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me paso a mi

Me llamo María, tengo 38 años, mido 170 y peso 60 kilos. Vivo sola desde hace 10 años, el año pasado me fui a vivir a una nueva zona de capital federal barrio norte. Mi vida sexual es muy normal, cuando me apetece tener sexo, suelo acercarme a una discoteca del centro de la ciudad y cuando me gusta un chico, utilizo mis armas femeninas para llevarle a la cama, haciendo creer al chico que todo es obra suya. Pero no siempre voy a las discotecas para satisfacer mis apetitos sexuales, en ocasiones, suelo masturbarme en casa. Como no me gustan las películas pornográficas, busco en Internet fotografías eróticas o de desnudos masculinos o femeninos. Otras veces chateando practico el sexo por el msn con chicos, chicas o parejas. Una noche me conecté para buscar información de hoteles para ir de vacaciones. Encontré unos apartamentos en carlos paz que me llamaron poderosamente la atención por sus fotografías. Decidí contratar un viaje de una semana. Mientras seguía navegando recibí una llamada de una chica de mi edad, también vivía sola en la misma localidad que yo. Después de charlar durante bastante tiempo quedamos para tomar una copa el sábado por la noche, en un pub cercano a mi domicilio. Como utilizamos el msn, nos vimos las caras, con lo que no estábamos hablando con una máquina si no con alguien de verdad. Tratamos de muchos temas incluido el sexo, que lejos de provocar ese tipo de tema, lo hablamos con toda la naturalidad del mundo. A las tres de la madrugada nos despedimos hasta el sábado, sino nos veíamos antes por Internet. Apagué el ordenador y me fui al salón, puse la televisión y en ese momento ponían una película erótica como las que me gustan. Me acomodé en el sofá, las escenas despertaban en mi deseos de sexo y placer. Dos mujeres se estaban besando, acariciando, tocando, no lo dudé, me puse de pie y me quité los pantalones. Pasé mis dedos por la cara interior de mis muslos, subí la mano y la metí por el interior de la camiseta hasta llegar a mis pechos. Subí el sujetador y pellizqué mis pezones con suavidad. Sin perder de vista las imágenes de la televisión, me quité las braguitas, después la camiseta y por último el sujetador. Con mis manos repetía los movimientos que hacían las protagonistas de la película, mi cuerpo desnudo encima del sillón, unas imágenes sugerentes, una excitación que vino por si sola, mi mente que se desplazaba por el placer y el sexo. Abrí mis piernas para buscar mi sexo humedecido. Separé mi bello púbico encontrando los labios vaginales abiertos, esperando que entraran en lo mas profundo de mí cualquier objeto que me diera placer. Recorrí, a lo largo de la entrada de mi vagina hacia arriba, con mi dedo, hasta encontrar el clítoris que estaba erecto como un pene. Lo tomé con dos dedos y empecé a frotarlos suavemente. Con la otra mano acariciaba mi pechos, jugaba con los pezones rectos y erizados. Enseguida me llegó un orgasmo. Volví a repetir una y otra vez, llegando a un nuevo orgasmo cada vez mas rápido. Me levanté del sillón, me fui a la cocina donde busqué algo parecido a un pene. Agarré un calabacín, el mas grande que encontré y volví al salón donde me esperaba otra sesión. Me puse de rodillas sobre el sofá, con los pies sujeté lo mas fuerte que pude aquel calabacín y me senté encima de él. Primero lo froté contra mi sexo para humedecerlo y después me lo metí lo mas profundo que pude. Me levantaba y me agachaba repetidas veces, mirando entre mis pechos como entraba y salía de mi. Después de varios orgasmos, cansada de esa postura, me tumbé boca arriba, agarré el calabacín y lo volví a meter y rozarlo en el clítoris. Agotada del esfuerzo, me tapé con la manta que siempre tengo encima del sillón, me quedé dormida hasta la mañana siguiente. Al despertar, me levanté, me miré al espejo contemplando mi cuerpo desnudo, satisfecha de lo que había hecho por la noche. Me toque y me fui al cuarto de baño para darme una ducha. Por la noche volví a ver a mi amiga por Internet. Seguimos charlando y profundizando mas en las conversaciones. Era viernes y habíamos quedado para el día siguiente. Le pregunté si tenía algún plan para esa noche y ella contestó que no tenía previsto nada por lo que decidimos entre las dos, quedar una hora mas tarde en lugar de vernos al día siguiente. A la hora acordada nos vimos en la entrada del pub, nos saludamos dándonos un beso en las mejillas y entramos a tomar unas copas. Iniciamos conversaciones muy trascendentales para nosotras y nos dimos cuenta que habíamos encajado muy bien. Le invité a subir a casa a tomar la última copa y ella accedió gustosa. Cuando entramos en el portal, la oigo reír. Al preguntarle por la risa, me comenta que ella vive en el siguiente portal. Subimos al ascensor hasta la puerta de casa y al entrar me pide que salgamos a la terraza, es primavera y el tiempo es agradable. Curiosamente mi terraza, un ático, coincide con la de su casa, simplemente están separadas por una mampara de cristal translúcido. Serví una par de copas y salimos a la terraza para consumirlas, nos sentamos en unas tumbonas con una pequeña mesita de jardín que las separa. Las copas empezaron hacer efecto a las dos y empezamos a hablar de nuestras aventuras y desventuras amorosas y de relaciones con los hombres. Ella me comentó que en alguna ocasión tuvo relaciones lésbicas con una amiga de colegio cuando era mas jovencita. Ese tema despertó en mi gran curiosidad, nunca había tenido relaciones con otra mujer. Me comentó que es un placer diferente que con un hombre, no es mejor ni peor, me decía, simplemente es diferente. El alcohol se me había subido a la cabeza de tal forma que discretamente le insinué probar esa relación, incluso la provocaba con disimulo. Tenía un poco de miedo a romper una relación que a priori parecía buena. Me pidió que nos vistiéramos de forma insinuante, le propuse que fuera a mi habitación y que eligiera entre mis cosas aquello que mas le gustara. Entró en mi cuarto y al cabo de unos minutos salió vestida con ropa mía, un vestido azul pastel semitransparente que yo solía usar junto con otro. A través de ese vestido observé que no llevaba ropa interior. Me animé y acercándome a mi cuarto, me puse otro vestido similar al que se puso mi amiga, igualmente transparente y tampoco me puse nada de ropa interior. Salimos nuevamente a la terraza a terminar nuestras copas, fuimos a la barandilla de la terraza y seguimos charlando de amores, erotismo y sexo. Cuando menos me lo esperaba, arrimó su cara hacia la mía y me dio un beso en la mejilla. La tomé por la cintura y la arrimé hasta mi con suavidad, juntando su nariz con la mía, giré suavemente su cabeza y posé mis labios con los suyos. Nuestros pechos tapados con aquellos ligeros vestidos, se juntaron, produciendo en mi un placer que nunca había sentido. Era una sensación agradable, placentera. Me tomó de la mano para llevarme hasta la mesa donde dejamos las copas, me sentó sobre una tumbona y se colocó frente a mi de rodillas. Esta vez fue ella quien puso sus labios ligeramente sobre los míos. Entreabrí mi boca haciendo ella lo mismo. Las lenguas salieron tímidamente hasta juntar las puntas. Abrimos un poco mas la boca y las lenguas salían ya sin retraimiento para juntarse, nos acercamos cada vez mas, los labios no se despegaban y las lenguas jugaban libremente entre sí. Bajé mis manos hasta sus muslos para agarrar el vestido y subirlo lentamente, mis manos empezaron a notar la piel desnuda y un escalofriante placer recorría mi cuerpo. Ella repitió mi atrevimiento, subiendo mi vestido hasta que sus manos alcanzaron mis pechos desnudos. Yo toqué los suyos, duros, firmes, me cabían en las manos, jugué con sus pezones a la vez que se estremecía. Seguí levantando su vestido hasta quitarlo, dejándola completamente desnuda ante mi. En ese momento recordé la película que vi la noche anterior y empecé a repetir aquellos comportamientos. Veo que abre sus piernas y mete su mano entre ellas. Tal era mi excitación que me quité el vestido sin esperar que ella lo hiciera. Las dos estábamos desnudas frente a frente. La abracé por que quería sentir su piel con la mía. La agarré nuevamente de los pechos, los movía para rozar sus pezones contra los míos, sin dejar de besarnos en la boca. Llegamos a un orgasmo que yo nunca había tenido con nadie. Ella continuaba disfrutando de aquel momento hasta llegar con mi ayuda al éxtasis. Nos abrazamos sobre la tumbona, hasta que nos entró frío y fuimos a mi habitación. Allí nos tumbamos desnudas en la cama y nos quedamos dormidas hasta el día siguiente abrazadas como en una luna de miel.

9 comentarios - me paso a mi

FolladorDeLatinas
BRAVOOO, BRAVOOO, que caliente eres mi amor 🙎‍♂️ esta INCREIBLE !! 😃

me paso a mi
LAPILOTEO
el usuario no exite .......... 😳
onaxis
si...no existe!!!
che n es un poco extraño?
elzorro1986
Muy bueno... espero que me sigas sorprendiendo con tus relatos eroticos... van +10. 🙎‍♂️
Su_Majestad
esta muy bien relatado usuaria inexistente, esperamos mas de tus relatos misteriosos! 🙎‍♂️ 🙎‍♂️

argentina
BioAlex
90 puntos por este post horroroso???
Acá hay algo raro...
cometin00
perra.... no cuentes eso que me vuervo loco... 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 amiga
elpaiku
nitido.....................
lain810
si es tan asi pone el msn
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