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Mi suegro vive con nosotros (2 de 3)

MI SUEGRO VIVE CON NOSOTROS (2)

Hola soy de nuevo Silvia, la verdad es que nunca había pensado en escribir los siguientes encuentros con mi suegro, pero el haberme sentido comprendida y, tal vez, el habérselo contado a alguien, aunque ese alguien sean unos cuantos miles de personas a las que, al menos que yo sepa no conozco, me ha ayudado a sentirme algo mejor, por eso voy a seguir mientras pueda, y a alguien le interese, contando mi historia.

Después de lo que había pasado aquel día hacia todo lo que posible para no quedarme de nuevo a solas con mi suegro, aunque había conseguido, para no molestar a Roberto, volver a mantener una actitud normal con él, casi como si no hubiese pasado lo que había pasado.

Cuando Roberto se preparaba para irse yo normalmente ya estaba preparada y casi siempre salía de casa incluso antes que él, unas veces le decía que me iba de compras, otras a ver a mis padres o a visitar a unas amigas, en fin lo que se me ocurriese para no quedarme sola con mi suegro, además de eso también me las ingeniaba para no llegar a casa nunca antes que mi novio, unas veces me quedaba con alguna compañera a tomar cerveza y otras simplemente me iba a algún parque y me sentaba esperando que pasase el tiempo.

Pero claro, eso también tenia preocupado a Roberto, y lo comprendo, por que había pasado de que le costaba sacarme de casa, siempre me ha gustado mucho estar en casa, ya sabéis “hogar dulce hogar”, a que apenas paraba en casa, creo que Roberto llego a pensar que se la estaba pegando con otro, ¡Je,je! si él supiera que yo salía justamente para no engañarle con otro, ¿con su padre!, pero bueno, las excusas que yo le daba siempre eran ciertas y de vez en cuando, el venia a casa de mis padres y durante las conversaciones se enteraba de que yo había estado allí tal o cual día, y como correspondía con el día que le había dicho que iría pues se quedaba tranquilo.

Yo sabia que si me volvía a quedar un día a solas con mi suegro volvería a pasar, volvería a dejarle que hiciese conmigo lo que quisiera, haría todo lo que me dijese, vamos por que negarlo, en parte deseaba volver a estar con él, a veces me excitaba recordando lo que habíamos hecho aquel Sábado, alguna vez me masturbaba mientras me bañaba pensando en como me había hecho gozar e incluso alguna vez cuando hacia el amor con Roberto cerraba los ojos y me imaginaba que estaba con su padre. Si no fuese por que recordaba lo que me dijo cuando salí de su habitación “la próxima vez tendremos que darle a ese culito las atenciones que se merece” no lo podía olvidar y recordarlo me hacia estremecerme, siempre me ha dado mucho miedo que me la metan por el culo, varios de los chicos, primero, y hombres, después, con los que he estado me pidieron que les dejase meterla en mi ano, entre ellos Roberto, me lo ha pedido bastantes veces, siempre me he negado, tal vez no sea demasiado racional, sé que a muchas mujeres les gusta que las enculen y todos o casi todos los gays también disfrutan de ello, pero que queréis, hay cosas que son superiores a la persona y lo de ser enculada era superior a mí, pero no estaba segura de poder o querer negarme a dejar que mi suegro desvirgase mi culo, incluso intente dejar que fuese Roberto quien lo hiciese, compre un tarro de vaselina, que oculte en mi cajón personal, para entregarle a Roberto mi ultimo virgo, pero no había manera cada vez que pensaba decirle que me lo hiciera por detrás me entraba un sudor frío y un pánico que me lo impedía, además él desde hacia tiempo ya no me lo pedía, y si alguien se merecía desvirgar mi culo ese era Roberto, le quiero con locura y se que él me quiere a mí, por eso ese ultimo virgo, el único que me queda, el único que él podría ser el primero en estrenar debería ser para él.

Llego un momento en que la situación se volvió prácticamente insostenible, el no quererme quedar a solas con mi suegro había llevado nuestra casa a un nivel cercano al abandono, por que claro, cuando estaba Roberto en casa yo debía estar con él, no ponerme a barrer, fregar, planchar y hacer los demás quehaceres de la casa como una posesa, obligándole en parte a él a ayudarme, aunque me ayudaba mucho, desde siempre, en parte por eso la situación se había podido llevar durante casi dos meses, bueno tengo que reconocer que también mi suegro había dedicado tiempo a limpiar y planchar mientras yo rehuia quedarme a solas con él, y eso también ayudo, pero la casa no estaba cuidada como antes y a lo largo del tiempo cada vez fue estando algo peor.

Me di cuenta que estaba ya en una situación insostenible, por lo que de nuevo comencé a quedarme en casa aunque solo estuviésemos mi suegro y yo, durante los primeros días no paso absolutamente nada, había tantas cosas pendientes de arreglar y limpiar que me faltaban horas, mi suegro simplemente me ayudaba a componer la casa de nuevo. Cuando la casa estaba en un estado casi normal de nuevo mi suegro comenzó de nuevo a aproximarse a mí, al principio simples roces accidentales, más buscados que accidentales, luego comenzaron de nuevo los halagos que fueron derivando hacia los piropos.

Ya cuando la casa estaba de nuevo en el estado que me gustaba tenerla comencé de nuevo a salir para no quedarme a solas con mi suegro, aunque ahora al menos dos días a la semana me arriesgaba a quedarme sola con el unas horas para mantener la casa bien.

Pero un Viernes organizaron una cena en mi trabajo, iban a ir todas las parejas, y por supuesto fui con Roberto, eso hubiese tenido nada de especial, sino fuese por que después de la cena propusieron que fuésemos a tomar una copa y a bailar y la fiesta acabo muy entrada la madrugada, Roberto aguanto estoicamente toda la fiesta haciéndomelo pasar bien, a pesar de que tan solo le quedarían un par de horas para dormir antes de irse a su trabajo, es más fui yo quien insistió en que nosotros debíamos retirarnos de la fiesta por que él tenia que trabajar al día siguiente.

Lo malo de esto fue que Roberto no me despertó, como yo le había pedido que hiciese cuando se levantase, me dejo durmiendo a pierna suelta en nuestra cama, y quien me despertó a eso de las diez y media fue mi suegro.

-¡Eh! Bella durmiente, es hora que te despiertes, sino esta noche no pegaras ojo.

-¡Ah! ¿Y Roberto? (me desperté sobresaltada, sobre todo por tener a mi suegro sentado en mi cama casi rozándome y estar yo solo cubierta por un pequeño camisón casi transparente que apenas me llegaba a medio muslo)

-Hace horas que se fue a trabajar.

-Le pedí que me despertase.

-Supongo que le habrá dado pena hacerlo, y no me extraña, cuando duermes pareces un ángel.

-Bueno, gracias, ya estoy despierta, puede irse ya me levanto.

-Podríamos quedarnos los dos un rato más en la cama. (dijo, al tiempo que extendía una mano y me acariciaba una teta)

-No, aquí no.

-¿Por qué no?

-Es nuestra cama, la cama de Roberto. (pero que estaba diciendo, ¿estaba dispuesta a hacerlo en otro sitio? quería responderme que no, que no quería volver a tener sexo con mi suegro nunca más, en ningún sitio, pero en realidad si lo quería y lo debía reconocer)

-Esta bien, lo entiendo, vamos a mi habitación.

Me levante y comencé a andar hacia la habitación de mi suegro, sin saber muy bien por que lo hacia, de verdad me sentía mal engañando a Roberto con otro hombre, pero aquel hombre, su padre, parecía tener un extraño poder sobre mí, con el paso del tiempo llegue a descubrir que realmente lo tenia, me hizo hacer cosas que jamás hubiese imaginado, y lo hice sin siquiera rechistar. Pero eso es otra historia, si queréis otro día la contaré.

Lo que importa, lo de aquel día, es que yo iba andando por el pasillo hacia la habitación de mi suegro, sintiendo sus ojos clavados en mí, lo sentía a poco más de un metro mío, recreándose con la visión de mi cuerpo, que ya he dicho cubría tan solo con un pequeño camisón casi transparente, aparte de eso tan solo llevaba un pequeño tanga, por lo que vista desde donde me seguía mi suegro debía parecer prácticamente desnuda.

Llegue a su habitación, entre avance hasta la cama y me quede allí, de pie junto a la cama como si esperase su siguiente orden, no llego ninguna orden, llego él, coloco sus manos sobre mis hombros, colocado detrás de mí, aparto mi pelo y comenzó a besarme el cuello, mientras sus manos bajaban y acariciaban mis pechos, mis pezones, que se habían erizado en cuanto desperté con él a mi lado, se pusieron erectos buscando sus caricias, caricias que todo mi cuerpo deseaba a pesar de que yo trataba de convencerme de que no era así, mientras me besaba y lamia las orejas me iba diciendo cosas agradables, una de sus manos fue bajando por mi cuerpo en busca de mi conejo, pero no importaba, normalmente que me acaricien el coño me hacia perder el control de la situación, me había dejado desvirgar por el primer chico al que le había dejado tocarme el chocho simplemente por eso, por que perdía el control, pero esta vez no importaba, en ningún momento había tenido control de nada.

De pronto escuche como susurraba en mi oído que tenia el mejor culo que había visto en su vida y me estremecí, sin embargo esta vez ese estremecimiento no llego al pánico que me invadía en cuanto algún hombre me había hablado de mi culo durante una situación sexual. Por supuesto mi suegro noto mi estremecimiento.

-¿No la has hecho nunca por detrás?

-No.

-¿Quieres hacerlo?

-No. (Vaya, lo había hecho, le había dicho que no lo quería hacer, no lo podía creer)

-¿Por qué? ¿Tienes miedo?

-No. (como que no, por que decía eso si estaba cagada, y perdón por usar esta expresión hablando de mi culo, solo de pensar en que me metiesen una polla por ahí)

-¿Entonces?

-Debería ser Roberto quien me desvirgase por ahí.

-¿No te lo ha pedido nunca?

-Sí, varias veces.

-¿Por qué no lo habéis hecho?

-No he sido capaz, me daba miedo.

-A mí me has dicho que no te daba miedo.

-Lo sé, no entiendo por que, pero contigo no tengo miedo. (creo que fue la primera vez que hable con mi suegro sin hablarle de usted)

-¿Pero sigues pensando que la primera vez tendría que ser con Roberto?

-Si.

-Muy bien, respeto tu elección. ¿Quieres que te ayude a perder el miedo?

-¿Cómo?

-Jugando con tu culo, preparándote para que estés deseosa de sentir la polla de Roberto insertada en tu ano. (oír esto en lugar de producirme terror, que hubiese sido lo normal hizo que me mojase como pocas veces, claro que la mano de mi suegro ayudaba) Prometo que no meteré mi polla en tu culito hasta que Roberto lo haya estrenado.

-Sí, ayúdame. (no podía creer lo que acababa de decir)

-Por supuesto que tendrás que pagar mi ayuda con algunos polvos.

-Lo haré, ya no huiré de casa cuando Roberto se vaya y cuando tenga ganas podrá follarme cuanto quiera. (mi sumisión a mi suegro expresada con palabras surgidas de mis labios)

-Muy bien, tenemos un pacto.

¿Pacto?, pensé, ¿Realmente necesita hacer un pacto conmigo?, ¿No se da cuenta que ya me hace cosas que no me dejaría hacer si no me controlase de algún modo extraño?, claro que le había dicho una vez que no y que quería que Roberto fuese quien me desvirgase el culo, pero estaba segura que si hubiese insistido al final me habría dejado desvirgar por él, además estaba allí, en su habitación con él, dejándole que me tocase como y cuanto quisiera, dispuesta a follar con él y además le había dicho que estaría dispuesta para el siempre que quisiera, eso nunca se lo había dicho a ningún hombre, ni por supuesto mujer, nunca me he sentido atraída por otra mujer, aunque alguna vez recibí proposiciones por parte de alguna.

Mientras mi cabeza divagaba en pensamientos extraños él continuaba a lo suyo, con una mano metida en mi tanga excitándome el clítoris y la otra por dentro de mi liviano camisón acariciando mis tetas.

-Estas muy mojada, ¿quieres que te folle?

-¡Sí! (¡Joder! No, por que mis labios decían sí cuando mi cabeza pensaba no)

-Me gusto mucho como me la chupaste la otra vez, por eso te deje follar a tu ritmo, pero hoy te voy a demostrar lo que es que un hombre te posea. (un escalofrío de placer me recorrió desde los pies a la cabeza al escucharle susurrar esas palabras en mi oído)

-Si te gusto te la vuelvo a chupar.

-Claro, pero hoy quiero que hagamos un 69. (Mientras decía esto sus manos habían abandonado mi coño y mis tetas y estaban sacándome lentamente el camisón)

-Me gusta el 69.

-Hoy lo tendrás. (mi camisón descansaba ya en el suelo, él estaba agachado detrás de mí bajándome el tanga, que en pocos segundos descanso junto a mi camisón, luego me hizo volverme) Ahora te toca desnudarme a mí.

Parece mentira, pero lo que me estaba pidiendo era algo que nunca había hecho, vaya, sacarle la polla a algún tío lo había repetido tal vez cientos de veces, quitarle alguna prenda también, pero desnudarle completamente mientras él se deja hacer nunca, además suponía un reto para mí, claro que no por que lo encontrase difícil, ni mucho menos, sino por que enseguida me plantee que debía llevarlo a un grado de excitación como el mío, hacerle perder el control como yo lo había perdido, de ese modo si ninguno de los dos teníamos el control yo me sentiría un poquito más libre.

Me pegue a el acaricie sus brazos, empezando por sus manos, subiendo por sus brazos para llegar a su cuello y después bajar por su pecho buscando los botones de su camisa abriéndola y besando cada centímetro de piel que aparecía ante mí, todo ello usando toda la sensualidad que podía encontrar en mí, le hacia y decía todo lo que pensaba que podía gustarle, cualquier cosa que recordase que le gustase a alguno de mis anteriores amantes la usaba contra él, observando siempre sus reacciones, si me daba la impresión de que le gustaba continuaba un poquito con lo que le hacia, si no regresaba al paso anterior y luego pasaba al siguiente. Mordisquee sus pezones, bese su cuello, sus hombros, sus bíceps, por cierto bien marcados, mientras mi mano jugaba con su polla, que por cierto había alcanzado una erección más que considerable , luego fui a por su pantalón, con la parte más difícil, al menos para mí, su cinturón, muchas veces ha tenido alguna dificultad a la hora de desbrochar un cinturón, supongo que es para mí como los sujetadores para los hombres, muchas veces tuve que contenerme la risa mientras algún chico se peleaba, sí, digo se peleaba, por que lo que hacia no era desabrocharlo, era estirar de el hacia uno y otro lado esperando que se soltase, y muchas veces acababa siendo yo misma quien tenia que quitármelo por miedo a que me lo rompiese o que con alguno de aquellos tirones me hiciese daño, me estoy yendo por las ramas, perdón.

La verdad, este cinturón me resulto sencillo, tal vez por que no lo llevaba apretado como si fuese una faja como alguno lo lleva, luego solté el botón y tire de la cremallera, entonces el pantalón cayo por su propio peso, bajando hasta medio muslo, lo deje ahí mientras lleve mis labios a su entrepierna y comencé a besar y morder suavemente la polla por encima de sus calzoncillos, mientras le hacia esto, que le debía estar encantando por que sentía como aquella polla palpitaba dentro del calzoncillo aproveche para tirar de su pantalón y dejárselo en los tobillos. Use mis manos y mi boca para continuar excitando aquella polla y sobre todo los huevos durante un rato, luego le coloque la polla apuntando hacia arriba y tire suavemente de los calzoncillos hasta que el capullo y poco más asomaba por encima de los calzoncillos, comencé a jugar con aquel cachito que asomaba usando mis labios y mi lengua, mientras mis manos seguían excitándole los huevos, escuchando sus gemidos de placer pensé tenerlo casi donde lo quería, me mantuve así durante unos minutos, luego mordí sus calzoncillos y con mis dientes tire de ellos bajándoselos, mientras hacia esto vi como el miraba hacia abajo atento a mis evoluciones, luego me lance a tragarme su polla, me había dicho que la otra vez le había gustado mucho como se la había chupado y esta vez pensaba esmerarme, mientras tanto con las manos acabe de bajarle el calzoncillo para que se encontrase de nuevo con el pantalón. Mi suegro me dejo que le chupase la polla un rato, pero no tanto como yo deseaba.

-¡Que bien!, eres la mejor, venga, ya esta bien, túmbate en la cama. (casi a regañadientes abandone la mamada que le estaba haciendo)

-Habías dicho que haríamos un 69, ¿no tendrías que tumbarte tú?

-¿Quién te ha dicho que un 69 tiene que ser con el hombre debajo?

Vaya, eso quería decir que en lugar de ser yo quien le chupase la polla a mi ritmo iba a ser el quien llevase el ritmo, eso si que no me gustaba, ya os conté en el relato anterior que lo de chupar polla no es lo que más me gusta, y en parte creo que es por eso, por que cuando un tío lleva el ritmo con el que se la chupas de vez en cuando se le ocurre lo de metértela entera, con algunos cuando te hacen eso te parece sentirla en el gaznate, tal vez es verdad que la tengas, te falta el aire y te entran unas arcadas terribles, y ahora mi suegro quería precisamente eso, vamos que por la postura seria más el quien me estuviese follando la boca que yo quien se la chupase, y lo que más me fastidiaba es que la impresión que tenia de que había recuperado una pequeña parte del control de lo que estaba pasando la iba a perder nuevamente. Pero seguía sometida a los deseos de mi suegro y pese a que mi cerebro me decía que me negase a aquello acabe acostada boca arriba en la cama esperando que él se colocase sobre mí y me metiese la polla en la boca, debo reconocer que no lo hizo, por lo menos al principio, me coloco la polla justo sobre los labios y fui yo quien comenzó a chuparsela a mi ritmo, mientras el me dedicaba una comida de coño como pocas, pero claro a medida que la excitación iba creciendo en el también iban creciendo los centímetros de polla que iba alojando en mi boca, al cabo de, no lo sé, diez o quince minutos alcance el orgasmo, en ese momento noté como uno de sus dedos comenzaba a trazar círculos en mi ojete, como supondréis si me daba miedo que me enculasen tampoco me gustaban ese tipo de caricias, que me acariciasen el culito si, por supuesto, pero eso de que se centrasen el ojete, bueno, hasta ese día, por que se me estaba disparando la libido, él se había mojado el dedo con algo, no sabia que, tal vez su saliva, mis jugos, que más daba, la cuestión es que yo notaba como mi ojete iba siendo lubricado poco a poco.

Mientras tanto, y ya tan solo digo mientras tanto, por que el tiempo parecía haber dejado de existir, mi suegro había comenzado con los movimientos típicos de una penetración contra mi boca, claro que se movía despacio y sin introducirla mucho, aunque estaba segura de que eso iba a cambiar, lo peor para mí es que lo único que podía hacer era mover mi lengua tratando de proporcionarle el mayor placer.

Me llego el segundo orgasmo, coincidiendo con ese momento mi suegro aprovecho para clavar el dedo en mi culo y meterme la polla hasta la garganta, en un movimiento casi coreografiado entre sus dos apéndices, era la segunda vez que alguien metía un dedo en mi culo en toda mi vida, de la vez anterior hacia bastantes años, y el haberme metido el dedo en el culo le había costado al chico que había osado hacerlo quedarse sin polvo, por que le solté un bofetón y escape de allí colocándome las prendas mientras salía ante el asombro de los que me vieron, eso había sucedido en los baños de una discoteca, fue la segunda y última vez que había entrado con un chico a los baños de una discoteca, otra vez me estoy yendo por las ramas, por que esta vez el dedo invasor amplifico y extendió el orgasmo que experimentaba, por otro lado su polla no permaneció mucho tiempo clavada en mi garganta, la saco en unos segundos, pero solo para volverla a clavar repitiendo la misma operación varias veces, dándome la impresión, al menos de que cada vez llegaba más lejos en mi garganta, luego se quedo quieto con sus huevos casi rozando mis labios y note como se corría en mi garganta, no tuve que tragar, creo que con la presión de su corrida basto para que el semen llegase directamente a mi estomago, me saco la polla un poco dejándomela introducida en la boca para que le limpiase cualquier resto de semen, que apenas fueron dos o tres gotas rezagadas. Luego se dejo caer tumbado a mi lado, permanecimos un rato en silencio.

-¿Has estado muy bien? (me dijo)

-Siento como el culo me palpita. (respondí, sin hacer demasiado de su comentario)

-Es normal, pero diría que te gusto.

-No ha sido desagradable.

-Embustera, si te has mojado como una puta cuando te he metido el dedo.

-Las putas no se mojan. (conteste algo enojada por su comentario)

-¿Qué sabrás tú? Las putas son como cualquier otra mujer, lo único es que cobran por el sexo, pero si las tratas como las mujeres que son disfrutan como cualquier otra, o quizás más, por que están acostumbradas a ser tratadas por la mayoría de los hombres como poco más que agujeros donde meter sus pollas y cuando encuentran a uno que las trata con respeto se entregan, quizás más, que las que no lo hacen por dinero.

-¿Tienes mucha experiencia con putas?

-Si y no, no sé, habré estado con unas veinte. ¿te parecen muchas?

-Esta bien, ¿estando ya casado?

-Si.

-¿Es por eso vuestra crisis?

-Por las mujeres en general, me gustan mucho.

-¿Con cuantas mujeres diferentes has estado?

-Pues no lo sé, entre ciento cincuenta y doscientas, por decir un número que debe estar cerca del real.

-¿Todas estando casado?

-Casi todas, antes de casarme debieron ser unas diez, la ultima Beatriz (así se llama mi suegra), justamente me case con ella por que se quedo embarazada, pero la verdad nunca he estado enamorado de ella, ni ella de mí, la quiero pero no del modo en que te quiere a ti Roberto.

-No es un buen momento para recordarme a Roberto.

-¿Por qué no?

-Pues por que le estoy poniendo los cuernos.

-¿Crees que te perdonaría si se enterase?

-Ni idea.

-¿Le perdonarías tú si el te los pusiese a ti?

-No lo sé, me dolería mucho, y no sé si lo podría perdonar.

-Pues Beatriz supo durante años que yo iba con otras y no le importaba, me pidió que me fuese de casa por que se me ocurrió acostarme con una de sus mejores amigas, creo que estaba más dolida por que su amiga se acostase conmigo que por que yo lo hiciese con ella.

-Vuestro matrimonio era solamente una fachada.

-No diría tanto, siempre la respete y le di la mejor vida que podía permitirme, pero entre nosotros no había amor de verdad, tal vez por eso solo tuvimos a Roberto.

-Y de penalti.

-Pero muy querido desde que nació, el nos mantuvo unidos todos esos años.

-¿Pero a ti Beatriz te gustaba?

-Me sigue gustando.

-¿Hacías el amor con ella a menudo?

-Como cualquier matrimonio, a veces más y a veces menos, pero al menos una vez a la semana si lo hacíamos.

-Seguro que ella debe echar de menos eso.

-Sigue siendo muy atractiva, si quiere pronto encontrara un suplente.

-¿No volverás con ella?

-Si ella quisiera volvería, pero no dejaría de ir con otras mujeres.

-¿Y si ella fuese con otros hombres?

-No me importaría, ya te he dicho que tan solo me case con ella por que se quedo embarazada de Roberto, era otra época, además ella era menor de edad, claro que por aquel entonces hasta los veintiuno no se alcanzaba la mayoría de edad, no me quedo más remedio que casarme, luego decidimos seguir juntos para criarlo y una vez criado como aunque no nos amasemos nos queríamos pues continuamos.

-¿Alguna vez te has enamorado?

-No, siempre he sido muy mujeriego, nunca me plantee una relación larga con una mujer.

-¿Y ahora que piensas?

-¿Con respecto a que?

-A la vida, algún día tu atractivo menguara, te costara más encontrar ligues, ¿no crees que puedes llegarte a sentir solo?

-Roberto siempre estará ahí.

-Pero Roberto nunca te dará lo que una mujer te puede dar.

-Siempre hay alguna dispuesta, aunque sea a cambio de dinero. Y ya esta bien de charla, si quieres que te cuente más cosas de mí lo haré luego, ahora quiero follarte.

-Pero solo follarme.

-Si te dije que dejaría que el primero en darte por el culo fuese Roberto y lo cumpliré.

-¿Y si decido que solo Roberto me la meta por ahí?

-Eso no puedes hacerlo, tenemos un trato, tienes que dejarme que la clave en tu culo aunque solo sea una vez. ¡Y ahora a callar!

Aquella ultima frase sonó como lo que era una orden, no pude más que obedecer, además aunque hubiese querido seguir hablando apenas habría podido hacerlo por que el se volvió hacia mí, echándose un poco encima e inicio un morreo, nuestras lenguas se entrelazaron, mientras sus manos acariciaban, amasaban y estrujaban mis pechos, yo estire mi mano y agarre su polla, la verdad, nunca me había, digamos, interesado por el tamaño de las pollas, de hecho había estado con chicos de los que tan solo se podía decir que la tenían pequeña y me habían hecho disfrutar muchísimo y otros que teniendo una gran polla me habían dejado a medias, pero mi suegro era uno de esos donde se unía una gran polla con un hombre que sabia darle el máximo placer a una mujer, calcule que debía medir entre 18 y 20 centímetros, me asombraba que esa polla hubiese entrado en mi boca casi en su totalidad, jugué con su polla meneándosela lo que podía y acariciando el glande con suavidad mientras el había dejado mis tetas y le dedicaba las caricias a mi coño, que rápidamente respondió y se puso húmedo.

Seguimos así durante bastante tiempo, no sé cuanto, hacia mucho que había perdido la noción del tiempo, no podría decir si llevaba dos o tres horas en la cama de mi suegro. El se coloco entre mis piernas, repaso su polla sobre mi coño, cuando su capullo húmedo, de sus jugos y los míos, pasaba sobre mi clítoris me hacia ver estrellitas, consciente de ello mi suegro se demoraba en esa zona, rodeando mi clítoris con su glande, llegue a sentirme desesperada, necesitaba urgentemente ser penetrada, si en ese momento él hubiese decidido atacar mi culo lo habría recibido gustosa, necesitaba polla de cualquier manera, mi suegro sabiendo que el exceso tampoco es bueno no me hizo esperar demasiado, coloco la punta en mi raja y empujando con decisión me fue penetrando en un movimiento constante, mi vagina iba engullendo aquella polla que le entraba como si la quisiese guardar para siempre en su interior, no recordaba haber sido nunca penetrada de aquel modo, el placer que estaba sintiendo era algo nuevo para mí. Cuando la hubo metido toda se quedo quieto unos momentos, dijo algo así como “me la estas estrujando de un modo maravilloso, te voy a dar un orgasmo como nunca has tenido” pero la verdad yo no estaba para prestarle atención.

Comenzó con el movimiento del “mete, saca” de un modo pausado, y a pesar de eso no me dejaba acompasarme a el, unas veces me la sacaba casi entera para volvérmela a meter y otras apenas me sacaba uno o dos dedos antes de volver a clavarla, poco a poco fue incrementando el ritmo de sus penetraciones, pero lo que no abandonaba eran las diferentes profundidades de sus penetraciones y no me permitía acompasarme a él, porque lo mismo me daba dos que cuatro metidas cortas que dos o cuatro largas, increíblemente, para mí, esto me estaba llevando a un grado de excitación que no recordaba, por que me dejaba bien claro que no era un polvo entre los dos, solo era él quien me estaba follando.

Luego me agarro las piernas y me las hizo colocar sobre sus hombros, por unos momentos sentí que estaba tratando de traspasarme por lo profundas que sentía sus penetraciones. Me estaba llevando al orgasmo, pensé que no me iba a tardar en llegar, pero me equivoque por que entonces mi suegro cambio tanto el ritmo como la profundidad de sus penetraciones y mi inminente orgasmo se difumino, y al cabo de un rato volvió a pasar lo mismo, luego otra vez y unas cuantas veces más, cada vez que mi suegro se daba cuenta de que me aproximaba al orgasmo cambiaba el ritmo o hacia algo que me alejaba del ya ansiado orgasmo, pensé “hay que ver como conoce este hombre a las mujeres” por que no sé los demás, creo que también, pero yo tengo un punto de, digamos, “no retorno” lo había comprobado muchas veces masturbándome, hasta un punto donde puedo dejar de tocarme y el orgasmo no me llega, pero cuando rebaso ese punto es ya imparable, aun sin volver a tocarme acabo corriéndome, mi suegro no solo me dejaba acercarme muchísimo a ese punto antes de hacer que el orgasmo se esfumase, además hacia que se esfumase sin dejar de follarme.

Después de bastante tiempo me di cuenta de que esa vez era la definitiva, el había agarrado un ritmo constante, no dejaba de bombearme una y otra vez, casi con un poco de violencia, luego de pronto se quedo quieto con su polla totalmente clavada en mi vagina, sentí su primer chorro de leche golpeando mi interior y en ese momento me llego un orgasmo descomunal, sentía como si me estuviese vaciando en aquel orgasmo, a la par que sentía como mi suegro me estaba rellenando con su semen, me sorprendió su potencia, después de haberse corrido una vez como podía hacerlo de nuevo con aquella potencia a su edad, a mis veintidós años sus cuarenta y siete me parecían muchos. Descargo lo que supuse que seria hasta la última gota de semen en mi vagina mientras yo seguía experimentando el mayor y mas largo orgasmo de mi vida, luego se dejo caer a mi lado.

Nos quedamos quietos sobre la cama, recuperándonos, tan solo se escuchaban en la habitación nuestras respiraciones aceleradas por el agotamiento. Pasaron los minutos y nos recuperamos.

-¡Date la vuelta!

-¿Qué? (me sorprendió el tono tan imperativo)

-¡Que te pongas boca abajo!

-Dijiste que dejarías que Roberto fuese el primero. (me queje a la vez que sin poderlo evitar rodé haciendo lo que me decía)

-También dije que te iba a preparar.

Se coloco a horcajadas sobre mis piernas y comenzó a darme un suave y delicioso masaje en la espalda, de vez en cuando se levantaba un poco, como para alcanzar mi cuello y hombros cómodamente, pero lo que hacia era rozar mi culo con su polla, temí y a la vez desee que en uno de esos roces se echase sobre mí y violase mi virginal culo, incluso en algún momento estuve a punto de decirle que se olvidase de su hijo, que me la clavase bien profunda y no parase hasta llenarme las tripas de semen, realmente estaba a punto de decírselo cuando sentí como algo calido y húmedo caía sobre mi ojete, mire como pude por encima de mi hombro, supe entonces que aquello había sido su saliva, estaba convencida que lo siguiente iba a ser su polla penetrándome el culo, lo deseaba, pero lo que sentí fue uno de sus dedos, me lo clavo despacio pero con decisión hasta el nudillo, luego, a diferencia de la vez anterior, comenzó a moverlo afuera y adentro follando mi culo con su dedo, después de un rato comencé a sentir esa penetración digital como algo ligeramente placentero, note como más saliva caía en mi culo y el dedo salio casi en su totalidad, cuando penetro de nuevo mi ojete note una presión mayor que anteriormente, cuando esa presión venció mi esfínter supe que se debía a que eran dos los dedos que me estaban penetrando, como sabia que no podía escapar y que al final iba a recibir tantos dedos como me quisiese meter procure relajarme, comenzó de nuevo a meterlos y sacarlos a un ritmo constante aunque de vez en cuando paraba y entonces notaba como los dedos se removían dentro de mi culo, esto solo lo hizo un par de veces, luego volvió a dedicarse a meter sus dedos en mi culo a ritmo constante, me acostumbre a sus dedos metiéndose en mi culo, hasta diría que me estaba gustando, pero el tiempo pasaba y el seguía con lo mismo.

-¿Hasta cuando vas a seguir con esto? (pregunte con una voz que me sonó rara)

-Hasta que disfrutes.

-Me esta gustando. (mi voz sonaba extraña)

-Pues disfrútalo.

-¿Cómo?

-Córrete.

No podía ser, tenia la intención de seguir hurgando mi culo hasta que alcanzase un orgasmo, seria posible correrse si solo te estimulaban el culo, yo de verdad lo dudaba pero algo en la manera en que me lo había dicho me hizo entender que ningún otro lugar de mi cuerpo podía ser tocado.

Ni idea de cuanto tiempo estuve recibiendo sus dos dedos por mi culo, pero al final me corrí, y el aprovecho el momento de mi orgasmo para penetrarme con tres dedos a la vez, los dejo quietos dentro de mi culo hasta que deje de agitarme, luego los saco.

-Muy bien, hemos acabado la primera lección. (dijo mientras se levantaba) Ahora me voy a dar una ducha. Vete preparado la comida que tengo hambre.

-Yo también necesito una ducha.

-Te ducharas después de comer, y ya que estamos, no te pongas ni siquiera unas bragas hasta después de ducharte.

Esto último lo dijo ya saliendo de la habitación y sin mirarme, me sorprendió su nueva orden, que se creía, que le iba a hacer caso en todo, me levante de la cama sintiendo molestias en el culo, ósea que para el era una especie de concubina que iba a hacer todo lo que el quisiera, pues lo llevaba crudo si de verdad pensaba que iba a estar desnuda solo por que a él se le antojaba, cuando quise darme cuenta estaba entrando en la cocina y como él había dicho sin una prenda, busque dentro de mí a la chica rebelde, la que siempre hacia lo que se le antojaba, pero en realidad lo que estaba buscando era dentro de la nevera para ver que podía preparar de comer.

Cuando mi suegro entro en la cocina sentí ganas de llorar, allí estaba yo friendo patatas y huevos completamente desnuda por que me había dicho que lo hiciera de ese modo, me mordí los labios, eso si que no se lo iba a dar, no me vería llorar por estar siendo dominada por él, aguante las ganas de llorar y acabe de preparar la sencilla comida, luego me senté a comer a su lado con toda la dignidad que pude sacar de mi interior. Comimos sin apenas mirarnos.

-Los huevos te han quedado muy buenos, ahora prepara café. (dijo esto con un aire de suficiencia que me molesto, pero sumisamente me levante, prepare los cafés, le puse el suyo sobre la mesa y me tome el mío de pie frente a él) Ahora en cuanto hayas fregado los platos puedes ir a ducharte y no se te olvide recoger tu ropa de mi habitación.

Fui a mi habitación, por supuesto después de haber fregado los platos, elegí la ropa que me pondría después de ducharme, quería vestirme realmente sexi, así recuperaría algo de autoestima, luego camino del baño recogí mi camisón y mi tanga. Una vez encerrada en el baño llore en silencio mientras me lavaba, como diablos me había convertido en un ser casi sin voluntad propia en manos de mi suegro. Tenia que acabar con aquello, tenia que recuperar el control de mi vida y estaba casi segura de saber como conseguirlo.

Esa noche cuando entre en la habitación con Roberto le dije:

-Tengo un regalo para ti.

-¿Por qué? Hoy no es ningún día especial. (me respondió, tal vez con un poco de miedo en la voz por si había olvidado algún aniversario o fecha especial)

-Me apetece regalártelo, solo eso.

-No tenias por que gastarte dinero, que estés conmigo ya es bastante regalo. (dijo algo más calmado al saber que no se había olvidado de nada)

-Dinero apenas me ha costado, pero creo que te gustara el regalo.

-Bien, veamos ese regalo.

-Búscalo tu, una parte esta en el cajón de mi ropa intima, en un tarrito rosa. (Roberto fue hasta allí y no tardo en encontrarlo, mientras tanto yo me iba desnudando a toda prisa)

-Esto es…

-Vaselina, (acabe su frase) he oído decir que así es más fácil y menos doloroso.

-¿Quieres decir? (balbuceo con los ojos muy abiertos)

-Si, quiero que me desvirgues el culo. (ya estaba totalmente desnuda)

Ni siquiera me creía la seguridad con que estaba actuando, desde que pensé que solo entregándole mi culo a Roberto escaparía del control de mi suegro había estado pensando como se lo debía decir a Roberto y sobre todo dudando de que cuando llegase el momento fuese capaz de hacerlo, ahora se lo había dicho y lo mejor es que estaba deseando sentir como su polla entraba en mi culo.

Claro que había otra razón para entregarle mi culo a Roberto con tanta premura, y esa razón era que estaba totalmente segura de que la próxima vez tuviese sexo con mi suegro este me penetraría por el culo, no a la fuerza, peor aun, pidiéndoselo yo, de hecho había sentido ganas de pedírselo ya, él me diría algo así como “respeto tu decisión” o “si es lo que quieres” y me clavaría la polla por el culo y bombearía hasta llenarme las tripas de semen, pero yo de verdad deseaba que fuese Roberto quien me desvirgase y dejarle que lo hiciese ya era la única posibilidad que tenia de cumplir mis deseos. Me había colocado a cuatro patas sobre la cama, con una almohada bajo mi pecho para estar más cómoda, esperando a Roberto que se estaba desnudando todo lo aprisa que podía.

-¿Pero así?, tendremos que hacer unos preliminares antes, ¿no?

-Nada de preliminares, ahora estoy decidida, no me dejes dudar.

No sé si fue por que lo deseaba tanto que estaba como loco darme por el culo o por que pensó que si yo dudaba y no conseguía darme por culo ese día no lo haría nunca, lo cierto es que no dijo nada más, prácticamente se arranco la ropa que le quedaba, se acerco a la cama y comenzó a untarme el agujero culo con vaselina, luego se unto un poco la polla también, se coloco detrás de mí y sujetándose la polla comenzó a presionar contra mi ojete, no lo hizo de modo violento, pero si con fuerza, queriendo traspasar mi esfínter antes de que yo me arrepintiese, me mordía los labios pensando que le tenia que haber pedido que me metiese primero dos dedos para facilitar la entrada después de su polla, pero no lo había hecho y ahora estaba dispuesta a continuar hasta el final de ese modo, costo un poco que su polla entrase, aunque entro, una vez traspaso el esfínter fue entrando sin interrupción en mi culo, me dolía bastante, había creído que después de lo de los dedos iba a ser como una vez que pierdes el virgo y no me iba a doler apenas, pero dolía, procure que Roberto no se diese cuenta de hasta que punto aquello era doloroso para mí, bajo ningún concepto quería que se sintiese mal y me la sacase, tenia que llegar hasta el final, quería su leche en mis tripas. Note su pelvis pegándose a mis nalgas, presionando mis nalgas, me la había metido entera y parecía con ganas de metérmela más. Sentía que tenia el culo lleno, un dolor sordo, debía reconocer que siempre había creído que dolería más.

-¿Te duele? (pregunto Roberto sin mover su polla)

-Un poco. (mentí, me dolía bastante, claro que tampoco le iba a decir que no me dolía nada, por que si bombeaba rápido podría pasarlo mal) Muévete despacio.

-¿Si quieres te la saco?

-¡No, Joder! ¡Ni se te ocurra sacarla! ¡Follame el culo! (estuve a punto de gritar)

Roberto supo que no debía decir nada, simplemente debía follarme el culo como le pedía y eso hizo. Al principio lo hizo despacio, me estaba acostumbrando a sentirla entrar y salir, pero no pudo aguantar el ritmo mucho tiempo, fue acelerando poco a poco, enseguida me alegre de haber colocado la almohada debajo de mí, no me hacia estar más cómoda, pero me ofrecía algo que meterme en la boca y ahogar mis gritos, de otro modo mi suegro los habría oído y sabría lo que estaba sucediendo. Roberto al final perdió un poco el control, sentía el golpe de su pelvis contra mi culo, estaba segura que si pudiese callarme escucharía una palmada cada vez que su pelvis se estrellaba contra mis cachetes, de pronto se quedo quieto y comenzó a echar chorros de leche en mi culo, sentía mis tripas llenándose, comenzó de nuevo a moverse despacio, mientras un chorro tras otro iban llenándome, sentí un pequeño placer, no recordaba una corrida como de Roberto, nada tan intenso.

Cuando se echo en la cama yo me levante con alguna dificultad, me puse una bata, le bese y le dije que volvía enseguida. Fui al baño, necesitaba lavarme, cuando llegue al baño la leche que escapaba de mi culo acababa de llegar por debajo de mis rodillas, me dolía en culo, sobre todo al andar, me limpie las piernas, luego me senté en el inodoro, procure expulsar toda la leche que me escapaba de una vez, luego me lave a conciencia, cuando salí del baño Roberto estaba allí, esperaba su turno para lavarse, le quise esperar en la cama, pero cuando llego me había quedado dormida.

Al día siguiente me dijo que lo de la noche anterior había sido lo mejor que le había podido regalar, yo sentía el culo extraño, como entumecido, le conteste que se lo merecía por quererme tanto.

Durante el almuerzo mi suegro nos sorprendió, nos dijo que al día siguiente, Lunes, debía salir de viaje, asuntos de trabajo, que no regresaría hasta el Viernes muy tarde o el Sábado temprano. Me alegro oírlo, tendría cinco días para escapar completamente de su control…

4 comentarios - Mi suegro vive con nosotros (2 de 3)

CAT2007
esta muy buena la historia, voy por el final
maguito
SEE MUY LINDOOO CHE!!!TERMINO LA SAGA....