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Relato: Atada a una columna

Wenas wenas señores y señoras, argentinos y argentinas, poringueros y poringueras, damas, caballeros, padres y alumnos... (como solian decir en los actos de colegio.)

He aqui otra produccion de la navegacion de internet, en este relato que presentare a continuacion, producto de la aparente vivencia de un tal Dominance, durante una reunion mezcla de swinguers con fiesta de Bukkakke, en las que la bebida, la desinibicion, y la mas pura perversion se juntan para dar un coctel erotico de pura dinamita, que concluye con la novia del pobre dominance siendo "matraqueda" mientras atada a una columna.


Espero que disfruten el relato.
Un saludo a todos, y comenten si les agrado...


El relato fue extraido del foro de relatos de www.petardas.com




Autores: Siena y DOMINANCE.

(Este relato está basado en mi vida, desde aquí doy gracias a Siena por haber aportado una parte que claramente se diferencia del resto puesto que está escrita desde un punto de vista femenino. Aprovecho para animarle a escribir, ya que considero que vale para ello....Gracias Siena )


Atada a una columna.


Marta y yo llevábamos chateando en un canal de carácter " Liberal " más de un año.
Se podría decir que éramos unos personajes conocidos en la sala. Pero por motivos que no vienen al caso, ambos decidimos ocultar que formábamos una pareja desde hacía ya 5 años.
Para los habituales de la sala, tan solo éramos unos viejos amigos que habían coincidido en dicha sala.

Gente del chat que residía en Barcelona decidió montar e inaugurar un local de ambiente liberal, por supuesto Marta y yo fuimos invitados y a los dos nos pareció una buena idea probar "algo novedoso".
Una chica de la sala, llamada Natalia, nos acompañaría en el viaje.
Natalia era una rubia malagueña de 24 años a la que tanto Marta como yo, conocíamos personalmente.

Era una chica abierta, de fácil conversación y puesto que andábamos mal de dinero, optamos por alquilar una habitación doble en la que pasaríamos el fin de semana los tres; repartiendo los gastos.

El viernes por la mañana salimos de viaje los seis ojos, ni siquiera Natalia sabía que Marta y yo éramos novios. Lo teníamos todo hablado y bien hablado, sabíamos a dónde íbamos y a lo que íbamos. Nuestra relación nunca se ha basado en una fidelidad sexual, pero aquello imaginábamos que iba a ser algo fuerte, algo que los dos prometimos no reprocharnos nunca, jamás.... pasase lo que pasase y viésemos lo que viésemos.

Durante las 5 horas del viaje los nervios fueron creciendo, hablábamos de todo y de todos. Natalia apenas conocía a la gente de la sala, así que yo le prometí no dejarla sola en ningún momento, evitando así que pudiese sentirse desplazada.

Esto sucedió hace dos años ya, mi vida sexual hasta ese momento había sido dinámica, algún trío, muchas relaciones esporádicas y morbosas, en definitiva, de todo un poco. Pero yo mismo era consciente de lo fuerte que podría ser aquel fin de semana. Y eso, me excitaba, me motivaba y a la vez, me daba miedo, mucho miedo.

Gracias a unos canutos de primerísima calidad el viaje se nos pasó volando, entre risas y más risas, entre nervios y más nervios.

Cuando llegamos a Barcelona nos recibió Miguel; él mismo se había encargado de alquilar la habitación del hotel, un hotel de 4 estrellas de la cadena Husa que nos satisfizo a todos. Disimuladamente y de mala manera acabamos los tres en la habitación, como estábamos cansados y ante lo larga que se presentaba esa noche, decidimos que unas duchitas rápidas y una siesta nos vendrían bien a todos.

Marta se despelotó sin ningún rubor, aunque era algo normal, a fin de cuentas era mi novia y a Natalia ya la conocía, lo que me sorprendió fue la facilidad con la que Natalia se despojó de sus pantalones vaqueros, de su camiseta y de su tanga blanco.

Por supuesto adopté una postura de normalidad absoluta y contemplé aquella escena como si de algo habitual se tratase. Mientras mi novia y Natalia comentaban el diferente arsenal que cada una había traído, yo me fui metiendo en la ducha y allí se me pasó la calentura de ver a Natalia como dios la trajo al mundo. La chica no era una cosa del otro mundo, pero esa naturalidad con la que se desnudó, era lo que me había pervertido en ese momento.

Mientras ellas se duchaban por turnos yo me metí en la cama, mi novia fue la siguiente en acoplarse al colchón; se pegó a la esquina y en el tiempo en el que tardó Natalia en ducharse, se quedó dormidita.
Pero yo no.... Yo tenía los ojos como platos, eso sí....De cara a ellas estaba ya en el quinto sueño.

Vi como Natalia salía de la ducha, vi como se despojaba de la toalla y se enfundaba unas braguitas blancas. La espié. Y de que manera. Como buen estratega, me acoplé en la otra esquina de la cama, "obligando" a Natalia a ponerse entre nosotros dos; entre mi novia y yo, entre Marta y mi excitación.

No se puede decir que durmiese plácidamente; Natalia se movía como una sanguijuela, sus piernas rozaron las mías, su brazo tocó mi espalda y mis manos dormidas se posaron en alguna ocasión en su culo.

Después de un medio sueñecito decidí salir a dar una vuelta a la calle, eran las 7 de la tarde y hasta las diez de la noche no vendrían a recogernos al hotel, después iríamos a cenar a un restaurante Argentino y luego.... "Luego íbamos a flipar", palabras textuales de Miguel.

Le llamé por teléfono y me tomé unas cervezas con él en una cafetería cercana al hotel.

- ¿Estás preparado, Domi...?
-jajaja, cabronazo... Miedo me dais.
-Bueno... Cuéntame. De las dos que tienes durmiendo en la habitación, ¿quién es la intocable? - Dijo un expectante Miguel.
-Ninguna, tío... Cada uno venimos a nuestra bola, así que tú mismo...

Iba listo, ninguna de las dos bellas durmientes se acostaría con semejante elemento. El mozo era majete pero también feo, y Natalia y Marta eran dos chicas jóvenes que venían con la intención de probar algo nuevo; no con la idea de dejarse follar por el primero que lo intentase.

Durante la cena conocimos a gente de la sala, pusimos cara a los diferentes nicks con los que durante muchos meses habíamos coincidido casi a diario.
Si bien es cierto que algunos eran de nuestra edad, eran los menos. La mayoría superaba claramente los 40 años, llegando algunos a superar los 50 por su aspecto físico.

Por una parte eso me agradó; pensé que yo resultaría más atractivo que muchos de ellos, al menos para las chicas jóvenes, pero al mismo tiempo pensé que muchos de ellos estarían ya "de vuelta".
En la cena hicimos migas con Ana y Miriam, dos chicas de Barcelona con las que en muchas ocasiones habíamos hablado en el chat. Incluso yo con Miriam había tenido algún que otro calentón telefónico y la verdad es que la chica era tan sensual y provocativa como en el chat.

Miriam era guapa, jodidamente guapa, sino para todo el mundo, si para mí. Sus pechos no eran grandes, tampoco invisibles, eran como a mí me gustan; pequeños pero coronados con lo que imaginé eran dos pezones de un tamaño considerable. Llevaba unos pantalones vaqueros de cadera baja, lo que unido a su top, dejaba al descubierto una barriguita de lo más sensual, un ombligo radiante coronado por un piercing y un culo de bandera. Además, me pareció una mujer muy femenina y su forma de fumar me lo confirmó; su manera de sujetar el cigarrillo, su ladear de cabeza.... sí, era femenina, estaba buena y ella lo sabía.

Mi novia, a última hora y sintiéndose segura de sí misma, decidió cambiar de atuendo después de la cena. Por supuesto, me tocó acercarla al hotel, pero conmigo me llevé a Natalia, Ana y Miriam.
Natalia subió a la habitación con mi novia y allí nos quedamos los otros tres fumando un canuto. Ana y Miriam eran de mi edad y, entre risas, comentamos los carcamales que en la cena habíamos visto y las muchas ganas que teníamos los tres de llegar al local haciendo una entrada que para mí sería triunfal, rodeado de cuatro hembras despampanantes.

A los diez minutos bajaron Natalia y una colegiala.

- ¡La madre que me parió!- pensé.

Marta estaba espectacular; se había puesto una camisa de manga corta blanca, una corbata con los colores del FC.Barcelona, una faldita escocesa y unas botas militares color vino Burdeos que casi no dejaban ver unos calcetines de rombos verdes que le llegaban justo por debajo de las rodillas.

-jajajaja.... ¡Estás loca! Dijo una Miriam alarmada ante el aspecto colegial de mi novia.

-jajajaja Se van a cagar estos vejestorios.... Chicas.... ¡A por ellos! Exclamó mi novia.

La verdad es que Marta iba a dar la nota.... Y vaya nota, su aspecto era brutal, su sensualidad innata se acrecentaba con esa vestimenta angelical, al mismo tiempo que sus botas militares le daban un aire de rebeldía que iba a juego con el escote que lucía para la ocasión.

El vino bebido, los porros fumados y la música a todo volumen de mis queridísimos BANDA BASSOTTI entonando la mítica " Un altro giorno d´amore " Hicieron de mí un loco al volante; estaba en pleno subidón, la mítica BANDA guiaba el volante y todos gritábamos como locos Oi! Oi! Oi!
Una Natalia desaforada descolgaba su cabeza por la ventanilla gritando como una posesa a todos los transeúntes..... y así, en pleno éxtasis, llegamos al polígono industrial en donde se encontraba el local.

Tras sosegarnos durante unos segundos, Ana, la amiga de Miriam, llamó por teléfono a Joaquín, uno de los dueños del local.
Un apretón de manos, unos besos y mucha bronca nos dieron las buenas noches.

-Joder con el DOMINANCE, ¡sí Señor! Que bien acompañado te veo.... Venga, todos arriba que os estamos esperando, hay un espectáculo y no queríamos empezarlo sin vosotros.

-Ostia puta.... jajaja Esto promete, ¡maricón el último! Dije a todos mientras me perdía por las escaleras.

Todos y digo todos... Éramos presa de los nervios, de la excitación, del morbo, en definitiva.... Presas de nosotros mismos.

Dejé que Joaquín pasase primero e hiciese las presentaciones. Allí estaba Javi, y con él unas 20 personas más de todas las edades, de todos los colores, de todos los sexos.
El local no era grande; debía de medir unos 50 metros cuadrados, estaba pintado en un color vainilla, adornado con varios cuadros de gran tamaño y alguna que otra fotografía artística del cuerpo desnudo de Mara, la esposa de Joaquín y alma mater del canal de chat.

La habitación central era casi diáfana; tan solo un par de grandes butacas, una mesa cuadrada baja y un sofá ocupaban el espacio. Una gran columna daba paso a una habitación de unos 10 metros cuadrados en la que había un potro de tortura y varios colchones en el suelo, una gran cortina semi transparente la separaba de lo que era la habitación central. Un pequeño baño y una minúscula cocina completaban lo que era el local en sí en donde una luz tenue pero cálida, contrastaba con el frío suelo de mármol gris oscuro.

Tras las presentaciones de rigor puede observar como era la envidia del sector masculino del local, no era para menos. Había llegado de la mano de 4 mujeres impresionantes. Los típicos " Hombre, tú eres Domi " " Vaya, aquí tenemos por fin al famoso Dominance " etcétera, dieron paso al espectáculo.

La sala quedó casi a oscuras, todos tomamos asiento, la mayoría en el suelo y nos dispusimos a ver con qué nos sorprendía Doña Mara; una mujer rubia, de unos 50 años y origen Argentino pero que llevaba ya años viviendo en Barcelona, asidua a los locales de intercambio. Mara era extremadamente delgada; sus pechos eran casi inexistentes y tenía dos de los ojos más expresivos que he visto. Mara tenía "algo", no sé bien decir el qué, pero aquella mujer tenía algo.

Una música cubrió el ambiente y un cachas, vestido de " El zorro " Apareció en escena. El tío se lo curraba, sacaba a bailar a varias de las chicas, curiosamente no sacó a ninguna fea, mal gusto no tenía...

Mis ojos iban de un lado a otro, del Zorro a mi novia, de ella a Miriam, de Miriam a Mara, pasando por Javi... Por Joaquín, por todos y cada uno de los asistentes.
Estudié detenidamente a cada uno de ellos y saqué la siguiente conclusión.

- Si calmas los nervios y eres tú mismo..... La noche es tuya.

Mientras me bebía un Passporcito con cola el Zorro siguió bailando, hasta ahí, todo normal. Todo normal hasta que entró en escena " La Dama " Así se la conocía en el chat. Era una rubia, rellenita, de unos 45 años y conocida en la sala por su espontaneidad y por lo abiertamente que hablaba del tamaño de los penes del personal del chat que había pasado por su cama.
Y aquello subió de temperatura; La Dama vestía únicamente con un sujetador negro, unas braguitas de encaje, un liguero, unas medias y unos taconazos de escándalo.
Sin miramientos y puesto que al parecer el tema estaba ya pactado con anterioridad, el Zorro desenfundó no una espada, pero si un cipote que bien podría haber servido de arma al mismísimo CID CAMPEADOR.
La Dama jugueteó con aquel aparato descomunal y en pocos segundos lo engulló ante la perpleja mirada de mi novia, ante la sonrisa de Mara, ante la risa nerviosa de muchos de los que allí estábamos y ante mis huevos que yacían en el suelo por semejante espectáculo.

De una tacada me bebí el Passporcito y de nuevo, de igual modo que había hecho cuando Natalia se despojó de sus braguitas en el hotel, adopté una postura de normalidad.

En escena entró Mara, quien ayudó a La Dama en la ardua labor de lamer y chupetear aquel badajo infinito. Y en esas me vi yo.... Observé a Joaquín, el marido de Mara y clavé mis ojos en los suyos, mientras veía como su mujer mamaba los huevos del Boy sin ninguna mueca de extrañeza, disfrutando del espectáculo como uno más de los allí presentes. Esa era la actitud que yo necesitaba aquella noche, era consciente de que Marta, mi novia, tarde ó temprano sería asediada por cualquiera ó por varios de los que en el local estaban, y también era consciente de que muy probablemente.... Marta acabase dejándose follar por alguno de ellos.

El espectáculo continuó con El Zorro dándole polla a La Dama, delante de todos se la folló y La Dama se dejó follar; se dejó follar y le dió un repaso al enmascarado, en cuclillas se enfundó el sable del semental y le extrajo hasta la última gota de semen sin ningún tipo de rubor.

Más calmado, con el segundo Passport en la mano y una vez terminado el espectáculo intimé con Miriam, la verdad es que la chica llamaba la atención; varios cuarentones la cortejaron durante toda la noche, pero ella tenía un objetivo y yo, era su diana.

Miriam coqueteó conmigo; entre risas me enseñó su tanga y yo a ella mis calzones negros, me enseñó el nacimiento de sus pechos y yo a ella mis ganas de follar. Pero tuvo que llegar Miguel, tuvo que llegar con su pegajosa borrachera y cortarnos el rollo. De la mano se la llevó para presentarle a una gente que quería conocerla. Le odié.... Pero sabía que tarde ó temprano Miriam volvería a mí y yo a ella.

Joaquín, el marido de Mara, fue quien me llevó a la habitación del potro. Allí estaba Ana... ¡y como estaba! Mara y el boy la tenía atrapada, contra la pared. Ana gemía ante las caricias que las sabias manos de Mara le daban mientras el Boy, situado justo detrás de esta, metía su polla en el rasurado coñito de la anfitriona.

-¿Te gusta Mara?... A ella le gustas...

-Si... Claro, es muy.... Atractiva. Oye...¿Y tú no estás con otras? Dije intrigado.

-No.... Yo no, yo puedo acariciar y jugar un poco, pero nunca follo con otras mujeres.

-Vaya banda- Pensé.....

Pero no pude evitar ponerme cachondo cuando Mara se puso a cuatro patas para lamer el coñito de Ana. El Boy empezó a follarse a la mujer de Joaquin delante de sus narices mientras él susurraba lo que parecían palabras de amor a su mujer, quien evidentemente no parecía hacerlo mucho caso; estaba ocupada saboreando los jugos de una Ana que gemía de una manera brutal, lo que congregó en la pequeña habitación a varios curiosos, incluso alguno de ellos se animaron y no dudaron en manosearla. Fueron varios los que con sus manos acariciaron los pechos de una Ana atrapada entre la pared y la lengua de Mara, porque la espada era la que la dueña del local recibía por la espalda.

En esas apareció Marta.

-Joder, cariño.... Esto es muy fuerte jajaja.

-¿Estás a disgusto, cielo?

-Lo que estoy es cachonda perdida.... No quiero que te enfades pase lo que pase,¿vale?

-Tranquila, guapa.... ya está hablado, haz lo que te apetezca, ya me buscaré yo la vida, jajajaja.

Y nos dimos un morreo.... Y fui a la cocina a servirme otro Passport con cola.... Y allí estaba Miriam.

-Hombre.... Mr. Dominance.... Creo que tenemos algo pendiente usted y yo, ¿Me acompañas al baño?.... Me estoy meando.

-Si.... Claro...

Y entramos en el baño, y Miriam se bajó los pantalones. Y se bajó el tanga, y se puso a mear allí, delante de mí. Con un dedo me hizo un gesto para acercarme a ella, y me bajó los pantalones.... Y los calzones.... Y cogió mi polla, la manoseó cuanto quiso, y mi polla se puso dura, dejé el cubata y miré a la puerta y ésta, no tenía pestillo, y Miriam se metió mi polla en la boca mientras meaba.
Y yo me olvidé de todo, cogí del pelo a Miriam; lo tenía muy corto. Su lengua jugó con mi sexo mientras vaciaba su vejiga y mis manos sobaron sus pequeños pechos. La excitación fue creciendo, en cualquier momento alguno de los 25 asistentes podría entrar y encontrase el panorama. Miriam lo sabía igual que yo, pero no parecía importarle lo más mínimo.
Sus labios se apoderaron de mi pene, me dejé llevar durante unos segundos, hasta que noté que el orgasmo era inminente y entonces le saqué la polla de la boca.

-Miriam, me voy a correr y quiero follarte.....

Pensaba que no me lo iba a pedir nunca. En mi boca se dibujo una sonrisa picarona, me levanté y lo besé. Íbamos a follar como locos, estábamos ansiosos por hacerlo. Él se deshizo de los pantalones y el tanga que habían caído hasta mis tobillos, quería comerme el coñito, pero lo subí agarrando su cara.

- Niño, follame ya.- Fue lo único que pude decir.

Sorprendido y sin esperar un segundo me dio la vuelta agarrándome por las caderas; era mucha la excitación que se respiraba en el ambiente y eso se reflejaba en nuestros movimientos, en nuestros actos, en nuestras ganas...

Apoyé mis manos sobre la tapa del water, tomando posición para ser penetrada con ganas; estaba empapada así que entraría perfectamente...y así fue, de un solo golpe me la metió entera, a lo que respondí con un gemido de puro placer.
Sentía sus manos en mis caderas, llevándolas hacia él como queriendo llegar más hondo. No podía aguantar la fuerza con la que me embestía, así que coloqué mis manos en la pared; sentí como me agarraba del pelo, quería que lo mirase a los ojos mientras me follaba, eso parecía encantarle y así lo hice. Ver su cara me excitó sobremanera, y sin apenas pensarlo le pedí que me la metiera en el culo, lo estaba deseando y el también.
Me lo preparó con su lengua, con su saliva y con los jugos que emanaban de mi interior. Estaba preparada, su polla entró lentamente, abriéndose paso con cuidado, intentando dilatar esa cueva...ya estaba dentro, sentía como me llenaba y un cierto dolor que fue bajando de intensidad poco a poco.
Empezaron los movimientos y ese pequeño dolor desapareció para dar lugar a un increíble placer. Mi cabeza daba vueltas, las sensaciones que había experimentado esa noche eran muy fuertes y ahora todo ello iba a ser descargado gracias a mi amante, el mismo que me estaba haciendo sentir un enorme placer.

Mi orgasmo llegaba... se lo hice saber con una voz que ni yo misma reconocía entre fuertes respiraciones y gemidos. Al oírlo, él aceleró sus movimientos y mi orgasmo hizo acto de presencia como ya había anunciado. Grité que me corría,no sabía si había entrado alguien allí, tampoco me importaba... y justo en ese momento sentí su semen invadiéndome, acompañado de un gemido inconfundible, brutal, lascivo...


-Ufff.... Esto hay que repetirlo en condiciones, preciosa.

-Cuando quieras, dónde quieras y como quieras.

Milagrosamente nadie entró al baño, pero cuando nos estábamos fumando un cigarrillo entró el de siempre, Don Miguel y su inseparable cogarza barosa.

-¡¡Hey, dominnn!! Ven te.... ¡non te pieldas ezto, tio !

Del suelo y el olvido rescaté a mi inseparable Passport y cansinamente y un poco ya hasta los mismísimos cojones de Miguelito accedí a salir del baño.

Y allí estaba Marta, mi novia. Allí estaba, atada a la columna; dos gruesas e inmaculadas cuerdas blancas la capturaban por los tobillos y las manos, que estaban en alto, mirando al cielo.
Su desnudez era casi total, tan solo de su uniforme colegial quedaban las botas militares.
Tres hombres, de los que apenas sabía nada acariciaban sus pechos, su sexo, sus piernas...
Ella, en un acto de timidez, mantenía sus azules ojos cerrados...

Miles de cosas pasaron por mi cabeza en ese momento. Varias personas, entre ellas Mara y Joaquin, que eran las únicas personas de la sala conocedoras de mi relación con Marta, contemplaban pitillo en mano la escena.
Mara me miró y asintiendo con su cabeza hizo un gesto que entendí como una muestra de comprensión; de satisfacción por mi comportamiento, por mi quietud.

Uno de los tres "tocadores" de mi novia se sacó la polla y empezó a meneársela allí mismo, rozando su pene con la piel. Aquello hizo que me hirviera la sangre, pero era inevitable para mí sentir una cierta excitación al contemplar a mi novia atada a esa enorme columna.
Todo estaba hablado, en el fondo de nada tenía que preocuparme, así que con el ánimo de evitar un cruce de miradas que habría podido estropearlo todo, me dejé caer hasta una cómoda segunda fila para poder observar sin ser visto.

El ambiente de la sala estaba desbocado; otras parejas cedieron al embrujo de la noche y comenzaron lo que terminó en una cópula descomunal.
Miriam pegó su cuerpo al mío, sin palabras, con tan solo gestos y roces imploró mis caricias, y mis manos se perdieron entre sus piernas mientras atónitos observábamos todo lo que a nuestro alrededor pasaba.
Fue entonces cuando apareció en escena el semental de la noche, El Zorro, ya despojado de su atuendo, vendó los ojos de mi novia con una pañuelo de seda negro. La boca de Marta estuvo abierta en todo momento, jadeando, intentando obtener el aire que parecía faltarle.

Ante la imponente presencia del Boy, los otros tres hombres cedieron terreno y quedaron en un segundo plano. La lengua de El Zorro chupeteó el cuello de Marta provocando sus primeros y tímidos gemidos.

Ella misma en multitud de ocasiones me había confesado que una de sus fantasía era follar ante la atenta mirada de otras personas. Y la estaba cumpliendo, y de qué manera además.

Indefensa y maniatada, poca resistencia pudo oponer a los encantos de El Zorro; desafiante mostró su enorme verga ante todos mientras uno de los hombres, apostado justo detrás de la columna manoseaba torpemente el empapado sexo de mi novia.

Miriam acelero sus movimientos, arqueó su cuerpo y restregó su culo contra mi excitada polla, a nuestra izquierda estaba Natalia. La inocente y temerosa malagueña ofrecía su sexo a Marcos; un cuarentón de buen ver quien al parecer y dados los gemidos de la rubia, conocía perfectamente el arte del use y disfrute femenino. Natalia apretaba con fuerza la cabeza de aquel hombre, parecía que quisiese ahogarlo con su sexo.

Pero mis ojos volvieron a la columna maldita, allí una Marta ya descontrolada chupaba unos dedos que ni ella misma sabía de quien eran.... Eran los dedos de Mara, la anfitriona le susurraba lo que supongo eran cosas sucias, le comentaba todo lo que allí pasaba, le adelantaba en primicia mundial los pasos que el Boy iba a dar....

Clavé dos de mis dedos en la cavidad de Miriam, los clavé y comencé a follármela con los dedos, metiéndolos y sacándolos sin descanso.

Y así fue, mientras follaba a Miriam con el corazón cuando El Zorro, en un tremendo golpe de ariete, empaló con su pollón a mi novia en la columna. Una Mara más lanzada, ya no solo le adelantaba en exclusiva a Marta lo que le iba a ir sucediendo, su lengua se aventuró e inició un viaje que recorrió todo el cuello de mi novia, dejando un reguero de saliva que terminó en sus hinchados pezones.

Las embestidas del Boy hacían reptar por la columna a mi novia; imaginé su espalda ardiendo por el roce con la columna, imaginé su sexo dilatado al máximo para recibir aquella descomunal polla, y todo eso pasó por mi cabeza cuando Miriam se giró y me susurró al oído...

-Niño.... Me corro....

Aceleré el ritmo, pegué mi polla a su culo y mordiendo su lóbulo izquierdo clavé hasta el fondo mis dedos en su sexo...

A la izquierda Natalia dejó de ser egoísta y empezó a mamar la polla de Joaquín, el marido de Mara, mientras el lamedor seguía haciendo su trabajo en los bajos fondos de la Malagueña.

Miriam empapó mis dedos y en un acto reflejo me los llevé a la boca; necesitaba saborear aquello que acababa de provocar con mis dedos y hé de decir que me supo a gloria. Ella se giró y me dio un fabuloso morreo, pero mis ojos no podían apartarse de la maldita columna en donde mi novia, rota de placer por las caricias de la experta Mara y las embestidas de aquel animal, obtenía un orgasmo continuado como el que creo que nunca tuvo ni volvió a tener.

Apresuradamente fui hacia ella y le desaté las manos y los tobillos. La llené de besos, de caricias, de preguntas absurdas y, no sé por qué, mis ojos hicieron el viaje de vuelta, mientras besaba a mi novia... Miré a Miriam.... La miré y ya nunca pude dejar de mirarla.

Fin.

3 comentarios - Relato: Atada a una columna

TheKingHomero
La verdad, me gustaria estar en una fiesta asi... 😀 pero, hablando en serio, el relato esta bueno, es entretenido, un poco largo! 😉 pero, te atrapa! 🙎‍♂️
violafuuu
Aburrido 😫
Yo lo habría puesto mas interesantr 🙂