Wenas!
Mi Primer Post!
Este Relatillo, me lo robe hace mucho tiempo (hara unos 8 años maso de una pagina que ni recuerdo) Describe las aventuras de una yeguita gallega muy que se calienta con el amigo del novio durante un viaje a Ibiza. Espero que lo disfruten...
Sus Comentarios seran apreciados
El cuento esta dividido en partes, asi no se aburren con tan larga historia.
La historia que quiero relataros ha representado una de las vivencias más excitantes que he tenido hasta ahora a lo largo de mi vida sexual, todo ocurrió el verano pasado cuando mi novio Luis y yo decidimos alquilar una casa en Ibiza para pasar allí nuestro mes de vacaciones. Comentándolo con un matrimonio amigo nuestro, Carolina y Julián, les pareció una idea estupenda, y nos aseguraron que les gustaría unirse al plan. De todo ello salió el alquiler de un bonito chalet, muy amplio, con jardín y piscina en una tranquila zona residencial en Ibiza.
Unos pocos días antes de empezar las vacaciones, Luis me preguntó si no me importaría demasiado que un buen amigo suyo del trabajo, que se había quedado descolgado ese verano, podía venirse con nosotros. La idea no me pareció demasiado oportuna, ya que un chico desparejado allí, nos podía cortar un poco el rollo, pero como al comentar el tema con Carolina y Julián no les pareció mal y mi novio insistió tanto en que era un tío muy majo y nos íbamos a divertir con el, yo no puse mayor objeción, y sin estar realmente convencida acepté sin rechistar.
Llevábamos ya un par de días en Ibiza disfrutando del sol y del mar cuando se acercaba el momento de la llegada de David, que era como se llamaba el amigo de mi novio. Estábamos preparando todos los bártulos para pasar el día en una cala que había buscado Julián, y que según sus fuentes, aunque un poco apartada era de una belleza inusitada, cuando llamaron al timbre de la puerta, era David. Al verlo me quedé verdaderamente sorprendida, era un tío espectacular, muy fornido, moreno y con un rostro realmente atractivo, muy viril, con un mentón perfecto y unos labios carnosos dispuestos a ser devorados. Empezaron las presentaciones, y pude observar como con sus expresivos ojos verdes repasó toda mi anatomía antes de darme un par de besos en las mejillas con los que sentí un escalofrío nada normal.
Que tonta, me había emocionado simplemente viendo a ese tipo, observando como miraba a través de mi minúsculo vestido mis enormes y erguidos pechos, mis caderas, mis piernas bien torneadas y morenas, sintiendo el roce de su cara, angulosa, dura como el acero. Todo pasó en unos segundos, y la idea de que David estuviese allí ya no me disgustaba en absoluto, pero me quité como pude los pájaros de la cabeza y le comenté el plan que teníamos dándole media hora para prepararse.
Partimos hacia la cala en un todo terreno descapotable que habíamos alquilado, llegamos a un pinar donde había unos cuantos coches aparcados y seguimos andando entre árboles según las indicaciones de Julián hasta llegar a un lugar paradisíaco. La visión era magnífica, una lengua de arena fina y limpia salía de entre los pinos y serpenteaba por aquella avenida natural flanqueada por escarpadas paredes salpicadas de vegetación, hasta llegar para zambullirse en un mar cristalino de aguas azul turquesa.
Quedamos encantados con el lugar, no había demasiada gente, así que encontramos un buen sitio para desplegar nuestras toallas. Nos quitamos la ropa y de nuevo sentí el mismo escalofrío que había sentido anteriormente al conocer a David, cuando éste se quedó en bañador y pude ver su hermoso cuerpo, sus anchos hombros brillantes, su poderoso torso cubierto de vello, sus abdominales marcados y divididos con un bonito hilo de vello que moría en su excitante ombligo, sus potentes y gruesas piernas. Era realmente sexy, y su bañador ajustado marcaba un bulto exuberante como indicio inequívoco de lo que se ocultaba debajo.
Me puse las gafas de sol ya que no quería que mi novio, Luis, se diese cuenta de las miradas que dedicaba a su amigo. Estuvimos un buen rato organizando nuestro "campamento" y al finalizar, Luis, mirando a su alrededor dijo:
- Os habéis fijado, aquí casi todo el mundo está en bolas.
Miramos a la gente que se encontraba por la cala y nos dimos cuenta de que tenía razón.
- Quizás este lugar invita a ello ¿no?.- Dijo Luis de nuevo.
Mi sorpresa era mayúscula ya que nunca había oído nada a mi novio de practicar nudismo, pero solo la idea de ver a David desnudo me estaba empezando a excitar.
- Venga, yo me animo, ¿quién más?.- Dijo de pronto Julián bajándose el bañador y corriendo hacia el agua.
Luis se quitó el suyo y se fue rápidamente a acompañarle, David les siguió con tal velocidad que no pude apreciar nada por más empeño que puse. Carolina y yo no estábamos muy decididas así que nos quedamos en la playa y decidimos quitarnos solo la parte de arriba del bikini dejando nuestros pechos al sol. Tengo que decir que las tetas de Carolina son bastante grandes y no están nada mal, pero aunque esté mal que yo lo diga, las tengo mucho más bonitas y considerablemente más grandes. Mis tetas son preciosas, y así me lo ha hecho saber todo el que me las ha visto, incluida Carolina. Aparte de eso Carolina está bien, quizás un poco rellenita pero puede ser considerada como una tía buena, aunque yo también la gano en eso, mi cuerpo es fibroso y delgado con unas caderas anchas, con lo que resulto muy atractiva a los hombres.
Al cabo de un rato volvieron los tres chicos, y yo aprovechándome de la impunidad que me daban las gafas de sol, pude observarlos con detenimiento. Sin duda el chico más espectacular era David. Luis y Julián eran tipos normales con penes normales, pero David era una bomba, estaba buenísimo y su pene era considerablemente más grande que los otros dos, surgía de una ensortijada mata de vello y descansaba exultante sobre sus grandes y bien formadas pelotas. De los pliegues del prepucio asomaba un sonrosado glande de aspecto delicioso en el que recreé mi mirada de deseo, estando mi novio a escaso medio metro. Me sentía mal por hacerlo, pero no podía evitar mirar con lascivia y así estuve absorta mirándole hasta que al cabo de una hora se pusieron el bañador para evitar quemaduras solares.
Pasamos el día bañándonos, tomando el sol y riendo ya que David además de macizo era muy animado y no paraba de hacer chistes, también Carolina que es muy graciosa. Acabamos el día relajados y decidimos volver a la casa. En el camino de vuelta Luis conducía y Julián ocupaba el puesto de copiloto, con lo que detrás estábamos Carolina a un lado de David y yo al otro. Íbamos muy animados con la música bastante alta con lo que no se podía escuchar la conversación de delante en la parte de atrás ni viceversa.
En un momento que Carolina se puso de pié para recibir el aire en su rostro noté como una mano acariciaba mi pierna suavemente, miré y naturalmente se trataba de David, le miré nerviosa y aunque pensaba que se estaba pasando simplemente le sonreí forzada. La verdad es que me estaba alterando, por un lado era una locura que me tocase así con mi novio allí delante y tantos posibles testigos en el coche, pero por otro lado aunque me resistía no podía evitar el gusto que me producía sentir su poderosa mano sobando mi muslo. El no paraba y avanzaba llegando a mis ingles, lo que me produjo un sobresalto que me llevó a poner mi mano sobre la suya para intentar retirársela. El esfuerzo era inútil, era muy fuerte y consiguió meter dos dedos por debajo de mi bikini acariciándome suavemente el vello del pubis. Solté un leve gemido y miré nerviosa por si alguno de los otros ocupantes del vehículo se estaba dando cuenta de algo, pero Luis y Julián charlaban animados y Carolina seguía elevada ofreciendo su rostro al sol, e incluso me pareció ver que tenía los ojos cerrados. Mis intentos por retirarle se fueron tornando caricias sobre el dorso de su mano y su musculoso y velludo antebrazo, mientras el con sus dedos hacia escarceos desde el vello púbico hasta los alrededores inmediatos de mi empapado sexo. En ese instante David acercó su boca a mi cuello y lo recorrió suavemente con su dulce y cálida lengua, hasta parar en mi oreja, estuvo jugando con ella, lamiéndola despacio, lo que me produjo un grito de placer que gracias a la música no se pudo oír.
- Me encantan tus tetas preciosa y me las voy a follar. Ya eres mía.- Me susurro David al oído.
En ese momento mi novio se dirigió a la parte de atrás hablado a gritos para que se le pudiese oír y dijo:
- Oye David, no te quejarás, ahí detrás con dos chicas estupendas. ¿Quién te lo iba a decir a ti, eh?
David retiró entonces la mano de mi entrepierna dejándome desconsolada e inclinándose hacia delante le contestó:
-Realmente no me quejo, me tratáis estupendamente dejándome con vuestras chicas. Creo que lo voy a pasar genial con vosotros, y todo gracias a ti Luis.
Estaba alucinada, realmente David jugaba con la situación a su antojo y estaba consiguiendo dominarme delante de su amigo sin que éste siquiera lo percibiese. Yo trataba de resistirme, pero no podía evitar el deseo de volver a sentir su mano sobre mi sexo. Menos mal que llegamos enseguida a la casa. Al bajar del coche me juré evitar el contacto físico con David en la medida de lo posible y serle fiel a mi novio del que estaba enamorada.
Nos preparamos para salir a cenar fuera y después ir a tomar unas copillas, que por algo estábamos en la isla de la marcha. Cenamos en un restaurante típico una paella de escándalo y estuvimos charlando animadamente hasta que se nos hizo la hora adecuada para ir a una discoteca conocida a bailar un rato.
Bailábamos en grupo, y yo evitaba estar cerca de David, aunque de vez en cuando le miraba de reojo. ¡Estaba tan atractivo!. Llevaba una blusa blanca de lino suelta, con los primeros botones desabrochados, lo que dejaba ver sus pectorales, y un pantalón claro bastante suelto. Por su parte el también me dedicaba miradas mucho más descaradas. Yo iba espectacular, con un vestido de noche pegado a mi piel, que dejaba ver mis pechos morenos por el sol, y que marcaba mi culito, por supuesto sin braguitas.
En un momento que David se fue a pedir una bebida vi como una rubia explosiva vestida con unos jeans ajustados y un top que dejaba ver sus tetas hasta casi el pezón, se acercó a él, y empezó a hablarle muy cariñosa cogiéndole del brazo y acercándose mucho a él. Los chicos, que se dieron cuenta enseguida, hacían bromas sobre el nuevo ligue de David, incluso Carolina comentaba que era normal que ligase fácil siendo tan atractivo, pero yo aunque intentaba seguirlos en sus comentarios, no estaba del todo a gusto. Sentía unos estúpidos celos que trataba de disimular.
Poco a poco David y la rubia empezaron a animarse y en poco tiempo sus lenguas se unían frenéticamente en un apasionado beso, la rubia sobaba el espléndido culo de David mientras éste magreaba las tetas de la rubia por los laterales con verdadera dedicación. Al cabo de un rato desaparecieron de nuestra vista y yo seguí dándole vueltas al tema hasta que con la ayuda de Carolina que no paraba de contar chistes, de reír y de bailar se me fue olvidando.
No sería demasiado tarde cuando decidimos marcharnos a dormir. Luis, Julián y Carolina habían bebido un poco, así que fui yo que prácticamente no bebo la encargada de conducir. Al llegar a la casa vimos un descapotable rojo en la puerta y supusimos que era el coche de la rubia. Traté de convencer a todos (sin mucho éxito por cierto) de no hacer demasiado ruido para no molestar ya que seguramente David y su amiga estarían por allí.
Subimos a las habitaciones, Carolina y Julián a la suya y Luis y yo a la nuestra. Luis se empeñaba en hacer el amor, pero le convencí de que no estaba en condiciones, y más que hacerme caso lo que pasó es que se quedó dormido, le desvestí y le acosté. Cuando yo ya estaba desnuda y dispuesta para acostarme, escuché unos ruidos fuera. La curiosidad pudo más que yo, salí precipitadamente fuera sin parar a vestirme y me dirigí sigilosa hacia el origen del sonido. Según me acercaba se podía oír más nítidamente que se trataba de lo que yo suponía, de gemidos. Me escondí detrás de un macizo y desde allí pude ver lo que ocurría.
A pocos metros de mi se encontraba David de pie, dándome la espalda, mostrándome su encantadora estampa, con su culo prieto, y aquella rubia de rodillas delante de él moviendo su cabeza frenéticamente adelante y atrás, presumiblemente succionando esa magnífica polla con la que horas antes yo me había deleitado observándola en su estado de reposo. No podía aguantar la excitación, pasé mi mano por mi sexo mojado y recorrí con mis dedos cada uno de sus pliegues, recreándome en el botón de máximo placer, frotándolo con energía. Introduje con verdadero placer mi dedo corazón hasta el fondo de mi ser deseando hasta el delirio ser yo la rubia de la escena que contemplaba.
David separó a la chica, la volteó con rudeza apoyándola contra una mesa de jardín, la levantó una pierna y la penetró hasta el fondo con una embestida brutal. Yo veía el violento ir y venir del culo de David, y como rebotaba contra la rubia que no paraba de gritar como loca mientras se bamboleaba de manera rotunda al ritmo que la imponía implacable David. Parecía que sus tetas iban a escapar de su cuerpo.
Lo que contemplaba me excitaba de tal manera que mi dedo cada vez se movía con más rapidez, y la mano que me quedaba libre no paraba de jugar con la tremenda erección de mis pezones. Estaba a punto de correrme, y acabé haciéndolo entre múltiples convulsiones, ahogando mis gemidos que de todas formas no se hubiesen oído amortiguados por el prolongado y ruidoso orgasmo de la rubia. Después la vi darse la vuelta y arrodillarse de nuevo delante de David, por un momento cuando su cara se separó un poco más del cuerpo de él, pude percibir el elixir que cubría su rostro, merecido premio a su dedicación.
Permanecieron allí unos instantes y yo seguí agazapada observándoles, después de un rato, la rubia se vistió y con un beso profundo y algunas caricias se despidió de David que permanecía desnudo. Cuando ella se fue David se dirigió hacia la casa y paso a escasos metros de mi escondite sin verme. Me dieron ganas de abalanzarme sobre él, de pedirle que me follara allí mismo como acababa de hacer con su amiga, pero no lo hice, estaba perdiendo la compostura, me fui a dormir, y observando a Luis recapacité sobre mis pensamientos de fulana y en como poder evitar lo inevitable.
Mi Primer Post!
Este Relatillo, me lo robe hace mucho tiempo (hara unos 8 años maso de una pagina que ni recuerdo) Describe las aventuras de una yeguita gallega muy que se calienta con el amigo del novio durante un viaje a Ibiza. Espero que lo disfruten...
Sus Comentarios seran apreciados
El cuento esta dividido en partes, asi no se aburren con tan larga historia.
La historia que quiero relataros ha representado una de las vivencias más excitantes que he tenido hasta ahora a lo largo de mi vida sexual, todo ocurrió el verano pasado cuando mi novio Luis y yo decidimos alquilar una casa en Ibiza para pasar allí nuestro mes de vacaciones. Comentándolo con un matrimonio amigo nuestro, Carolina y Julián, les pareció una idea estupenda, y nos aseguraron que les gustaría unirse al plan. De todo ello salió el alquiler de un bonito chalet, muy amplio, con jardín y piscina en una tranquila zona residencial en Ibiza.
Unos pocos días antes de empezar las vacaciones, Luis me preguntó si no me importaría demasiado que un buen amigo suyo del trabajo, que se había quedado descolgado ese verano, podía venirse con nosotros. La idea no me pareció demasiado oportuna, ya que un chico desparejado allí, nos podía cortar un poco el rollo, pero como al comentar el tema con Carolina y Julián no les pareció mal y mi novio insistió tanto en que era un tío muy majo y nos íbamos a divertir con el, yo no puse mayor objeción, y sin estar realmente convencida acepté sin rechistar.
Llevábamos ya un par de días en Ibiza disfrutando del sol y del mar cuando se acercaba el momento de la llegada de David, que era como se llamaba el amigo de mi novio. Estábamos preparando todos los bártulos para pasar el día en una cala que había buscado Julián, y que según sus fuentes, aunque un poco apartada era de una belleza inusitada, cuando llamaron al timbre de la puerta, era David. Al verlo me quedé verdaderamente sorprendida, era un tío espectacular, muy fornido, moreno y con un rostro realmente atractivo, muy viril, con un mentón perfecto y unos labios carnosos dispuestos a ser devorados. Empezaron las presentaciones, y pude observar como con sus expresivos ojos verdes repasó toda mi anatomía antes de darme un par de besos en las mejillas con los que sentí un escalofrío nada normal.
Que tonta, me había emocionado simplemente viendo a ese tipo, observando como miraba a través de mi minúsculo vestido mis enormes y erguidos pechos, mis caderas, mis piernas bien torneadas y morenas, sintiendo el roce de su cara, angulosa, dura como el acero. Todo pasó en unos segundos, y la idea de que David estuviese allí ya no me disgustaba en absoluto, pero me quité como pude los pájaros de la cabeza y le comenté el plan que teníamos dándole media hora para prepararse.
Partimos hacia la cala en un todo terreno descapotable que habíamos alquilado, llegamos a un pinar donde había unos cuantos coches aparcados y seguimos andando entre árboles según las indicaciones de Julián hasta llegar a un lugar paradisíaco. La visión era magnífica, una lengua de arena fina y limpia salía de entre los pinos y serpenteaba por aquella avenida natural flanqueada por escarpadas paredes salpicadas de vegetación, hasta llegar para zambullirse en un mar cristalino de aguas azul turquesa.
Quedamos encantados con el lugar, no había demasiada gente, así que encontramos un buen sitio para desplegar nuestras toallas. Nos quitamos la ropa y de nuevo sentí el mismo escalofrío que había sentido anteriormente al conocer a David, cuando éste se quedó en bañador y pude ver su hermoso cuerpo, sus anchos hombros brillantes, su poderoso torso cubierto de vello, sus abdominales marcados y divididos con un bonito hilo de vello que moría en su excitante ombligo, sus potentes y gruesas piernas. Era realmente sexy, y su bañador ajustado marcaba un bulto exuberante como indicio inequívoco de lo que se ocultaba debajo.
Me puse las gafas de sol ya que no quería que mi novio, Luis, se diese cuenta de las miradas que dedicaba a su amigo. Estuvimos un buen rato organizando nuestro "campamento" y al finalizar, Luis, mirando a su alrededor dijo:
- Os habéis fijado, aquí casi todo el mundo está en bolas.
Miramos a la gente que se encontraba por la cala y nos dimos cuenta de que tenía razón.
- Quizás este lugar invita a ello ¿no?.- Dijo Luis de nuevo.
Mi sorpresa era mayúscula ya que nunca había oído nada a mi novio de practicar nudismo, pero solo la idea de ver a David desnudo me estaba empezando a excitar.
- Venga, yo me animo, ¿quién más?.- Dijo de pronto Julián bajándose el bañador y corriendo hacia el agua.
Luis se quitó el suyo y se fue rápidamente a acompañarle, David les siguió con tal velocidad que no pude apreciar nada por más empeño que puse. Carolina y yo no estábamos muy decididas así que nos quedamos en la playa y decidimos quitarnos solo la parte de arriba del bikini dejando nuestros pechos al sol. Tengo que decir que las tetas de Carolina son bastante grandes y no están nada mal, pero aunque esté mal que yo lo diga, las tengo mucho más bonitas y considerablemente más grandes. Mis tetas son preciosas, y así me lo ha hecho saber todo el que me las ha visto, incluida Carolina. Aparte de eso Carolina está bien, quizás un poco rellenita pero puede ser considerada como una tía buena, aunque yo también la gano en eso, mi cuerpo es fibroso y delgado con unas caderas anchas, con lo que resulto muy atractiva a los hombres.
Al cabo de un rato volvieron los tres chicos, y yo aprovechándome de la impunidad que me daban las gafas de sol, pude observarlos con detenimiento. Sin duda el chico más espectacular era David. Luis y Julián eran tipos normales con penes normales, pero David era una bomba, estaba buenísimo y su pene era considerablemente más grande que los otros dos, surgía de una ensortijada mata de vello y descansaba exultante sobre sus grandes y bien formadas pelotas. De los pliegues del prepucio asomaba un sonrosado glande de aspecto delicioso en el que recreé mi mirada de deseo, estando mi novio a escaso medio metro. Me sentía mal por hacerlo, pero no podía evitar mirar con lascivia y así estuve absorta mirándole hasta que al cabo de una hora se pusieron el bañador para evitar quemaduras solares.
Pasamos el día bañándonos, tomando el sol y riendo ya que David además de macizo era muy animado y no paraba de hacer chistes, también Carolina que es muy graciosa. Acabamos el día relajados y decidimos volver a la casa. En el camino de vuelta Luis conducía y Julián ocupaba el puesto de copiloto, con lo que detrás estábamos Carolina a un lado de David y yo al otro. Íbamos muy animados con la música bastante alta con lo que no se podía escuchar la conversación de delante en la parte de atrás ni viceversa.
En un momento que Carolina se puso de pié para recibir el aire en su rostro noté como una mano acariciaba mi pierna suavemente, miré y naturalmente se trataba de David, le miré nerviosa y aunque pensaba que se estaba pasando simplemente le sonreí forzada. La verdad es que me estaba alterando, por un lado era una locura que me tocase así con mi novio allí delante y tantos posibles testigos en el coche, pero por otro lado aunque me resistía no podía evitar el gusto que me producía sentir su poderosa mano sobando mi muslo. El no paraba y avanzaba llegando a mis ingles, lo que me produjo un sobresalto que me llevó a poner mi mano sobre la suya para intentar retirársela. El esfuerzo era inútil, era muy fuerte y consiguió meter dos dedos por debajo de mi bikini acariciándome suavemente el vello del pubis. Solté un leve gemido y miré nerviosa por si alguno de los otros ocupantes del vehículo se estaba dando cuenta de algo, pero Luis y Julián charlaban animados y Carolina seguía elevada ofreciendo su rostro al sol, e incluso me pareció ver que tenía los ojos cerrados. Mis intentos por retirarle se fueron tornando caricias sobre el dorso de su mano y su musculoso y velludo antebrazo, mientras el con sus dedos hacia escarceos desde el vello púbico hasta los alrededores inmediatos de mi empapado sexo. En ese instante David acercó su boca a mi cuello y lo recorrió suavemente con su dulce y cálida lengua, hasta parar en mi oreja, estuvo jugando con ella, lamiéndola despacio, lo que me produjo un grito de placer que gracias a la música no se pudo oír.
- Me encantan tus tetas preciosa y me las voy a follar. Ya eres mía.- Me susurro David al oído.
En ese momento mi novio se dirigió a la parte de atrás hablado a gritos para que se le pudiese oír y dijo:
- Oye David, no te quejarás, ahí detrás con dos chicas estupendas. ¿Quién te lo iba a decir a ti, eh?
David retiró entonces la mano de mi entrepierna dejándome desconsolada e inclinándose hacia delante le contestó:
-Realmente no me quejo, me tratáis estupendamente dejándome con vuestras chicas. Creo que lo voy a pasar genial con vosotros, y todo gracias a ti Luis.
Estaba alucinada, realmente David jugaba con la situación a su antojo y estaba consiguiendo dominarme delante de su amigo sin que éste siquiera lo percibiese. Yo trataba de resistirme, pero no podía evitar el deseo de volver a sentir su mano sobre mi sexo. Menos mal que llegamos enseguida a la casa. Al bajar del coche me juré evitar el contacto físico con David en la medida de lo posible y serle fiel a mi novio del que estaba enamorada.
Nos preparamos para salir a cenar fuera y después ir a tomar unas copillas, que por algo estábamos en la isla de la marcha. Cenamos en un restaurante típico una paella de escándalo y estuvimos charlando animadamente hasta que se nos hizo la hora adecuada para ir a una discoteca conocida a bailar un rato.
Bailábamos en grupo, y yo evitaba estar cerca de David, aunque de vez en cuando le miraba de reojo. ¡Estaba tan atractivo!. Llevaba una blusa blanca de lino suelta, con los primeros botones desabrochados, lo que dejaba ver sus pectorales, y un pantalón claro bastante suelto. Por su parte el también me dedicaba miradas mucho más descaradas. Yo iba espectacular, con un vestido de noche pegado a mi piel, que dejaba ver mis pechos morenos por el sol, y que marcaba mi culito, por supuesto sin braguitas.
En un momento que David se fue a pedir una bebida vi como una rubia explosiva vestida con unos jeans ajustados y un top que dejaba ver sus tetas hasta casi el pezón, se acercó a él, y empezó a hablarle muy cariñosa cogiéndole del brazo y acercándose mucho a él. Los chicos, que se dieron cuenta enseguida, hacían bromas sobre el nuevo ligue de David, incluso Carolina comentaba que era normal que ligase fácil siendo tan atractivo, pero yo aunque intentaba seguirlos en sus comentarios, no estaba del todo a gusto. Sentía unos estúpidos celos que trataba de disimular.
Poco a poco David y la rubia empezaron a animarse y en poco tiempo sus lenguas se unían frenéticamente en un apasionado beso, la rubia sobaba el espléndido culo de David mientras éste magreaba las tetas de la rubia por los laterales con verdadera dedicación. Al cabo de un rato desaparecieron de nuestra vista y yo seguí dándole vueltas al tema hasta que con la ayuda de Carolina que no paraba de contar chistes, de reír y de bailar se me fue olvidando.
No sería demasiado tarde cuando decidimos marcharnos a dormir. Luis, Julián y Carolina habían bebido un poco, así que fui yo que prácticamente no bebo la encargada de conducir. Al llegar a la casa vimos un descapotable rojo en la puerta y supusimos que era el coche de la rubia. Traté de convencer a todos (sin mucho éxito por cierto) de no hacer demasiado ruido para no molestar ya que seguramente David y su amiga estarían por allí.
Subimos a las habitaciones, Carolina y Julián a la suya y Luis y yo a la nuestra. Luis se empeñaba en hacer el amor, pero le convencí de que no estaba en condiciones, y más que hacerme caso lo que pasó es que se quedó dormido, le desvestí y le acosté. Cuando yo ya estaba desnuda y dispuesta para acostarme, escuché unos ruidos fuera. La curiosidad pudo más que yo, salí precipitadamente fuera sin parar a vestirme y me dirigí sigilosa hacia el origen del sonido. Según me acercaba se podía oír más nítidamente que se trataba de lo que yo suponía, de gemidos. Me escondí detrás de un macizo y desde allí pude ver lo que ocurría.
A pocos metros de mi se encontraba David de pie, dándome la espalda, mostrándome su encantadora estampa, con su culo prieto, y aquella rubia de rodillas delante de él moviendo su cabeza frenéticamente adelante y atrás, presumiblemente succionando esa magnífica polla con la que horas antes yo me había deleitado observándola en su estado de reposo. No podía aguantar la excitación, pasé mi mano por mi sexo mojado y recorrí con mis dedos cada uno de sus pliegues, recreándome en el botón de máximo placer, frotándolo con energía. Introduje con verdadero placer mi dedo corazón hasta el fondo de mi ser deseando hasta el delirio ser yo la rubia de la escena que contemplaba.
David separó a la chica, la volteó con rudeza apoyándola contra una mesa de jardín, la levantó una pierna y la penetró hasta el fondo con una embestida brutal. Yo veía el violento ir y venir del culo de David, y como rebotaba contra la rubia que no paraba de gritar como loca mientras se bamboleaba de manera rotunda al ritmo que la imponía implacable David. Parecía que sus tetas iban a escapar de su cuerpo.
Lo que contemplaba me excitaba de tal manera que mi dedo cada vez se movía con más rapidez, y la mano que me quedaba libre no paraba de jugar con la tremenda erección de mis pezones. Estaba a punto de correrme, y acabé haciéndolo entre múltiples convulsiones, ahogando mis gemidos que de todas formas no se hubiesen oído amortiguados por el prolongado y ruidoso orgasmo de la rubia. Después la vi darse la vuelta y arrodillarse de nuevo delante de David, por un momento cuando su cara se separó un poco más del cuerpo de él, pude percibir el elixir que cubría su rostro, merecido premio a su dedicación.
Permanecieron allí unos instantes y yo seguí agazapada observándoles, después de un rato, la rubia se vistió y con un beso profundo y algunas caricias se despidió de David que permanecía desnudo. Cuando ella se fue David se dirigió hacia la casa y paso a escasos metros de mi escondite sin verme. Me dieron ganas de abalanzarme sobre él, de pedirle que me follara allí mismo como acababa de hacer con su amiga, pero no lo hice, estaba perdiendo la compostura, me fui a dormir, y observando a Luis recapacité sobre mis pensamientos de fulana y en como poder evitar lo inevitable.
3 comentarios - Orgia gallega