considerarían terroristas por bajar la libido con sus comidas sobresaturadas.
¡y que la homosexualidad estaría de moda!
Cargó su magnum y se preparó para la batalla por la comida rápida y el derecho a las armas.
Después de cientos de ganados acribillados por las balas (luego dicen que hay superpoblación), llegaron a un pasillo, al otro lado de la puerta estaba el nido de los nosvitators que había chupado más pollas en una hora que una prostituta en un año.
Ashley empezaba a ceder, de repente recordó las palabras de su jefa de seguridad.
"mi niña, si te secuestra un comando terrorista, grita, grita fuerte, entonces uno de nuestros agentes de seguridad te rescatará, cuando estés a salvo, hazle sexo oral ya que el te rescató y merece esa recompensa".
A medida que León y Luis se acercaban, podían oír los estridentes gritos de Ashley que empezaban a agrietar ventanas, aquel grito que destrozaba sus oídos hizo recordar a León el consejo de su instructor.
"chico, si un miembro femenino de la familia presidencial grita, estáis en peligro, ya que los gritos femeninos tienen una amplitud de onda capaz de destrozar el cerebro humano, solo queda una solución, es eliminar las amenazas que hacen gritar a la femina y después sacarse la polla y obligarla a chupar para que deje de emitir esas letales vibraciones, no dejes de obligarla a chupar hasta que eyacules en su boca, el fluido viscoso sellara definitivamente ese deseo de emitir vibraciones".
-Luis, por el bien de nuestra salud mental, hemos de hacer callar a la webona, ¿estas preparado para un menage a trois? – decía León mientras se quitaba los pantalones.
-me preparé toda la vida para este momento – decía Luis mientras ya tiraba sus pantalones y calzoncillos y ponía lubricante en su pene.
Pero cuando entraron en la habitación, vieron el horror, ¡EL HORROR!.
Dicen que el horror no tiene forma, pero no es cierto, León y Luis lo estaban viendo (y oyendo), se tapaban sus adolorados oídos mientras veían a Ashley gritar como una posesa mientras los nosvitators morían con hemorragias auditivas.
Ambos hombres dispararon al nido que al final acababa cayendo.
La caída hizo que Ashley se golpease la cabeza y se quedase inconsciente.
-uf, gracias al cielo que ha dejado de berrear – decía Luis.
-aún no ha terminado todo, tenemos que irnos en su boca para evitar que la pinche vuelva a gritar – decía León.
Aprovechando la inconsciencia de Ashley, León agarró la cabeza de la chica para colocarle su verga en sus labios mientras Luis acomodaba su polla en la vagina chorreante de leche de la hija del presidente.
Ambos la penetraron al unísono y bombearon con el placer de saber que la joven no se resistiría, el frote de la matriz y de la lengua de Ashley daban placer a ambos hombres que se fueron dentro de ella, la leche salía de los labios vaginales de la joven mientras que de sus labios orales un pequeño reguero blanco recorría desde la boca hasta su cuello.
-bien, Luis, ahora me toca su concha – decía León.
-perfecto, yo me ocuparé de su culo – decía Luis.
León se puso debajo de ella, mientras que Luis separaba las dulces nalgas de la joven y la penetraron sin piedad.
Ashley no notaba el tremendo dolor de la penetración anal debido a la inconsciencia, Luis empujaba sin la menor empatía por la chica, notaba como las paredes del tracto rectal engullían su tranca que se hundía dentro de la joven.
A medida que ambos hombres la bombeaban, Ashley jadeaba en su inconsciencia, sus pechos era agarrados por las cuatro manos de los chicos mientras le decían piropos hermosos.
-arf, que culo más tragón tiene esta puta, seguro que hace carrera para actriz porno – decía Luis.
-no lo sabes tu bien, esta chingana ´chingó a los profesores para aprobar los exámenes y se chingo a todos los votantes del partido contrario para que su papi saliese presidente.
(¡VALE! NO SON PRECISAMENTE PIROPOS, SORRY SI OFENDÍ A ALGUNA FEMINISTA, COSA QUE ME EXTRAÑARIA EN ESTA PAGINA WEB, YA QUE SI HA LEIDO HASTA AQUÍ, SEGURO QUE NO ES FEMINISTA).
Luis notó algo que entraba en su culo.
-¿León? ¿acaso eres gay? – preguntó Luis.
–no wey, ¿no ves que estoy dándole a esta chingana lo que se merece después de tantos años de trabajos mal pagados?.
-entonces debe ser la parte de la historia en la que yo muero, suerte en tu misión – decía Luis.
Entonces un tentáculo de punta filosa empaló a Luis que murió instantáneamente, dejando caer una muestra de las plagas.
El tentáculo agarró el frasco y a Ashley, León gritó lleno de rabia.
-HIJO DE CIEN MIL MILLONES DE CHINGANAS, QUE TODAVIA NO ME HE IDO.
En ese momento, dos gigantes aparecieron con una idea.
Empalar a León con sus vergas.
León se había dejado sus armas en sus pantalones, no tuvo mas remedio que huir, atravesó una puerta y la cerró, en ese momento se encontró con el mercader que le ofrecía una maravilla, una magnum calibre 50.
Pero le pedía 350.000 pesetas ya que estaba modificada para que no se preocupase por las balas y encima su potencia era imposible de igualar.
León no podía, no tenia dinero, notaba como los monstruos destrozaban la pared para pasar.
-bien extraño, te propongo un trato, yo he comprado el quijote, la saga de harry potter, guerra y paz y todos los relatos de Todorelatos.com, pero soy muy vago para leer, si me lees todos estos libros y me explicas las historias, te regalaré el arma – decía el mercader.
En menos de dos minutos se acababa de leerlo todo y contó con todo lujo de detalles todas las historias que leyó (¿por que cojones creéis que se llama León?), el mercader, impresionado, le regaló el revolver, el cual lo usó para disparar a los testículos de los dos gigantes que atravesaron la puerta (monstruo, torturador, hijo de Lorena Bobit).
Dejando agonizar a los dos gigantes, León se dirigió a una capilla donde habían llevado a Ashley.
Mientras, en la capilla
Ramón Salazar veía a Ashley atada, desnuda y a su alcance, Salazar era un joven de aspecto envejecido y orejas puntiagudas de 20 años, no media más de un metro veinte, parecía un duende con un traje de la época de la España imperial.
Sus pequeñas manos manoseaban los muslos de Ashley, tan suaves, sedosos, hermosos, su camino recorría hacia sus caderas, lentamente a su costado para alcanzar los pechos de la joven inconsciente, masajeandolos con suavidad, acercando su boca en sus pezones.
Notaba como su polla empezaba a crecer, amenazando con romper sus pantalones, miró el joven rostro de Ashley, era tan hermosa dormida, se quitó los pantalones, mostrando un falo de 38 cm (ya sabéis sobre la gente pequeña).
Salazar colocó su falo entre los senos de Ashley y siguió su camino hasta meterla en la boca, mientras los senos masajeaban el cuerpo carnoso de la polla de Salazar, la boca de Ashley lamía el glande, el placer que sentía Salazar era indescriptible, Salazar disfrutaba del calor de la boca de al femina y de sus suaves pechos, no tardó en correrse en su boca.
Vio como la boca de Ashley de le derramaba el semen que el mismo había metido, fue entonces cuando acomodó su verga y empezó a penetrarla.
Al principio solo metió la tercera parte de su órgano, ahí hizo el movimiento de vaivén, después aceleró el ritmo, metiéndole más y más carne, hasta que dio un empujón final, llenándola de leche que recorría totalmente todo su útero.
-llevadla a la isla, esta preparada para ser una de nosotros – decía Salazar.
Los ganados se llevaron a la joven, aun inconsciente, en ese momento, León llegó, con su revolver en la mano.
-vaya, mira quien llegó para morir – decía Salazar con una sonrisa.
Saddler estaba en su trono, ante el un soldado musculoso con un traje sadomasoquista.
-tú eres la ultima defensa para nuestro maravilloso plan, además, conoces muy bien a León, evita que pase, Krauser – decía Saddler.
-con gusto – decía el soldado con una sonrisa en la cara.
León venció a Salazar, llegó a la isla y con su imparable magnum 50 eliminaba al imbécil que se atrevía a pararle, además el ejercito americano le envió un helicóptero de combate para apoyarle, estaba a punto de completar su objetivo, pero.
Un lanzacohetes destruyó el helicóptero y su revolver fue arrebatado por un latigazo, León vio el dueño de ese látigo.
-hace mucho tiempo ¿eh basura?.
-Krauser – las palabras de León denotaban temor.
León y Krauser se miraban, una mirada que podía perforar.
-había ido al IRS (internal revenue service, vamos el departamento de hacienda de los estados unidos) para castigar a los evasores de impuestos ¿eso es lo que te dijeron? – decía Krauser.
-¿eres el chingón que secuestró a Ashley? – preguntó León.
Krauser caminaba alrededor de León acariciando su látigo
-Lo pillas rápido, como siempre, después de todo eres el que se folla a la hija y a la mujer del presidente – decía Krauser antes de descargar un latigazo.
León notó como ese látigo golpeó su pierna, el látigo retrocedió mordiendo la piel, arrancándosela, León no podía evitar sentir placer, Krauser había mejorado con el látigo, pero no era tiempo para disfrutar.
-¡¿QUE CARAJO ES LO QUE QUIERES?! – preguntaba León con autoridad.
El látigo de Krauser envolvió el cuello de León y de un tirón lo dirigió a Krauser que lo agarró por el cuello con su brazo mientras sacaba una aguja muy fina y filosa.
-que todo el planeta sea una orgía romana – decía Krauser mientras atravesaba el pezón de León con la aguja, viendo como reaccionaba León, el cual se soltó.
-¡DÉJALA EN PAZ! – gritaba León.
-la necesito para poder participar en el nuevo orden donde la única ley, religión y sentido de la vida es el sexo, al mismo tiempo que así me gano la confianza de Saddler, ya que al igual que tu, soy americano – dijo Krauser antes de descargar otro golpe con su látigo.
El látigo golpeó la mejilla de León, cortando su piel, León miró a Krauser, tenia que cumplir su misión, da igual lo mucho que lo apreciase.
Krauser descargó otro golpe, pero esta vez León lo detuvo con su mano y le arrancó el látigo, Krauser huyó, Leon lo persiguió. Pero al entrar en una habitación oscura, Krauser lo sorprendió y le arrancó lo que le quedaba de ropa. Dejándolo totalmente desnudo.
-supongo que lo solucionaremos con los puños – decía León.
-je, tengo un látigo especial para ti – decía Krauser mientras encendía una cerilla usando su mejilla.
El soldado sadomasoquista encendió una cuerda bañada en gasolina, el fuego se propagó hacia arriba, encendiendo la habitación, una habitación con miles de velas invertidas que se habían encendido, pero León vio algo mas, el brazo de Krauser cambiaba, se abría, sacando cuatro tentáculos que se movían violentamente.
-¡CONTEMPLA EL PODER! – decía Krauser.
"esas mutaciones, ¿umbrella?" – pensaba León recordando el incidente de Raccoon City.
Krauser sonrió a León y lanzó varios latigazos con sus látigos biológicos, León esquivó esos latigazos, pero las velas empezaban a derretirse, derramando la cera caliente desde el techo, cera que acariciaba la piel de ambos contendientes, Krauser podía aguantar, pero León, desarmado, con la cera candente recorriendo su cuerpo como una lluvia dolorosa, tenia que pensar en una forma de derrotar a un enemigo infinitamente superior a el.
No había nada en la habitación que pueda serle útil, ningún arma, ni cables eléctricos, ni nada.
-¿qué pasa? Perra ¿te gusta lo que te hago? ¿crees que la pequeña puta de Ashley le gustará el roce de mis látigos en sus pechos? – decía Krauser con una sonrisa.
León aguantaba los latigazos de Krauser, unos golpes que le daban un efecto realmente excitante, intentó atacarlo, pero los látigos lo golpearon en la cara.
-todo por la resurrección de Umbrella – murmuraba Krauser.
-¿U-Umbrella? – preguntó León.
-mierda, ya se me fue la lengua, ¡muere esclavo! – decía Krauser mientras lanzaba sus tentáculos en el cuello de León, el cual sentía como le comprimían sus vértebras para romperlas.
Pero un disparo cercenó los látigos, una mujer de pelo corto con un vestido chino y zapatos de tacón fue la autora del disparo.
-¡Ada! – gritó León.
-vaya, la zorrita vestida de rojo – gruñía Krauser.
-esta mano la ganamos nosotros – respondió Ada con una sonrisa.
Los látigos de Krauser se regeneraron y antes de salir por el techo le dijo a León.
-no podrás evitarlo, te lo aseguro.
-¿os conocéis? – preguntó Ada.
-más o menos ¿me puedes decir que carajo te trae aquí? – preguntó León mientras recogía su arma.
-tal vez en otra ocasión, chicano – respondía Ada antes de desaparecer.
León, desnudo como el nacer, fue hacia un ascensor y subió a toda velocidad, entonces vio a Ashley estaba atada con su concha atravesada por un gigantesco vibrador, gemía de placer, con la mirada perdida.
-¡Ashley resiste! Ahora te rescatare – decía León.
-no conseguirás rescatarla, todo es inevitable – decía Saddler que se acercaba.
-¿tu otra vez? – preguntaba León.
-si y te advierto que esto no es una estúpida película americana, el americano que entra en tierras no estadounidenses donde solo habitan seres salvajes y primitivos , la típica película en el que el yanqui es invencible y los mata a todos sin despeinarse para luego irse con la chica, me divierte su inocencia, como agradecimiento, le demostraré la verdad de la situación – decía Saddler.
En ese momento el pene de Saddler empezó a crecer de forma descomunal, el glande tenia un monstruoso ojo y los testículos le salieron patas, creando un monstruo de cinco metros de altura.
La pelea era extrema, León disparaba al monstruo pero al parecer no le hacia mucho efecto, en cambio la bestia lanzaba disparos de semen corrosivo, León huyó lejos de Saddler pero este agarró una viga y la lanzó contra León, el cual, esquivó la viga por muy poco.
-¿ese hijo de puta es invencible? – pensaba León
disparó su magnum en el glande de Saddler, el cual se retorció de dolor, fue entonces cuando León aprovechó para dispararle en la cabeza, pero Saddler reaccionó rápido quitándole la pistola.
la batalla parecía decantar a favor de Saddler, pero Ada, le lanzó a León un lanzacohetes, que recogió, y en el momento de disparar dijo.
-game over.
El cohete se lanzó contra el monstruo, reventándolo en mil pedazos, (lo siento por las megalofilicas, pero la historia es así), León liberó a Ashley y se activó el sistema de autodestrucción (para no variar), tenían 60 seguntos para escapar, menos mal que Ada tenia un helicóptero a punto y se fueron antes de que la isla volara por los aires.
Ada les suministró los medicamentos para que el parasito que crecian en sus cuerpos pereciera, Leon se sentia genial.
Pero Ashley se sentía mal.
León le preguntó que le pasaba.
Ashley lloraba, pero lloraba de alegría, cogió las manos del León y le dijo que iban a tener un bebé.
Ella hablaba de lo maravillosa que serian sus vidas, ella, el y el bebé, ella cuidándolo y alimentándolo y el trabajando para conseguir el dinero, le verían crecer, contradecirles y al final independizarse de ellos.
-¡¿es cierto esto?! ¡¿has preñado a Ashley?! Acabo de recuperar la conexión y esto es lo primero que oigo, tendré que comunicarlo al presidente – decia Hunnigan a través de la radio.
Pero dentro del cerebro de León las neuronas se decían.
-¿¡pero que cojones pasa!? El corazón va a trescientos por hora, los pulmones han dejado de funcionar, y el ano no retiene los excrementos.
-jefe, es por la noticia de paternidad.
-¡como! ¡será hija de puta! Estas cosas se dicen despacio, no así de sopetón, ¿qué dice el gran jefe?.
El gran jefe que reside en los testículos esta que se caga por la pata abajo, sabe que eso significa que no habrán más hembras y que la que hay poco a poco engordará y tendrá mal carácter y será frígida.
-comunícate con el gran jefe sobre que podemos hacer, yo hare una confirmación.
León preguntó temblando si estaba segura de que era suyo y Ashley con ilusion dijo que si.
-señor, el gran jefe Che huevara dice, es mejor morir trempado que vivir sin catar hembra.
-bueno, camarada neurona, fue un placer.
-el placer fue mío señor.
León saltó del helicóptero a mil metros de altura precipitándose al vació, pero cuando saltó escuchó a Ashley decir.
-joder, como se pone por una broma de nada
25 comentarios - Resident Evil: la plaga sexual
IDEN JAJAAJAJJAJA
la verdad q si 😒
Apoyo la mosion 😛
k p2 con tu porno vida
jajajaja buen post
Me cageue de la risa 😛