Mi nombre es Maren y les voy a contar como me inicié en el sexo lésbico, sin pensar siquiera en la remota posibilidad que esto me pudiera suceder.
Tengo 25 años, trigueña, buen cuerpo, tetas no muy grandes, pero firmes y con unos pezones gorditos rodeados de una aureola marroncito, pero no muy oscuro, lo que más resalta de mi son las nalgas, grandes gordas y duras que hacen dar vuelta a todos los hombres y creo que también algunas mujeres, pues en más de una ocasión he sorprendido a alguna fijándose en ellas, pero para mí eso es normal pues esas protuberancias siempre han causado admiración y después de cierta edad me di cuenta del poder de atracción que ejercían.
Mi experiencia es reciente, apenas antes de fin del Año 2008, estaba en un centro nocturno con un grupo de amigos y se me acerca una muchacha que había visto de lejos en otra ocasión en otro lugar de ese tipo, pero hasta hoy no me di cuenta que se había fijado en mí, pues me entregó un papel y se fue a la barra con su grupo. Había escrito: "estás muy linda esta noche, me llamo Dania y quisiera ser tu amiga este es mi teléfono… y si quieres unirte a nosotros, aquí estoy".
Esta nota me puso un poco nerviosa pues era primera vez que alguien de mi mismo sexo se me insinuaba, no sabía qué hacer y no quería ni dirigir la mirada hacia donde ella estaba, me tomé un trago y salí a bailar con uno de mis amigos para ver si me desalteraba, pero confieso que me sentía algo extraña y de vez en cuando miraba hacia donde estaba ella y descubrí que no me quitaba la vista de encima, me sentía realmente incómoda, pero a la vez tenía una sensación extraña cómo que me gustaba la situación.
Cuando me dirigía a mi mesa se me acercó y me dijo: Hola, ¿estás con tu novio o sólo son amigos?, amigos solamente, le respondí… ¿te puedo invitar a un trago? Y le respondí que prefería que no, que debía regresar y casi me iba, entonces me preguntó si quería que me acompañara, pero me negué… entonces se despidió y me dijo: Ok ya tienes mi teléfono no dudes en llamarme si deseas conversar un rato, quisiera ser tu amiga.
Me fui con mi grupo y esa noche apenas pude dormir pensando lo que me había sucedido y para sorpresa mía sentía diferentes sensaciones que antes no había experimentado y por primera vez en mi mente se alojó la idea de cómo sería tener una relación con otra mujer, y en esta lucha desconcertante me dormí.
Al día siguiente era sábado y lo tenía libre para descansar, como a las 10 de la mañana suena el teléfono y oigo: Hola Maren, ¿qué tal dormiste?, ¿quién habla?, es Dania ¡la muchacha de anoche! Se que te sorprende, pero un amigo mutuo me dio tu número y tu nombre ya lo sabía, espero no molestarte… No. No, le dije es verdad que me sorprendiste, pero no importa dime… Me preguntó si tenía planes y le dije que no, entonces que por qué no nos embullábamos y nos íbamos para la playa, bueno no se… ¡dale que la vamos a pasar bien!
Ok le dije y ella que me recogería en un taxi en media hora, me puse un bikini blanco que es mi preferido una saya holgada y una blusa cómoda, puse lo necesario en mi bolso y al rato sentí el claxon del auto frente a mi casa.
Dania es trigueña como yo, pero de piel algo más oscura, pelo corto, ojos verdes, nariz pequeña y labios gruesos, buen cuerpo, tetas más grandes que las mías y nalgas prominentes, pero no tanto como yo.
Nos saludamos con un beso en la mejilla y sentí un corrientazo al contacto de su piel, estaba poniéndome nuevamente nerviosa y ya casi me arrepentía de haber accedido a la invitación cuando Dania comenzó a hablarme naturalmente como si nos conociéramos desde hace mucho y a preguntarme cómo había pasado la noche y otras cosas banales que me devolvieron la confianza, hablaba gesticulando y tocándome en un brazo o en la mano o en l
a pierna, pero como parte de su oratoria, sin ninguna intención aparente, aunque en una ocasión que me contaba cosas del paisaje colocó una mano en mi muslo y la mantuvo ahí un rato.
Llegamos a la playa y aunque hacía algo de calor no era verano y no había mucha gente, fuimos hacia una palmeras que quedaban a unos metros de la orilla, extendimos nuestras toallas, nos desvestimos y quedamos en traje de baño, el de ella era una combinación rosada que resaltaba su trigueño cuerpo y la parte de abajo era una tanga que cubría solamente su sexo obviamente depilado, también pude apreciar como Dania se fijaba en mi cuerpo y me devoraba con la vista, me propuso calentarnos y esperar un rato hasta que el agua estuviera más caliente pues en esa temporada el agua es fría, y se dispuso a buscar unas cervezas en un kiosco cercano y no se por qué me quedé mirándola y observando cómo movía sus nalgas que quedaban al aire con el hilo dental metido en su raja, quizás el hecho de estar con una mujer que había manifestado su interés en mí me provocaba estas sensaciones, hasta ahora insospechadas en mi personalidad.
Regresó con dos cervezas que bebimos ávidamente, pues el sol comenzaba a calentar y además para ordenar o desordenar la mente que me daba vueltas.
Se sentó a mi lado rozando su muslo con mi muslo lo cual me produjo nuevamente ese corrientazo extraño e inevitable que provocaba cierto nerviosismo dentro de mi… ¡oye tienes sed! ¿Quieres otra? Rápidamente acepté, me puso la mano en el muslo y me dijo ahora te la traigo, necesitaba esa cerveza para relajarme y entenderme a mi misma, esta situación hubiera sido normal si estuviera con una amiga, con otra mujer que fuera como yo, pero Dania se me había insinuado, yo sabía lo que buscaba y estaba accediendo, acepté su mensaje en el papel, su llamada y su invitación, su regreso me hizo volver a la realidad, apuré mi cerveza hasta la mitad y creo que me sentía mejor, ella se volvió a sentar a mi lado ahora con su muslo bien pegado al mío, mencionó lo lindo que estaba el mar y con su pie empezó a rozar suavemente el mío, sin mirarme, recostadas las dos a la palma, nuestros brazos apoyados a los lados y también rozándose, nuestros muslos pegados y la planta de su pie acariciando mi empeine.
Ella se incorporó un poco para mirarme de frente y sin preámbulos me dijo que yo le gustaba mucho, que se había fijado en mí desde la primera vez que me vio en uno de esos centros que ambas frecuentamos y que era muy feliz de estar al lado mío, mientras hablaba su mano comenzó a acariciar mi muslo y a ponerse entre mis dos piernas, los latidos del corazón se me aceleraron, pensé que iba a tener taquicardia, el cuerpo se me aflojó todo, pero no hice ninguna objeción, más bien abrí las piernas para permitir que su mano subiera con facilidad hasta mi sexo que ya sentía mojado.
Sentía esa mano caliente, cerré los ojos y sentí el contacto de sus labios sobre los míos, abrí la boca y su lengua se enlazó con la mía, fue un beso tierno y rico, nunca pensé que me gustaría tanto ser besada por otra mujer, sentí el calor de sus labios la textura de su lengua saboreando la mía y me gustó… por suerte donde nos encontrábamos estábamos fuera de la mirada indiscreta de los pocos bañistas que estaban por lo alrededores lo cual facilitaba nuestra actividad.
Seguíamos una al lado de la otra, tomó mi pierna y la puso encima de la suya, su mano volvió a tocar mi sexo y en esta ocasión apartó la tela que lo cubría y empezó a acariciarme suavemente la vulva, sentía una sensación muy rica y me empezó a dar mucho morbo que fuera otra mujer la que explorara mi sexo, lo tocara con lujuria e introdujera un dedo en mi caliente concha que a este punto estaba llena de fluidos, me sacó el dedo y se lo lamió como si fuera un caramelo, eso me arrebató, sentía mi cuerpo palpitar y una rica sensación me invadía toda.
Sabía que pronto alcanzaría el orgasmo, por lo que cuando volvió a tocarme sostuve su mano, me metió 2 dedos, acarició mi clítoris y automáticamente sentí venir el corrientazo característico, todos los músculos de mi cuerpo se tensaron y exploté en un magnifico orgasmo que casi me hace gritar, Dania aprovechó ese momento para besarme tiernamente en los labios mientras me decía: ¡
qué rico te viniste! Y sacaba su mano de mi palpitante sexo para saborear de nuevo mis fluidos, que yo también probé de su mano… vamos al agua, creo que necesitas refrescarte.
Me levanté a duras penas pues aún sentía flojo mi cuerpo y corrimos hacia el agua que estaba un poco fría, pero agradable, nos tomamos las manos y caminamos hasta que el agua casi tapaba nuestros hombros, empezamos a retozar un poco en el agua y Dania se colocó a mi lado derecho y colocó sus piernas entre mi muslo y pude sentir el calor de su sexo pegado a mi piel, como dentro del agua el cuerpo no pesa, se apoyó en mi hombro, levantó las piernas y comenzó a frotarse contra mi muslo.
No queríamos que las cosas se vieran muy evidente por las pocas personas que se encontraban en la playa, pero pasábamos divinamente inadvertidas y nadie parecía preocuparse por nosotros, quítate el bikini, le dije, lo que hizo rápidamente y al quedar desprovista de esta pieza se volvió a acomodar y ahora si sentía su caliente concha pegada a mi piel, con mi mano derecha la tomé por sus nalgas, acaricié su raja, toqué su culo y también acaricié su sexo, ella cerró los ojos y comenzó a frotarse cada vez más fuerte, le metí un dedo en su culo y sentí como apretaba su esfínter al lograr un maravilloso orgasmo que la hizo estremecerse y abrazarse a mi cuerpo, mordiéndome suavemente mi hombro y mi cuello mientras gemía.
Sentía su concha caliente y abierta como queriéndome comer el muslo y todavía tenía mi dedo metido en su culo que con los espasmos penetró completo, se fue relajando y ahora me abrazaba suavemente mientras me decía lo mucho que le gustaba y lo bien que lo pasaba conmigo, le saqué finalmente el dedo de su caliente ano y me entraron unos deseos locos de besarla, pero le dije… no se que me sucede, pero yo también me siento muy bien contigo y quisiera poder estar en otro lugar contigo… vamos a mi casa, se puso su bikini, salimos casi corriendo de la playa, recogimos nuestras cosas y fuimos a pescar un taxi, media hora después estábamos entrando a su apartamento.
Ella vivía sola en un estudio muy bonito con un recibidor pequeño, pero bien decorado, un sofá mediano con algunos cojines, un butacón situado frente a la TV, una pequeña cocina-comedor y una habitación bastante amplia con un baño de losas rosadas y negras, me propuso darnos una ducha para sacarnos la sal y desalterar el cuerpo y sin pensarlo mucho me despojé de mis ropas quedando completamente desnuda frente a ella que no se pudo contener y me acarició los pezones mientras susurraba a mi oído, ¡qué rica estas!
No sabes cuánto te deseaba, me abrazó y sus manos fueron descendiendo por mi espalda hacia mis nalgas que comenzó a masajear y apretar, tocándome la raja y abriéndome los cachetes, su lengua comenzó a recorrer mi cuerpo y yo ahí parada me dejaba hacer, sentía una calentura indescriptible en mi cuerpo, su lengua húmeda y tibia me electrizaba toda, estás saladita y rica me decía mientras comenzaba a chuparme los pezones que ya tenía duros y grandes… mi sexo ya estaba húmedo y sentía como mis fluidos comenzaban a embarrar mis muslos.
Dania comenzó a descender con su lengua por mi abdomen, le dije si no era mejor darnos la ducha y me dijo que ya no, que no podía dejar de disfrutar de mi cuerpo, que se sentía muy caliente y que quería disfrutar, terminó de quitarse su ropa y al quedar completamente desnuda me llevó hacia la cama donde me acosté de espaldas mirando hacia el techo, mis piernas sobresalían un poco del filo de la cama y Dania de pie se pegó a mi pie derecho y sentí el calor y la humedad de su sexo.
Comencé a mover mi dedo gordo en su rajita y haciendo un poco de presión para que penetrara en su concha mojada y caliente, ella se agachó y comenzó a chuparme el dedo que había introducido en su vagina y chupó sus propios fluidos, su lengua empezó a recorrer cada uno de mis dedos que chupaba como si fueran caramelos, se paró y ella misma metió mi pie en su interior y luego volvió a chuparlo y ahora siguió dándome lametones por los tobillos, las pantorrillas, la rodilla.
Cuando posó sus labios en el muslo sentí una rica sensación y un cosquilleo en mi bajo abdomen, cerré los ojos y disfruté esa boca que avanzaba frenéticamente hacia mi palpitante sexo que ya se estaba abriendo p
ara permitir que sus labios y su lengua lamieran golosamente mi excitado bollo, ella no tardó en hacerlo y posó su boca en medio de mi raja y comenzó a lamer de abajo hacia arriba, deteniéndose deliberadamente en mi clítoris que chupaba con sus labios y su lengua provocándome un incontrolable orgasmo que me hizo estremecer y agarrar firmemente su cabeza a la vez que mi sexo convulsionaba en su boca, fue uno de los orgasmos más intensos y más placenteros que he experimentado en mi vida.
Quedé toda relajada, sin fuerza ni para levantar los brazos, me parecía que estaba flotando, Dania se acostó a mi lado y me preguntó si lo había disfrutado, la miré sin responderle, la atraje hacia mi y le di un tierno beso en la boca, nuestras lenguas chocaron y se entrelazaron, nuestros labios se estrujaban mutuamente y no nos despegamos en un buen rato, fue un beso largo, profundo que me hizo estremecer toda, le dije a Dania que se pusiera agachada encima de mi pues quería disfrutar de su sexo, lo estaba deseando y quería que ella sintiera también lo rico de una buena mamada, me preguntó si estaba segura y le dije que lo deseaba enormemente.
Ella se agachó encima de mi cabeza y su concha quedó expuesta bien abierta y mojada a la altura de mi boca, la tomé por la cadera y la apreté contra mí para sentir todo su sexo en mi cara, en mi nariz y en mi boca, me dio mucho morbo esa posición y comencé a lamer su bollo como si fuera el último manjar disponible en la tierra. Le pasaba la lengua tratando de introducirla en su raja, le apretaba los labios con los míos, le chupaba el clítoris, me gustaba su sabor, su olor, su líquido que ya empapaba toda mi cara, quería comérmelo todo golosamente, pensé que era lo más maravilloso que me había pasado, desde ese momento supe lo rico que se siente una rica concha.
Dania se movía encima de mi cara gimiendo y dando grititos, me decía ¡Ay cojones! que rico, mámamelo rico, así mamita, así, que rico coño, sigue mami que me voy a venir, ay, ay coño que me vengo, que rico shhhshhhhh, aaaaaaaaaa y su orgasmo casi me deja sin aire, sus muslos apretaban mi cabeza y mi nariz quedó atrapada, pero se sentía sensacional, tener ese sexo palpitante y chorreante en mi cara fue una experiencia que desde ese momento sabía que volvería a repetir.
Tengo 25 años, trigueña, buen cuerpo, tetas no muy grandes, pero firmes y con unos pezones gorditos rodeados de una aureola marroncito, pero no muy oscuro, lo que más resalta de mi son las nalgas, grandes gordas y duras que hacen dar vuelta a todos los hombres y creo que también algunas mujeres, pues en más de una ocasión he sorprendido a alguna fijándose en ellas, pero para mí eso es normal pues esas protuberancias siempre han causado admiración y después de cierta edad me di cuenta del poder de atracción que ejercían.
Mi experiencia es reciente, apenas antes de fin del Año 2008, estaba en un centro nocturno con un grupo de amigos y se me acerca una muchacha que había visto de lejos en otra ocasión en otro lugar de ese tipo, pero hasta hoy no me di cuenta que se había fijado en mí, pues me entregó un papel y se fue a la barra con su grupo. Había escrito: "estás muy linda esta noche, me llamo Dania y quisiera ser tu amiga este es mi teléfono… y si quieres unirte a nosotros, aquí estoy".
Esta nota me puso un poco nerviosa pues era primera vez que alguien de mi mismo sexo se me insinuaba, no sabía qué hacer y no quería ni dirigir la mirada hacia donde ella estaba, me tomé un trago y salí a bailar con uno de mis amigos para ver si me desalteraba, pero confieso que me sentía algo extraña y de vez en cuando miraba hacia donde estaba ella y descubrí que no me quitaba la vista de encima, me sentía realmente incómoda, pero a la vez tenía una sensación extraña cómo que me gustaba la situación.
Cuando me dirigía a mi mesa se me acercó y me dijo: Hola, ¿estás con tu novio o sólo son amigos?, amigos solamente, le respondí… ¿te puedo invitar a un trago? Y le respondí que prefería que no, que debía regresar y casi me iba, entonces me preguntó si quería que me acompañara, pero me negué… entonces se despidió y me dijo: Ok ya tienes mi teléfono no dudes en llamarme si deseas conversar un rato, quisiera ser tu amiga.
Me fui con mi grupo y esa noche apenas pude dormir pensando lo que me había sucedido y para sorpresa mía sentía diferentes sensaciones que antes no había experimentado y por primera vez en mi mente se alojó la idea de cómo sería tener una relación con otra mujer, y en esta lucha desconcertante me dormí.
Al día siguiente era sábado y lo tenía libre para descansar, como a las 10 de la mañana suena el teléfono y oigo: Hola Maren, ¿qué tal dormiste?, ¿quién habla?, es Dania ¡la muchacha de anoche! Se que te sorprende, pero un amigo mutuo me dio tu número y tu nombre ya lo sabía, espero no molestarte… No. No, le dije es verdad que me sorprendiste, pero no importa dime… Me preguntó si tenía planes y le dije que no, entonces que por qué no nos embullábamos y nos íbamos para la playa, bueno no se… ¡dale que la vamos a pasar bien!
Ok le dije y ella que me recogería en un taxi en media hora, me puse un bikini blanco que es mi preferido una saya holgada y una blusa cómoda, puse lo necesario en mi bolso y al rato sentí el claxon del auto frente a mi casa.
Dania es trigueña como yo, pero de piel algo más oscura, pelo corto, ojos verdes, nariz pequeña y labios gruesos, buen cuerpo, tetas más grandes que las mías y nalgas prominentes, pero no tanto como yo.
Nos saludamos con un beso en la mejilla y sentí un corrientazo al contacto de su piel, estaba poniéndome nuevamente nerviosa y ya casi me arrepentía de haber accedido a la invitación cuando Dania comenzó a hablarme naturalmente como si nos conociéramos desde hace mucho y a preguntarme cómo había pasado la noche y otras cosas banales que me devolvieron la confianza, hablaba gesticulando y tocándome en un brazo o en la mano o en l
a pierna, pero como parte de su oratoria, sin ninguna intención aparente, aunque en una ocasión que me contaba cosas del paisaje colocó una mano en mi muslo y la mantuvo ahí un rato.
Llegamos a la playa y aunque hacía algo de calor no era verano y no había mucha gente, fuimos hacia una palmeras que quedaban a unos metros de la orilla, extendimos nuestras toallas, nos desvestimos y quedamos en traje de baño, el de ella era una combinación rosada que resaltaba su trigueño cuerpo y la parte de abajo era una tanga que cubría solamente su sexo obviamente depilado, también pude apreciar como Dania se fijaba en mi cuerpo y me devoraba con la vista, me propuso calentarnos y esperar un rato hasta que el agua estuviera más caliente pues en esa temporada el agua es fría, y se dispuso a buscar unas cervezas en un kiosco cercano y no se por qué me quedé mirándola y observando cómo movía sus nalgas que quedaban al aire con el hilo dental metido en su raja, quizás el hecho de estar con una mujer que había manifestado su interés en mí me provocaba estas sensaciones, hasta ahora insospechadas en mi personalidad.
Regresó con dos cervezas que bebimos ávidamente, pues el sol comenzaba a calentar y además para ordenar o desordenar la mente que me daba vueltas.
Se sentó a mi lado rozando su muslo con mi muslo lo cual me produjo nuevamente ese corrientazo extraño e inevitable que provocaba cierto nerviosismo dentro de mi… ¡oye tienes sed! ¿Quieres otra? Rápidamente acepté, me puso la mano en el muslo y me dijo ahora te la traigo, necesitaba esa cerveza para relajarme y entenderme a mi misma, esta situación hubiera sido normal si estuviera con una amiga, con otra mujer que fuera como yo, pero Dania se me había insinuado, yo sabía lo que buscaba y estaba accediendo, acepté su mensaje en el papel, su llamada y su invitación, su regreso me hizo volver a la realidad, apuré mi cerveza hasta la mitad y creo que me sentía mejor, ella se volvió a sentar a mi lado ahora con su muslo bien pegado al mío, mencionó lo lindo que estaba el mar y con su pie empezó a rozar suavemente el mío, sin mirarme, recostadas las dos a la palma, nuestros brazos apoyados a los lados y también rozándose, nuestros muslos pegados y la planta de su pie acariciando mi empeine.
Ella se incorporó un poco para mirarme de frente y sin preámbulos me dijo que yo le gustaba mucho, que se había fijado en mí desde la primera vez que me vio en uno de esos centros que ambas frecuentamos y que era muy feliz de estar al lado mío, mientras hablaba su mano comenzó a acariciar mi muslo y a ponerse entre mis dos piernas, los latidos del corazón se me aceleraron, pensé que iba a tener taquicardia, el cuerpo se me aflojó todo, pero no hice ninguna objeción, más bien abrí las piernas para permitir que su mano subiera con facilidad hasta mi sexo que ya sentía mojado.
Sentía esa mano caliente, cerré los ojos y sentí el contacto de sus labios sobre los míos, abrí la boca y su lengua se enlazó con la mía, fue un beso tierno y rico, nunca pensé que me gustaría tanto ser besada por otra mujer, sentí el calor de sus labios la textura de su lengua saboreando la mía y me gustó… por suerte donde nos encontrábamos estábamos fuera de la mirada indiscreta de los pocos bañistas que estaban por lo alrededores lo cual facilitaba nuestra actividad.
Seguíamos una al lado de la otra, tomó mi pierna y la puso encima de la suya, su mano volvió a tocar mi sexo y en esta ocasión apartó la tela que lo cubría y empezó a acariciarme suavemente la vulva, sentía una sensación muy rica y me empezó a dar mucho morbo que fuera otra mujer la que explorara mi sexo, lo tocara con lujuria e introdujera un dedo en mi caliente concha que a este punto estaba llena de fluidos, me sacó el dedo y se lo lamió como si fuera un caramelo, eso me arrebató, sentía mi cuerpo palpitar y una rica sensación me invadía toda.
Sabía que pronto alcanzaría el orgasmo, por lo que cuando volvió a tocarme sostuve su mano, me metió 2 dedos, acarició mi clítoris y automáticamente sentí venir el corrientazo característico, todos los músculos de mi cuerpo se tensaron y exploté en un magnifico orgasmo que casi me hace gritar, Dania aprovechó ese momento para besarme tiernamente en los labios mientras me decía: ¡
qué rico te viniste! Y sacaba su mano de mi palpitante sexo para saborear de nuevo mis fluidos, que yo también probé de su mano… vamos al agua, creo que necesitas refrescarte.
Me levanté a duras penas pues aún sentía flojo mi cuerpo y corrimos hacia el agua que estaba un poco fría, pero agradable, nos tomamos las manos y caminamos hasta que el agua casi tapaba nuestros hombros, empezamos a retozar un poco en el agua y Dania se colocó a mi lado derecho y colocó sus piernas entre mi muslo y pude sentir el calor de su sexo pegado a mi piel, como dentro del agua el cuerpo no pesa, se apoyó en mi hombro, levantó las piernas y comenzó a frotarse contra mi muslo.
No queríamos que las cosas se vieran muy evidente por las pocas personas que se encontraban en la playa, pero pasábamos divinamente inadvertidas y nadie parecía preocuparse por nosotros, quítate el bikini, le dije, lo que hizo rápidamente y al quedar desprovista de esta pieza se volvió a acomodar y ahora si sentía su caliente concha pegada a mi piel, con mi mano derecha la tomé por sus nalgas, acaricié su raja, toqué su culo y también acaricié su sexo, ella cerró los ojos y comenzó a frotarse cada vez más fuerte, le metí un dedo en su culo y sentí como apretaba su esfínter al lograr un maravilloso orgasmo que la hizo estremecerse y abrazarse a mi cuerpo, mordiéndome suavemente mi hombro y mi cuello mientras gemía.
Sentía su concha caliente y abierta como queriéndome comer el muslo y todavía tenía mi dedo metido en su culo que con los espasmos penetró completo, se fue relajando y ahora me abrazaba suavemente mientras me decía lo mucho que le gustaba y lo bien que lo pasaba conmigo, le saqué finalmente el dedo de su caliente ano y me entraron unos deseos locos de besarla, pero le dije… no se que me sucede, pero yo también me siento muy bien contigo y quisiera poder estar en otro lugar contigo… vamos a mi casa, se puso su bikini, salimos casi corriendo de la playa, recogimos nuestras cosas y fuimos a pescar un taxi, media hora después estábamos entrando a su apartamento.
Ella vivía sola en un estudio muy bonito con un recibidor pequeño, pero bien decorado, un sofá mediano con algunos cojines, un butacón situado frente a la TV, una pequeña cocina-comedor y una habitación bastante amplia con un baño de losas rosadas y negras, me propuso darnos una ducha para sacarnos la sal y desalterar el cuerpo y sin pensarlo mucho me despojé de mis ropas quedando completamente desnuda frente a ella que no se pudo contener y me acarició los pezones mientras susurraba a mi oído, ¡qué rica estas!
No sabes cuánto te deseaba, me abrazó y sus manos fueron descendiendo por mi espalda hacia mis nalgas que comenzó a masajear y apretar, tocándome la raja y abriéndome los cachetes, su lengua comenzó a recorrer mi cuerpo y yo ahí parada me dejaba hacer, sentía una calentura indescriptible en mi cuerpo, su lengua húmeda y tibia me electrizaba toda, estás saladita y rica me decía mientras comenzaba a chuparme los pezones que ya tenía duros y grandes… mi sexo ya estaba húmedo y sentía como mis fluidos comenzaban a embarrar mis muslos.
Dania comenzó a descender con su lengua por mi abdomen, le dije si no era mejor darnos la ducha y me dijo que ya no, que no podía dejar de disfrutar de mi cuerpo, que se sentía muy caliente y que quería disfrutar, terminó de quitarse su ropa y al quedar completamente desnuda me llevó hacia la cama donde me acosté de espaldas mirando hacia el techo, mis piernas sobresalían un poco del filo de la cama y Dania de pie se pegó a mi pie derecho y sentí el calor y la humedad de su sexo.
Comencé a mover mi dedo gordo en su rajita y haciendo un poco de presión para que penetrara en su concha mojada y caliente, ella se agachó y comenzó a chuparme el dedo que había introducido en su vagina y chupó sus propios fluidos, su lengua empezó a recorrer cada uno de mis dedos que chupaba como si fueran caramelos, se paró y ella misma metió mi pie en su interior y luego volvió a chuparlo y ahora siguió dándome lametones por los tobillos, las pantorrillas, la rodilla.
Cuando posó sus labios en el muslo sentí una rica sensación y un cosquilleo en mi bajo abdomen, cerré los ojos y disfruté esa boca que avanzaba frenéticamente hacia mi palpitante sexo que ya se estaba abriendo p
ara permitir que sus labios y su lengua lamieran golosamente mi excitado bollo, ella no tardó en hacerlo y posó su boca en medio de mi raja y comenzó a lamer de abajo hacia arriba, deteniéndose deliberadamente en mi clítoris que chupaba con sus labios y su lengua provocándome un incontrolable orgasmo que me hizo estremecer y agarrar firmemente su cabeza a la vez que mi sexo convulsionaba en su boca, fue uno de los orgasmos más intensos y más placenteros que he experimentado en mi vida.
Quedé toda relajada, sin fuerza ni para levantar los brazos, me parecía que estaba flotando, Dania se acostó a mi lado y me preguntó si lo había disfrutado, la miré sin responderle, la atraje hacia mi y le di un tierno beso en la boca, nuestras lenguas chocaron y se entrelazaron, nuestros labios se estrujaban mutuamente y no nos despegamos en un buen rato, fue un beso largo, profundo que me hizo estremecer toda, le dije a Dania que se pusiera agachada encima de mi pues quería disfrutar de su sexo, lo estaba deseando y quería que ella sintiera también lo rico de una buena mamada, me preguntó si estaba segura y le dije que lo deseaba enormemente.
Ella se agachó encima de mi cabeza y su concha quedó expuesta bien abierta y mojada a la altura de mi boca, la tomé por la cadera y la apreté contra mí para sentir todo su sexo en mi cara, en mi nariz y en mi boca, me dio mucho morbo esa posición y comencé a lamer su bollo como si fuera el último manjar disponible en la tierra. Le pasaba la lengua tratando de introducirla en su raja, le apretaba los labios con los míos, le chupaba el clítoris, me gustaba su sabor, su olor, su líquido que ya empapaba toda mi cara, quería comérmelo todo golosamente, pensé que era lo más maravilloso que me había pasado, desde ese momento supe lo rico que se siente una rica concha.
Dania se movía encima de mi cara gimiendo y dando grititos, me decía ¡Ay cojones! que rico, mámamelo rico, así mamita, así, que rico coño, sigue mami que me voy a venir, ay, ay coño que me vengo, que rico shhhshhhhh, aaaaaaaaaa y su orgasmo casi me deja sin aire, sus muslos apretaban mi cabeza y mi nariz quedó atrapada, pero se sentía sensacional, tener ese sexo palpitante y chorreante en mi cara fue una experiencia que desde ese momento sabía que volvería a repetir.
6 comentarios - como me inicie con otra chica
el relato esta muy bien, calienta, es progresivo, tan solo tiene un final muy de ACHA, o sea, muy de golpe, y sin mayores detalles...
le come el coño, acaba y termina el relato en solo 2 oraciones...
por el resto, muy bueno...
O es que fuiste lesbiana solo como un cambio de rol y para probar 😀
Saludos
por favor 🙎♂️