PUES COMO ME LATIO LA PRIMER PARTE DE ESTA RELATO Y NO MAS NUNCA VI QUE SUBIERAN LA SEGUNDA PARTE ME LA PUSE A BUSCAR POR EL INTERNET Y LA ENCONTRE Y LA SUBO PARA QUE DISFRUTEN DE ELLA.
Cristina II
Parte 1 de 2.
No estoy segura si recordaran lo que les conté hace un tiempo. Para empezar no estoy segura si se acuerdan de mí. Soy Cristina, la estudiante de derecho que callo en las manos de Don Tito, su viejo vecino. Si tienen dudas pueden buscar la publicación anterior y ojearla, así que daré por hecho que me recuerdan.
Pablo sigue en la empresa constructora y yo aun no he dado mi examen de titulación; comprenderán que en este ultimo tiempo no he podido avanzar demasiado con eso. Supongo que querrán escuchar, o leer mejor dicho, lo que paso luego del día que Don Tito me hizo suya. Pues...
Esa noche no podía dormir del remordimiento. Veía a Pablo durmiendo junto a mí y me sentía la mujer mas malvada y egoísta sobre la faz de la tierra. Esa misma tarde me había dejado violar de la forma mas humillante; me deje hacer por ese viejo que Pablo detesta y muy a mi pesar lo disfrute. Luego había limpiado las evidencias y recibido a mi marido como si nada hubiese pasado; incluso cuando me pregunto como había estado el día, le respondí que muy bien. Hicimos el amor y mientras lo recibía en mi cuerpo, yo me excitaba recordando lo de aquella tarde.
A la mañana siguiente desperté cerca de las diez de la mañana; Pablo ya se había ido. Quería pensar que todo había sido un sueño, pero la incomodidad de mi ano no me dejaba engañarme. Medite un rato en la cama y decidí terminar con esa locura; me levante, me duche y me vestí; inconscientemente me puse solo ropa ajustada; short de jeans, rotos a media nalga; y un peto negro, sin brasier. Sabia que Don tito llegaría en cualquier momento y quería que se calentara al verme, quería que se fuera con las ganas de follarme; mi conciencia me castigaba pero no podía denegar del morbo de sentirme puta.
Estaba haciendo el aseo en el dormitorio cuando sentí la cerradura de la puerta. Cuando Don Tito se apareció en la habitación y me vio, puso esa extraña cara de degenerado sonriente.
Hoy pareces una adolescente; veamos que tan traviesa puedes ser dijo al acercarse. Yo lo detuve con mis manos en alto.
No Don Tito, lo de ayer fue un error. Quiero que me devuelva esas llaves y se largue de aquí dije decidida.
Jajaja.... ¿Crees que es así no mas; pretendes que renuncie a follarte como si nada?. Ya es tarde Cristina, ya fuiste mía y los dos sabemos que te gusto dijo el viejo asqueroso mientras se desabrochaba la sucia camisa Estaré viejo y feo, pero mi verga te gusta, ¡Así que déjate de estupideces y arrodíllate!.
¡Fuera de mi casa viejo asqueroso! grite disimulando mi respiración agitada.
Así que la perrita esta brava dijo sonriéndose Pues veamos cuanta fuerza de voluntad tiene.
No tengo que demostrarle nada. ¡Ahora largo de mi casa viejo desgraciado!.
Pues no me voy, solo me iré si me haces un ultimo favor.
Yo no quería caer en su juego, pero sabia que no se iría, no tal fácilmente como yo deseaba.
Anda Cristina, ayer te portaste muy bien dijo mientras bajaba su pantalón solo una pajita, es lo único que quiero.
Saco su verga y me la mostró, ya la tenia semi erecta y me quede mirando como él empezaba a pajearse frente a mí.
Solo cinco minutos y luego se va, ¿escucho? dije decidida.
Esta bien, como tu quieras mascullo y luego me empujo sobre la cama siéntate.
Se paro frente a mí, su verga ya estaba completamente parada, esperando por las caricias que iba a recibir. Estaba ahí sentada sobre mi cama matrimonial dispuesta a satisfacer a aquel viejo verde, a cualquier mujer le parecería una pesadilla pero yo me había entregado como una puta viciosa el día anterior; había despertado un morbo enfermizo dentro de mí. Muy a mi pesar, ese morbo estaba volviendo a dominarme y sentí mi entrepierna mojarse. Mis ojos estaban clavados en el pedazo de carne que me había humillado y perforado por todos lados la tarde anterior.
Anda, correme una buena paja de despedida. el viejo meció su verga contra mis pechos.
Acerque mi mano y atrape su verga, estaba dura y caliente. Empecé a pajearlo despacio, tratando de controlar el morbo que crecía dentro de mí "como puedo ser tan sucia" pensaba, me excitaba portarme así.
No seas tímida, apriétamela fuerte, ¡muéstrame lo puta que eres!.
El maldito sabia atacarme, sabia que me excitaba escuchar que me llamaran puta. En ese momento empecé a perder el control; con mi otra mano acaricie sus velludas bolas, le apreté fuerte su mástil y comencé con un frenético sube y baja; mi respiración era agitada y tímidos gemidos delataron los instintos de puta que se habían liberado.
Perfecto, aaahhh.... así me gusta putita, ahhhh... que se note lo sucia que eres me decía con malicia Arto que te gusta agarrarme el pico perra de mierda....aaaahhhh... anda no te aguantes mas.... ¡chupamelo!.
Su cara maliciosa desbordaba morbo, me trataba como a una esclava y yo me portaba como su perra, dominada por el morbo que me provocaba serle infiel a mi amado marido en nuestra propia cama y con ese viejo asqueroso que el detesta; ese vecino que me miraba descaradamente. Pablo sabia que ese viejo me deseaba desde hace mucho tiempo, pero no sabia que yo me entregué como una puta en sus asquerosas manos. Pero aun tenia fuerzas, la lujuria no me había dominado por completo y me resistía a complacer sus sucios deseos; me moría por chupar ese pedazo de carne, de meterlo en mi boca y lamerlo como una niña hiciera con un delicioso dulce, pero me resistí, me resistí a las ordenes de Don Tito.
No sueñe viejo asqueroso, solo un minuto mas y se ira de mi casa... nunca me volverá a tocar dije entre jadeos de excitación contenida.
Don Tito bajo sorpresivamente sus manos y me apretó mis pechos, los magreo violentamente sobre el peto mientras yo me desquitaba apretando con todas mis fuerzas su verga erecta entre mis manos.
Estas tetas me fascinan...aaaahhh.... son tetas de vaca en celo.... lo único que quieres es un toro que te la meta... ¡puta lamedora!...anda ¡chupame la verga! me soltó uno de mis pechos y empujo mi cabeza hacia su tieso pené, yo me resistí, mis gemidos de excitación se mezclaron con mis jadeos de esfuerzo por resistirme a los deseos que me invadían Abre la boca puta, deja sentir tu lengua.... aaahhh..... ¡no te resistas mas y chupamela! jadeaba mientras trataba de obligarme a chuparsela.
De pronto no pude mas, la perra dentro de mí gano la batalla, las ganas de meterme su polla en la boca se volvieron incontenibles. Mis manos se quedaron en la base de su miembro, dejando su húmedo glande glorioso frente a mi cara ¡si!....¡si! grite, y me dispuse a devorar su gruesa verga, pero Don Tito, justo antes que la cazara entre mis labios, me la arrebato.
¾ Se acabo el tiempo. Si no quieres, no soy quien para obligarte dijo con ironía burlesca y entre jadeos.
Se abrocho los pantalones y luego de dedicarme una maliciosa sonrisa camino hacia la puerta. La perra insaciable dentro de mí había despertado y no pude dominarla. Estaba tan cerca y a la vez tan lejos de librarme de ese viejo miserable, trate de luchar... pero perdí.
Don Tito dije tiernamente. Él se volteo y me miro con esa mueca maldita tan común en él, esa mueca que celebraba su victoria Por favor... quédese.
Lo siento pequeña, pero tengo tanto que hacer.
Yo sabia lo que Don Tito quería, quería que me humillara frente a él, eso lo calentaba. Me estire de lado sobre la cama, mi mano se deslizo sobre mis pechos y le hable como una niña pidiendo un juguete.
¿No quiere tomarme Don Tito?.... ¿No quiere sentir mi lengua sobre su falo?.... ¿Acaso no quiere meter su verga en mi boquita?..... Folle mi boquita... por favor.... déjeme lamer su tranca..... y seré suya pedí como una viciosa, como una adicta que esta dispuesta a dar la que sea por droga, y mi droga era la verga de ese viejo asqueroso, haría cualquier cosa por sentirme una perra usada por el que quisiera gozarme.
Se saco rápidamente los pantalones y se acerco; su actitud era violenta y me sentí asustada, se subió a la cama, agarro mi cabeza y bruscamente me metió la verga en la boca.
¡Toma puta!.... ¡no querías verga!..... ¡chupala perra!..... ¡cométela toda! gritaba mientras me pegaba fuertes palmazos en la cola. Anda....¡chupasela a este viejito caliente!..... ¡que culazo de puta que tienes!.
El miedo que sentí no tardo en convertirse en excitación, nuevamente estaba en su poder y él lo sabia. Me apretaba violentamente el culo y manoseaba mis piernas a la vez que me exigía que le comiera su herramienta como una muerta de hambre.
¡Come de lo que tu marido marica no tiene puta culona! Me pegaba nalgazos.
No demoro mucho en despojarme de mi escasa ropa y tenerme desnuda a su entera disposición. Yo me sentía abusada, sentía que no podía hacer nada frente al deseo incontrolable de ese viejo inmundo, y eso me calentaba. Me tomo del cuello y me puso boca abajo, metió sus dedos en mi entrepierna y con mis propios jugos lubrico mi malogrado orificio posterior Hoy se la meto primero en el culo Sra. Cristina dijo y me enculo de un solo empellón, yo grite de dolor y lo insulte, le rogué que saliera pero fue inútil. Él solo se reía entre jadeos e insultos para mí y mi esposo. Veía el retrato de mi matrimonio mientras el viejo me gozaba y mas puta me sentía.... sentí mi primer orgasmo de ese día mientras miraba el rostro de mi marido en la foto... "¡MAS DURO, PARTAME EL CULO DON TITO!!!" le grite al viejo maldito.
Esa mañana Don Tito, mi viejo vecino, volvió ha hacer lo que quiso conmigo; su verga recorrió todos mis orificios; sus manos recorrieron todo mi cuerpo y su leche inundo todo mi rostro.
Durante esa semana vino todos los días a abusar de mí. Siempre era igual, al principio me resistía pero siempre terminaba entregándome a Don Tito. Los insultos y las vejaciones nunca faltaban, a veces me pedía algún atuendo especial para saciar sus asquerosas fantasías y yo, como una putita, lo complacía.
Cuando acababa y me tenia desnuda sobre la cama, le gustaba escuchar como me declaraba su sumisa esclava a cambio de la promesa que me tomara de vez en cuando. En poco tiempo me di cuenta que le calentaba escucharme decir que no podía resistirme y entregarme cuando el morbo me dominaba. En una de estas ocasiones fue cuando empezó a interrogarme por mis salidas matinales con escasa ropa. Fui sincera, mientras le lamía su flácida verga, le conté de mis caminatas buscando comentarios soeces hacia mí; le confesé como me excitaba ver a los tipos en la calle volteándose a mirarme y como me mojaba cada vez que me decían alguna grosería. Mientras hablaba pude ver como su mástil reaccionaba, supe que le calentaba oír mi confesión y yo misma me excite al recordar mis paseos. Le pedí que me follara.
Esa tarde, antes de irse, me ordeno que a la mañana siguiente me pusiera una falda y un peto ajustados. Dijo que me acompañaría a uno de mis paseos. Me puso nerviosa la incertidumbre que planto en mí; ¿qué pretendía?, esas caminatas habían empezado todo y me preocupaba el estado en que me ponían. Me quede dormida tratando de decidir si obedecería o no los deseos de Don Tito.
Al día siguiente, decidí que seria lo mejor salir como él lo había dicho "Así por lo menos no caigo en sus manos" pensé. Llego como a la 11:00, abrió con su llave, entro en mi dormitorio y se me quedo mirando. Al momento me ordeno cambiar de falda, reviso mi ropa y me entrego una mas provocativa.
Esta es blanca Don Tito, se me traslucirá el tanga negro objete.
Tu solo ponte lo que te digo mascullo te espero afuera, no me hables; yo te seguiré. En su momento me acercare y te diré que hacer.Iba a salir pero volvió con cara de haberse acordado de algo Ah, y ponte tu sortija, que todos sepan que eres una mujer casada.
Don Tito salió de la casa, dejándome con la prenda en la mano. ¿Cómo iba a salir así a la calle?, se me trasluciría todo. Dude unos minutos pero luego me cambie, cualquier cosa por no caer en las manos de ese viejo. Me mire al espejo y pude ver como la falda elasticada que me había puesto se acomodaba a las formas de mis caderas y a contraluz dejaba en completa evidencia el diminuto coraless que llevaba debajo. Me desespere pero pronto comprendí que no tenia alternativa, en el ajustado peto ya se notaban los pezones algo duros; de solo imaginarme así en la calle, mostrándome..... tome el anillo de encima del velador y me lo puse. Salí y vi al viejo sentado frente a su casa, tome la dirección contraria e inconscientemente adopte mi caminar mas coqueto.
No tarde en llamar la atención, los hombres en la calle se daban vuelta a mirarme y los comentarios picantes atacaron mis sentidos; mi resistencia no duro demasiado y el morbo despertó en mi interior. A veces me daba vuelta y veía a Don Tito, caminaba como a cinco metros; no se perdía detalle de las cosas que me decían y tenia un ángulo privilegiado para deleitarse con el vaivén de mi expuesta cola. Luego de 15 minutos llegue a una esquina y espere la verde.
En la otra esquina toma un autobús¾ escuche a Don Tito, no lo mire y que valla lleno, ¿escuchaste?.
No dije nada, solo cruce la calle y me acerque a la parada. Pasaron un par de buses sin mucha gente, los deje pasar. El tercero venia repleto, los que van a los barrios más populares siempre vienen repletos, me hice la tonta pero el bus se detuvo; Don Tito lo había hecho parar.
Súbase Señora escuche. Sabia que era él.
Me subí, el chofer fue el primero en mirarme con deseo, sus ojos se clavaron en mis pechos y luego, seguramente en mi cola. Me excite. El bus no iba demasiado lleno, se podía caminar entre la gente parada en el pasillo.
Al fondo Don Tito venia tras de mí.
Me abrí paso entre la gente, muchos se dieron vuelta a mirarme. Tuve que restregar mis pechos contra la espalda de algunos; un adolescente de baja estatura se dio vuelta en el momento justo para que al pasar mis globos golpearan su cara; una sonrisa traviesa invadió su cara y me cerro un ojo. Mi morbo se acelero. Por fin encontré un espacio donde poder quedarme; Don Tito se quedo cerca de mí; lo mire, en su rostro había mucho morbo, me miraba con deseo y pronto me di cuenta que no era el único; varios tipos, incluyendo al mocoso ese, me miraban con descaro; el nerviosismo y la excitación me dominaron, me aferré al pilar donde me sujetaba y mire hacia fuera, tratando de controlarme. Un par de ancianos ocupaban los asientos delante de mí, ninguno de los dos tenia el menor recato en mirarme. No los culpe, me veía preciosa y estaban solo a centímetros de mi, era un regalo para ellos, en cualquier parte hubieran tenido que pagar para ver un espectáculo como el que les estaba dando.
De reojo pude ver como Don Tito se acerco y se puso detrás, apoyo su bulto en mis nalgas y sentí como me punteo con descaro. Instintivamente trate de atrapar su garrote con mis nalgas, el sutil meneo de mis caderas se volvió evidente.
Calma pequeña, no ves que tenemos publico dijo Don Tito a mi oído Todos ya pueden ver como te restriego el pico en el culo..... no tienes para que mostrarles cuanto te gusta... recuerda que llevas tu sortija de matrimonio, eres una mujer casada.... ¿Acaso quieres que todos piensen que eres puta?.
Esa palabra, esa maldita palabra; mi excitación creció y apenas podía contener las ganas de arrodillarme y suplicar por una verga; suplicar porque abusaran de mi cuerpo. Sin embargo comprendí que debía mantener la compostura, no podía darme el lujo de perder el control; el miedo invadió mi razón, pero no podía dejar de presionar con mis nalgas el duro bulto de ese viejo desgraciado.
Quiero que a cualquier hombre que se te acerque le digas que eres una mujer casada dijo Don Tito,
No dije nada, no entendía a lo que se refería.
¿Entendiste? Insistió.
Seguía sin entender pero asentí con la cabeza.
Dime que eres una mujer casada. no obtuvo respuesta A cambio te voy a culiar bien culiada esta tarde. Ande Señora Cristina, dígame que la deje tranquila porque es una mujer casada.
Que pretendía ese viejo, no lo sabia pero debía obedecerlo, el morbo me dominaba y el dominaba mi morbo. Necesitaba que saciaran mi cuerpo, necesitaba que abusara de mí cuando llegara a casa, necesitaba ser usada como una perra. Sin apartar mi trasero de su bulto me voltee y con tono de suplica le dije:
Por favor señor... soy una mujer casada.
Su apoyo se volvió mas evidente, sus manos se posaron en mis caderas y solo la delgada tela de mi falda y sus pantalones impedía que me penetrara. Pare la cola y se la restregué contra sus embestidas, la excitación que me provocaba dejarme magrear y puntear por ese viejo en frente de todos los demás que pensaban que era un desconocido para mí... era increíble. De pronto se calmo y apretándome con sus manos me hizo recobrar la razón.
Solo te bajas del bus cuando yo diga, ¿entendiste? Y recuerda lo que te dije Don Tito se aparto y se paro junto a mí.
¿Qué había querido decir?, pues pronto lo averigüé. Lo miraba con suplica, estoy segura que en mi cara se podía leer "lléveme a casa y folleme por favor", cuando sentí al primero. Era mas alto que Don Tito, mas joven pero igual de regordete. Me presionó las caderas a la altura de la ingle, obligándome a parar la cola y comenzó a restregarme su bulto en el culo, pude sentir un miembro duro y deseoso por penetrarme. Me apoyo descaradamente, un total desconocido, al que no podía verle ni la cara con claridad, se estaba dando el lujo de puntearme a placer. La idea, al tiempo que me excitaba me asusto pero no hice nada para detenerlo. Mire a Don Tito, parecía molesto, en un momento de lucidez entendí todo, ahora todo era mas claro, voltee mi rostro lo mas que pude hacia el hombre que se aprovechaba de mí... y dije:
Por favor señor... soy una mujer casada.
A ese hombre no le importaron mis palabras, no le importo que fuera casada. Es mas, al igual que a Don Tito mis suplicas incentivaron sus avances. Una de sus manos se deslizo bajo mi peto y atrapo uno de mis pechos . Apretando su mano con mi brazo, contuve ligeramente los bravos magreos que sufrían mis globos. Sin embargo, el par de ancianos en frente de mi se daban clara cuenta de los abusos de que era victima. Cerré los ojos para evitar la vergüenza, cerré los ojos para sentir como su verga buscaba desesperada la entrada en mi cuerpo. No pude evitar parar la cola todo lo que pude, no pude evitar entregarme a sus avances, obediente y sumisa. Sus envistes se volvieron violentos a la vez que el anciano sentado frente a mí encontró el valor de acariciar mi pierna. La frenética punteada acompañada de los fuertes apretones a mis pechos cesaron violentamente. Aquel tipo se aparto; supe que había mojado sus pantalones, me lo imagine y se me hizo agua la boca. Don Tito estaba complacido y excitado, su mirada lo delataba. No paso ni medio minuto y otro tipo, otro hombre completamente desconocido se apego a mis caderas y me empezó a puntear.
Por favor señor... soy una mujer casada.
Les encantaba, no había duda. Disfrutaban de la voz suplicante y el cuerpo sumiso. Esta vez las dos manos se escabulleron bajo mi peto; no puedo negar que lo deseaba. Cerré los ojos y volví a dejarme hacer; sabia que los tipos a mi alrededor miraban y esperaban con ansias su turno; eso era precisamente lo que quería Don Tito; si se acerco y me punteo descaradamente no fue mas que para mostrarles a esos hombres lo sumisa que podía ser ante el avance de quien quisiera aprovecharse de mí.
La mano de aquel anciano degenerado había tomado confianza, sus caricias sobre la parte interior de mi pierna se deslizaron en un suave y violento vaivén hasta desaparecer bajo mi faldita. Cuando el tercer extraño se apego a mi cuerpo, para hacerme sentir su palpitante bulto....
Por favor señor... soy una mujer casada.
.....y masajear mis pechos, sentí los dedos del anciano apartar mi ropa interior y bañarse en los jugos de mi conchita. Lo mire y me encontré con su sonrisa malévola. Observó detenidamente los cambios en mi rostro cuando empezó a juguetear con mi desprotegido clítoris. La sensación de ser manoseada a placer por aquellos extraños y a vista y paciencia de quien sabe quien, me tenia al borde de la locura, apenas podía aguantar los gritos de placer. La respuesta a los punteos del extraño de turno (un tipo muy moreno y algo bajito) eran innatas, no me importaba tener que inclinarme un poco para que mis nalgas alcanzaran su paquete. A ratos se quedaba quieto para sentir como yo restregaba mi cola en su tranca; incluso fue así como termino. Estaba quieto, disfrutando de mis movimientos y de repente se agarro bien de mis pechos y me dio un fuerte empellón, pude sentir los palpitos de su miembro escupiendo su ardiente leche. Cuando estuve momentáneamente libre, mis ojos se clavaron en el anciano que acariciaba mi hambriento coñito. Recordé las instrucciones de Don Tito.
Por favor señor... soy una mujer casada. Le dije.
Su sonrisa se acentuó y lentamente empezó a meter sus dedos en mi conchita; no pude evitar morder mi labio inferior para contener un gemido, el viejo asqueroso se deleitaba con los estragos que estaba provocando en mi entrepierna y mi cuerpo no tenia fuerzas para resistirse. En eso sentí unas inquietas manos que se metieron bajo mi falda; alguien manoseaba y apretaba mis nalgas a placer. Desvié mi atención del anciano y vi al mocoso del pasillo completamente extasiado magreandome la cola, "¿qué puedo hacer? es su turno de usarme un rato" pensé, y me deje hacer.
Dos dedos del anciano jugaban dentro de mí, mientras su pulgar rozaba hábilmente mi clítoris. Realmente lo hacia bien y me traía al borde del orgasmo, el vejete tenia su experiencia. Pensé en la calentura de ese viejo al estar jugando con la entrepierna de una mujer como yo, preciosa y de la edad de su nieta y ya no pude mas. Me costo demasiado disimular el orgasmo que invadió mi cuerpo, cerré las piernas atrapando la mano del viejo quien siguió revolviendo con violencia sus dedos en mi coñito. Por si fuera poco, el mocoso se abrió paso bajo mi tanga y presiono con uno de sus dedos mi agujerito posterior. El orgasmo no hizo mas que acrecentar mi excitación "¡Disfrutas como perra!" me dije y me excite mas, mis caderas se movía sensualmente para el gusto de los tipos que observaban el espectáculo; cuando mire había tres o cuatro hombre mirando y esperando su turno. Era una puta y estaba mas excitada y descontrolada que nunca; si alguien quería que se la chupara, solo tenia que pedirlo.
Un hombre muy moreno y de mal ver se acerco y empujo al mocoso; sin embargo el chico mantuvo su posición y lo encaro.
¡Espera tu turno idiota! reclamo el muchacho.
El otro tipo lo empujo nuevamente y me dio un buen agarron en la cola. Se disponía a abrazarme cuando el muchacho volvió a intervenir, pero esta vez me di cuenta que traía una corta pluma en la mano. Me quede helada.
Estaba demasiado excitada y asustada al mismo tiempo, me quede en blanco. Un apretón en el brazo me hizo reaccionar. Don Tito, que se había dedicado a disfrutar del espectáculo, me hacia señas para que bajara del bus. No sé si fueron los nervios o la conducta innata de la perra dentro de mi por obedecer al viejo, pero de inmediato me abrí paso a la puerta de atrás, y aprovechando que el bus estaba detenido baje rápidamente detrás de Don Tito. La puerta se cerro y el bus prosiguió su marcha.
Me sentí momentáneamente a salvo, pero vi que el bus se detenía veinte metros mas haya y bajaban tres hombres de los que había visto esperando su turno. Me calenté y asuste al mismo tiempo. La perra dentro de mi quería entregarse a las perversiones de aquellos hombres, pero la esposa gritaba porque la dejaran volver a casa y esperar a su marido. Don Tito me agarro del brazo, abrió la puerta de un auto que se detuvo frente a nosotros y me subió detrás suyo al vehículo. A una orden de mi vecino el conductor se puso en marcha. Me di cuenta que escapábamos en un taxi.
El taxista se me quedo viendo por el espejo, seguramente pensaba que éramos padre he hija; esa idea aumento el morbo. Don Tito tenia una sonrisa de satisfacción en la cara; no era para menos, me había comportado como él lo había planeado. Seguramente al verme deseada por todos esos hombres inescrupulosos y luego verme disfrutar de sus avances a pesar de pedir que se detuvieran, lo habían llevado al paraíso del morbo.
De todas formas mis deseos seguían latentes, nadie había satisfecho mi calentura de perra y muy a mi pesar sabia que Pablo, mi amado marido, no podría hacerlo; necesitaba del viejo bastardo de mi vecino y él lo sabia. Me percate de las miradas lascivas del taxista, sabia que miraba mis piernas y que se esforzaba por ver mas halla ¿Cuánto querrá ver? me pregunte, la idea acentuó mi excitación; ya estaba entregada al morbo, la perra dentro de mí me dominaba y no podía hacer nada para detenerla. Abrí inocentemente mis piernas, delicadamente, sin que Don Tito se diera cuenta, le mostré mi ropa interior al taxista. El tipo era un cuarentón, muy morocho, macizó y se notaba que no era muy alto, mas bajo que yo nunca podría estar con una mujer como yo Seguramente en casa le esperaba una esposa con sobre peso, morocha como él y con tres embarazos a cuestas. Sin embargo, en ese momento podía deleitar su vista con mi cuerpo. Las ideas en mi cabeza volaban y la ansiedad por ser usada crecía a cada instante.
¿No es cierto que mi nuerita es preciosa amigo? pregunto sonriente Don Tito mientras pasaba su mano por detrás para apoyarla en mi hombro.
El taxista no dijo nada.......
CONTINUARA.
SI LES GUSTO COMENTEN PARA QUE SUBA LA OTRA PARTE Y ALGUN OTRO BUEN RELATO. GRACIAS!
Cristina II
Parte 1 de 2.
No estoy segura si recordaran lo que les conté hace un tiempo. Para empezar no estoy segura si se acuerdan de mí. Soy Cristina, la estudiante de derecho que callo en las manos de Don Tito, su viejo vecino. Si tienen dudas pueden buscar la publicación anterior y ojearla, así que daré por hecho que me recuerdan.
Pablo sigue en la empresa constructora y yo aun no he dado mi examen de titulación; comprenderán que en este ultimo tiempo no he podido avanzar demasiado con eso. Supongo que querrán escuchar, o leer mejor dicho, lo que paso luego del día que Don Tito me hizo suya. Pues...
Esa noche no podía dormir del remordimiento. Veía a Pablo durmiendo junto a mí y me sentía la mujer mas malvada y egoísta sobre la faz de la tierra. Esa misma tarde me había dejado violar de la forma mas humillante; me deje hacer por ese viejo que Pablo detesta y muy a mi pesar lo disfrute. Luego había limpiado las evidencias y recibido a mi marido como si nada hubiese pasado; incluso cuando me pregunto como había estado el día, le respondí que muy bien. Hicimos el amor y mientras lo recibía en mi cuerpo, yo me excitaba recordando lo de aquella tarde.
A la mañana siguiente desperté cerca de las diez de la mañana; Pablo ya se había ido. Quería pensar que todo había sido un sueño, pero la incomodidad de mi ano no me dejaba engañarme. Medite un rato en la cama y decidí terminar con esa locura; me levante, me duche y me vestí; inconscientemente me puse solo ropa ajustada; short de jeans, rotos a media nalga; y un peto negro, sin brasier. Sabia que Don tito llegaría en cualquier momento y quería que se calentara al verme, quería que se fuera con las ganas de follarme; mi conciencia me castigaba pero no podía denegar del morbo de sentirme puta.
Estaba haciendo el aseo en el dormitorio cuando sentí la cerradura de la puerta. Cuando Don Tito se apareció en la habitación y me vio, puso esa extraña cara de degenerado sonriente.
Hoy pareces una adolescente; veamos que tan traviesa puedes ser dijo al acercarse. Yo lo detuve con mis manos en alto.
No Don Tito, lo de ayer fue un error. Quiero que me devuelva esas llaves y se largue de aquí dije decidida.
Jajaja.... ¿Crees que es así no mas; pretendes que renuncie a follarte como si nada?. Ya es tarde Cristina, ya fuiste mía y los dos sabemos que te gusto dijo el viejo asqueroso mientras se desabrochaba la sucia camisa Estaré viejo y feo, pero mi verga te gusta, ¡Así que déjate de estupideces y arrodíllate!.
¡Fuera de mi casa viejo asqueroso! grite disimulando mi respiración agitada.
Así que la perrita esta brava dijo sonriéndose Pues veamos cuanta fuerza de voluntad tiene.
No tengo que demostrarle nada. ¡Ahora largo de mi casa viejo desgraciado!.
Pues no me voy, solo me iré si me haces un ultimo favor.
Yo no quería caer en su juego, pero sabia que no se iría, no tal fácilmente como yo deseaba.
Anda Cristina, ayer te portaste muy bien dijo mientras bajaba su pantalón solo una pajita, es lo único que quiero.
Saco su verga y me la mostró, ya la tenia semi erecta y me quede mirando como él empezaba a pajearse frente a mí.
Solo cinco minutos y luego se va, ¿escucho? dije decidida.
Esta bien, como tu quieras mascullo y luego me empujo sobre la cama siéntate.
Se paro frente a mí, su verga ya estaba completamente parada, esperando por las caricias que iba a recibir. Estaba ahí sentada sobre mi cama matrimonial dispuesta a satisfacer a aquel viejo verde, a cualquier mujer le parecería una pesadilla pero yo me había entregado como una puta viciosa el día anterior; había despertado un morbo enfermizo dentro de mí. Muy a mi pesar, ese morbo estaba volviendo a dominarme y sentí mi entrepierna mojarse. Mis ojos estaban clavados en el pedazo de carne que me había humillado y perforado por todos lados la tarde anterior.
Anda, correme una buena paja de despedida. el viejo meció su verga contra mis pechos.
Acerque mi mano y atrape su verga, estaba dura y caliente. Empecé a pajearlo despacio, tratando de controlar el morbo que crecía dentro de mí "como puedo ser tan sucia" pensaba, me excitaba portarme así.
No seas tímida, apriétamela fuerte, ¡muéstrame lo puta que eres!.
El maldito sabia atacarme, sabia que me excitaba escuchar que me llamaran puta. En ese momento empecé a perder el control; con mi otra mano acaricie sus velludas bolas, le apreté fuerte su mástil y comencé con un frenético sube y baja; mi respiración era agitada y tímidos gemidos delataron los instintos de puta que se habían liberado.
Perfecto, aaahhh.... así me gusta putita, ahhhh... que se note lo sucia que eres me decía con malicia Arto que te gusta agarrarme el pico perra de mierda....aaaahhhh... anda no te aguantes mas.... ¡chupamelo!.
Su cara maliciosa desbordaba morbo, me trataba como a una esclava y yo me portaba como su perra, dominada por el morbo que me provocaba serle infiel a mi amado marido en nuestra propia cama y con ese viejo asqueroso que el detesta; ese vecino que me miraba descaradamente. Pablo sabia que ese viejo me deseaba desde hace mucho tiempo, pero no sabia que yo me entregué como una puta en sus asquerosas manos. Pero aun tenia fuerzas, la lujuria no me había dominado por completo y me resistía a complacer sus sucios deseos; me moría por chupar ese pedazo de carne, de meterlo en mi boca y lamerlo como una niña hiciera con un delicioso dulce, pero me resistí, me resistí a las ordenes de Don Tito.
No sueñe viejo asqueroso, solo un minuto mas y se ira de mi casa... nunca me volverá a tocar dije entre jadeos de excitación contenida.
Don Tito bajo sorpresivamente sus manos y me apretó mis pechos, los magreo violentamente sobre el peto mientras yo me desquitaba apretando con todas mis fuerzas su verga erecta entre mis manos.
Estas tetas me fascinan...aaaahhh.... son tetas de vaca en celo.... lo único que quieres es un toro que te la meta... ¡puta lamedora!...anda ¡chupame la verga! me soltó uno de mis pechos y empujo mi cabeza hacia su tieso pené, yo me resistí, mis gemidos de excitación se mezclaron con mis jadeos de esfuerzo por resistirme a los deseos que me invadían Abre la boca puta, deja sentir tu lengua.... aaahhh..... ¡no te resistas mas y chupamela! jadeaba mientras trataba de obligarme a chuparsela.
De pronto no pude mas, la perra dentro de mí gano la batalla, las ganas de meterme su polla en la boca se volvieron incontenibles. Mis manos se quedaron en la base de su miembro, dejando su húmedo glande glorioso frente a mi cara ¡si!....¡si! grite, y me dispuse a devorar su gruesa verga, pero Don Tito, justo antes que la cazara entre mis labios, me la arrebato.
¾ Se acabo el tiempo. Si no quieres, no soy quien para obligarte dijo con ironía burlesca y entre jadeos.
Se abrocho los pantalones y luego de dedicarme una maliciosa sonrisa camino hacia la puerta. La perra insaciable dentro de mí había despertado y no pude dominarla. Estaba tan cerca y a la vez tan lejos de librarme de ese viejo miserable, trate de luchar... pero perdí.
Don Tito dije tiernamente. Él se volteo y me miro con esa mueca maldita tan común en él, esa mueca que celebraba su victoria Por favor... quédese.
Lo siento pequeña, pero tengo tanto que hacer.
Yo sabia lo que Don Tito quería, quería que me humillara frente a él, eso lo calentaba. Me estire de lado sobre la cama, mi mano se deslizo sobre mis pechos y le hable como una niña pidiendo un juguete.
¿No quiere tomarme Don Tito?.... ¿No quiere sentir mi lengua sobre su falo?.... ¿Acaso no quiere meter su verga en mi boquita?..... Folle mi boquita... por favor.... déjeme lamer su tranca..... y seré suya pedí como una viciosa, como una adicta que esta dispuesta a dar la que sea por droga, y mi droga era la verga de ese viejo asqueroso, haría cualquier cosa por sentirme una perra usada por el que quisiera gozarme.
Se saco rápidamente los pantalones y se acerco; su actitud era violenta y me sentí asustada, se subió a la cama, agarro mi cabeza y bruscamente me metió la verga en la boca.
¡Toma puta!.... ¡no querías verga!..... ¡chupala perra!..... ¡cométela toda! gritaba mientras me pegaba fuertes palmazos en la cola. Anda....¡chupasela a este viejito caliente!..... ¡que culazo de puta que tienes!.
El miedo que sentí no tardo en convertirse en excitación, nuevamente estaba en su poder y él lo sabia. Me apretaba violentamente el culo y manoseaba mis piernas a la vez que me exigía que le comiera su herramienta como una muerta de hambre.
¡Come de lo que tu marido marica no tiene puta culona! Me pegaba nalgazos.
No demoro mucho en despojarme de mi escasa ropa y tenerme desnuda a su entera disposición. Yo me sentía abusada, sentía que no podía hacer nada frente al deseo incontrolable de ese viejo inmundo, y eso me calentaba. Me tomo del cuello y me puso boca abajo, metió sus dedos en mi entrepierna y con mis propios jugos lubrico mi malogrado orificio posterior Hoy se la meto primero en el culo Sra. Cristina dijo y me enculo de un solo empellón, yo grite de dolor y lo insulte, le rogué que saliera pero fue inútil. Él solo se reía entre jadeos e insultos para mí y mi esposo. Veía el retrato de mi matrimonio mientras el viejo me gozaba y mas puta me sentía.... sentí mi primer orgasmo de ese día mientras miraba el rostro de mi marido en la foto... "¡MAS DURO, PARTAME EL CULO DON TITO!!!" le grite al viejo maldito.
Esa mañana Don Tito, mi viejo vecino, volvió ha hacer lo que quiso conmigo; su verga recorrió todos mis orificios; sus manos recorrieron todo mi cuerpo y su leche inundo todo mi rostro.
Durante esa semana vino todos los días a abusar de mí. Siempre era igual, al principio me resistía pero siempre terminaba entregándome a Don Tito. Los insultos y las vejaciones nunca faltaban, a veces me pedía algún atuendo especial para saciar sus asquerosas fantasías y yo, como una putita, lo complacía.
Cuando acababa y me tenia desnuda sobre la cama, le gustaba escuchar como me declaraba su sumisa esclava a cambio de la promesa que me tomara de vez en cuando. En poco tiempo me di cuenta que le calentaba escucharme decir que no podía resistirme y entregarme cuando el morbo me dominaba. En una de estas ocasiones fue cuando empezó a interrogarme por mis salidas matinales con escasa ropa. Fui sincera, mientras le lamía su flácida verga, le conté de mis caminatas buscando comentarios soeces hacia mí; le confesé como me excitaba ver a los tipos en la calle volteándose a mirarme y como me mojaba cada vez que me decían alguna grosería. Mientras hablaba pude ver como su mástil reaccionaba, supe que le calentaba oír mi confesión y yo misma me excite al recordar mis paseos. Le pedí que me follara.
Esa tarde, antes de irse, me ordeno que a la mañana siguiente me pusiera una falda y un peto ajustados. Dijo que me acompañaría a uno de mis paseos. Me puso nerviosa la incertidumbre que planto en mí; ¿qué pretendía?, esas caminatas habían empezado todo y me preocupaba el estado en que me ponían. Me quede dormida tratando de decidir si obedecería o no los deseos de Don Tito.
Al día siguiente, decidí que seria lo mejor salir como él lo había dicho "Así por lo menos no caigo en sus manos" pensé. Llego como a la 11:00, abrió con su llave, entro en mi dormitorio y se me quedo mirando. Al momento me ordeno cambiar de falda, reviso mi ropa y me entrego una mas provocativa.
Esta es blanca Don Tito, se me traslucirá el tanga negro objete.
Tu solo ponte lo que te digo mascullo te espero afuera, no me hables; yo te seguiré. En su momento me acercare y te diré que hacer.Iba a salir pero volvió con cara de haberse acordado de algo Ah, y ponte tu sortija, que todos sepan que eres una mujer casada.
Don Tito salió de la casa, dejándome con la prenda en la mano. ¿Cómo iba a salir así a la calle?, se me trasluciría todo. Dude unos minutos pero luego me cambie, cualquier cosa por no caer en las manos de ese viejo. Me mire al espejo y pude ver como la falda elasticada que me había puesto se acomodaba a las formas de mis caderas y a contraluz dejaba en completa evidencia el diminuto coraless que llevaba debajo. Me desespere pero pronto comprendí que no tenia alternativa, en el ajustado peto ya se notaban los pezones algo duros; de solo imaginarme así en la calle, mostrándome..... tome el anillo de encima del velador y me lo puse. Salí y vi al viejo sentado frente a su casa, tome la dirección contraria e inconscientemente adopte mi caminar mas coqueto.
No tarde en llamar la atención, los hombres en la calle se daban vuelta a mirarme y los comentarios picantes atacaron mis sentidos; mi resistencia no duro demasiado y el morbo despertó en mi interior. A veces me daba vuelta y veía a Don Tito, caminaba como a cinco metros; no se perdía detalle de las cosas que me decían y tenia un ángulo privilegiado para deleitarse con el vaivén de mi expuesta cola. Luego de 15 minutos llegue a una esquina y espere la verde.
En la otra esquina toma un autobús¾ escuche a Don Tito, no lo mire y que valla lleno, ¿escuchaste?.
No dije nada, solo cruce la calle y me acerque a la parada. Pasaron un par de buses sin mucha gente, los deje pasar. El tercero venia repleto, los que van a los barrios más populares siempre vienen repletos, me hice la tonta pero el bus se detuvo; Don Tito lo había hecho parar.
Súbase Señora escuche. Sabia que era él.
Me subí, el chofer fue el primero en mirarme con deseo, sus ojos se clavaron en mis pechos y luego, seguramente en mi cola. Me excite. El bus no iba demasiado lleno, se podía caminar entre la gente parada en el pasillo.
Al fondo Don Tito venia tras de mí.
Me abrí paso entre la gente, muchos se dieron vuelta a mirarme. Tuve que restregar mis pechos contra la espalda de algunos; un adolescente de baja estatura se dio vuelta en el momento justo para que al pasar mis globos golpearan su cara; una sonrisa traviesa invadió su cara y me cerro un ojo. Mi morbo se acelero. Por fin encontré un espacio donde poder quedarme; Don Tito se quedo cerca de mí; lo mire, en su rostro había mucho morbo, me miraba con deseo y pronto me di cuenta que no era el único; varios tipos, incluyendo al mocoso ese, me miraban con descaro; el nerviosismo y la excitación me dominaron, me aferré al pilar donde me sujetaba y mire hacia fuera, tratando de controlarme. Un par de ancianos ocupaban los asientos delante de mí, ninguno de los dos tenia el menor recato en mirarme. No los culpe, me veía preciosa y estaban solo a centímetros de mi, era un regalo para ellos, en cualquier parte hubieran tenido que pagar para ver un espectáculo como el que les estaba dando.
De reojo pude ver como Don Tito se acerco y se puso detrás, apoyo su bulto en mis nalgas y sentí como me punteo con descaro. Instintivamente trate de atrapar su garrote con mis nalgas, el sutil meneo de mis caderas se volvió evidente.
Calma pequeña, no ves que tenemos publico dijo Don Tito a mi oído Todos ya pueden ver como te restriego el pico en el culo..... no tienes para que mostrarles cuanto te gusta... recuerda que llevas tu sortija de matrimonio, eres una mujer casada.... ¿Acaso quieres que todos piensen que eres puta?.
Esa palabra, esa maldita palabra; mi excitación creció y apenas podía contener las ganas de arrodillarme y suplicar por una verga; suplicar porque abusaran de mi cuerpo. Sin embargo comprendí que debía mantener la compostura, no podía darme el lujo de perder el control; el miedo invadió mi razón, pero no podía dejar de presionar con mis nalgas el duro bulto de ese viejo desgraciado.
Quiero que a cualquier hombre que se te acerque le digas que eres una mujer casada dijo Don Tito,
No dije nada, no entendía a lo que se refería.
¿Entendiste? Insistió.
Seguía sin entender pero asentí con la cabeza.
Dime que eres una mujer casada. no obtuvo respuesta A cambio te voy a culiar bien culiada esta tarde. Ande Señora Cristina, dígame que la deje tranquila porque es una mujer casada.
Que pretendía ese viejo, no lo sabia pero debía obedecerlo, el morbo me dominaba y el dominaba mi morbo. Necesitaba que saciaran mi cuerpo, necesitaba que abusara de mí cuando llegara a casa, necesitaba ser usada como una perra. Sin apartar mi trasero de su bulto me voltee y con tono de suplica le dije:
Por favor señor... soy una mujer casada.
Su apoyo se volvió mas evidente, sus manos se posaron en mis caderas y solo la delgada tela de mi falda y sus pantalones impedía que me penetrara. Pare la cola y se la restregué contra sus embestidas, la excitación que me provocaba dejarme magrear y puntear por ese viejo en frente de todos los demás que pensaban que era un desconocido para mí... era increíble. De pronto se calmo y apretándome con sus manos me hizo recobrar la razón.
Solo te bajas del bus cuando yo diga, ¿entendiste? Y recuerda lo que te dije Don Tito se aparto y se paro junto a mí.
¿Qué había querido decir?, pues pronto lo averigüé. Lo miraba con suplica, estoy segura que en mi cara se podía leer "lléveme a casa y folleme por favor", cuando sentí al primero. Era mas alto que Don Tito, mas joven pero igual de regordete. Me presionó las caderas a la altura de la ingle, obligándome a parar la cola y comenzó a restregarme su bulto en el culo, pude sentir un miembro duro y deseoso por penetrarme. Me apoyo descaradamente, un total desconocido, al que no podía verle ni la cara con claridad, se estaba dando el lujo de puntearme a placer. La idea, al tiempo que me excitaba me asusto pero no hice nada para detenerlo. Mire a Don Tito, parecía molesto, en un momento de lucidez entendí todo, ahora todo era mas claro, voltee mi rostro lo mas que pude hacia el hombre que se aprovechaba de mí... y dije:
Por favor señor... soy una mujer casada.
A ese hombre no le importaron mis palabras, no le importo que fuera casada. Es mas, al igual que a Don Tito mis suplicas incentivaron sus avances. Una de sus manos se deslizo bajo mi peto y atrapo uno de mis pechos . Apretando su mano con mi brazo, contuve ligeramente los bravos magreos que sufrían mis globos. Sin embargo, el par de ancianos en frente de mi se daban clara cuenta de los abusos de que era victima. Cerré los ojos para evitar la vergüenza, cerré los ojos para sentir como su verga buscaba desesperada la entrada en mi cuerpo. No pude evitar parar la cola todo lo que pude, no pude evitar entregarme a sus avances, obediente y sumisa. Sus envistes se volvieron violentos a la vez que el anciano sentado frente a mí encontró el valor de acariciar mi pierna. La frenética punteada acompañada de los fuertes apretones a mis pechos cesaron violentamente. Aquel tipo se aparto; supe que había mojado sus pantalones, me lo imagine y se me hizo agua la boca. Don Tito estaba complacido y excitado, su mirada lo delataba. No paso ni medio minuto y otro tipo, otro hombre completamente desconocido se apego a mis caderas y me empezó a puntear.
Por favor señor... soy una mujer casada.
Les encantaba, no había duda. Disfrutaban de la voz suplicante y el cuerpo sumiso. Esta vez las dos manos se escabulleron bajo mi peto; no puedo negar que lo deseaba. Cerré los ojos y volví a dejarme hacer; sabia que los tipos a mi alrededor miraban y esperaban con ansias su turno; eso era precisamente lo que quería Don Tito; si se acerco y me punteo descaradamente no fue mas que para mostrarles a esos hombres lo sumisa que podía ser ante el avance de quien quisiera aprovecharse de mí.
La mano de aquel anciano degenerado había tomado confianza, sus caricias sobre la parte interior de mi pierna se deslizaron en un suave y violento vaivén hasta desaparecer bajo mi faldita. Cuando el tercer extraño se apego a mi cuerpo, para hacerme sentir su palpitante bulto....
Por favor señor... soy una mujer casada.
.....y masajear mis pechos, sentí los dedos del anciano apartar mi ropa interior y bañarse en los jugos de mi conchita. Lo mire y me encontré con su sonrisa malévola. Observó detenidamente los cambios en mi rostro cuando empezó a juguetear con mi desprotegido clítoris. La sensación de ser manoseada a placer por aquellos extraños y a vista y paciencia de quien sabe quien, me tenia al borde de la locura, apenas podía aguantar los gritos de placer. La respuesta a los punteos del extraño de turno (un tipo muy moreno y algo bajito) eran innatas, no me importaba tener que inclinarme un poco para que mis nalgas alcanzaran su paquete. A ratos se quedaba quieto para sentir como yo restregaba mi cola en su tranca; incluso fue así como termino. Estaba quieto, disfrutando de mis movimientos y de repente se agarro bien de mis pechos y me dio un fuerte empellón, pude sentir los palpitos de su miembro escupiendo su ardiente leche. Cuando estuve momentáneamente libre, mis ojos se clavaron en el anciano que acariciaba mi hambriento coñito. Recordé las instrucciones de Don Tito.
Por favor señor... soy una mujer casada. Le dije.
Su sonrisa se acentuó y lentamente empezó a meter sus dedos en mi conchita; no pude evitar morder mi labio inferior para contener un gemido, el viejo asqueroso se deleitaba con los estragos que estaba provocando en mi entrepierna y mi cuerpo no tenia fuerzas para resistirse. En eso sentí unas inquietas manos que se metieron bajo mi falda; alguien manoseaba y apretaba mis nalgas a placer. Desvié mi atención del anciano y vi al mocoso del pasillo completamente extasiado magreandome la cola, "¿qué puedo hacer? es su turno de usarme un rato" pensé, y me deje hacer.
Dos dedos del anciano jugaban dentro de mí, mientras su pulgar rozaba hábilmente mi clítoris. Realmente lo hacia bien y me traía al borde del orgasmo, el vejete tenia su experiencia. Pensé en la calentura de ese viejo al estar jugando con la entrepierna de una mujer como yo, preciosa y de la edad de su nieta y ya no pude mas. Me costo demasiado disimular el orgasmo que invadió mi cuerpo, cerré las piernas atrapando la mano del viejo quien siguió revolviendo con violencia sus dedos en mi coñito. Por si fuera poco, el mocoso se abrió paso bajo mi tanga y presiono con uno de sus dedos mi agujerito posterior. El orgasmo no hizo mas que acrecentar mi excitación "¡Disfrutas como perra!" me dije y me excite mas, mis caderas se movía sensualmente para el gusto de los tipos que observaban el espectáculo; cuando mire había tres o cuatro hombre mirando y esperando su turno. Era una puta y estaba mas excitada y descontrolada que nunca; si alguien quería que se la chupara, solo tenia que pedirlo.
Un hombre muy moreno y de mal ver se acerco y empujo al mocoso; sin embargo el chico mantuvo su posición y lo encaro.
¡Espera tu turno idiota! reclamo el muchacho.
El otro tipo lo empujo nuevamente y me dio un buen agarron en la cola. Se disponía a abrazarme cuando el muchacho volvió a intervenir, pero esta vez me di cuenta que traía una corta pluma en la mano. Me quede helada.
Estaba demasiado excitada y asustada al mismo tiempo, me quede en blanco. Un apretón en el brazo me hizo reaccionar. Don Tito, que se había dedicado a disfrutar del espectáculo, me hacia señas para que bajara del bus. No sé si fueron los nervios o la conducta innata de la perra dentro de mi por obedecer al viejo, pero de inmediato me abrí paso a la puerta de atrás, y aprovechando que el bus estaba detenido baje rápidamente detrás de Don Tito. La puerta se cerro y el bus prosiguió su marcha.
Me sentí momentáneamente a salvo, pero vi que el bus se detenía veinte metros mas haya y bajaban tres hombres de los que había visto esperando su turno. Me calenté y asuste al mismo tiempo. La perra dentro de mi quería entregarse a las perversiones de aquellos hombres, pero la esposa gritaba porque la dejaran volver a casa y esperar a su marido. Don Tito me agarro del brazo, abrió la puerta de un auto que se detuvo frente a nosotros y me subió detrás suyo al vehículo. A una orden de mi vecino el conductor se puso en marcha. Me di cuenta que escapábamos en un taxi.
El taxista se me quedo viendo por el espejo, seguramente pensaba que éramos padre he hija; esa idea aumento el morbo. Don Tito tenia una sonrisa de satisfacción en la cara; no era para menos, me había comportado como él lo había planeado. Seguramente al verme deseada por todos esos hombres inescrupulosos y luego verme disfrutar de sus avances a pesar de pedir que se detuvieran, lo habían llevado al paraíso del morbo.
De todas formas mis deseos seguían latentes, nadie había satisfecho mi calentura de perra y muy a mi pesar sabia que Pablo, mi amado marido, no podría hacerlo; necesitaba del viejo bastardo de mi vecino y él lo sabia. Me percate de las miradas lascivas del taxista, sabia que miraba mis piernas y que se esforzaba por ver mas halla ¿Cuánto querrá ver? me pregunte, la idea acentuó mi excitación; ya estaba entregada al morbo, la perra dentro de mí me dominaba y no podía hacer nada para detenerla. Abrí inocentemente mis piernas, delicadamente, sin que Don Tito se diera cuenta, le mostré mi ropa interior al taxista. El tipo era un cuarentón, muy morocho, macizó y se notaba que no era muy alto, mas bajo que yo nunca podría estar con una mujer como yo Seguramente en casa le esperaba una esposa con sobre peso, morocha como él y con tres embarazos a cuestas. Sin embargo, en ese momento podía deleitar su vista con mi cuerpo. Las ideas en mi cabeza volaban y la ansiedad por ser usada crecía a cada instante.
¿No es cierto que mi nuerita es preciosa amigo? pregunto sonriente Don Tito mientras pasaba su mano por detrás para apoyarla en mi hombro.
El taxista no dijo nada.......
CONTINUARA.
SI LES GUSTO COMENTEN PARA QUE SUBA LA OTRA PARTE Y ALGUN OTRO BUEN RELATO. GRACIAS!
4 comentarios - Cristina Y Dontio 2(1/2)
pone
la continuación
esta de poca madre
yeah!