Bueno muchachos despues de unos meses de utilizar la pagina realmente me anime y me dio el tiempo para poder subir mi primer relato que si bien no es propio me causo muchisima gracia. Disfrutenlo
¿Me creerían si les digo que conocí a mi novia mediante un correo del corazón?
Pues tendrán que creerlo porque así fue. Nos presentó un aviso en una revista y ya hacía dos semanas que salíamos. Pero sólo como amigos, se entiende. Estaba claro que íbamos a terminar noviando porque era evidente que nos gustábamos el uno al otro. Claro que yo debía animarme a dar el primer paso.
Había elegido para semejante evento el anonimato del cine. Allí podría decirle lo que pensaba sin que me vea enrojecer.
Se llamaba Brenda y era una de esas chicas llamativas, sin prejuicios para mostrar su cuerpo ni ningún trauma
por el estilo. Eso me gustó de movida, si bien a veces me traía algún dolor de cabeza.
Nos encontramos en el cine y ya de verla comencé a excitarme. Se había vestido para impactarme, con esas botas negras de cuero hasta las rodillas y esa minifalda negra que me encantaba. Arriba se iba cubierta apenas con un top de lycra que contenía sus enormes tetas. El escote que llevaba era increíble y le dejaba ver casi hasta los pezones; pero por Bren se había puesto un chalequito negro que cada tanto la cubría un poco.
Nos saludamos afectuosamente. Ver semejante mujer a mi lado me puso un poquitín nervioso. Se movía segura y fatal, atrayendo la mirada de todos y sin importarle nada. Me sonrió contenta y me pregunté qué cosa sería la que nos atraía tanto a dos personas tan distintas. Al final, los chismes de vieja tienen razón cuando dicen que los polos opuestos se juntan.
Pasamos a la sala. Yo ya le había dicho a Bren que le iba a hacer una proposición importante y ella se había mostrado entusiasmada y receptiva, y habíamos acordado vernos primero en un cine para ablandar nervios (los míos, claro; ella ya me conocía bien)
Era un sábado trasnoche y la película era una de esas eróticas y supuestamente "serias" que atraen tanto al público. Se me había ocurrido llevarla allí para ir entrandola en tema, pero no había contado con la cantidad impresionante de gente. La sala estaba llena. Completamente llena.
Como no podía ser de otra manera, y en línea con mi suerte habitual, nos tocó un asiento donde los espectadores de adelante eran altísimos. No podríamos ver bien la película cuando apagaran las luces; pero aquella noche eso no era tan importante.
-Después me tenés que explicar por qué me trajiste a ver esta película, picarón...
Iba a seguir hablándome pero nos interrumpieron. Era un muchacho joven y buen mozo que se quedó de pie junto a nostros, mirandonos. Estaba solo.
Se miraron con Brenda un segundo. El flaco la devoró con la vista. Sin mostrar ningún tipo de prejuicios ni respeto por Bren o por mi, le clavó la mirada en los pechos que parecían escaparse del escote. Como estaba de pié, calculo que vió bastante. Incluso bastante más de lo que yo le vería por un tiempo.
Cuando Bren volvió su cabeza hacia mi, su rostro estaba sonriendo. Igual que el del flaquito.
-Estan sentados en mi butaca... -concluyó el muchacho.
Miramos los números y comparamos. El boleto de Bren tenía la misma ubicación que la que tenía el flaco.
El problema era que en el cine no entraba un alfiler. No podíamos corrernos unos asientos ni podíamos cambiar de lugar.
El muchacho reclamó nuevamente su lugar y la situación se tornó embarasoza.
-Mirá... -atiné a decir. -Nosotros estamos en pareja y vos estás solo... Sería más fácil conseguir un solo asiento.
Pero realmente no había, y el flaco no aceptó.
Así la noche se me estaba arruinando y ya veía que Bren y yo nos íbamos a tener que ir de allí sin ver la película. La velada iba a comenzar mal.
Pero afortunadamente a Bren se le ocurrió aquella idea maravillosa.
-Y bueno, ya que los dos tenemos la misma butaca... -le sonrió de una forma que hasta entonces no le había visto hacer. -¿Por qué no nos sentamos los dos...?
No comprendí al principio.
-El se sienta en la butaca y yo me siento arriba de él... -me explicó mientras me guiñaba pícaramente un ojo -Así vos no cargás con mi peso y yo estoy un poquito más alta para ver la película...
¡Genial!, pensé. El flaco iba a tener que soportarla encima durante dos horas, bancandose el peso y los pelos de ella; y esquivando a cada rato su cabeza para poder ver algo. Si el flaco aceptaba, Bren podría ver la película y quizá se erotizara un poco. Y eso me convenía aún más.
El flaco sonrió lobunamente y Bren le devolvió la sonrisa. Había un toque de sadismo en ese cruce de miradas que yo no capté.
Apenas el flaco aprovó diciendo "bueno", se apagaron las luces.
Bren se puso de pie. Se bajó un poco la minifalda de cuero y se acomodó los pechos y el escote. Los puso más parados y el top dejó entrever el comienzo rozado de los pezones.
El flaco se sentó. No daba crédito a lo que estaba viviendo. Bren era una mujer escultural y estaba a punto de apoyar su estupenda cola sobre su bulto (porque en la zona de los genitales ya tenía un bulto enorme)
Bren se puso delante de él, aún de pié. Lo miró y sonrió, igual que el flaco. El flaco se acomodó la pija dentro del pantalón con poco disimulo, pero como las luces ya estaban apagadas casi nadie lo advirtió. Bren comenzó a sentarse sobre él. Mientras bajaba, el flaco la tomó de los muslos y se ocupó de que la cola perfecta de la que sería mi futura esposa diera justo sobre su pija totalmente al palo.
Bren se sentó un tanto exageradamente. Se inclinó tanto antes de sentarse que practicamente le puso la cola sobre la cara. La minifalda de cuero se le levantó y dejó la mitad de los cachetes al aire. La bombachita de encaje blanca se le enterraba entre las nalgas y el flaco tenía todo aquello a escasos quince centímetros de su rostro.
Mientras comenzaban los títulos el flaco apoyó las dos manos en cada muslo. A Bren le encantó.
Yo estaba mirando la pantalla y no podía darme cuenta. Cuando la película empezó, el flaco tambien. Movía las manos suavemente, acariciandole los muslos y respirandole sobre el cuello. Las manos del flaco iban cada vez más atras, buscando poco a poco aproximarse hacia la cola. Ya se estaban metiendo bajo la minifalda de cuero sin encontrar ningún tipo de oposición.
Subida al flaco, Bren podía ver bastante bien. A veces se le escapaban algunos diálogos del subtitulado y debía estirarse un poquito. La muy mimosa, cada vez que se estiraba se apoyaba en mí; lo que el flaquito aprovechaba y le metía una mano furtiva en la cola. Trataba de hacerlo disimuladamente pero cuando Bren se levantó cuatro o cino veces las manos del flaco comenzaron a quedarse más tiempo y a meterse más adentro. Terminó enterrandole el canto de la mano entre las nalgas y serruchando para alcanzar zonas más adelante. Cada vez que le metía la punta de un dedito en la puerta del ano, Bren me agarraba del brazo y me miraba contenta. Me sonreía de una forma rara y decía que la película la estaba poniendo un poquito excitada.
Yo pensaba que no estaba viendo la pelicula. El flaco se movia debajo de ella cada vez con mayor insistencia y mayor intensidad; y Bren me agarraba cada vez más seguido.
Las manos del flaco comenzaron a explorar otros terrenos. Por la cintura fueron subiendo lentamente hasta hallar la base de los pechos. Entraron por debajo y comenzaron a acariciar las tetas. Bren empezó a suspirar cada vez más seguido. Otra mano del flaco seguía curioseando por debajo y ya estaba llegando a adelante. La bombachita de mi futura novia y esposa se estaba mojando toda mientras me agarraba y me apretaba el brazo.
Cuando el flaquito le puso un dedo en la concha y comenzó a franelearla, Bren me apretó tan fuerte el brazo que me hizo girar hacia ella. La ví medio ida. Tenía los ojos cerrados y se mordía el labio inferior.
-Bren, ¿qué te pasa...?
Bren se sorprendió como si la hubiese pescado "in fraganti" de algo. El flaco le besaba el cuello por detras y le manoseaba las tetas y los pezones, y abajo le estaba haciendo una paja fenomenal. Bren no sabía bien qué decirme. Tenía toda la intención de "engancharme" y formalizar conmigo y no me quería perder. Sólo atinó a decir:
-Es... es la película... -me miraba como quien espera que no le crean nada. -... me excita mucho y... -el flaquito le había sacado los dedos de la concha y le estaba metiendo uno en el culo. -...y... me pongo... rara... -y agregó como para ver si yo por fin me animaba a tirarme el lance. -... me descontrolo y... soy capáz de hacer... cualquier cosa...
Logicamente, eso me animó. Yo seguía siendo tímido hasta la estupidez pero al menos le declararía mi amor.
-Bren, yo...
Había comenzado pero Bren justo se estaba acomodando. Se había levantado para ver un poco mejor y se había corrido la bombacha para un costadito. La raya de las nalgas y la concha le quedaban expuestas a cualquier cosa. El flaquito ya se había bajado el cierre en un movimiento anterior y aprovechó que Bren se paró un poquito para sacar la pija dura y parada hacia afuera.
Bren comenzó a bajar. Se iba a sentar nuevamente sobre la falda del flaquito, pero el flaquito había antepuesto la verga antes que la falda, y Bren se sentaba mientras se abría disimuladamente las nalgas.
La penetración fue limpia, perfecta. Bren se enterró la verga hasta la base de un solo saque y se sentó. Lanzó un fuerte suspiro mientras me preguntaba:
-¿Qué... de...cías...?
-Decía que... -yo la miraba y miraba la pantalla a la vez. Tenía mucha verguenza. -... bueno, que ya hace dos semanas que salimos...
El flaquito había puesto sus manos bajo las nalgas de Bren y se movía muy lentamente. La idea era disimular que se la estaba gozando. Bren sentía cómo la pija le rozaba por dentro y se le metía y le salía. Me veía a mi agarrandole la mano y a todo el mundo viendo la película y se excitaba.
-...dos semanas viendonos y conociendonos... -el flaco comenzaba a bombear con menos disimulo. Bren se perdía segundo a segundo y ya comenzaba a jadear. Una mano del flaquito fue a las tetas y le agarró los dos pechos llenos y parados. los pezones duros se juntaban en sus manos excitando a Bren más y más. -creo... -yo estaba encontrando las palabras justas mientras Bren encontraba la verga justa. La guacha largó mi brazo y se aferró con violencia a los muslos del flaquito. Yo seguía tímido y miraba a la pantalla.
Los movimientos del flaco ya eran categóricos. Los de Bren, también. El flaco tenía las manos bajo la mini de cuero y la agarraba de la cintura, subiendo y bajando el cuerpo de ella que se balanceaba al compás suyo como si hubiesen garchado toda la vida. Bren ya no disimulaba un carajo. Jadeaba como una endemoniada y se sacudía como si estuviese bailando. La pija le entraba y le salía limpia, y eso la ponía cada vez más caliente. Los que estaban detras no se quejaban porque estaban demasiado entretenidos mirando. Y yo le hablaba sin apartar la vista de la pantalla.
-... quería decirte que... -a Bren se la estaban moviendo fenomenalmente. cada vez jadeaba más fuerte. -...que me parece que vos y yo... bueno...
-...¡Dale...! ¡Dale, por favor...! -Bren me animaba entre jadeos. ¡Qué dulce!
-... bueno, que me gustaría que nos pusieramos... ¡ejem! ...de novios...
-¡Más fuerte! ¡Más fuerte, hijo de puta! -Bren se movía ya salvajemente. El flaco casi no aguantaba más. Podía irse en cualquier momento.
-¿Mas fuerte? ¿Querés que grite nuestro amor...?
El flaco sacó la pija. Con una mano levantó la cola de Bren.
-¡Quiero que seamos novios! -grité como en las películas.
Pero Bren me sorprendió:
-No... No seas hijo de puta... -el flaquito le estaba apoyando la punta de la pija en la puerta misma del ano. Y el ano de Bren estaba excitado y dilatado, y húmedo de sexo y de sudor.
-¿No...? -me desilucioné. Justo iba a darme vuelta para verle la cara pero la negativa me puso más tímido aún. Seguí sobre la pantalla.
El flaco empujó la verga un poquitito. La cabeza se le metió lentamente.
-¡A-h...! -un quejido seco, cortado. Bren me estaba volviendo loco
La pija comenzó a entrar lenta pero inexorablemente. Bren abría la boca y lanzaba un quejido ahogado. La pija se le estaba metiendo de a poco.
-¡Ahhh...! ¡Hijo... de puta...! ¡Oh...!
-Bueno, no es para tanto... Si no querés salir conmigo...
El flaco dejó de empujar. Bren comenzó a bajar solita, enterrandosela a la misma velocidad que venía el flaco. Lla pija le iba entrando y ya había pasado la mitad y amenazaba con ir hasta la base.
-¡Sí...! -dijo Bren, y me sorprendí.
-¿Qué?
Se estaba metiendo la pija hasta el fondo. La muy hija de puta tenía la verga casi hasta la base y gozaba como una yegua.
-¡Sí...! Sí... sí...
Fue como si volviese a vivir. Bren me estaba aceptando.
-¿Entonces... somos novios...?
Bren tenía los ojos cerrados pero el culo bien abierto. Y se le estaba abriendo más. Se había tragado la pija hasta la base practicamente sin chistar. El flaco estaba en el cielo. Comenzó a sacarla lentamente sólo para volver a enterrarsela de nuevo. Bren deliraba. La enorme pija se la estaba serruchando de ida y vuelta y bombeandola como Ddios manda.
-¡sí...! ¡sí... ¡sí... ¡SIII...!
Entonces me dí vuelta para darle un beso y la ví. Había nada de luz así que se veía mal. Parecía moverse rítmicamente hacia arriba y hacia abajo, siempre sentada y con la boca entreabierta. El flaco de abajo parecía estar moviendosela o algo parecido. Bren tenía los ojos cerrados y el top de lycra desencajado y corrido, los pezones rojos y duros afuera y una mano del flaco manoseandoselos sin parar un segundo.
-¡Bren! -le dije sonriendo, a esta altura más de nervios que de contento.
Recien allí abrió los ojos. Me agarró del brazo y me besó. No pude ver que estaban haciendo. Ni ella ni el flaco. Tampoco quise averiguarlo. Había conseguido una novia espectacular y eso era lo único que valía.
El beso fue algo raro. Ella no me soltaba ni un segundo, como si no quisiese que yo volviera a mi posición habitual, y ademas se movía de una forma sumamente extraña. Seguía subiendo y bajando a un ritmo cada vez mayor y jadeaba como una descocida.
Yo estaba en la gloria. Había por fin conseguido que una mina me diese bola. ¡Y qué mina! El único aparente problema era que tenía la sensación de que se la estaban moviendo. Claro que todo aquello debía tener una explicación...
¿Y si no la tenía?
¿Si realmente se la estaban garchando delante mío mientras yo me la estaba levantando...? ¿Iba a dejar pasar la oportunidad de enganchar a esa mujer porque me estaba poniendo los cuernos?
La besé con más fuerzas. Si estaba haciendo algo raro ya tendría tiempo de explicarme todo. Y si no me explicaba nada, tendría sus razones. Yo lo único que quería era ponerme de novio con Bren y nada ni nadie me lo iban a impedir.
Pero debí enfrentar una nueva prueba.
Bren dejó de besarme y me miró a los ojos. No dejaba de hamacarse mientras el flaco le daba desde abajo. Mi cara debió ser patética. Bren se dió cuenta de que yo me daba cuenta. Sonrió entre guacha y dulce y me agarró las mejillas.
-Ahora... somos novios... -la pija del flaco le entraba y salía del culo arrancandole gemidos ahogados con cada sacudida. -... lo único... que te... voy a pedir... -el flaquito urgaba entre las tetas. Las manos iban y venían y le pajeaba los pezones. -...es que... en la intimidad... -Bren se relamía y se pasaba la lengua por los labios. -... me dejes... llamarte... "corni"...
Me quedé helado. Juro que dudé entre quedarme allí o huir de una corrida. Medio asustado, la miré de pies a cabeza. Era tan linda y buenita, y tenía un cuerpo tan exhuberante... que pasaron por mi cabeza las mil cosas que podría hacer con ella. -...cariñosamente, claro... "Corni"... -era evidente que ella ya sabía mi respuesta. -...¿me vas a dejar, corni...? ... ¿eh, mi amor...?
¿Qué podía decir? O la mandaba a la mierda o aceptaba.
El flaco le acabó adentro mientras yo tartamudeaba un tímido "sí". Bren comenzó a moverse frenéticamente hacia arriba y abajo sin importarle un carajo lo que yo había dicho. Estaba cabalgandoselo y acabando por el culo mientras le tomaba la mano a su flamante novio. Estaba en el cielo.
Nos levantamos del cine a la mitad de la película. Bren, yo y, detras nuestro, el flaco. Al flaco no volvimos a verlo jamás; y de hecho, huyó en cuento atravezó la puerta. Mejor, pensé. No sabría cómo mirarlo. Bren se fue al baño y yo la esperé en el hall. Supuse que luego de todo aquello iríamos a un hotel por horas.
-¿Estás loco? -me dijo entre sorprendida y ofendida. -No pensarás que soy una de esas... -yo no entendía del todo. Si bien nunca había cogido con ninguna mina, sabía por mis amigos que a las mujeres se las llevaba a un hotel para hacer el amor. -No te enojes, mi amor... Pero... quiero permanecer vírgen hasta el matrimonio...
Me desmoroné. De todas las minas de Buenos Aires justo me había enganchado con una vírgen... ¡Que suerte la mía...!
Y bueno, debería esperar un poco. Despues de todo, cuando nos casáramos y la agarrara en la noche de bodas... ¡qué bien la iba a pasar!
Logicamente es un Copy&Paste pero vale porque estoy en el laburo
¿Me creerían si les digo que conocí a mi novia mediante un correo del corazón?
Pues tendrán que creerlo porque así fue. Nos presentó un aviso en una revista y ya hacía dos semanas que salíamos. Pero sólo como amigos, se entiende. Estaba claro que íbamos a terminar noviando porque era evidente que nos gustábamos el uno al otro. Claro que yo debía animarme a dar el primer paso.
Había elegido para semejante evento el anonimato del cine. Allí podría decirle lo que pensaba sin que me vea enrojecer.
Se llamaba Brenda y era una de esas chicas llamativas, sin prejuicios para mostrar su cuerpo ni ningún trauma
por el estilo. Eso me gustó de movida, si bien a veces me traía algún dolor de cabeza.
Nos encontramos en el cine y ya de verla comencé a excitarme. Se había vestido para impactarme, con esas botas negras de cuero hasta las rodillas y esa minifalda negra que me encantaba. Arriba se iba cubierta apenas con un top de lycra que contenía sus enormes tetas. El escote que llevaba era increíble y le dejaba ver casi hasta los pezones; pero por Bren se había puesto un chalequito negro que cada tanto la cubría un poco.
Nos saludamos afectuosamente. Ver semejante mujer a mi lado me puso un poquitín nervioso. Se movía segura y fatal, atrayendo la mirada de todos y sin importarle nada. Me sonrió contenta y me pregunté qué cosa sería la que nos atraía tanto a dos personas tan distintas. Al final, los chismes de vieja tienen razón cuando dicen que los polos opuestos se juntan.
Pasamos a la sala. Yo ya le había dicho a Bren que le iba a hacer una proposición importante y ella se había mostrado entusiasmada y receptiva, y habíamos acordado vernos primero en un cine para ablandar nervios (los míos, claro; ella ya me conocía bien)
Era un sábado trasnoche y la película era una de esas eróticas y supuestamente "serias" que atraen tanto al público. Se me había ocurrido llevarla allí para ir entrandola en tema, pero no había contado con la cantidad impresionante de gente. La sala estaba llena. Completamente llena.
Como no podía ser de otra manera, y en línea con mi suerte habitual, nos tocó un asiento donde los espectadores de adelante eran altísimos. No podríamos ver bien la película cuando apagaran las luces; pero aquella noche eso no era tan importante.
-Después me tenés que explicar por qué me trajiste a ver esta película, picarón...
Iba a seguir hablándome pero nos interrumpieron. Era un muchacho joven y buen mozo que se quedó de pie junto a nostros, mirandonos. Estaba solo.
Se miraron con Brenda un segundo. El flaco la devoró con la vista. Sin mostrar ningún tipo de prejuicios ni respeto por Bren o por mi, le clavó la mirada en los pechos que parecían escaparse del escote. Como estaba de pié, calculo que vió bastante. Incluso bastante más de lo que yo le vería por un tiempo.
Cuando Bren volvió su cabeza hacia mi, su rostro estaba sonriendo. Igual que el del flaquito.
-Estan sentados en mi butaca... -concluyó el muchacho.
Miramos los números y comparamos. El boleto de Bren tenía la misma ubicación que la que tenía el flaco.
El problema era que en el cine no entraba un alfiler. No podíamos corrernos unos asientos ni podíamos cambiar de lugar.
El muchacho reclamó nuevamente su lugar y la situación se tornó embarasoza.
-Mirá... -atiné a decir. -Nosotros estamos en pareja y vos estás solo... Sería más fácil conseguir un solo asiento.
Pero realmente no había, y el flaco no aceptó.
Así la noche se me estaba arruinando y ya veía que Bren y yo nos íbamos a tener que ir de allí sin ver la película. La velada iba a comenzar mal.
Pero afortunadamente a Bren se le ocurrió aquella idea maravillosa.
-Y bueno, ya que los dos tenemos la misma butaca... -le sonrió de una forma que hasta entonces no le había visto hacer. -¿Por qué no nos sentamos los dos...?
No comprendí al principio.
-El se sienta en la butaca y yo me siento arriba de él... -me explicó mientras me guiñaba pícaramente un ojo -Así vos no cargás con mi peso y yo estoy un poquito más alta para ver la película...
¡Genial!, pensé. El flaco iba a tener que soportarla encima durante dos horas, bancandose el peso y los pelos de ella; y esquivando a cada rato su cabeza para poder ver algo. Si el flaco aceptaba, Bren podría ver la película y quizá se erotizara un poco. Y eso me convenía aún más.
El flaco sonrió lobunamente y Bren le devolvió la sonrisa. Había un toque de sadismo en ese cruce de miradas que yo no capté.
Apenas el flaco aprovó diciendo "bueno", se apagaron las luces.
Bren se puso de pie. Se bajó un poco la minifalda de cuero y se acomodó los pechos y el escote. Los puso más parados y el top dejó entrever el comienzo rozado de los pezones.
El flaco se sentó. No daba crédito a lo que estaba viviendo. Bren era una mujer escultural y estaba a punto de apoyar su estupenda cola sobre su bulto (porque en la zona de los genitales ya tenía un bulto enorme)
Bren se puso delante de él, aún de pié. Lo miró y sonrió, igual que el flaco. El flaco se acomodó la pija dentro del pantalón con poco disimulo, pero como las luces ya estaban apagadas casi nadie lo advirtió. Bren comenzó a sentarse sobre él. Mientras bajaba, el flaco la tomó de los muslos y se ocupó de que la cola perfecta de la que sería mi futura esposa diera justo sobre su pija totalmente al palo.
Bren se sentó un tanto exageradamente. Se inclinó tanto antes de sentarse que practicamente le puso la cola sobre la cara. La minifalda de cuero se le levantó y dejó la mitad de los cachetes al aire. La bombachita de encaje blanca se le enterraba entre las nalgas y el flaco tenía todo aquello a escasos quince centímetros de su rostro.
Mientras comenzaban los títulos el flaco apoyó las dos manos en cada muslo. A Bren le encantó.
Yo estaba mirando la pantalla y no podía darme cuenta. Cuando la película empezó, el flaco tambien. Movía las manos suavemente, acariciandole los muslos y respirandole sobre el cuello. Las manos del flaco iban cada vez más atras, buscando poco a poco aproximarse hacia la cola. Ya se estaban metiendo bajo la minifalda de cuero sin encontrar ningún tipo de oposición.
Subida al flaco, Bren podía ver bastante bien. A veces se le escapaban algunos diálogos del subtitulado y debía estirarse un poquito. La muy mimosa, cada vez que se estiraba se apoyaba en mí; lo que el flaquito aprovechaba y le metía una mano furtiva en la cola. Trataba de hacerlo disimuladamente pero cuando Bren se levantó cuatro o cino veces las manos del flaco comenzaron a quedarse más tiempo y a meterse más adentro. Terminó enterrandole el canto de la mano entre las nalgas y serruchando para alcanzar zonas más adelante. Cada vez que le metía la punta de un dedito en la puerta del ano, Bren me agarraba del brazo y me miraba contenta. Me sonreía de una forma rara y decía que la película la estaba poniendo un poquito excitada.
Yo pensaba que no estaba viendo la pelicula. El flaco se movia debajo de ella cada vez con mayor insistencia y mayor intensidad; y Bren me agarraba cada vez más seguido.
Las manos del flaco comenzaron a explorar otros terrenos. Por la cintura fueron subiendo lentamente hasta hallar la base de los pechos. Entraron por debajo y comenzaron a acariciar las tetas. Bren empezó a suspirar cada vez más seguido. Otra mano del flaco seguía curioseando por debajo y ya estaba llegando a adelante. La bombachita de mi futura novia y esposa se estaba mojando toda mientras me agarraba y me apretaba el brazo.
Cuando el flaquito le puso un dedo en la concha y comenzó a franelearla, Bren me apretó tan fuerte el brazo que me hizo girar hacia ella. La ví medio ida. Tenía los ojos cerrados y se mordía el labio inferior.
-Bren, ¿qué te pasa...?
Bren se sorprendió como si la hubiese pescado "in fraganti" de algo. El flaco le besaba el cuello por detras y le manoseaba las tetas y los pezones, y abajo le estaba haciendo una paja fenomenal. Bren no sabía bien qué decirme. Tenía toda la intención de "engancharme" y formalizar conmigo y no me quería perder. Sólo atinó a decir:
-Es... es la película... -me miraba como quien espera que no le crean nada. -... me excita mucho y... -el flaquito le había sacado los dedos de la concha y le estaba metiendo uno en el culo. -...y... me pongo... rara... -y agregó como para ver si yo por fin me animaba a tirarme el lance. -... me descontrolo y... soy capáz de hacer... cualquier cosa...
Logicamente, eso me animó. Yo seguía siendo tímido hasta la estupidez pero al menos le declararía mi amor.
-Bren, yo...
Había comenzado pero Bren justo se estaba acomodando. Se había levantado para ver un poco mejor y se había corrido la bombacha para un costadito. La raya de las nalgas y la concha le quedaban expuestas a cualquier cosa. El flaquito ya se había bajado el cierre en un movimiento anterior y aprovechó que Bren se paró un poquito para sacar la pija dura y parada hacia afuera.
Bren comenzó a bajar. Se iba a sentar nuevamente sobre la falda del flaquito, pero el flaquito había antepuesto la verga antes que la falda, y Bren se sentaba mientras se abría disimuladamente las nalgas.
La penetración fue limpia, perfecta. Bren se enterró la verga hasta la base de un solo saque y se sentó. Lanzó un fuerte suspiro mientras me preguntaba:
-¿Qué... de...cías...?
-Decía que... -yo la miraba y miraba la pantalla a la vez. Tenía mucha verguenza. -... bueno, que ya hace dos semanas que salimos...
El flaquito había puesto sus manos bajo las nalgas de Bren y se movía muy lentamente. La idea era disimular que se la estaba gozando. Bren sentía cómo la pija le rozaba por dentro y se le metía y le salía. Me veía a mi agarrandole la mano y a todo el mundo viendo la película y se excitaba.
-...dos semanas viendonos y conociendonos... -el flaco comenzaba a bombear con menos disimulo. Bren se perdía segundo a segundo y ya comenzaba a jadear. Una mano del flaquito fue a las tetas y le agarró los dos pechos llenos y parados. los pezones duros se juntaban en sus manos excitando a Bren más y más. -creo... -yo estaba encontrando las palabras justas mientras Bren encontraba la verga justa. La guacha largó mi brazo y se aferró con violencia a los muslos del flaquito. Yo seguía tímido y miraba a la pantalla.
Los movimientos del flaco ya eran categóricos. Los de Bren, también. El flaco tenía las manos bajo la mini de cuero y la agarraba de la cintura, subiendo y bajando el cuerpo de ella que se balanceaba al compás suyo como si hubiesen garchado toda la vida. Bren ya no disimulaba un carajo. Jadeaba como una endemoniada y se sacudía como si estuviese bailando. La pija le entraba y le salía limpia, y eso la ponía cada vez más caliente. Los que estaban detras no se quejaban porque estaban demasiado entretenidos mirando. Y yo le hablaba sin apartar la vista de la pantalla.
-... quería decirte que... -a Bren se la estaban moviendo fenomenalmente. cada vez jadeaba más fuerte. -...que me parece que vos y yo... bueno...
-...¡Dale...! ¡Dale, por favor...! -Bren me animaba entre jadeos. ¡Qué dulce!
-... bueno, que me gustaría que nos pusieramos... ¡ejem! ...de novios...
-¡Más fuerte! ¡Más fuerte, hijo de puta! -Bren se movía ya salvajemente. El flaco casi no aguantaba más. Podía irse en cualquier momento.
-¿Mas fuerte? ¿Querés que grite nuestro amor...?
El flaco sacó la pija. Con una mano levantó la cola de Bren.
-¡Quiero que seamos novios! -grité como en las películas.
Pero Bren me sorprendió:
-No... No seas hijo de puta... -el flaquito le estaba apoyando la punta de la pija en la puerta misma del ano. Y el ano de Bren estaba excitado y dilatado, y húmedo de sexo y de sudor.
-¿No...? -me desilucioné. Justo iba a darme vuelta para verle la cara pero la negativa me puso más tímido aún. Seguí sobre la pantalla.
El flaco empujó la verga un poquitito. La cabeza se le metió lentamente.
-¡A-h...! -un quejido seco, cortado. Bren me estaba volviendo loco
La pija comenzó a entrar lenta pero inexorablemente. Bren abría la boca y lanzaba un quejido ahogado. La pija se le estaba metiendo de a poco.
-¡Ahhh...! ¡Hijo... de puta...! ¡Oh...!
-Bueno, no es para tanto... Si no querés salir conmigo...
El flaco dejó de empujar. Bren comenzó a bajar solita, enterrandosela a la misma velocidad que venía el flaco. Lla pija le iba entrando y ya había pasado la mitad y amenazaba con ir hasta la base.
-¡Sí...! -dijo Bren, y me sorprendí.
-¿Qué?
Se estaba metiendo la pija hasta el fondo. La muy hija de puta tenía la verga casi hasta la base y gozaba como una yegua.
-¡Sí...! Sí... sí...
Fue como si volviese a vivir. Bren me estaba aceptando.
-¿Entonces... somos novios...?
Bren tenía los ojos cerrados pero el culo bien abierto. Y se le estaba abriendo más. Se había tragado la pija hasta la base practicamente sin chistar. El flaco estaba en el cielo. Comenzó a sacarla lentamente sólo para volver a enterrarsela de nuevo. Bren deliraba. La enorme pija se la estaba serruchando de ida y vuelta y bombeandola como Ddios manda.
-¡sí...! ¡sí... ¡sí... ¡SIII...!
Entonces me dí vuelta para darle un beso y la ví. Había nada de luz así que se veía mal. Parecía moverse rítmicamente hacia arriba y hacia abajo, siempre sentada y con la boca entreabierta. El flaco de abajo parecía estar moviendosela o algo parecido. Bren tenía los ojos cerrados y el top de lycra desencajado y corrido, los pezones rojos y duros afuera y una mano del flaco manoseandoselos sin parar un segundo.
-¡Bren! -le dije sonriendo, a esta altura más de nervios que de contento.
Recien allí abrió los ojos. Me agarró del brazo y me besó. No pude ver que estaban haciendo. Ni ella ni el flaco. Tampoco quise averiguarlo. Había conseguido una novia espectacular y eso era lo único que valía.
El beso fue algo raro. Ella no me soltaba ni un segundo, como si no quisiese que yo volviera a mi posición habitual, y ademas se movía de una forma sumamente extraña. Seguía subiendo y bajando a un ritmo cada vez mayor y jadeaba como una descocida.
Yo estaba en la gloria. Había por fin conseguido que una mina me diese bola. ¡Y qué mina! El único aparente problema era que tenía la sensación de que se la estaban moviendo. Claro que todo aquello debía tener una explicación...
¿Y si no la tenía?
¿Si realmente se la estaban garchando delante mío mientras yo me la estaba levantando...? ¿Iba a dejar pasar la oportunidad de enganchar a esa mujer porque me estaba poniendo los cuernos?
La besé con más fuerzas. Si estaba haciendo algo raro ya tendría tiempo de explicarme todo. Y si no me explicaba nada, tendría sus razones. Yo lo único que quería era ponerme de novio con Bren y nada ni nadie me lo iban a impedir.
Pero debí enfrentar una nueva prueba.
Bren dejó de besarme y me miró a los ojos. No dejaba de hamacarse mientras el flaco le daba desde abajo. Mi cara debió ser patética. Bren se dió cuenta de que yo me daba cuenta. Sonrió entre guacha y dulce y me agarró las mejillas.
-Ahora... somos novios... -la pija del flaco le entraba y salía del culo arrancandole gemidos ahogados con cada sacudida. -... lo único... que te... voy a pedir... -el flaquito urgaba entre las tetas. Las manos iban y venían y le pajeaba los pezones. -...es que... en la intimidad... -Bren se relamía y se pasaba la lengua por los labios. -... me dejes... llamarte... "corni"...
Me quedé helado. Juro que dudé entre quedarme allí o huir de una corrida. Medio asustado, la miré de pies a cabeza. Era tan linda y buenita, y tenía un cuerpo tan exhuberante... que pasaron por mi cabeza las mil cosas que podría hacer con ella. -...cariñosamente, claro... "Corni"... -era evidente que ella ya sabía mi respuesta. -...¿me vas a dejar, corni...? ... ¿eh, mi amor...?
¿Qué podía decir? O la mandaba a la mierda o aceptaba.
El flaco le acabó adentro mientras yo tartamudeaba un tímido "sí". Bren comenzó a moverse frenéticamente hacia arriba y abajo sin importarle un carajo lo que yo había dicho. Estaba cabalgandoselo y acabando por el culo mientras le tomaba la mano a su flamante novio. Estaba en el cielo.
Nos levantamos del cine a la mitad de la película. Bren, yo y, detras nuestro, el flaco. Al flaco no volvimos a verlo jamás; y de hecho, huyó en cuento atravezó la puerta. Mejor, pensé. No sabría cómo mirarlo. Bren se fue al baño y yo la esperé en el hall. Supuse que luego de todo aquello iríamos a un hotel por horas.
-¿Estás loco? -me dijo entre sorprendida y ofendida. -No pensarás que soy una de esas... -yo no entendía del todo. Si bien nunca había cogido con ninguna mina, sabía por mis amigos que a las mujeres se las llevaba a un hotel para hacer el amor. -No te enojes, mi amor... Pero... quiero permanecer vírgen hasta el matrimonio...
Me desmoroné. De todas las minas de Buenos Aires justo me había enganchado con una vírgen... ¡Que suerte la mía...!
Y bueno, debería esperar un poco. Despues de todo, cuando nos casáramos y la agarrara en la noche de bodas... ¡qué bien la iba a pasar!
Logicamente es un Copy&Paste pero vale porque estoy en el laburo
9 comentarios - Mi declaracion en el cine
Que tal estúpido...
Man, Clávale un hacha en el carebro al imbécil este!
Se ve bueno, gracias:D
deveria ir a la seccion de peores post 🙎♂️
Me imagino que es un chiste porque
alguien tan boludo no hay. 🤔
lo peor es q en algun lugar del mundo debe haber chongos asi jajaj
jajaj jajj jajjj jajaj jajaj